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Más allá del jardín de rosas descoloridas por Sweet Honne

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Notas del capitulo:

Para aclarar...

 

Miller Honneko = UKE

Eunices Jones = SUKE

Vicent Blair = SEME

 Cogí la maleta, metí toda la ropa dentro. Mis corbatas, camisas, pantalones, e incluso arranqué el despertador del enchufé y lo empotré contra la maleta, cerrándola. Me iría de ese lugar y nunca volvería. No puedo, si está allí Vicent no puedo. Todavía sigo muy enamorado de él. No puedo, mierda, ¡no puedo!

 

Cuando le vi en la obra, Miller hizo que lo cogiese en brazos. Yo estaba boquiabierto. Vicent me dedicó una de sus hermosas sonrisas.

 

Me sentí tan vulnerable ante ella que dejé caer al suelo a Miller. Sudaba en frío, sentía el cuerpo entumecerse de los nervios, ¿eso era posible?

 

Vicent, Vicent, mi gran amor, Vicent.

 

Salí escopetado de allí, las alumnas dieron las gracias por ver la obra sin mí. Me da igual todo. Si está allí Vicent prefiero irme de ese instituto.

 

Me dirigí hacia la salida con la camisa mal puesta, del revés y coja. Con mis pantalones con un cinturón que no lo puse ni en las ebillas, los zapatos sin atar. Quiero irme de allí, por dios. Solo quiero llorar.

 

Al girar la esquina apresurado me empujaron contra la pared.

 

-¿Pero qué haces? ¿Por qué te fuiste así? ¡Me duele el culo por tu culpa! ¡Profesor idiota!-Era Miller. Me había hecho mucho daño empujándome de ese modo, incluso terminé tirado en el suelo. Al ver que no daba ninguna respuesta, pareció preocupado.-¿Qué pasa?

 

-Tengo que irme.-Cogí mi maleta que estaba revoleada en el suelo y reanudé mi marcha.

 

-¿Qué? ¡Profesor idiota!-No le hice caso.-¡¡Eunices vuelve!!

 

Vale, no abandonaría a Miller, eso sí que no, solo me tomaría unas vacaciones. Unas vacaciones largas y tranquilas donde Vicent estuviese lejos de mi vida. La salida, ¡por fin! Ya podía ver la luz, incluso mi coche aparcado en frente del instituto. Crucé la puerta.

 

-¿Tanto te desagradó verme?-Tiró de mi muñeca, para pegarme a él. Miré a quién me acorraló contra la pared, agarrándome con fuerza.

 

-V…Vicen...t…-Me acarició el cabello con una sonrisa dulce y delicada. Me estaba muriendo, que alguien llame a una ambulancia por favor, creo que me va a dar un ataque al corazón de lo nervioso que estaba.

 

-Lo siento.-Él bajó la mirada al suelo, juntando su frente con la mía. Sus hebras rubias le cubrían la cara.- Lo siento por como te traté, Eunices.-Me rodeó la cintura con sus brazos, hundiéndo su cara en mi cuello. Esto no estaba pasando.- Lo he pensado durante todo este tiempo, lo que me dijiste.-Me abrazó con más fuerza.- Sé que soy un monstruo por todo lo que te dije, que no merezco ni si quiera que me mires ahora, pero…

 

-¿P…p…?-No me salían las palabras. Se apartó un poco, para poder mirarme directo a la cara, su sonrisa lucía apenada.

 

-Creo que estoy enamorado de ti.-Las piernas me temblaban, me dejé caer al suelo. Mientras yo iba cayéndome, el iba cayendo junto conmigo. Acabé por estar sentado en el suelo, sin asimilar lo que pasaba, y él de cuclillas delante mía. Me tomó la cara con suavidad.-Te amo.

 

Podía sentir sus labios rozar con los míos, no me creía lo que iba a hacer.

 

-¡Pero qué co…! ¡Apártate de mi novio, pelo-pollo!

 

Contemplé como una Blancanieves furiosa tiraba del pelo a Vicent, separándolo de mí.

 

-¡Suéltame niñata!-Vicent le agarró del tobillo, tirándole al suelo. Mantuvo su pie en alto, accidentalmente vio debajo de su falda.-Eres un tio.

 

-¡Pervertido de mierda!-A pesar de la caída no le soltó el pelo, tiró más de él. Miller bajó su falda.-¡Suéltame, Barbie endemoniada!

 

-¿Eh? ¡Bah!-Le soltó.-No te metas en asuntos de adultos niñato travestido…¡mi pelo es dorado, no color pollo!-Miller se levantó, y comenzó a imitar a un pollo.

 

-Kokokokoko….¿Qué pasa? que te jode, ¿no? ¡Pelo-pollo!-Su voz tornó a una de chico muy varonil.- Él es mi novio.

 

-¡Y… yo nunca dije eso!-Me miró desconcertado, bueno, los dos.

 

-Pero…aquella noche…-Me dijo a lo bajo. Vicent me cogió en brazos.

 

-¡¿Qué haces?! ¡Bájame!-Le repliqué.

 

-Dime, Honneko… ¿de cuanto tiempo lo conoces? ¿Un mes? ¿dos meses? Yo lo conozco desde hace años. Sé mejor lo que le conviene o no.-Miller estaba pálido.

 

-¡Pero él y yo…!

 

-Él es mío.-Le miró asesinamente, me dio más miedo que la directora.- Tú solo eres niño caprichoso. Únicamente te aguantaba. Porque, que yo sepa,  ¿él te ha besado directamente alguna vez?

 

Miller no respondió, se quedó mudo, sin palabras, como yo.

 

-Como suponía.

 

Me llevó hasta las habitaciones. No sabía que hacer, no lo sabía. Miller se había quedado allí, ¿llorando? Quizás.

 

Pero yo no era capaz de quitarme de encima de Vicent, darle una torta y volver con Miller. Algo me lo impedía.

 

Él sacó una llave de su bolsillo, cogiéndome con un brazo, y abrió la puerta. La de mi habitación. Entró y me tiró a la cama. Se puso encima de mí comenzando a desabrochar mi camisa.

 

Esto no estaba bien.

 

-Vicent…-Le dije como pude. Él no se detuvo.-Vicent.-Le repetí, no me hacía caso. Ya me había quitado la camiseta.-¡No! ¡Para!-Le di una patada en la entrepierna.-¿Pero que coño haces?-Se lamentó de dolor en una esquina de la cama, luego me miró sin entender.- ¡Primero me rechazas y me dices que me odias y que me tienes asco! ¡Y después te presentas aquí para…! ¡Para follarme!-Dije sin rodeos. Estaba claro lo que él me quería hacer.-¡Eres un maldito hijo de…!-Me tapó la boca.

 

-No es propio de ti decir tantas palabrotas.-Me tumbó en la cama forzosamente.- Aunque no quieras admitirlo, todavía estás enamorado de mí, y yo lo estoy de ti. He tardado en darme cuenta mucho tiempo, lo sé. Pero esta es la realidad, mi querido Eunices. Además… vamos a vivir en la misma habitación, a partir de hoy.

 

-¿Qué?-Solté aunque me tapaba la boca.

 

-Tú y yo hemos estudiado lo mismo, por lo que yo a igual que tú, soy profesor.

 

-No.-Me quitó la mano de la boca.-Esto no está ocurriendo, es imposible, ¿por qué en la misma habitación? ¿Por qué no me puedes dejar en paz? ¿por qué no desapareces de mi vida? ¡déjame en paz!

 

-No puedo hacer eso, te amo.

 

-¡Mentiroso! –Quería creerle y tirarme a sus brazos, pero no podía.

 

-No miento.-Sorpresivamente me besó. Podía o dejarme hacer, o mandarlo todo a tomar por culo e irme de allí. Antes de que pudiese hacer nada, se separó.-Lo siento, esta vez no te haré daño, te lo prometo.

 

El amor de mi vida estaba enamorado de mí, me amaba, me quería tanto como yo a él aún le quería. No podía dejar marchar esa oportunidad, pero también estaba enamorado de Miller.

 

¿Qué debía de hacer?

 

-Vicent…

 

-Eunices, sé mío, solo mío por hoy.-Me dijo con decisión.-Si no te agrada entonces desapareceré de tu vida para siempre. Voy en serio.-Me da otro beso. Comienza a hacer un camino de besos desde mi boca hasta el abdomen.

 

Cogí la lámpara, y le golpeé en la cabeza con ella.

 

-¡Aléjate de mí!-Él cayó al suelo aturdido, cogí mi camisa y me la empecé a abrochar.

 

-¿Qué haces? ¿Pero qué haces Eunices?

 

-Déjate de gilipolleces, yo te amé en su día, te amé como a nada en este mundo, y tú me rechazaste de la peor manera que pudiste. Vete a la mierda.-Me vestí completamente y abrí la puerta para irme.-Yo amo a otra persona.-Me miró semiaturdido y confuso. Me marché de allí. Debía buscar a Miller, él era el hombre de mi vida, no Vicent

 

¡Qué le den a Vicent!


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