Capítulo 7: Cuando los males acechan.
Nowaki vivía preocupado, había pasado aquel importante examen y había decidido estudiar medicina, por una simple frase que le había dicho el castaño cuando deliraba de la fiebre.
Flash Back
-Hiro-san, por favor bebe aunque sea un poco de agua- Rogaba el de ojos azules al borde de la cama con la pálida mano entre las suyas, de vez en cuando dando besos cálidos sobre la misma.
-Eres tan buen cuidador, te vez bien con tu bata de médico- La respuesta había llegado hasta sus oídos, sorprendiéndole en demasía, sin embargo Hiroki no parecía contrariado con lo que el mismo había dicho, sino que lucía una preciosa sonrisa esperanzada.
-¿crees tú que me veo bien de doctor?-pregunto siguiéndole el juego aun delirante Hiroki.
-No solo te vez bien, eres excelente médico- Confeso este cerrando sus ojos.
Fin del Flash Back.
Una razón estúpida para haber dictaminado dicha profesión, sin embargo se sentía esperanzado y conmovido por la labor de los Doctores.
Claro en ese momento pensaba que eran delirios del castaño, lo que le habían llevado a dar dicha respuesta, sin embargo Hiroki no estaba más que viendo un futuro no tan lejano, en el cual su joven galeno ya ejercía su carrera como médico especializado en pediatría.
Ahora sin embargo las cosas no parecían ir bien, Hiroki había sufrido varias fiebres altas, Nowaki intentaba ser consecuente con él, pero el castaño le rogaba que no lo sacara de la morada, que no le llevara a un hospital, Nowaki terminaba cediendo cada vez que aquello sucedía, sin embargo allí no terminaban los problemas, Nowaki cada vez notaba más aquel extraño detalle en toda la historia.
Hiroki varias veces le había adelantado cosas que luego sin saber cómo sucedían.
Esa mañana había sido igual, Hiroki despertó con una elevada fiebre, no sabiendo bien lo que decía, ni diferenciando entre realidad y sueño, agarro la mano de Nowaki y susurro.
-Cuando entregues el periódico, ten cuidado con ese camión-El murmullo fue casi imperceptible, pero el de ojos azules había afinado su oído para oírle con toda claridad.
-¿De qué camión me hablas Hiro-san?-pregunto dispuesto a descubrir parte del misterio.
-El camión de la novena calle- Sus ojos se cerraron pero el prosiguió con su advertencia- Creerás que está estacionado, pero no es así, el conductor está dentro y no te ve en tu bicicleta, ten cuidado te puede golpear- Aquella advertencia había sido realmente aterradora.
Nowaki notaba esa aura de seguridad que tenía el castaño para decirle dicha declaración, además le aterraba el hecho de que hiroki le hubiese dado tanto detalle sobre aquel accidente que aún no ocurría.
-Estaré atento Hiro-san- Nowaki beso la frente del menor y luego de aquello se retiró, paso a su trabajo donde le otorgaron su modesta bicicleta, con el canastillo repleto de periódicos por entregar.
Recorrió hasta la séptima calle con tranquilidad, sin embargo al comenzar la octava comenzó a preocuparse, las palabras del castaño se repetían constantemente dentro de su cabeza, cosa que producía cierta incertidumbre y un estado de completa alerta.
En la novena calle, no parecía haber un camión, Nowaki se calmó, pensó que solo eran desvaríos del muchacho febril que alojaba en su morada.
Termino la entrega con total normalidad, estaba punto de cruzar una de las cellas cuando el semáforo indico que debía detenerse, sin prestar mucha atención a los alrededores se detuvo, esperando que aquel semáforo le concediera el turno de avanzar, de pronto oyó el ruido de un motor encendido, giro la vista apresurado, el pequeño camión mercante estaba retrocediendo en su dirección, apunto de golpearle.
“Ten Cuidado”
La frase se repitió en su mente, soltó apresurado la bicicleta y escapo como pudo del golpe, no evitando ser empujado por el camión y caer de bruces al suelo, gracias a Dios, solo se llevó un raspón y un par de moretones, de algo que podría haberle costado hasta la vida.
El conductor se bajó aterrado al oír el grito de una mujer que había percibido dicho accidente y la bicicleta triturada bajo sus ruedas, quien también había producido un sonido alarmante.
-Joven ¿Se encuentra usted bien?- El hombre estaba complemente nervioso.
-Sí, no se preocupe, mi bicicleta sufrió la peor parte- decía Nowaki ensimismado en sus propios pensamientos.
-Lamento mucho lo que mi distracción le ha causado-se disculpó el hombre- Pero no se preocupe, yo cubriré los gastos de una nueva bicicleta.
-Oh, claro, muchas gracias- Nowaki no atinaba a dar buenas respuestas, solo recibió el cheque entre sus manos, se despidió de hombre con gesto amable y tranquilizo a todos diciendo que solo había recibido un pequeño golpe al caer, nada de qué preocuparse.
El camino a casa se le hizo jodidamente largo, pero deseaba llegar, quería ver a Hiroki y cuestionarle, ¿Como aquel inocente castaño le había revelado tal calamidad? habían cosas que confundían la mente joven del ojos azules.
Al ingresar en la casa Hiroki estaba levantado, al parecer su fiebre había desaparecido tal como llego, cosa que sucedía con mucha frecuencia.
-¿Ya te sientes mejor?-pregunto Nowaki alargando su espera por saber la verdad.
-Sí, hoy me levante de muy buen humor-Dijo Hiroki sonriéndole angelicalmente- Y con muy buena salud también, quisiera aprovechar el momento para hablar con mis padres, ellos deben estar preocupados, no he conseguido hablar con ellos desde que llegue hasta aquí, ya van dos meses deben estar con el alma en un hilo.
-Hoy en la mañana tenías fiebre- Dijo Nowaki ignorando la última parte de su conversación.
-¿Enserio? no lo recuerdo- susurro el castaño- Debía tener mucha fiebre como para haberlo olvidado, discúlpame por preocuparte tanto- Hiroki se acercó a los labios de Nowaki depositando sobre ellos un casto y magnifico beso.
-¿Me estás diciendo que salvaste mi vida y no lo recuerdas?- La voz de Nowaki sonaba extraña.
El castaño se giró en extremo preocupado y encontró sus orbes castañas, con las amplias lagunas azules de su acompañante.
-¿Te salve la vida?- el castaño pregunto algo confuso, pero de pronto exclamo- ¡El camión!- Los ojos de Nowaki se agrandaron, Hiroki si lo recordaba.
Estaba a punto de decir algo, incluso había tomado aire para hacerlo, pero el castaño se abalanzo sobre el tocando su cuerpo, revisando parte por parte, pero al pasar sus suaves dedos por su rostro, la expresión del castaño cambio y entonces susurro de manera incriminadora.
-Tu bicicleta quedo hecha añicos, fue un milagro que tu solo te hayas golpeado al caer- Esa declaración no hizo más que aterrar al Nowaki, quien se separó bruscamente de Hiroki.
-¿Quién eres tú? ¿Cómo lo sabes? ¡¿CÓMO SABES TODO ESTO?!- La exclamación fue hecha con furia, Hiroki quien jamás había recibido ese trato retrocedió asustado.
Las manos de Hiroki estaban sobre su pecho y tenía la respiración irregular, sus ojos comenzaban a colmarse de lágrimas al ver como Nowaki le miraba con terror y algo de enfado, pero no sabía cómo reaccionar, no sabía que decir, él siempre se dejaba llevar por sus sentimientos, y se delataba a el mismo y a su “Don”, así le había descubierto Akihiko, y así mismo ahora era increpado por Nowaki.
Sin saber a ciencia cierta que camino pisaba Hiroki respondió:
-Soy clarividente y no lo controlo.-
-¿Clarividente? ¿Qué quieres decir exactamente con eso?
-Exactamente quiero decir que puedo ver el futuro, leer la mente y saber un par de cosas del pasado también, yo conocí tus ojos antes de verlos bajo la lluvia, y musite tu nombre antes de haberte conocido, sin saber que sería el príncipe que salvaría mi vida, pero creo que te he decepcionado, yo no soy el ángel que esperabas, soy una simple bruja, que aterra a todo el mundo, por eso debí quedarme en mi casa, jamás debía haber abandonado mi hogar- El transcurso de aquella conversación se tornó tensa de momento, Hiroki ya estaba comenzando a llorar entre hipidos graves y preocupantes, al parecer perdía la respiración a ratos.
Nowaki sin saber que hacer solo atino a tomarle por los hombros rogándole que se calmase.
-Hiro-san, ten calma, necesito que me explique de que se trata esto de la clarividencia- Nowaki entendía parte de la historia, de cierta forma le quedo claro cómo es que hiroki conocía tanto del futuro.
-Yo te mentí Nowaki- aun lloraba- Te mentí, yo no trabajo, ni jamás he estudiado, escape de casa de mis padres con la intensión de volver, pero no pude. El día en que tú me hallaste. Salí de casa para tocar por primera vez el suelo de la calle, pero un montón de pensamientos de toda le gente llego hasta mi mente, el dolor de cabeza era horrible, me desespere y corrí hasta quedar tendido en el lugar donde me encontraste.
-Hiro-san…
Hiroki sentía miedo, de ser tratado como un monstruo por la persona que más amaba en toda la tierra, aquel que le hizo conocer la libertad dentro de un encierro, aquel que le mostro un mundo sin más que solo verle con sus preciosas gemas azules.
-Hiro-san, yo te ayudare, buscaremos a tus padres, hablaremos con ellos sobre lo que sucede y yo te ayudare a controlarlo, te juro Hiroki que yo calmare tu sufrimiento-Tomo una pausa besando las mejillas del joven castaño- Yo quiero verte feliz- Susurro.
Hiroki entonces se desvaneció entre los brazos del menor, quien asustado le llevo hasta la habitación para revisarle lo mejor que pudo en sus condiciones.
Así comenzaron ellos una nueva aventura en la que Nowaki estaba dispuesto a hacer que Hiroki controlara sus poderes.
Akihiko & Misaki
El joven de ojos violetas pensaba en todo lo que había ocurrido el último mes, su amigo permanecía desaparecido, su padre y el detective Miyagi mantenían una ardua lucha por ver quien encontraría al clarividente primero.
El por su parte había comenzado una reciente relación con el pequeño castaño de ojos verdes, se veían en la Universidad y esporádicamente en su departamento, en sus ratos libres.
Había conocido mejor la historia de Misaki, a la inocente edad de 8 años su pequeño niño había perdido a sus padres, en un accidente automovilístico, él y su hermano 10 años mayor quedaron a la deriva, siendo su hermano quien se encargó de sus estudios, le mantuvo y trabajo arduamente para que al pequeño Misaki no le faltase nada, sin embargo hace un poco tiempo Takahiro había contraído matrimonio, Misaki no creía oportuno inmiscuirse en la vida romántica de unos recién casados, a pesar de que ninguno de los dos se lo había dicho tajante mente.
El de ojos verdes aprovecho el traslado de su hermano en conjunto con su ingreso a la universidad para alejarse de la joven pareja y vivir en una pequeña pensión de la ciudad.
Sin embargo aquello no era del todo agradable para Akihiko, el mayor quería ver a Misaki instalado en un lugar mil veces más decente que esa pequeña lata de sardinas que su universidad ofrecía a aquellos que no tenían dinero para pagar algo mejor.
Ultimamente se le había metido en la cabeza que Misako debía vivir con EL, Akihiko era su novio, merecía y debía por lo tanto ayudar a Misaki si este lo necesitaba.
Utilizando todo su poder Usami había encargado a una noble inmobiliaria quitar todas las pertenencias del castaño de esa miserable habitación y llevarlas a su departamento, no era algo que quedase en duda, él ya lo había decidido, y esa tarde esperaba paciente la llegada de todas las pertenencias de su pequeño amado.
Más tarde probablemente recibiría la llamada de Misaki iracundo, pero finalmente no tendría más opción que vivir junto a él, en su morada.
Miyagi & Shinobu
Tarde o temprano el pequeño terrorista haría caer al detective, aunque shinobu lo prefería temprano, no era del todo paciente.
Sin embargo aquella investigación le estaba costando su conquista, por las mañanas era el instituto, hasta la tarde y finalmente por las noche se pasaba horas en vela hackeando todos los contactos del maldito “Fuyuhiko” para ver si en alguna forma había conseguido encontrar al dichoso clarividente perdido. Cada día era lo mismo, no habían encontrado nada.
Pero cuando al fin quedaba libre ya era de madrugada sus planes de conquistar a Miyagi se iban por el caño, decidido a hacer algo con su problema tomo un bolso, echo en el las ropas de su closet y fue hasta la oficina de su padre.
-Me voy con Miyagi- dijo el rubio con tono serio en la voz.
-¿Cómo que te vas con Miyagi? ¿Crees que a él le gustara recibir a un mocoso como tú?-pregunto el mayor con rabia al ver la soberbia de su retoño.
-Poco me interesa si a Miyagi le gusta, lleva toda la semana reclamando sobre el caso de Akihiko Usami, y cada vez avanzamos menos- expreso el rubio- Me iré a con Miyagi, si trabajamos juntos terminaremos pronto este caso.
Su padre levanto una ceja terminando por ceder ante el capricho de su hijo.
-Está bien hablare con Miyagi para que te reciba en su casa, pero solo por una semana ¿Entendido?- el hombre era un tanto bruto así que elevaba su voz con facilidad.
-Completamente- Shinobu se echó el bolso al hombro, cuando llego al departamento de su detective, el hombre de ojos azules ya le estaba esperando.
-¿Se puede saber qué es lo que haces aquí?- pregunto enfadado.
-Mi padre ya te lo ha dicho, si queremos avanzar con el trabajo es mejor que estamos juntos- respondió con cara de pocos amigos.
-Tú no quieres realmente terminar con el trabajo.
-Sabes perfectamente lo que quiero- shinobu cerró la puerta del departamento, tomo por la corbata al mayor y acerco sus labios con velocidad robando una ferviente y apasionado beso, Miyagi se haría cargo de sus sentimientos. QUIERA O NO.