Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Stupid youth. por LynValo

[Reviews - 407]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Un capítulo más :D Como comunicado sólo quiero recordarles que aunque a veces me tarde es seguro que terminaré ésta historia. Le quedan cerca de diez capítulos más. Y en serio, les garantizo que la subiré toda, pues desde hace casi un año ya la tengo terminada, sólo que tengo los escritos regados y en un espanglish terrible que sólo yo me entiendo. Por ello tengo que andar editando cuando tengo tiempo y me tardo xD.

Advertencia del capítulo: Muy ligero sexo oral y rimming. También cursilería jajajaja

Hace unos veinte minutos habían terminado de hacer el amor por segunda vez en ese domingo, y continuaban completamente desnudos en casa de Steve. Era parte de lo que ocurría también, en cada oportunidad que tuviesen algo de tiempo libre, ambos desaparecían juntos. Terminaban en un hotel, en casa de alguno de ellos, e incluso en el cine o algún evento de arte. Algo que surgiera en el momento que ambos disfrutaban.

Desde el día anterior habían salido de la escuela para irse a pasar el resto del fin de semana a casa de Steve, aprovechando que su madre no estaría unos días por estar visitando a unos familiares. En la noche del sábado habían comprado un par de botellas de whiskey, y se dedicaron a beber y conversar con música acompañándoles; un ambiente demasiado relajado, aunque claro que después terminaron teniendo sexo. Y ahora, por la mañana, tras despertar acurrucados uno con el otro, inevitablemente también habían terminado en la misma situación sexual. Lo hicieron una vez, luego se dieron un respiro mientras tomaban el desayuno que consistió en lo que fuese que sobreviviera en la nevera, y después volver a hacerlo.

Ahora Steve estaba sentado en la cama, con la espalda recargada en el cabecero mientras miraba a Tony buscar entre las películas, los videojuegos, en la computadora…, sin decidir qué hacer realmente. Por lo pronto para el rubio la situación estaba perfecta, se sentía bien estar sin tareas pendientes y con Tony desnudo en su habitación.

Stark iba de un lado a otro, de pronto había comenzado a tararear una cancioncita. Steve continuaba observándole, con una sonrisa que se rehusaba a abandonar sus labios. No había nada de vergüenza entre ellos, todo se había vuelto tan íntimo. Porque ya conocía más de la vida y sentir de Tony, y viceversa, y ahora aquí estaban compartiendo algo tan natural como la desnudez. De un momento a otro Tony volvía a prestarle atención, pero ni así Steve desvió su mirada ni desvaneció la sonrisa.

 

—¿Qué tanto me miras? Mejor tómame una foto — le guiñó un ojo con travesura tras sus palabras. Steve sonrió más pero continuó mirándole con insistencia. Tony le encantaba. Todo. Qué rico estaba—. ¿Así o cómo quieres que salga?

—¿En serio? — le preguntó algo emocionado.

—Por supuesto.

 

Y Steve por supuesto que quería unas fotos de Tony desnudito y sonriente, posando sólo para él. Abrió la cámara de su móvil y Tony posó primero cómo estaba de frente y poniendo una expresión medio de ingenuidad. Luego, el castaño continuó poniéndose en otros ángulos y Steve no pudo más que continuar capturando las imágenes. De costado, de espaldas, sentado. En todas con una sonrisa impecable. Después Tony fue el que se movió a la cama y sentó para otras fotos más, entonces llamó al rubio con una mano para que se acercara. Así de pie, Tony tomó aquel miembro que quedó frente a su rostro y le pegó sus labios como en un beso. Steve sintió un cosquilleo por todo el cuerpo, pero no dudó en seguir con aquella sesión de fotos tan improvisada y cachonda. Luego Tony miraba de nuevo a la cama con su miembro flácido en la boca, y para la siguiente foto volvía a sonreír mostrando los dientes, todavía con su sexo ahí. Tony era un caso… Pero entre tanto roce y tanto mirar de aquella forma a Tony, Steve no tardó en conseguir una erección. Y ahora sí, sin volverlo a pedir, Stark comenzó a mamársela tan suave y lento para que saliesen bien las fotografías. Sólo unos segundos la boquita le estuvo chupando, y luego el dueño de ésta se acostaba en la cama plácidamente.

 

—¿Cómo me quieres ahora? — le preguntó Tony de una forma tan sugerente que supo que no tenía que tener vergüenza al pedirle lo que quería.

—Separa las piernas y tócate — le pidió. Tony en seguida lo hizo, sin dejar de sonreír. Foto tomada—.  Ábrete más.

 

No sólo se abrió más, sino que elevó las piernas para mostrarle todo, tomando el mismo sus muslos para mantenerse así. Tan caliente que el pene erecto de Steve dio un brinco al verlo.

 

—En cuatro, con las rodillas separadas como te gusta — se escuchó una risita de Tony cuando estaba tomando aquella posición. Levantó más el trasero para deleite del fotógrafo.

—¿Y ahora?  — le cuestionó sin girarse todavía.

—¿Puedo chuparte y grabarlo?

—Humn, sí.

 

Rápidamente cambió la función a grabar, acercó su cara al trasero de Tony y acomodó el móvil en el ángulo que creyó se vería bien. Así como inició el video, inició a lamer el agujerito caliente y suave de Tony, quien soltó un jadeo seguido de un siseo. También chupó, provocando un sonidito obsceno y un gemido por parte del castaño. Dio besitos chasqueantes y húmedos, lamió más, dejando todo mojado ese anillo de carne que tenía rato contrayéndose. Por unos segundos alejó su boca, pero sólo para grabar con detalle como el ano se apretaba y relajaba constantemente. Chupó una vez más y se alejó deteniendo también el video. Tomó una foto más poniendo su erección entre aquellas nalgas y otra con la cabeza de su pene presionando un poco en la rosada entrada.  De no ser porque le lastimaría, ya se la hubiese metido de una sola. Posiblemente Tony seguiría un tanto flojo, pero tampoco se arriesgaría a lastimarle.

Optó por arrojar el móvil a un lado, le dio vuelta a Tony y se abalanzó a besarle con toda calma. Stark le abrazó por el cuello y pasó una pierna por encima de él.

 

—¿Por qué las fotos? — tuvo que preguntar, aunque sonase torpe.

—¿Por qué no?

—No me harás borrarlas, ¿verdad?

—No, siempre y cuando sepas ocultarlas bien. Son sólo para ti. ¿De acuerdo?

—Por supuesto. Me gusta mucho la idea de tenerte así — le dio otro par de cortos besos —. Pero…

—¿Pero…? — le miró interrogante. Steve se incorporó un poco más para mirarle lentamente por todo el cuerpo, incluso paseo una mano con suavidad desde el pecho, el vientre y los muslos.

—Me encantaría algún día dibujarte así.

—¿En serio? — estaba sorprendido. Steve le asintió —. ¿En la libreta o en un lienzo?

—Lienzo — le sonrió fascinado —. ¿Qué dices? ¿Modelarías algún día para mí?

—Estaré encantado de hacerlo.

—Increíble.

—¿Qué tal una ducha ahora?

—¿Me estás invitando…?

—Estoy de muy buen humor — le sonrió al hacerse a un lado para levantarse de la cama — así que puedes unirte a mí en la ducha.

—Amo cuando estás de buen humor.

 

*~~*~~*~~*~~*

 

Todos sus amigos habían hecho planes para su fin de semana, ésta vez por separado. Clint y Bruce se habían ido a quién sabe dónde al igual que Steve y Tony, el punto es que habían desaparecido. Natasha y Bucky no desaparecieron, pero sabía que estarían en un fin de semana en pareja. Las chicas también habían desaparecido juntas. Sam había planeado ir a acampar con otros amigos, y Thor…, bueno él no era opción, al igual que Hogun, Volstagg y frandal, ya que estos eran más amigos del rubio que de él… Así que Loki había decidido (porque no veía más opción) el irse a pasar un par de días a casa de su padre.

Se la pasaba en la piscina, solitario, sólo acompañado de su música. Los empleados sólo aparecían si él les necesitaba para alguna cosa. No esperaba nada más. Y definitivamente menos esperaba a que Laufey se aparecía hasta dónde él para pasar el rato, fue por ello que le sorprendió cuando miró a su padre justo al pie de la piscina.

 

—Loki, necesito hablarte un momento — le pidió paciente. Loki, apagó la música y le miró sin salir del agua.

—¿Qué pasa?

—¿Podrías al menos salir de ahí?

—Si quieres una charla seria debiste encontrarme en otro momento — le respondió un poco fastidiado, pero aun así hizo caso a su petición. Ambos terminaron sentados en las sillas de playa — ¿Y bien?

—Esto es algo que he pensado por muchos años — comenzó —. Tenía que esperar a que cumplieras los veintiuno, pero no te lo quise plantear desde el primer momento, por ello dejé pasar unos meses. Sin embargo, considero que ya es hora de decírtelo, para que tengas el tiempo suficiente de que tú lo asimiles y bueno…, te hagas a la idea y te prepares.

—¿De qué me hablas?

—Ya es hora de que te involucres directamente al negocio familiar. Trabajar, aprender a mantener la compañía. Ser responsable.

—Pero aún no terminó los estudios.

—No importa, eres mi hijo, soy el dueño. Y prefiero que comiences joven a entender todo este mundo.

—Pero…

—Obviamente no dejarás la escuela. Claro que no. Pero ya tendrás mucho a tu cargo— le sonrió levemente. Laufey casi nunca sonreía, sólo hizo que Loki se confundiese más —. Creo que es mejor empezar de una vez el papeleo.

—¿Qué papeleo?

—El necesario en la escuela y tu VISA.

—¿A dónde iré? — sus ojos no podían expresarse más sorprendidos.

—Grecia.

—¿¡Qué!? — juraba que hasta se había mareado.

—Te encargarás del negocio de allá.

—¿Cuándo?

—En cuanto termines este ciclo escolar. Para comenzar el siguiente en tu nueva escuela y que durante el periodo de vacaciones tengas una capacitación.

—Padre, esto es muy apresurado.

—No lo es. Loki, tendrás siempre a asesores a tu lado. Hasta que tú ya puedas hacerte cargo de todo.

—No puedo.

—¡Sí puedes! No eres un mediocre, hijo — le hablaba con tanta seguridad y firmeza que inculcaba algo de confianza en Loki —. ¿Dónde quedó tu ambición? Me esperaba que ya estuvieras listo para una noticia así.

—Creí que no me enviarías tan lejos, que estaría aprendiendo directamente de ti primero.

—Ya has aprendido de mí desde pequeño. Necesito hacerte sentir independiente —. Loki tragó duro. Trató de corresponder la sonrisa segura que le regalaba su padre.

—¿Entonces sólo tengo cuatro meses?

—No te preocupes de nada Loki. Eres joven, así que podrás reemplazar a tus amigos y a tu novio. Te adaptarás fácilmente.

—Sí, seguro — no estaba muy convencido de ello, pero tampoco deshecha la idea —.  Además ya no tengo novio a quién vaya a extrañar.

—¿Cómo? — Laufey le miró curioso, Loki sólo se encogió de hombros —. Entonces ya no andas con el cara de tonto de Thor.

—No, desde hace mucho — casi se ríe por la forma en que le llamó.

—Hum, ¿lo ves? A esta edad te desprendes de cosas con la misma facilidad con la que puedes adaptarte a otras —. Con un leve apretón en un brazo intentó transmitirle un poco más de seguridad a su hijo.

 

Después de decirle otro par de cosas más, Laufey se fue dejándole solo de nuevo. Loki soltó un pesado suspiro en cuanto ya no le tuvo cerca. Todo ese asunto golpeaba fuerte en su mente, pero tenía que meditarlo con calma.

Se dejó caer de nuevo a la piscina, nadó sin tomarle importancia a la cantidad de vueltas que le dio. Eso no importaba. En lo que estaba concentrando era en sus pensamientos contradictorios. Por un lado le parecía una excelente idea, pues se imagina la cantidad de dinero que ya tendría específicamente para él, además de que llegaría de inmediato a ser como el jefe (era obvio que Laufey no le daría un puesto menor). En la parte ambiciosa todo sonaba bien. Pero también estaba el otro lado lleno de miedo e incertidumbre. Tan lejos él solo…, comenzando otra vida. ¿Podría ser tan malo?

 

*~~*~~*~~*~~*

 

—¿Son todas las bolsas?

—Eso creo.

 

Steve cerró la puerta del auto con un empujón al tener las manos llenas de cargar varias bolsas del supermercado, al igual que Tony.  Después de la ducha fue que el rubio consideró buena idea ir a hacer las compras al darse cuenta que ambos habían terminado con lo poco que tenía su madre en la cocina, y para que ella no regresara y se encontrara con nada fue que mejor hicieron las compras. 

Al entrar a la casa se encontraron con Sarah en el living hablando por el teléfono, así que sólo se limitó a verles con sorpresa, pero con una sonrisa. Ambos chicos siguieron hasta la cocina para dejar las bolsas sobre la mesa y después Steve le hizo una señal a Tony de que regresaran al living. En ese momento, Sarah cortaba su llamada para prestarles atención.

 

—No sabía que vendrían — les dijo a la vez que abrazaba cariñosamente a Steve —. ¿Apenas llegaron o ya estaban desde antes? — continuó. Saludó a Tony de la misma forma; con un abrazo. El castaño se sorprendió un poco, pero avergonzado correspondió al gesto.

—Venimos desde ayer — le dijo Steve.

—¿Sólo ustedes dos?

—Sí, es que… — compartieron una rápida mirada para ponerse de acuerdo en la mentira —… venimos a una fiesta cerca de aquí con nuestros amigos, pero Tony y yo venimos a dormir aquí porque ya era muy tarde para regresarnos.

—Está bien — parecía no molestarle en lo absoluto — ¿Ya comieron?

—Acabamos de ir por el super.

—¡Oh Dios, olvidé que no tenía nada! — recordó apenada —. ¿Cuánto fue?

—El recibo quedó en una bolsa.

—Bueno hijo, ahorita te pago. ¿Qué tal si les preparo algo antes de que vayan?

—No es necesario — interrumpió Tony —. No quisiera causarle más molestias.

—Ninguna molestia, Tony — le sonrió —. Sabes que eres bienvenido en esta casa. Eres un buen muchacho, no me molesta que Steve venga contigo.

—Gracias señora Rogers.

—Iré por mi cartera para pagarles — les sonrió por última vez antes de ir por las escaleras —. Pero no se irán sin que les haya preparado algo — alcanzó a advertirles con un leve grito.

—¿Por qué tu madre tiene que ser tan linda? — comentó Tony, un poco enternecido. Steve se encogió de hombros.

—Le agradas.

—Hará que me sienta culpable.

—¿De qué?

—De seducir a su hijo — ambos rieron cómplices.

 

Se quedaron un momento más como lo había sugerido Sarah, por supuesto que les preparó algo de comida como había prometido, y cuando estuvo listo los tres compartieron la mesa. Se creó una charla que nunca resultaba incomoda con la señora Rogers, pues ella era agradable sin llegar a parecer entrometida o muy seria. Al terminar, Steve lavó los trastos y después de eso fue hora de regresar al colegio.

Sarah se despidió cursimente de su hijo, como era de esperarse, a Tony volvió a darle un tierno abrazo y les pidió como cinco veces ir con cuidado. Una vez en el auto Tony fue quien condujo, encendieron el radio, el camino parecía tranquilo. No llevaban ni quince minutos cuando ambos soltaron una exclamación de sorpresa al mirar al frente. Tony detuvo el auto orillándose y ambos bajaron de prisa.

 

—Por Dios — exclamó Steve al arrodillarse junto al perrito que habían visto herido a lado de la carretera.  Pequeño, con su pelaje blanco, manchado de sangre por un costado cerca de su patita trasera izquierda.

—Trae collar pero… — observó Tony. El can traía un collar morado atado, pero ya sin placa — lo abandonaron, ¿cierto?

—La gente hace esto; los deja en la carretera.

—No fue hace mucho — juzgó porque no se veía su pelaje aún tan sucio, ni tan descuidado en total, además continuaba a orillas del camino. Su herida era quizá porque lo arrojaron del auto en movimiento, no de que le arrollaron, pues no era tan desastrosa, aun así al perrito le lastimaba mucho que no podía andar con facilidad —. Llevémoslo al veterinario.

 

El rubio asintió y cargó al perrito. Subieron al auto de prisa mientras regresaban por el mismo camino para llevarlo al veterinario al que Steve suele llevar a East. El perrito se quejaba de pronto, a veces temblaba. Tan asustado que les estaba partiendo el corazón. Seguro tan perdido, sin comprender qué había sucedido con él y sus dueños. Pobre.

Cuando llegaron con el veterinario de inmediato atendió al can. Steve y Tony esperaron sin cuestionarse nada todavía, hasta que el veterinario terminó de asear y curar al perrito, diciéndoles que no era nada grave. Estaría con los vendajes unos días y poco medicamento. Tony pagó todo y en el momento ambos se miraron. ¿Y ahora? No podían llevar mascotas al colegio. A Tony jamás le permitieron tener mascotas tampoco, entonces no podía dejarlo en casa de Howard. Steve ya tenía a East y probablemente su madre no quiera a alguien nuevo. ¿Llevarlo a un refugio? Parecía lo más prudente si lo pensaban, pero cuando les entregaron al perrito y éste se acurrucó en Tony como agradeciéndole todo, y lamió la mano de Steve…, no pudieron pensar en dejarlo.

 

—¿Crees que pueda ocultarlo en la escuela? — cuestionó Tony cuando estaban dentro del auto de nuevo, sólo que seguían en el estacionamiento.

—Es una locura Tony. No podrás tenerlo encerrado, no es sano.

—Pero…, siempre quise uno. ¿no es una señal?

—¿Desde cuándo eres supersticioso? — sonrió enternecido por lo insiste que se veía Tony —.  Escucha, Tony, no puedes tenerlo en tu dormitorio, pero ciertamente tampoco me agrada la idea de dejarle en un refugio. Creo que nos agradamos al instante.

—¿Qué raza es?

—American Skimo — Ambos acariciaron al perrito, éste parecía contento y sólo provocaba jugar más con su corazón que se estaba ablandando — Llevémoslo a mi casa.

—¿En serio, Steve? — Tony parecía niño en navidad con esa expresión.

—Veremos qué dice mi madre — suspiró.

—No te preocupes Steve, te juro que yo me haré cargo, pagaré por todo, sólo que tenga donde estar — le pasó al can mientras él se ponía a conducir el auto.

— ¿Cuál crees que era su nombre?

—No lo sé. Cualquiera que sea es pasado, le hará recordar a sus antiguos dueños que le dejaron.

—No creo que se acostumbre a otro.

—Podríamos intentarlo.

—¿Cuál se te ocurre? — cuestionó Steve sin dejar de jugar con el perrito —. Es tuyo, debes bautizarlo de nuevo tú.

—Humm…, tengo qué pensarlo.

—Que sea pronto. Tienes unos minutos en lo que llegamos a casa — miró a Tony concentrando como niño pequeño, sonrió y volvió a acariciar al pequeño skimo que seguía contento —. Espero que East se lleve bien con él.

—¡Ya sé! — exclamó con una boba sonrisa —. ¿Qué tal si se lleva con el nombre raro de tu hijo?

—East no es un nombre raro — hizo un pequeño mohín.

—Jamás lo había escuchado en una mascota.

—Bueno ya, ¿qué se te ocurrió?

—Que se llame West.

—Veamos si le gusta — alzó al perrito — Bien amiguito, juguemos a elegir tu nuevo nombre. Ladra si alguno te gusta.

—Eres raro — expresó Tony aguantándose una risa.

—Es para ver si sí le gusta. Mencionaré otros al azar.

—Ok.

—Firulais… Snoopy… Scooby… Pluto… Ayudante de Santa…

—Basta, Steve — le dijo Tony riendo — no menciones a perros de dibujos animados.

—Espera, no ha decidido — volvió a mirar al perrito —. Gary… Racky…  Archie… Bucky…

—Eres malo.

—Cookie… Fido… Clint… — se escuchó una vez más la risa de Tony — Keiko… Max… Larry… Alfie

—No quieras insultar al perrito.

—Cierto, discúlpame — ambos rieron —. Mozart… Rudolf… Oto… West… — El perrito movió la cola y enseguida ladró.

—¡Oh, viste eso! — Tony se emocionó.

—Wow. Tony, tienes suerte — volvió a bajar al perrito hasta su regazo —. De acuerdo West, él es Tony, tu mami. Y yo soy Steve, tu padre.

—¡Rogers!

—¡No me puedes golpear! ¡Las manos en el volante!

—Te salvas por ahora.

—Y tendrás un hermano, se llama East y es adorable — continuó hablando con West.

 

En un par de minutos más llegaron a casa de Steve, Tony se puso nervioso porque ya le habían estado contando a West sobre su nueva vida y ellos ni siquiera están seguros si sería garantía. ¿Qué tal que la señora Rogers no quería a West? ¿Qué tal si East no se llevaba bien con él? Tony temía.

Entraron a la casa, Stark cargando a West y Steve por delante llamando a su madre. Sarah gritó que en seguida bajaba, pues estaba en su habitación y ambos chicos se prepararon para la nueva noticia. East apareció corriendo y por supuesto ladrando y saltando, queriendo ver a quienes le acompañaban. Steve trataba de calmarle.

 

—¿Todo está bien? ¿Por qué regresaron? — Venía bajando con una sonrisa. Sonrisa que fue reemplazada por una mirada confusa en cuanto vio lo que estaba entre los brazos de Tony —. ¿Qué pasó?

—Lo encontramos herido en el camino.

—Lo llevamos al veterinario y le curó.

—Fue abandonado.

—¿Puede quedarse aquí? — disparó Steve. Sara abrió más los ojos —. Por favor, mamá. No podemos llevarlo a la escuela y el padre de Tony no lo dejaría tenerlo.

—Pero… — miró a los dos chicos, miró al nuevo perrito, miró a East que ya estaba tranquilo y también le miraba como esperando respuesta — apenas me alcanza para mantener a East; su comida, el veterinario, todo lo que necesita…

—Señora Rogers, en realidad es más como un favor que yo le estoy pidiendo — le dijo Tony con súplica —. Yo me haré cargo de todos los gastos, en serio. No es que quiero echarle la responsabilidad a usted, sólo pido que pueda darle refugio. Lo visitaré, le depositaré a usted el dinero necesario para el alimento, su casita, el collar, el veterinario, la estética, para que alguien los pasee… todo.

—Tony, hijo… Yo… — Se acercó hasta ellos. Le estaban estrujando el corazón con esas muecas que ponían. Miró al perrito que estaba atento en ella, se fijó en el vendaje que traía y se conmovió — De acuerdo.

—Oh, muchas gracias, señora — Tony le sonrió ampliamente.

—¿Y cómo se llama?

—West — le respondió Steve.

—Ya traía ese nombre o ustedes se lo pusieron.

—West lo eligió.

—Sí, claro — bromeó su madre — ¿Ya le dieron algo para que se alimente?

—Rayos, no.

—Vamos entonces.

—Tengo que ir a comprarle todo lo que necesita — se angustió Tony.

—Vayan rápido al supermercado por lo básico, ya después con calma compran todo lo demás para que no se vayan tan tarde. Por lo pronto tomaremos de las cosas de East.

 

Como locos fueron al supermercado. Tony estaba emocionado, Steve enternecido. Compraron lo que encontraron ahí, que fue todo lo necesario por el momento, además de un juguetito para que no pelease los de East. Entonces cuando ya estaban por irse, Tony miró una de las casitas para perros que le encantó precisamente para West. Tuvo que llevársela, no importaba, para eso tenía tarjeta de crédito

 

 

*~~*~~*~~*~~*

 

Hey — saludó Steve al ver a Bucky cuando entraba al dormitorio.

—Hey — fue correspondido. James estaba acostado, lanzando y atrapando una pelotita hacia el techo, todo tan despreocupadamente —. ¿Qué tal te fue?

—Ahm… bien. Normal — se encogió de hombros mientras también se dejaba caer de la misma forma en su cama — ¿Y a ti?

—Mejor de lo que esperaba. Ya conocí al suegro y no me asesinó — Steve dejó escapar una risita.

—¿Nat y él tienen el mismo carácter? Porque si es así estás jodido.

—Estoy jodido — una risita más — ¿Cómo vas con Tony?

—No te entiendo.

—Sólo quiero saber si te la pasaste bien con él.

—Sí. Bebimos un poco, mucho sexo, ahora tenemos un hijo.

—Bien… Espera, ¿¡qué!?

—Descuida, mamá lo cuidará…

—Steve, necesito que me expliques bien eso.

—Te lo enseñaré —sacó su móvil para mostrarle un par de fotos que tomó de West.

—Oh, un perro.

—¿Qué pensabas? ¿Una planta?

—¿Cómo lo adoptaron?

—Lo encontramos herido y abandonado. Nos robó el corazón y pues ahora mi mamá lo cuida pero Tony da la manutención.  Le llamamos West y parece llevarse bien con East.

—¿West y East? — sonrió con gracia — Qué cursis son. Hasta combinan los nombres de sus hijos.

—A mí me gusta.

—Ya me lo imagino — atrapó por última vez la pelotita y se sentó al borde de la cama e inclinarse un poco hacia la de Steve — Oye…, paso algo extraño.

—¿Qué cosa?

—Fui con Nat a almorzar a la plaza y no encontramos con Alfie.

—¿”Alfie”, Alfred? ¿El inglesito anciano y fenómeno?

—Vaya, de verdad no te agrada ese sujeto — se permitió sonreír por percibir los celos del rubio —. Pero sí, ese. El exnovio de Tony.

—Creí que se regresaría a Inglaterra.

—Yo no supe de eso, pero bueno, aquí sigue.

—¿Y qué pasó?

—Entró al mismo restaurante que nosotros y cuando nos vio nos saludó. Yo le correspondí, pero Nat…, bueno le ignoró, no sin antes dedicarle una de sus frías miradas.

—Por eso me cae bien Tasha, tú debiste de hacer lo mismo, amigo traidor. O mejor aún; golpearlo. Dime que lo hicieron.

—No. Déjame contarte — pidió mirando con advertencia a Steve para que no volviese a sus celos —. Cuando se dio cuenta de que Nat parecía querer matarle, se puso nervioso y mejor se dirigió a mí. Él dijo que si podía preguntarme cómo se encontraba Tony…

—¿Qué? ¿Cree que tiene aún derecho? Ese hijo de puta…

—¡Steve, cielos! Actuaste igual que Natasha. Eso mismo le dijo ella.

—Bien hecho.

—Yo le pedí que se calmase, estábamos en un lugar público — suspiró al recordar todo —. Pero Alfie pareció más espantado, me juró que sinceramente quería saber cómo estaba Tony, ya que éste había eliminado toda forma de comunicación entre ellos. Le respondí que Tony estaba de maravilla.

—¿Y se largó? — Bucky le negó con la cabeza apretando los labios.

—Me preguntó si Tony estaba saliendo con alguien, y le dije que eso no le incumbía y no le respondería. Él insistió en que todo era con buenas intenciones, así que yo le pregunté por qué le interesaba saber eso…

—¿Y?

—Dijo que quiere… quizás reconquistar a Tony.

—¿¡Qué!? — de un brinco se incorporó de la cama.

—Por ello si Tony estaba saliendo con alguien él no haría nada, pero si seguía soltero quizá…

—¿Qué le dijiste? — le miró acusadoramente.

—Le dije que no creía que Tony quisiera algo de nuevo con él, aunque pues… él está soltero.

—¿Le dijiste que está disponible?

—Sí.

—¡Bucky!

—¿Qué, Steve?

—¿¡Cómo que qué!?

—Tony está soltero, ¿no? Ustedes dos no se cansan de repetirlo. A menos que este fin de semana ya le hayan dado nombre a eso que hay entre ustedes.

—¡Maldición! — Se llevó las manos al cabello con frustración — Yo…

—Escucha…, te lo estoy contando a ti primero porque como eres muy amigo de Tony, tal vez puedas decirme si es mejor que le cuente esto que pasó o no — Bucky le miraba supuestamente tranquilo y desentendido, aunque Steve ya sabía que todo lo de contarle a él había sido para joderlo. Pero ese no era el problema, el problema eran las intenciones de Alfred.

—No le digas nada a Tony.

—Pero si…

—Ahora escúchame tú, Bucky — le miró casi amenazador —. Estoy seguro de que Natasha también te dijo que lo le contaras nada a Tony, y si me entero de que le mencionaste algo, yo iré a decirle a Nat lo que hiciste. Te las verás conmigo y con tu dulce novia.

—¿Contarle qué a quién?

—Bien.

 

*~~*~~*~~*~~*

 

Lunes. De vuelta a los deberes, a llenar la cabeza de nueva información, a soportar estar encerrados en un aula con personas que les desagradan y tratar de no ofender a los profesores. De vuelta a la realidad llena de deberes luego de tan romántico fin de semana. No es que Tony esté catalogando así su fin de semana con Rogers, él lo llamaría sexual weekend, algo así. Lo que sucedía era que entre las últimas dos clases —que gracias al cielo compartía con Bruce— éste le había estado contando (sin tantos detalles) cómo la había pasado con Clint. Habían ido a un parque de diversiones donde casi se la pasaron todo el día y luego habían llegado al departamento del hermano de Clint, porque iba a estar solo. Tony no le importó el motivo por el cual el maldito departamento estuvo solo, pero eso sólo significaba que Bruce y su novio habían estrenado la cama del Barton mayor, claro que Banner no le contó esa parte. Al siguiente día habían ido a desayunar a un lugar muy “encantador”, luego se dirigieron a un concierto de jazz que estuvo fabuloso y finalmente volvieron al departamento va-ci-o donde vieron películas de superhéroes. Ay ajá, pensó Tony, para él cada que Bruce decía cosas como “Clint es muy tierno conmigo” o “me trata lindo”, es que ya se refería a algo sexual. Pero bueno, para Stark todo era cachondeo, sexual y sexy… Además tenía una idea de que Clint era tremendo depravado al igual que él y varios de sus amigos que le encantaba el sexo. Bruce con su carita de angelito y todo ha de ser igual porque parecía llevarle el ritmo.

 

—Me alegra que te la hayas pasado bien, Brucie — le dio un apretón en un hombro mientras caminaban por los pasillos luego de terminar la última clase —. Iré a conseguir unas piezas para mi próximo proyecto, ¿me acompañas o irás con tu novio?

—Voy contigo. También tengo que conseguir cosas. Además, con Clint ya estuve muchos días, todo el tiempo, siempre juntos… No quiero fastidiarlo, ni yo quiero ponerme nervioso.

—¿Aún te pone nervioso? — a Tony le dio gracia.

—Ayer me puso la piel chinita — comentó Bruce con una mueca que provocó que Stark volviese a pensar en algo sexual.

—Barton sabe cómo tratarte, eh — le guiñó un ojo juguetón.

—No fue sólo por eso — sonrió Bruce — sino que después me dijo cosas…

—¿Cómo qué?

—Pues…, me dijo que me quería, que me amaba mucho, demasiado, pero en serio muuuucho… — comentó, ambos amigos abrieron los ojos.

—¿Así como bien obsesivo? — Bruce soltó una risita.

—Un poco, pero más lindo. Y luego… él…

—¿Te folló salvajemente?

—Aparte — miró que nadie más viniese cerca de ellos para continuar hablando —. Me dijo que quería que me casara con él.

—Aasfaghjklskdndhsn — Tony no sabía ni qué decir primero, parecía atragantarse, traía los ojos como platos y se aferró a los hombros de Bruce que no hizo más que sostenerle porque parecía que Tony se desvanecería — ¿¡Qué carajo!? ¡No! No, no, no, no, no…

—Tony…

—No, no, no, no. ¡Oh, Dios! No, no, no — abrazó a Banner con todas sus fuerzas —. No puedes casarte ahora. Eres tan joven, eres un genio, tan lindo, eres demasiado para Barton.

—Tony, primero que nada; no digas eso. No soy más que Clint o cualquier otra persona. Le quiero y es suficiente para mí. En segunda…, no te estoy diciendo que me vaya casar. Tercera; porque él no me pidió matrimonio.

—Entonces ya no entiendo nada.

—Fue como un comentario — suspiró —. Te dije que es muy lindo conmigo, suele decirme cuánto me quiere y ese tipo de cosas. Pero ayer llegó un momento donde me abrazó y comenzó a decirme que en serio me amaba, mucho, que no tenía ni idea, que me quería para siempre con él…, muchas cosas intensas, Tony. Se aferraba a mí, casi temí que estuviese llorando. Luego fue cuando me dijo que él quería que yo me casara con él.

—¿Qué le dijiste? — Tony estaba boquiabierto.

—Que también lo amaba mucho y que quizás en un futuro nos casemos. Le dije que no había porque apresurar las cosas.

—¿Qué sentiste?

—Me puse terriblemente nervioso. Es obvio que lo amo, pero yo no había pensado en casarme.

—¿Él qué te dijo?

—Por un momento sí me dijo “casémonos ya mañana porque en serio yo te amo”?

—No jodas. ¿Estaba borracho?

—No bebimos nada esos días. Sólo estaba muy emotivo, no sé por qué.

—¿Y en qué quedaron?

—Le calmé. Le dije que más adelante hablaríamos de eso.

—¿Más adelante, hasta cuándo?

—Hasta que terminemos la carrera.

—Bruce, nos faltan tres años para eso.

—Lo sé.

 

 

 

 

Notas finales:

Les dije que sería cursi jajajajajajaja. Y vendrán cosas más rosas xD


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).