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Stupid youth. por LynValo

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Notas del capitulo:

Aunque lo intenten, hay un vacío…

Un par de días habían pasado, de vuelta al colegio y con el pretexto de atender las clases, Tony se había mantenido alejado de Steve. Aunque tampoco parecía como si Steve le buscara. Se habían visto cuando se encontraban casualmente y sólo se hacían un ademán a modo de saludo, tampoco se mandaban mensajes de texto. Pero esas mínimas miradas que habían compartido en esos días estremecieron a Tony, el sólo recuerdo de las palabras de Steve, lo que él mismo dijo, lo que reconocieron que sentían…

La estúpida sensación de vacío en el pecho seguía con la misma intensidad como si se hubiese quedado en ese momento. La nostalgia también persistía y continuaba sin comprender nada. Era nuevo en ese sentimiento; un sentimiento tan fuerte. Sinceramente siempre creyó que cuando se enamorara todo iba a ser color de rosa, fácil, pura alegría. Pero todo era complicado.

Se encontraba en su dormitorio, junto con Loki y Bruce, mientras que Loki les mostraba algunos departamentos que su padre le había estado enviando, posibles opciones para que se instalara al llegar a Grecia. Supuestamente le estaban ayudando a elegir alguno, pero todos eran increíbles, así que tampoco podían decidir. Por lo que la charla les llevo a algo más banal. Tony sentía que estaba actuando como siempre, que no se notaba nada fuera de lugar en él, pero al parecer no era así. Notó que de vez en cuando sus amigos le dirigían miradas escrutadoras, de hecho no sólo en ese momento, sino desde que habían ido por él al hotel aquella vez…

 

—Tony, ¿qué tienes? — Loki le preguntó.

—¿Umn? Nada, ¿por qué?

—Pareces triste.

—No es cierto.

—Claro que sí. Es muy obvio — señaló Bruce. Tony iba a seguir negándolo, pero quizá sólo soltando lo que tenía iba a poder sentirse mejor, si alguien más le decía que era lo correcto todo estaría bien. Sus dos amigos ya le miraban con atención.

—Estás así desde el domingo.

—¿Pasó algo con Steve? — Bruce parecía confundido, Loki un poco más serio, pero igual en sus ojos se notaba esa preocupación.

—Le dije a Steve que lo amo — confesó. Sus amigos hicieron unas muecas de total asombro —Y él dijo que me ama también.

—¿Y? ¿Qué salió mal? — Loki parecía temeroso, era obvio que las cosas no habían salido bien y lo sentía por Tony.

—Nada…, es sólo que nosotros… no… No se puede y ya — expresó — No quiero — dijo luciendo convencido, pero bien notaban los demás que no sabía ni lo que decía.

—¿Por qué? — preguntó con esa ingenuidad Bruce, acentuándola un poco más sólo para que Tony se animara a contestarle.

—Es tan complicado — respondió, como todo un niño tonto — Sé que lo quiero demasiado, pero fuera de ahí no estoy seguro de qué siento. No sé si es miedo, inseguridad a lo que pueda pasar entre nosotros, o si simplemente no es amor y sólo lo creo así…

—¿Puedo decir lo que realmente pienso, Anthony? — Loki le dijo, y Tony simplemente le asintió — Creo que de verdad quieres a Steve, desde el momento en que te permitiste conocerlo y que él te conociera, ambos tal cual son, es obvio que ya había aprecio ahí. El que lo ames pasó por todo eso que descubrieron uno del otro. Si quieres a Steve es porque algo te hizo quererlo. Él es un buen tipo, es buen amigo, es bueno con su madre. Nos hace reír, te hace reír, te ha defendido. Sabemos que ha cometido muchas equivocaciones e idioteces, ¡como tú!, como yo, como Thor, como Clint, como Darcy, ¡como todos! Pero eso ya ha pasado. Lo conoces mejor, como es en realidad.

—¿Qué es lo que pasa en verdad, Tony? — ahora cuestionó Bruce, muy preocupado —¿Jugó contigo cuando te dijo que te amaba?

—No — respondió Stark — Él me dijo que me amaba cuando… terminábamos de hacer el amor, y quise creer que era algo espontaneo por el momento, ya saben. Pero todo el tiempo fue diferente, así que mucho después le dije que también lo amaba y pareció emocionarse y me dijo que quería tenerme a su lado. Pero le quería convencer de que no me quería. No confié en él, no le creía y por ello le recordé que a nosotros eso no nos va, Steve insistió y luego noté que era en serio todo lo que me decía. Incluso lloré, me sentía tan mal que lo hice. Nos pedimos perdón, pero ahora tenía miedo y por ello es que no lo quiero así de íntimo. Porque sé que todo va a salir mal y ya no quiero más problemas con él — terminó de confesar aún más triste.

—Sólo porque tienes miedo.

—Es por cómo somos — suspiró cansado — No creo que el amor nos vaya. Eso requiere de compromiso, ¿no? Y nosotros...no.

—¿Ni siquiera intentarlo?

—No es la gran cosa — Tony intentó sonreír.

—Te privaste de saber si eso podría ser la gran cosa.

—Yo creo que Loki tiene razón — apoyó calmado Bruce — Pero es tu decisión.

 

*~~*~~*~~*~~*

 

 

—Eso es todo — Steve también terminaba de relatar lo sucedido con Tony cuando se confesó ante él. Bucky y Natasha le habían inducido para que explicara qué pasaba entre él y Anthony. Ellos estaban en el dormitorio que compartían Bucky y Steve, sentados formando un pequeño círculo sobre la cama y la pareja escuchando atentamente todo lo que había contado Steve.

—Dios… — suspiró Natasha — Por fin se declaran los dos, pero no termina como debe de ser. Qué idiota es Tony.

—En primer lugar, me sorprenden tus agallas y lo cursi que puedes ser, amigo — Bucky expresó, ambos se sonrieron cómplices y divertidos — Pero creo que eso sólo demuestra que en verdad quieres a ese cabeza hueca.

—¿Y qué piensas hacer? ¿Vas a seguir con su plan de continuar como si nada? — cuestionó Natasha.

—Aunque eso es lo que Tony quiere, dudo que podamos seguir así. Será muy incómodo, yo preferiría ya no verlo… — jamás habían visto a Steve triste, con esa mirada gacha, luciendo derrotado.

—Y ahora también sorprende tu cobardía.

—Es sólo que pensándolo mejor no me quedaré como imbécil en espera de algo de Tony. Lo intenté y no resultó, pero ahora ya entendí que él no quiere nada de esto. Nada serio.

—¿Lo intentas una sola vez y ya con eso? — Natasha parecía sorprendida.

—Steve, creo que sigues queriendo pensar en Tony de la forma incorrecta ¿Por qué te sientes tan seguro que te dijo que no quería estar contigo sólo porque ha de ser que no quiere nada serio? Escúchame — Bucky miró primero a Natasha como pidiéndole disculpas por lo que diría, y luego miró a Steve de nuevo — cuando estuve con Tony me di cuenta que él busca alguien confiable, con quien se sienta seguro, sin que lo juzgue. Y creo que ahora tú ya te diste cuenta de eso por ti mismo, de hecho conoces a Tony mejor que alguno de nosotros, así que no creo que realmente pienses eso de él.

—No, de hecho no — aceptó — Pero sí creo que es cierto lo que dijo; nosotros no estamos hechos para algo así.

—Oh vamos… — bufó Natasha.

—Es cierto. En mi intento de relación con Peggy fui un asco, no funcionó para nada. Tony con Alfred, tampoco resultó.

—Porque tú no amabas a Peggy y Tony no amaba a Alfred, por eso nunca sintieron ese compromiso, querer algo mejor.

—Ok. Ahora hay amor pero no se quiere ese compromiso — Steve les miró desilusionado — Resulta la misma basura, Bucky. No se puede dar — La pareja se miró de la misma forma decaída, era cierto, no había solución aparente. Se sintieron pésimos por Steve.

 

*~~*~~*~~*~~*

 

Maria estaba sola en el dormitorio, Natasha tenía horas sin aparecer, seguramente estaba con Bucky. Así que había aprovechado para hacer su tarea pendiente en toda calma y después se había decidido por ver una película. No sabía bien qué es lo que quería ver, sólo checaba al azar algunas sugerencias en Netflix, y luego terminó mirando una de las bobas películas que alguna vez miró con Darcy. No importaba que ya la había visto, porque de cualquier forma era divertida. Sólo que a media película, algunos recuerdos de Darcy le golpeaban con insistencia. No podía mirar el film sin pensar en cosas como “Darcy casi se ahogó de la risa en esa parte” o “ese personaje es tan ella…”. No podía decir que la extrañaba, porque se veían todos los malditos días y no habían dejado de juntarse, mucho menos de hablarse, pero muchas veces pensaba en momentos que pasó con ella cuando estaban “saliendo”. Bien, nunca usaron esa palabra, pero era algo así, ya que algunas veces hubo cosas parecidas a citas, además de que Darcy a cada momento la besaba, o se tomaban de la mano y… mierda, sí habían salido, ¿cierto? Soltó una risa, y ya no por la película, sino porque apenas se daba cuenta de ese hecho, y también noto que pensaba muchos días en ella con ese sentimiento de echarla de menos.

 

—Hey~ Soy Darcy — Maria dio un brinquito en la cama cuando un par de golpes en la puerta se escucharon en conjunto con la voz de Darcy — ¿Están ahí?

—Sí. Espera — Se levantó a prisa de la cama y cerró su laptop haciéndola hacia su escritorio — Hola — le dijo con una suave sonrisa cuando abrió la puerta.

—¿Qué hay? ¿Está Natasha contigo?

—No, supongo que está con Bucky. ¿Por qué no vas a su dormitorio? — sugirió con su semblante más casual, aunque una chispa de desilusión le había atravesado al ver que Darcy no la buscaba a ella, sino a Natasha.

—Oh no, está bien — hizo un ademán de restarle importancia. Maria la vio dudar, aunque en su rostro estaba una boba sonrisa — Yo quería preguntarte algo…

—¿Ajá?

—He querido hacer un picnic, algo tonto, ya sé. Pero no sé, me imagino que los idiotas no querrían, así que no había dicho nada, pero… bueno, por ahora no hay mucho qué hacer y pensé en un picnic nocturno. Me parece lindo. Y me preguntaba si tú… si a ti te gusta la idea.

—Me agradan los picnics nocturnos — le sonrió, aunque jamás había hecho un picnic. Darcy ensanchó más su sonrisa.

—¿Entonces me acompañas?

—Claro que sí. ¿Cuándo?

—Hoy — respondió ansiosa — ¿Puedes?

—Sí — miró la hora, ya era tarde — ¿Vamos de una vez por las compras?

—Vamos.

 

El simple hecho de ir al supermercado con Darcy era entretenido. No paraba de hablar y siempre sacaba alguna sonrisa de Hill. No compraron muchas cosas, tampoco se tardaron en regresar al colegio, pero en ese transcurso ya había oscurecido, así que prácticamente llegaron a instalarse en su “picnic”. Los jardines del campus se prestaban perfectamente para eso, eran amplios, los mantenían limpios y además siempre estaban iluminados. No eran las primeras en hacer un picnic, muchos chicos lo hacían, eso ayudaba a que Maria no se sintiera tonta al participar en algo así.

 

—Así que… cuéntame cómo te ha ido — habló Darcy mientras servía el vino que habían comprado.

—Bien. Aburrido, diría — contestó al tomar la copa que le ofreció Darcy.

—¿Aburrido? — soltó una leve risita — ¿Después de ver vestido de novia a Tony y con el fin de semana abierto de Natasha, en el que supongo participaste?

—Lo de Tony fue muy divertido al ver cómo se avergonzaba. Lo de Natasha…, ¿a qué te refieres?

—A que Nat se metió en tu cama, duh… — dijo con obviedad y una sonrisa boba en los labios, aunque desvió la mirada.

—No, eso no paso — le dio un sorbo al vino. No tenía problema en contar lo que pasó, así que no sabía muy bien por qué le estaba mintiendo a Darcy.

—¿En serio?

—En serio.  

—Qué bueno — soltó sin pensar, pero en seguida quiso borrar la sonrisa aliviada que se le había formado — Quiero decir…ehmm…

—¿Y qué tal tú? — Maria le ayudó a salir de aquello al ignorarlo, aunque secretamente se le haya una formado una sonrisa de satisfacción — ¿Algo nuevo que contar?

—Hoy me pasó algo vergonzoso — hizo una mueca infantil — Estaba en clase con el profesor Coulson y no estaba diciendo nada que yo ya no sepa, así que me quedé escuchando música. Sólo que a media clase, sin querer desconecté los audífonos de mi móvil y la música se escuchó por toda el aula. Ya sabes cómo es el profe, se puso furioso cuando notó que nunca le estuve prestando atención. Me sentí como en secundaria cuando me quitó el móvil, diciéndome que no me lo regresaría hasta finalizar la clase. Además me dejó un trabajo extra.

—¿Qué canción se escuchó? — intentaba guardar su risa. Darcy tenía una combinación extraña y ridícula de música.

Barbie girl… — se mordió los labios. Maria soltó su risa — Todos se rieron, eso lo hizo enojar más, porque la clase perdió el hilo.

—Bueno, ya aprendiste tú lección.

—Sí, tengo que comprarme unos audífonos bluetooth — dijo con firmeza y Maria volvió a reír. Hasta esas tonterías de Darcy las había extrañado.

I’m a Barbie girl~ in the Barbie world~ Life in plastic is fantastic~ — comenzó a cantar. Darcy por un segundo la miró con un puchero por burlarse de ella, pero ambas terminaron cantando toda la canción.

 

Se contaron más cosas sin relevancia, hubo más risas, compartieron la comida, incluso pusieron de la música que guardaba Darcy, así que cantaron en momentos. Lo sintieron como antes, porque incluso se habían pegado más la una con la otra. De pronto Maria recargaba la cabeza en el hombro de Darcy o a la inversa. Hablaron de sus clases, de cosas graciosas que pasaron en su día, de lo raro que se veían las ramas del árbol frente a ellas, del chico que pasó y las miró como si estuvieran locas por cantar Barbie girl, jugaron un poco con la crema que traían los cupcakes antes de comerlos.

Después quedaron en un silencio increíblemente cómodo. Darcy estaba acostada, usando como almohada las piernas de Maria, ambas mirando el cielo completamente oscuro, era difícil que se vieran las estrellas, pero lo hacían como un momento de relajación. Incluso Darcy soltaba algunos suspiros desde que Hill había comenzado a acariciar con suavidad su cabello.

 

—Esto es agradable — murmuró Maria, también soltando un leve suspiro. Dary sólo asintió — Me gusta.

—Podemos repetirlo cuando quieras.

 

No tenían idea de qué hora era, no se habían molestado en tomar sus teléfonos para mirar la hora, igual se permitieron quedar unos minutos más así, hasta que tuvieron que recoger todo para marcharse. No podían estar toda la noche ahí y de aquella forma.

Ya en el edificio, dirigiéndose cada una a su dormitorio, todo seguía con esa tranquilidad y una sensación agradable. El dormitorio de Maria estaba primero, por lo que Darcy tendría que despedirse y continuar su corto camino hacia su propio dormitorio. Se habían sonreído, pretendía sólo hacerle un ademán e irse, pero Maria lucía tan linda, más con esa sonrisa que le dirigía. Darcy no tuvo que pensarlo mucho para acercarse y plantarle un primer beso en la mejilla, pero que después se escurrió hasta los labios cuando se sintió bienvenida. Y ahí estaban, besándose en pleno pasillo.

Aun de espaldas a la puerta, Maria había echado su mano hacia atrás buscando la perilla de la puerta y la abrió, en cuanto se escuchó el click de la puerta, Darcy se separó del beso. Maria se asomó a la habitación y la encontró vacía. Un poco de nerviosismo vibró en su pecho por lo que estaba a punto de hacer, pero lo quería. Tomó la mano de Darcy y la condujo al interior del dormitorio cuando ésta no opuso resistencia.

Al inicio de ese día no se hubiera imaginado que en algún punto de la tarde Darcy aparecería para proponerle hacer un picnic nocturno, mucho menos pensó que se la pasarían bien, y claro, tampoco que resultaría con las dos haciendo el amor.

 

*~~*~~*~~*~~*

 

El resto de la semana fue tranquila a pesar de que en ella llegó el cumpleaños de Tony, pero tal como el castaño lo había dicho con anterioridad; no quiso hacer la gran cosa. De hecho, no lo celebró de ningún modo. Sólo obtuvo felicitaciones de sus amigos, incluido Steve: un dulce beso y un abrazo que le pareció que duró más de lo normal. Fuera de eso, los días restantes fueron simples, incluso, en éste fin de semana no parecían tener nada organizado. Nadie había propuesto ir a alguna fiesta o cualquier tontería. Quizá se la pasarían en parejas. Loki ya había dicho que iría a casa por asuntos que su padre quería atender con él (seguramente más cosas con su viaje), Bruce estaría con Clint, Natasha seguramente con Bucky, y Darcy…, tampoco le había dicho nada. Eso dejaba a Tony sin planes para el fin de semana.

Simplemente estaba tumbado en su cama mirando cómo Loki terminaba de empacar unas cuantas cosas en un bolso para irse a casa. Unos minutos después sonó el móvil de Loki y se despidieron porque el chofer ya había llegado por él. Y quedó solo en el dormitorio sin ganas siquiera de levantarse e ir a molestar a alguien. Bien, ese sería el plan, quedarse en la cama como perdedor, o quizá también podría ir a casa con su padre. Ya estaba eligiendo entre una de esas dos opciones cuando alguien llamó a la puerta. Podría ser que hubiese una tercera opción detrás, por ello, aun con pereza, se levantó y fue a abrir.

 

—Tony… — oh, Steve con una suave sonrisa. Y el corazón de Tony comenzó a ir un poco más de prisa.

—¿Qué pasa? — le sonrió, haciéndose a un lado para dejarle pasar.

—¿Ya tienes planes? — mierda, Tony no entendía porque esa pregunta le hizo ponerse ansioso. Sólo reaccionó a negar con un movimiento de cabeza — Es que pensaba…

—¿Si? — le animó a continuar, porque Steve también se notaba nervioso. Si se detuviera a observar la situación, se daría cuenta de que se ven muy tontos.

—Iré a casa y no sé si tú…, si tú quieras venir para ver a West…

—¡Sí! Digo…, sí, ya extraño a mi bebé — Steve soltó una leve risita, y a Tony le pareció que se veía precioso haciendo eso. Esperen, ¿precioso? Se abofeteó mentalmente por pensar tan cursi y estúpidamente.

—De acuerdo. ¿Te parece bien si nos vamos en un par de horas?

—Claro.

—Podemos irnos en mi motocicleta…

—Sabes que no me molesta llevar mi auto.

—Bien, como tú te sientas cómodo — ambos se asintieron con una sonrisita. Con la misma torpeza, Steve se fue acercando de vuelta a la puerta — Pasaré por ti.

—Ok… — y de nuevo quedó solo, aunque ya sin ese sentimiento de aburrimiento.

 

———————————

 

Era notorio el cambio entre ellos, pues ahora el viaje en auto había sido en completo silencio, bueno, no realmente así. Hubo música durante todo el trayecto, pero no había charla, sólo habían cruzado unas cuantas palabras cuando era necesarios. Ciertamente era un poco incómodo. Y mientras que Tony se concentró sólo en el camino y conducir, Steve parecía querer hundirse en el asiento y esconder unos cuantos suspiros imbéciles. Es que se sentía esa tensión, pero no era como si deseara que Tony no estuviese ahí, es decir, él le había invitado. Lo quería seguir sintiendo cerca, como si nada hubiera pasado, pero era complicado. Se habían confesado, se habían rechazado, habían acordado continuar como antes, así que tenía que intentarlo.

 

—¡Llegan justo a tiempo! Recién termino de prepararles algo para que coman — les dijo Sarah apenas les abrió la puerta. Seguidamente les abrazó y les dio un dulce beso en la mejilla. Tony no podía dejar de sentirse apenado por sus gestos tan tiernos; procurar tenerles comida casera, que le recibiera tan bien en su casa y que le salude como a su hijo…

—Gracias — murmuró Tony, dedicándole una sonrisa que fue devuelta con más ternura.

—¡East!

—¡West!

 

Ambos habían exclamado con emoción al ver como ambos canes se acercaban corriendo hasta ellos con demasiada emoción. Tony cargó a West entre sus brazos y Steve acariciaba a East mientras le decía un montón de esas cursis palabras que todos estaban acostumbrados a escucharle. Sarah soltó una leve risita y les platicó como les había ido esos días. Realmente, desde que dejaron a West ahí, iban con más frecuencia a visitarle, así que no había mucho que contar. La señora Rogers ya se había acostumbrado totalmente a West y a las visitas de Tony.

Luego de unos minutos de charla ahí en el living todavía jugando con ambos perritos, Sarah les recordó que era momento de la comida. Steve se dirigió a la cocina junto con su madre para poner la mesa, y Tony se ofreció a ir al jardín para ser él quien llenara los tazones de West y East. Los dos perritos estaban muy inquietos, correteando de un lado para otro, brincando cerca de él, queriendo llamar su atención para que siguieran jugando, hacían reír a Tony. Cuando terminó de servirles las croquetas y el agua, volvió al interior de la casa, pasando primero al sanitario para lavarse las manos y luego dirigirse hacia el comedor. Se dio cuenta de que ya se movía con toda libertad en esa casa, con mucha familiaridad, y eso le hizo sonreír ladinamente. Si Howard lo viera...

Se reunieron en la mesa y la comida también fue un poco más silenciosa de lo común, pero al parecer no lo suficiente para que la señora Rogers lo notase, pues no les hizo ningún comentario y parecía tan animada como siempre al verlos ahí. Aunque en un momento puso una expresión pensativa y seguidamente miró a Tony con ojos ligeramente abiertos.

 

—¿Qué fecha es? — preguntó, todavía con esa expresión. Tony apenas iba abrir la boca para responder cuando la señora volvió a hablar — ¡Oh por Dios! Ya fue tu cumpleaños, ¿verdad, Tony?

—Sí, el miércoles.

—Oh no. Olvidé hablarle a Steve para que te felicitase de mi parte — parecía apenada — Pero ya que estás aquí te daré personalmente un abrazo de cumpleaños.

 

Seguía sin creer lo dulce que es Sarah Rogers, lleva meses de conocerla, casi un año y le sigue pareciendo casi irreal que una persona pueda ser tan noble. Steve era un maldito afortunado al tener una madre así, y lo sabía, parecía tan orgulloso de toda su familia. Tony apostaba que de nuevo estaba ruborizado, una reacción que sólo la señora Sarah lograba, y que Steve a veces aprovechaba para burlarse, pero ahora simplemente le había mirado con una sonrisa tierna, tal vez pendiente de los pensamientos de Tony.   

Ya era predecible el que Steve terminase por lavar los platos y Tony se había acostumbrado a ayudarle, ya sin quejas o berrinches. Era una escena muy común cuando iban a su casa. Sarah les sugirió que llevasen a los perritos a dar un paseo antes de que se hiciera más tarde y ellos aceptaron.

Cuando volvieron a estar sólo ellos dos el silencio volvió. Iban a paso lento sobre la acerca, cada quien sosteniendo una correa, a pesar de que ambos tenían leves sonrisas los únicos de verdad felices eran East y West. A unas calles había un parque muy pequeño, pero igual era bueno para que los canes estuvieran jugueteando en el césped, mientras ellos también se sentaron en el suelo, dejándolos libres un momento. Sólo los veían, no se miraban entre ellos, y no sabían qué decir.

De vez en cuando, West y East hacían cosas graciosas y a Tony se le escapaba una risita, era en esos momentos cuando Steve no podía resistir a girar el rostro para mirarle. Tony lucía demasiado lindo feliz, quizá todas las personas parecían bien estando felices, pero a Steve le hacía sonreír instantáneamente el ver ese semblante alegre en Tony. Desde hace mucho tiempo era así, pero apenas lo había reconocido, apenas era consiente sin engañarse a sí mismo del calor en el pecho que sentía al verlo así, al tenerle cerca, al compartir momentos así de íntimos con él. Hasta su madre estaba totalmente acostumbrada a Tony. Dios, se le salió un profundo suspiro al recordar cosas que había hablado con Tony respecto a si se llegaba a enamorar de un hombre y el que enfrentaría a su madre con la verdad. Steve ya estaba enamorado de un chico, pero sólo eso, seguían siendo amigos, por lo que no había llegado el momento de arriesgarse a perder el amor de su madre. Cuando se dio cuenta de que Tony también se le quedó mirando, fue que se sintió ansioso. Quería…

 

—¿Puedo besarte? — estuvo seguro de que se le salió más en un susurro, pero no fue problema para que Tony le escuchase, pues estaban sentados uno al lado del otro.

—¿Eh? — Tony abrió un poco más sus enormes ojos. Steve entró en pánico.

—Perdón, yo pensé….

—Sí puedes — también susurró. Ambos se acercaron un poco más, Tony comenzó a inclinar su cabeza. Ya estaban cerca cuando se detuvo — No, espera. ¿Y si alguien que conoces no ve?

—Es cierto — Steve se lamentó, hasta de ese “riesgo” se había olvidado.

—¿Regresamos?

—Sí.

 

Sus pasos de regreso a casa fueron incluso más lentos, ayudaba ahora que al parecer East y West se habían cansado de tanto jugar. Tony y Steve no volvieron a cruzar palabra. Al llegar a la casa llevaron a los perritos hasta el pequeño jardín y se adentraron a la casa cuando escucharon un llamado de Sarah. Siguieron su voz hasta el comedor de nuevo, Steve fue el que llego primero y sonrió enternecido, pero cuando Tony llegó fue más sorprendido.

 

—¡Feliz cumpleaños, Tony! — exclamó Sarah con una gran sonrisa. Los ojos de Tony seguían sorprendidos y no sabía qué hacer al ver sobre la mesa ese pequeño pastel con una velita colorida encendida. Justo cuando había pensado que la señora Rogers no podía ser más tierna.

Oh! Yo… ahm… Muchas gracias — rápidamente también se le dibujo una sonrisa y una mueca muy enternecida, pero seguía nervioso, sin creérselo — Usted no tenía por qué hacerlo…

—No digas eso y ven aquí — le animó Sarah, llamándole con ambos brazos extendidos. Tony se acercó y aceptó el efusivo abrazo — Lo hice porque eres un buen muchacho.

—Gracias, en serio gracias — le dijo con toda sinceridad, aunque muy pronto volvió a él un nudo en la garganta, no sentía que se merecía ese trato de la madre de Steve, no después de todo lo que pasó.

 

Pero la actitud de la señora Sarah no le permitía seguir sintiéndose mal, pronto podía volver a él un calorcito agradable en el pecho por sus gestos tan maternales. Giró hacia Steve para sonreírle y su sonrisa fue devuelta, aunque también se notaba en él un poco de vergüenza. Compartieron el pastel y entre la charla la noche llegó. Inevitablemente, Sarah les recordó que era mejor que se quedaran a que condujeran tan tarde para irse, y como era de esperarse, ninguno de los dos debatió.

Como también acostumbraba, le recordó a Steve que se quedara en el sofá para que en la cama se quedara Tony. Aunque ahora no sabrían qué hacer, es decir, siempre le daban la razón a la señora Rogers, pero bien sabían que a hurtadillas Steve terminaba de vuelta en la habitación y ambos dormían juntos, sólo que ahora quizá no era lo mejor.

 

—Buenas noches — Sahara les había dicho por último, al dejar las sábanas y una almohada en el sofá. Subió las escaleras rumbo a su habitación, dejándolos en el living, sabía que era pronto para ellos.

 

Permanecieron jugando videojuegos, sin tener la necesidad de hablar o mirarse muy seguido, tal vez sólo para mirarse asesinamente y hablarse para insultarse en voz baja por algo que no les haya gustado en el juego, igual de pronto se sonreían, así que no era muy malo. Cuando se aburrieron de eso, pasaron a ver una película, algo que encontrasen en la televisión. No importó que la película que se decidieron a ver ya tenía varios minutos de haber comenzado, sólo querían seguir matando el tiempo.

Había pasado un tiempo considerable desde que su madre se fue a su habitación, así que Steve consideró que ya estaría dormida, por lo que poco a poco se fue acercando a Tony. Primero quedó hombro con hombro, para a los segundos entrelazar su mano con la de él. Stark le miró con curiosidad al principio, pero luego le sonrió y apretó el agarre. Un minuto más tarde, recargó su cabeza en el hombro del otro. En un momento en que vio que Tony giró a mirarle, no lo desaprovechó y se acercó para juntar sus labios.  Se besaron lento, sin ninguna prisa aparente. Poco a poco, Tony fue quedando de espaldas al sofá con Steve encima de él.

 

—¿Vamos a mi habitación? — Steve le cuestionó en un susurro. Tony le asintió sin dejar de mirarle atentamente.

 

Lo más silenciosamente posible subieron las escaleras y cerraron la puerta de la habitación. Aun en pie reanudaron el beso. Tony le abrazó por la espalda y Steve llevó sus manos hasta la cintura ajena para meter con suavidad las manos bajo la camisa de Tony. El beso poco a poco iba tornándose más intenso, un poco más rápido, apretando más fuerte los labios y una desvergonzada lengua apareciendo.  

Steve acorraló a Tony contra la pared, llevó sus besos ahora hasta el cuello y sus manos descendieron hasta agarrar uno de los muslos provocando que Tony elevara una pierna a enredarse en su cadera. Se apretó más a su cuerpo, lo hizo soltar el primer gemido, aunque éste se escuchó diferente, no era propiamente de excitación. Steve le miró al rostro un breve momento, vio a Tony un poco perdido y para no darle tiempo de dudar, volvió a besarle, ésta vez con más fogosidad.

 

Mmnp… Espera — Tony rompió el beso, ladeando el rostro, aunque seguía sin poder separarse por completo de Steve al estar entre él y la pared —No puedo hacerlo…

—… Está bien — Steve se hizo a un lado para dejarle libre. Tony no se dignaba a mirarle.

—No me siento con ánimo — se excusó — Lo siento.

—No tienes por qué disculparte.

—Yo… dormiré en el sofá — sin darle tiempo de debatir, se había salido rápidamente de la habitación.

 

*~~*~~*~~*~~*

 

Los días que siguieron a esa noche en su casa no volvió a hablar con Tony, al menos nada relevante. Se continuaron viendo por los pasillos de los edificios de la escuela, pero no se reunieron para pasar algo de tiempo ellos solos. Cada vez se estaban alejando más y no se sentía con el derecho de hacer algo al respecto aunque le invadieran las ganas de tenerlo cerca.

Sus amigos se seguían manteniendo al margen, sin presionarlo para que hiciera algo, sin hacerle comentarios agresivos al respecto, aunque era obvio que se percataban de la situación. Era notorio el distanciamiento que mantenía con Tony. Tal vez por eso Bucky y Tasha se habían mantenido más pegados a él, queriéndole animar con sus tonterías, distrayéndolo al pasar el rato con él.

Justo esa tarde habían ido por él, alegando que rían al cine. Steve quiso negarse, porque Dios, no quería hacer mal tercio en sus citas, aunque a veces no se sentía así; se sentía como antes, cuando todavía Nat y Buck eran amigos y salían en ese mismo plan. Igual no quería incomodar, pero ya sabía que igual lo arrastrarían y si lograba escabullirse, Natasha terminaría matándolo. Así que ahí iba, bajando las escaleras junto con ellos, Natasha en medio de los dos y colgada del brazo de ambos. Estaban en los últimos escalones para llegar a la planta baja y salir de ahí, cuando a lo lejos, justo en la entrada del edificio, venían llegando Darcy y Maria, riendo muy coquetamente y con sus brazos entrelazados. Inmediatamente una sonrisa maliciosa se dibujó en los labios de Natasha.

 

—Vaya, vaya… ¿Ya vieron eso? — Natasha les murmuró.

—Llevan días saliendo juntas de nuevo — comentó Bucky.

—Se están involucrando de nuevo~ — canturreó con su sonrisa maliciosa todavía. A unos pasos miraron como ambas chicas se separaban sonriendo, ya que Darcy se iba con otro grupo de amigos que se topó, mientras que Maria pretendió dirigirse a las escaleras, ahí fue cuando los notó a ellos.

—Hola — Hill les saludó, aparentemente de muy buen humor con una gran sonrisa.

—Hola, amiguita — dijo Nat, sin quitarle sus traviesos ojos de encima — ¿Dónde andabas?

—Fui al cine con Darcy — respondió como si nada.

—¡Están saliendo de nuevo!

—No estamos “saliendo” — Maria dibujo las comillas en el aire — Nunca salimos. Sólo…, pasamos el tiempo.

—Pues se te ve muy feliz pasando el tiempo con Darcy — Steve le dijo y le guiñó un ojo. Natasha asintió, dándole la razón.

—Me agrada — se encogió de hombros, pero esa sonrisa persistía.

—Vaya que te agrada — Bucky comentó juguetón.

—Como sea — se le escapó una risita risueña — ¿Ustedes a dónde van?

—Al cine. Coincidencia, ¿no?

—¿Quieres venir? Elegiremos una película distinta a la que hayas visto con Darcy — Bucky le propuso, pero fue Steve quien le echó unos ojitos suplicantes. Maria ya se imaginaba que no se quería sentir incómodo saliendo solo con la parejita.

—Ok, vamos.

 

Terminaron por ver una película animada, dirigida más específicamente para niñitos, pero igual les provocó reír. Disfrutaron la función, las popcorn, sus sodas y los caramelos que habían comprado para acompañar la película. Steve tenía que admitir que aunque fuese así de sencillo, disfrutaba pasar el tiempo con sus mejores amigos.

Al salir de la sala de cine, Bucky hizo el comentario de que tenía hambre, como si toda la basura que comieron mientras miraban la película no hubiera sido suficiente. Aunque Natasha también dijo lo mismo. Así que los cuatro se dirigieron a una pizzería a continuar su tarde de amigos. Bucky y Natasha parecían tan alegres como siempre al estar juntos, Maria continuaba con su sonrisa porque al perecer seguía siendo un buen día para ella, y Steve sinceramente también la estaba pasando bien.

 

—Ah~ Hace mucho que no salíamos así, sólo nosotros cuatro — comentó Natasha, sonriéndoles dulcemente a todos — Y es tan agradable.

—Hay que hacerlo más seguido — Maria propuso.

—También durante las vacaciones — opinó Bucky.

—Sí, hombre — suspiró Steve — No sé porque dejamos de hacer estas saliditas — La pizza llegó a su mesa y rápidamente todos tomaron una rebanada.

—Porque nos juntamos con una bola de tarados salvajes — Bucky le dijo, para en seguida darle un mordisco a su rebanada.

—Y porque todos comenzaron de novios. Ustedes dos — Maria señaló a James y Natasha — Steve con Peggy, luego sus escapadas con Tony…

—Tú con Darcy — contratacó Steve, con una maliciosa sonrisa

—No salíamos — negó de inmediato.

—Ya no sé quién es más tonto —Natasha parecía divertida. Tomó una servilleta para limpiar sus labios y seguir hablando — Si tú o Steve al estar negando algo tan obvio con su respectivo amor.

—Ambos son tontos — le apoyó Bucky, también divertido — Simplemente hoy que te vimos con Darcy te veías como toda una enamorada.

—¡Eso es cierto, mujer! Estas cayendo por ella otra vez — Steve intervino.

—Saben qué — Maria tomó una profunda respiración antes de continuar. Por un momento pensaron que tal vez se había molestado, pero una sonrisita se dibujó en sus labios — Tienen toda la maldita razón.

—¡Lo sabía! — celebró Natasha — Hasta que lo admites.

—Pero ahora es en serio — Hill aclaró.

—¿Hablas de que tal vez la quieras, y ya no sólo como amiga? — Steve le cuestionó, con una sonrisa al igual que sus otros amigos.

—Sí — parecía avergonzada de admitirlo.

—¿Ya le dijiste algo? ¿Lo hablaron? — Bucky quería saber.

—No le he dicho nada. Apenas hace unos días me di cuenta de cómo la quiero. Pero sí se lo diré.

—Oh por Dios. Estoy tan feliz — Natasha casi gritó.

 

De pronto pareció que los cuatro desbordaban más felicidad. Steve estaba seguro de que estaba muy feliz por Maria, pero en un pensamiento inoportuno tal parecía que se le estaba mostrado que era verdad que él no estaba hecho para algo así; un compromiso de amor. A sus amigos les había pasado enamorarse y les había ido bien, con altas y bajas pero habían sido correspondidos y sabían trabajar junto a su pareja toda la situación. Incluso si Thor y Loki fracasaron, al principio no fue así, igual experimentaron el sentimiento tan envidiado, y ahora ya separados tenían toda la oportunidad de volver a encontrar alguien con quien volver a experimentar aquello. Steve sentía que incluso no le sería fácil superar lo ocurrido con Tony.

 

 


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