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Stupid youth. por LynValo

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Notas del capitulo:

Espero disfruten este capítulo. Supongo que esperaban mucho este momento en la historia :3 

 

Había convencido a Natasha de hacer una tarde de películas. Desde la mañana le había confesado que tenía ganas de pasar el rato así, mirando películas bobas y tal vez comiendo pizza. Natasha le apoyó en su idea. Maria necesitaba hablar con una amiga para sentirse mejor, para que con el pretexto del momento a solas dejase de guardarse todo en el pecho y expulsar todo lo que sentía, que todavía no sabía muy bien ni qué rayos era, pero la sensación que le dejaba era muy molesta.

En la noche, Natasha volvió al dormitorio acompañada de bebidas azucaradas y la pizza. Maria eligió la película y al principio sí fingían prestarle atención, aunque después comenzarlo una charla, casi olvidándose de la película, más no de la pizza. Conforme pasaba el tiempo y en la charla de pronto se mencionaba a Steve, la mueca en Hill se fue transformando, y se iba quedando más en silencio, hasta que Natasha notó que el momento de hablar en serio llegó.

 

—¿Qué te pasa, amiga? — Romanoff le preguntó y  Maria se quedó en silencio, dio un par de sorbos a su jugo y lo pensó antes de responder. Sin embargo, Natasha le espero paciente.

—Ayer en la noche, Steve y yo terminamos.

—Lo lamento…

—No, está perfecto. ¿Sabes? Era lo mejor. Sólo que me siento tan rara.

—¿Por todo lo que ha pasado?

—Sí.

—¿Por qué terminaron?

—Creí que estaba embarazada — confesó. Natasha se vio sorprendida y ambas se miraron — Hace cuatro días le platiqué mis sospechas. Yo estaba vuelta loca, no sabía ni qué pensar al respecto, él intentaba tranquilizarme, pero igual parecía más en shock. Ese día estuvimos más histéricos que otra cosa, pero ya después él trataba de que hablásemos con seriedad. Y ya sabes, con todo eso, el pensar que quizá sí tuviese un hijo…, justamente de él…, con todo… todo lo que siento y lo que él también siente. Fue muy duro. No podía imaginármelo. Estaba en pánico. Incluso pensaba en el aborto, romperle el corazón a Steve, porque sabemos que él lo querría sin importar nada. Luego me hice la prueba de embarazo y salió negativa. Nat, no sabes lo aliviados que estuvimos los dos. Fue quitarnos un gran peso de los hombros y sólo al llegar a ese punto supimos que ya no podíamos seguir así. Volvimos a platicar, pero ahora para deshacer cualquier relación a futuro como pareja. Y ahí se fue otro peso.

—Oh, por Dios… Yo…, ¿segura que ambos están bien con esa decisión?

—Sí.

—Steve no está, y ahora que me dices esto…, me preocupa.

—Está bien. Era lo que teníamos que hacer desde hace mucho. Se siente extraño, pero está bien — suspiró pesadamente — Quizá… quizá sólo necesite serenidad antes de ir por lo que nunca dejó de querer.

—¿Y tú irás tras…?

—Hice mucho daño…, quiero estar sola por mucho tiempo — soltó un suspiro pesado — Cómo me gustaría que todos volviésemos a ser tan amigos como antes. Steve prometió que sería así, pero con Tony no sé si él lo quiera, y con Darcy mucho menos se podrá.

—Ella todavía te quiere, quizás…

—El problema es que yo ya no la quiero igual — declaró apenada, seguro se escuchaba como toda una insensible.

—Vaya…

 

*~~*~~*~~*~~*

 

Steve le explicó a su madre cómo habían ocurrido las cosas con Maria, le aseguro que la quería mucho, pero ambos sabían que no era suficiente para más que una amistad, incluso lo de la falsa alarma en cuanto a lo del embarazo, todo lo que ambos sintieron y porque fue mejor tomar la decisión de terminar. Que creyeron que su cariño podía mantener un noviazgo, pero no significaba eso, que fue una mala decisión comenzarlo, pero que no merecía arrepentirse. Que todo estaba bien entre ellos.

 

—Es mi mejor amiga, pero nada más — concluyó un poco más sereno al platicarlo con su madre, la cual había permanecido atenta y ahora parecía meditarlo. Tras un suspiro le sonreía suavemente con un deje de compasión.

—Ya veo, hijo. Son tus decisiones, y tú sabes qué es lo mejor para ti — llevo su mano a una de Steve para darle un apretón — Pero…, ahora que mencionas lo de amigos, ¿qué ha pasado con Tony? Se notó hace un momento que entre ustedes dos no están bien — Steve no pudo evitar ponerse nervioso, y un tanto más triste.

—Hace mucho que nuestra amistad terminó…

—¿Pero por qué? — parecía muy sorprendida.

—Por idiotas. Así somos — quiso convencer de que le restaba importancia, incluso soltó una risita al final, risa que salió muy amarga.

—Steve…, cariño… — le llamó preocupadísima, y ahí Steve notó que las lágrimas ya escurrían de sus ojos sin prevenirlo.

—Todo ha sido muy difícil, mamá — exclamó antes de dejarse llevar por completo por el llanto que tanto había querido guardar. Recargó la frente en la mesa y llevo sus brazos para cubrir su rostro, no tardó en sentir un abrazo delicado pero cálido de parte de su madre.

 

*~~*~~*~~*~~*

 

Los primeros minutos mantuvo el silencio en el auto, pues Howard ya se imaginaba que los pensamientos en la cabeza de Tony se habían vuelto a alborotar al ver a Steve. Al menos desde su perspectiva, era claro que algo difícil pasaba entre ese par, más obvio después de haber visto en el pasado cómo se miraban y trataban melosamente, para ahora sentir la tensión y la frialdad. Con haber visto la mirada que Steve le daba a Tony, Howard estaba seguro de que ese chico estaba tan herido como vio a su hijo.

 

—Fuiste más cortante de lo que imaginé — por fin se decidió a hablar algo. Mantuvo su vista en el camino, pero de reojo miró cómo Tony seguía acariciando a West con la mirada un poco perdida.

—Ya no lo puedo controlar — se recargó por completo en el respaldo del asiento, mirando al tablero como si fuese tan interesante — Duele mucho el sólo verle. En el pecho, como si una mano estuviese revolviéndome todo dentro. ¿Te ha pasado?

—Claro que sí — suspiró suavemente — Y apuesto a que Steve lo sintió igual.

—No lo sé.

—¿No viste su rostro? ¿Esos ojos? Dios Tony, creo que de verdad se hirieron.

—Lo sé.

—Pero al mismo tiempo es obvio que se siguen queriendo. Pero sigue el miedo.

—Es mi culpa.

—No es culpa de ninguno de los dos. Pero traten de enmendar las cosas. No dejen que algo tan lindo se pierda…, o hasta podrías arrepentirte.

—Sólo quiero dejar de sentirme tan estúpido, tan triste, tan mal… Y también lo quiero a él de vuelta.

—Todo se solucionará, ya lo verás — Tony le asintió.

—Papá…

—¿Si?

—Quiero una hamburguesa — Howard volvió a sonreír. A pesar de los años, a Tony le seguían animando las hamburguesas.

—Claro.

 

*~~*~~*~~*~~*

 

—Hijo…, hijo…, por favor, ya no soporto verte así. Dime qué pasa — rogaba Sarah, incluso en sus ojos podrían acumularse las lágrimas. Mirándola largo rato, fue que Steve tuvo que decidir que ese era el momento de contarle todo. Ya no ocultarle algo tan importante para él.

—Amo a alguien — soltó — Estoy enamorado de esa forma que solías contarme. Siento por una persona todo lo que tú me decías sentir por papá…

—¿Pero por qué estás tan triste? ¿Es Maria de quien estás enamorado? Tú puedes…

—No es a ella. Ya te dije todo acerca de nosotros — suspiró pesadamente — Es algo que no te he contado.

—¿Qué es?

—Casarme, tener hijos, esposa perfecta, mudarme a un vecindario tan tradicional como éste…. No sé si podré con eso.

—Corazón, no tienes por qué hacerlo a la fuerza — le aclaró angustiada de que su hijo le haya interpretado así. Aunque aceptaba que tal vez insistía con ese tema un poco — Claro que es lo que me gustaría para ti, pero primero está tu propia felicidad.

—¿Y si la persona a la que elijo es diferente a todo lo que imaginas? ¿Qué tal si es extranjera, o tiene otra religión, y si prefiere la unión libre y no tener hijos, o…?

—Si tú la amas todo estará bien.

—¿Y tú estarás bien? — Sarah le asintió — ¿En serio?

—Eres mi hijo, mi todo. Claro que si tú estás bien yo lo estaré.

—Ojalá no mientas mamá — en ese punto Steve lucía nervioso, así que Saraha desvaneció un poco su sonrisa y le miró atenta.

—¿Ya hay alguien?

—Sí.

—¿Quién?

—Sabes, mamá…, también eres todo para mí y por ello ya no quiero seguir ocultándote cosas — le miraba con miedo y sinceridad, las manos le temblaban un poco. Sarah se encontraba más preocupada — Tal vez ya no me vas a querer igual, pero no puedo seguir así.

—Dime qué pasa — rogó una vez más.

—Amo a Tony.

 

Y el silencio se instaló, al igual que un ambiente tenso. Mientras Steve dijo su confesión había desviado la mirada, asustado de lo que pudiese ocurrir. Pero ahora, ante la larga pausa, sintió la necesidad de mirar a su madre. Ella ya no le miraba, parecía en shock, respiraba un poco más agitada. Las lágrimas volvían a salir de los ojos de Steve e incluso sintió que el aire le abandonó por un momento. Casi le grita que lo perdone, pero mejor se mordió los labios. ¿Para qué retractarse con una disculpa de lo que acaba de confesar? ¿Lo valdría, asegurarle que iba a cambiar, que no le iba a avergonzar con tal de que ella fuera feliz y no lo alejase de su vida? ¿Sacrificar quien en realidad es?

Sarah continuaba sin mirarle y Steve seguía paciente esperando alguna reacción, una palabra, pues en momentos su madre abría un poco los labios como queriendo decirle algo, pero en seguida se retractaba y sólo lucía más incrédula. La vio agachar más la mirada y comenzar a negar con la cabeza. Steve debió de haberlo sabido, lo iba a negar, y él no podía con esto. No podía soportar directamente el rechazo de su madre. No. No. No.

Echó la silla en la que estaba sentado hacia atrás con brusquedad, para ponerse en pie y salir de ahí lo más rápido que le permitieron sus piernas. Corrió por la acera, alejándose de la casa. Su corazón latía desordenado y dolía, las lágrimas se habían detenido pero en sus ojos quedó un ardor. Nada de eso le impidió seguir corriendo, cada vez más lejos, sin un rumbo fijo, sin fijarse mucho qué se atravesaba en su camino. Estaba comenzando a anochecer y él ni siquiera había notado lo oscuro de las calles. Sólo se detuvo hasta que sus piernas dolieron y su pecho ardía por el esfuerzo.

Todavía sin fijarse dónde se había detenido, se fue dejando caer en el pavimento para sentarse y recuperar poco a poco el aliento. Flexionó sus rodillas y entre ellas hundió por unos momentos su rostro, pues necesitaba dejar de sentir el aturdimiento. Un minuto después volvió a elevar el rosto, ya tenía calmada su respiración y miró alrededor; no ubicaba con precisión dónde estaba, pero no importaba, el cielo estaba oscuro y la calle era iluminada por los postes de luz.

Después de unos minutos volvió a caminar. En cuanto más avanzaba y salía por otras calles comenzó a ubicarse más, así que ya no caminaba sin un rumbo fijo. Evitó una pequeña plaza comercial que estaba cerca y siguió caminando mientras esculcaba en sus bolsillos, apenas dándose cuenta de que sí había cargado con su teléfono móvil y que traía veinte dólares. Llegó a donde había una iglesia, no sabía de qué religión era y ni le interesaba, pero estaba rodeada por un pequeño jardín. Decidió a irse a acostar al pasto de ese jardín, a un costado del frente de la iglesia, aunque ésta ya estaba cerrada. Ahí permaneció, como un sintecho, ahora pensando en qué iba a hacer si sentía que se había quedado sin nada.

Estuvo ahí demasiado tiempo, quizá fueron horas y a él seguía sin importarle mucho eso. Varias veces ya había vibrado su móvil mostrando en la pantalla que su madre le estaba llamando. Sin estar de seguro de por qué lo hacía, Steve desviaba las llamadas. ¿Y si sólo le llamaba para decirle que la llenaba de vergüenza y ya no lo quería ni ver? ¿O si hacía como si nada y le pedía que olvidarán aquello y que Steve negara todo lo que siente o llegue a sentir después por otra persona? No. Cualquier escenario que se imaginaba le seguía partiendo el corazón. Y quizá fue toda esa angustia, tristeza y lágrimas, pero comenzó a sentir una pesadez tremenda, quería dormir. Incluso estaba considerando quedarse a la intemperie en el duro suelo, y en eso su móvil comenzó de nuevo a vibrar, sólo que ahora era Bucky. Entonces aceptó la llamada.

 

—¿Qué hay, Buck? — le respondió tan casual, como si nada jodido le estuviera pasando, pero no tenía por qué molestar a su amigo.

—¡Steve! ¿Dónde pitos estás? — más que molesto, sonaba preocupado.

—Por ahí — le respondió con duda — ¿Qué pasa?

—¡Tú madre me acaba de llamar preocupada porque no tiene idea de dónde estás y no le respondes las llamadas! Si no estás en casa ni en la escuela, ¿dónde estás a estas malditas horas?

—Como a veinte minutos del vecindario. Ya tomé un rincón cómodo junto a una iglesia, no te preocupes.

—¿Qué? ¿¡Que no me preocupe!? — le gritó demasiado fuerte, Steve tuvo que despegar el aparato de su oreja por ese momento — No puedes pasar la noche en la calle. ¿Qué te pasa?

—Buck, le dije a mamá la verdad… Le dije lo que pasó con Maria y lo que en realidad siento por Tony, y …

Ahora lo entiendo— ahora su tono era diferente, más apacible —De seguro las cosas no salieron bien, ¿verdad?

—No. Es que yo…

Amigo…, no te molestes en contarme ahora bien qué pasó. Lo que primero quiero es que levantes tu maldito trasero de donde estés y vayas a un lugar seguro, ¿de acuerdo? Y que le hagas saber a tu madre que estás bien.

—No puedo ni verla ni hablarle por ahora.

Ok — escuchó el suspiro de Bucky — Escucha; ve a mi casa. Le llamaré a Rebecca para que ella te abra la puerta y te ayude a que mis padres no se enteren de que estarás ahí, sino ellos le avisarán a tu mamá. Y también le hablaré a tu madre para decirle que me respondiste y que estás bien, pero no me dijiste dónde estabas. ¿De acuerdo?

—De acuerdo. Gracias.

Ve caminando a casa, en un momento te confirmo.

 

Hizo caso a las indicaciones de Bucky y tomó el camino que le llevaría de vuelta al vecindario. Ahora las calles estaban solas, pues ya faltaban pocos minutos para media noche. A medio camino volvió a recibir una llamada de Bucky donde éste le decía que ya había hablado con su madre y que ya le había avisado a su hermana que él llegaría a la casa y que tendría que mantenerlo como secreto. Steve volvió a agradecerle sinceramente.

Cuando llegó a casa de los Barnes, se dirigió a la parte trasera y trató de esconderse para que ningún vecino metiche le viera y comenzaran a hacer idiotas conclusiones. Además, la ventana de la habitación de Rebecca daba al jardincito trasero. Steve marcó el número de la joven y de pronto vio cómo se encendían las luces de esa habitación y Rebecca se asomaba haciéndole un ademán de espera. En un momento ella ya le abría la puerta trasera y haciendo gestos para recordarle que guardaran silencio, se adentraron a la casa y subieron por las escaleras.  Ambos entraron a la habitación de Bucky que sólo era ocupada en vacaciones o en visitas sorpresa.

 

—Gracias, Rebecca — le susurró Steve, todavía manteniendo la precaución de no hacer mucho ruido aunque ya estaban dentro de esa habitación — Lamento despertarte, sé que mañana tienes escuela.

—No te preocupes — también susurraba — Sé que algo malo pasa. Antes de James, llamó tu madre preguntando si estabas aquí. Mi padre respondió, pero dijo que sonaba preocupada.

—¿No sabes qué más le dijo?

—Sólo preguntó si estabas aquí y papá le dijo que no, que James no estaba en casa como para que estuvieras aquí por la noche. Le preguntó si todo estaba bien y creo que tu madre sólo le respondió que sí y colgó — Steve se mordió los labios — ¿Estás bien?

—Sí — soltó un suspiro pesado y se dejó caer en la cama para sentarse — ¿Bucky te contó algo?

—No. Y está bien aunque yo no sepa qué sucede, igual te ayudaré — le sonrió dulcemente — Sé que no peleas con tu mamá, así que imagino que algo de verdad malo pasó y necesitas apoyo. Y somos como hermanos postizos, ¿cierto?

—Cierto — Steve asintió sonriéndole divertido.

—Supongo que ya quieres dormir. Así que ten — le tendió una llave y Steve la tomó — Cierra por dentro, para que, por si a mis padres se les ocurre querer abrir la habitación de James no puedan. Ellos se salen al trabajo poco antes de las 7:00am y yo me tengo que ir a la escuela 7:30. Puedes dormir hasta tarde, pero después salir con cuidado.

—Espero poder dormir.

—Yo tampoco tengo sueño — se encogió de hombros — Suelo dormir como a las dos de la madrugada y después en las clases me da sueño.

—Y yo creyendo que interrumpí tu sueño y que incluso hago que pierdas tu tiempo — le “regañó” un poco divertido, como lo haría un hermano. Rebecca soltó una leve risita — ¿Quieres que conversemos un poco?

—Si tú quieres. No tienes que contarme qué pasó.

—Ya no quiero que sea secreto — decidió. Rebecca caminó hasta sentarse a también en la cama, a un costado de él — Primero dime, ¿cómo crees que hubieran reaccionado tus padres si les confesabas que estabas enamorada?

—Seguramente se reirían — respondió apenada — Y dirían algo como “no sabes lo que dices, eres una niña”. Duh…

—Adultos, no creen que a cualquier edad se puede sentir amor — Rebecca le miró divertida.

—Tú ya estás grande. Eres parte de los aburridos adultos — Steve se fingió ofendido.

—Ah, la adolecente que piensa que los mayores no son cool — le molestó. Ambos soltaron una leve risita.

—Pero supongo que si fuese un poco mayor, y me tomaran en serio, creo que les daría gusto que estuviera enamorada. Uno es feliz con eso, ¿no? De hecho, ahora que James lleva una relación seria con Natasha y está tan enamorado, mis padres sí son felices por eso — terminó de explicar — ¿Por qué?

—Yo le confesé a mi madre que estoy enamorado, pero ella no se alegró ni tampoco se burló.

—¿Pero por qué? — parecía asombrada.

—Supongo que no era lo que ella esperaba.

—Creí que le había agradado tu novia.

—Es que no es de ella de quien estoy enamorado. De hecho, ya ni siquiera es mi novia — le contó con una sonrisita apagada.

—¿Qué hay de malo con la otra persona? — Rebecca parecía comenzar a confundirse — No…, sabes, ni siquiera lo entiendo. Es decir, si tú amas a alguien es tú problema, no asunto de los demás.

—Antes de confesarle toda la verdad, todavía ella me dijo que no importaba si esa persona no era como ella la había imaginado, que sólo importaba mi felicidad, pero… supongo que no es tan sencillo para ella — suspiró pesadamente. Rebecca le miraba un poco decaída — Y sabes…, también le agrada esa persona, lo sé porque convivimos mucho, hasta le tomó cariño.

—¿Entonces cuál es su problema?

—Que es un hombre del que me enamoré — confesó. Vio sorpresa en el rostro de Rebecca, pero no uno exagerado, ni mucho menos repulsión.

—¿Ella no sabía nada al respecto?

—No. Ya sabes cómo son nuestras familias, tienen ideas muy tradicionales y no quería problemas. Pero ya no quiero ocultarle esto, porque de verdad estoy…

—Enamorado — ella le sonrió, Steve asintió — ¿Es de Tony?

—Sí — sonrió con un deje de pena — Supongo que era obvio.

—Demasiado. Es decir, yo no los veía mucho, pero cuando coincidíamos porque lo traías, siempre estaban muy juntos, se miraban mucho y se sonreían como bobos. Y también James me contaba algunas cosas.

—Es un maldito — a Steve se le escapó una leve risita.

—Jamás me dijo directamente de qué iba la situación, pero creo que ya era muy notorio.

 

Mantuvieron la charla sólo por unos escasos minutos más, pues Steve volvió a recordar que Rebecca tendría que ir a la escuela y no quería quitarle más el tiempo. Le agradeció por ayudarle a quedarse y por la charla, y después la chica salió en silencio para dirigirse a su propia habitación y dejarle a solas. Steve no tardó en quedarse dormido.

 

*~~*~~*~~*~~*

 

Howard había hablado en serio al decirle que al día siguiente tendría que volver a sus actividades. A Tony le quedó claro, cuando por la mañana fue despertado por su padre, apurándole para que se regresara a la escuela. Sólo por un breve momento, Tony había hecho berrinche, pues no quería discutir con su padre después de lo consecuente que fue con él respecto a sus sentimientos y al permitir que West se quedara en casa.

Durante el camino habían entrado a su móvil un par de llamadas de la señora Rogers, pero con el pretexto de que iba conduciendo, no respondió. Y tampoco se molestó en devolver las llamadas. No se imaginaba por qué la madre de Steve le estaría llamando y sinceramente tampoco tenía ganas de hablar con ella y hacer su tono feliz y actuar como si nada.

A la hora que llegó a la escuela, sólo alcanzaba a entrar a sus dos últimas clases y así lo hizo. Al finalizarlas fue que caminó hacia su dormitorio, pero al entrar al edificio recordó que tal vez le debía una disculpa a Darcy por haber desaparecido sin decirle nada, así que desvió hacia su piso. Unas cuantas puertas antes del dormitorio de Darcy, se encontraba el de Maria y Natasha, y justo las encontró saliendo de él. Ambas le sonrieron en cuanto lo vieron, sólo que Natasha le sonrió más abiertamente y Maria seguía con la sonrisa un poco avergonzada. Les devolvió la sonrisa y pretendía continuar su camino, pero ellas se detuvieron y Natasha le habló.

 

—Tony, ¿cómo estás? — parecía una pregunta a la cual de verdad esperaba la respuesta, y no algo dicho sólo por educación.

—Bien. West ya apareció y está bien, así que… — de pronto se le había ocurrido que tal vez por ello le preguntaba, pues seguro Steve les había contado lo ocurrido.

—¿¡West se había perdido!? — la pelirroja exclamó con sorpresa, Maria también parecía sorprendida. Correcto, ellas no sabían nada.

—Sí…, ¿Steve no les dijo nada?

—No — ahora le hablaba Maria — Él se fue muy temprano desde ayer sin decir nada y de hecho…, no ha regresado.

—Seguramente está con su madre.

—Yo creí que había contigo… — Hill casi murmuró, Natasha asintió. Tony frunció el ceño, confundido. Si ellas no sabían de lo de West, ¿por qué han de haber creído que Steve iría con él?

—Steve y yo terminamos, creí que… — detuvo sus palabras cuando miró cómo se formaba una mueca de total sorpresa en Tony, y recordó que seguían en el pasillo — Tony…, ¿está bien si hablamos?

 

Apenas fue capaz de asentirle con un leve movimiento de cabeza. Hill volvía a abrir la puerta de su dormitorio y los tres pasaron, porque al parecer a ninguno le incomodaba la presencia de Natasha. Tony sintió como su corazón había comenzado a latir un poco más de prisa e incluso sintió un leve nerviosismo. Ellos habían terminado, pero, ¿qué más podría significarse? No podría comenzar a hacerse un montón de ilusiones imbéciles de inmediato, ¿cierto?

 

—Quiero mucho a Steve… — comenzó Maria, cuando los tres se sentaron en las camas, ella y Tony quedaron de frente, mientras Natasha quedó a un costado de Hill — … pero sólo es la clase de cariño que se tiene hacia un amigo. Y de parte de él es lo mismo. Siempre ha sido así. Ya no podíamos continuar engañándonos, y sobre todo, yo no podía continuar sabiendo que en realidad Steve sigue tan enamorado de ti.

—No…, no creo que él siga enamorado de mí — por un momento la voz le tembló — Y ustedes…, ¿no tienen una razón para continuar juntos? — no sabía cómo explicar que de alguna forma se había enterado del posible embarazo.

—Ninguna. Sólo como amigos.

—Pero, es que yo vi…

—¿Nos viste con las pruebas de embarazo? — Maria adivinó al ver su expresión. Tony sólo asintió — Salieron negativas, fueron tres diferentes.

—Incluso fuimos a que se hiciera la de laboratorio para estar completamente seguras — intervino Natasha — También fue negativa.

—Tony yo…, yo quiero pedirte disculpas. En serio lamento lo que pasó — miró como en los ojos azules comenzaban a cumularse las lágrimas.

—Pero nada fue tu culpa. No tienes por qué pedir perdón…

—Te herí de alguna forma. Yo no quería hacerlo.

—Yo también lo hice contigo, sin intención. Lo siento…

—No, Tony, eso ya quedó atrás — Maria se limpió la única lágrima que había logrado escapar de sus ojos, pues seguía reteniendo las demás — Creo que es mucho pedir después de lo ocurrido, pero… ¿crees que podamos volver a ser amigos?

—Maria…, por supuesto que sí — aceptó de inmediato, sintiendo un leve calorcito en el pecho. El orgullo ya no le serviría de nada, sólo estorbaba.

—Voy a llorar — Natasha sonreía enormemente — ¿Qué hay con Steve?

—Él… no… no creo — la mirada de Tony volvía a decaer — No podemos ser amigos.

—Eso es porque están destinados a ser algo más — le dijo Natasha y los otros dos le miraron.

—Eso se escuchó demasiado cursi — Maria se permitió molestar un poco, ganándose un leve empujón de Nat — Pero es cierto, Tony.

—¿Tú lo sigues queriendo?

—Sigo severamente enamorado de él — confesó sin vergüenza alguna, ambas chicas le sonrieron — Pero no creo que él de mí.

—Dios, Tony. Te aseguro que sí. Steve te ama perdidamente — Maria le dijo con demasiada confianza.

—Confía en nosotras — Pidió Natasha — ¿Quién lo conoce mejor que sus mejores amigas? Puedes preguntarle a cualquiera y te dirá que ese tonto está enamorado de ti. Bucky te dirá lo mismo.

—Ya depende de ti qué quieras hacer.

—Quiero…, no volver a cometer la misma idiotez.

 

Sintió una confianza renovada y el dolor en el pecho se desvanecía. Con la determinación que se había instalado en él, anunció a las chicas que iría a buscar a Steve, confiaba en que se encontrara en casa todavía. No quería esperar a que volviera a la escuela porque — independientemente de que no sabría hasta qué hora Steve lo haría y seguramente Tony no podría con la ansiedad — consideró que sería mejor estar en un ambiente más íntimo o al menos más tranquilo que la escuela al hablar con él.

Después de compartir un largo abrazo con ambas chicas que le desearon mucha suerte, Tony corrió de vuelta a su auto para ir hasta donde pensaba que seguía Steve. Apenas había avanzado unos metros y comenzó a llamarle luego de colocarse el manos-libres, pero algo estaba mal con la red, no daba la llamada. Tony maldijo en voz baja y espero un poco antes de intentarlo una y otra vez.

Mierda. Sólo le quedaba esperar a encontrarlo.

 

*~~*~~*~~*~~*

 

Aunque Howard había mandado a Tony a que reanudara sus actividades, él mismo había faltado de nuevo al trabajo, pero la explicación era simple; el día anterior había dado como excusa que se sentía un poco enfermo y como la confianza que tenían depositada en él era enorme, le habían sugerido que se tomara al menos dos días. Claro que él no renegó, todavía tenía demasiadas cosas en la cabeza en torno a su hijo como para ayudar a concentrarse en el trabajo. Así que hizo caso a la propuesta y permaneció en casa también ese día. Sin embargo, se ocupó organizando documentos que tenía desordenados y había comenzado a chequear algunas propuestas que había pensado para dar a conocer en un futuro en la compañía, también recordó que tenía ideas al azar que había escrito para comenzar a trabajar en ellas, incluso unas dadas por Tony.

No era demasiado tarde, así que tal vez podría comenzar a detallar más algunas de esas ideas vagas para después ponerlas en marcha. Estaba tan concentrado que no había escuchado cuando sonó por toda la casa el timbre de la puerta de entrada, de cualquier modo sabía que los empleados se encargarían de atender el llamado. Sólo prestó atención de nuevo a su al rededor cuando Jarvis apareció a la entrada de su estudio, informándole que alguien le solicitaba con urgencia.

Extrañado se había puesto de pie para caminar rumbo al living donde su visita inesperada aguardaba. No se imaginaba quién pudiera ser. Porque de tratarse de alguno de sus amigos o colegas del trabajo, irían más tarde a verle. Así que fue una gran sorpresa cuando llegó al living y se encontró con Sarah Rogers, de pie esperándole y con una expresión entre preocupada e incómoda.

 

—Es una sorpresa verle aquí, señora Rogers. ¿En qué puedo ayudarle? — aunque de alguna forma le inquietaba el semblante de la mujer, Howard se mantuvo luciendo lo más natural posible. Le hizo un ligero además para que tomase asiento en alguno de los sofás, pero ella sólo negó con la cabeza, así que ambos permanecieron en pie.

—Señor Stark, disculpe que sea inoportuna, pero estoy preocupada por mi hijo.

—¿Qué pasa con Steven? — Howard se extrañó.

—No tengo idea de dónde esté. Desde ayer salió de la casa, no responde mis llamadas, sólo sé que no ha llegado a la escuela porque uno de sus amigos me lo dijo. Hoy sigue sin responder y sin aparecer por ningún lado — parecía desesperada — Intenté llamar a Tony por la mañana, pero tampoco me respondió. Pensé que tal vez pudieran estar juntos, pero todavía es hora de que no sé nada de él. Recordé donde vive y pensé que Tony podría estar aquí y darme alguna razón pero ya me dijeron que él no se encuentra.

—Tony volvió desde temprano a la escuela y ayer estuvo conmigo todo el día. Lo siento, señora Rogers, pero no volvimos a ver a Steve después de haber ido a su casa por las cosas de West — explicó consternado por la situación — Creo que es mejor que acuda con las autoridades. Puedo ayudarle si lo desea.

—Dios, todo es mi culpa — Sarah se lamentó más y sus manos se movieron con nerviosismo.

—¿De qué habla?

—¿Usted conoce bien a su hijo, Señor Stark?

 

———————————

 

Carajo, ya había avanzado más de la mitad del camino y todavía no había logrado comunicarse con Steve. En momentos volvía a invadirle la ansiedad a Tony y aceleraba un poco más, pero casi de inmediato recordaba que todavía quería vivir y regresaba a la velocidad permitida. De acuerdo, intentaría una vez más hablar con Steve. Su corazón comenzó a dar tumbos alocados cuando esta vez la línea comenzó a llamar. Sólo esperaba que le respondiera…

 

—¿Hola? ¿Tony…? — oh Dios, era la voz de Steve con deje de duda, pero ahí estaba escuchándose todavía a través todo el ruido de fondo.

—Steve, maldita sea, al fin respondes — suspiró aliviado.

Algo pasaba con la red — ahí estaban, comenzando una charla sin importancia como si nada. Pero ese no había sido el propósito de hablarse — Dime qué pasa. ¿Estás bien, Tony?

—Sí, sí. Dime dónde estás.

Ya iba rumbo a la escuela, sólo me orille con la motocicleta para responder. ¿Por qué? Tú dónde estás.

—¿Qué tanto has avanzado? Porque yo…, yo iba a buscarte.

No he avanzado mucho, no voy ni a medio camino. ¿Todo está bien?

Steve… ¿me quieres? — y aunque no lo tenía enfrente, Tony sintió un leve calorcito acumularse en sus mejillas.

Tony, yo te amo — mierda, de nuevo los latidos desbocados de su corazón.

—Yo también te amo…

Me alegra oír eso. Quiero decirte tantas cosas.

—Hay que vernos para hablar. Por eso voy rumbo a tu casa.

—¡No! A mi casa no — casi gritó y después se escuchó un suspiro pesado — Le dije a mamá la verdad. Cuando nos veamos te explicaré cómo sucedió.

De acuerdo — también suspiró, ya se imaginaba algo desagradable — Yo también le conté a Howard, pero con él no hubo problema, así que te veré en mi casa. ¿Está bien?

Perfecto, estoy justo en la desviación que me lleva allá.

—Te esperaré, yo ya estoy cerca.

 

Una sonrisa amplia y sincera se instaló en sus labios al cortar la llamada y el mismo gesto le acompañó los pocos minutos que le restaban para llegar ahora a casa de su padre. Llegó directo a meterse en la cochera y correría a darle la buena noticia a Howard, después de todo le había casi prometido que de tener una nueva oportunidad con Steve, no la desaprovecharía. Pensó en ir directo al estudio, y si no se encontraba ahí seguramente estaría en su habitación, sin embargo cuando entró a prisa a la casa, y mientras salía del pasillo que llevaba a la cochera, se dejaba ver el living y distinguió en el a Howard. Casi corrió como niño en navidad para contarle.

 

—¡Papá, papá! — le llamó con una enorme sonrisa y en seguida Howard se giró a mirarle sin moverse mucho de su sitio, aunque se sorprendió de verlo nuevamente ahí — Hablé con Steve y ya vien… — frenó sus palabras y su torpe emoción cuando ya estuvo casi a un costado de Howard y pudo observar que Sarah Rogers estaba ahí.

—Tony… —Apenas murmuró su padre.

—Sra. Rogers — hizo una leve inclinación de cabeza como saludo, confundido de no saber qué pasaba. Sarah tenía una mirada extraña en él — ¿Qué sucede?

—¿Hablaste con mi hijo? — fueron las palabras que le dirigió la mujer, con un tono entre sorprendido e indignado, que ciertamente le estaba confundiendo mucho más. Pero de inmediato recordó lo que le dijo Steve, respecto a que ya le había contado a su madre toda la verdad.

—Sí.

—Esto es increíble — soltó irónica, sonando molesta — No habla conmigo, pero sí contigo. Sabía que de alguna forma te iba a buscar.

—¿Por qué ahora le molesta tanto que su hijo hable con Tony? — interfirió Howard ante el impulso inconsciente de defender a su propio hijo.

—Le vuelvo a hacer la pregunta, señor Stark; ¿usted de verdad conoce bien a su hijo? — era la misma pregunta, pero en un tono un poco más severo, aunque la brusquedad se acentuaba con un dedo acusador apuntando a Tony.

—Completamente — dijo con determinación, incluso pasó uno de sus brazos por los hombros de Tony para abrazarle demostrando así más su apoyo, pues Tony parecía hacerse pequeño al ver que algo malo sucedía. No quería verlo así, débil o indefenso, porque así no era Tony. Su hijo era feroz, no se dejaba pisotear ni hacer menos por nadie, no le afectaba lo que los demás pensaran de él. Pero sabía que ahora mismo le afectaba por todo lo que ha arrastrado los últimos meses, y porque conocía a esa mujer que ahora le miraba acusadoramente, e incluso le había tomado aprecio — Conozco su personalidad y puedo saber cuando está triste, molesto, feliz o inquieto por algo. Sé qué cosas le desagradan y las cosas que le apasionan. Hasta el maldito clima que prefiere. Así como ya sé de quién está enamorado.

—Así que usted sabe — fue más obvio para Sarah saber que Tony también estaba enamorada de Steve, pues independientemente de analizar todas las situaciones y darse cuenta de que ambos habían sido bastante obvios, ahora mismo, ante las palabras del señor Howard, Tony había agachado la mirada — ¿Cómo pudiste, Anthony? Te recibí en mi casa, te di mi confianza.

—Yo lo… — se mordió los labios para callarse lo que estuvo a punto de decir. No, no se disculparía, porque no hizo nada malo. No, no se iba a retractar. No, mierda, no. Si él estaba bien con quien era y con lo que sentía, y además tenía el apoyo de su padre, ¿¡qué importaban el resto de las personas!? Apreciaba y respetaba a la señora Rogers, pero no iba a ceder — Yo amo a Steve y el me ama a mí. Y usted no tiene ni idea de cómo él sufría ante la idea de perder el amor de su madre si se mostraba ante ella tal cual es. Yo no sé cómo es que usted puede reaccionar así ahora que él le confesó la verdad.

—Es que esto no está bien — ahora parecía asustada, confundida de nuevo.

—¿Por qué? — casi suplicó saber, pero parecía que la mujer se había quedado muda, mirando solo el suelo.

 

Durante esa pausa, el móvil en el bolsillo de Tony comenzó a vibrar, se trataba de Steve llamándole. Casi dudó un momento en responder la llamada, pero Howard le dio un leve apretón en el hombro y le asintió. Respondió y rápidamente Steve le dijo que ya estaba afuera de su casa. Cortó la llamada y ya sin importarle nada más, corrió hasta salir del living, atravesar el jardín y llegar a la reja de entrada.

Apenas abrió para permitir que Steve pasara y se unieron en un abrazo fuerte y largo.  Ambos iban sintiendo como la horrible presión en el pecho se iba atenuando cada vez con cada suspiro soltado durante el abrazo. Steve se separó poco a poco de él para tomarle de las mejillas y mirarle directo a los ojos con demasiada profundidad.

 

—Tengo mucho que explicarte, no sé bien por dónde comenzar — Steve le decía un poco acelerado, hizo sonreír a Tony ante su notable nerviosismo — Yo…, yo terminé con Maria …

—Lo sé — asintió casi frenético, también estaba demasiado nervioso y ansioso — Ella me explicó todo.

—¿En serio? Eso es bueno — Tony le asintió — Tony…, te amo tanto, sigo amándote. Ha sido horrible estar tan distanciado de ti. Lamento todo el daño que pude haberte hecho. Te juro que no fue mi intensión.

—No, Steve, yo soy quien lamenta lo ocurrido. Fue mi culpa, yo tenía un medio tan imbécil e injustificado que mira todo lo que provoqué — cerró los ojos cuando Steve pegó sus frentes — También te amo, mucho. Ya no quiero estar lejos de ti.

—Ni yo de ti.

—Te prometo que no te haré más daño.

—Yo tampoco — dejó un suave beso en la frente de Tony y le acarició las mejillas — Te amo.

—Te amo.

—Dios, se siente bien decírtelo y escuchar lo mismo de ti — ambos se sonrieron.

—Hable con mi padre — contó Tony — Y ahora él sabe que te amo y no está en desacuerdo, me parece increíble.

—Yo hablé con mi mamá, pero… — agachó por un momento la mirada — Le conté lo que pasó con Maria y que la razón por la que terminamos es porque estoy enamorado de ti. Ella no reaccionó bien, ni yo tampoco al ver su negativa. Ni siquiera me dijo algo, pero su semblante, Tony, era de decepción y terror.

—Steve…

—Salí corriendo de casa y no he vuelto a hablar con ella — suspiró — No quiero espantarte con esto. Tony, no voy a retractarme.

—Steve, tu madre está aquí.

—¿Qué?

 

————————————

 

Sarah había reaccionado cuando Tony se echó a correr hacia afuera y le siguió con la mirada a través del ventanal, y fue así que pudo observar cuando Steve entró y ambos jóvenes quedaban abrazados en el jardín. Su primer impulso fue de ir hasta allá, alejarlos y reclamarle a Steve por preocuparla de aquella forma. Pero cuando quiso dar los primeros pasos, una mano le tomó con delicadeza por el hombro para retenerla. Se giró de nuevo para mirar como Howard Stark le negaba levemente con la cabeza. Dio un par de respiraciones profundas y volvió a mirar hacia el ventanal para ver la escena de los chicos todavía abrazándose. Se decidió a darles ese momento.

 

—Puedo ver que es muy difícil para usted darse cuenta de quién es la persona de quien está enamorada su hijo — comenzó a hablar Howard, apaciblemente — Pero no entiendo por qué su negación.

—Ambos son hombres — murmuró — Crecí en una familia tradicional y en un ambiente cristiano, así mismo eduqué a Steve. La gente que nos rodea comparte los mismos valores y yo…

—Señora Rogers, que su hijo tenga a cuestas una familia tradicional, no le garantiza la felicidad, mejor que sea libre de elegir a quién amar. Si usted es religiosa, debe de estar al tanto de que en las sagradas escrituras no hay nada que ataque el amor de un hombre a otro hombre. Ahora no estoy seguro de a qué se refiera con “valores”, pero si un valor es juzgar inmerecidamente a las personas por sus decisiones (que ciertamente no les afectan), es obvio que algo no está bien en sus principios. Entiendo que tal vez ahora mismo sea para usted difícil llevar esta situación, pero sólo piense que de seguir negándolo estaría perdiendo a su hijo sólo para mantener contentas a otras personas que son completamente ajenas a su vida, y que ni en sueños se asemejarían al cariño que le tiene a su hijo.

—Él es mi todo… Por supuesto que no lo quiero perder — parecía que había vuelto a relajarse — Y Tony es un excelente joven. Creo que también fui injusta con él. Lo siento, señor Stark.

—Parece que aquí vienen.

 

Los dos chicos venían tomados de la mano. Aun por la ventana pudieron distinguir el nerviosismo en Steve y un poco de temor en el rostro de Tony. Cuando estuvieron dentro de la casa y caminaron al living, Steve no pudo apartar los ojos de su madre, pues no sabría cómo seguiría reaccionando. Tenía miedo. Pero apenas estuvo cerca, Sarah se había abalanzado hacia adelante para rodearlo con sus brazos en un efusivo abrazo.

 

—Mamá… — murmuró Steve sorprendido, aunque correspondió en seguida al abrazo, teniendo que soltar la mano de Tony.

—Steve, me tuviste preocupada. Estoy feliz de verte con bien — Sarah no pudo evitar derramar algunas lágrimas mientras continuaba abrazando a su hijo.

—Siento haberme ido así, pero… — Steve tragó duro, inconscientemente le abrazó más fuerte como un niño asustadizo — ¿Me odias?

—Jamás podría odiarte, corazón. Si eres el niño más noble que hay — se separó para mirarle y hacerle notar que sus palabras eran sinceras.

—Pero es que tú…, eso parecía.

—Lo siento, hijo. Mi reacción no fue la mejor — le sonrió ladinamente, limpiándose las lágrimas del rostro — Pero es que sólo tarde en reaccionar y tú te fuiste sin darme tiempo de nada. Admito que seguía aturdida por la confesión, pero después lo pensé con más calma. Sólo que después me invadió la preocupación por lo tarde que se había hecho y tú no regresabas. No quiero perderte, Steve, menos por algo así. Continué pensándolo, y ahora, aquí, el señor Stark junto con Tony me hicieron ver muchas más cosas y… te apoyaré, porque de verdad sólo me importa tu felicidad.

—Mamá — ahora era Steve el que le abrazaba efusivamente — Me sentía incompleto al estar alejado de Tony, y si tú me abandonabas no iba a poder soportarlo. Los necesito a los dos ara no estar incompleto.

—Siempre me tendrás a tu lado, cariño — su madre le acarició la cabeza con ternura.

—Y a mí también — aseguró Tony. Howard pensó que era una promesa grande y que podría ser incierta, pero no iba a arruinarles el momento, así que sólo le sonrió orgullosamente.

—Tony, hijo…, lamento si te ofendí. Por favor discúlpame — pedía Sarah al momento que se separó del abrazo con Steve — Siempre te dije que me parecías un buen muchacho, y lo sigues siendo.

—Nunca quise mentirte, mamá. Aunque en realidad Tony sí era sólo mi amigo, pero ahora… — se acercó de nuevo para tomar la mano de Tony, éste le sonrió — Mamá, él es mi novio Tony.

—Seguirá siendo un placer tenerte en nuestras vidas, Tony.

—Muchas gracias, señora Rogers.

—Aunque tal vez me lleve un tiempo acostumbrarme, o quizá no mucho — Sarah murmuró, Steve soltó una leve risita y Tony sonrió.

—Lo mismo digo — dijo Howard, dando un suspiro tranquilo — Ver a mi hijo en las nubes y comportándose cursi será extraño luego de que él mismo me aseguro infinidad de veces que jamás le pasaría.

—Las cosas cambian — Tony se encogió de hombros.

—Lo sé — Howard sonrió orgulloso — Te dije que pasaría con la persona correcta.

 

Notas finales:

Falta un capítulo más y el epílogo y por fin se terminará Stupid Youth :D

 

 


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