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Stupid youth. por LynValo

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Notas del capitulo:

Y aquí estoy porque han vuelto a pelar éste fic *n*Espero sigan comentando :)

 

Soy bien cursi, es lo que diré xD

-Te salvé el trasero, así que acompáñame. Es lo único que te pido a cambio. Favor por favor.

 

Bucky quería chantajearle. Después de haber estado en su casa casualmente y quedarse a cenar para soltar el temita de las noviecitas en medio de la charla. Steve le agradecía que sí haya ido para ayudarle luego de que la noche anterior trataba de convencerlo por medio de mensajes. Ya que Bucky le había dicho primero que no podía porque prefería irse con Natasha después del trabajo. Pero sólo tuvo que insistirle un poquito más y James, junto con Nat, habían llegado casi puntuales a la hora en que le citó. Habían conversado con toda confianza con su madre y luego de menciones que resaltaran lo que él quería todo se sintió más tranquilo. Incluso Natasha había participado mucho para ayudarle en el tema.
Sólo que ahora que ya habían terminado de comer y ya habían lavado los trastos (como se ofrecieron a hacerlo), Natasha le recordó a Bucky que habían quedado de ir a tal plaza de compras luego de haber ayudado a Steve. Y Bucky no quería ir solo, ya que bien sabe que su novia es de esas personas que se concentra únicamente en sus propias compras y él queda sólo siguiéndole y esperándola infinidad de horas en lo que elige las prendas y luego cuando va que ir a los probadores que siempre están llenísimos. En resumen; es una joda total para él. Pero si va con un amigo puede no ser tan aburrido y desesperante, pero resulta que Rogers no quería cooperar.

 

-No. Mejor convéncela de no ir. – Sugirió Steve. Discutían abiertamente de ello porque Natasha se encontraba en el sanitario y así no podía escucharlos, sino seguro les golpeaba por conspirar contra sus planes.

-Me mandará al carajo. – Aseguró James. – Anda, vamos. No me abandones así.

-Es que es viernes y siempre están llenísimas las tiendas en fin de semana. – Se quejó. – Parece que todos lo que no se van al bar se van a comprar.

-No seas culero. Yo ya te hice un favor. – Le reprochó. – Y Nat ayudó, así que nos lo debes a los dos.

-Voy a hacer mal tercio. – Trató de justificarse con eso.

-Ya verás que no. Te pido que vayas conmigo para no aburrirme, porque ella me cambia por la ropa y sólo le prestará atención a los precios y las nuevas tendencias. – Se hizo el sufrido.

-Ok, vamos. – Cedió. Aunque se permitió hacer un ligero puchero. – Pero si se tarda mucho nos escapamos.

-Ya te escuché. – Le sorprendió la voz de Natasha justo detrás de su espalda. Steve se tensó y volteó como si le temiera. Además de que los espantó a ambos.

-¡No jodas! Ni ruido haces – Exclamó sorprendió. – ¿Eres un ninja?

-Sí, y si escapan y me dejan en la tienda tarde o temprano les encontraré y me las pagaran. – Les dijo con voz amenazante y semblante de mala.

-Bromeábamos. – Se justificó James con una expresión infantil de perdón. Claro que Natasha también bromeaba con su amenaza… más o menos.

-C’mon, my bitches. – Les sonrió cínicamente y muy divertida se dirigió hasta la puerta. Le encantaba molestarles.

 

*~~*~~*~~*~~*

 

Apenas llevaba una hora con Loki y ambos se habían quedado en un Starbucks simplemente. Loki le contaba algunas cosillas de su pelea con Thor el día anterior. Le pareció que tal vez el pelinegro hubo exagerado un poquito, aunque Thor al parecer estuvo igual de odioso. Y si los dos se ponían en sus papeles de Divas explotaban.

 

-¿No crees que hiciste mucho drama? – Tony le dijo sin temor a que Loki se lo tomase mal.

-Tal vez. – Reconoció. Después de todo la mitad de la noche se la pasó pensando en ello. – Pero igual me molestó, ¿eh? Thor estaba… como que muy distraído. Me jodió también su actitud.

-Bueno, entiéndele. Venía del trabajo y no sabes si tuvo un mal porque ni siquiera reparaste en preguntarle cómo estaba o cómo le había ido, ¿verdad? – Le dijo casi en un gesto de regaño. Loki se descolocó un poco…, era como si Tony le estuviese diciendo cómo carajos tratar a su pareja… Tony, el tipo que no entendía nada de noviazgos le estaba regañando por su actitud. Joder…, qué loco, ya que tenía razón.

-No, porque yo llevaba prisa por llegar al restaurante. Ya sentaditos y siendo atendidos pensaba preguntarle. – Le dijo modosamente, para quitarle importancia a ese hecho. Bebió de su café despreocupadamente.

-Además también pudo haber tenido un mal día desde casa, ya sabes por eso de su padre… – Le hizo pensar.

-Entonces… ¿yo soy el que tiene que pedir perdón? – Se espantó por la idea de disculparse y porque estaba pidiendo un consejo a Tony, o algo parecido a un consejo.

-Ah, eso no lo sé. Thor también se pasó. – Se relajó más, quitando su expresión de regaño de hace unos instantes. – Te quería llevar a Taco Bell. – Se burló recordando lo que le contó Loki. Soltó una risita antes de acercar la bebida a sus labios.

-Yo queriendo hacer algo lindo… y él rebajándolo hasta eso. – Dramatizó.

-Igual habla con él pronto. No hagan un lío por algo así. – Sugirió con honestidad. Loki le asintió pensando lo mismo.

-Pero será luego.

-¿En serio no quieres ir a una fiesta o un bar?

-No tengo ganas de beber alcohol ni de la música estruendosa.

-Ok…

 

Tony se relajó más en su asiento y compartieron otras palabras. En un momento fue que ambos tomaron sus móviles para distraerse cuando ya no se decían nada interesante. Era viernes en la noche y ellos bebiendo café en lugar de licor y perdiendo el tiempo en FaceBook en lugar de andar ligando gente. Pero bueno…, no era tan necesario embriagarse y coquetear con desconocidos.

 

-Mira…, Natasha publicó que está en Kings Plaza con Bucky y Steve. – Loki le mostró desde la pantalla de su móvil. Tony miró con interés.

-Ah.

-¿Vamos de sorpresa a encontrarlos?

-…No creo. – Se hacía el desentendido, volviendo la mirada a su propio móvil. ¿Eso significaba que Steve le había cambiado por Natasha y Bucky? No tenía sentido con el mensaje que recibió por error. – ¿Para qué molestarlos?

-Oh, está bien… Si quieres ni los buscamos, pero sí hay que ir, ¿no? Me dieron ganas de comprar algo. – Le dijo con naturalidad.

-¿A Kings Plaza? – Le miró curioso. Ellos eran más de Macy’s, o cualquier tienda de la Fifth Avenue.

-Nos queda más cerca. – Bueno, eso era cierto…, y las compras también se le antojaban en lugar de estar ahí sentado bebiendo ese café no tan bueno.

-Vale, vamos.

-¿Entonces por eso ya no saliste con Steve? – Recodó Loki cuando ya estaban de pie.

-Él simplemente me dijo que siempre no. – Confesó, aunque Loki pudiese burlarse de él. – Yo no le pregunté nada. – Se encogió de hombros.

 

Ambos tomaron sus chaquetas y salieron del establecimiento para tomar un taxi, ya que ninguno había llevado auto. Cuando llegaron a aquella plaza se toparon con un montón de personas que iban de aquí para allá. Amigos en grupo, parejas e incluso familias que habían cargado con los niños. Tony iba a proponer comer algo en cuanto llegasen ahí, pero todos los locales de comida estaban a reventar. Apresuró a Loki a ir a la tienda que quisiera y así comprará lo que se le dé la gana y salir lo más rápido de ahí.

 

-No traigo nada en mente. Vamos a recorrer las tiendas. – Le dijo Loki como si nada.

-¿En serio? Sabes que si hago eso voy a comprar algo en cada tienda. – Sabía que era débil en cuanto a las compras.

-Yo no te dejaré que compres mucho… Sólo si me gusta lo que elijas.

 

Y así se echaron a caminar, evitando de una vez el piso de los restaurantes de comida rápida. Y pum! De inmediato en el primer maniquí que miran ambos se embobaron con la chaqueta que se mostraba. Primera tienda; dos compras de Loki, una de Tony. Segunda tienda, se salvó porque era exclusiva de ropa de mujer. Tercera tienda: ¡Mira ese pantalón! Necesito uno de cada color. Salvado su efectivo porque ya no tenían surtido en tallas, aunque alcanzaron a llevarse dos cada uno. Cuarta, quinta y sexta tienda, no les gustó nada. Demasiado barato y demasiado sencillo para su gusto. Se saltaron también las de relojes, otras más exclusivas de mujer, las de mascotas, las de hogar. Hasta que se volvieron a detener en otra más donde compraron de nuevo. Y luego en las gafas de sol. Donde tranquilamente se quedaron haciendo más o menos en mismo tiempo que en las otras, en lo que se decían por alguna. Loki aconsejaba a Tony, y viceversa. Muéstrame esas. Muéstrame aquella. Pásame de nuevo la primera. ¿Ese es nuevo modelo? ¿No se ven muy afeminados? Los empleados abrían y cerraban los anaqueles a cada segundo que sus jóvenes clientes les demandaban algún modelo. Al menos compraron cuatro pares.

Entraron a una tienda más, la cual Tony esperaba que fuese la última, porque aunque ya se había entusiasmado al comprar ya estaba cansado. Loki se había ido por su lado a la parte de los accesorios y él había quedado todavía en la ropa casual. Lo bueno es que esa tienda no estaba muy llena, tal vez porque era más cara que las demás. Así que con toda tranquilidad podía tomar lo que llamaba su atención.

 

-Necesitas ayuda para probártela. – Se tensó, pues no había sentido cuando alguien llegó por su espalda y ahora le susurraba aquello justo detrás de su oreja. Lo peor fue que de inmediato reconoció la voz.

-Bobo. –Le dijo, dándole un ligero codazo para que no se pegara tanto a él. Steve sonrió.

-¿Vienes solo? – El rubio le cuestionó poniéndose ahora a un costado.

-Vengo con Loki, está por allá. – Le dijo sin interés y sin mirarlo. – ¿Y tú?

-Con Tasha y Bucky. – Tony miró alrededor, ya sabía que Rogesr iba a estar con ellos, pero ahora no los miró cerca. – Bucky está sentado en una banca de afuera y Nat está en los probadores.

-Uhm.

-¿Entonces te ayudo? – Le dijo malicioso cuando Tony tomó un par de prendas y caminaba dirigiéndose a los probadores.

-No te atreves. – Jugó Tony. Es decir; no podrían pasar como se les diera la gana, los empleados estaban al pendiente de los probadores.

-A que sí. – Exclamó Steve.

 

Estiró el brazo para tomar una prenda cualquiera y caminó con Tony hasta el probador. Sólo había un empleado ahí contando las prendas, dando las fichas y asignando el probador a cada persona. No había nadie formado y seguramente dentro estarían ocupados un par de probadores, además el chico parecía más metido en las prendas que iban dejando y que tenía que reordenar.
Pasó Tony, se asomó y miró en qué probador se metió, cuando el empleado ahora volvió por él le dio la ficha y simplemente le señaló que puerta podía ocupar. Maravilla, a un lado de Tony. Cerró la puerta bien, colgó la prenda en los ganchitos de la pared, calculó con la vista si podría pasar por debajo del espacio que quedaba del cubículo y el suelo. Se tumbó y sin hacer ruido se fue arrastrando.

 

-Vete al carajo. – Fue lo primero que le dijo Tony en cuanto estuvo en su mismo probador. Empleó la voz bajita aunque la música se escuchaba por toda la tienda, pero ahí llegaba menos. – Pásate al otro sino se van a dar cuenta. – Le pidió.

-No se dan cuenta. – Le dijo tranquilo, también en voz baja. Y es que las puertas sí llegaban hasta el piso, por lo que desde afuera no se veía nada.

 

Steve se acercó a él hasta acorralarlo en una de las paredes del cubículo y comenzó a besarle. En lo que Tony pensaba qué hacer se dedicó a corresponderle, dejando ambas manos en su pecho. Porque no quería ni haberle dado ese beso, quería más preguntarle qué carajo hacía ahí con él si se suponía que el rubio vería a alguien más. Pero no le preguntaba nada porque sentía que iba a parecer celoso, y no quiere darle esa idea a Steve. Porque es obvio que no se puso celoso. No, no. El que le quiera mandar al carajo no tenía nada que ver con celos, ¿verdad? Decirle: vete a besuquear con quien necesitaban más, no significaba propiamente que estaba celoso. Encabronado, sí. ¿Y es lo mismo que celos? Ya se estaba mareando de tanto pensar y se sentía demasiado imbécil. ¡Oh dios! Steve ya le estaba manoseando las nalgas.

 

-No, no. – Le dijo al momento que lo empujaba. – Ya déjame.

-Pero si tenemos hasta el espejo. – Steve continuaba con su actitud de me vale mierda, y sin hacer caso a la mueca fastidiada de Tony le tomó de la cintura para girarlo y llevarlo hasta el espejo que ocupaba toda una de las paredes, y apoyarlo ahí mientras él se pegaba a su espalda y comenzaba restregarse vulgarmente.

-En serio, Rogers. – Tony le miró molesto a través del reflejo del espejo. – O voy a gritar.

-Aburrido. – Le susurró. Antes de separarse de él le mordió el lóbulo de su oreja y se arrastró por el suelo para salir de ahí. Tony escuchó de inmediato que salía por la puerta del otro cubículo. – Toma, amigo, está muy apretado. – Alcanzó a oír que le decía al empleado. Stark se molestó más porque supo que ese apretado era para él, no para la prenda que ni siquiera se probó el otro.

 

Se probó a prisa lo que él sí pretendía comprar. Cuando salió de los probadores caminó directo a la caja a pagar para no distraerse más e irse de una buena vez. Lo bueno es que Loki ya estaba también ahí en la fila a pagar. Lo malo que estaba con Natasha y por ende seguía Rogers ahí en la tienda ahora junto con Bucky también. James le saludó de lejos y él le correspondió de la misma forma para dirigirse sin desviaciones a la caja, donde la pelirroja también le saludó efusiva. Cada quién pagó lo suyo, y como ya se habían encontrado en lugar de separarse fueron todos caminando hasta el estacionamiento luego de que Bucky haya dicho que los encaminaría un poco, ya que después ellos tienen que ir al lado contrario.

 

-Tengo que ir al baño. – Exclamó Tony antes de salir por completo. Aventó sus bolsas a Loki y corrió hasta el sanitario. Pero Steve le siguió, cosa que notó hasta que estuvo dentro.

-Tony…

-No empieces, sólo quiero orinar, ¿sí? – Le pidió con fastidio.

-De hecho quiero disculparme. – ¿Eh? – Sólo quería bromear contigo, pero al parecer sí te molestó.

-… …

-¿En serio creíste que te iba a hacer algo en la tienda? – Le sonrió divertido.

-… – No, si ese no era el problema. Sino que creyó que le iba a hacer algo luego de cancelarle por irse con quien sabe quién. ¡Y ahí va de nuevo! Tony no está celoso. Punto. – Me molesté porque no quería que se dieran cuenta y luego nos sacara seguridad y nos vetaran de esa tienda.

-¿Me disculpas?

-De acuerdo.

-¿Pero aquí si te puedo fajar? – Soltó cuando Tony ya se estaba lavando las manos. Stark se permitió reír porque sabía que era broma. El móvil del rubio sonó. – Dice Bucky que nos esperan en el auto. – Le avisó cuando leyó el mensaje.

-¿Tú no compraste nada? – Le preguntó Tony cuando ya iban saliendo del sanitario.

-No, sólo acompañamos a Tasha. – Le dijo. – Bucky me obligó. – Hizo un puchero.

-¿Por qué?

-Porque yo le pedí un favor y se lo cobró.

-¿Qué le pediste?

-Que fuera a mi casa para que me ayudase con algo referente a mi madre. – Medio le explicó. – Por eso ya no te pude ver hoy…, al menos como quería.

-Oh. – Tony de pronto se puso muy de buenas. Entonces aquel mensaje era para Bucky…, y ese “enserio te necesito” no era nada de lo que se imaginó. Y Steve quería verle. Y Steve le estaba dando explicaciones. Y Steve era tan lindo… Waaaaait! What? ¡Eso no! – ¿Mañana trabajas?

-No.

-¿Tienes planes?

-Tampoco.

-¿Quieres quedarte hoy en mi casa? – Tony trató de hace su tono más neutro posible y su expresión de X al proponerle aquello. Ahora fue el turno del Whaaat? Yes! en la cabeza de Steve. Le había tomado por sorpresa esa propuesta, pero qué satisfacción que Tony le haya dicho aquello.

-Claro. – No pudo disimular la sonrisa babosísima que se instaló en sus labios.

 

*~~*~~*~~*~~*

 

La primera vez que Steve visitó la casa de Tony había estado muy borracho como para notar algo, y al día siguiente con una resaca que casi no le permitió abrir los párpados. Así que ahora le miró con más atención. Desde la fachada era increíble y ahora dentro todo lucía un toque sofisticado. Cada sala era amplísima, los muebles seguro carísimos, lámparas extravagantes, una enorme pantalla en el living, estatuillas diversas y también varias pinturas de famosos artistas en las paredes.

 

-La casa de Loki es más pretenciosa. – Le dijo Tony con una leve sonrisa cuando notó a Steve observando alrededor.

-Joven Anthony, ¿desea algo? – Una de las muchachas se acercó cuando los notó llegar.

-No, gracias. – De la cocina salieron un par de empleadas más y Jarvis cargando charolas llenas de bocadillos. – ¿Mi padre tiene una reunión?

-Sí. ¿Gusta que le avise que llegó?

-Por favor. – Pidió, pero no fue necesario porque Howard ya llegaba hasta el living. La muchacha les dejó para ir a continuar sus deberes. – ¿Qué sucede? – Le cuestionó a su padre.

-Nada, estamos relajándonos. – Comentó tranquilamente. De hecho venía fumando un cigarrillo. – Buenas noches. – Dijo dirigiéndose a Steve que quedó sin modales por un momento.

-Disculpe, buenas noches. – Dejó de estar distraído para responderle al señor Stark.

-¿Noche de amigos? – Preguntó Tony. Eran aquellos fines de semana que su padre junto con sus colegas se daban un respiro y se reunían para beber animadamente. Algunas veces iban a un bar, otras veces a casa de uno de ellos que tenían una sala adaptada para pasar el rato. Como la de su padre; que contaba con otra pantalla enorme, home-theater, estéreo, otro mini bar, una mesa de Pool y otra de Póker.

-Exactamente. – Le respondió Howard dándole una calada al cigarro. – Creí que tú estarías de fiesta como siempre.

-Sólo fui de compras con Loki… y ahora vengo con Steve para pasar el rato.

-¿Él es Steve? – Howard se impresionó. – El chico talentoso. – Le sonrió y el rubio quedó confundido.

-Le mostré el retrato que me regalaste. – Tony le susurró.

-Oh, gracias. – Agradeció el halago al padre de Tony.

-Tal vez algún día tu trabajo esté en una de mis paredes. – Comentó Howard interesado.

-Creo que ya tiene unas copas encima. – Volvió a susurrar Tony, con algo de gracia.

-En fin… ¿qué van a hacer? – Howard volvió a hablar, mirándoles.

-Nada, sólo vamos a estar arriba.

-¿Haciendo…?

-¡Anthony Stark! El niño prodigio. – Exclamó una voz masculina, interrumpiendo lo que iba a responder. Howard se giró para mirar a su colega y Tony sólo sonrió forzado al ver al además amigo de su padre: Obadiah.

-¿Qué tal? – Le saludó.

-Por dios, ya no eres un mocoso. ¿Qué edad tienes ahora? ¡Mírate! Igual a tu padre. – No paraba de parlotear. Parecía que él también ya estaba algo ebrio. – ¿Sigue dándote dolores de cabeza? – Ahora se dirigía a Howard.

-Un poco. – Confesó éste bromeando.

-¿Qué tal la escuela? – Continuó Obadiah.

-Genial. – Respondió simplemente.

-¿Y las chicas? – Rió un poco.

-Aún más genial.

-¿Y entonces por qué traes a casa un chico? – El hombre se soltó a reír. Tony hizo una mueca. Ese fulano nunca le había agradado (como todos los amigos de sus padres). Le parecía odioso.

-Es un amigo. – Le dijo cuidando de no poner su mueca de ‘te tiene que valer mierda mi vida’.

-Parece decente. Ya vas mejorando tus amistades. – Se dio el derecho de opinar aquello. Tony le dirigió una mirada a su padre de help me pero éste sólo sonreía.

-Y éste en lugar de andar en arrancones y robando cosas en los supermecados, hace unos dibujos admirables. – Señaló Howard. Steve continuaba halagado.

-¿Es serio? – Se admiró Obadiah y también sonrió al rubio.

-Sí, le regaló uno a Tony y de verdad me impresionó. – Prosiguió Howard. Tony sólo esperaba que terminasen de hablar en torno a Steve, quien ya se miraba muy complacido.

-Howard, ¿dejas que los chicos vengan con nosotros? – Cuestionó Obadia, interesado.

-No creo que quieran. – Le respondió. Y efectivamente, Tony no quería irse a mesclar con aquellas personas odiosas, la mayoría lameculos.

-Ya están grandes.

-En realidad no quiero. – Le dijo Tony directamente. Luego volvió la mirada a Howard. – Pero papá, sí te voy a tomar una botella, ¿puedo?

-Sí… – Le dijo consecuente.

-Eso me recuerda a que yo venía a preguntarte por aquella botella que te regalé. – Dijo Obadiah a Howard. – ¿Todavía tienes de ese vino? Olvidé traer más.

-Sí, queda un poco. En seguida lo llevo. – Respondió. Así el otro hombre regresó a sala de “reuniones” de Howard.

-Es tan odioso. – Tony expresó cuando lo sintió lejos.

-¿En qué estábamos...? Ah, sí. – Recordó Howard y le miró con algo de seriedad. – Puedes tomar una botella, puedes incluso estar aquí abajo. Sólo espero que en verdad sólo vayan a pasar el rato bebiendo o jugando videojuegos, a que estén haciendo otras cosas, ¿ok? – Había hecho énfasis en el ‘otras’, cosa que a Tony le dio gracia y Steve se haya hecho el inocentón desentendido.

-No hay problema, Howard. – Tony se acercó un poco más a él, con unos ademanes exagerados de confidencialidad. – Trataré de que mis gemidos no se escuchen por toda la casa.

-¡Carajo contigo, Anthony! – Se escandalizó. Steve no supo de reír abiertamente por la expresión del señor Stark o hacerse el mustio.

-No es cierto, papi. – Cambió a su semblante de niño bueno, sólo para fastidiarle más. – Bueno, no te aseguro nada. Pero no quiero que me vayas a molestar, y así yo te molestaré a ti, ¿de acuerdo?

-Está bien. Está bien. – Aceptó el trato.

-Por cierto; a Steve también le gustan los arrancones y está un poco loco. – Le dijo con suspicacia para que Howard no quedase con idea tonta del rubio.

-Igual ya le lleva una ventaja a tus antiguos amigos. Al menos hace algo más que meterse en problemas. – Le dijo volviendo a fumar, le sonrió a ambos para luego dirigirse al mini-bar del living y tomar la botella que había pedido Obadiah.

-Blah, blah, blah… – Balbuceó Tony haciendo una mueca infantil de berrinche. Ahora sí Steve se permitió reír. Tony pareció celoso de que su padre haya centrado la atención en él. Qué tierno…, pobre soquete. – ¡Tú no te rías!

-No te molestes.

-No estoy molesto. – Frunció los labios. – ¿Recuerdas dónde está mi habitación? Pues ve subiendo y llévate mis cosas. Yo voy por la botella y unos vasos.

 

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-¡Bienvenido al sitió de las primeras veces de Anthony Edward Stark! – Exclamó Tony con los brazos alzados y una voz triunfal cuando estuvieron en la terraza.

-¿Primeras veces? – Cuestionó divertido el rubio. Mirando la terraza que ya estaba siendo iluminada por otras lámparas que el castaño encendía. No había nada ahí, aunque estaba muy cuidada y una parte de ella estaba techada con una sola banca larga adornando. Con razón Tony lo obligó a cargar un futón que sacó de una de las habitaciones.

-Ajá. La primera vez que me castigaron de verdad, la primera vez que tomé una cerveza, la primera vez que fumé un cigarrillo, la primera vez que casi le saco un ojo a alguien con una pistola de balines, la primera vez que fumé marihuana, la primera vez que probé los ácidos y la primera vez que me hicieron sexo oral. – Suspiró ensoñado, recordando cada cosa. – Todo eso ocurrió aquí. Bellos, bellos recuerdos.

-Brindemos por tus bellos recuerdos. – Le dijo Steve con una sonrisa cuando dejó caer el futón y se acercó a Tony para tomar de sus manos uno de los vasos y la botella de whiskey. Tony le sonrió también.

 

Se tumbaron en el futón después de haberlo acomodado bien. Charlaron y continuaron dando pequeños sorbos al whiskey; ya que hablaban más que beber. Por lo que ésta vez la botella parecía casi intacta y al parecer no lo notaban. Pasaron los minutos hasta hacerse una hora. Jarvis fue llamado sólo para subirles unas almohadas y unas bocinas para conectar sus móviles y tener de fondo algo de música, porque tampoco le prestaban mucha atención. La atención ahora giraba en torno a cada cosa que se contaban. Porque ahora sí se contaban cosas, no sólo hablaban de idioteces cualquiera o se decían provocaciones. Desde que Tony le platico con más detalle lo de sus primeras veces ahí a Steve, luego de que éste lo pidiera. Así Steve recordaba momentos parecidos o que le recordaban a algo que Tony contaba, y los dos terminaban platicándose sus experiencias.

 

-… Por eso ningún vecino me quiere. – Terminaba de decir Tony al haberle contado otras de sus travesuras.

-¡Dios! Eras un malcriado. – Se burló Steve. – Yo era el que todos querían.

-Sí, cómo no. – Rodó los ojos.

-En verdad. Siempre estaba bien vestido y peinado. Les saludaba y además me miraban salir con mi guitarra para ir al coro de la iglesia y…

-¡No jodas, Steve! – Tony casi escupe su trago. – ¿¡Ibas al coro de la iglesia!?

-…Sí. Mi mamá me metió y yo accedí porque era la única forma en que podría aprender a tocar la guitarra. – Explicó avergonzándose un poco. – Luego me salí porque me di cuenta de que era un pecador. ¡Oh, Señor, he pecado! Soy indigno de estar en tu templo. ¡Perdóname! Volveré cuando se quite el pecado de mí. Pero en cambio le agarré mucho cariño a pecar, y más adelante no estuve para nada de acuerdo en todo lo que nos habían ensañado ahí. Desde los trece años dejé la religión.

-¿Y tú mamá qué dijo?

-Pensó que era por eso de que estaba creciendo y no me parecía cool la iglesia. Pero jamás creyó que era porque a una persona como “Dios” me da la espalda y preferí irme antes que quedarme de hipócrita.

-¿Cuándo piensas decirle las cosas? – Steve suspiró ante la pregunta de Tony.

-Cuando sea necesario.

-¿Cuál es ese momento? ¿El día del juicio final? – Sonrió ladinamente.

-Será necesario si en lugar de encontrar a la chica ideal encuentro al chico ideal. – Explicó con naturalidad. – Pero si doy con la mujer de mis sueños y me casó y tengo hijos y todas esas cosas…, ya no habrá necesidad de contarle aquello.

-Si estás bien con ello. – Se encogió de hombros.

-No tengo otra opción, mi querido Tony. Si fuese totalmente honesto perdería lo que más amo; a mi madre. No vale la pena. – Dio un sorbo a su whiskey. – Quién fuera tú para estar bien con tu padre que lo sabe.

-¡Claro que no estoy bien! – Se quejó Tony. Steve le miró con atención por el cambio de tono en el castaño. – Lo sabe, pero lo aborrece. Cuando he tenido dudas, cuando quiero contarle algo, cuando quiero un consejo de él sé que no puedo hablarle de ello. – Agachó la mirada un momento. – Así que es la misma cosa… Pero a mí no me importa. – Trató de recomponerlo, pues sintió que se mostró débil por ese momento.

-… Cambiemos de tema. – Sugirió Steve con una expresión de todo sigue igual, así le haya conmovido la confesión y la mueca triste de hace unos segundos de Tony. Prefería ayudarle a que lo olvidara. – ¿En verdad sabes tocar la batería o está ahí de adorno en tu habitación?

-Sé tocarla, por supuesto. – Le dijo con arrogancia. – También toco el piano.

-¡Yo también sé algo de piano!

-¿Te lo enseñaron en la iglesia? – Se mofó.

-Mi abuela me enseñó un poco. – Tony soltó una risita, pero no de burla…, sólo que le pareció algo tierno. Tal vez por la forma en que lo decía Steve, o tal vez porque casi en todo interfiere la familia del rubio.

-Sabes… ahora pienso que seguro eras virgen cuando te conocí. – A pesar de todo se permitió molestarlo.

-Idiota. – Steve soltó una risa. – Era educado, no mojigato. – Aclaró.

-¿A qué edad? – Tony le cuestionó travieso. Movió sus cejas para completar la insinuación. Ya que habían llegado a ese tema…

-A los 16. – Le dijo tratando de guardar su sonrisa. – ¿Tú?

-Igual. – Ambos rieron suavemente.

-¿Y de… atrás? – Se hizo el mustio. Tony bufó divertido.

-¡Qué te importa!

-¡Oh, vamos! ¿Por qué una manera te avergüenza más que la otra? – Indagó Steve sonriente.

-Ok…, si tú respondes a lo mismo, yo lo haré. – Propuso.

-No me lo vas a creer. – Le dijo Steve sin poder aguantar la risa, que era más de vergüenza para él.

-Dímelo. – Insistió Tony.

-Te vas reír eternamente de mí.

-Anda. – Casi rogó, le dio mucha curiosidad.

-¡Fue contigo! – Le soltó, todavía con la sonrisa boba en los labios y las mejillas levemente coloradas. Tony quedó mudo. – Ese día en mi casa después de la reunión familiar en casa de Bucky. ¿Recuerdas?

-No… puede… ser…

-Te lo dije. – Desvió la mirada divertido. Ahora sí se le antojo un gran trago del whiskey.

-No puede ser. – Continuó Tony perplejo. – ¡No puedo creerlo! ¡Oh Lord!

-Hey, tranquilo. – Steve se apenó más. – ¿Te impresiona mucho?

-¡Oh por Buda! – Siguió exclamando. Steve ya no supo qué decir, porque Tony no parecía quererse burlar de él. Sólo que no entendía porque al castaño le impresionaba tanto. – ¿No mientes? ¡Dime que no me mientes!

-Es la verdad. – Confesó. Miró a Tony ensanchar su sonrisa. – Ahora dime tú.

-Ok… la verdad es que… fue apenas en éste año que mi culo dejó de ser virgen. – También le confesó, soltando un resoplido al final.

-¡Tú si mientes! – Atacó de inmediato Steve.

-¡No!

-¡Mentiroso! ¡Dime la verdad! – Teatralizó. Se puso de rodillas en el futón y le señalaba acusadoramente con la mano en la que llevaba su trago.

-¡Es la verdad! – Actuó igual que él. – Mi culito no tiene mucha experiencia.

-¿Sabes qué quiere decir esto? – Se volvió a relajar.

-¿Qué?

-Que soy más santito que tú. – Se hizo el inocente.

-Pendejo. – Le dijo riendo mientras le golpeaba el rostro con una de las almohadas.

 

Steve hizo a un lado su vaso y la almohada, porque él fue directo a atacarle con las manos. Aunque sólo le dio empujoncitos inocentes a Tony, hasta hacerlo caer de espaldas en el futón. Y Stark trataba de “defenderse” a los mismos empujones mientras reían. Seguro que se miraban todos imbéciles ahí jugando como mocosos de jardín de niños. Pero qué divertido les estaba pareciendo girar y girar. Hasta que Tony volvió a quedar de espaldas, siendo sometido por las manos de Steve sobre sus hombros. Así, apagando sus risas fue que Rogers se inclinó para dejarle un chasqueante beso en los labios. Al segundo uno más…, y luego otro y otro.

Sus cuerpos se relajaron y comenzaron a besarse en serio. Steve dejó de aplicar presión en los hombros de Tony y se acomodó mejor arriba de éste sin dejar de besarle, y Tony le abrazó débilmente por la espalda. Después sus lenguas aparecían en medio del beso. Hubo unas pequeñas mordidas, jadeos quedos, manos que comenzaban a estar inquietas.

 

-¿Podría ser la primera vez que lo harás aquí en la terraza? – Le preguntó Steve cuando se separaron un momento del beso.

-Por supuesto que no. – Respondió casi orgullo. Era claro que ya antes había tenido sexo en ese lugar. – Pero sí será la primera vez que lo haga con un amigo.

 

Volvió a besarle. Se tocaron, lo besos se escurrieron por otros lados. Las respiraciones se agitaron y los corazones se aceleraron. Sólo se quitaron las prendas inferiores, intentaron acomodarse lo mejormente posible en el futón con ayuda de las almohadas. Reemplazaron el lubricante por la saliva de Tony que se ofreció a mojar los dedos de Steve. No cambiaron de posición, siempre fueron lento, y aun así lo sintieron exquisito. Les pereció extraña la atmósfera que sentían, pero prefirieron no prestarle mayor atención. Y después de haber terminado, quedaron en la misma posición mientras volvían a relajar el cuerpo y la respiración. Se habían vuelto a sonreír como antes y luego de por fin ponerse los pantalones de vuelta, charlaron un poco más. Sólo un poco, pues quisieron irse a la cama a dormir.

Tony lo sentía como una pijamada de aquellas cuando uno tiene ocho años, sólo que ahora se bebe alcohol y se tiene sexo en ella. Pero a final de cuentas pasas la noche con tu amigo entre risas y te duermes con la misma sonrisa satisfecha en el rostro.

 

 

 

Notas finales:

Soy tierna y cursi xDD ... Nomas no se vayan a acostumbrar... muajaja

OwO Espero recibir comentarios y sus críticas. Me gusta leer lo que opinan respecto a ésta “relación” que van llevando Steve y Tony.

Gracias por leerlo. Los quiero~


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