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Stupid youth. por LynValo

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Notas del capitulo:

**Por favor no te olvides de las advertencias del Fic que vienen explicadas en el Resumen. Gracias.**
(
Sí, ya lo recordaré cada capítulo porque ya saben luego que pasa…) xD

 

Ahí tienen pervertidas/os :B

Espero disfruten el capítulo :3

La puerta fue cerrada con seguro, las luces del dormitorio se encendieron y ambos miraron la misma cama. Tras sonreírse, Tony tomó los bordes de su playera jugueteando con ellos preguntando algo implícitamente, cuando Steve le asintió fue que se la quitó y la colocó en la cama donde un momento después se sentó. El rubio caminó hasta el pequeño buro donde abrió el primer cajón.

 

-Acuéstate boca abajo. – Le ordenó a Tony mientras cerraba el cajón.

-¿Seguro que sabes? – Cuestionó antes de obedecer.

-Claro que sí. Hace algunos años una prima me enseñó, aunque es una habilidad nata. Ya sabes, soy bueno con las manos y sé tratar bien el cuerpo de cada persona. – Comentó con una sonrisa y con simpleza. – De hecho, cuando Bucky llega molido de los partidos o entrenamientos viene conmigo para darle un masaje. Y las chicas algunas veces también vienen por gusto.

-¿En serio?

-Sí. Podrás preguntarles luego, aunque ahorita sabrás que es cierto. – Volvió a sonreírle y Tony se encogió de hombros para después acostarse como se lo había pedido el mayor. – Hey, qué bien adornas mi cama. – Comentó con tono juguetón Steve al ver al castaño ya tendido en su cama. Tony sólo soltó una risita despreocupada. 

 

No era muy noche aún, pero la mayoría de los alumnos ya estaban en sus dormitorios porque al día siguiente tenían que comenzar las clases de esa semana, así que por esa razón Steve puso un poco de música a un volumen bajo, perceptible sólo para ellos y no que molestara a los demás a los alrededores. Volvió a la cama donde también se subió tras quitarse los zapatos como ya había hecho Tony. Se colocó a horcajadas sobre la espalda baja del castaño y abrió la tapa del frasquito que había tomado, una botella pequeña pero alargada de etiqueta amarilla y letras azules que alcanzó a ver Stark. Por la pequeñísima boquilla comenzó a dejar gotitas por la espalda de Tony que soltó una leve exclamación por lo frío que sintió, con sólo eso el rubio volvió a sonreír repartiendo más gotitas de crema por el largo de la columna.

Antes de comenzar, Tony se estiró y tomó una de las almohadas para abrazarla y recargar su cabeza en ella. Ya así fue que Steve comenzó a pasear sus manos por la espalda esparciendo la crema con eso y presionando en unos puntos más que en otros.

Tony sólo se quedaba quieto y relajado viendo a un lado de la habitación a donde su rostro quedaba, mientras disfrutaba del trato que comenzaba a sentir cada vez más agradable. Escuchaba cantar al rubio casi en susurros las canciones que se dejaban oír levemente, y aunque él mismo se las supiera y le gustaran, estaba tan tranquilo que ni la boca quería abrir, porque la nula charla entre ellos no era algo incómodo. Tampoco fue para nada incómodo cuando Steve pasó a sentarse en su trasero para continuar con el masaje a su cintura, volviendo a sentir las gotitas de crema sobre la piel. Ni cuando sintió un leve fricción entre la parte baja de sus cuerpos cuando el mayor se inclinaba para reanudar roce con sus manos desde los hombros a la cintura.
Se dejaba llevar como tendría que ser, y suspiraba si lo sentía reconfortante, más cuando las manos abordaban sus costados o la cintura y seguía sintiendo la fricción de los muslos y entrepierna de Rogers en su cuerpo a cada movimiento que tenía que hacer ahora para atender sus brazos con el mismo masaje. Y los minutos se le fueron tan rápido, porque en realidad sólo tenía idea de que habían pasado varios por la cantidad de canciones que ya habían transcurrido y porque después sintió aquellas manos alejarse de su cuerpo. Pero no fue por mucho tiempo, al par de segundos que también el peso sobre su trasero desapareció, las mismas manos apretaron levemente sus muslos sobre el pantalón, pero sólo un momento.

 

-También se sigue por aquí. – Dijo tras haber hecho la presión. – Pero sólo si quieres. – No había mencionado eso a sus antes visitas con fines de masaje, pero con él podía ofrecerse a ese punto. Tony no se movía de su misma posición, sólo cambió el lado de su cabeza en que se recargaba en la almohada.

-Está bien. – Dijo con la voz como si acabase de despertar, delatando que el masaje había cumplido su misión de relajarlo.

-¿Continuo? – Preguntó para estar seguro, sólo un asentimiento del otro fue suficiente.

 

Con ayuda de las manos de Tony, Steve desabrochó los pantalones de éste y los deslizó por las piernas, llevándose en el camino los calcetines, y los dejó a un lado de la playera antes retirada. Antes de volver a tomar el frasquito de la crema, dio un amplio vistazo a la nueva imagen que se mostraba en su cama; el cuerpo de Tony boca abajo sólo con los boxers puestos. Aquella prenda enmarcando con la ajustada tela el trasero que codiciaba al igual que cada parte de ese cuerpo. Suspiró casi imperceptiblemente para proseguir con lo que estaba haciendo, y cuando volvió a colocar el contenido del frasco, fue el turno de sus manos de tocar la piel suave de los muslos de Tony. Con cada minuto trascurrido fue que recorrió también toda la extensión de las piernas hasta que a los pies también los trató. Pero no pasaba segundo en que no mirara con detalle la piel expuesta y la parte que no estaba totalmente expuesta, así que en consecuencia a eso y a su deseo por él, un apetito se fue acentuando a lo largo de esos minutos., ya manifestándose más en cierta parte de su cuerpo.
Volvió a sentarse sobre el blando trasero, sin importarle que por la fricción pudiese delatarse, y reanudó las caricias por la cintura y la espalda, terminando por inclinarse completamente y llevar su rostro a un lado del que estaba sobre la almohada. Dejó sus manos sólo dando fantasmales caricias por los costados de la cintura y llevó sus labios cerca de la oreja visible de Tony. Now, If you will be my lover I will shiver insane. But you can’t be my master I will do anything. Cantó a la par de la voz de Iggy Pop que sonaba en ese momento y lo aprovechó. Steve en una suave voz, en un gesto insinuante. Delatándose una vez más. No hubo palabras que lo detuvieran, ni gestos, sólo un suspiro que le alentó.

Aunque Tony seguía sin incomodarse por estar en la misma posición, tuvo que girar un poco el torso sólo para mirar directo a las pupilas pálidas y por medio de esas miradas darle a entender al otro que ambos podían continuar. Pero por si quedaba alguna duda, de cualquier modo se acercó a su rostro para besarlo suave pero insinuantemente. Swear, you gonna feel my hand, cantó ahora Tony cuando finalmente terminó por girarse por completo y quedar de espaldas al colchón frente a Steve que acorralaba su cuerpo.
El beso continuó siendo más profundo ahora, Tony le tomaba por la nuca para no dejarlo ir, mientras Steve ahora hacía que el castaño separa las piernas para él acomodarse entre ellas, dejando sus antebrazos a cada lado de la cabeza sobre las almohadas para no aplastarlo.

Steve notó que en Tony también ya se marcaba una erección, y Tony ya había sentido la suya, así que ya no había tiempo que perder. El rubio se separó un momento del beso para incorporarse y quitarse la camisa y arrojarla sin cuidado, para después comenzar a desabrochar sus pantalones, atento con la mirada traviesa que recorría su cuerpo. Está vez Tony no se le iba a escapar. Sus pantalones también fueron arrojados y se inclinó una vez más al cuerpo acostado, pasando las manos debajo de la cintura para aupar un poco a Tony que le rodeo por la espalda.

Ni un segundo se iba a detener, ese era su propósito. Así que Anthony aprovechando el impulso de su propio agarre en la espalda de Steve y las manos de éste levantando su cintura, comenzó a frotar sus cuerpos, principalmente sus entrepiernas que todavía cubrían con la ropa interior. Bajó sus labios hasta el cuello del mayor comenzando con suaves mordidas y paseando su lengua con lascivia hasta los hombros, sintiendo como ahora era Steve quien friccionaba sus cuerpos. En un momento su cuerpo fue empujado de nuevo al colchón por completo, recibió al rubio abriendo más las piernas y elevándolas un poco, quien aprovechó eso para seguir moviéndose como si lo estuviese embistiendo. Ahora Rogers era quien besaba su cuello ansiosamente y poco a poco fue bajando hasta su pecho, deteniéndose en uno de sus pezones donde también arremetió con los dientes, haciéndole soltar el primer jadeo y un leve temblor. Tony estaba ya sintiendo demasiado calor hasta sentirse ansioso, lo que ocasionaba que se revolviese un poco sobre el colchón, pero sus manos habían sigo sujetadas con las del otro, negándole moverse mucho. Entonces se arqueaba para continuar con la fricción para que el otro se convenciera de que no tenía todo el tiempo del mundo. Ya. Ya. Ya. Quería pedirle, pero mejor no hablaba para no interrumpir el recorrido de los gruesos labios hasta su abdomen donde se sentía muy agradable. Y luego mucho más delicioso cuando sus manos fueron liberadas porque Steve había llegado más abajo besando con delicadeza la parte interna de sus muslos. Maldita sea, ¿por qué Steve se tomaba esa calma? Pero bueno, quizás podría aguantar un poco más, no es que estuviese a punto de estallar, sino que no quería pasar mucho tiempo con él en esa situación. Sería estúpido hacerlo bien.
Finalmente su única prenda fue retirada y así Rogers fue directo a atender su miembro con la lengua y boca. Soltó los gemidos sin recato, pues no había porqué jugarle al inocente o tímido. Su papel era otro. Y como si no fuese suficiente perdedera de tiempo y entrega de consideraciones, Steve bajó con su lengua ahora hasta la entrada. Tony se sobresaltó, pero son eso sólo ahogó el gemido y elevó más las piernas separadas, donde el rubio hacia presión para mantenerlas así. ¿Y si lo detenía? Porque quería hacerlo. Nadie le había hecho algo así, ni siquiera Bucky. Se sentí extraño, pero placentero también. ¿Por qué Rogers se seguía tomando esas consideraciones? Cansado, fue que Tony se incorporó ayudado de sus hombros y empujó la cabeza de Steve para que lo dejase así. Y continuó empujando hasta hacerlo sentarse y con fuerza se sentó sobre él a horcajadas, moviéndose frenéticamente sobre la entrepierna que seguía bajo la tela. “No me trates así. No soy tu novia para que me trates así. Sabes bien lo que soy.”, decía en su cabeza lo que quería reprocharle a Steve.

No se esperaba ese trato tan de repente, y ahora tenía a Tony mirándolo casi enfadado mientras se seguía moviendo insinuante sobre él. Y cuando intentó tocarlo de nuevo, el castaño se escabulló hasta quedar a gatas con la cabeza nivelada a su entrepierna. Steve observó con deleite como el menor le sonreía maliciosamente y acto seguido le quitaba su ropa interior y así quedó también completamente desnudo.
Un lametón por toda la extensión de su miembro, para luego ver cómo iba desapareciendo dentro de la boca de Tony. ¿Todo? ¿Enserio podía tragarse todo? Aunque en realidad no esperaba menos de alguien como él, si ya se imaginaba la práctica que tendría el castaño en eso.
Veía la cabeza subir y bajar con velocidad, mientras él seguía sintiendo un gran placer que le hacía morderse los labios. Las succiones, esa lengua, la saliva de Tony. No pudo resistirse más y, aunque le estaba encantando el oral, ya quería poseerlo por completo antes de alguna cosa interfiriera. Lo tomó por lo hombros y lo obligó a acostarse de nuevo de espaldas al colchón. Pero ésta vez Tony puso resistencia, pero no quería huir, al parecer sólo quería girarse, pero Steve quería mirarle a la cara cuando lo estuviese embistiendo, cada maldito momento quería verlo.

Se retorcía en la cama. Pareciera que peleaba con Steve, pero sólo estaban forcejeando. Sí, Tony se quería girar para darle la espalda, porque él no quería ser observado. Basta de tratos lindos. Steve le tomaba por las muñecas para presionarlas contra el colchón y así dejase de forcejear, pero con sus piernas todavía podía intentar moverlo.

 

-¡Déjame voltearme! – Tony le alzó la voz al pedirlo, al ya verse inmovilizado.

-Te quiero ver. – Confesó tranquilo Steve, todavía confundido de porqué Tony parecía hecho una fiera.

-… Pero hazlo ya. – Exigió dejando de forcejear y volviendo a una expresión tranquila. Rogers no pudo hacer más que asentir.

 

Steve volvió al pequeño buró buscando en otro cojón, de donde sacó ahora un frasquito de lubricante. Tony se movió para mirar las acciones del rubio y de paso tomó uno de los condones que se asomaban también en ese cajón, porque noto que el otro no había tomado uno. Se tumbó y abrió de nueva cuenta las piernas cuando Rogers estuvo hincado sobre la cama delante de él, ya con los dedos de su mano derecha mojados en lubricante, y la otra apretando una de sus piernas para elevarla levemente. Uno a uno tres dedos fueron preparándolo con cuidado, mientras trataba de relajarse y evitar mirara a los ojos a Steve. En el momento en que los dedos abandonaron su labor se sintió nervioso y algo temeroso, pero es que joder, sería el segundo tipo con el que tendría sexo y luego lo que el rubio tenía entre las piernas era casi del mismo tamaño a lo que ya se estaba acostumbrado su culo, pero un poco más grueso, y ni modo de acobardarse por algo de dolor, ¿verdad? Cuando notó a Rogers muy listo para penetrarlo le mostró el pequeño empaque que había tomado, deteniéndolo.

 

-Póntelo. – Ordenó mientras le tendía el preservativo.

-Pero te quiero sentir. – Respondió afanoso. Vio una sonrisa ladina y burlona formarse en el rostro de Tony.

-No digas idioteces y póntelo. – Demandó sin señas de querer debatirlo.

 

Steve casi le arrebató de mala gana el empaque, para que tras abrirlo se lo colocara inmediatamente. Diablos que él no había querido usarlo, porque lo haría con cuidado. Pero ya notaba que él otro no tomaría en cuenta lo que quería, ya que mientras se ponía el condón, Tony aprovechó para ponerse en cuatro, dándole la espalda. Al carajo, ya no importaba. Volvió a ponerse en posición y con delicadeza fue queriendo hundir su miembro en esa cavidad. Se le dificultaba, Tony seguía muy apretado a pesar de la preparación, y a cada estocada lo escuchaba gemir adolorido. Pero sin inquietarle eso o desesperarlo, decidió dejar sólo la punta dentro y comenzar leves movimientos mientras se encargaba de estrujar sus nalgas también, hasta que le cuerpo de Tony fuera cediendo.

Ya gemía audiblemente, pero no por caliente, de acuerdo, también por ello, pero más porque le dolía. Tony comenzaba a comparar que ni su primera vez le había dolido así, pero ahora ni dejaba de estar cachondo pese a la dolencia. Cerraba los ojos y de vez en cuando apretaba los dientes, por eso no quería que el otro le viera parecer como un virgen.
A cada corta estocada sentía como Steve se iba hundiendo más en él gracias al condón y a que su cuerpo de nuevo se iba acostumbrando a la invasión. Se mantuvo normal hasta que lo sintió muy adentro, y supo que ya había penetrado por completo al sentir la cadera del otro chocar contra su trasero. Era como si el oxígeno hubiese abandonado sus pulmones y abrió la boca por completo al igual que los párpados. Se sentía… No sabía cómo expresarlo. Pero cuando su cuerpo trato de reaccionar otra vez, fue que soltó el gemido ya recobrando la respiración.

El mayor se quedó un momento estático cuando estuvo dentro por completo, queriendo disfrutar por completo la sensación de las contracciones. Observó cómo tras eso el castaño había bajado el torso al recargarse ahora sobre los antebrazos  y no en las manos, así que Steve también se inclinó abrazándole por la cintura y comenzar a repartir besos por la nuca y la espalda, mordiendo cada hombro. Las embestidas iniciaron pero siendo cortas y débiles, deleitándose con los suaves gemidos que soltaba Stark y notando como se estremecía.
Cuando lo consideró prudente, volvió a incorporarse, y sosteniéndose de las caderas del menor comenzó a moverse más rápido y profundo, hasta el punto donde el choque de las pieles se escuchaba como un azote. Aaah. Ay. Oh, Dios. Sí, sí, sí. Eran exclamaciones en forma de jadeos que escuchaba de Tony, mientras él, Steve, se dedicaba a soltar maldiciones por la excitación y a jadear como bestia.

Tras los minutos, ahora Anthony se sentía bien. Su cuerpo sólo experimentaba el placer, no es como si el dolor se hubiese esfumado por completo, sino que ese mismo signo de dolor le causaba placer. Rasguñaba las sábanas mientras se dejaba mover al antojo de Rogers, pero pronto los nudillos comenzaron a dolerle por la fuerza. Y cuando ya quiso masturbarse, sintió como la erección en su culo le abandonaba, pero antes de poder protestar las manos de Steve ya lo habían girado. ¿Qué no había dejado en claro que verse a la cara mientras lo hacían no estaba contemplado? Así que se removió intentando adoptar cualquier otra posición para darle la espalda, pero de nuevo parecía que estaban peleando sobre la cama; agarres, manotazos, empujones. Pero una vez más sus muñecas fueron apresadas entre unas manos y así sus brazos quedaron inmóviles, siendo forzados a mantenerlos a cada lado de su cabeza en el colchón.

Y Steve, al estar con las manos ocupadas, sin apoyo hizo el intento de volver a penetrarlo sólo con la fuerza de la cadera, pero Tony se estrechaba. Entonces llevó ambas  manos del menor por arriba de la cabeza, juntándolas, y con una mano presionó ambas muñecas para seguir dejándolo inmóvil. Ya así, ocupó su mano libre para darse apoyo y volver a penetrarlo, y en el acto Tony volvió a dejar de removerse, para sólo estremecerse. Steve observó los ojos miel volverse a llenar de deseo y los finos labios abrirse para dar paso a varios jadeos. El cuerpo debajo de él comenzó a arquearse cuando comenzó a embestirlo, obteniendo lo que quería; la visión completa de las expresiones de Tony en el momento. La ruborizada piel, los ojos vidriosos, la lengua que se asomaba con la boca abierta, el pecho subir y bajar rápidamente con la acelerada respiración, aquella apetecible erección moviéndose con cada embestida al igual que todo el cuerpo y las piernas que envolvían ya sus caderas. Por ello dejó libres los brazos de Tony, que ante eso llevó una de sus manos para masturbarse con necesidad.

Sabía que era mala idea mirarse, o mirarlo. Mirar a Steve en esa faceta erótica. Le gustaba mucho su cuerpo con cada músculo marcado, los brazos, el pecho, el abdomen, hasta las piernas le gustaban. Y ver como las caderas chocaban constantemente contra su cuerpo le gustaba igual que sentirlo. Y también esos gestos, por dios que le miraba de una forma voraz.

 

-Déjame sentirte. – Le susurró Steve una vez más, entre sus gemidos e inclinándose sin dejar de embestirle con profundidad. Tony le atrajo más por el cuello.

-No. – Se limitó a contestar también en medio de sus jadeos. Para después pasear su lengua por el lóbulo derecho de Steve y después morderlo levemente.

-Vamos… – Insistió mientras sentía esa lengua bajar a su cuello, repartiendo ahora húmedos besos que le parecían delicioso. Escuchó una exclamación más que le negaba, pero unos dientes mordían su cuello hasta estar seguro que había dejado una marca. – Aah!

-No es… tan importante. – Le dijo, para pasar al otro lado del cuello y ahí hacerle un chupetón que también se notaría por un par de días.

 

Ya ni siquiera le dio importancia el reclamar por las marcas, no estaba en contra de los chupetones o mordidas, sino que ahora tenía a alguien a quien le debía explicaciones por marcas que esa misma persona no había hecho. Se metería en problemas con Peggy, ya lo sabía, pero no era momento de pensar en ello por el momento. Se incorporó un poco para evitar ser marcado de nuevo y arremetió contra el cuerpo de Tony más fuerte, haciéndolo casi gritar. Y como él mismo sentía el clímax cerca, se ayudó con una de sus manos para masturbar él a Tony. Y en un momento sentir rasguños por su espalda cuando notó como el castaño se arqueo más y al mismo tiempo apretaba su interior. Ante la imagen y la mezcla de dolor y placer terminó por correrse sin dejar de embestirle, hasta que Anthony también se corrió en su mano.

Se soltaron, Tony dejó caer su espalda completa plácidamente en la cama mientras acompasaba su respiración, y Steve salía de él para deshacerse del maldito preservativo y limpiar su mano con parte de la corrida del menor. Stark continuó tirado en la cama, para estirarse un poco y luego suspirar tranquilo.

 

-… ¿Y así también concluías el masaje con Bucky? – Cuestionó Tony con una sonrisa juguetona. Steve sólo soltó una leve risa negando con la cabeza.

 

El rubio volvió a hacerle compañía en la cama decidido a acostarse también. De un momento a otro Tony ya se ponía de pie recogiendo su ropa que había terminado después en el suelo y comenzó a vestirse sin hacer comentario. Cuando estuvo listo por completo, pasó sus dedos por su cabello tratando de acomodarlo y sólo se giró para sonreírle a Steve antes de comenzar a caminar a la puerta.

 

-¿Te vas? – Atinó a decir Steve desde la cama y desnudo.

-Pues claro. – Respondió normalmente. – ¿Qué esperabas? – Preguntó extrañado tras volver a girarse para mirarlo antes de abrir la puerta.

-…Nada. – Ya no supo que contestar, porque de verdad que no había pensado en qué esperar.

-Bye. – Dijo por último con otra sonrisa amistosa. Abrió la puerta y salió.

 

Tony avanzó hasta las escaleras para tomar con confianza su móvil y marcar a Bucky antes de ir hasta el dormitorio, porque planeaba quedarse con él. Ni modo de haberse quedado con Steve después del sexo, porque las personas fáciles, perras o zorras no hacen eso, ¿verdad? Y eso es lo que él es para Rogers, y lo seguiría siendo.

Con él sería zorra despiadada y con los demás gatito indefenso.

Además tenía que dejarlo a solas para que Steve pensara cómo quitarse esas marcas del cuello, o qué decir, o cómo ocultarlas, junto con los rasguños de la espalda.

 

 

*~~*~~*~~*~~*

 

 

Al día siguiente, frescos como siempre, se encontraban todos en sus diversas clases. Bueno, casi todos, porque Clint estaba algo malhumorado con todo mundo, y ya que Stark había dormido en la misma habitación que él gracias a Bucky, se había despertado con las preguntas metiches del menor respecto a qué había pasado con Bruce, ignorándolo en todo momento y a los demás. Y Bruce estaba ahora evitando encontrarse con él y con Tony o Loki para estar seguro de no contarles nada. Pero es que todavía tenía qué pensar.

Y Steve era otro que quería evitar a alguien pero no iba a poder conseguir, es decir, a su novia. Cuando despertó notó las marcas rojizas demasiado llamativas a cada costado de su cuello, las de la espalda no eran muy notorias pero eran las menos importantes, esas se las cubría la ropa y ya, ¿pero en el cuello? Qué feo usar cuello de tortuga, además ni tenía una prenda así. ¿Maquillarlas? Tendría que haber subido hasta el piso de sus amigas y rezar por no encontrarse a Peggy en el camino. ¿Intentar lo de la moneda o el chocolate? No, esas cosas no sirven. No quedaba más que ponerse una puta bufanda como si hiciera frío. Ya que lo pensaba, se iba a ver muy sospechoso pero no podía pensar en más, mejor pensaba que decir cuando fuese descubierto. Mala suerte, tampoco se le ocurría nada.

 

-¡Steve! – Ay no, era la voz de Peggy y él todavía sin saber qué decir y eso que ya estaban por terminar las clases de ese día. – ¡Steve! – Le había vuelto a gritar, pero él fingió no haberla escuchado. No pudo fingir más cuando ya la tenía enfrente sonriéndole de esa forma linda. – Te estoy hablando. ¿No me habías visto? – Preguntó pero no esperó la respuesta porque ya se colgaba del cuello cubierto por una delgada bufanda para dejarle en los labios un beso casto.

-No te había podido ver por las clases. – Se excusó.

-No hay problema. ¿Ya acabaste? – Decía jugando con la bufanda que colgaba en el pecho del rubio, y así éste se puso algo nervioso.

-Me falta una.

-Ah… –  Parecía despreocupada, pero después frunció un poco el ceño. – ¿Tienes frío? – Cuestionó escéptica.

-Un poco…

-Humm… Te veo luego. – Sin más se dio media vuelta dejándolo de nuevo solo.

 

Todavía ni había visto la evidencia y ya se sentía descubierto. Es que Peggy con esa actitud era rara, bueno, no tan rara cuando está molesta, porque de hecho así actuó tal cual. Y si ya estaba molesta seguro era su culpa. Y la culpa se ocasionó por la bufanda. Carajo, ya sabía que se vería muy sospechoso. Y ese te veo luego había sido pronunciado igual que cuando le dice: Pero te comportas, que aplica cuando sabe que irá con sus amigos a otras partes, para advertirle que no se le ocurriese jugar con ella. Ah, Peegy, lo que tiene de linda y bonita lo tiene de intransigente. Da igual, tenía que volver a clases.

Pero cuando volvió a estar fuera del salón y ya sin otra clase que atender, caminó hasta estar fuera del edificio encontrándose con Margaret que al parecer le había estado esperando. Suspiró pesadamente al darse cuenta que no podía escapar, pues la chica ya le miraba molesta y se acercaba a él. Sin decirle nada lo jaló del brazo hasta llevarlo a un costado del edificio por donde casi no pasaban los alumnos ahora, y lo miraba como esperando que le dijese algo.

 

-¿Qué? – Se hizo el desentendido.

-Tú dime.

-¿Qué cosa?

-No te hagas el tonto.

-¿De qué hablas, Peggy?

-¿Me prestas tu bufanda?

-¿Para qué?

-Para probármela y saber cómo es qué no te acalora traerla puesta con éste clima. - Ya comenzaba a sonar más molesta con dejes de sarcasmo. Steve bufó. – ¿Entonces no me la prestas?

-No. – Sin darse cuenta actuó muy a la defensiva.

-Entonces algo escondes. – Dijo completamente molesta. – Ya lo sabía.

-De acuerdo. – Cedió quitándose el accesorio, pensando en que así tal vez podría solucionar algo, aunque no estaba seguro de cómo y si eso funcionaría. Peggy miró directo al cuello que había estado cubierto, y a la vista quedaron expuestos un par de chupetones descarados. Enfureció más.

-Eres un descarado. – Dijo con los dientes apretados por el coraje. Steve estaba dispuesto a debatir, ¿pero cómo? Ni cómo negar algo obvio… Maldición.

-Lo siento. – Fue lo único que ocurrió salir de sus labios.

-¿Así nada más? – Reclamó.

-¿Qué quieres que diga si ya pasó? – Comenzaba a desesperarse, alzando la voz igual y haciendo ademanes con las manos.

-¡Qué cínico eres, Steven! – Reprochó.

-Lo siento, Peggy. – Volvió a decirle exasperado. – Sólo fueron estos chupetones y nada más. – Ya comenzaba a mentir para ver si podía salvar algo.

-¿Y nada más? ¿Querías más? – Gritó asombrada por el descaro del rubio.

-Claro que no. Sólo fue un error.

-¿Y cómo voy a estar segura de que no pasó a más? ¿O si antes no lo has hecho quién sabe cuántas veces? – Gritó más triste que molesta. Steve ya no supo cómo calmar aquello, así que quedó callado. – ¿Sabes qué? Olvídalo. Terminamos. – Sentenció dándose la vuelta hecha una furia.

-No, Peggy. – ¿Por qué había dicho eso? ¿A poco si la quería todavía como novia? Hasta el mismo quedó idiota por sus palabras. – Sólo fue un error.

-Error el mío. Al aceptar ser tú novia si ya sabía cómo eres. – Le dijo todavía dándole la espalda. – Idiota.

 

 

*~~*~~*~~*~~*

 

 

Clint estaba tras la puerta del dormitorio de Bruce, parado como imbécil mientras se decidía a tocar para enfrentarlo de nuevo. Lo que lo había movido a arriesgarse una vez más, había sido un mensaje de texto que le llegó a mitad de una clase. Un texto de Bruce que le pedía disculpas por haberlo dejado así, pero es que tenía que pensarlo. Y a parecer de Clint, Bruce ya pudo haberlo pensado lo suficiente desde la noche anterior, así que ya iba por la maldita respuesta.
Mejor tocó la perta de una vez antes de verse más idiota o arrepentirse de estar ahí. Unos segunditos después ya estaba siendo abierta y Bruce se asomaba y lo veía sorprendido.

 

-¿Puedo pasar? – Le preguntó Clint. Banner sólo le asintió y le hizo espacio para que entrara y después cerró la puerta. Para fortuna del mayor, el compañero de cuarto de Bruce no se encontraba.

-Perdón por lo de ayer. – Volvió a disculparse Banner, pero ahora frente a frente. Clint le asintió restándole importancia mientras se sentaba en una de las camas y le miraba.

-Está bien. Pero no me diste ninguna respuesta. – Recordó y miró las mejillas ruborizarse en el otro, mientras jugaba con un bolígrafo que ya había traído en la mano.

-Necesitaba pensar. – También volvió a decir.

-¿Y ya lo pensaste? – Bruce le asintió. - ¿Entonces…? ¿Quieres ser mi pareja?

-…Sí. – Una sonrisa tímida se dibujó en su rostro y en el de Clint una de entusiasmo.

 

Bruce no se sobresaltó cuando Clint le atajó y comenzó a besarlo con desenfreno, porque de hecho se habían robado besos el uno al otro mientras estaban en su periodo de amigos, pero ahora el mayor le estaba tomando por otras partes del cuerpo, sobre la ropa, pero aun así se sintió nervioso al sentir las manos ajenas apretar un poco más debajo de su cintura.

 

-Oye, Clint… – Le llamó al separarse un poco del beso. – Eres mi primera pareja masculina. – Le informó para que él otro no fuese tan atrabancado como casi siempre

-Oh…, entonces, ¿esperamos? – Dijo ingenuo, no sabiendo bien cómo interpretar aquello. Pero la sólo suposición le fastidiaba, es decir: ¿esperar más?

-No me refería a eso. – Dijo Bruce y lo calmó. – Sólo que no esperes a que me acostumbre tan pronto a tu locura. – Clint soltó una pequeña risita y volvió a abalanzarse a los labios ajenos para continuar a besarlo. Aunque de hecho era mala idea hacerlo apenas Bruce haya aceptado y estando en riesgo de que el compañero de dormitorio apareciera. Lo dejaría para después… pero no para mucho. Por ahora a seguir con los besos.

 

 

 

*~~*~~*~~*~~*

 

 

 

Bucky estaba sentado en una banca con Tony acostado en la misma, recargando la cabeza en sus piernas, como una linda y común pareja, aunque no lo fueran y aunque hablasen de idioteces mientras estaban así. James se quejaba del malhumor que había tenido Clint y él había tenido que soportar, y Tony le contaba la posible situación que lo haya puesto así. Luego pasaron a la charla sin sentido. Pero estaban en eso cuando Tony giró el rostro para ver a los estudiantes que caminaban por el campus, y entonces miró como Steve se acercaba hasta ellos. Sonrió y se acomodó mejor en las piernas de Bucky mirándolo.

 

-Oye. – Interrumpió lo que le contaba en ese momento. Bucky bajó la mirada para observarlo. – ¿Me das un beso?

-Claro. – Respondió tranquilamente.

 

Se acomodó a modo de poder inclinar el torso y bajar su rostro hasta donde estaba el de Tony y así lo besó delicadamente. Sin cuestionarse el porqué de repentina petición aunque él también haya visto a Steve acercarse. Quizás era por eso, pero igual cooperaría para molestar a su mejor amigo. Cuando se incorporó de nuevo alcanzó a observar como Tony se mordía levemente el labio inferior mientras él se pasaba el pulgar por el suyo para eliminar la saliva que pudo haber quedado. Pero Steve ya estaba frente a ellos con una mirada molesta, dirigida solamente al menor que le miraba con gracia. Entonces el rubio destapó una botella de agua que traía en las manos y la vació sobre el rostro y cuerpo de Tony, quien se incorporó de golpe ante la acción y luego la misma botella ya vacía le golpeo el rostro. Bucky se echó a reír de inmediato.

 

-¡Idiota! ¿Qué te pasa? – Gritó furioso y empapado Tony, arrojándole de vuelta la botella y poniéndose de pie para empujarle con sus manos. Steve seguía con el ceño fruncido.

-Por tu culpa ya no tengo una linda novia. – Reclamó sin importarle que muchos de los que caminaban por ahí también se reían de la situación, pero ninguno se detenía a mirar.

-¿Mi culpa? No seas imbécil. – Le miró igual de furioso. Él queriendo supuestamente ponerlo incómodo besando a Bucky y Steve que ya venía molesto preocupándole más su noviecita.

-¿De qué hablan? – Preguntó Bucky todavía soltando unas leves risas. Pero fue ignorado.

-Es tú culpa por no saberte controlar. – Atacó Tony, altanero. – Pero principalmente por tener novia. ¡Semejante idiotez!

-¿Te visitó Drácula, Steve? – Volvió a tratar de meterse Bucky, al notar las marcas en la piel de Steve.

-No, fue un enano perverso. – Respondió sin apartar la mirada de los ojos miel para que fuese más fuerte su ofensa.

-Oh… –  Exclamó Bucky al comprender, pero le seguía pareciendo igual de graciosa la situación. Así que se puso de pie y tomando la cabeza de su amigo la ladeo para ver una de las marcas. – Pero si hasta todavía traes marcados los dientes. Qué mal, Tony, te pasaste de salvaje. – Dijo divertido con una sonrisa maliciosa.

-¿También vas a decir que es mi culpa? – Se quejó Tony refiriéndose a Bucky.

-¿Eh? No. Es culpa de Steve. – Aclaró cruzándose de brazos. Rogers le miró con reproche.

-¿Qué?

-Es cierto, es tú culpa. Ni que no te conociera, amigo. Tú no sirves para tener novia porque eres todo un perro. – Le dijo sincero Bucky.

-Sí, Rogers. Yo no fui quien te rogó, tú solito empezaste. – Se defendió más calmado Tony, y haciéndose el inocente.

-Sólo relájate. – Aconsejó Bucky. Steve ya no se notaba molesto, pero igual seguía haciendo un leve mohín. – ¿Qué? No salgas con que siempre sí querías a esa tal Peegy. – Se mofó.

 

 

*~~*~~*~~*~~*

 

 

Notas finales:

¿Creen que Steve sí haya hecho masaje con Final feliz a Bucky?  xDD
¿Acaso Steve regresará con Peggy o al menos lo intentará? O.o ¿O que se desquitara con Anthony? ¬u¬
¿Ahora que Clint y Bruce son noviecitos se la pasaran coge y coge como los demás? LOL

¿Ustedes qué creen o qué esperan? :D

Les dejo la canción que se menciona por si les interesa: http://www.youtube.com/watch?v=P9_hegaKOaY

¡Hasta la próxima~!


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