“La amistad puede convertirse en amor. El amor en amistad. . . Nunca.”
Albert Camus
Pov Seung***
San Valentín, un día para los enamorados, para aquellos que aun sin quererlo, le presumen a los demás su alegría, yo soy parte de los demás, las personas que nos encontramos solas, ya sea, porque hace poco rompimos o en su defecto aun continuamos a la espera de aquel que nos haga suspirar, mi problema es que yo ya lo encontré, la persona a quien amo, con una sola de sus sonrisas me lleva al cielo, la persona a quien amo, me llena el corazón con la dulce melodía de su risa, la persona a quien amo, me roba el aliento cuando suspira, la persona a quien amo, … no suspira por mi.
Amor unilateral algo que comúnmente ves en los Dramas, siempre es entre alguno de los protagonistas y el amigo de estos, el mejor amigo siempre esta enamorado y debe conformarse con solo estar al lado del otro mientras este es feliz en los brazos de alguien más, y ese es mi papel en esta historia, el mejor amigo enamorado de un imposible, aquel siempre esta ahí para escuchar sobre las alegrías, aquel que siempre presta su hombro para que desahoguen sus penas, ese soy yo, el mejor amigo de Kwon Ji Yong.
Kwon Ji Yong llego a mi vida una tarde de verano donde una repentina lluvia me hizo refugiarme bajo un árbol, en un momento me hallaba mojado de los pies a la cabeza, al siguiente, una mano estirada sostenía para mi una sombrilla y con una sola sonrisa alejo el frio que me invadía, llenándome de una calidez desconocida.
Ese día conocí el amor, no me esperaba que con él conocería la desilusión.
Desde esa tarde nos hicimos amigos, al poco tiempo ya éramos considerados por muchos algo así como siameses, todo lo hacíamos juntos, me convertí en un niño siguiéndole los pasos, si el reía, yo lo hacia, si el lloraba, yo también, si el soñaba yo haría hasta lo imposible para que su sueño se convirtiera en realidad, y el tiempo paso, del par de niños que éramos ya no quedaba mucho, tal vez un par de vestigios, nada que no fuera ya más que un acto reflejo, una mueca, un comentario, tal vez alguna actitud, pero de ahí ya no pasaba, la madurez nos había alcanzado y con ella llegaron las decisiones que me destruyeron el alma, un simple comentario del tipo “Eres mi mejor amigo, gracias por ser mi apoyo”, me dio la bofetada que me regreso a la tierra, yo jamás dejaría de ser un simple amigo para él, por que no importaba que lo adornara con la etiqueta de mejor, solo era su amigo, punto, al principio espere, aguante todo lo que vino, sus conquistas, sus relaciones largas, como pasajeras, las risas y lagrimas que se le daban a otros, las palabras de afecto que nunca me serian dadas, lo soporte, me escude bajo la mascara del mejor amigo, para siempre levantarlo cuando caía, para siempre abrazarlo cuando era feliz, pero como todo tiene un limite, el mio llego y con el vino la triste separación.
“No hay disfraz que pueda largo tiempo ocultar el amor donde lo hay, ni fingirlo donde no lo hay.”
François De La Rochefoucauld
Ese día lo espere por horas frente a su departamento, la noche llego y con ella ni una sola señal de él, las flores que le había comprado ahora lucían marchitas, y los chocolates probablemente ya se encontrarían derretidos a causa del sol y de mi propio calor, cuando me resigne a no verlo, un hermoso coche deportivo se estaciono frente a su edificio, levante mi vista para encontrar su figura despidiéndose con un caluroso beso de aquel tipo que llegue a identificar como su jefe, mi corazón se rompió, yo jamás le pondría brindar el lujo que sus amantes si, yo solo podía ofrecerle un amor como ninguno, un abrazo cuando llegara agotado de la oficina y una cálida sonrisa para relajarlo, baje la cabeza totalmente resignado, vi como unas gotas se estrellaron en el suelo, ni siquiera me di cuenta cuando empecé a llorar, levante mi rostro y los vi observándome fijamente, deje los obsequios apoyados en las escaleras que estaban a mi lado y me marche, era hora de dejarlo atrás.
Los días pasaron, me concentre en mi trabajo para evitar pensar en él, me obsesione al punto de que ya ni me preocupaba por mi salud, las personas a mi lado me observaban con nostalgia, era fácil intuir que tenia el corazón roto, evadí con astucia las preguntas, me convertí en una persona seca y con el tiempo en alguien frio.
La calidez que él me había brindado me abandono tan rápido como llego, en las noches me refugie en la oscuridad abrazando con tristeza los recuerdos de los dos, mi única compañía eran las memorias, aquellas que tal vez para él no significaban mucho, pero para mi lo eran todo, desearía poder retroceder el tiempo y no haberme enamorado, pero fue mi culpa, el siempre dejo en claro que solo éramos amigos, yo fui el que vio luz donde no la había.
“Yo quería darte amor, tu de mi no querías nada, al final tu tuviste lo que deseabas y yo mi amor por ti en forma de dolor guardado dentro de mi corazón”
Carbury
Una tarde como cualquier otra, caminando por las calles sin un rumbo fijo, me encontré con él, lucia distinto, había cambiado de nuevo su apariencia, probablemente su relación había terminado, era lo que siempre hacía, su modus operandi por así decirlo, sus ojos se encontraron con los míos y lo que me pareció una mueca de desagrado se formo en su rostro, a esto nos habíamos reducido, un par de extraños con un pasado en común, camine directo hacia a él, notando como de inmediato se tensaba, supongo que imaginaba que lo encararía, pero cuan equivocado estaba, ¿Por qué habría de hacerlo?, yo ya comprendía mi lugar, pase por su lado, ignorándolo por completo, no lo quería mortificar con mi presencia, con el dolor aun en mi alma, le deje atrás, continúe con mi camino e hice a un lado definitivamente mi historia a su lado.
De eso han pasado varios meses y aunque el amor aun no se ha ido, el dolor ha menguado y he logrado recuperar un poco de mí, por que solo es amor, si duele, y lo aprendí de la peor manera, más la noche no es eterna, y el amanecer puede demorar en llegar, pero en el algún momento la luz te toca y a mi finalmente me estaba alcanzando.
Una caja llena de recuerdos era lo que resumía mi amor, algunos más grandes que otros pero todos igual de significativos, una caja que termino arrumada en un oscuro rincón en mi armario, por que aun necesitaba de fuerza para deshacerme de ellos, es increíble como alguien te puede brindar luz y a la vez sumirte en la oscuridad infinita, pero de eso consiste el amor, en dar sin esperar recibir, por que inevitablemente uno de los dos siempre ama más, aunque nunca tuve la oportunidad de amarlo en verdad.
Y así, llego la fecha que me hacia recordar mi estúpido amor, el único día del año en que me permito extrañarlo, por que este día, muchos años atrás, probé sus labios y aunque solo fue un reto en un juego, es el recuerdo más bonito que tengo de los dos, pero finalmente ha llegado la hora de dejar que otros labios reemplacen los suyos, que alguien abrace mi alma y me ayude a abrir mis alas, que se niegan a continuar rotas.
El timbre suena, dirijo mi vista a mi viejo reloj de pared, justo a tiempo como siempre, abro la puerta con la mejor sonrisa que puedo brindar y allí esta él, mi luz, sus ojos se pierden debido a su sonrisa, tal vez no es mi Ji Yong, pero es alguien que a pesar de todo nunca se rindió, espero paciente por mi y el día que caí al vacío, estiro su mano para sujetarme, y desde ese entonces me ha tirado poco a poco a su lado.
La tarde pasa entre risas y anécdotas, comentarios fuera de lugar y torpeza, mi primera cita en años y se siente bien, mi corazón late despacio, trata de adaptarse a la música que irradia él, muchos años bailo con la misma, así que aun es algo torpe, la calidez que me había abandonado trata de nuevo de volver a mi, puede que aun no sea feliz, pero estoy tranquilo, eso es lo más importante; Una taza de café y pedazo de tarta de fresas, una mano cálida sujetando la mía, un par de ojos que no me miran a mi, si no a mi alma, el amor es un sentimiento que extraño para mi, aun pienso que no supe expresarlo y por eso no solo lo perdí a él, si no a mi también, por eso ahora solo me dejo llevar por el momento y disfruto de la compañía que me a regalado la vida, por que supongo que tu no sabes cuanto te amé, y aun no sabes cuanto me dolió no ser aquel por quien suspiras.
Sabes Ji Yong, en estos momentos, el que tú no lo sepas, ya no importa.
Fin Pov Seung**
“El amor jamás se pierde, si no es correspondido, retornará, suavizará y purificará el corazón.”
Washington Irving