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Stupid youth. por LynValo

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Notas del capitulo:

 

**POR FAVOR NO TE EOLVIDES DE LAS ADVERTENCIAS DEL FIC QUE VIENEN EXPLICADAS EN EL RESUMEN. GRACIAS.**

 

Un capítulo más. Vamos en el capítulo 16 y así se convierte en el Fic más largo que he escrito, y eso que todavía no está cerca de terminar. Y es gracias al apoyo que le dan, que aunque va disminuyendo por quienes se confundieron de trama xD, agradezco a quienes continúan al tanto de la historia y dejan sus comentarios y críticas. Si no es por esas personitas éste fic ya también hubiese quedado en el olvido, ojalá que no le pase eso.

Espero disfruten ésta lectura.

 

-Acompáñame. Voy a cambiarme de ropa. – Tony pidió a Bucky tras “terminar” la discusión con Steve.

 

Y aunque sólo le había pedido a Bucky que lo acompañara, Steve se echó a caminar a la par de ellos cuando se dirigieron al edificio. Le dirigía miradas expresivas, queriéndose comunicar a través de ello con James, siendo sutil para que Tony no notase algo extraño. Bucky trataba de entender pero no hallaba coherencia, sólo hasta que estuvieron frente a la puerta del dormitorio del menor y James miró cómo Steve le miraba con severidad y a la vez le hacía un gesto con la cabeza que le insinuaba que se fuera de ahí. Bucky negó, era claro que Steve quería hacerle algo todavía a Tony como venganza por lo de su ahora exnovia. Aunque confiaba en que su amigo no haría nada malvado y también estaba eso; eran amigos, así que le haría el favor implícito que le pedía. Cuando la puerta del dormitorio fue abierta y Tony dio el primer paso hacia el interior, Bucky desapareció de la escena.

Antes de que Tony reaccionara y mandara Steve al carajo, éste ya estaba también dentro de la habitación, apresurado a cerrar él mismo la puerta. Los ojos miel le miraron desafiante y él sonrió acercándose al poseedor de dichos ojos. Qué oportuno que Loki no estuviese en ese momento en el dormitorio.

 

-¿Ahora qué, Steve? – Pretendió tranquilidad Tony. – Espero te disculpes. – Le dijo ya pasando por un lado, directo a buscar ropa seca en el closet.

-Yo espero lo mismo. – Le dijo siguiéndolo, quedándose unos pasos atrás de él.

-¿Por qué carajo me tengo que disculpa yo? – Bufó comenzando a quitarse la playera mojada, dándole la espalda. – Nada es mi culpa. – Antes de ponerse la prenda seca, Steve ya estaba completamente pegado a su espalda, posando las manos en su cadera y hundiendo el rostro en su cuello. – ¿Mmn? ¿Vas a hacerme lo mismo? No importa. – Se encogió de hombros y al momento sintió cómo Steve ahora le hacía un chupetón a él.

-Bien, discúlpame. – Cedió cuando se separó de él, mirando como ya comenzaba a cambiarse la ropa. Pero Tony le hizo una mueca disconforme. – ¿Y si te invito una cerveza?

-De acuerdo, así te ganarás mi perdón. – Dramatizó divertido mientras se abrochaba los otros pantalones.

 

 

*~~*~~*~~*~~*

 

 

Un poco más tarde, Steve se encontraba en el estacionamiento de la escuela, en la parte donde se encontraban las motocicletas, ya que estaba por tomar la suya para ir a hacer unas cuantas compras. Pero la maldita cosa no quería funcionar, ya no sabía qué estaba mal en el motor. Llevaba una semana sin usarla porque ya la había notado mal y ahora que la necesitaba lo recordaba de nuevo. Estaba en cuclillas revisando todo lo que podía, y cuando estaba por optar irse en bus, Clint ya estaba a su lado sonriéndole.

 

-¿No funciona? – Preguntó casualmente su amigo.

-No, tengo que mandarla al taller. – Se quejó.

-¿Ibas a salir? – Steve le asintió. – Te puedo acercar a donde vayas, yo también voy a salir.

-Gracias. – Volvió a sonreír.

 

Ambos subieron a la moto de Barton y salieron del campus. Steve no le dijo directamente a dónde iba, sólo le decía por dónde avanzar. Clint no discutió porque de hecho su camino parecía estar cerca del mismo destino, y después notó que de hecho en el mismo barrio. Steve le dijo que lo dejara en uno de los tantos locales de ese lugar y Clint paró por completo quitándose también el casco y lo miró soltando una risita viendo la fachada y el letrero en luces neon rosas que decía Sex Shop.

 

-¿Qué? – Cuestionó Steve al ver la risa en su amigo.

-También venía aquí. – Confesó Clint, y así Steve se unió a su risita.

-Entonces entremos. – Le animó.

-Pensarán que somos una pareja pervertida. – Dijo Clint haciendo una mueca desagradable.

-Qué piensen lo que quieran. – Expresó el más alto. – Cómo si fuese tan raro de ver aquí. No seas tonto Clint. –

 

Ya sin esperarlo se internó a la tienda que también tenía las paredes rosas y grandes anaqueles llenos de diversos artículos.
Clint entró segundos después mirando dentro de la tienda y observando a Steve ya checando algunas cosas en un anaquel del fondo. ¿Qué tanto compraría Rogers? Él sólo iba por unos frasquitos de lubricante. Porque ahora que ya tenía a Bruce por novio lo necesitaría. No era lo mismo hacerlo con una chica que con un chico. Así que Clint se quedó en uno de los estantes de la entrada, donde estaba todo eso. Escuchó la voz de Steve cerca, pero no le llamaba a él, sino a una de las chicas que atendían. Volteo por curiosidad y observó que Steve ya sostenía algunas cosas en sus manos y la empleada traía una soga en las manos y le mostraba cómo hacer unos nudos. ¿Qué carajo con Steve?

 

-¿Qué compras, pervertido? – Ahora sí le llamaba a él, y ya lo tenía a un lado.

-¿Yo pervertido? Si tú ya llevas varias cosas ahí. – Señaló la cajita y otro par de empaques que llevaba cargando.

-Oh, también compraré de esto. – Ignoró el comentario de Clint para también ver los pequeños frascos de diversas etiquetas, colores y tamaños. En seguida la chica que había atendido al más alto se acercó para mostrarles los nuevos que habían llegado, abriendo los que eran de muestra para que los olieran. Steve rápidamente eligió uno estando convencido y Clint seguía considerándolo. – Vamos, Clint, ¿por qué tardas tanto?

-¿No crees que ese huele muy exótico?

-A mí me gusta, y seguro que con quien lo usaré también.

-Es que… creo que necesito algo más suave.

-¿Por qué?

-Porque con quien lo voy a utilizar creo que preferirá algo más sutil.

-¿Con quién? – Indagó Steve.

-Con Bruce…

-Oooh, así que ya... – Steve no completó la frase, sólo insinuó lo que quería decir con sus expresiones faciales y el jugueteo con sus cejas.

 

Cuando por fin Clint se decidió, pasaron a pagar los artículos. Barton pagando sólo los dos frasquitos de lubricante que le entregaron en una pequeña bolsa con el logo de la tienda, mientras que observó como a Steve le daban una bolsa mucho más grande donde guardaron lo que distinguió como la caja donde estaba la soga que le había mostrado la empleada, unas esposas con un extraño forro en la imagen de otra caja, una bolsita transparente que mostraba una venda para los ojos acolchonada y el lubricante. Miró con extrañeza a Steve que lucía feliz como siempre, pero mejor ignoró sus compras tan perversas. Al salir Steve guardó la bolsa llena en su mochila que había llevado y Clint también hizo lo mismo.

 

-Clint, amigo. ¿Me puedes prestar tu motocicleta en la noche? – Pidió cuando llegaron de nuevo a la escuela. Steve miraba con súplica a su amigo, que no le quedó más que asentir, entregándole las llaves de una vez.

 

 

*~~*~~*~~*~~*

 

 

-¿Vas a salir? – Loki preguntaba desde su cama, mirando como Tony se ponía algo de colonia e insistía en mirarse en el espejo.

-Sí. – Se limitó a contestar.

-¿Con quién?

-Con alguien… – Sonrió divertido mirando desde el reflejo del espejo la mueca de Loki ante su respuesta y la sonrisa de Thor que los acompañaba en el dormitorio.

-¿Bucky? – Trató de adivinar el pelinegro.

-No. Con Steve. – Quiso ya no hacerlo misterioso.

-¿Después de que te empapó a la vista de todos?

-Vamos a tomar algo como disculpa. – Aclaró. En realidad sólo había sido de momento su molestia por lo sorpresivo del ataque de Steve, y luego al ver que realmente no le molestaba tanto el ya no tener novia, y a él tampoco le desagradó.

-¿Tú lo invitaste?

-No, él a mí.

-Pero si tú fuiste el culpable de dejarlo sin novia.

-Que no fue mi culpa. – Se defendió, girándose para mirarlo a la cara.

-Cierto, además Steve anda muy contento como para pensar que le afectó eso. – Puntualizó Thor.

-Humm, bueno. Pero me parece raro. – Comentó Loki. – Steve no es tan amable como para pedirte una disculpa y menos invitarte algo para compensarlo. Yo pienso que quiere otra cosa. – Dijo malicioso. Pero Tony también sonrió, no era tonto como para no saber eso. ¿O por qué más se había tomado la molestia de ducharse de nuevo, vestirse con prendas que le favorecían y colocado su mejor colonia? – Eres un perro, Anthony. – Expresó divertido Loki, al comprender que Tony también estaba consciente de ello y lucía igual de feliz.

-Oh… ¿Entonces qué habitación les dejamos a solas? – Consideró Thor, pero Tony negó con la cabeza.

-Le diré que salgamos, y para eso llevaré mi auto. – Explicó.

 

Tomó las llaves del auto que era lo que le faltaba y esperó a que Steve pasara mientras conversaba con la parejita de tonterías. No pasaron ni cinco minutos cuando unos toquecitos a la puerta se dejaron escuchar. Tony fue abrir encontrándose con Steve que también parecía que se había vuelto a arreglar de pies a cabeza, pero llevaba en su hombro una mochilita que desencajaba con todo, pero ya no le tomó importancia y salió junto con él.

 

 

*~~*~~*~~*~~*

 

 

 

Llevaban apenas su segunda cerveza, dentro de un pequeño bar, después de haber llegado al lugar por la insistencia de Tony de ir en el auto sabiendo que la motocicleta donde irían sería la de Clint porque la de Steve se había descompuesto.
Rogers no quería embriagarse, y al parecer Tony tampoco, ya que ambos bebían pausadamente, y  cuando terminaron la segunda botella cada quien, hayan optado por ya no beber. Así fue como decidieron dar una vuelta antes de regresar al campus.

El auto lo manejaba Steve, a petición de Stark, lo cual le pareció muy oportuno. Manejó supuestamente despreocupado sin intenciones nada, sin tener una ruta planeada.
Estaban en una señal de Alto cuando Rogers giró para mirar directamente al castaño que lo observaba insistentemente desde hace tiempo. Observó una sonrisa traviesa y sintió el toqueteo una mano viajar hasta su pierna. Había pensado jugarle al tonto un momento más, pero viendo esa invitación tuvo que acelerar todo y conducir hasta el punto que había pensado. Y cuando llegaron Tony miró curioso por la venta y lo observó tan desconcertado que casi teme que lo haya arruinado.

 

-¿Entramos? – Preguntó sutil Steve.

-…Bueno… – Accedió.

 

Tras estacionar el auto entraron al Hotel que sugirió el rubio. Tony se pudo haber negado y seguir con su plan de hacerlo en el auto, pero aquel Hotel no lucía decadente, se veía de buena categoría, para un momento no estaba mal. Cuando Rogers se encargó de pedir y pagar la habitación simplemente lo siguió hasta donde les habían asignado en el cuarto piso, notando que había bajado la mochila, pareciéndole extraño.

Entraron y sí, era sencilla la habitación y algo pequeña, pero lo que importaba era la cama. Una cama matrimonial con un edredón color durazno y las almohadas blancas. Las luces ya estaban encendidas alumbrando la habitación con intensidad, y la ventaba frente a ellos estaba con las cortinas abiertas. Ni las luces, ni las cortina se molestaron en hacer algo con ellas, las dejaron tal cual en cuanto Steve cerró la puerta y lo arrastro con un abrazo hasta la cama.

Tony soltó un quejido cuando cayó con rudeza al colchón por un empujón propinado por el rubio, pero simplemente se acomodó más al centro de la cama para también darle espacio. Steve dejó caer su mochila a un lado de la cama antes de subirse en ésta y posicionarse sobre Tony para comenzarle a besar con ansiedad, notando que no era el único ansioso cuando sintió unas manos recorrer su cuerpo debajo de la ropa. Steve había pensado que le costaría trabajo convencer a Tony de volver a acostarse con él, pero había sido tan sencillo y ahora lo notaba mucho más dispuesto. Y como seguía sintiendo las manos traviesas del castaño recorriéndole, se incorporó lo suficiente para quitarse la chaqueta y la camisa, siguiendo con los pantalones y el calzado, hasta quedar solamente con la ropa interior puesta. En cambio, Stark sólo se había quitado la chaqueta y se había quedado mirándolo como en espera de algo, así que Steve se encargó de despojarlo de todas sus prendas también, dejándolo completamente desnudo de una vez. Pero Tony no pareció inmutarse ante eso, simplemente lo atajo de nuevo para besarlo con fervor, enrollando las piernas en su cadera.

 

-Me encanta cómo besas… – Susurró Steve al separarse unos segundos de los labios del castaño. Volviendo a atacarlos unas veces más, pasando por el cuello con pequeños besitos y regresando al rostro sólo para mirarle. – Acomódate bien. – Le pidió separándose. Tony dudó un momento pero luego se puso bien en el centro, con la cabeza descansando en las suaves almohadas, mientras veía al rubio abrir su mochila.

-¿Qué buscas? – Preguntó curioso girándose para quedar de costado a donde el mayor estaba. Steve ya había sacado parte de la soga y en cuclillas, para bloquear sus acciones de Tony, estaba amarrando un extremo en un lado del cabecero. Cuando se incorporó con velocidad tomó la muñeca izquierda del castaño comenzando a rodearla con la soga. – ¡Ah, no! – Se quejó rápidamente Tony, queriéndose incorporar pero Steve ya los sostenía bien, además de que ya se había subido sobre su pecho para que no se moviese mucho. – ¡No, Steve! Agh… – Forcejeó, pero el amarre ya estaba hecho dejándole con muy poca movilidad el brazo completo, y ahora su otra muñeca era envuelta de la misma forma. – ¡No quiero así! ¡No me gusta! – Gruñó.

 

Rogers ya había bajado de la cama del lado derecho y ahora ahí amarraba como lo había hecho del otro lado en el cabecero. Ya dejando a Tony con los brazos levemente separados y flexionados, inmóviles. Lo miraba con disgusto, pataleando. Así se recordó que tenía que hacer algo también con esas extremidades. Tomó más de la soga y ató cada rodilla a cada lado del cabecero igual, para dejarlo de una vez con las piernas abiertas y levemente elevadas. Notó que Tony ya no continuó quejándose, pero lucía incómodo de cualquier modo. Regresó a la mochila y tomó el lubricante poniéndolo sobre la cómoda y sacando la banda negra para cubrirle los ojos. Subió de nuevo a la cama frente a él, besó pausadamente el rostro que le expresa molestia, así que le sonrió y el menor apretó los labios. Luego mostró la banda y los ojos miel se abrieron más, pero no le dio tiempo de seguirlos observando porque la colocó, bloqueándole la vista de una vez por todas.

 

-Steve… – Susurró la voz temblorosa del cegado Tony. – Estás loco. – Manifestó. – Quítame todo esto.

-Aguarda. Lo disfrutarás. – Le dijo convencido, posicionándose frente a él entre las piernas, acariciando con la punta de los dedos desde el pecho hasta el vientre. – Yo me encargaré de que lo hagas.

-Ya no quiero nada. – Dijo de vuelta molesto.

-Ni modo, Tony. Es mi retribución por lo que hiciste. – Dijo con malicia, recordándole lo de Peggy.

-No fue mi culpa. – Dijo del modo suave, sintiendo las caricias cada vez más agradables.

-Ya no hables. – Pidió. – Sólo gime.

 

Ya estaba hecho un manojo de nervios y apenas sentía las primeras caricias, pero el amarre y la banda en sus ojos le ponía alterado. Le ponía en un estado casi de histeria no poder moverse ni poder ver. Respiraba agitado por el acelere de su corazón, sentía el cosquilleo en su entrepierna al pensar que Steve le miraba estando así de expuesto. Sintió la caricia más fuerte, con ambas manos le recorría del pecho pasando por su cintura hasta llegar a sus muslos separados. Se estremeció y soltó un jadeo cuando el cuerpo de Rogers se inclinó sobre el suyo para comenzar a besarle el cuello, sin dejar de recorrer su cuerpo con las manos. Y cuando se acercaba a sus labios, él le correspondía como el otro demandaba. El calor del cuerpo de Steve se mezclaba con el suyo, sus pieles chocaban y el roce se sentía de maravilla. Encantado disfrutó cuando los labios carnosos y húmedos del rubio fueron bajando hasta quedarse jugueteando con su vientre, causándole un poco de cosquillas. Luego aquella caricia volvió a subir pero quedándose en sus pezones, primero en uno, acariciándolo constantemente con la lengua y luego con los dientes, para pasar al otro a hacer lo mismo. Para ese punto, Tony ya tenía la erección completa, por el trato y por la fricción que ejercía el cuerpo de Steve al estarse moviendo constantemente. Los suaves besos llegaron las sus piernas, recorriendo la parte interna de sus muslos, apretándolo con las manos y paseando la lengua por el largo. Otro cosquilleo agradable y un estremecimiento.

 

-Me encantas. – Le susurró Steve, sintiendo su aliento chocar entre sus piernas, donde tenía la cabeza todavía. Tony permaneció en silencio, deseando que continuara. Ya fuese con acciones o con palabras que igual le gustaban. Entonces sintió la lengua del mayor recorrer su erección desde la base hasta la punta, repitiendo el movimiento un par de veces más, y después sentir el húmedo tacto viajar hasta en medio de sus nalgas. Se estremeció al sentir un beso en esa parte de su cuerpo. Pero la boca de Rogers continuó consintiendo con su boca de la frágil entrada hasta la dura erección. – Qué rico eres. – Comentó con una fascinación en el tono de su voz que Tony se agitó más. No sabía si aquellas palabras entraban ahora en categoría vulgar o cursi.

 

Steve decidió meter de una vez la erección del menor en su boca. Abrazó sus muslos y comenzó a practicarle el sexo oral con más ímpetu, ganándose gemidos más fuertes y frecuentes. Ensalivaba y succionaba con ganas, sin dejar de observar el rostro delante de él, que mantenía la boca abierta gimiendo y la banda todavía que cubría los ojos. Le gustaría verlo por completo, sí, pero al estar bloqueada la vista los demás sentidos se activan mucho más, como el tacto. Quería enloquecer a Tony, así disfrutaría más. Bajó su boca hasta los testículos, chupando cada uno, notando como se agitaba mucho más el cuerpo atado. Se desvió hasta los muslos donde beso y mordió hasta dejar marcas rojizas en la suave piel. Y aunque él no recibía atención, el sólo probar y observar a Tony le excitaba increíblemente. Darse cuenta que el contacto de los dientes con la piel no molestaba al castaño lo incitaba a morder cada parte que pudiese.
Volvió a recostarse sobre él y mordió de vuelta los pezones, los hombros, la barbilla, y los labios. Más gemidos placenteros ante las mordidas y el recorrido de sus cortas uñas sobre los costados metiéndose de bajo para rasguñar también las nalgas. Tony sacaba su lengua, buscando la de él, así que Steve se acercó y se la cedió para que jugase con ella. Demasiada saliva en la boca de Stark, así que el rubio metió un par de dedos para seguir entreteniendo la juguetona boca. El menor chupaba y lamía los dedos, tan sumiso que a Steve ya le hervía la sangre. Se quitó la ropa interior, quedando desnudo y siendo liberada su ansiosa erección. En un instante una inapropiada idea cruzó por su cabeza, miró la mochila a un lado de la cama y no tardó en abrir una pequeña bolsa de ésta, sacando su móvil. No lo pensó cuando ya estaba a horcajadas sobre el pecho de Tony, para que su miembro quedase al alcance de la boca del menor. A toda respuesta, el castaño sacó de nueva cuenta su lengua para alcanzar la entrepierna caliente, entonces Steve abrió la cámara del móvil para poder grabar el momento. Se acercó más para comenzar a penetrar la boca hasta el fondo. Pero por la posición, Tony ahora sí se ahogaba en momentos, pero de nuevo no se quejaba. O no podía porque Steve no sacó su polla de la boca. Y cuando la sacó, observó la barbilla de Tony empapada de saliva.
Puso en pausa la grabación, alcanzó el frasquito de lubricante, lo abrió y lo pasó por la nariz del castaño para que lo oliese, viéndolo sonreír de inmediato. Vació un poco en sus dedos de su mano izquierda, y en la palma de la mano derecha, lo hizo a un lado y comenzó a preparar a Tony mientras se masturbaba también.

 

-Mmnn… ¿No me vas a desatar primero? – Preguntó Tony al momento que dos dedos se hundían en su carne.

-En un momento más. – Los dedos fueron retirados después de unos minuto y lo penetró por completó, gimiendo y oyendo gemir al otro hasta morderse los labios. Le embistió un par de veces con lentitud, luego comenzó a deshacer los nudos de las rodillas, y cuando las piernas estuvieron libres Tony estiró un poco una y Steve tomó otra para colocarla sobre su hombro y comenzar a penetrarle con más fuerza.

-Aaaaahhh. – Gimió encantado, le encantó el ángulo que tomaba todo al tener su pierna en el hombro de Rogers. – Más suave… por favor, ve más suave. Aaahhm… – Pidió, Steve disminuyó un poco el ritmo estando de acuerdo porque Tony estaba igual de excitado que quería irlo disfrutando de a poco, lo sabía. Se inclinó, quedando pegada la pierna al pecho de Tony, y desató también los amarres en las muñecas para volver a tomar el móvil en sus manos y reanudar la grabación. Stark de inmediato le abrazó con un brazo y con el otro pretendió quitarse la banda.

-No, esa quédatela. – Ordenó Steve y gratamente Tony obedeció.

-Más rápido. – Pidió ahora.

 

Una vez más Steve cumplió el capricho. Tomó por debajo de las rodillas ambas piernas y las alzó hasta pegarlas al cuerpo acostado de Tony, quien las tomó para sostenerlas, abriéndolas un poco más y que no chocaran con su rostro ni su pecho. Así la cadera se elevó más, pudiendo penetrar más profundo, encontrándose con el panorama de Stark nuevamente expuesto, gracias a la flexibilidad de éste, y sin problemas poder grabar todo el acto. Rogers tomó la erección de Tony entre una mano y comenzó a masturbarlo al ritmo de sus aceleradas embestidas.

“¡Oh, por Dios, Steve!” “Sigue así, ¡así!” “Aaaahh, qué rico” “Más, más…” Tony estaba haciendo un escándalo, gritando esas cosas y muchas más sin recato. Y a Steve no le incomodaban los gritos de porn-star, por el contrario, se esmeraba en que no dejase de gritar.
Y aunque a Tony le fallaba la respiración por la agitada situación, no se consideró parar los gritos. Simplemente se le había ocurrido ponerse de escandaloso cuando dio el primer grito entero de satisfacción, ¿y para qué detenerse? Estaban en un maldito hotel, ¿cierto?, no tenía por qué reprimirse. Ya no se le ocurría que gritar, así que sólo gemía intercalando con pequeños gritos roncos que nombraban a Steve. Las embestidas eran profundas y fuertes, tanto que sentía que a cada golpe era como si Rogers quisiera atravesar el puto colchón con su cuerpo. Gracias al cielo que la cama era suave y no rechinaba tanto, aunque por tanto movimiento terminarían arruinándola, si ya hasta el cabecero golpeaba bruscamente contra la pared.

 

-¿Quieres cabalgar, Tony? – El pervertido de Steve le preguntó directo al oído, con la voz ronca y entrecortada por los gemidos, sin dejar de moverse. Tony se descolocó por un momento. ¿Qué diría una puta?, pues que sí, eso suponía el castaño.

-¡Sí! … Aaahhm… Sí quiero. – Le dijo casi con súplica, queriendo ahogarse la risa y seguir gimiendo para no verse extraño.

 

Con la misma brusquedad, Steve invirtió las posiciones. Ahora él acomodaba plácidamente su espalda sobre el suave colchón cubierto por el edredón, y su cabeza descansaba entre las almohadas mientras continuó grabándolo desde esa posición. Esperó los movimientos de Tony, que primero se acomodó poniendo las rodillas a cada lado de su cadera y las manos sobre su pecho. Sólo filmó eso por último, porque después notó las intención del castaño de quitarse la banda, así que guardó el video y colocó el móvil de vuelta a la cómoda, con sólo estirar el brazo.
Tony se contrajo de inmediato, esa posición le ponía demasiado. El poder llevar él el ritmo, el sentir el maldito pene duro dentro de él lo más profundo posible, y la visión…, que ahora no podía tener por la maldita banda negra sobre sus ojos. Al carajo. Antes de comenzar a cabalgar, se quitó la banda y la arrojó frente a Steve sin importarle lo que le dijese. Se apoyó en el pecho del rubio y comenzó a moverse sobre él. De atrás hacia adelante rápidamente. En círculos lentamente. Y de arriba-abajo pausadamente. Gemía dificultosamente porque ya se había cansado de tantas sacudidas en la otra posición y ahora por tanto rebote.

Steve podía apreciar esa perspectiva de Tony, montando su miembro, mirándolo con ojos entrecerrados y la boca abierta. Tony era sexy, y se sabía sexy, así que se aprovechaba de eso. Pero en ese momento Steve le permitía que se aprovechara, que ese espectáculo le gustaba. A pesar de que el castaño llevaba un ritmo más lento al que él había estado llevando, le seguía pareciendo adecuado. Tony subía lento y luego se dejaba caer chocando con su pelvis, pero era agradable.
Luego Stark comenzó a masturbarse, volviendo a los movimientos de atrás hacia adelante, y cerraba los ojos, se mordía los labios y Steve estaba quedando embobado. “Aaahh, Steve”, le gemía y rasguñaba con la mano libre sobre el pecho. Tony se masturbaba más rápido, respiraba más rápido y Steve echó la cabeza hacia tras cuando su miembro fue apretado más de la cuenta. Y así, unos segundos antes que Tony, Rogers terminó por correrse dentro de él, y el castaño le siguió un momento después manchando la mano y su vientre.

Tony quedó un momento más así, sobre el otro. Respiró profundo varias veces queriendo calmarse un poco. Y pensando que tenía que irse pero se sentía cansado, quería dormir. Pero también quería ducharse porque había sudado y además el tonto de Rogers no había usado condón y terminó dentro de él dejándole con esa sensación extraña a humedad. Se separó abruptamente de pronto y caminó hasta el cuarto de baño.
Steve quedó algo extrañado, pero prefirió seguir concentrado en calmar la respiración. También estaba cansado ahora, y pensó en ir a recepción y pagar por la noche completa y no sólo por el par de horas que había pagado al llegar. Pero no era sólo su decisión, quizá si sí hubiese llevado su moto se quedaría sin importarle el que Tony considerara quedarse o no. Poco después Tony salió del cuarto de baño directo a tomar sus prendas de ropa del suelo, dejándole claro que ni las dos ocuparían allí.

 

-Si no ibas a usar condón, tenías que terminar por fuera. – Le dijo serio, volviendo a ser como normalmente era Anthony. Steve quedó mirando cómo se vestía de nueva cuenta y luego le miraba con una ceja enarcada. – ¿Te vas a quedar?

-No, estoy descansando tan sólo. – Respondió con fastidio, ya que Tony contagiaba la mala vibra. – ¿Por qué eres tan acelerado después del sexo?

-No soy así. No sé porque lo dices como si me conocieras bien después del sexo. – Dijo serio.

-Antes de hacerlo estás tranquilo y sonriendo, durante el momento igual y terminas con mala cara.

-Cállate, no hagas drama por nada, Steve. No me digas que eres de esos que quieren un beso, un abrazo y un te amo después. – Se mofó.

-Agh, claro que no, y menos de ti.

-Entonces vístete o me voy sin ti. Que después de que me hayas atado debería de irme sin ti.

-¿No me digas que no te gustó? – Sonrió Steve.

-Vámonos. – Dijo por respuesta el castaño.

-Está bien. Lo que tú digas, gritón. – Soltó una risita al momento que se incorporó. – Aaay sí, Steve. Qué rico. – Lo imitó sobreactuado, haciendo la voz chillona y riendo finalmente de nuevo.

-No noté que quisieras callarme. – Atacó Tony. Esa burla no le molestaba, ni que no supiera lo que había hecho. – Porque claro, a los bobos como tú siempre les gusta que les aplaudan sus “hazañas”.

-¿Entonces gritaste porque sí? ¿Nada más? – Cuestionó ahora él serio, mirándole cuando terminó de subirse los pantalones.

-Quería jugar tú mismo juego. – Respondió sin inmutarse aparentemente. Porque la mirada pesada de Steve le hacía estremecerse y la verdad era que sí le había gustado y quiso gritarlo.

-¿Qué juego? – Ya estaba completamente vestido. Estaban de pie uno frente al otro, serios.

-Bueno, tú decías que yo te encantaba y que era rico y yo te gritaba lo mismo. – Se encogió de hombros.

-Es verdad lo que dije. – Respondió suavizando la mirada, él no quería ponerse malhumorado con el castaño y no veía problema en confesarle eso, porque ya se sabía muy obvio. – ¿Por qué crees que mentía?

- ….. – Porque si no sería el único a quien desearías, respondió honestamente en su mente, pero era claro que no podía decir eso. Es más, ni debería de pensar así, pero era el mismo pensar desde que conoció a Steve y éste le coqueteaba. Era la razón para no acostarse con él, pero ya se había ido a la mierda aquello. Se obligó a volver a su semblante tranquilo y le sonrió como si nada. – Era broma, Steve. Todo está bien. – Le dijo efusivo, dándole un golpesito en el hombro, pero veía a Steve con la misma expresión confundida. – Hey, ¿amigos? – Y el rubio continuó igual, como estudiándolo. – Oh, no me mires así que el malo eres tú. Mira cómo me dejaste. – Su tono amigable persistía mientras le mostraba las muñecas marcadas por la soga, ya comenzando a amoratarse. Pero una de esas muñecas fue halada para quedar pegado al cuerpo del mayor que sin preámbulo le tomó firmemente para comenzar a besarle, pero Tony ladeo el rostro. – Mmmn… no, Steve, que sudé y…

-Hueles bien. – Comentó el rubio que mejor hundió el rostro en el cuello del menor. Y después paseo su lengua por el largo de aquella zona, finalmente mordiendo levemente. Tony jadeo. – Y sabes bien.

-Steve, por favor, vámonos. – Suspiró pesadamente. Se sentía algo estúpido, pues sospechaba que Steve le había descubierto en el momento que flaqueo y luego hizo como si no pasara nada en realidad.

-Eres aún más imbécil que yo, Tony. – Le dijo Steve con confianza, mirándole a los ojos y luego liberándolo del agarre, para que ambos salieran del Hotel y regresar a la escuela.

 

 

*~~*~~*~~*~~*

 

 

-Quiero un novio o una novia. ¿A quién debería elegir? – Tony estaba con Loki y Bruce en su dormitorio. Había pasado una semana desde que terminó en el hotel con Steve y curiosamente no se habían encontrado por los pasillos y no había ido a las fiestas de fin de semana. Ya sabían del nuevo noviazgo entre Bruce y Clint y habían podido sacarle el mejor chisme posible. Entonces sus amigos se estaban poniendo de novios y se veían tan felices que ya le daban ganas de hacer lo mismo.

-¿Qué dices? – Cuestionó sorprendido Loki.

-Yo creo que primero tienes que estar con alguien y de ahí surge el deseo de que sea tu pareja. Y no de querer una pareja y luego nada más seleccionar a alguien por capricho. – Le dijo Bruce confundido por la estupidez de Anthony.

-Sí, así funciona. – Apoyó el ojiverde. – Pero si lo quieres, ¿por qué no se lo propones a Bucky?

-No estaría mal, pero… – Se quedó pensando en que Bucky ya no le hacía mucho caso en ese sentido. Es más, ya tenía mucho que no tenían sexo y rara vez compartían un beso. – Lo pensaré. – Cortó esa charla. – Entonces, Bruce, ¿qué tal es Clint en la cama? – Banner se sonrojó y Loki sonrió maliciosamente mirándolo.

-No lo he hecho con él, y de cualquier modo no les diré eso. – Dijo incómodo.

-¿En serio no lo han hecho? – Cuestionó Loki. – ¿Por qué?

-¿No quieres? – Preguntó ahora Tony.

-No es eso. Es que no parece buena idea hacerlo aquí. Ya saben, con un montón de personas pasando por el pasillo y otras más en los dormitorios de lado. No sé… – Confesó Bruce.

-¿Por qué no se escapan a un Hotel? – Propuso el pelinegro. – Para más privacidad y bueno, para eso son, así que si alguien más pasa por fuera de la habitación no le incomodarán los sonidos que se escuchen. – Sonrió.

-Tal vez. – Consideró. – Pero tampoco quiero que sea en uno de esos horrorosos. – Negó con la cabeza.

-Hay uno muy cerca de aquí que no está nada mal. Es lindo y discreto. Todo luce limpio y creo que no es caro. – Dijo Tony y ambos lo miraron cuando prosiguió a dar el nombre y las señas de cómo llegar.

-¿Estás seguro de que no está mal? – Cuestionó Loki. Tony le asintió. – ¿Y cómo lo sabes? ¿Cuándo fuiste?

-La semana pasada fui. – Respondió sin querer decir más, pero por la sonrisa traviesa de Loki supo que indagaría más.

-¿Con quién?

-Con un sujeto.

-¿Qué sujeto?

-Qué te importa.

-¿De casualidad se llama Steve?

-De acuerdo, sí fui con él. – Cedió.

-Creí que por nada te acostarías con él. – Recordó Bruce.

-Sí…, hubo cambio de planes. – Le dijo divertido Tony. Loki negó con la cabeza con una sonrisa pintada en los labios. – Entonces, ¿qué harás, Bruce? – Cuestionó de nuevo para quitar un poco la atención de él.

-No sé cómo proponerle el ir sin parecer… humm… tan vulgar. – Manifestó algo apenado.

-Sólo cítalo allá. – Propuso Stark.

-Es algo normal, Bruce. Si quieres hacerlo simplemente acuerda con él que al menos la primera vez no la quieres aquí. Es Clint, no se negará. Menos contigo. – Le animó Loki.

-Bueno, intentaré decirle. – Aceptó. – ¿Cómo van las cosas con los padres le Thor? – Preguntó a su amigo. Ambos habían estado tranquilos al respecto, pero habían visto a Loki de nuevo un poco distraído y pensaban en esa posibilidad.

-Como habían quedado. – Dijo afligido. – Mañana es cumpleaños de Thor, así que quedó de ir el fin de semana a casa para celebrarlo con ellos en algo familiar, y supongo que hablarán de nuevo al respecto. Pero quiere llevarme con él.

-Oh… – Ambos amigos se sorprendieron.

-Pero sólo a comer con su madre, ya que quiere verme según dijo Thor.

-¿Irás?

-Tal vez. Sinceramente me pone nervioso la situación. Nunca tuve una relación en serio como para conocer a los padres. Aunque ya conozca a los de Thor hace años, pero ahora es diferente. – Decía pensativo.

-Qué lío. – Comentó Tony. – Imagina cuando conozcas a los padres de Clint, Brucie. O él a los tuyos.– Molestó, porque Banner todavía ni tendría que ponerse a pensar en ello, pero como siempre Anthony tenía que soltar algún comentario ocurrente. Y ahora Bruce estaba con los ojos bien abiertos cómo imaginando el futuro con Clint, y por las muecas que hacía, Tony y Loki terminaron por reírse de ello.

 

 

Notas finales:

ChanChanChan~!!! (¿)

Déjenme saber qué les pareció :D

Nos leemos luego, pronto o hasta después es su decisión. ByeBye~


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