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Stupid youth. por LynValo

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Notas del capitulo:

Espero siga yendo por buen camino UwU 

La imagen:   https://www.facebook.com/151173265075658/photos/a.151578485035136.1073741828.151173265075658/356762861183363/?type=1&theater

Las semanas habían transcurrido agradables y sin problemas para la mayoría. Y ahora se encontraban en su último fin de semana de vacaciones. Es viernes por la tarde y el lunes próximo regresan a la escuela.

Era relativamente temprano, y Bruce se encontraba en compañía de Clint como casi todos esos días. Sólo que en ese instante se encontraban en el departamento del hermano de Clint. Bruce ya había conocido a Bernard hace exactamente un par de semanas cuando en una cita súper improvisada habían terminado en dicho departamento, pero ese día se encontraba el hermano mayor de su novio. En un principio se intimidó un poco, pero Bernard le trató sin ningún problema y todavía aún con más confianza cuando supo que era ese Bruce que traía babeando a Clint (según palabras de Bernard). Era igual de divertido que Clint, por lo que no la pasó mal ese día. Aunque justo ahora estaban solos.

A quién no había conocido – y no era como si lo pidiera o lo sintiera por ahora necesario – era a los padres de Clint. Sólo que le parecía curioso que en lugar de haber ido con ellos, Clint se haya quedado todo el receso escolar con su hermano, además de eso que casi no los mencione, y por si fuese poco no los haya ido a visitar. “Hablo con mi mamá por teléfono”, le había comentado una vez Clint. Bruce no quería entrometerse en ello, pues ¿con qué derecho lo haría? Es cierto que le inquietaba ver la mueca un tanto triste que ponía Clint cuando llegaba a nombrarlos, pero Bruce es sólo su novio y ya.

Pero Bruce volvía a pensar en ello ahora porque Clint había comentado que le hablaría a su madre antes de regresar a la escuela. ¿Es todo? Bruce ya le había contado que un día antes había empacad de nuevo sus cosas y su madre le había ayudado entre sermones cursis y tristes por volver a separarse. ¿Y Clint sólo planeaba llamarle a su madre y decirle: regreso a la escuela?

 

-¿Por qué no vas a verla antes de irte? – Bruce le preguntaba en un tono suave, atento a la cabeza gacha que tenía en ese momento Clint.

-… Porque… no puedo. – Le dijo afligido.

-Pero es tu madre… – No quería insistirle, pero tampoco quería mirarlo así.

-Ella no es el problema. – Suspiró cuando volvía a elevar el rostro y le miraba. – Es mi padre. No tolero verlo.

-¿Por qué? – Se preocupó notablemente.

-Porque él tampoco nos tolera a mí y a Bernard. – Hizo una pausa, tomó aire y continuó. – Él es… muy duro y severo. Desde que recuerdo si no nos trataba indiferente, era abusivo. Además bebe mucho, pero incluso estando sobrio es así con nosotros. No con mi madre…, al menos no mucho. Sólo a nosotros nos gritaba, insultaba, a veces nos pegaba. ¡Eres hombre! ¡Aprende a defenderte!, nos gritaba eso, según era su forma de educarnos. Y como no fuimos ni somos tan idiotas como él no nos quiere ni mirar. Con mamá sólo se ponía rígido si ella intentaba consolarnos. Le reclamaba que pudiese hacernos “blandos”. Aun así nos reconoce como suyos, me sigue apoyando económicamente en la escuela e hizo lo mismo en su momento con Bernard. Pero no nos habla, y cuando estamos en casa a veces ni nos mira. No somos lo que él quería, pero somos su responsabilidad, así lo plantea él. Por todo eso Bernard se mudó en cuanto se graduó. Yo pienso hacer lo mismo. – Terminó de confesar. Y aunque ahora Bruce lucía apenado, Clint ya se notaba más sereno.

-Aun así, ¿no crees que tú madre quiera verte? Hazlo por ella, no por él. – Trató de sonreírle con apoyo mientras le tomaba de la mano.

-Mañana iré a verla. – Le dijo asintiendo con la cabeza. – Después de todo ya sé qué esperar.

-Todo resultará bien. – Intentaba darle ánimos.

-¿Y qué hay de tu padre, Bruce? – Le cuestionó ahora Barton. El menor se puso tenso un momento, pero casi de inmediato se relajó. Si Clint le había hablado de algo delicado, él también lo haría. No por compromiso, sino porque quería que le conociera por completo.

-Mi padre…, finalmente está muy lejos de nuestras vidas. Mi mamá se divorció legalmente de él apenas unas semanas antes de que nosotros comenzáramos las vacaciones, aunque habían estado separados mucho tiempo. – Comenzó, sin notar que había tomado con más fuerza la mano de Clint. – Él es una persona completamente despreciable. También bebe, pero él sí es alcohólico, lo que llevaba a abusos, tanto a hacia mi madre como a mí. A ambos nos llegó a golpear muchas veces, gritaba por todo y aventaba las cosas de la casa. Yo no sólo soy como él no quería, sino que en realidad nunca me quiso. No quería ni que existiera, me lo confesó innumerables veces. Y como mi mamá me quiso tener, entonces también la despreció. – Suspiró con pesadez. – No había forma de quitárselo de encima, eludió varias veces el trámite del divorcio y los arrestos por violencia doméstica. Era la razón por la que ni los fines de semana iba casa, porque él podría aparecer y mi madre insistía en que yo estaba mejor lejos de él. Pero por fin mamá logró el divorcio y además una orden de restricción. Así que estamos bien de nuevo. – Sonrió débilmente. No le dio tiempo de otra cosa más que de corresponder al abrazo que le dio Clint. Un abrazo tan asfixiante pero que le hizo sonreír más.

-Alguien tan hermoso no tendría que pasar por algo así. – Escuchó que susurró Clint. Y como si fuese posible se aferró más al abrazo.

 

Ninguno tendría que contar cada capítulo de esa parte de su vida, porque ninguno quería recordarla ni hacer sentir mal a quien la escuchase. Preferían dejarlo atrás, pues el presente es más grato y el futuro pintaba para mejor.

 

*~~*~~*~~*~~*

 

No era como si Thor no hubiese querido arreglar de inmediato las cosas con Loki, sólo que el trabajo le había absorbido y la tensión de juntar lo mayormente posible de su dinero para completar el pago a la escuela, ahora que tenían que regresar, era demasiada para él.
La buena noticia era que había hablado al menos unos pocas veces con Loki por teléfono y al fin tendrían tiempo de hablar en persona y arreglar cualquier malentendido que dejaron atrás. La mala noticia era que ni con todos sus pagos en todas esas semanas de vacaciones lograba juntar la mitad del primer pago para la reanudación de clases. Y aunque su madre desde un principio le haya asegurado que ella llevaría el pago de la escuela, Thor había prometido aunque sea dar la mitad, porque sabía que era demasiado como para juntar todo el dinero. Pero ahora ni siquiera podía hacerlo.

Tenía rato en la mesa del comedor con algunos papeles y todo su dinero haciendo desorden en la superficie. Ya estaba cansado y eso que le habían dejado salir temprano del trabajo. Con los codos recargados sobre la mesa y su frente sostenida por sus manos, se notaba perfectamente estresado. Frigga ya se acercaba a hacerle compañía, también con un par de documentos, una calculadora y lo que parecía ser su chequera.

 

-Cariño, no te pongas así. – Le suplicó cuando tomó asiento justo a su lado. – Ya te dije que yo lo resuelvo.

-Eso no es lo justo mamá. –Le dijo afligido sin moverse de su pose. – Lo que mi padre dijo yo lo acepté tal cual.

-Y yo hago lo que se me pegue mi gana, no lo que tú papá diga. Yo voy a seguir apoyándote en todo, eso incluye en la escuela y económicamente. No me voy a quedar de brazos cruzados mientras tú abandonas el estudio por semejante tontería. – Sentenció con toda seguridad. Thor así se incorporó y le miró profundamente agradecido. – Ahora, toma tú dinero que bien te has ganado y guárdalo para que lo gastes en tus gustos, que de la escuela me encargo yo.

-No, mamá. Déjame ayudarte aunque sea con esto. – Le acercó los billetes.

-¡Qué necio eres! – Le reclamó, pero con un tono dulce que hacía sonreír al rubio. – Ya dije que no.

-¡Pero… – Iba a continuar insistiendo pero el timbre de la casa resonó por todo el lugar y guardó silencio. Miró la hora y comprobó que era la justa en que se había citado con Loki. – Lily, seguramente es Loki, déjale pasar sin problema. – Thor elevó la voz para que la mucama que ya se acercaba a la puerta principal le escuchase.

-No sabía que lo verías hoy, y aquí. – Le comentó Frigga interesada.

-Conversaremos y creí que no habría problema si venía. – Declaró Thor. Después de todo Odín no estaba en la casa desde muy temprano, y de ser así; ya no tendría por qué interferir.

-Buenas tardes, señora Frigga. – Apareció Loki luego de haber sido conducido hasta ahí por la muchacha.

-¿Qué tal, Loki? – Le dijo con entusiasmo y le dio un beso en la mejilla cuando se puso en pie, sólo para saludarle. – Siéntate. Sólo termino de discutir algo con mi testarudo hijo y les dejo solos. – Sonrió encantadoramente. Loki obedeció a sentarse.

-Será más rápido si sí aceptas mi dinero. – Insistió Thor.

-No. – Le hizo un además de no replica. – Sólo dime cuánto es con exactitud para hacer el cheque. Que en estos papeles no dice, es uno de los que tienes tú. – Le dijo mientras leía rápidamente los documentos que había ahí.

-Te diré cuánto me tienes que completar. – Renegaba Thor.

-A ver, hijito. Ya estábamos quedando en que tu dinerito es para ti, sólo para ti.

-Pero para esto trabajé. – Se quejó.

-Pues ahora disfruta más de ese dinero. – Y ambos quedaron mirándose retadoramente, como si ninguno estaba dispuesto a ceder.

-¿Es el cheque para la escuela? – Interfirió Loki para no que ellos no siguieran peleando con las miradas.

-Sí. Y Thor está de necio sin querer darme la cantidad exacta, aun cuando sólo tenemos hasta mañana para enviarlo. – Delató Frigga.

-¡Porque ella no quiere aceptar mi dinero, Loki! – Se quejó muy infantilmente Thor. – Ya sabes, me esforcé por juntar todo lo que pude y pagar yo la escuela como me dijo mi padre que sería desde ahora y no junté ni la mitad… ¡por lo menos quiero ayudar con eso! – Se notaba de verdad agobiado.

-Ya te dije que... – Replicaría ahora Frigga, pero Loki interrumpió.

-Yo pondré la cantidad que te falta, Thor. – Ofreció serenamente el pelinegro. Tanto Frigga como Thor le miraron sorprendidos.

-No, Loki, no. – Negó Frigga en cuanto pudo.

-No lo puedo aceptar, amor. – También le dijo Thor.

-¿Cuál es el problema? – Cuestionó Loki.

-Es mucho dinero como para ofrecerlo así nada más. – Dijo Thor.

-Por mí no hay problema por la cantidad. – Continuó Loki.

-No, hijo. Muchas gracias, pero no es necesario. – Le dijo Frigga.

-¿En verdad? – Preguntó Loki.

-En verdad. – Dijo Odín. Como habían estado ensimismados en su charla y toda esa discusión por el dinero, no prestaron atención a los pasos de Odín que había llegado y acercado al comedor en cuanto escuchó todo el alboroto. Los tres que ya habían estado ahí callaron, pero sólo Frigga y Thor le miraron. Loki se tensó y prefirió no moverse. – Porque ya envié el cheque ésta mañana. – Anunció.

-¿Es en serio? – Se asombró Thor. Odín le asintió. – … Gracias, padre. – Se sintió profundamente agradecido y conmovido, porque no era el dinero…, sino que Odín había cambiado de parecer (quién sabe cómo a parecer de Thor) y eso significaba que ya no le daría la espalda en su vida.

-Creo que me tengo que ir. – Le dijo Loki a Thor en un tono bajo. El pelinegro no quería echar abajo con su presciencia esa tranquilidad en Odín.

-No es necesario, Loki. – Sin embargo Odín le había escuchado. Ahora todos se sorprendieron más. Así Loki ya miró al padre de su novio. – Eres bienvenido en ésta casa.

-Gracias. – Respondió, aunque en su tono serio y su rostro neutral; con respeto. Odín le miró sólo por un segundo más y después abandonó el comedor, dejando a todos todavía perplejos.

-Vaya. – Exclamó Frigga satisfecha.

-¿Qué le pasó? – Dijo Thor.

-Tendría que aprender a vivir con ello tarde o temprano. Lo bueno es que no tardó mucho. – Le dijo su madre.

-¿Tú hablaste con él?

-Cada que tenía oportunidad, hijo. Al fin me entendió, al menos eso parece. – Suspiró conforme. – Aunque seguramente hablará contigo después.

 

Thor asintió. Con lo sucedido hasta la tensión se había quitado de su cuerpo. Pero lo último que le dijo su madre también le recordaba que Loki y él tenían una charla pendiente.

            

 

*~~*~~*~~*~~*

 

La situación le hacía sentir tremendamente idiota, pero también tremendamente complacido. Pues Tony tenía a Steve cocinando para él; tal como el rubio se lo había prometido hace varias semanas.

Luego de haber ido juntos más temprano por todo lo necesario, ya tenía varios minutos que estaban en casa de Rogers y éste – previamente puesto el delantal – no paraba de moverse por la cocina. Hacía una cosa y otra y otra…, no paraba. Tony sólo observaba muy entretenido la dedicación que le ponía el rubio, ni charla quería hacerle para no interrumpir. Había carne en el fuego, pero Steve también se daba el tiempo para mezclar quién sabe cuántas cosas en un tazón y en otro sartén, y a veces picar unas pocas verduras.

Tony había propuesto pagar por absolutamente todo lo que Steve necesitaba comprar para la dichosa comida; ya que le parecía justo si es que el rubio iba a hacer todo el trabajo en la cocina, contando también que lo hacía para él, y otra cosa..., algunos de los ingredientes eran costosos. Y Tony bien sabía que Steve no estaba precisamente para gastar en algo así. Pero tras mucha insistencia Steve había aceptado a que pagaran mitad y mitad. Tony no quedó muy conforme, pero Rogers podía llegar a ser muy testarudo.
Otra cosa que había propuesto fue que todo se hiciera en su casa: La residencia Stark, por supuesto. Ya que Tony no quería hacerse cargo de nada. ¡De nada! Que los trastos sucios los lavase la servidumbre y que limpiasen la cocina al terminar. Pero de nuevo no. Steve le dijo que no se sentiría cómodo si no es en su cocina y no quería que las cosas le salieran mal. AGH!

La verdad es que pese a eso Tony continuaba sintiéndose bien. Todavía un poco imbécil, pero bien. Porque Steve era… un buen amigo.

 

-¿Te ayudo en algo? – Le preguntó Tony. Sí, no quería hacer nada, pero la verdad se sentía más tonto solamente mirándole.

-No, estoy bien. – Le respondió Steve inmerso en su trabajo. Tony soltó un bufido y así se giró a mirar al castaño, quien estaba tumbando en la mesa como un niño berrinchudo y aburrido. – Ok, ve sacando los platos que están en aquella repisa de arriba…, el cajón a la izquierda. – Indicó volviendo a lo suyo.

 

Tony se paró y fue con toda su buena voluntad a hacer aunque sea esa simple tarea. Pero ni esa simple tarea la pudo hacer rápido y bien. Porque Tony… no era muy alto… o es que esa repisa quedaba muy alta. Bueno alcanzaba a abrir la puertita sin problema, pero dentro del cajón ya no alcanzaba los platos. Y si se ponía de puntillas, ¿qué tal si los tiraba? Volvió a soltar un bufido y resignado fue a jalar una de las sillas del comedor para subirse en ella.

 

-Enano. – Se burló Steve, soltando una leve risita.

-Cállate. Tú apenas has de alcanzar. – Le dijo sin tomarle mucha importancia y comenzando a sacar un par de juegos de los plantos que ahí había. Unos muy bonitos que daban la apariencia correcta en los que comía cuando iba a restaurantes lujosos. Qué detalle que Steve haya pensado en usarlos en lugar de irse por los platos comunes. – Ya. ¿Y ahora?

-Las copas también. Están en el de al lado.

-Ok.

 

Y así Tony dejó los platos en un lugar seguro para volver a subirse a la silla luego de haberla recorrido unos centímetros y abrir la puertita de al lado. Steve no pudo evitar volver a soltar una risita cuando le miró hacerlo, pero es que Tony se miraba… curioso. Muy malo, muy galán, muy junior… pero tan modosito e infantil ayudando en la cocina.

 

-¿Algo más que tenga que tomar de aquí para no bajarme? – Preguntó Tony.

-No, amor, es todo.

 

Tony casi se cae de la silla por el brinco que sufrió su cuerpo y estuvo a nada de tirar también las copas. Amor… ¡Steve le había llamado amor! ¡Y en un jodido tono meloso! ¡Por Dios, que sentía el rostro hirviendo!
Steve casi se vuela un dedo con el cuchillo. ¿Por qué se le escapó decir aquello mientras cortaba un maldito brócoli? No, más importante: ¿Por qué carajo dijo aquello? Amor. ¿Amor? ¡Amor! ¿¡En qué pensaba!? No pensaba…, por eso lo dijo. Qué impulso más idiota. Pero es que la situación… ¡No! Sólo una pendejadita pasajera… ¿verdad? ¿¡Qué le estaba pasando!?

 

-Los cubiertos y servilletas están acá abajo, enano. – Ahora le dijo, según él, con el semblante recuperado y la voz tranquila.

-Si me dices bien en qué cajón, tarado. – Ahora soltó Tony, según él, con la misma idea de porte recuperado de Steve.

 

Y aquí nada pasó

 

*~~*~~*~~*~~*

 

Los chicos habían subido a la habitación de Thor, así que Frigga quedaba en la planta baja con Odín que se había ido a su estudio. Le hacía sentir tranquila y contenta el que Odín por un principio siguiera apoyando a su hijo en la escuela (como tenía que ser), pero además también que se haya dignado a mirar a Loki y decirle que era bienvenido en su casa. A pesar de eso tenía que hablar con él, saber por el repentino cambio y si no traería alguna consecuencia oculta.

 

-¿Por qué me miras así? – Le cuestionaba Odín ahora que ya había entrado al estudio.

-Me dejaste impresionada. – Expresó Frigga, tomando asiento en una de las cómodas sillas de oficina. Su esposo no hizo comentario, sólo relajó la expresión en su rostro. – ¿A qué se debió ese cambio? Es decir; me gusta y lo agradezco. ¿Pero es sincero?

-El que todo lo que haga Thor no me convenza, no es excusa para que yo me lave las manos con la cuestión de sus estudios. Además lleva buenas calificaciones y aprovecha su capacidad en cuanto puede. Por eso no tengo nada que reclamarle. – Explicaba tranquilo, mirando de una forma serena a su esposa.   

-¿Entonces sólo quisiste asustarlo? – <<Para ver si daba resultado e hiciera todo tal cual quieres>>, iba a decirle eso también, pero sólo lo completo en su mente, ya que no pretendía iniciar una pelea con él ahora que estaba tan tranquilo de nuevo.

-Lo dije por impulso aquella vez. – Reconoció. Sólo no lo había reconocido antes por orgullo, no iba a permitir que tan pronto aclarase ese punto Thor se sintiera de nuevo como si nada hubiese pasado. – Y me gustó ver cómo se esforzó también por ganar ese dinero, sabía que estaría dispuesto a ofrecerlo todo para pagar él lo de la escuela. Tal vez le sirva para madurar un poco más. Saber que hay que desgastarse para obtener el dinero.

-¿Y Loki? – Frigga atacó, impulsada por lo accesible que estaba Odín.

-Sigo pensando en ello. – Hizo una pausa. – Muchas cosas de las que me has dicho, debo reconocer, son acertadas. Sé que Thor ya es un adulto y sabe lo que hace, casi nunca ha tomado decisiones erróneas, pero que a final de cuentas sigue joven y necesita vivir todo lo que se le avecine para seguir madurando. Tal como pasó conmigo.Repitió la última frase tal cual Frigga se lo dijo en una de sus tantas charlas respecto al tema. Una ocasión en que Frigga le encaró diciéndole que Odín no era el más acertado para señalar y exigir perfección cuando él en su juventud tampoco fue el hijo modelo. Le recordó también, que él había tomado decisiones propias sin escuchar a sus padres, porque él había querido vivir su vida. Tal como estaba pasando con Thor…

-Él necesita nuestro apoyo. Apoyo que tú, gracias al cielo, recibiste tus padres, y mira; eres un hombre de bien. – Señaló con una sonrisa grata. Odín le asintió, pero lucía todavía pensativo. – Thor lo merece, nunca nos ha defraudado. Pero también cuando fracase nos necesitará ahí con él.

-Debo decirte que… todavía no había pensado cómo seguir reaccionando ante su relación con Loki. – Le confesó. – Me sigue pareciendo descabellado y me desconcierta. Pero escuché cuando insistían con el modo a pagar, y oí que Loki ofreció a completarle la cantidad a Thor. Me impresionó. Sé que a él y a su padre les sobra el dinero, pero aun así que le haya querido apoyar en ese aspecto y sin ningún problema fue… Bueno, fue admirable que lo hacía por nuestro hijo.

 

Sí, le había parecido hasta cierta parte conmovedor saber el apoyo que estaba dispuesto a brindar Loki a Thor, fue por ello que nació de él el agradecerle a modo de aceptarlo en su casa. Aceptarle que conviviese ahí con Frigga y Thor. Lo aceptaba a él. Aceptaba la amistad. Pero no estaba convencido si aceptaba la relación amorosa que mantenía Loki con su hijo…

 

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-Estoy perplejo. – Aseguró Loki, tumbándose en la cama del rubio.

-Yo estoy mucho más tranquilo ahora. – Le dijo Thor sentándose a un lado de él. – ¡No puedo creer que ya te acepte! – Soltó emocionado.

-No te apresures, Thor. Ya escuchaste a tu madre; él todavía tiene que hablar contigo. – Le recordó serio. – Tal vez te condicione de nuevo…

-Es cierto, pero… esto es un avance, ¿cierto? – Sonrió entusiasmado. Loki fue quien sonrió más que nada por corresponderle, porque sentía que ellos no estaban propiamente avanzando.

-Thor… No quiero arruinar el momento pero…, tú y yo ya no estamos tan bien. – Le recordó. Ya ambos no traían sus sonrisas. – No me malinterpretes; yo te quiero, pero siento que vamos retrocediendo. – Le miró preocupado.

-Creo que ha sido porque no tenía tiempo debido al trabajo, y casi no te veía. – Opinó Thor.

-Y peleábamos cuando nos citábamos… – Puntualizó el pelinegro. <<Y porque me inquieta que estés más con Jane, sé que no tiene sentido porque trabajas en el mismo sitio y además para su padre. ¿Pero sabes, Thor? Ya no sé si quiero que me digas que no tengo por qué pensar mal de ustedes si sólo son amigo, o sí es mejor que me digas que se traen algo. Porque yo ya te engañé y sería un consuelo para mí saber que no soy el único infiel aquí. Entonces dime qué tan jodido estoy, por favor.>> Es lo que pasaba por su cabeza, la cosas que no se atrevía a decir y las más relevantes. – Y siento que no hay comunicación entre nosotros. – Mejor lo resumió en eso.

-¿Por qué lo sientes así? Siempre siento que te hablo honestamente. – Le respondió el rubio, pues de cada cosa que hablaban él era sincero. ¿O es que Loki se refería a hablar de todo? Contarse todo, expresarse todo…, ¿eso? ¿Pero por dónde empezar?

-Podría ser que cuando comenzamos una pelea es por algo que no te gusta de mí pero no me lo dices y lo disfrazas con otra cosa. – ¡Ajá! Bueno, esa era la razón de él, pero quizá Thor tenía la misma razón o se sentía igual. Vamos, que Loki no quería ser el único imbécil ahí.

-Es... Lo que sucede Loki es que la mayoría de esas veces ya te sentía molesto incluso antes de darte siquiera un saludo, ¿sabes? Como si no quisieras verme en realidad, y eso me molestaba también. – Confesó.

-¡Claro que te quería ver! – Expresó sorprendido. ¿En verdad había dado esa impresión? – Pero tú llegabas tarde siempre, ¿cómo no me iba a molestar?

-Discúlpame, pero es que era por el trabajo. – <<Y por quedarme esperando a Jane para salir al mismo tiempo y luego no me daba cuanta que se me iba el tiempo cuando conversaba con ella y otros chicos del trabajo. Se me iba el tiempo en el chisme y creía que no habría problema si llegaba unos minutos tarde. No sabía que es tan importante para ti…>> Thor sabía que no debería decir eso, pero la verdad es que sí se confiaba mucho y siempre creía que llegaría a tiempo. Sólo unos minutitos más, pero se alargaban el chisme y después ya iba tarde con su novio. Despistado, confianzudo e impuntual. La cagaba, carajo. – Pero ya regresaremos a la escuela y será como antes.

 

Thor le sonrió. Loki volvió a corresponder. Ambos lucían como verdaderos soquetes, pero no querían notar que su charla de nos hace falta comunicación había sido un fiasco al continuar ocultándose todo lo que no se decían y les parecía esencial. Se conformaron – como buenos bobos – a la guanga promesa de que todo volvería a ser como antes.

¿Y ahora qué? ¿Un besito? Sí, para asegurarse de que su charla había sido un éxito. Pero cuando cerraron los ojos ésta vez no era por el protocolo a seguir cuando se da un beso, sino en un gesto de: ¡ay, pero qué pendejo estoy! Y queriendo que el otro no se diese cuenta de lo imbécil que se sentía.

 

  

*~~*~~*~~*~~*

 

Transcurridos los minutos necesarios para que todo lo de la comida estuviese listo (minutos los cuáles los sintieron pasar más lentos y algo tensos), por fin Steve anunciaba que lo único que falta era arreglar los platos, lo cual él haría también. Tony le asintió y fue una vez más al sanitario de la casa. Porque después del pequeño accidente o metida de pata, Stark también corrió al baño y ¡Oh! ¿Qué miró? ¡Su rostro completamente ruborizado! ¡Él ruborizado! Anthony solamente agarraba ese tono marica cuando estaba enfermo y tenía fiebre. ¡Jamás de vergüenza! Porque él no se avergüenza…
Se había echado agua fría en el rostro con insistencia, y ahora lo volvía a hacer. No estaba seguro si ya no estaba ruborizado, pero sólo de acordarse se sentía idiota de nuevo. Y aunque el único idiota ahí era Steve, Tony también compartía (por alguna razón que no entendía) la estupidez del momento con él. 

Salió y a paso lentísimo regresó a la cocina. Se encontró con que Steve ya había preparado los platos y sólo los acomodaba en la mesa, poniendo los cubiertos, las copas y las servilletas adecuadamente. Qué lindo se miraba todo. Y el platillo riquísimo; el corte de carne bañado en salsa de vino tinto y acompañado por verduras al vapor. Respiró profundo para entrar por completo y dirigirle una mueca a Rogers de que todo estaba bien, que ambos olvidasen lo sucedido. La mueca de aquí no ha pasado nada extraño.

 

-¡Qué rico luce! – Exclamó estando junto a la mesa.

-Gracias, tú tampoco estás nada mal. – Respondió juguetón. Ambos rieron y el castaño negó con la cabeza antes de sentarse en su lugar.

-¿Y el vino?

-Aquí está. – Steve tomó la botella, sirvió el vino en ambas copas y luego la dejó en el centro de la mesa y se sentó. Escuchó claramente un suspiro de Tony, que miraba entusiasmado la mesa.

-Gracias, Steve. – Le miró con esos grandes (y preciosos) ojos miel. Regalándole una sonrisa sincera (y también preciosa) que le dejó embobado unos instantes.

-No hay de qué. Me gusta hacer esto. – Le respondió cuando dejó de perderse en la calidez de las pupilas ajenas.

-Serías el esposo soñado de cualquier chica. – Comentó Tony por último antes de comenzar a probar el platillo, el cual estaba tan delicioso como los besos de Steve.

 

--------------

 

Por primera vez sus rabietas y sus insistentes negativas no habían funcionado para que le dejasen en paz de obligarlo a hacer algo que él no quería. Había dicho <No>, había negado sólo con el cráneo y dejando sus brazos cruzados rehusándose rotundamente a ello, había intentado hacerse el ofendido, había actuado molesto, había vuelto a decir ¡NO!, había hecho una rabieta infantil hasta permitirse patalear y soltar manotazos, había rogado “No, Steve, por favor no. Te la chupo, pero esto no.” Nada había funcionado, ni siquiera la propuesta de la mamada sin compromiso. Había sido cruelmente obligado a ayudar a lavar todos los trastos utilizados en la comida. Sí, TODOS. Y no en el lava vajillas, sino a mano; lavar, enjuagar, secar y acomodar. Y en lugar de terminar ofendidísimo, o furioso, o triste, parecía más que quería chillar con ese puchero que permanecía en su rostro. Más que nada porque sus berrinches no funcionaron para salirse con la suya; seguir siendo atendido como un rey.

 

-No es nada del otro mundo, ¿ves? – Le decía Steve ahora que ya habían terminado, pero ni así a Tony se le quitaba ese gesto de tragedia. – No llores, enano. Ya pasó, ya pasó. – Le abrazó dando leves palmaditas de consuelo, pero le dijo todo en un tono burlón, y aguantándose la risa.

-Espero no tener que hacerlo otra vez. – Se quejó. Y sin molestarse se dejó abrazar y correspondió el tacto. Apoyaba su frente en el pecho del rubio como si en verdad estuviese inconsolable. Y luego decía no ser tonto ni infantil.

-Pues cada que yo cocine para ti, temo decirte, así terminarás: ayudándome con los trastos.

-¡No!

-Es más, un día te toca hacerlo para mí. – Sonrió malicioso aunque Tony no podía mirarle por estar haciendo berrinche todavía.

-Pero yo no sé hacer nada de esto. Mejor te invito a un restaurante, ¿sí? – Y por fin elevaba el rostro, aunque seguían abrazados con los brazos enredados en las cinturas ajenas.

-Vale. – Respondió Steve mirándole directamente.

 

Iba a responderle que quería que Tony aunque sea lo intentase, pero quedó absorto en la escena. En los ojos expresivos, en el contacto entre sus cuerpos, en lo peligrosamente adorable que le pareció Tony tan abrazado a él y teniendo que elevar el rostro para mirarle. Si Steve se inclinaba un poco más hacia abajo sus labios quedarían pegadísimos. Sólo no lo hizo para no tornar más extraña la situación. Así se le antojase cargarlo para llevarlo hasta su cama y aplicar el rito más exquisito, no lo hizo.

Sólo pasaron unos minutos más juntos, entre conversaciones y uno que otro roce entre sus cuerpos o alguna extremidad. Pero Steve tuvo que mencionar que su madre pronto llegaría y tal pareció que Tony interpretó eso como un debes irte. Así que el castaño ya tomaba su chaqueta y Steve le acompañaba a la puerta.

 

-Nos vemos hasta el lunes de vuelta a la escuela. – Dijo Tony dando un paso fuera. Steve le mantuvo la puerta abierta, dispuesto a ver hasta que Tony subiese al auto, como si algo malo le pueda pasar de la puerta a la acera y por eso quería vigilarlo.

-Sí…

-Bye

 

Y el rubio fue jalado de la nuca con ambas manos, Tony se puso de puntillas y sólo le planto (y bien plantado) un beso casto pero chasqueante. Acto seguido Stark se separó y como ya se había despedido caminó a prisa hasta el auto y no tardó en partir de ahí. Ahora era Steve el que se sintió como que algo andaba mal ahí. De hecho, segunda cosa extraña en el día. Primero él con su estúpida expresión al llamarle <Amor> y ahora ese besito de despedida.
Ambas acciones normales, comunes, que no conllevarían un alboroto, pero lo desconcertante aquí era la forma en que se habían llevado acabo. El decirle amor en un tono meloso. Un besito de despedida sin ninguna otra pretensión y sin siquiera haberse besado antes durante el día.

No parecía encajar nada de nada.

 

-¿Qué haces aquí? – La voz de su madre le sorprendió, más al darse cuenta que había quedado en la puerta, con ésta abierta todavía. – ¿Por qué tú cara de espantado? ¿Algo pasó? – Su madre se alarmó. Tal como él ya estaba.

 

*~~*~~*~~*~~*

 

-Buenas noches. – Se había despedido Loki luego de haber quedado por más tiempo pasando el rato con Thor.

 

La puerta se cerró luego de ambos padres le hayan respondido el gesto de despedida y al parecer todos volvían a lo suyo. Frigga hablar por teléfono, Odín al parecer queriendo el mismo arreglar una de las lámparas del living que tenía días sin funcionar bien y Thor dispuesto a ir a ver un poco de televisión.

Hasta el ambiente ya se sentía más tranquilo en casa. Thor tenía una sonrisa que no abandonaba su rostro y no le ponía tenso estar a lado de su padre en el mismo living. Mejor conversaría con él en lugar de encender la caja idiota. Pero quién habló primero fue Odín.

 

-¿Ya te comentó tu madre que mañana iremos con tus abuelos y tus tíos? – Le preguntó en un tono apacible, en el tono de antes de que todo comenzara a ir mal. Al parecer todo iría bien como Thor pensaba.

-No. No me ha dicho. – Le negó, también con su tono de voz tranquilo.

-Bueno, mañana iremos. Quieren verte todos antes de que regreses a la escuela. Un tiempo para convivir, ya sabes. – Explicaba. – Saldremos a medio día, para que te apures.

-Está bien. – Sonrió. – ¿Puedo llevar a Loki? – Y ante ese cuestionamiento Odín volvió a tensarse.

-No. – Respondió sin querer sonar muy agresivo, pero igual le salió demandante. Así que Thor desvaneció la sonrisa. – Escucha, Thor…, no es para que le andes contando a todos que tienes algo con ese chico, ¿entiendes? De hecho, te pido que ni siquiera menciones nada al respecto. Que eso quede entre tu madre, tú y yo.

-¿Por qu… – Ya ni siquiera terminó el cuestionamiento. Pues bien sabía el por qué. Porque Odín no había aceptado su relación después de todo…

-Dime que quedará entre nosotros. – Casi le rogaba Odín. Ya no eran miradas duras ni gritos furiosos, pero seguía eso que Thor distinguía como decepción y vergüenza pura. Odín continuaba avergonzado de que él mantuviese un noviazgo homosexual. Y eso causaba el mismo efecto de desilusión en Thor. Odín volvió a hablar ante el silencio del rubio. – No le cerraré las puertas de ésta casa a Loki, hijo, pero quiero que en verdad pienses bien las cosas. Y mientras eso haces, por favor, que nadie se entere.

-¿Crees que puedes ocultarlo para siempre? – El pecho de Thor dolía. Seguía siendo triste para él. Pero ya no quería pelar con su padre porque ya sabía que no entendía. No lo iba a poder convencer de que él es así y completamente normal. No había mucho por hacer, sólo hacerlo sentir tranquilo. Suspiró pesadamente. – Está bien, papá.

 

Y ante aceptar ese pequeño trato, Odín le volvía a sonreír. Pero no esa sonrisa orgullosa ni enteramente de felicidad, sino una pequeña como de agradecimiento.

 

 

*~~*~~*~~*~~*

 

 

Tony apretaba en volante con fuerza y se mordía insistentemente los labios. No estaba conduciendo bien. Así que mejor paró. Y el sonido del claxon apareció cuando dejó caer la cabeza sobre el volante. No se inmutó, así lo dejó hasta que se dignó a elevar el cráneo. ¡Estúpido! ¡Estúpido! ¿Por qué hiciste eso? ¡Fue humillante! Se reprendía en su cabeza mientras volvía a darse de topes en el volante. Se sobresaltó y se sintió más imbécil cuando notó que alguien ya pegaba en la ventana de su auto. Ahora seguro le tacharían de loco o le reclamarían por el escándalo del claxon. Pero a quien miró fue a Bucky que ya le sonreía. Mirando alrededor se dio cuenta de que había parado en la esquina de la calle donde vivía James. En lugar de sólo bajar el vidrio le abrió la puerta para que entrase del lado del copiloto.

 

-Sabía que tú eras el loco. No hay muchos Camaros en éste vecindario, sabes. – Bucky le dijo divertido, acomodándose en el asiento y cerrando la puerta. – ¿Qué te pasa? – Preguntó ahora mirándole con atención. – Vas a quedar más tonto si sigues dándote de topes.

-Bucky… ¿recuerdas que confío en ti? – James se sorprendió por el cuestionamiento y por el semblante de Tony.

-Sí. – Le respondió todavía curioso.

-Porque serías completamente honesto conmigo si te pregunto algo, ¿verdad?

-Claro que sí, Tony. ¿Qué pasa?

-Dime, ¿me he comportado extraño recientemente? – Tony creyó que tal vez cabía la posibilidad de que él estuviese exagerando, pero si alguien le daba la razón entonces la cosa se estaba poniendo grave…

-Yo te he visto normal. Tan tú como siempre. – Le respondió con naturalidad. – ¿O te refieres a alguna situación en específico?

-A yo con Steve… Seguimos normal, como antes, ¿verdad?

-… Bueno…, se llevan mucho mejor. Ya son muy amigos, ¿no es así?

-Sí, más o menos.

-Y respecto a eso, Tony, yo creo que de verdad te está gustando Steve. – Se atrevió Bucky a decirle. Tony abrió más los párpados, asustado.

-No digas eso. – Hizo un mohín. – Sólo le quiero como amigo, ¿sí? Y tú también eres mi amigo, y eres bueno y me quieres…, así que no le comentaras NADA a Steve. Ok?

-¿Por qué?

-Porque es estúpido.

-¿Qué es lo estúpido? Ambos se llevan bien, se gustan. ¿Qué tiene? ¿No les gustaría intentarlo? – El castaño sentía que Bucky se estaba apresurando.

-Bucky…, yo sólo quiero tenerlo como amigo. – Confesó. – Nada más. – Bucky hizo una mueca disconforme. – Y apuesto a que Steve piensa igual.

-¿Por qué? – Volvió a cuestionar.

-No me imagino teniendo novio. Ni mucho menos que ese novio sea Steve. – Lo dijo como si fuese algo descabellado. – Así que, no le contarás de esto, ¿ok?

-Ok, no le diré nada a nadie.

 

Ambos soltaron un suspiro y se quedaron mirando sin estar muy convencidos de lo dicho. El móvil de James rompió el silencio con una melodía odiosa que anunciaba una llamada entrante. Al ver de quién se trataba suspiró de nuevo con pesadez, al imaginarse que tendría una charla parecida a la que tuvo con Tony.
Sin importarle que todavía estaba ahí con el castaño, respondió la llamada.

 

-¿Qué hay, Steve? – Bucky contestó. Miró la mirada sorprendida en Tony.

-Nada…, ¿qué andas haciendo? – Se escuchaba la voz titubeante del rubio.

-Sólo estoy en casa, sin hacer nada importante. – Le respondió sabiendo que Tony no iba a querer que le dijese que estaban juntos.

-¿Puedo ir a tu casa a hablar?

-Claro, ¿pasa algo malo?

-No, sólo que hoy pasó algo raro con Tony y… necesito que me des unos golpes. – Bucky soltó una risita. Par de tarados, tendría que escucharlos a los dos y ninguno quería escuchar lo que él les dijera.

-Siempre estoy listo para eso. – Bromeó.

-Gracias. Ya voy saliendo para tu casa.

-Vale. – Cortó la llamada. Y miró a Tony. – Veré a Steve, supongo que no te quieres quedar.

-Ya me voy – Se apresuró a decir el castaño.

 

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En cuanto Bucky estuvo fuera del auto, el Camaro había arrancado tan de prisa que pareció de cartoon. James volvió a reír ante la situación. Quería saber bien qué pasó entre sus bobos amigos que ambos estaban más idiotas de lo normal. Por lo menos Steve le daría más detalles, seguramente.

Se adelantó a la casa y no tardó para nada en aparecer Steve también en la puerta. A prisa se dirigieron a la habitación de Bucky y se encerraron en ella como cuando iban en secundaría y hablaban de cosas vergonzosas respecto a sus “amores”. Aunque la situación no difería mucho ahora. Seguían imbéciles en cuanto al tratar relaciones amorosas.

 

-Bien, ¿qué pasó? – Preguntó Bucky.

 

Steve comenzó a relatarle lo ocurrido, de inmediato a James le pareció normal la situación y no entendió porque ellos hacían un alboroto. Pero lo que descolocaba a ambos cabezas huecas tenía que ver con lo que le dijo Steve a continuación.

 

-Lo inquietante es que con Tony me siento extraño. ¿Entiendes? Me nació decirle: amor. Y pareciera que el beso que él me dio también fue un impulso de sentir la situación diferente. Más íntima.

-Es sencillo, Steve. – Opinó Bucky. – Te agrada Tony, sabes que tú le agradas a él, se gustan, han tenido sexo juntos, ahora conviven, pasan tiempo conociéndose… Hoy tuvieron una cita.

-¡¿Cita?!

-Creí que era obvio.

-No. Nada de cita, es algo normal entre amigos. Porque ahora somos amigo. – Bucky le miró sin creerle nada, casi considerándolo un idiota.

-Tú y yo somos amigos de hace muuuchos años. ¿Cuándo has cocinado para mí? – Le cuestionó con una ceja enarcada. – Te lo pedía y nunca quisiste porque te daba “flojera” hacerlo. Lo mucho que llegaste a hacer por mí fue en un par de ocasiones prepararme un sandwich, y de mala gana. Plastas de mayonesa y el jamón hecho una bola, me lo arrojabas a la cara y me decías: “ya cállate y come”. ¡Eso es de amigos! – Le señaló. Steve estaba riendo al recordar el desastre que hacía en el sandwich sólo por molestar a Bucky que al final siempre se lo comía a pesar de todo. – Lo que hiciste con Tony no. – Y ahí se apagó su risa.

-Pero con él tengo sexo; contigo no.

-Segundo punto. En tu promiscua vida… ¿cuándo habías pasado más tiempo de lo requerido con alguien con quien sólo te acuestas sin compromisos? – Le miró atento, Steve sólo hizo un mohín con los labios. – Menos darle un detalle como ese, ¿cierto?

-Ya te lo dije; las cosas cambian un poco porque Tony es mi amigo.

-Planteemos ésta situación. Tú y yo somos amigos (obvio), pero también tenemos sexo (supongámoslo) ¿Eso cambiaría las cosas? Es decir; ¿me invitarías a salir, me prepararías la cena, comenzarías a llamarme por sobrenombre cursis, y sobre todo; tendrías el detalle de darme un beso de despedida así no hayamos tenido sexo ese día (tomando en cuenta que a pesar del sexo los besos casi no aparecen)?

-No.

-¡Exacto! No. Porque somos amigos. A pesar del sexo seguirías diciéndome idiota, me molestarías, me prepararías esos horribles sandwiches en lugar de ricas cenas, y no me besarías cursimente, sino que me darías un golpe en la cabeza. ¡Porque somos amigos! Y el sexo quedaría siempre en segundo plano.

-¿Entonces estás queriéndome decir que con Tony el sexo está en primer plano y la amistad en segundo y por eso pasan esas cosas? – Steve le preguntó con los ojos entrecerrados y con mucha atención sobre su amigo. Bucky ya se daba de topes. Bueno, ¿Steve es o se hace el idiota?

-¡Estoy tratando de explicar que con Tony es más que amistad y sexo!

-¿Cómo? – Idiota. Sí, es un idiota. No se hace… ¡es!

-¡Que lo quieres más que como amigo y que como sexo! No son capaces de llevar una simple amistad. Ni tampoco capaces de tratarse indiferentemente sólo para el sexo. ¿Ya comprendes? – Bucky se desesperó, ahora Steve no parecía reaccionar. – Es como llevar una relación…, de noviazgo… Y les está gustando.

 

¡Oh no! Que era peor de lo que Steve imaginaba.

Bucky casi creyó que Steve se desmayaría de la impresión al descubrir aquello. Tal vez no debió de habérselo explicado…

 

-¿Estás seguro? – Reaccionaba por fin Rogers. Aunque su expresión de pánico no le abandonaba. Bucky le asintió. – ¿Completamente?

-Huum… Un 90% seguro. Si fuesen más normales ustedes, estaría seguro.

-¿Qué debería hacer? ¿Mandarlo al carajo? ¡Pero me cae bien! El enano resultó agradable, y además me encanta el sexo con él. Besaba riquísimo y tiene unas nalgas qu-

-Steve. Cállate. – Le interrumpió. – Sean novios y ya.

-No.

-¿Por qué no? Ya tuviste una novia y no fue tan malo, ¿o sí?

-No pienso hablar de eso. – Se hizo el desentendido y miró hacia otro lado.

-Eres un tonto.

-Y el amor de tu vida. Cállate.

-Oh, sí. Quiero tener hijos contigo. – Comenzó Bucky a molestarle. Se le fue encima en la cama donde estaban hasta hacerlo caer y se quedó abrazado al rubio. Sabía que a Steve le fastidiaba eso, es decir; que James no lo mande al carajo por sus insinuaciones en broma. – Deja a Tony y hazme caso sólo a mí.

-¡Agh, Bucky! – Trataba de quitárselo de encima. – Le diré a Natasha que quieres conmigo.

-Y yo le diré a todos que estás enamorado de Tony.

-¡Que eso no es cierto!

-Ay sí, tengo citas con Tony, me agrada, digo que besa riquísimo y me gusta coger con él. Pero no lo quiero más que como amigo. – Se mofaba de él haciendo una voz irritante y muecas odiosas. – Pendejo. – Y soltó una risa.

-Estás celoso de Tony. – Le dijo Steve y Bucky comenzó a reír más. – Lo estás. Porque ahora él también es mi amigo.

-Sí, Steve. Estoy celoso de que compartas esos besos de amigos sólo con Tony. – Siguió riendo.

-Te voy a besar para que veas que es algo normal. – Amenazó Steve en un susurro, ya sin esforzarse por quitar a Bucky de encima de su cuerpo.

-No te atreves. – Dijo James, con toda seguridad.

-Oh, claro que sí. Si quieres después tenemos sexo. – Parecía muy confiado, tanto que ya estaba asustando a Bucky.

-Si quieres probar tu punto entonces me conformo con la cena.

-No, ahora te aguantas.

 

Bucky apenas pudo ladear el rostro cuando fue jalado de la nuca para juntar su rostro al de Steve. Salvado por poquitito, ya que sintió los labios de Rogers en una de sus mejillas. Pero no sintió un beso, ya que Steve había comenzado a reír porque después de todo él había ganado al incomodarlo. Estaba por regresarle la jugada cuando tocaron a su puerta y ambos quedaron callados como si de verdad estuvieran haciendo algo malo.

 

-Bucky, ¿me ayudas con algo? – Se escuchó la voz de la hermana menor de James; Rebecca. Y ambos se relajaron.

-Sí. – Le respondió para enseguida ponerse en pie y abrirle la puerta. La joven entró y miró curiosa a Steve todavía tendido despreocupadamente en la cama, y ésta estaba con las sábanas un tanto desacomodadas.

-¿Qué estaban haciendo? – Les cuestionó sumamente curiosa con sus ojos un poco más abiertos de lo habitual.

-Estábamos teniendo sexo. – Le respondió Steve, en un tono bajito y guiñándole un ojo. Rebecca se puso colorada pero comenzó a reír.

-No seas idiota, Steve. – Se quejó Bucky, aunque sonreía por la idiotez. – ¿Qué pasó? – Le dijo ya a su hermana.

-Ah, es que ya no quiero hablar con Nicole. Me llama para contarme sobre uno de nuestros compañeros que le gusta, pero ella dice que no. Ya le dije que a él también le gusta ella, pero lo niega. Ya es muy molesto, ¿sabes? – Explicaba con un leve puchero. – ¿Si suena mi móvil otra vez le contestas tú y le inventas algo? 

-Sí, no hay problema. – Cedió James tomando el móvil de su hermana. – Sé lo que es tratar con amigos imbéciles de amor y que lo niegan.

-¡Qué graciosos! – Exclamó sarcástico Steve.

-No dije que fueras tú. – Dijo James y Steve le miró feo porque ya se había quemado solito. En eso el móvil sonó y Bucky respondió al ver el nombre de la tal Nicole en la pantalla. – ¿Hola?... Soy su hermano, ella no está…. Está en el baño. – Rebecca le soltó un golpesito en el brazo por no haberse inventado otra cosa. – Ajá… Sí, yo le digo… ¡Oye! ¿Te puedo preguntar algo? ¿No sabes si Rebecca tiene novio?

-¡James! – Le gritó Rebecca al haberle arrancado el teléfono de un manotazo.

-¿Qué? – Reía él.

-A ti qué te importa eso. – Le reclamó. Se había vuelto a ruborizar y miraba de mala gana a su hermano.

-Ay, ya. Ni te preocupes, no alcancé a escuchar la respuesta.

-No se enojen, hermanitos. – Interrumpió Steve. – Vamos por unos helados, ¿no? – Propuso para que Rebecca no quisiera asesinar a Bucky.

-¿Helado? – Preguntó curioso James.

-Pues sí. Ni modo que vayamos por unas cervezas con Rebecca, ¿verdad? – Le dijo obvio soltándole un zape en la cabeza.

-Sí, vamos por el helado. – Accedió contenta.

-Y de paso te contamos la situación de Steve. – Decía James. – Aunque seguro dirás que está tonto, pero él no lo entiende por más obvio que sea.

 

Sólo tomaron sus chaquetas y salieron rumbo al localito de helados que tenían más cerca de la casa. Sentados en una de las mesas del establecimiento fue que James comenzó a platicarle a su hermana la dichosa situación de Steve. Claro, omitiendo el nombre y género del involucrado, porque aunque Rebecca fuese más tolerante a cuestiones de diversidad sexual, ¿qué tal si algún día se le escapaba comentar algo a sus padres? No, no, no.
Y aunque Steve intervenía de vez en cuando para excusarse a cosas donde Bucky recalcaba que era un tonto, Rebecca terminó dándole la razón a James. No en que Steve era un tonto…, bueno, algo así. Pero hasta a la niña de 14 años le pareció obvio que Steve mantenía una relación extraña (que ni amistad ni noviazgo) con aquella otra persona, o sino que en esas andaban. Cuestión tiempo, concluía.

Steve ya ni se asustó, ni se ofendió ni repeló, porque ellos no lo iban a poder entenderlo como él. Porque él no necesitaba improbables compromisos con Tony, siempre tenían nada más el momento y la amistad que ambos estaban dispuestos a ofrecerse uno al otro. La amistad acompañada de deseo. No amor, quizás ni para siempre, pero los dos se gustan y les parece perfecto.

 

Notas finales:

Ojalá les haya gustado el capítulo. (A mí me gustó escribirlo)

Los comentarios y críticas que me dejan son las que motivan a que siga actualizando ésta historia, así que en verdad agradezco a quien se toma la molestia de dejar un review, (y no, no es necesario tener una cuenta en la página para dejar uno xD).

En fin, espero seguir leyéndonos con ésta historia….


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