Epilogo:
Un año después…
La vida en ese momento les sonreía maravillosamente. Hiroki había superado varias metas desde entonces, para empezar tenía un nuevo trabajo, del cual estaba muy feliz y orgulloso, había resuelto ya algunos casos, el más importante para él, un pequeño de ocho años, el cual se había perdido en el centro comercial, para luego ser raptado por manos maliciosas, Hiroki encontró la ubicación del niño, salvando con el dos pequeños más, que estaban siendo preparados para ser vendidos en el mercado negro.
Básicamente su vida se había vuelto una montaña rusa, llenas de giros, subidas y bajadas, pero toda esa aventura la vivía con su persona más amada, Kusama Nowaki, el joven estudiante de medicina, de ojos azul profundo y con una resplandeciente sonrisa que le alegraba cada una de sus mañanas.
Su amor había crecido rápido y veloz, habían hecho planes para un futuro juntos y pretendían cumplir cada una de sus metas, lento, pero seguro, de esa forma llegarían a su vida soñada juntos.
Uno de los primeros pasos incluían sacar a Hiroki de aquella morada, habitaban una pequeña casa a las afueras de la ciudad, cortesía de Usami Akihiko y su afamada filantropía, lamentablemente no era opción propia, Hiroki se había vuelto extrañamente sensible poco tiempo después de ser rescatado, sufría dolores de cabeza, fiebres elevadas y la situación empeoraba crecientemente, se vieron obligados a autoexcluirse de la sociedad, para mantener en paz la vida del adorable castaño, y es por eso que actualmente Hiroki ensayaba día tras día a bloquear los pensamientos de la gente y concentrarse solo en los suyos propios, era una tarea difícil, pero con un granito de arena por día, en un futuro cercano vería los frutos de su esfuerzo y perseverancia.
-¿Cómo esta hoy el mejor estudiante de medicina?- pregunto el castaño sonriente al ver a Nowaki cruzar su puerta.
-No lo se, puede estar en camino a su casa, Hishimoto- kun vive bastante lejos- menciono a modo de broma.
-No seas burro, tú tienes mejores calificaciones que “Hishimoto-kun”- Reclamo el castaño entre pucheros.
-¿Te aprovechas de tus capacidades para hurgar en mi expediente universitario?- Pregunto el de ojos azules acercándose al sofá donde descansaba el castaño.
-¿Qué caso tendría tenerlos, si no les doy un uso favorable?- Pregunto a modo de broma.
-Eres un… Ya verás- Nowaki se lanzó sobre Hiroki atacando al pequeño castaño entre cosillas, el ojimiel por su parte intentaba escapar de las manos traviesas de su amado, mientras entre risas y jadeos contrarrestaba el ataque con sus propias manitas.
-Ya, Nowaki… Por favor- Rogaba entre risas acorralándose a sí mismo en una orilla del sofá- No me hagas esto, no me gustan las cosquillas…
El ojiazul cedió ante las peticiones de su pequeño y planto un beso sobre sus labios rosados, intoxicándose con la dulzura de aquella fruta deliciosa que tenía por boca.
-¡Por Dios, que mal novio soy! ¿Cómo has estado hoy mi vida?- Pregunto Nowaki al termino del beso envolviendo a su novio entre sus fuertes brazos.
-Excelente, mi vida, ha sido un muy buen día y he cocinado un estofado ¡Riquísimo!- Exclamo- ¿quieres cenar?-Pregunto- Un estudiante debe alimentarse apropiadamente.
-Te amo- Respondió el pelinegro, completamente ensimismado en esos ojos castaños- Soy el hombre más suertudo de esta vida, no me aburro de decirlo, Hiro-san es tan adorable…-
-¿Qué? ¿Qué dices idiota?- Pregunto Hiroki sonrojado hasta las orejas corriendo hasta la cocina para calentar el deliciosos estofado hecho por sus expertas manos.
La cena transcurrió lenta, Hiroki había descubierto sin querer algunas cosas, pero no deseaba decírselas a Nowaki aun, prefería que esa sorpresa se la dieran en su universidad, después de todo se habían ganado una importante beca para ir a estudiar a extranjero, seguro sería una gran noticia, y es por eso mismo que el castaño aprovechaba cuento podía se ver la amable expresión de su Nowaki, respirar su delicioso perfume, probar sus adictivos labios.
-¿Te gusto?
-Esta delicioso, como todo lo que Hiro-san cocina- Contesto el ojiazul.
-Me alegra que te guste mi cocina, es una de las pocas cosas en las que me entretengo aquí en casa, he pensado incluso en arreglar la tierra de la entrada y plantar algunas flores y otros arbustos también.
-Es una gran idea, la entrada de la casa se ve realmente horrible- Comento riendo.
-¿Cierto que si?- Ambos se miraron sonrientes y rieron sin causa alguna.
La cena termino y ambos amantes colaboraron en retirar la mesa y lavar los platos, Hiroki termino de secarlos y guardarlos, mientras Nowaki en la habitación preparaba algunos materiales para su próximo día en la universidad, cuando el castaño llego a la habitación, el pelinegro estaba sobre la cama, sintonizando un película, en el pequeño artefacto que tenía como televisor.
-¿Quieres ver una película antes de dormir?- Consulto el menor, palmeando el lugar vacío en la cama.
-Claro, por mi suena bien.
Hiroki se lazo, ocupando el lugar vacío en el colchón, beso los labios de Nowaki y se dejó refugiar entre los brazos de este.
Una comedia romántica fue lo que encontraron, y ambos se mataban de la risa con las locuras de la protagonista y con todas las desgracias que le ocurrían a su coestrella, un perro le había hecho pipi en sus zapatos, la mujer de la que se había enamorado era un travesti, se emborracho perdiendo por completo la dignidad y para colmo cuando lo único que le quedaba era esconderse en su casa, le embargan la morada por equivocación, así era, hasta una sugestiva escena, se presentó ante sus ojos. Hiroki observaba la escena atenta, pero Nowaki ya comenzaba a fraguar nuevos planes.
Los labios de Nowaki se unieron de pronto a los de su pequeño amante, desviando su atención completamente de la película a su pasional encuentro.
-Nowa..ummh… Espera- Jadeo el mayor entre los brazos de su amante.
-No quiero- contesto el otro a modo de broma y volvió a unir sus labios a la adictiva boca de su pequeño castaño.
Poco a poco la película fue olvidada, mientras las prendas del castaño fueron desprendidas una por una, hasta quedar todas sobre el frio suelo, Nowaki por su parte un vestía todos sus ropajes.
-No es justo- reprocho el castaño en un segundo, cuando su novio le dio la oportunidad, soltando sus labios- Hace frio Nowaki…- Musito enfurruñado.
-No te preocupes, mis manos son cálidas- contesto el menor, comenzando a repartir caricias sobre la piel nívea u suave del castaño.
Los labios de Nowaki se adhirieron a la tersa piel del cuello contrario, dejando un camino de besos hasta la clavícula del mismo, sus manos por su parte habían viajado hacia los rosados pezones, pellizcándolos de vez en cuando, para luego el mismo sustituir sus dedos, por sus hábiles labios.
Su lengua se paseó lentamente sobre el ya erecto pezón, luego sus labios se pegaron al mismo, succionando de vez en cuando el pequeño botoncito, para luego separarse de estos y relamer sus labios, observando sensualmente a su castaño, consiguiendo que este de inmediato se sonrojara.
Su recorrido continuo descendiendo, hasta llegar al miembro del menor, el cual atendió entre suaves caricias, Hiroki por su parte se removía incomodo, ante los masajes del menor sobre su erecto miembro.
-Ah… Nowa..ihmmm- Su voz se contuvo en un jadeo y corro sus ojitos castaño aguardando la ola de placer que recorría sus espina dorsal, finalmente incorporo un poco su cuerpo y tomo por los hombros a su ardiente semental- Yo también…- Susurro, para luego empujar con delicadeza a Nowaki sobre el colchón, el menor se dejó llevar por las temblorosas y pequeñas manos del castaño, que con esfuerzos intentaban desabotonar su camisa color azul marino.
Finalmente logro desabotonar la prenda y quitarla con ayuda de Nowaki. Inexpertamente repitió los movimientos de su amado, besando el cuello de este, para luego jugar con los pezones del menor, sin utilizar sus labios, por mero hecho de vergüenza.
Nowaki disfrutaba aquel torpe toque de las cálidas y pequeñas manos, las tímidas expresiones de su amado castaño, para el eran simplemente sublimes, aunque por supuesto para el castaño no todo era inexperiencia y timidez, había algo que su pequeño clarividente hacía de maravillas y sin manual de instrucciones.
Justo en ese momento su espina sintió una oleada de placer recorrerle de pies a cabeza, Hiroki simplemente había desabotonado el pantalón con sumo erotismo, y saco el semi-erecto miembro de Nowaki desde su refugio, bajo la ropa interior.
El castaño metió aquel miembro dentro de su boca sin pedir permisos, ni esperara consentimientos, Nowaki volvió a sentir la misma oleada recorrerle, mientras Hiroki pasaba su cálida y húmeda lengua sobre la hombría de su amado, luego de aquello engullía el miembro erecto en su boca y provocaba lentas estocadas en su propia boca, aumentando la velocidad por segundo, a lo que Nowaki contestaba tomando suavemente sus cabellos y guiando el ritmo más placentero para su propia anatomía.
-Hiro-saan, suficiente- Musito al borde del límite.
El castañito obedeció y separo su pequeña y traviesa boca del miembro completamente empalmado, siendo sustituido este por los dedos del mayor, los cuales también se dio el tiempo de lamer.
Nowaki preparo la entrada apresurado, el mismo se sentía desesperado por hacer suyo a Hiroki, y tenerlo entre sus brazos.
-Lo hare rápido ¿Esta bien?- Pregunto, Hiroki asintió al acto y abrió un poco más sus piernas dejando que Nowaki tuviera espacio suficiente para ingresar en su cuerpo.
El pelinegro sonrió y acaricio suavemente la mejilla de su amado, sabía que aun después de un año de relación Hiroki sufría cuando era arremetido.
Dio la primera estocada rápida y certera, Hiroki apretó sus labios y curvo su espalda, con un gemido reprimido. Nowaki se movió un poco para besar la mejilla del mayor y observarle acariciarle los castaños cabellos con amor.
-Tranquilo mi amor, ya pasara- En una posición algo incómoda para su propia persona, con la mano derecha acariciando el miembro del castaño, y la mano izquierda sobre sus revueltos cabellos, espero hasta que Hiroki se acostumbrara.
Y así lo hizo, aun un poco adolorido, Hiroki movió sus caderas lentamente, en busca de reemplazar dicho dolor por placer.
-¿Listo mi cielo?- Consulto el atento pelinegro, Hiroki asintió, no era muy bueno para hablar mientras realizaban ese tipo de encuentros.
Nowaki sonrió y comenzó a moverse lento, sacando suaves y pequeños gemidos del mayor, sabía que aquellos movimientos eran del agrado del castaño, y sonreía a veces por ver la expresión de Hiroki, completamente ruborizado y en parte sudoroso, con la boca semiabierta y los ojos levemente cerrados.
Comenzó a moverse mas rápido, sin recibir negativas del mayor, cambiaron de posición un par de veces, hasta quedar finalmente sentados uno frente al otro, moviendo ambos sus caderas con velocidad desmedida.
Aceleraban cuanto les era posible, Nowaki sabía que no quedaba mucho para terminar y pronto Hiroki le dio la razón a su instinto.
-Nowaki…ummm, no pues- gimió, aferrándose a la espalda del menor, Nowaki se dejó abrazar y continua las estocadas.
Alrededor de un minutos después, sintió la estrecha entrada apretarse en torno a su miembro, y un líquido espeso y tibio en la zona cercana a su vientre, Hiroki se desvaneció en sus brazos, respirando agitado, apenas consiguió adentrar el miembro una vez más en aquella estrecha y cálida cavidad, cuando su propia hombría eyaculo soltando su esperma en el cuerpo de su amado.
Recostó cuidadosamente a Hiroki sobre el colchón y salió del cuerpo de este, recostándose junto él y besando su frente.
-Te amo, mi ángel hermoso.-
- Y yo a ti.