Capítulo 6: Esta es la verdad.
Un castaño de ojos verdes recorría ansioso los pasillos de su universidad, había pasado un mes sin verle, sin embargo no era capaz de perder las esperanzas, Misaki estaba completamente enamorado de su sempai, un joven de cabellos grises lacios y suaves, ojos violetas, y una fuerte barbilla.
Le había conocido al ingresar en la carrera, su primer encuentro fue furtivo, en ese momento jamás pensó que terminaría locamente enamorado de aquel varón.
Hacía seis meses ya desde ese día, le había mandado a la rectoría, debía llevar algunos documentos con respecto a su beca, tenía pocas horas para hacer un sinfín de trámites, obviamente estaba muy apresurado.
Corría pensando únicamente en los malabares de debía hacer para tener todo a tiempo, considerando también que debía saltarse una de sus clases para conseguirlo.
Solo un golpe consiguió sacarlo de sus pensamientos, y detener sus carrera para terminar tendido en el suelo, con un montón de papeles regados junto a él.
-deberías ver por dónde vas- Dijo el mayor con voz firme y algo molesta.
-Lo siento, de verdad iba distraído- se disculpó Misaki sin levantar la vista- ¡Oh no! ¿Qué hare ahora? Todos mis papeles se han desordenado, no alcanzare a tener todo a tiempo- La voz de Misaki era casi quebrada, miraba con pesar todos sus papeles tendidos sobre el suelo.
Akihiko se sintió culpable, y cediendo a los encantos del menor, se agacho junto a este y dijo:
-Déjame ayudarte.
-¿Enserio?- su sorpresa era enorme, él había causado aquel percance sin embargo aquel mayor le estaba ofreciendo su ayuda, cosa que en pocas ocasiones ocurría.
Akihiko solo asintió, y comenzó a tomar unos papeles al azar, tardo poco en diferenciar una palabra especial en aquellos documentos.
-¿Estas estudiando Literatura?-pregunto sorprendido.
-Eh, Si… bueno acabo de ingresar- confirmo con vergüenza.
-Es una coincidencia, pues yo estoy a punto de egresar- declaro el mayor con una sonrisa en el rostro.
Misaki quedo prendido entonces de aquel hombre, arrogante y frio, que por primera vez había mostrado una sonrisa sincera.
Dias después se enteró de que aquel joven que conoció en la rectoría era Usami Akihiko, quien poseía las mejores calificaciones de toda la carrera, egresaba con honores un año antes de lo prometido, y ya había emitido hace años su primera obra propia.
El por su parte tenía muchas ganas de estudiar, a Misaki le encantaba su carrera, sentía que había nacido para aquello, sin embargo No le iba en los exámenes como esperaba, definitivamente no era una persona brillante, pero jamás espero ser un total fracaso en la Universidad.
Día a día concurría a la biblioteca del establecimiento, quería estudiar, deseaba ser bueno en lo que hacía, sin embargo no era suficiente.
Allí le encontraba siempre en el mismo lugar, Usami Akihiko solía sentarse en la mesa más apartada de la biblioteca, con su laptop, escribía durante horas sobre aquel teclado, y luego se retiraba sin siquiera había retirado algún libro del establecimiento.
Misaki ya debía rendir su tercer examen, sentía miedo, en los dos anteriores sus notas había rozado lo pésimo, y cada vez era peor.
Pero él deseaba estudiar, por lo tanto trago saliva y se atrevió a hacerlo, se atrevió a pediré ayuda al mejor de los estudiantes, al alumno más brillante de toda la carrera.
-Usami-sempai- le llamo, Akihiko levanto la vista, sorprendiéndose al ver de nuevo a aquel castaño, aunque debía reconocer que lo que más le agradaba eran sus ojos- Usami-sempai, enséñeme por favor- dijo realizando una sobria reverencia, impresionando al otro estudiante.
-Misaki Takahashi- nombro Akihiko con voz serena.
Misaki levanto la vista, no sabía que Akihiko le reconociera.
-Eres de primer año ¿Por qué me estas pidiendo ayuda?-pregunto con soberbia.
-Yo…No tengo buenas calificaciones, los profesores se quejan sobre mi desempeño, y realmente ya he perdido la esperanza de conseguir avanzar solo, sin embargo tengo buenas intenciones, yo deseo ser un buen estudiante, y quiero mejorar mi desempeño, yo…usted es demasiado inteligente, y pensé en pedir su ayuda.-confeso sonrojado.
-¿Mi ayuda? ¿Y que obtengo yo a cambio?-pregunto elevando una de sus cejas.
-Yo… no tengo dinero- Dijo el castaño apesadumbrado.
-No necesito dinero, de hecho es lo que más me sobra- confeso el mayor.
-Discúlpeme pero no tengo nada que ofrecerle- Completo el castaño, quien ya comenzaba retirarse con la vista gacha y los sueños rotos.
-No te vayas- Expreso Akihiko- ven aquí y dime ¿Qué es lo que deseas aprender?
Misaki volvió asombrado, una sonrisa torció sus labios de felicidad, y corrió emocionado hacia la mesa donde el mayor cerro su laptop, y puso plena atención en el menor.
Así había comenzado una relación de pleno estudio, Misaki había subido considerablemente sus calificaciones, se las mostraba con orgullo y entusiasmo al que él consideraba su mejor amigo “Usami Akihiko”.
Sin embargo hace un mes Usami había desaparecido, ellos no tenían clases en común, por lo que solo se veían en la biblioteca y de vez en cuando en el almuerzo, no obstante hace un mes que no le veía, ni siquiera caminando elegantemente por los pasillos de la universidad, Usami Akihiko había desaparecido.
Hacia dos semanas le había visto a lo lejos, con los ojos cansados y una mueca de disgusto, quiso acercarse, pero akihiko ya había subido a su propio deportivo rojo y se había marchado.
-¡Sumi-sempai!-Lamo Misaki, Sumi, un joven simpático, varios años mayor que él era compañero de clases de Akihiko, no sabía bien lo hacía, sin embargo su desesperación llegaba a los limites-Sumi-sempai buenos días, estoy buscando a Akihiko-sempai, la secretaria me ha dicho que le necesita- mintió.
-Akihiko, él ha faltado bastante el último mes, creo que hoy tampoco asistió- Dijo el mayor pensando- Llámalo a este número, quizás te conteste- Sumi anoto en un pedazo de papel rasgado el número de Akihiko y se lo entrego.
-Sempai, gracias- dijo Misaki alegre, corrió entre los pasillos apretando en su pecho aquel número telefónico.
Misaki había auto denominado a Akihiko como su mejor amigo, sin embargo en ese mes de ausencia había confirmado sus sospechas, el no sentía cariño de amigos hacia Akihiko, era algo mucho más fuerte, algo mucho más intenso…El sentía amor, un amor que solo las parejas se podían profesar…
Tardo tres días más en decidir tomar el celular y llamar, el tono de marcado le ponía cada vez más nervioso, pensó en cortar, pero una parte de él le dio la fuerza para mantenerse firme y no declinar en su decisión.
-Buenas ¿Con quién hablo?- contestaron al otro lado de la línea.
-Us… Usami-sempai-Pronuncio nervioso de solo oír su voz.
-¡Misaki!- Contesto impresionado- ¿Cómo conseguiste mi numero?- pregunto.
-Yo sé, se lo pedí a Sumi-sempai-confeso apenado.
-Vaya- Akihiko estaba feliz, sin embargo todo aquello de la desaparición de Hiroki no le dejaba disfrutar el momento- ¿A que debo tu llamada?-pregunto usando el tono más relajado que podía utilizar.
-Yo, estaba muy preocupado por usted, y bueno…la verdad es que yo-Seguía nervioso.
-Espera Misaki, lo siento tengo un asunto importante que atender ahora, nos vemos en la biblioteca mañana a la misma hora de siempre ¿Te parece?-hablo apresurado.
-Ehhh, si-respondió lo más rápido que pudo.
-Gracias, nos vemos- se despidió y corto la llama.
Luego de cortar el llamado observo con atención la cara de quien tenía enfrente, se fijó en cada una de sus expresiones y no logro encontrar más que disgusto.
-Miyagi-san ¿Ha encontrado algo de Hiroki? ya va siendo un mes y aun no hay rastro de el- Hablo el menos observando al detective.
-No he encontrado a Kamijou-san, sin embargo encontré algo referente a él y temo que no son buenas noticias, peor aún tener que dárselas a usted.
-¿Qué quieres decir con todo eso?-pregunto Akihiko levantando la vista exasperado.
-Durante la semana pasada junto a Shinobu comenzamos a encontrar varios registros sobre Kamijou-san, mediante correos electrónicos, los cuales contenían información confidencial de su amigo.
-¿Qué dices? ¿De quién eran esos correos?-Pregunto con los pelos erizados.
-Deje terminar Akihiko-san- hablo Miyagi con fuerza- era un informe detallado de la casa Kamijou, la hora de salida de los padres, sus frecuentes horas de visita, las horas fijas de salida de la madre, el estado de Kamujou-kun, fotografías, edad, peso, sexo, estatura y un dato muy curioso que usted no me dio cuando me encargo la investigación de kamijou.
Akihiko se sintió intimidado.
-el informe decía que Hiroki-sama es clarividente- la voz de Miyagi era fuerte, aquel era un dato que pudo haber sido decisivo las primeras horas de búsqueda.
Ambos hombres se miraban, pero ninguno estaba dispuesto a hablar, finalmente Miyagi se decidió a entregar la información final.
-Shinobu logro hackear una gran red social de correos electrónicos, fueron días de búsqueda para encontrar al destinatario de todos estos mensajes, nos sorprendió descubrir que quien pidió todo ese detallado informe fue Fuyuhiko Usami.
Los ojos de Akihiko se abrieron con fuerza, su padre había mandado a hacer un informe completo de Hiroki ¿Por qué? ¿Cómo sabia su padre de la existencia de Hiroki?
-Eso no es todo, después de ver esos mensajes, investigamos la razón de aquel informe, terminando por descubrir que el escape de Hiroki fue una real suerte-susurro- Hiroki iba a ser secuestrado al otro día de su desaparición, durante la salida semanal de su madre a un club de lectura, en un horario donde usted Akihiko-sama tenía un examen, y el padre de Hiroki estaba en el trabajo.
-Por Dios, secuestrado ¿Por qué mi padre quería secuestrar a Hiroki?- Akihiko se había levantado de su silla, y miraba expectante alguna respuesta de Miyagi.
-Nosotros, la verdad no estamos muy seguros, Shinobu ha hecho un esfuerzo máximo por encontrar la razón, hemos intentado hacer algunas hipótesis, uniendo los pocos cabos sueltos que encontramos, al parecer su padre quiere perfeccionar el don de Hiroki-sama y utilizarlo para fines económicos, al perecer un tipo de “vender las predicciones de Kamijou” por supuesto a un alto precio.
-Mi padre esta loco- susurro Usami volvió a sentarse en su silla, completamente palido ante la información entregada- sabia que estaba obsecionado con el dinero, pero esto me parece demasiado…
-Eso no es todo, otra de las hipótesis que tenemos es que la desaparición de Hiroki-san pudo no haber sido fortuita-Expreso, volviendo a ganar la atención de Akihiko- Si Hiroki-san realmente es clarividente, existe la posibilidad de que el supiera que sería secuestrado, y escapo antes de que eso sucediera…
-Hiroki lo sabía ¿entonces porque diablos no pidió ayuda?- Grito exasperado.
-No lo sabemos, de todos modos eso es solo una hipótesis…
En otro lado de la ciudad las cosas eran muy diferentes.
-Hiro-san ¿no quieres algo de comer?- Nowaki se asomaba en la puerta observando aquel cuerpo desfallecido y acalorado sobre el colchón.
Hacia unas semanas había rendido su examen de admisión a una universidad de medicina, obteniendo el más alto puntaje, y agradeciendo ese esfuerzo únicamente a Hiroki, quien le había preparado, cada uno de los temas que Hiroki le había hecho estudiar habían sido evaluados…
Sin embargo nada es miel sobre hojuelas, Hiroki llevaba días en cama, su fiebre subía y bajaba, a ratos solía tener fuertes dolores de cabeza, cuando se sentía mejor se daba el ánimo de probar bocado, sin embargo cuando estaba realmente enfermo apenas tomaba agua.
-Lo siento Nowaki, no tengo hambre- respondió con voz rasposa, le costaba concentrarse a su mente llegaban un montón de pensamientos, al parecer todos de los vecinos, creyó que el radar de su don se había extendido, y por lo tanto ahora sufría las consecuencias.
Cuando Nowaki había finalizado su examen habían comenzado sus problemas, él pensó que sus migrañas acabarían, pues de tanto concentrarse en ver la materia que debía enseñar a Nowaki sentía migrañas a diario, sin embargo cuando dejo hacerlo sintió aquella nueva capacidad, no solo oía los pensamientos de Nowaki sino los de toda una población.
Solo durante las noches conseguía algo de paz, y dormía.
Nowaki solía abrazarle y susurrar en su oído que todo pasaría pronto, sin embargo las cosas no parecían mejorar en lo más mínimo, Hiroki sentía el miedo de no poder controlar aquellos malestares y terminar por morir a causa de una de sus fuertes fiebres…