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Sunsets and sunrises por Karasu_Seiko VI II I

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Notas del fanfic:

Autor: SugarPainBitch

Publicación original: Sunsets and sunrises

Fecha: Mayo 02, 2009

-Oneshot-

Opinión personal: Me temo decir que probablemente algunas personas se sentirán identificadas con la situación que se presenta en este shot. Incluso a mí me pasó XD
Es una historia simple, pero se me hizo linda~

Notas del capitulo:

Fanfic destinado al desafío DIK 2014~
Un placer haberme convertido en soldado de la señorita YumeRyusaki para esta bella causa (?)


 

Odiaba los atardeceres. Cuando revelaba esta información a las personas, a menudo me encontraban extraño por pensar así; por pensar que algo tan hermoso y tranquilizante podría provocarme hacer muecas y desear alejarme de esa escena habitual de suaves rosados naranja y rojos. Realmente los odiaba. No porque pensara que fueran horribles o algo así, al contrario, me parecía que eran bastante bonitos. Sin embargo, era lo que simbolizaban lo que me hacía retirarme disgustado.

Simbolizaban el final de algo.

Odiaba cuando algo maravilloso como un día de tocar la batería, hacer bromas o generalmente pasarla riendo, llegaba a su fin. Aun peor, significaba que tendría que irme lejos de él. Una vez más, por otra noche solitaria, sólo soñando con alguien que yo personalmente sentía que no podía tener. Como el líder, tenía que dar el ejemplo, ¿no es así? No podía simplemente empezar mi propia relación interpuesta entre la banda. Si nos separábamos, especialmente si era una fea separación, ¿qué pasaría después? Esta banda es mi vida y me rehusaba a ponerla en peligro. Así que admiraba a la persona de mis más profundos deseos desde lejos. Mirando su alegre sonrisa atravesando su cara, su profunda risa que me hacía querer reír junto a él, esos ojos negros que parecían como si tuvieran mil y un secretos esperando a ser contados al amor que entraría a su vida por la eternidad.

Así que los ocasos me molestaban profundamente, ya que significaban el final de otro día y nos hacían tener que partir hacia nuestros pequeños hogares en diferentes direcciones. Estaba en mi hogar ahora mismo, mirando hacia afuera al temido atardecer que me decía que el día había una vez más llegado a su fin y que él había vuelto a su casa al otro lado de la ciudad. A decir verdad, no me quedaba muy lejos si iba conduciendo, incluso podía ir caminando si era un buen día. Pero cuando estoy deseoso de verlo me duele tanto el centro de mi ser que entonces se convierte en un camino muy largo.

Estaba totalmente seguro de que él no era consciente de que yo sostenía una atracción por los chicos. Sabía que él sí, pero dudaba mucho que se sintiera atraído por mí. No era que yo luciera mal o algo, de hecho era totalmente lo opuesto, sabía que era un chico guapo, es sólo que yo era su amigo, y estaba muy seguro de que él no estaba interesado por ninguno de nuestro grupo, aunque a veces me preguntaba acerca de él y Uruha. Ambos pasaban mucho tiempo juntos, después de todo eran los guitarristas de nuestra banda que era tan querida para mí; pero a veces me preguntaba si cuando ellos estaban practicando solos, realmente estarían practicando. Si tal vez podría haber algo sexual pasando entre los dos guitarristas.

Ruki sabe lo que siento por él. Es el único al que sentí que podía contarle. Se mantiene diciéndome que estoy siendo tonto con respecto a ese par. El vocalista siempre insistió en que no estaban juntos, aunque no pude evitar pensar que él se sentía exactamente igual que yo y sólo estaba tratando de calmarme y darme la apacible seguridad que necesitaba para sonreír otra vez como siempre hacía.

Ese era yo; sonriente, el sonriente Kai. Sin embargo no siempre me siento sonriente. Para ser honesto, me siento como una mierda, especialmente cuando miro por mi ventana y fijo mis ojos en los colores que adornan el horizonte. Esos rojos violentos que se hunden en el cielo y se extienden a unos naranjas traicioneros, que luego se dispersan en la atmosfera y dan a toda el área un brillo etéreo, esos rosas ominosos que parecían estar riéndose de cada movimiento cobarde que hacía, y esos violetas y azules que me miraban como si fuera un tonto de la proporción más baja, mientras las estrellas que comenzaban a salir brillaban para mí, diciéndome que siguiera adelante con todo.

A él le gustaban las estrellas, así que traté de no odiarlas tanto, porque sabía que él estaría mirándolas. Probablemente con un cigarrillo entre los dedos, mientras que de vez en cuando lo llevaba a sus labios para darle una calada. Esos hermosos labios que él había adornado con un pequeño arete. Qué no daría por besar esos labios, por sentir sus fuertes brazos alrededor de mí. Verlo sonreír, esa brillante sonrisa para mí y sólo para mí. Era un sueño y un sueño por sí solo. Siempre se quiere lo que no se puede tener, y yo definitivamente no podía tenerlo, pero lo quería incluso más que mi certeza de que no podía tenerlo. Puede sonar un poco extraño, que mi deseo constante por él es más fuerte que mis ideales de no poder tenerlo, pero es que ni siquiera lo he intentado. La verdad es que estoy asustado de intentar. He preparado a mi cerebro para el rechazo, pero no a mi corazón. No estoy listo para ser rechazado, aún no. No hasta que me sienta lo suficientemente fuerte, o consiga una patada en el trasero para que me haga entender que este sentimiento corriendo por mis venas es de hecho un tonto enamoramiento.

Me moví lejos de la ventana, lejos del temido ocaso y me sentí suspirar. Los atardeceres eran cosas horribles que preferiría no ver, pero tal vez debido a que él los amaba tanto continuaba viéndolos, como tratando de encontrar la belleza que él veía en ellos. Odiaba los atardeceres, pero en verdad amaba los amaneceres que le seguían. El comienzo de algo nuevo que esperar. El inicio de un día tan esperado donde podría verlo, observarlo, admirarlo sin que resultara raro o incómodo para el guitarrista.

Me dejé caer en mi suave cama preparado para dormir, esperando que esto me lleve a un lindo sueño o a una pesadilla plagada de rechazo y el final de algo muy importante para mí, tan importante que siento que moriría si lo pierdo sólo por mi egoísmo de querer ser feliz con él: the GazettE.

 

~•~•~•~•~•~•  

 

Amaba los atardeceres, pero no los amaneceres.

Los atardeceres me calmaban, me decían que había sobrevivido un día más sin hacer algo estúpido o avergonzarme, pero los amaneceres me decían que tenía que tratar y hacer todo de nuevo. A veces me levantaba temprano para poder apreciarlos. «Algo bastante raro para hacer cuando los odias», me han dicho. La cosa es que sé que es una estupidez, pero él ama los amaneceres y constantemente intento descubrir qué es lo que encuentra tan impresionante, tan fantástico en algo que significaba un mal presentimiento para mí.

Cada vez que mis ojos dirigían su vista al amarillo y los tenues rosas que se esparcían en el cielo, revistiendo las nubes en los mismos colores, me sentía enfermo del estómago. Su sonriente cara siempre ingresaba en mi mente; me decía que hoy sería el día en el que accidentalmente dejaría escapar esas palabras, sentiría mi cara ponerse roja y vería a la banda desmoronarse ante mis ojos. Ninguno de nosotros quería eso, pero yo lo quería a él. Lo quería tanto que sentía mi corazón acelerarse cada vez que entraba al mismo cuarto en el que yo estaba. Su risa era contagiosa y su sonrisa iluminaba mi día, incluso si anteriormente me había sentido como la mierda. Era siempre tan atento y amable, que cuando me dijo que despreciaba los atardeceres no supe cómo reaccionar. Algo que me daba tanto consuelo le daba a él mucho disgusto. Sin embargo, cada amanecer que veía, sus ojos se iluminaban y una hermosa sonrisa se formaba en sus labios, embelleciendo todo lo que veía con la mirada más angelical. Él debe ser algo de otro mundo, un ángel enviado del cielo para burlarse de todo lo malo que he hecho. Con frecuencia me preguntaba a mí mismo qué había hecho en mi vida pasada como para haber sido sometido a este tipo de tortura: tener que mirar lo que no puedo tener, pero que es lo que más quiero.

Él me abrazó una vez. En un tour de la compañía. Un abrazo tierno, un abrazo amoroso, al menos eso es lo que me gustaba pensar. Nunca lo olvidaré, nunca olvidaré el día que le di un abrazo en el escenario. Me hizo girar en sus brazos y recuerdo haber sonreído muy feliz. Estaba tan sorprendido de que pudiera levantarme del suelo. Aún disfruto de esa sensación que me dio, como una luz en el corazón, una sensación de mareo por haber sido tocado por alguien que traía felicidad y una radiante aura a todos los que lo rodeaban.

Me encontraba fumando y vislumbrando el cielo por mi ventana. Aún lo encuentro extraño, que alguien como él deteste algo tan hermoso como un atardecer. Muchas veces me cuestioné por qué, pero sabía que no debía preguntarle. Supuse, mientras miraba el calmante fenómeno natural, que él tenía sus razones. Quizás eran igual de tontas que las mías por odiar los amaneceres. Era tan inconsciente del hecho que él era mi razón para odiarlos.

Amaba verlo, cada vez que lo veía sonreírme y decir mi nombre me sentía como en el séptimo cielo, por muy cliché que suene. Era raro que odiara los amaneceres por él, incluso se podría pensar que me encantaban. Ahora lo que me molesta es con qué frecuencia salimos a beber, y más cuando sé muy bien que tengo el horrible hábito de soltar secretos que no deberían pasar de mis labios, siempre cuando he consumido demás de la cantidad correcta de alcohol. A veces desearía decirle. De verdad que sí. Un peso menos en mis hombros y mi corazón. Así tal vez podríamos olvidarnos del asunto y seguir con nuestras vidas. Así no tendría que odiar tanto los amaneceres, quizás hasta podría lograr que me gustasen, ver la belleza que él ve en los colores que se burlan de mí cuando brillan sobre mi sueño inducido. Tal vez, y sólo tal vez, él incluso podría aceptar mis sentimientos.

Sólo pensar en eso me hace reírme de mi propia estupidez. Él nunca ha dado ningún indicio de ser levemente bisexual ni de sostener una profunda atracción por nadie de la banda. De hecho, el único hombre al que ha dejado besarlo, es ese solista. Es un amigo muy querido, en verdad lo es, pero lo envidio así como envidio a esa batería que él trata con tanto cuidado. Esa batería que además toma toda su frustración. Quiero que él sea capaz de desahogar esa frustración conmigo, y sólo conmigo. Quiero ser el único al que acepte que lo bese. A decir verdad, el solista es el único que ha tratado de besar al joven baterista del que me encuentro enamorado; sin embargo siento que si yo lo intento, sólo seré arrojado a un lado como un pañuelo.

Muchas noches he encontrado mis sueños y mis sentidos llenos de él. Tanto que siento que me sofoco con su presencia. A veces me pregunto cómo es que sobrevivo todo el día, cuando cada vez que tengo la oportunidad de verlo, termino desnudándolo con la mirada. No es como si no hubiera visto su cuerpo antes, después de todo nos cambiamos en el mismo cuarto, pero cómo me gustaría tener ese cuerpo retorciéndose debajo de mí, diciendo mi nombre, gimiendo mi nombre. Justo como en mis fantasías. Lo sé, soy un pervertido, por fantasear con el pensamiento de uno de mis mejores amigos y compañeros de banda. Una vez le conté a Uruha cómo me sentía. Le conté cuánto envidiaba a Miyavi, la intensidad con la que lo quería, cómo apenas lograba estar en el mismo cuarto que él sin el deseo de besarlo, tomarlo y hacerlo mío para siempre.

Uruha me sonrió, revolvió mi cabello y me dijo: «Estás enamorado de él».

Me tomó unas cuantas semanas procesar apropiadamente la idea de que tal vez estaba enamorado de nuestro líder. Después de un tiempo me lo admití a mí mismo, pero no a él. A veces Uruha tocaba el tema, me preguntaba por qué aún no me le había confesado. Me lo decía como si supiera algo que yo no, pero nunca pregunté.

Me encuentro perdido en los colores del atardecer. Si decidiera decirle, sé que la banda se destruiría. El me rechazaría, no sería capaz de afrontarlo por semanas y cuando pudiera, él probablemente nunca me volvería a hablar, por miedo a que insistiera y lo molestara o algo por el estilo. Claro que nunca lo haría, pero el pensamiento de recorrer con mis manos su cuerpo, que era más pequeño que el mío, nunca me sonó tan atractivo.

Con cada día que pasa, mis emociones aumentan, y con cada aumento mi preocupación incrementa y me vuelvo más determinado. Siempre me dije a mí mismo que si lográbamos estar juntos, terminaría rompiéndolo. Él es frágil y no estoy seguro de saber cómo ser cuidadoso. Nunca tuve en una relación en la que realmente estuviera enamorado. Tal vez esa era la razón por la que nunca le dije, y nunca le diré. No estoy asustado del rechazo, mis heridas siempre sanan, pero si lo lastimo, si lastimo lo más importante para mí, terminaría rompiendo también la banda. Sin embargo, no me dolería tanto como romperlo a él, a él con su tierna sonrisa, con su actitud positiva hacia la vida. Mi razón para vivir en este jodido mundo: Kai.

Notas finales:

Demasiado “odio” dentro del texto, ¿verdad? XDu
Espero les haya gustado y no se hayan confundido al momento de leer; el primer POV era de Kai y el segundo de Aoi .3.
Muchas gracias por leer~


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