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Fuera de la jaula por niky-cham

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Notas del capitulo:

Con orgullos mis amados lectores he de anunciar el final de esta hermosa historia, desde febrero, hasta hoy julio, un largo camino que apenas logro creer que ya vaya a terminar, pero asi es!

Como siempre quiero agradecer a la gente que me ha seguido todo este tiempo y ha dejado su huellita de apoyo:

Empoleon, Melyoan, Lyz, Daniifrj, Mosex, ATANIH, Axel black, Rosa gearaldine haonbranato, KYOUYA, amantedelfanfic, Yuki no kokoro, bettychan, Gemma, MayCat94, amader, Lau, Haruru-chanx3, AliceDesiry2 y todos mis queridos anonimos.

Como comentario personal he de decir que me ha gostado comodi final a esta historia, espero que les guste y a leer!

Capítulo 19: El pajarillo que extendió sus alas.

Nowaki logro pasar por entre todos los hombres, en ese momento nadie supo cómo logro pasar tan impune frente a todos los subordinados de Fuyuhiko Usami, pero la verdad es que todos aquellos hombres tenían denegado el permiso a atacar a menos de que Haruhiko diera la orden, el castaño había observado como Nowaki pasaba entre sus hombres, pero no le importo en lo más mínimo después de todo el solo deseaba arremeter contra su hermano.

El pelinegro por su parte agradecía tener suerte y con la ayuda de un tercero deseaba conseguir rescatar a Hiroki…

*Flash Back*

Un rubio se había escabullido entre las sombras de la casa, había llegado al lugar donde Nowaki se podría en culpa, mientras el resto de las personas brillaban por su ausencia, todos los sirvientes se encontraban realizando sus propias labores, Misaki hablando con Akihiko quien sabe dónde y Miyagi en la oficina de su padre discutiendo cada detalle de la “operación”. No se le había hecho difícil llegar hasta donde el pelinegro.

-Tienes una cara de mierda que nadie lograría quitarte de encima- comento el rubio socarronamente.

Nowaki levanto la vista gruñendo enfurecido, cada segundo estaba más desesperado y no le caían en lo más mínimo bien la brumas de aquel “hijito de papi”. Lo que jamás imagino es que ese mismo “hijito de papi” fue quien le brindo la mayor de las ayudas.

Shinobu extendió un papel arribado y unas llaves algo sucias que colgaban de un pequeño llavero con forma de gota y de color celeste claro.

-¿Qué es esto?- pregunto confuso el mayor.

-Esto- dijo mostrando el papel- Es la dirección de tu amado “rarito”- por supuesto que a Nowaki le habían molestado esas palabras sin embargo mordió su lengua y no dijo absolutamente nada- Y esto- Extendió la llave- Es tu pasaporte a la independencia… si tanto deseas recatarlo ve a la vuelta de esta casa allí se encuentra estacionada mi motocicleta, tienes las llaves en tus manos , así que puedes hacer lo que quieras sin depender de ese grupo de ineptos- Comento el rubio haciendo una mueca desagradable- Se escuchaban muchos gritos cuando entre allí…

Nowaki al escuchar esas palabras sintió como su corazón se detuvo y sus ojos se abrieron de sobre manera observando anonadado la imagen del joven rubio.

-No te doy esto para que las desperdicies, mueve tu culo de ese asiento y ve por el- avivo con fuerza- y más te vale traerlo vivo- amenazo.

Nowaki no podía creerlo, sintió ganas de agradecer al rubio, pero en ese mismo instante una puerta se abrió y tanto el padre de Shinobu como Miyagi observaron al rubio con desconfianza, el joven simplemente dijo que había salido a la cocina y de paso se había encontrado con Nowaki, nada del otro mundo, elevo sus hombros restándole importancia a su encuentro y luego se fue por el mismo camino que había utilizado para llegar a ese lugar.

*Fin del Fash Back*

Ahora Nowaki doblaba la última calle antes de encontrarse con la flamante motocicleta que se le había prometido, aferro la llave entre sus manos y sonrió, pronto sacaría a hiroki de ese mugrerío, así perdiera su vida en el intento…

 

.:*Hiroki Kamijou*:.

Intento equilibrarse y caer de pie luego de saltar de aquella camioneta, pronto perdió el equilibrio y cayó hacia adelante, sintió una dolorosa clava en el tobillo izquierdo y luego su cuerpo rodar un par de metros sobre el frio asfalto, en el proceso varias piedrecillas se clavaron en diferentes zonas, pero no estaba dispuesto a darse por vencido.

El conductor de la camioneta apenas había sentido el ajetreo, pero cuando una falla en el camino hizo saltar estrepitosamente al automóvil, pudo oír claramente el choque entre las puertas de metal, que la hacía unos minutos habían quedado abiertas, se detuvo al instante, bajo de la camioneta y corrió hasta la zona trasera de esta, sorprendiéndose de encontrar amblas puertas abolladas y abiertas en extremo.

Hiroki solo descanso una fracción de segundos sobre el asfalto, soltó el aire retenido en los pulmones y agarro su costado derecho respirando con dificultad, lamentablemente para él, aun no era momento de descansar, a duras penas se levantó del cemento frio y dio unos primeros pasos tambaleantes, gruño al sentir el dolor en su tobillo, pero no se dejó amedrentar por aquellas dolencias y por el contrario comenzó correr ignorando los reproches de su cuerpo.

El medico golpeo una de las puertas y miro hacia atrás buscando rastros del “vidente”, metros más atrás logro distinguir al castaño ingresando al bosque con dificultad, corrió hasta el asiento del piloto y volvió a tomar el control del manubrio, dio una vuelta acelerada y regreso por el mismo camino.

Hiroki corría desesperado, se sentía en parte seguro rodeado por aquellos frondosos y abundantes árboles, corría entre aquellos troncos tomando diferentes direcciones intentando escabullirse de su captor.

Pronto el cuerpo comenzaba a tornársele pesado, sabía que no aguantaría mucho tiempo más y caer rendido no era una opción, debía hallar un escondite pronto, y descansar antes de que su anatomía decidiera vencerle.

Dio varias vueltas, jadea y sentía su cuerpo perlado en sudor, daba pequeños pasos lentos y se apoyaba en algunos árboles como bastón, sabía que le estaba persiguiendo, su “sexto sentido” se lo decía, aunque lamentablemente estaba tan agotado que ya no era capaz de discernir con claridad.

Una rayo de esperanza se puso ante él, al encontrase frente a un enorme tronco, con un pequeño hueco en su interior, no era el mejor de los planes, pero en aquellas circunstancias era lo mejor que podía encontrar.

El tronco se encontraba tumbado, y parecía estar lleno de diferentes insectos, pero ya eso no le importaba. Con esfuerzo logro ponerse en cuclillas y luego avanzar, tomo algunas hierbas y hojas antes de entrar al árbol, grande ramas con las que pretendía cubrirse en caso de que la mala suerte corriera por cuenta suya y fueran capaces de encontrar dicho tronco. Se arrastró dentro del árbol, cada centímetro que avanzaba era un infierno dentro de ese reducido espacio, llego hasta el final de este jadeando y sumamente sudado, de alguna manera sabía que la fiebre estaba haciendo sus efectos.

Como pudo tomo las ramas y las hojas, junto a la misma mugre que había dentro del árbol y las removió para quedar el envuelto en dicha basura, hasta que finalmente no pudo más, sus brazos cedieron al cansancio, y cabeza cayo inerte junto a su hombro, tenía los ojos abiertos y perdidos, sentía que le pesaba el respirar, y aquella incomoda posición le recordaba que hacia pocas horas había sido quemado con aquella avena caliente…

El medico detuvo el auto calculando el lugar por donde había entrado Hiroki al bosque y comenzó a recorrerlo, un primer tramo pudo seguir las pisadas del castaño, pero poco a poco las huellas fueron cediendo a la rigidez de la tierra y comenzaron a desaparecer, dejándole perdido en medio del bosque.

Aquel hombre despiadado daba vueltas entre las ramas y verdes hojas, de vez en cuando golpeaba algún árbol y soltaba alguna grosería sintiéndose totalmente enfadado, el castaño había huido y el espesor de aquel bosque junto a la oscuridad de aquella noche lo refugiaban, tendría que esperar a la mañana para encontrarlo, pero al menos le quedaba la esperanza de que muy lejos, no sería capaz de llegar.

.:*Nowaki Kusama*:.

La flamante motocicleta le invitaba a hacer uso de ella, Nowaki no lo dudo un segundo, tomo por última vez aquel papel y leyó la dirección memorizándola al instante, luego ingreso las llaves la pequeña ranura y dio encendido al vehículo, agradecía al cielo haber trabajado antes como repartidor de pizza, dio velocidad al móvil y comenzó su rauda carrera por encontrar a su amado.

Recorrió casi toda la ciudad en línea recta, luego comenzó a pasar frente a las casa más acaudalas del lugar, cada una más espaciada de la otra, finalmente y sin notarlo ya estaba comenzado a salir de los limites urbanos, apretó sus manos y volvió a acelerar, poco a poco comenzaba a divisar aquella casa descrita en la dirección, era de mediado tamaño, estaba junto al camino, pero de veía algo roída por el paso del tiempo, estaba sucia y parecía severamente abandonada.

Nowaki decidió dejar la moto alejada de aquella morada y comenzó a avanzar rápidamente a pie, estaba decidió a pelear pero solo llevaba consigo una pequeña navaja que había extraído de la casa Takatsuki, no estaba seguro de lo que hacía, pero en esos momento era lo único capaz de hacer.

Se posó frente a la puerta y sin medir fuerzas la boto de una sola patada, esperaba ser atacado al instante, pero nada de eso sucedió y al ingresar al lugar se encontró todo tal como parecía, abandonado, toco uno de los interruptores de la pared y se sorprendió al saber que aquella morada poseía electricidad… No podía ser otra, aquel era el lugar donde habían recluido a Hiroki…

Apretó sus puños sintiéndose indignado había llegado tarde, ya no podría rescatar a su amado Hiroki aquella noche, se sentía desvalido y enojado, pronto todos sus avances había vuelto a “cero”.

¿Qué haría ahora? sinceramente no lo sabía, se sentía perdido dentro de su propia incertidumbre y el miedo creciente de no encontrar jamás a su adorado Hiro-san.

Comenzó a encender cada interruptor que encontraba en su camino, desesperado por encontrar al menos una sola pista de a donde seguir, entro a cada una de las habitaciones y se sorprendió al encontrar una de ellas, oscura y húmeda no poseía luz, pero el baño contiguo a ella sí, predio aquella luz fluorescente y baja para ayudarse un poco en la excursión y pudo observar dos camas desarmadas en aquella habitación, comenzó a caminar lentamente y enterró uno de sus zapatos en un plato de metal, se agacho para cogerlo y se sorprendió de ver restos de avena por toda la habitación, el alimento se encontraba frio, pero sabía que estaba fresco, no tuvo que haber sido servido hace más de unas horas…

Salió disparado de aquella habitación y siguió por el pasillo ingresando a la última de ellas, al abrir la puerta de encontró con un mundo diferente, la habitación era moderna y exageradamente blanca, estaba total y completamente vacía, de esa forma no sería capaz de encontrar nada, salió de la morada dispuesto a buscar aunque fuera bajo las rocas a su amado castaño.

Recorrió todo el frontis de la casa luego fue por los costados, finalmente llego a la parte trasera, habían huellas marcadas sobre la tierra seca, no sabría decir con exactitud si estas eran frescas, pero en su estado de desesperación ya cualquier cosa sería capaz de darle esperanzas, corrió por todos los alrededores y también las huellas de un auto sobre el asfalto ennegrecido le daban la dirección por la que una vehículo seguro había dejado la propiedad.

Se apresuró en tomar la motocicleta prestada y partir rumbo al sur en busca de su amado ángel, recorrió casi un kilómetro hasta encontrarse con una camioneta estacionada en el camino, junto a esta un hombre de mediana edad mirada su teléfono móvil con insistencia.

Nowaki detuvo su propio automóvil  y observo al hombre con esperanzas de hallar información.

-Disculpe señor, ¿Ha visto usted otros autos abandonar la ciudad por este camino?- Pregunto el iluso pelinegro.

El medico observo al muchacho y evaluó la situación, luego de aquello sonrío amable mientras observaba al joven de brillantes ojos azules.

-La verdad es que si, han pasado un par de autos por aquí- Dijo tanteando terreno, observo la impresión en esos ojos azules y continuo con su plan- Hace poco ha sucedido algo realmente raro, un joven se adentró en el bosque, yo venía conduciendo a una velocidad prudente y por suerte no le arrolle, intente buscarle pero no he dado con el ahora estoy intentado llamar a la policía- Dijo con bastante pesar en la voz.

La expresión de Nowaki no pudo ser más satisfactoria para aquel doctor, ambos al parecer estaban buscando lo mismo, y aun si no fuera así pretendía aprovecharse de aquella situación.

-¿Era castaño? ¿Estaba bien? ¿Hacia dónde fue?- Pregunto Nowaki casi desesperado, le había dado a su enemigo la carta de triunfo.

-¡Vaya! ¿Le conoces?- Pregunto el viejecillo haciéndose el sorprendido.

-Sí, él es un amigo, le he estado buscando desde la tarde- Mintio Nowaki pues no podían involucrar a la policía, Hiroki podría estar en peligro en manos del gobierno.

-¡Ah! entonces es muy bueno encontrarte, él se fue por allí- apunto un camino- Si quieres te pudo ayudar a buscarlo, me ha dejado bastante preocupado y  después de todo no tengo apuros por salir de la ciudad- Ofreció el hombre.

-¿Es enserio?- Pregunto el ojiazul, a lo que el mayor solo asintió con aire de “buen samaritano”- ¡Gracias a Dios! No sé cómo podre pagarle toda su ayuda- Dijo Nowaki con notable agradecimiento.

Ambos hombres aparcaron los vehículos para no molestar en el camino y se adentraron en el bosque siguiendo el camino indicado por el mayor, se movieron en diferentes caminos se separaron y se juntaron, pero no había rastro del castaño, era como si se lo hubiese tragado la tierra.

Pronto comenzó a aclarar y la desesperación de Nowaki subía a los extremos, mientras que el medico mayor parecía tranquilo, aunque en realidad estaba tan mal o peor que el mismo Nowaki.

-HIRO-SAN, ¡HIRO-SAN! , SOY YO NOWAKI, HIRO-SAN, RESPONDE POR FAVOR- Gritaba incansablemente el joven médico recorriendo hasta el más recóndito de los milímetros en busca de su amado.

-HIRO-SAN- volvió a gritar, sabía que ya había pasado por ese lugar varias veces durante el día, pero poco le importaba, necesitaba desesperadamente encontrara a su ángel amado.

De la nada un gemido cruzo por sus oídos, Nowaki levanto el rostro impresionado, otro gemido le siguió a este, y luego el crujir de una ramas.

El médico que seguía de cerca los pasos de Nowaki también escucho aquellos extraños ruidos y puso especial atención en cada movimiento del muchacho.

-Nowa…- El suave susurro de una voz en extremo desgarrada cruzo el ambiente sorprendiendo a ambos personajes, Nowaki sigue aquel pequeño susurro  encontrándose con el tronco tendido en la hierba, desde allí provenían un montón de crujidos, Nowaki no temió el acercarse al lugar y remover cuanta rama y desperdicio pudo.

Las manitos de su amor se aferraron a él con fuerza y Nowaki sintió que la vida le volvía al cuerpo, sin medir fuerzas tiro de aquel cuerpo sacándolo de pronto del tronco, ambos se abrazaron con energía, Hiroki a ratos soltaba pequeños gemidos por todas sus heridas y contusiones.

El pelinegro dejo a su amado en el suelo y le observo sonriente, Hiroki hizo lo mismo al sentirse protegido entre los brazos de su amado, Hiroki dio un paso a un lado con su pie bueno y al alzar su vista estuvo a punto de caer de vuelta al suelo debido a la impresión.

-Nowaki no…- susurro aterrado, Nowaki miro a su amor, pálido y apunto de desfallecer, pero centro su vista en el punto hacia donde miraba Hiroki.

-SUELTALO- Grito el hombre que hacia horas le había tendido la mano, ahora apuntaba un arma sin vacilar hacia ellos, sintió que la sangre se le iba a los pies y estuvo a punto de caer el desfallecido igual que su amado Hiroki.

No tardo en ponerse frente a su amado y defenderle como nunca antes lo había hecho, el hombre rápidamente corrió hacia ellos y tomo el brazo de Hiroki sin medir la rudeza de dicho acto, Hiroki adolorido cayó al suelo y gimió apesadumbrado…

Un gemido, una simple muestra de todo su sufrimiento y la rabia controlo aquel cuerpo, casi dos metros de intensa furia, agarro al hombre desde la espalda, y allí se soltó el primer disparo que fue a dar cintra la hierba, quemando aquel moho de color verde oscuro.

Hiroki se aterro en el momento, Nowaki no pensó en nada y planto el primero puñetazo lleno de furia, a ese le siguieron varios, el hombre apunto el arma sin vacilar hacia Nowaki, las miradas de furia se cruzaron una a la otra y entonces el tiempo se detuvo…

 

Se disparó el gatillo, una sola bala apuntaba directamente como víctima al joven Nowaki, un muchacho lleno de sueños y anhelos, con tantas ganas de vivir y de crear, pero el golpeo el arma…

Hiroki golpeo el arma con tanta fuerza que aquella asesina desvió su camino estrellándose contra el tronco de un alto y frondoso árbol, el silencio se hizo eterno luego de la estrepitosa arrancada de aquel misil.

El ojiazul salió de su estupor y golpeo al hombre sin contemplamientos, hiroki a duras penas le quito el arma de las manos, mientras Nowaki estaba a punto de matar al hombre.

-Desgraciado- la voz de Hiroki rompió aquel arsenal de golpes y Nowaki observo a su bellos ángel sosteniendo el arma con firmeza mirando al hombre con furia, el aire dejo de fluir cuando el castaño cargo la bala, y medico vio su muerte sin remedios, una vida de obsesión entrono a ese castaño y su extraña familia, sin logros sin descendencia, tan inmerso en su locura desquiciada y ahora esa misma obsesión acabaría con su vida…

-No lo hagas mi amor…- Un suave susurro corto el air espeso que antecedía el asesinato, Los ojos azules rogaron a su ángel que no manchara sus manos con sangre, Hiroki miro aquellos profundos mares que el ser amado poseía por ojos, aquellas brillantes orbes que le habían sacado de su estupor y le habían traído a la vida.

Hiroki soltó el arma y cayó al suelo llorando, Nowaki dio una última patada al hombre dejándolo sin aire y corrió hacia su pequeño ángel envolviéndole en sus cariñosos brazos.

-No llores más mi vida, ya paso y te juro que nunca más, nunca más volver a suceder, nunca más permitiré que sufra de este modo.

Nowaki tomo el arma y luego agarro al castaño entre sus brazos, lanzo una última mirada cargada de odio hacia el hombre que tendido en el suelo alzaba la vista, son el rostro desfigurado por los golpes y aquella sonrisa cínica que le había ofrecido la noche anterior borrada por una expresión de terror.

-No te le acerques, si vuelves a dañar a MI Hiro-san te juro que no sales con vida- Amenazo con furia y luego abandono el lugar.

El joven se marchó sin virar vista atrás, camino con paso firme hasta llegar a la motocicleta que antes había dejado aparcada junto a la carretera, bajo con sumo cuidado a Hiroki cerca del vehículo y constato con pesar el deplorable estado al que había llegado el castaño en tan solo un par de dias, tenía contusiones en el rostro que se habían vuelto casi negras rodeadas por colores azules y verdosos, se agarraba el costado con incomodidad y no era capaz de apoyar la pierna izquierda sobre el suelo.

-Ven aquí mi vida, marchémonos de esta pesadilla- Nowaki subió al castaño en la moto para luego el ponerse detrás del mayor y pasar sus brazos junto a los costados de su ángel- Sostente lo mejor que puedas voy a acelerar bastante, no quiero encontrarme con más sorpresas, tomaremos una ruta alternativa en el primer cruce- Indicaba al tiempo que encendía el motor- Es probable que no sea un viaje muy cómodo para tus heridas, pues el camino alternativo no se encuentra asfaltado- Apunto un poco incómodo, el mismo también había sido golpeado brutalmente hace un par de dias, varias de sus heridas y contusiones permanecían sensibles, pero el actuar de la adrenalina aun surtía efecto y acelero cuando pudo hasta desviarse de la carretera.

Hiroki se aferraba al vehículo con fuerza, sentía todo su cuerpo cubierto de tierra por su escondite de varias horas, cada centímetro le causaba dolor, pero una sensación de alivio se había alojado en su pecho haciéndole sentir que ya nada podría fallar.

Ingresaron a la ciudad por un pequeño cerró y Hiroki observo con exaltado la hermosa imagen frente a sus ojos, la ciudad entera vista desde arriba con el brillo de sol naciente tras la montaña, dando fulgor a cada uno de sus rascacielos, ya no habían barreras, no había jaula, ni limites, al fin sentía que podía extender sus alas y volar libre por aquel cielo despejado, pero en lugar de eso, prefirió recorrer aquellos mares azul profundo de su amado, extender su alas solo para abrazar el cuerpo de Nowaki y besarlo como nunca antes lo había hecho.

-Te amo- Susurro al separase de los labios de su amado.

-Y yo a ti- Correspondió el más alto dando paso a un lento avanzar de la motocicleta antes detenida.

- Tengo alguien que nos ayudara con tu heridas mi ángel- Susurro besando la coronilla de su amado sin desviar la atención del camino- Un interno de medicina, lo conocí cuando fui a inscribirme para las clases.

-¿Ya te has inscrito?- Pregunto el castaño emocionado.

-Lo hice hace unos dias, pero quería que fuera una sorpresa- Comento- Jamás imagine que tendría que decírtelo en estas circunstancias.

-No te preocupes por la situación, a mí me parece una idea espectacular y es una excelente noticia- Sonrió el castaño.

Nowaki condujo un par de metros cruzando pronto la zona sur de la ciudad, ya entrados en el corazón de la mima Hiroki susurro.

-¿Puedes llevarme a casa de mis padres?- Aun estaba nervioso, hacia tiempo que no veía a sus progenitores, y había dejado aquel lugar sin siquiera dar una aviso.

-Claro que sí, lo que mi Hiro-san desee.

Condujo hasta posarse frente a la hermosa y cálida morada, Hiroki sonrío al ver sus casa desde fuera y pidió ayuda a Nowaki para bajar del vehículo, seguro su madre ya estaría despierta, preparando el café para su padre, mientras que el castaño mayor estaría seguro en la ducha dispuesto a comenzar un nuevo día de labores.

Tocaron la puerta y no tardo en escucharse el raudo caminar de su madre, la puerta se abrió de par en par y la mujer observo con impresión el rostro sonriente de su hijo.

-Estoy en casa- Susurro el castaño aquellas palabras que durante años había deseado pronunciar.

-Bienvenido- La mujer soltó su llanto mientras abrazaba el cuerpo pequeño y dañado de su hijo, estaba vivo, estaba bien y le sonreía con todo el amor del mundo.

No tardó en hacerlos pasar y ambos muchachos entraron contentos de ver como aquella pesadilla por fin había llegado a término.

No alcanzaron siquiera a pronunciar una palabra cuando el jefe del hogar apareció tras por el pasillo, no podía creer lo que sus ojos veían, su hijo estaba allí, su pequeño Hiroki estaba frente suyo, tan grande, tan hermoso y tan irreal, el hombre sin durarlo dio un abrazo fuerte a su retoño, sin considerar las heridas de este y Hiroki también recibió dicho abrazo sin queja alguna.

 Se habían saludado sin mencionar aquella loca travesía, Hiroki pidió el baño luego de media hora y su madre con prisa preparo el agua para su pequeño niño.

-¿Quieres que te ayude?- Pregunto Nowaki preocupado por las heridas del castaño, Hiroki asintió, su padre pronto se despidió para ir al trabajo, la verdad deseaba quedarse con su hijo, pero no quería presionarlo, vio el cansancio y el dolor de su retoño, no deseaba darle más presiones, por lo que se marchó para dejarle descansar.

Nowaki limpio con dedicación infinita cada pequeño espacio en el cuerpo de su amado, con cariño y delicadeza le saco del baño y le llevo hasta la antigua habitación del más pequeño, le ayudo a cercarse y ponerse ropa cómoda y limpia.

-Descansa mi vida, pronto tendrás tiempo de estar con tu madre- Susurro a un agotado Hiroki.

-No me dejes- Musito el otro.

-Jamás lo haría- Nowaki dio abrigo al más pequeño y lo acuno entre sus brazos, finalmente y sin darse cuenta ambos cayeron en los brazos de Morfeo…

Tarde vinieron las explicaciones, Hir0oki no dio muchos detalles y se mantuvo alejado de la tortura de aquellos recuerdos, Nowaki no había preguntado nada por las quemaduras de su pecho, Hiroki tampoco había hecho amago de relatar dicha historia.

-Tsumori-sempai ¿Se acuerda de mí? Soy Kusama Nowaki, nos conocimos el día de la inscripción a la carrera de medicina- Hablo por el teléfono.

Tsumori un estudiante de medicina de 24 años, ya estaba terminando su práctica cuando conoció Nowaki el día de la inscripción a la carrera, se habían llevado bastante bien y habían intercambiado números con la intención de mantenerse en contacto.

-Claro, Nowaki ¿Qué sucede? ¿Quieres una cita?- Pregunto con tono juguetón.

-Lamentablemente es algo más serio el motivo de mi llamado, necesito que me haga un favor muy importante.

-¿De qué se trata?...

Horas después un rubio apresurado cruzaba la puerta en la residencia Kamijou, Hiroki estaba recostado en su habitación, le habían dado de comer y luego volvió a dormir, la familia no tenía intenciones de interrumpir el sueño del pequeño, pero habían visto como su pierna se tornaba oscura y cada vez se extendía mas la zona afectada, además de que claramente en su pantorrilla se podía notar el hueso torcido, seguramente roto.

-Gracias por venir, estamos desesperados…

Nowaki le habían contado la historia sin dar demasiado detalles, el rubio había corrido asustado de que una vida se encontrara en riesgo, pero al llegar encontró a un pequeño castaño durmiendo plácidamente, aunque una vez levantadas la sabanas la situación cambiaba bastante.

-Hiro-san, él es un conocido mío, acaba de terminar su práctica en el hospital, pronto recibirá su título en medicina general- Informo el pelinegro a un somnoliento castaño.

El rubio se acercó lentamente y comenzó a tratar las heridas menores con calma, aquellas que poseían costadas las limpio y luego las vendo, al resto del cuerpo simplemente dio algunas revisadas rápidas, palpo varios lugares recibiendo múltiples gemidos de parte del castaño, finalmente salió de la habitación.

-Tengo malas noticias- Murmuro, ganándose de inmediato la atención de la familia- Me temo que no podrán mantener esto en secreto, su pierna necesita ser operada, y las quemaduras que recibió requieren un trato especial, me preocupa que la capa que se ha formado sobre las quemaduras se ropa, produzca pus y liberé sangre, es realmente complicado…

El medico se acercó a su bolso del cual saco una pequeña libreta.

-Esta me la prestaron en el hospital donde trabajo, lo único que puedo recetar por el momento son antiinflamatorios y algunos analgésicos para contrastar el dolor- Saco de la libreta una hija y escribió en ellas la receta- Yo recomiendo que vayan a una clínica, paguen por un tratamiento especial y apelen al derecho de privacidad que tiene cada paciente con respecto a su doctor, no den detalles de esta historia, cuenten algo más común, que se metió en una riña o que era maltratado en algún lugar y dejen que reciba una atención en un centro médico yo no puedo hacer más que eso.

Luego de aquellas indicaciones Tsumori abandono la casa pero volvió al instante con una bota grande y de color azul, de esas médicas, diseñadas especialmente para inmovilizar.

-Esta me la conseguí especialmente porque mencionaste su pierna, espero que le quede buena- Susurro volviendo a ingresar en la habitación y colocando aquella bota en la pierna del castaño, le había quedado un poco grande pero el tamaño era suficiente considerando la situación.

Así fue como lo hicieron, con ayuda de Akihiko que estaba notablemente avergonzado por no haber conseguido hacer nada por su amigo, fue que pagaron las atenciones especiales que requería su amado Hiroki, el castaño comenzó a recuperarse con rapidez, los primeros hematomas fueron desapareciendo, las quemaduras secaron y aunque dejaron un color tostado en aquella piel, la enfermera gustosa le explico que con el tiempo y algunos tratamientos aquel color podria cambiar, no había sido de las peores quemaduras eso al menos era una alivio.

La relación de Nowaki y Hiroki ya era reconocida entre la familia y los conocidos, Misaki había visitado al castaño un día de esos y ambos había sonreído y se habían abrazados, compartieron apenas un par de horas pero ambos habían quedado marcados por aquel suceso.

Del doctor no se supo más, desapareció de tiempo y espacio, nadie en la ciudad sabia de su paradero, el Padre de Akihiko era enjuiciado, por el allanamiento a la propiedad privada Takatsuki y también por el ataque que hubo contra el hijo menor de dicha familia, durante el juicio se encontraron grandes irregularidades en el flujo de los negocios Usami, y todo se había transformado en una revuelta nacional, la empresa había quedado en quiebra, varias de las propiedades Usami fueron vilmente rematadas, Akihiko solo compro una de las propiedades en venta… La gigantesca mansión junto a la casa de su querido amigo, aquel lugar donde se habían conocido en ese jardín verde de grandes árboles hermosos.

Y un día…

-Miyagi-san ¿A que debemos su visita?- Pregunto Nowaki al abrir la puerta, luego de un mes del rescate de Hiroki se habían instalado a vivir en la propiedad Kamijou, aunque la pareja esperaba que Hiroki estuviera totalmente recuperado para arrendar un pequeño lugar, un hermoso nidito de amor en donde construir sus propios cimientos.

“Dejar la jaula y habitar un nido”…

-Hola Nowaki, hemos venido por cosas negocios- Comento el pelinegro, siendo acompañado por su pequeño terrorista.

-¿Negocios?

-Esta Hiroki.

La sonrisa de Miyagi le ponía los pelos de punta, pero dejo que ambos pasaran a ver a Hiroki.

Se trataba de una interesante propuesta…

-Queremos tenerte en la empresa, por supuesto serás bien pagado y a nosotros nos vendrá muy bien una ayudita de tu parte- Quien había hecho la propuesta era Shinobu.

En una empresa de detectives las habilidades de Hiroki calzaban perfecto, era un trabajo de bajo riesgo, con horarios totalmente flexibles, con un sueldo nada modesto y pensado perfectamente para sus capacidades especiales.

-Acepto- Dijo Hiroki sonriendo por tener un trabajo del cual alardear, Nowaki estaba preocupado pero no deseaba cortarle las alas su hermoso ángel liberado.

Finalmente vivian en calma, Hiroki trabajaba cuando podía, no se exponía a trabajos riesgosos ni tampoco laboraba si se sentía débil o cansado, habían rentado una pequeña propiedad, cercana a la casa de sus padres, vivían tranquilos y felices sin nadie que les molestara.

Nowaki trabajaba y estudiaba arduamente prometiéndole a su amado grandiosos viajes para conocer el mundo entero y Hiroki soñaba cada día con aquellas grandiosas propuestas.

-Sé que no hay un sacerdote, ni un juez que legalice esta unión- susurro Nowaki besando la frente de su hermoso Hiroki- Tampoco llevas un traje blanco ni está tu familia, tampoco los amigos, pero tengo tanto por ofrecerte, mi amado Hiroki pondré el mudo a tus pies si mi aceptas como tu esposo…

Lentamente se cinco abriendo una pequeña cajita de terciopelo azulo, Hiroki tapaba con sus manos temblorosas una expresión de extrema sorpresa.

-¿Te casarías conmigo?- Pregunto con sus orbes brillantes de esperanza.

Hiroki se agacho hasta la altura de Nowaki y abrazo el cuerpo de su amado con tanta fuerza que ni el mismo lograba creer en ese agarre.

-Mi adorado Nowaki, ya has puesto el mundo a mis pies- Hablo suavemente- Porque TU eres mi mundo entero- Susurro entonces cargado se amor y deseo- Acepto. SI, si, si, si y mil veces si…

La pequeña argolla cruzo su delgado dedo y lo corono como el flamante esposo del futuro Doctor Kusama Nowaki, Sonrió para besar a su amado y agradeció a Dios por darle el placer de conocer a tan buen hombre.

-Mi sol, el campo verde que se extiende en la pradera, el viento que sopla en mis mañanas, mis tardes y mis noches, la playa cálida, la nieve fría, la nubes blancas que cubren el cielo, y la bruma oscura de mis noches estrelladas, mi intenso otoño y una primavera llena de colores, mi Nowaki, mi, Nowaki, mi Nowaki…

Fin

Notas finales:

¿Les gusto? Dejenme entonces su comentarios, hay gente que me pidio lemon y para toda esa gente, aun queda el epilogo ;) espero que sigan atentos y logremos vernos nuevamente en otra emocionante historia.

Los quiero mucho.

Todas las gracias de este mundo!!!


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