Un agitado día de San Valentín
Todos los 14 de febrero Azusa y Tsubaki los habían pasado juntos sin ninguna excepción, pero estaba vez parecía que no lograrían estar juntos ese día que era especial para ambos.
Hacía apenas unos meses que habían contraído matrimonio y eran muy felices juntos, sin embargo Tsubaki había tenido que ir a Estados Unidos por cuestiones de trabajo mientras Azusa se había quedado en Japón, y aunque hablaran a diario no era lo mismo.
Faltaba muy poco para el día de San Valentín pero parecía que el trabajo de Tsubaki no iba a acabar pronto, tenía mucho que hacer y duda que iba a lograr terminar todo antes del 14 de febrero, cosa que lo entristecía mucho ya que realmente quería pasar aquel día al lado de su esposo, sin embargo no se daría por vencido y haría lo que fuera para lograr conseguir llegar a tiempo.
Diariamente Tsubaki había trabajado desde muy temprano hasta ya bastante tarde para lograr terminar todo aquello que tenía pendiente en aquel lugar, estaba esforzándose mucho, pero todo aquel esfuerzo valía la pena, y se sentía feliz ya que muy pronto acabaría pronto con todo el trabajo que tenía que hacer.
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Un día antes de San Valentín terminó con su trabajo y comenzó a empacar todo para volver a su hogar, estaba algo cansado ya que había trabajado hasta la madrugada para terminar todo, pero no quería detenerse a descansar ni un momento, cada minuto valía oro y mientras más rápido regresara al lado de su amado mucho mejor.
— No le diré a Azusa que llegaré pronto, quiero que sea una sorpresa —Dijo sonriente Tsubaki terminando de empacar todas sus pertenencias — Hace un mes que no lo veo… —Suspiró levemente para luego ver el reloj de su muñeca — Aún no es muy tarde, y falta mucho para que salga mi avión… así que voy a salir un momento para comprarle algún regalo a Azusa —Sonrió para luego salir de la habitación de hotel en la que estaba mientras se dirigía a un centro de comercial cercano para buscar algún regalo para Tsubaki.
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— Parece que Tsubaki no va a poder venir… será la primera vez que no pasemos juntos el día de San Valentín —Suspiró levemente el pelinegro mientras tomaba un poco de su malteada viendo a través de la ventana del restaurante de comida rápida en el que estaba.
— Tranquilo Azusa, sé que no van a poder estar juntos ese día y que es especial para ambos, pero también debes entender que si no lo pasarán juntos es porque Tsubaki tiene trabajo que hacer, y que si pudiera estaría aquí contigo ese día —Dijo una joven de cabello azul que se encontraba sentada frente al pelinegro.
— Lo sé Megumi… y si pudiera sería yo quien iría a Estados Unidos para estar con él, pero sé que si viajo ahora se enojará y dirá que no es bueno que yo haya viajado así, que es peligroso —Suspira levemente — Se preocupa mucho por nosotros —Sonríe levemente mientras un leve sonrojo aparecía en sus mejillas.
— Es que los ama Azusa, y eso se nota mucho. —Dijo Megumi con una sonrisa en el rostro.
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Tsubaki ya no había podido ir a comparar algo para Azusa ya que había habido un inconveniente en el trabajo por lo que rápidamente tuvo que ir para ayudar a solucionar el problema, ya que el doblaje que habían hecho durante la madrugada se había borrado de la computadora, y por más que intentaban buscarlo en el sistema no lograban encontrarlo, por lo que debía volver a grabarlo.
Varias horas después lograron terminar de nueva cuenta el doblaje y esta vez se aseguraron de guardarlo bien para que ya no volviera a ocurrir otro incidente como ese. Al terminar Tsubaki salió corriendo del lugar ya que aún le daba tiempo para llegar al aeropuerto, subió al auto que había rentado y comenzó a conducir rápidamente ya que sus maletas también estaban en el auto, el aeropuerto no estaba muy lejos por lo que sabía lograría llegar si se daba prisa, sin embargo aquel día parecía no ser su día de suerte.
Parecía que ese día no solo el llevaba prisa, y muestra de ello era que había habido un accidente por lo que había mucho tráfico, aquello era desesperante pero no podía hacer nada para evitarlo, y así maldiciendo a todo lo que se le atravesaba logró llegar finalmente al aeropuerto, pero ese día nada le salía bien, ya que el avión acababa de irse apenas hacía 5 minutos, y el siguiente vuelo a Japón saldría hasta dentro de una hora, sin embargo ya no habían boletos para ese vuelo, por lo que tenía que esperar al siguiente que saldría hasta el día siguiente.
Se sentía triste y molesto por no haber logrado el poder regresar a tiempo para el día de San Valentín, había hecho todo lo que estaba a su alcance para poder volver junto a Azusa, pero parecía que cada vez que intentaba hacer algo le salía al revés y terminaba arruinando sus planes.
Tsubaki estaba realmente cansado ya que apenas había logrado dormir un par de horas, fue hacía la sala de espera sentándose en una de las sillas de aquel lugar mientras cerraba los ojos suspirando con pesadez.
— Perdóname Azusa… realmente quería estar con ustedes el día de San Valentín, pero creo que este año no lo lograré —Suspiró levemente sin abrir los ojos.
Había un joven castaño sentado cerca de donde estaba Tsubaki, él también iba a viajar sin embargo recibió una llamada que lo alteró bastante, al cortar la llamada se acercó a Tsubaki tocando su hombro para que abriera los ojos.
— Disculpe, pero he escuchado lo que ha dicho, y parece que es a Japón a donde quiere viajar, yo tengo un boleto para el vuelo próximo, sin embargo me ha surgido cierto inconveniente por el que no podré viajar, es por eso que quiero entregarle mi boleto, para que pueda ser usted quien viaje. —Sonrió amablemente el joven castaño entregándole los boletos a Tsubaki quien no quería aceptarlos — No quiero un no por respuesta, seguramente a tu familia le dará gusto el verte de regreso, así que ¡Corre! El avión está por salir. —Advirtió el joven ya que comenzaban a llamar a los pasajeros.
— ¡Muchas gracias! —Sonrió Tsubaki felizmente abrazando a aquel joven para luego salir corriendo hasta la puerta la cual correspondía al avión que iba a tomar.
El vuelo duraría varias horas por lo que Tsubaki aprovechó a dormir, tantas emociones ese día lo tenían realmente agotado, pero finalmente después de todo lo malo ocurrido algo bueno salió, y le estaría eternamente agradecido a aquel joven desconocido.
Luego de varias horas de viaje finalmente llegaron a Japón, allí apenas era la madrugada del 14 de febrero, Tsubaki se sentía realmente feliz de haber podido llegar a tiempo después de el agitado día que había tenido que pasar para regresar a casa, sin embargo tan apurado estaba que no había podido comprarle nada a Azusa, por lo que se le ocurrió algo que seguramente le gustaría.
~*~
Al llegar a la casa Tsubaki entró con sumo cuidado para no hacer ningún ruido, subió hasta la habitación y allí encontró a Azusa durmiendo profundamente con una sutil sonrisa en su rostro.
Tsubaki se acercó a él teniendo cuidado de no despertarlo, pero al acercarse pudo notar que el pelinegro poco a poco comenzaba a despertar.
— ¡Tsubaki! —Dijo Azusa felizmente mientras lo abrazaba — Creí que no ibas a poder venir…
— Lo mismo pensé yo, cariño, pero aquí estoy a pesar de todos los atrasos e inconvenientes logré llegar a tiempo para estar junto a ti, aunque no logré comprarte un regalo... solo traje esto —Le entregó un ramo de girasoles y una caja de chocolates.
— Tsubaki... gracias, no era necesario que me trajeras algún regalo, yo estoy más que feliz de que hayas podido llegar a tiempo para estar con nosotros, eso es más valioso que cualquier regalo. —sonrió llevando su mano a su abultado vientre de 5 meses.
— Pero en cuanto pueda compraré un gran regalo, no solo para ti, si no también para nuestro hijo —Besó la barriga del pelinegro — Te amo Azusa...
— Y yo a ti Tsubaki —Sonrió acercandose más a él para besar con dulzura sus labios.
Para Tsubaki había sido un día bastante agitado, pero como recompenza podría pasar tiempo junto a su amado esposo y su futuro hijo, después de todo había valido la pena el pasar un agitado San Valentín.
Fin.