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Stupid youth. por LynValo

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Notas del capitulo:

Hello!
Otra vez vine rápido, a que no :D Es que siento que voy lenta. O sea, ya tengo escritos varios capítulos adelantados y luego por eso me ando confundiendo en cuál voy aquí y en cuál llevo guardado y así. Estoy medio zoquete.

Veamos… LEMON 2 X 1 jajaja… eso creo…, no sé si se considere así.

Espero disfruten el capítulo.

La imagen:

 https://www.facebook.com/151173265075658/photos/a.151578485035136.1073741828.151173265075658/291323524393964/?type=1&theater 

Ya era domingo por la mañana. Desde muy temprano Clint había recibido un mensaje de texto de Natasha diciéndole que pasara por ella a las 10am para ir en busca de esos empleos. Era mejor si desde ese día se ponían a buscar para tener más oportunidad por todos los chicos que igual buscan un empleo de verano. Clint ya se había duchado y había comido pan tostado con mermelada para luego salir. Su hermano continuaba dormido cómo era de esperarse, después de todo ese era su día libre. Sólo se cepillaría los dientes y después ya se iría con calma porque tenía tiempo aún de sobra. Pero cuando iba saliendo del pequeño baño se encontró con que Bernard le miraba acusadoramente con una cara adormilada.

 

-¿Por qué carajo haces tanto ruido? – Se quejó su hermano.

-Lo siento.

-¿A dónde vas tan temprano en un día así?

-Pues a buscar un empleo.

-Oh, muy bien. ¿A qué lugar irás?

-No lo sé, tengo que pasar por Nat y ya veremos.

-¿Tu novia? – Le sonrió con picardía.

-No es mi novia.

-Sí cómo no. – Y Bernard soltó una risita que terminó con un bostezo. – O es algo casual…

-Bernard, nada de eso. Nat es mi amiga solamente.

-Qué aburrido…

-Para nada; sí tengo pareja. – Le dijo orgulloso.

-¿En serio? Supongo que está mejor que esa Nat, ¿verdad? – Le enarcó ambas cejas en compañía de una sonrisa maliciosa. – ¿Más bonita o más buena?

-Diablos, no hables así.

-Oh, vamos. Tú prácticamente me pegaste tú modo de hablar, niño. – Se defendió el mayor. – Bueno, dime. – Pidió tras no recibir respuesta de su pequeño hermano. – ¿Cómo se llama? ¿Eso sí me lo dices? – Clint lo pensó un momento. Podía ignorar a Bernard e irse ya con Nat, pero nunca le había ocultado cosas así a su hermano. No habría problema alguno decirle la verdad.

-Se llama Bruce. – Por un momento la cara de su hermano quedó algo perpleja, pero al par de segundos la sonrisa maliciosa volvió.

-Oh… wow. Con que eso no sólo quedó en jueguitos, ¿eh?

-Me tengo que ir. – Bufó Clint, señalando la puerta.

-Sí, está bien. Luego me platicas más de ese Bruce.

-Ya veré. – Le hizo un ademan de despedida y salió.

 

 

*~~*~~*~~*~~*

 

 

-¡Oh Dios! ¿En serio lo tomó tan mal? – Preguntaba intrigada Jane. Thor y ella ya llevaban cerca de una hora en un parque en punto medio de ambas casas. Luego de charlas banales y de comprar un par de helados, Thor se había animado a contarle lo sucedido con Odín apenas el día anterior. De hecho eso fue lo que le llevó a citarse con Jane, tenía que conversarlo con alguien. Él le asintió. – ¿Le dirás a Loki?

-No lo sé. No quiero tener que decirle que mi padre lo ve así. – Respondió afligido.

-Pero no creo que puedas ocultárselo… A menos que a tu padre se le pase pronto el coraje.

-No creo que eso suceda.

-¿Entonces?

-Supongo que sí tendré que decirle todo – Se rindió. – Rayos, yo no quisiera decirle porque siento que esto lo desanimará para continuar. – Se frotó el rostro con frustración. Jane suspiró sin saber qué decirle para animarlo. La verdad es que por lo pronto todo estaba jodido.

-Bueno, por lo pronto yo te puedo ayudar. – Le dijo dándole una suave sonrisa.

-¿Cómo? – Thor elevó de nueva cuenta el rostro para mirarle.

-Le puedo decir a mi padre que te de empleo.

-Eso me serviría mucho. Gracias, Jane.

 

 

*~~*~~*~~*~~*

 

 

Bruce estaba ayudándole a su madre a limpiar la casa. El día anterior luego de que Tony se retirará Rebecca ya no había comentado nada al respecto de la misteriosa pareja de su hijo que ya no quiso comentar, y en lo que iba de ese día tampoco había comentado nada. Sólo preguntaba sobre sus amigos, cómo eran, cómo los conoció, y ese tipo de cosas. Pero la mujer quería saber, y Bruce lo notaba. Diablos.

 

-Entonces, cariño… ¿quién es tú novia? – Por fin cuestionó Rebecca, con una sonrisa alegre en el rostro. Bruce se tensó al instante.

-Mamá, yo…, creo que mejor nos sentamos a hablarlo. – Propuso, respirando hondo.

-Ok. – Con naturalidad la mujer aceptó. Dejó el paño con que limpiaba un mueble y tomó asiento en el sofá. Luego Bruce se sentó junto a ella mirando un punto fijo en la pared.

-…No sé cómo comenzar. – Admitió nervioso.

-Oh, Bruce, ¿pero por qué te pones así? – Le dijo relajada, dándole un leve apretón en el hombro. – ¿Es alguien que ya mencionaste?

-Sí…

-Ok, intentaré adivinar. – Propuso para relajarlo. – ¿Natasha? – Su hijo le negó con la cabeza. – ¿Darcy? – Otra negación. – Humm, ¿Betty?

-Ella…, bueno, de hecho con ella si tuve un noviazgo corto, pero ahora es alguien más. – Se ponía cada vez más nervioso. – Alguien muy diferente. – Se permitió soltar una leve risita.

-¿En serio? ¿Cómo es? – Se interesó más.

-Es de esas personas que siempre están alegres y aunque se enojen causan gracia. – Comenzó, sonriendo al recodar todo de Clint. – Es… totalmente desinhibido, divertido, algo loco, tengo que admitirlo. Pero tienen ciertos momentos de delicadeza y realmente me gusta mucho por todo. – Terminó de contar algo tímido, mirando la sonrisa en su madre.

-Ya veo…, desinhibido, divertido y loco... – Asintió apretando los labios en una mueca graciosa, mirando un segundo al techo para luego volver a mirar directo a los ojos de Bruce. – ¿Entonces es un chico?

-…Sí. – Y desvió la mirada al suelo, como sabiendo que algo hizo mal. – Perdón, pero…

-Shht. – Exclamó a parte de un ademan con la mano para que guardara silencio. – ¿Desde cuándo?

-¿Qué? – Preguntó confundido y temeroso Bruce.

-¿Desde cuándo sabes que eres gay y no me dices nada? – Le dijo casi en tono de reproche, sin embargo no estaba molesta.

-No soy gay. – Dijo rápidamente Bruce, ganándose ahora él una mirada de confusión de su madre. – No lo sé, sucede que Clint es el único chico con el que me he involucrado así.

-Pero te gusta.

-Sí…

-¿Y Betty?

-Pues también en su tiempo, pero mamá…

-¿Qué te gusta más, un chico o una chica?

-¿Qué? ¡Mamá! – Pero Rebecca le hizo de nuevo ademanes para que respondiera. – No lo sé. Cundo estaba con Betty sólo pensaba en ella, pero se acabó, y ahora estoy con Clint y no tengo ojos para nadie más. No me interesan las demás personas sean lo que sean. – Respondió exaltado, todavía con algo de vergüenza. – Te molesta, ¿verdad? Te molesta, te molesta…

-No, hijo, no. – Le calmó. – Es una sorpresa, en realidad, pero no me molesta; menos con las respuestas que me has dado. – Le sonrió. – Detestaría saber que eres de esos chicos que van jugando con las personas sólo por experimentar.

-Claro que no soy de esos. – Le dijo ya calmado. – Y Clint tampoco. – Quiso aclararle de una vez.

-De acuerdo. ¿Por qué no me platicas más de él? – Pidió. Bruce ya no se negó.

 

 

*~~*~~*~~*~~*

 

 

Tony hasta ese momento vaciaba sus maletas. Dejaba la ropa en el cuarto de lavado, el estéreo y el frigobar se quedaban en el garage esperando un nuevo lugar y acomodaba sus demás cosas donde iban; como por ejemplo colocaba el par de cuadros en un buró de su habitación. Él tarareaba una canción mientras continuaba acomodando el resto de las cosas, Howard estaba en el estudio checando algunos documentos del trabajo y era el día libre de la servidumbre, así que casi todo permanecía en silencio, por lo que el sonido de su móvil llamando le sorprendió un poco, dando un pequeño salto. Ahora silbando se acercó a tomarlo de donde lo había dejado. Era un mensaje de texto.

[“Steve Bobo.”

>>Hey, enano, ¿estás haciendo algo
importante?

                         <<No, ¿por qué?

>>Yo tampoco. ¿Quieres perder el tiempo
                        conmigo?

        <<Steve, nos vemos todos los días en la
              escuela, ahora que estamos de
        vacaciones déjame descansar de tu feo
                                 rostro.

>>Qué malo eres conmigo, Tony. Yo sólo
    quería invitarte a una barbacoa que
hará la familia de Bucky. Él me pidió que
te dijera, pero si no quieres venir, bueno.

                             <<¿En serio?

>>Por supuesto.

            << Está bien, iré. Pero no sé dónde
                                  viven.

>>Te mandaré un mapa. Y vente sexy.

        <<Hah, ¿para qué irme sexy? Aunque yo
                  siempre lo estoy. Así nací ;)

>>Para presumirte.

                         <<¿De qué hablas?
>>Diré que eres mi novio :)

                          <<¡¿Por qué?! D:<

>>Bucky traerá a Natasha, tengo que
                  competir con él.

                            <

>>Bromeo, Tony. Y ya sé que siempre
                estás sexy. Grr~

                 <<Hahahah, Steve, eres tan bobo.

>>Tú no quedas atrás, hahah. Bueno,
             acá te esperaremos.
>>*archivo adjunto* ]       

Tony abrió la imagen del mapa y descubrió que el camino era sencillo y no quedaba muy lejos de dónde él. Cerró la conversación todavía con una mini-sonrisa que se había formado durante el transcurso de los mensajitos recibidos. Ni siquiera somos amigos, no nos llevamos bien, ay ajá. Si Steve le sacaba sonrisas por cosas tan simples y tontas quería decir que sí se llevaban bien.
Fue a tomar una ducha y cuando ya estuvo listo tomó las llaves de su viejo auto – le dio la gana llevarse el de antes y dejar el Camaro – y caminó hasta adentrarse en el estudio de Howard.

 

-Papá, saldré con Bucky, Natasha y Steve. – Le dijo todavía jugando con las lleves en sus manos, sin tomar en cuenta que Howard ni siquiera sabía quién rayos era Natasha y Steve – De hecho estaremos en casa de Bucky.

-De acuerdo. Aunque no sé quiénes son los otros dos. – Le dijo prestándole atención.

-Natasha es novia de Bucky y Steve es quien me dio el retrato.

-El chico con el que supuestamente no te llevas bien. – Comentó irónico. – Y que es más, ni son amigos.

-Sí, ese mismo. – Le restó importancia al tono de su padre, pero aun así le sonrió. – Pero creo que sí somos amigos.

-Era obvio, genio. – Le ofreció una sonrisa ladina. – Ve con cuidado.

 

 

*~~*~~*~~*~~*

 

 

-Y es por esto que adoro estar en casa. – Comentó Steve con una gran sonrisa, pasando uno de sus brazos por los hombros de Bucky mientras miraban cómo había quedado todo listo para la reunión.

-Yo igual. – Le dijo dándole unas palmaditas al dorso de la mano de Steve que había quedado colgando de lado de su hombro izquierdo.

-Parecen novios. – Comentó divertido uno de los tíos de Bucky, al pasar cerca de ellos ya con un vaso desechable lleno de cerveza.

-Guarde el secreto, por favor. – Bromeó Steve, sin despegarse de James que sólo ahogó una risa. Siempre los molestaban con lo mismo y a veces era divertido seguirles el juego.

 

En el pequeño jardín de la casa de los Barnes estaban acomodadas un par de mesas plegables alargadas, al igual que las sillas. El asador ya estaba trabajando, otro más de los tíos de Bucky se hacía cargo, mientras la hielera ya era asaltada por los más pequeños – primos de ambos chicos –, familiares y un par de vecinos se mezclaban para convivir. En un momento el sonido del motor de un auto les hizo girarse a la misma dirección. Dicho auto se estacionó cerca de la casa donde todos estaban y así le prestaron más atención, aunque Bucky y Steve lo hayan reconocido. Del vehículo bajó Tony con unas enormes gafas de sol puestas, pero enseguida se las quitó al ver que todos le miraban.

 

-¿…Y ese…? – Comenzaba a decir George.

-Amigo nuestro, no se alteren. – Aclaró Bucky. Quizá Tony los había desconcertado por ese auto y luego por la pinta de junior mezclada con delincuente que tiene. Steve fue quien le hizo señas para que se acercara, soltando por fin a Bucky.

-Hola. – Saludó Tony primero a sus dos amigos.

-Él es Tony Stark. Amigo. – Señaló Steve. El resto de las personas volvió a lo suyo luego de saludarle amigablemente. – No te perdiste, enano, no eres tan tonto. – Molestó Steve.

-Si yo soy un tonto; ¿qué serás tú, Steve? – Le dio un leve golpe en el abdomen.

-No comiencen a pelear, por favor. – Dijo Bucky en tono fastidiado.

-Ok, ok. – Cedió Steve, sonriendo inocentemente.

-¿Es un Mustang? – Volvió el sujeto que molestaba a James y Steve con su inexistente relación gay, pero ahora le hablaba a Tony.

-Ah, él es Joseph. – Tuvo que aclaran Bucky ante la ceja enarcada de Tony. – Mi tío.

-Oh. Sí, es un Mustang 2010. – Respondió Tony, los cuatro mirando el auto que había llevado. Luego se quedaron conversando sobre el Mustang y otros autos, adaptándose de inmediato Tony en aquel ambiente de familia. Luego de unos minutos les dijeron que ya se acercaran a comer, lo que ocasionó que Stark se adentrara con el resto de las personas, pero continuaba conversando más con Joseph, que al parecer le gustaban los autos. – … Sí, esa rivalidad entre Mustang y Camaro que siempre hay a mí no me importa, me gustan ambos, por eso opté por volver a tomar ese. – Señaló su auto.

-¿Entonces tienes más? – Preguntó asombrado Joseph.

-Un Camaro ZL1 2014. – Respondió y otras miradas asombradas volvieron a él.

-Vaya. – Exclamó George.

-Bucky, deja a Steve, éste chico te conviene más. – En lugar de ofenderse, algunos rieron y otros sólo sonrieron divertidos por el comentario de Joseph. Mientras continuaron bromeando otro auto ajeno a los vecinos se estacionaba cerca, pero al parecer ese no llamó su atención, hasta que Bucky se giró y distinguió que Natasha ya venía acercándose.

-¡Tasha ha llegado! – Gritó señalándola.

-¿Tú novia? – Preguntó Rebecca.

-Sí. – Respondió con una sonrisa.

-Pero si es tan bonita… ¿Cómo es que está contigo? - Le dijo sorprendida su hermana, James le respondió con una suave palmada en la cabeza.

 

---------------------

 

Pasaron unas cuantas horas y ni Tony ni Natasha habían notado todo el tiempo que pasó, porque la estaban pasando bien entre esas personas agradables que los recibían muy bien. Incluso se habían puesto a jugar con los niños más pequeños, aunque Tony era quien se mostraba más reacio a eso, pues casi no le gustaban los niños porque llegaban a desesperarle con facilidad. Pero resultó que hasta los mocosos de esas dos familias que se unían ahí eran igual de tiernos y agradables que los demás.

 

-¡East! Ven muchacho. – Llamó Steve cuando estaban tumbados en el césped jugando con su primito David y con el primito de Bukcy; Erwin de seis años. Y luego apareció el bulldog junto a ellos. – Tony, él es East en persona. – Le presumió. Tony de inmediato fue a acariciarle la cabecita y el can se dejó por completo. – Él es Tony, es tu… – Le decía a Eats, pero lo último lo dijo directo a la oreja del buldog, y los demás no escucharon.

-¡Aaahh! ¡East, vamos a jugar! – Llegó corriendo Hannah, abrazando al perrito. – ¿Dónde estaba?

-Seguro había ido a vagar por el vecindario. – Respondió Steve a la pequeña.

-¿Puedo jugar con él?

-Claro. – Cedió el rubio. Con eso, el par de niños que habían estado pegados a ellos corrieron junto a East y a Hannah para jugar con ellos. Dejando a los jóvenes solos.

-¿Qué le dijiste? – Preguntó Natasha, guardando una sonrisa. – ¿Qué Tony es su qué?

-No les incumbe, será algo entre East y yo. – Contestó.

-Dime. – Ordenó Stark.

-No.

-Te golpearé.

-Inténtalo.

-¿Crees que no puedo?

-Hey, tranquilos. – Volvió a intervenir Bucky, aunque continuaban jugando solamente. No eran provocaciones en serio. – Si quieren saber hay que preguntarle a East, eso es todo. – Se encogió de hombros con una sonrisa ladina. 

 

Transcurrieron otras horas más en donde los niños ya se habían metido a ver películas animadas y los demás adultos quedaron conversando amenamente en el jardín mientras bebían cerveza y también las compartían con Steve, Bucky y los amigos de éstos. Y aunque todo seguía siendo agradable, Tony ya se sentía un tanto incómodo desde que Natasha tomó confianza y ya se dejaba besar a cada momento por Bucky, y a él ya le estaba pareciendo que no era justo. Qué ese par no había escuchado eso de “no comas pan frente a los pobres”. Por Dios que estaban en una reunión familiar y él no tenía la alternativa de ir a elegir a alguien con quien besuquearse como ellos. Y a quién engañaba, se le antojaban perfectamente los besos de Steve, pero tampoco era como si pudiese besarlo en frente de la madre del rubio y demás parientes de Bucky.

 

-Steve, hijo. – La voz suave de una mujer le sacó de pensamientos e hizo que la parejita se separase. Miró a la mujer madura y rubia a un lado de ellos.

-¿Qué pasa? – Respondió Steve.

-A tú tía Emma le duele mucho la cabeza, así que yo la llevaré a su casa para que llegue con bien junto con sus hijos.

-Está bien, mamá.

-Sólo que me quedaré en su casa porque ya es tarde, y por cualquier cosa si se sigue sintiendo mal. Como su marido está en un viaje de negocioso está sola con los niños. – Le explicó. – Ok?

-Ok.

-Chicos, ustedes tampoco no se vayan a ir tan tarde, y es mejor que ya no beban porque van a manejar. – Sarah les aconsejó a Tony y Natasha.

-O se pueden quedar, ¿no? – Propuso Steve.

-Claro, no hay problema. Se queda nuestra casa para ustedes. – Accedió la señora Rogers. Steve miró a Tony para saber su respuesta y Bucky miró a Natasha para lo mismo.

-Yo no puedo. – Anunció la pelirroja. – Mañana entro a trabajar.

-Bueno, piénselo bien. Yo ya me tengo que ir. – Les dijo Sarah. – Fue bueno conocerlos. – Sonrió y se alejó a donde Emma ya acomodaba a sus hijos en el asiento trasero de su auto.

-¿Y tú… te quedas conmigo? – Preguntó en un susurro Steve al castaño.

-Supongo que sí. – Aceptó. Soltando un curioso suspiro porque ya se imaginaba lo que le seguía a esa noche.

 

 

*~~*~~*~~*~~*

 

 

Casi a media noche regresaron a casa de Steve. East bajó del auto de Stark y de inmediato fue a meterse a su casita para dormir luego de jugar y corretear todo el día. Los chicos pasaron directamente a la habitación de Steve, dejándose caer como agotados, aunque sólo era el efecto de las cervezas que habían tomado. Tony lo recordó y mandó un mensaje de texto a Howard: “Estoy bien. Me quedaré en casa de un amigo.” Y apenas se hubo enviado Steve se inclinaba hasta él para besarle. Ni debatió, inmediatamente le respondió el contacto y todavía le atajo por el cuello con ambas manos. Tenía tantas ganas de un beso así que Tony tomó totalmente las riendas.

Obligó a Steve a acelerar el ritmo, luego a abrir más la boca y a meter sin recato la lengua dentro del juego. Hasta que era un beso de lo más sucio; saliva por doquier, mordidas, lametones y succiones a cada momento. Una clara invitación a ensuciarse mucho más.

 

-Steve…, espera. – Le frenó cuando el rubio ya tenía rato entre sus piernas restregándose con frenesí.

-¿Qué? – Separó un poco sus rostros para mirarle hambriento.

-Lo que te debo. – Le dijo con una sonrisa maliciosa. – Hay que hacerlo diferente.

-Eso me excita más. ¿Qué planeas? – Cuestionó con una enorme sonrisa. Tony miró alrededor de la habitación y encontró lo que buscaba.

-Siéntate ahí. – Le ordenó señalándole la silla que tenía frente a un pequeño escritorio de esos para la computadora. Steve lo dudó un momento pero no tardó en hacer caso. – ¿Tienes de la soga todavía? – Y ahí Steve le miró sorprendido.

-¿Me atarás?

-¿Te asusta? – Le miró retadoramente.

-…No. – Respondió. Se mordió los labios antes de responder más. – En el armario dejé todo eso en la misma mochila. – Tony se giró a sitió indicado y cuando tuvo la mochilita abierta en sus manos de una vez sacó el lubricante y se encontró con unas esposas, eso sería mejor. Steve se dejó quitar la playera que traía puesta y luego también se dejó esposar ambas muñecas tras el respaldo de la silla de un modo que no podía mover ya el torso.

-¿Qué es lo que te gusta de mí? – Le preguntó Tony cuando al parecer ya lo tenía como quería. El castaño estaba muy cerca a su rostro, esperando por la respuesta mientras acariciaba con un pulgar el cuello.

-Me gusta todo. – Le respondió sin apartar la mirada de los ojos miel.

-Hablo en serio.

-Yo también. – Al parecer esa respuesta no gusto a Tony, pero lo ignoró. Stark estaba a punto de montarse en él cuando su móvil que había dejado en la cama comenzó a sonar. Era Howard que apenas le respondía con un “está bien”. Tony quedó con el movil en las manos cuando una sonrisa ladina se formó en su rostro y luego se volvió hacía Steve.

-¿Y si nos filmamos?

-¿Eh? – Eso tomó desprevenido a Steve. Tony le miraba con ojos ansioso dando a notar que no lo decía en juego y que hasta le agradaba mucho la idea. – De acuerdo, será bueno hacerlo. – Aceptó, ni modo de decirle que no luego de que él ni permiso le haya pedido de filmarlo mientras se lo follaba. Así estarían a mano.

 

Al parecer Stark abrió la cámara de su móvil y lo acomodó en el escritorio que había quedado a un costado de ellos, luego fue a tomar algo más de la mochila. Steve supo lo que era cuando la misma banda negra para los ojos que había usado en el castaño ahora era para bloquear su propia vista. No. Que él quería el panorama completo. Pero una vez más ni cómo negarse.
Los besitos comenzaron en su cuello, seguidos de un recorrido constante por la misma zona pero directamente con la lengua de Stark. Luego éste ya se montaba sobre él, para volver a besarle con gusto, mientras movía su cadera para crear la fricción. Unos segundos más y Tony ya se deslizaba hacia abajo con calma, comenzando a repartir besitos por su pecho, pasando por los pezones y luego llegó hasta el abdomen. Una mano ya apretaba la entrepierna de Steve sobre los pantalones y le hizo soltar el primer gemido entero. Los pantalones fueron desabrochados con una exagerada calma y luego retirados junto con su ropa interior, los calcetines y su calzado de un jalón. Sus rodillas fueron separadas un poco más, lo necesario para que el cuerpo hincado de Stark se acomodase. Lo primero que sintió en su miembro fue la juguetona lengua, luego fueron las manos, masajeándolo de a poco y después los labios envolvían la punta. Gimió de nueva cuenta, mucho más, pero algo incómodo. Steve quería mirar.

 

-Aaagh… sssh. T-tony. – Le llamó mientras su erección era devorada cada vez más por aquella boca. – Tony… ¡Tony! – Rayos. ¿por qué no le hacía caso? – Respóndeme.

-¿Mmmn? – Le respondió apenas abandonando su labor. – ¿No notas que tengo la boca ocupada como para hablar? ¿Quieres que pare?

-¡No! Dios, no. – Respondió al instante. Su respuesta fue suficiente para que Tony se llenara la boca de ese pedazo de carne una vez más. – Aaah~ Lo que… quiero es verte. – Le dijo tratando de ahogar los gemidos.

-En un momento. – Fue su respuesta.

 

De nuevo se dedicó a continuar chupando aquel falo que le hacía salivar más de la cuenta, en lo que una de sus manos acariciaba las bolas. De vez en cuando Tony miraba las reacciones de Steve, que había permanecido con los labios entreabiertos donde se escapaban sus jadeos y luego salían los gemidos cuando él lograba meterse todo el miembro hasta la garganta o succionaba con fuerza; los labios mojados aún con su saliva y el pecho subiendo y bajando rápidamente. Sintió una punzada en su propio sexo, así que tuvo que ponerse de pie para continuar a quitarse sus prendas. Arrojó la camisa, se quitó los zapatos junto con los calcetines y antes de quitarse los pantalones bajó la banda de los ojos de Steve. Se acercó para depositarle un chasqueante beso y se alejó unos centímetros para quitarse sus últimas prendas. De espaldas al rubio fue deslizando con la misma clama la prenda para desesperar más al otro que casi le gemía con frustración. Aventó a un lado los pantalones y ahora bajó la ropa interior, quedando al desnudo. Giró un poco el rostro para mirada a Steve que ya le devoraba con la mirada. Era extraño el deseo que Rogers tenía hacía él, pero también era muy satisfactorio. Vio al rubio forcejear.

 

-Diablos, te quiero tocar, te quiero probar. – Le dijo casi desesperado, pero mirando con más insistencia cierta parte de Tony, al menos del ángulo que le ofrecía. Así Stark, con una sonrisa pintada en sus labios dio los pasos suficientes para volver a la cama donde se hincó, aun dándole la espalda al rubio, tomó el lubricante para mojar tres de sus dedos de la mano derecha, se puso en cuatro separando las rodillas, llevó su mano hasta sus nalgas y entonces metió un primer dedo.

 

Se desmayaría, su miembro explotaría, se atragantaría de tanto salivar. Steve sentía que le podía pasar cualquiera de esas opciones ante semejante espectáculo. Nada deseaba más que romper las esposas para llegar hasta ese culo y de una estocada empalarlo por completo, que Tony le gritara por más y cada vez más. Su erección dolía, sus labios igual al estarlos mordiendo cada vez que los dedos (ahora dos) se hundían el anillo de Stark. Ya estaba dentro el tercero, y él creía que faltaría poco para su tortura. Aunque la vista era una delicia, pero sin poderse tocar, sin poder tocar a Tony, sin sentirse mutuamente…, era una tortura. Tony finalmente soltó un hondo suspiro al sacar los dedos de su cavidad y ponerse de pie. Caminó hasta él, parándose a cada lado de sus piernas, Rogers ya esperaba que se sentara en su erección, pero antes la maldita banda regresaba a bloquear su vista. No. Y quiso reclamar, pero al momento de abrir la boca sólo le salió el gemido de cuando, ahora sí, Tony se sentaba en él así penetrándose. Steve quedó temblando, teniendo que imaginar qué expresión tendría Tony.
Unos brazos rodearon su cuello y así el cuerpo sobre él comenzó a brincar. Sentía la erección de Tony golpear contra su vientre a cada movimiento y ni tocarlo podía. También escuchaba los jadeos del contrario y sentía el aliento cálido mezclarse con el suyo. Las paredes internas que le aprisionaban se estrecharon más en unos momentos que le hicieron casi gritar.

 

-¿Te aprieto más? – Escuchó la sensual voz de Tony directo en su oído. ¿Más? ¿Apretarle más? Si lo hacía se lo arrancaba o rompía a Stark. Pero como no pudo dar respuesta por estar gimiendo como poseído, Tony lo tomó un sí y de nuevo más contracciones.

Aaaaahh!

-¿No me digas que te duele? – Le dijo casi socarrón el castaño. Si ya sabía que dolía, pero la realidad es que toda persona está loca y con el dolor se ponen más cachondos. Y Steve no era diferente. Si hasta Tony ya se pasaba sus cortas uñas por el vientre, por el cuello y se pellizcaba los pezones. Si él estaba así de caliente no se imagina al pobre Steve.

-¡Te quiero ver! – Le gritó Rogers y le hizo sonreír. Iba a ceder ahora, después de todo era momento de estar de consecuente como el obsequio que había quedado pendiente. Se levantó, volvió a bajar la banda para que los ojos azules miraran. Tony volvió a darle la espalda y ahora así reanudó a auto-penetrarse, dejándole a Rogers la vista de su espalda, su cintura y sus nalgas. – ¡Oh, por Dios, Tony! – Gimió extasiado a cada sentón. Pero aun así tenía el deseo de tocarlo, y hasta de palmear esas nalgas y abofetearle las mejillas porque Tony de verdad que lo estaba torturando. Volvió a forcejear con las esposas, total que si no las rompía, rompía la silla, el punto era quedar libre.

 

Los intentos de Steve por zafarse eran inservibles, sólo conseguiría lastimarse las muñecas, así que dejó de forcejear. Tony se apoyaba en una de las rodillas de Rogers mientras que con la otra mano ya se masturbaba con necesidad y no dejaba de brincotear sobre la erección, chocando las nalgas contra los muslos del rubio. Stark sentía tan adentro a Steve que le era imposible no gemir de gozo puro, moviéndose a su antojo, como su cuerpo le demandara la velocidad, el ángulo, cada fricción. Pero estaba ahí para complacer al otro, y en contra de todos sus caprichos tuvo que frenar para dejar libre a Steve y que ahora él le hiciera lo que le viniera en gana. Con las rodillas levemente temblorosas quedó de pie cuando el rubio ya se separaba de esa incómoda silla con sus brazos libres.

Tony se esperaba un suave tacto, a como le había dejado esa impresión Steve, pero ahora éste le había tomado con brusquedad de las caderas para girarlo y empujarlo a la cama. Stark soltó un respingó, sosteniéndose con ambas manos sobre el colchón, luego Rogers le cargó para que también subiera las rodillas y quedó en cuatro en una orilla de la cama, con el mayor de pie detrás de él. Y tampoco sin haberlo esperado, Steve le penetró de una estocada profunda y fuerte. El gemido se ahogó en su garganta por lo sorpresivo y tuvo que apretar las sábanas con sus puños mientras que el otro comenzó arremeter contra su cuerpo con violencia.

Ahora ya podía tocar la piel suave y caliente de Tony que se movía a su merced. Steve no tardó en llevar ambas manos desde el pecho, por el vientre, la cintura, las piernas, las nalgas, y el miembro hinchado de excitación, masajeándolo un poco. Pero seguía sintiendo una mezcla de desesperación inusual, que fue desahogando con rasguños en los costados del castaño primero sin darse cuenta, pero cuando lo notó no se inmutó y continuó haciéndolo al ver que ante esto Stark gemía más, y no precisamente de dolor. Un tanto cegado ahora agredió el turgente trasero con fuertes palmadas. Tony le gimió más, casi le gritó. Las nalgas se pusieron rojas, las palmas de las manos de Steve cosquilleaban. Sintió que no duraría mucho. Así que giró a Tony con brusquedad, dejándolo reposar la espalda en el colchón y le elevó un poco las piernas flexionadas y separó a tope los muslos. Tony se masturbó para él mientras la otra mano del castaño rasguñaba la parte interna de uno de los muslos abiertos. Se inclinó a él para morderle el labio inferior hasta que soltó un chillido, para después desviarse hasta los pezones donde jaló cada uno con sus dientes y su cabello fue jalado por Anthony. Se estaba tornando agresivo, no sólo los movimientos de la cadera, sino cada una de las acciones de ambos, pero lo que Rogers no se esperó fue recibir una bofetada en su mejilla izquierda y una sonrisa traviesa en los dulces labios del castaño.

 

-Pégame. – Pidió Tony. No supo de dónde había surgido ese deseo, pero se le antojaba y además le gustó cuando él se ponía así con Steve. Era un desahogó más.

 

Los ojos azules le miraban sorprendidos, pero luego Rogers hizo lo que pidió; le abofeteo igual, varias veces seguidas. Tony volvió a masturbarse y al par de segundos sus castaños cabellos eran aprisionados en un puño que le obligaba a elevar el rostro y posteriormente los gruesos labios de Rogers le besaban vulgarmente. El aliento se le escapaba, la respiración se le dificultaba, gemía directo en la boca del otro, su cuerpo se estremeció, luego se tensó, el calor recorrió todo su cuerpo hasta que sintió que todo el deseo salía expulsado por su miembro. Quedó temblando, sin poder respirar, ahogando el grito de excitación en la boca que le devoraba la suya. Y luego, un calor semejante llenaba sus entrañas donde el trozo de carne continuaba mancillándolo, mientras Rogers gruñía cual bestia y al igual que él no dejaba de temblar.

Se separó bruscamente del beso al sentir que se olvidaba de cómo respirar. Dio una gran bocanada de oxígeno, miró un segundo directo a los ojos pálidos. Ese encuentro había sido increíble.  

 

-Aquí no acaba, ¿verdad? – Le dijo Steve luego de unos segundos, completamente agitado y sin separarse aún. Tony le miró confundido, mientras continuaba tratando de acompasar su respiración.

-¿Qué?

-¿Un par de veces más? – Steve preguntó inocentón. Tony estaba descolocado, no creería aguantar, es decir; se sentía cansado después de tanto brincotear sobre el otro, el orgasmo lo deja tendido y luego con el efecto de pesadez de la poca cerveza que tomaron…

-¿En serio?

-Sí, aunque sea una más.

-….– Y lo continuaba considerando ante la ilusión en el rostro de Steve. – Tengo demasiado calor y ya estoy incómodo porque me siento todo pegajoso. – Se sinceró, esperando que así desistiera.

-Podemos ducharnos y en ese rato lo piensas. – No se rindió como creía. Le dio un último besito en los labios por ahora y luego al fin salió de él lentamente, lo que hizo que Tony soltara un fuerte suspiro. – ¿Qué pasó? – Preguntó curioso.

-Es que te sientes tan adentro que… Olvídalo. – Mejor se quiso ahorrar sus vergonzosas explicaciones. Steve le sonrió ampliamente para luego ir a tomar el móvil y entregárselo al dueño de éste, deteniendo la grabación.

 

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Tony volvía a estar en la cama de Steve, pero ahora solo mientras se secaba con una toalla prestada y esperaba a que el rubio saliera de la ducha. Porque gratamente Rogers le había dado la privacidad para ducharse, yendo uno a la vez. Se colocó la ropa y comenzó a esculcar varios discos y libros que reposaban sobre el mueble frente a la cama. Los discos eran variados, los libros igual, diferentes autores, varios títulos. Tony sintió un escalofrío. Era casi como su propia colección de discos y libros.

 

-¿No tienes sueño? – Steve preguntó, Tony dio un salto de sorpresa porque no lo había escuchado. Se giró y ahí encontró al rubio recién salido de la ducha.

-No. – Hasta ahora pensaba en eso. Y era verdad, no sentía nada de sueño ni siquiera sabía qué hora podría ser. – Creo que me iré. – Lo consideró, quizás no era tan entrada la madrugada y ya no se sentía cansado y…

-No seas aguafiestas, quédate, qué más da. – Steve se acercó a uno de los cajones y sacó lo que parecía ser su pijama. – ¿Quieres que te preste algo para dormir?

-Ok. – El rubio le pasó un juego de playera y pantalón de algodón. Pero cuando Tony apenas había podido quitarse la ropa, Steve ya estaba cambiado y sólo le miraba recorriéndole todo con lentitud, por lo que Tony le miró interrogante.

 

Stark ya no le tomó importancia y comenzó a colocarse las prendas prestadas, para después ir y tumbarse a lado de Steve que ya descansaba sobre la cama. Pero apenas se acercó y miró el panorama le apetecía echarse sobre el rubio y no soltarlo. Maldita sea, ¿por qué Rogers tenía que estar tan bueno? Y además esa expresión que ahora tenía relajada, con los ojos cerrados y una suave sonrisa en los labios. Tony quería besarlo. Tony sabía que era mejor irse. Pero no quería hacerlo.
Se acostó a un lado, casi enseguida Steve dio media vuelta para quedar de costado a él, se acercó, se inclinó y volvieron a los suaves besos. No. Dios no. Que Tony lo sentía tan reconfortante que sólo le hacía ansiar más del contacto. No. No quería atraerlo más con una mano sobre la nuca del rubio como ya lo estaba haciendo. Tampoco quería hacer notar su anhelo metiendo la mano libre bajo la playera del pijama de Rogers.

Sólo otra ronda más. Sólo calmar la necesidad. Sólo lo de siempre… Se dijo a sí mismo mentalmente.

El par de piernas ya estaban enredadas entre sí, los brazos rodeaban el cuerpo del contrario y las manos apretaban, palpaban y acariciaban lo que se les permitía por la posición. Sus labios continuaban friccionándose con la saliva de por medio.

Con autoridad en sus acciones, Stark se colocó sobre el cuerpo de Steve, quien cedió ante la exigencia de colocar ambos brazos flexionados a cada costado de su cabeza, con sus muñecas siendo retenidas por las manos del castaño. Le parecía que quizá a Tony en realidad le gustaba más así; algo agresivo, desenfrenado, rápido. Justo como Steve siempre había actuado, y sabía que la gran mayoría de los chicos de su edad lo hacían igual, sólo por el desfogue del deseo. ¿Por qué hasta ahora y en esta situación reflexionaba en eso? Será porque se sentía diferente.

Se separaron del agresivo beso, dejándoles el dolor en los labios. Steve respiró correctamente luego del aliento robado, sus muñecas fueron liberadas y su playera era levantada al mismo tiempo que ahora el castaño atacaba su cuello con pequeños besos y alguna mordida. En ese punto tan pronto ya traía una semi-erección que Stark ya atendía con cada roce de su propia entrepierna al colarse entre las piernas del rubio. Steve soltó un jadeo cuando una mordida más agresiva era propinada en su cuello.

 

-Lo siento. – Le dijo Tony cuando elevó el rostro para disculparse, mirándole. – No dejará marca. Descuida. – Avisó. Steve pensó que en realidad no importaba si ahora le dejaba marcas, no había de quién cuidarse. Sólo atajo a él de nuevo al castaño y ahora fue su turno de dejarle marcado un buen chupetón.

-Perdón. – Le dijo bromeando. No lo sabía, pero él sólo sí quería marcar a Stark.

-No importa. – Le sonrió. – Con quienes esté después no les importará.

 

Tras haberle dicho eso último, Tony le había vuelto a sonreír como cuando hablaban tranquilamente, sin pretensiones o bromas. Se sentía extraño imaginar que después de estar con él, Tony se iba con otra persona a hacer lo mismo. Sí, se sentía extraño, y no en la parte del orgullo, sino en una desconocida. Steve se inquietó ante sus pensamientos, pero al sentir ahora los suaves besos sobre su vientre le hizo prestar de nuevo atención ante los hechos.

Su playera sólo había sido elevada un poco, no quitada. Tony continuaba descendiendo sobre su cuerpo hasta bajar las prendad inferiores. No podía dejar de sentirse extraño, algo ausente, por lo que su miembro no estaba totalmente excitado. Pero eso cambio en cuanto la húmeda y suave lengua de Stark volvía a hacer contacto con su sexo. Se incorporó sobre sus codos para observar mejor como la boca le tragaba, ensalivándolo, hasta que estuvo completamente duro y ahora fue la mano quien continuó el trabajo. Sus prendas inferiores habían sido completamente retiradas, pero Tony no se había quitado nada y Steve sólo quería dejarlo actuar a su antojo de nuevo, pues eso parecía que quería el castaño.

Los pensamientos de Steve volvieron a revolotear inquietos en su cabeza cuando miró a Tony tomar la botellita de lubricante previamente ocupada para luego acomodarse entre sus piernas de nuevo. Las posiciones siempre eran a la inversa, Tony seguía sin quitarse la ropa, él ya estaba desnudo de la cintura para abajo y con el castaño en medio de sus piernas separadas y flexionadas. Demonios, ¿iba a dejarlo continuar? ¿Steve permitiría que Tony en ese momento, luego de dejarle un montón de confusos pensamientos, fuese el primero en follárselo? No le asustaba, nunca se cerró a esa posibilidad (vamos, que era sexo y al final hay que probar de todo y conservar lo que te gusta), pero justo ahora que no tenía totalmente la cabeza situada en ese momento no sonaba muy emocionante. Y al carajo porque ya no se podía echar para atrás si ya tenía un dedo enterrado en el culo. Optó por cooperar separando más las piernas y él mismo colocando una almohada bajo su cadera, a lo que Tony le sonrió encantado.

Vaya que era muy diferente tener dos dedos moviéndose dentro de él a que ya sean tres. Así ya resultaba incómodo y hasta doloroso. Y qué maldita suerte que ni así se deje llevar por completo en el momento. Lo qué hacen unas palabras. Suspiró.

 

-¿Listo? – Le preguntó Tony, mordiéndose los labios mientras le sonreía de nueva cuenta.

-Por supuesto. – Qué más daba querer lucir confiado a decirle ve con cuidado porque es mi primera vez, que además eso suena muy marica. Quizá Steve necesitaba de esa follada para de una vez por todas sintonizarse en ese canal.

 

Ahora las prendas inferiores de Tony salieron volando a un lado de cama y supo que ya venía lo bueno, porque ni a quién engañar; la realidad es que sí había mucho de excitante en ver aproximar  el castaño y acomodarse para tirárselo.
Y Cristo bendito que ya lo sentía. Sí, Tony ya se encontraba penetrándolo y gracias al cielo que iba con calma. Steve no lo evitó y llevó de inmediato una de sus manos para masturbarse a sí mismo. Era un dolor placentero, como cuando te rasguñan en pleno acto, o te muerden. Claro, más agudo, pero no menos excitante, y mucho menos con Tony que luce tan sexy como casi siempre. Rogers se permitió comenzar a jadear cuando las embestidas comenzaron, sin dejar de masturbarse, sin dejar de mirar como la cadera ajena golpeaba contra él. Stark se inclinaba hacia él, pero no le miraba, cómo era costumbre, aunque a veces se acercara a besarlo.

El ritmo se aceleró, ambos ya gemían sin reparo. Tony relamía sus labios, se sentía de maravilla la suavidad que envolvía su miembro ahora, y era delicioso escuchar gemir de ese otro modo a Steve. Mucho más grato saber que un cambio en posiciones no era algo que Steve repudiase, porque lo dejó continuar y además se notaba que también le gustaba. Eso lo hacía mucho mejor.
Volvió a besarle, los gruesos labios siempre resultaban agradables y ahora él le masturbó al notar como el rubio posaba ambas manos en su cintura para que continuase moviéndose. Fue más profundo, haciendo gemir más alto a Steve y movió con velocidad su mano en torno a la dureza del otro. Estaba cerca y no sabía qué hacer. ¿Estaría bien si terminara dentro? Porque no sabía si a Steve le gustaba eso. Y claro que era algo importante de saber en ese momento para Tony, porque si se iba a quedar a dormir ahí con Steve no quería escuchar quejas. Pero vamos que no había tiempo. Menos cuando Steve se retorció un poco, soltó un prolongado gemido y se corrió, estrechando mucho más su interior. Y como decía, no hubo tiempo. Apenas el castaño pudo salir a tiempo para venirse sobre la ingle de Steve, apretando las sabanas con sus puños, respirando agitadamente.

Fue cuestión de unos segundos para que Tony se incorporase yendo a buscar unos pañuelos para que se pudiesen limpiar. Posteriormente volvieron a colocarse las prendas y al parecer ahora sí estaban totalmente cansados, porque tras apagar las luces se acomodaron para dormir dando un gran bostezo al mismo tiempo. Cuando cerraron los párpados no tardaron en quedar dormidos.         

 

Notas finales:

Ojalá les haya gustado como a mí.

Estoy feliz porque ahora sí se quedaron mis lectores queridos que no son impacientes, que no se ofenden, que son cool y cero mojigatas/os. Y si por ahí andan de esos que se me ofendieron y se quejaron en capítulos antiguos y aún así andan leyendo a escondidas, quiero decirles: ¡Hola putitos! No que no.
Jajajajaja ok no, o sí. Da igual, así se ve quién se ofende de nuevo. Quería decirlo, pues.
Y para los que sí se aguantan ya saben que los quiero <3

Ah, también quería decirle algo a AMUNET (lectora encantadora que me agrada un montón porque me soporta y entiende la historia), el próximo capítulo se titula “Loki”, así de simple porque se centrara la gran mayoría en tu Loki querido en sus situaciones loquillas (¿) xD   


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