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I Kyou U por HarukaChiba

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Notas del capitulo:

Bueno, la idea de este fic me vino una noche que no podía dormir y como estos dos son tan fáciles de shippear me salió bastante directo. Aunque la escritura ha sido lenta pues no me encontraba con demasiados ánimos y/o me bloqueaba en algunas partes. 

No mucho más que decir, creo que me ha quedado decente aunque no exactamente a cómo me lo imaginé aquella noche, pero bueno... xDDDD

Aquella mañana me desperté entre sudores, con el corazón acelerado y con una extraña a la par que placentera sensación en mi cuerpo. Había soñado algo extraño, algo relacionado con mi mejor amigo, algo que nunca antes había soñado. Cuando me levanté de la cama noté el cuello mojado así como la tela del pijama pegada a mi piel. Cuando me levanté aquella mañana de la cama alejé de mi mente los recuerdos de lo que había soñado. Cuando me levanté me di cuenta de que algo en mi entrepierna no iba del todo bien.

Maldiciendo y a toda prisa me hice con el cuarto de baño. Menos mal que me había despertado con suficiente tiempo. Soy propenso a los imprevistos.

Encendí la ducha, el agua fría comenzó a caer mientras yo me deshacía de mi mojado pijama. Me metí debajo, dejando que aquel helado líquido recorriera mi cuerpo por completo, relajando mis músculos a medida que el agua los mojaba. Caía por mi cabeza hasta mis pies. Cuando llegó a mi pene un suspiro se escapó de mis labios a causa del contacto. Sin embargo, el resultado que yo quería no ocurrió, mi erección no bajó y el recuerdo de los gemidos que mi mejor amigo producía en el sueño, mientras yo le penetraba, inundó mi cerebro. Dichos gemidos se apoderaron de mis sentidos y causaron que me empalmase aún más, tanto que hasta comenzaba a ser doloroso.

Tenía que hacer algo con aquello, no podía salir a la cocina de ese modo, así que tuve que masturbarme aunque no quisiese. Intenté olvidarme de él pensando en una de mis modelos favoritas pero solo tuvo efecto un corto momento. De nuevo, sus gritos hacían eco en mi cerebro. Extrañamente, cuando acabé corriéndome en mi mano, el placer que sentí en mi interior en aquel momento nunca lo había sentido antes.

Una vez me hube “tranquilizado” salí del cuarto de baño para desayunar junto a mis hermanos que ya habían empezado sin mí. Como siempre.

-Mucho has estado encerrado en el baño esta mañana –comentó uno de ellos.

-¿En quién pensabas? –preguntó el otro burlón-. Me ha parecido oír gemidos ahogados.

Le miré entre asustado y nervioso. ¿No había gemido tan alto, verdad? No, no era posible. Sabía controlarme cuando me daba placer a mí mismo para que nadie en mi casa se diese cuenta de ello. Aunque lo que había sentido había sido bastante más profundo que de costumbre no me había dejado llevar tanto como para que se oyese algo, ¿no?

-Ey, Chiyu. Era una broma –se defendió mi hermano que había interpretado mi mirada de forma equivocada.

Suspiré aliviado mientras negaba con la cabeza.

Acabé de desayunar con rapidez, y una vez cogí mi mochila y mi abrigo salí a la calle donde me esperaban dos de mis amigos. Nos saludamos y comenzamos a andar camino al metro. Shinpei, el más bajito de nosotros, hablaba sin parar aquella mañana y Yuji le escuchaba aunque realmente no lo hacía. Yo, por mi parte, tenía la cabeza hecha un lío. Estábamos llegando a la boca de metro donde nos reuniríamos con los otros dos que faltaban para estar al completo. Estábamos llegando a donde mi mejor amigo se encontraba, el mismo amigo con el que había tenido ese sueño erótico. Y, aunque no lo mostraba exteriormente, me estaba poniendo nervioso a medida que nos acercábamos.

Cuando por fin llegamos intenté alejar de mi mente todos mis pensamientos, todos mis recuerdos acerca del sueño, pero lo conseguí a duras penas. En el momento en que noté la mirada de mi amigo posada en la mía tuve que desviar la vista haciéndome el despistado.

-Buenos días –saludó Masato alegremente y los demás le secundaron. Yo simplemente moví un poco mis labios.

Alguien hizo un comentario sobre mi extraña actitud aquella mañana, pero ni recuerdo quién de todos fue, ni me acuerdo de lo que había dicho. Lo único en lo que pude poner mi atención en ese momento fue en el brazo de Takeru agarrándome por los hombros. Solo pude pensar en el vuelco que me dio el estómago cuando hizo aquello.

-Después de clase tengo algo que contarte –fue lo que me dijo muy cerca de mi oído antes de separarse de mí y seguir la conversación de nuestros amigos.

Suspiré todavía nervioso, más incluso que antes. Mi relación con Takeru siempre había sido muy profunda. Era típico vernos juntos a casi todas las horas del día, cuando no estábamos en el colegio o en nuestras casas. Yo era el primero que sabía lo que a este le pasaba, pues siempre me lo contaba a mí primero, y viceversa. Siempre nos reíamos de las mismas bromas tontas, de las mismas anécdotas de las que ambos éramos protagonistas. Que Takeru se acercase a mí del mismo modo que aquella mañana era la rutina de todos los días, pero éste fue diferente y todo por un maldito sueño estúpido.

Ese maldito sueño estúpido me estuvo persiguiendo durante el resto del día, así como el después de clase tengo algo que contarte que mi mejor amigo me había dicho en el oído. Mientras estaba sentado en mi mesa, supuestamente escuchando lo que los profesores explicaban, mi mente no hacía más que repetirme los gemidos de Takeru, como si de una grabación en bucle se tratase. Cuando estaba comiendo al lado de mis amigos en el comedor mi cerebro solo hacía caso a lo que Takeru decía, solo escuchaba aquella voz que había gritado mi nombre en mi sueño. Y así hasta que llegó la hora de volver a casa.

El chico me estaba esperando en la puerta para alejarme de los demás y contarme lo que fuera que se moría por contarme. Colocó su brazo sobre mis hombros del mismo modo que en el principio del día y nos quedamos rezagados andando más despacio que nuestros amigos. Giró su rostro hacia el mío y me sonrió de esa forma tan característica suya. Sus típicos hoyuelos se formaron en su cara, su aliento chocó contra el mío y yo me removí un poco sin pretenderlo. Takeru aflojó su agarre creyendo que me pesaba.

-Estoy tan feliz… -sonrió-. ¿Sabes la chica aquella que te dije que me gustaba? –asentí extramente algo molesto por esa pregunta-. Me ha pedido que salga con ella.

Cuando pronunció aquellas palabras sus ojos brillaron emocionados.

-La semana que viene vamos a quedar para dar una vuelta y… -oí que Takeru me seguía hablando con emoción pero yo no le escuché.

Me ha pedido que salga con ella. Esas siete palabras se me quedaron grabadas en el cerebro y se repetían una y otra vez, mezcladas con retazos de lo que había soñado aquella noche. Takeru iba a salir con una chica. Mi corazón se había roto en mil pedazos. Mi estómago dio un vuelco y de repente mi mundo estaba boca abajo. Nunca creí que algo así pudiera dolerme de ese modo. ¿Qué era lo que me pasaba? ¿Por qué me hacía daño aquello en el pecho? Mi mejor amigo iba a salir con una chica, debería estar contento por él, ¿verdad? Entonces, ¿por qué me sentía como si nada tuviera sentido nunca más?

 

Me ha pedido que salga con ella.

 

Me ha pedido que salga con ella.

 

 

Me ha pedido que salga con ella. Había pasado una semana desde que Takeru me dijo aquella frase. Una semana y todavía se repetía en mi cerebro a todas horas, y cada día que pasaba se hacía más dolorosa.

Una semana… Eso quería decir que ya era el día señalado. Esta misma tarde mi mejor amigo, del cual hacía más bien poco que había descubierto que estaba enamorado, iba a salir con Ai, una de las chicas más populares de nuestra universidad.

-¡Mierda! –exclamé haciendo que todos los que estaban en el bar se volviesen para mirarme.

Después del grito, Shinpei intentó calmarme.

-Enfadándote con la nada no vas a hacer que Takeru se dé cuenta de lo que sientes –me dijo.

Observé mi mano derecha con la que estaba agarrando un vaso. Suspiré y cerré los ojos. Shinpei tenía razón. Poniéndome así no iba a conseguir nada.

-¿Por qué no le dices lo que sientes cuando vayas ahora a su casa? –propuso y yo le miré como si estuviera como una cabra.

Había quedado con Takeru para así poder darle el visto bueno y desearle suerte. Por eso mismo yo había decidido llamar a Shinpei, contarle lo que me ocurría, y salir a beber con él antes de ir donde mi mejor amigo. Necesitaba ánimos de alguien que me entendiese y también necesitaba alcohol en la sangre para poder afrontar que iba a perder a Takeru. Pero Shinpei no me estaba ayudando demasiado. ¿Decirle a Takeru que yo, su mejor amigo, estaba enamorado de él? Si el resultado que buscaba era que el otro me pegara, corriendo iba a contárselo. Sin embargo, como eso no es lo que buscaba, no podía decirle nada. Aunque, ¿qué era lo que estaba buscando en esos momentos? ¿Qué quería conseguir si me callaba lo que me ocurría? ¿Qué pretendía conseguir si le confesaba a Takeru que le quería? ¿Olvidarme de él y ver como se hace novio de una chica? ¿Hacer que mi amigo olvidase a la chica para salir conmigo? Moví la cabeza hacia los lados frustrado, aún con los ojos cerrados. Mi cabeza me daba vueltas, y no precisamente por el alcohol.

-No sabes lo que ocurrirá… Díselo, Chiyu. Eres su mejor amigo… -escuché que me decía Shinpei.

-Por eso mismo, Pei-chan. Me mata si le digo eso.

-Haz lo que quieras, yo creo que si te lo guardas para ti va a ser peor. Es tu decisión y tus sentimientos.

 

Mientras esperaba a que Takeru me abriese la puerta de su casa pensé en lo que me había dicho Shinpei. Tenía razón, era mi decisión y mis sentimientos. Pero, en cierto modo, también estaban en juego los sentimientos de la otra parte afectada.

Ahí estaba, a punto de entrar en la casa de Takeru y todavía no tenía ni idea de lo que iba a hacer. Confesarme o no confesarme, ésa era la cuestión.

Minutos después la puerta se abrió y dejó ver algo que hizo que mi boca se abriera ante la sorpresa. Takeru había salido a contestar completamente desnudo. Yo me había quedado petrificado en el sitio, no conseguía que mi mente funcionase. No era la primera vez que veía a mi amigo de esa guisa, sin embargo, sí que era la primera desde que me había dado cuenta de que sentía algo por él.

-Chiyu, ¿vas a pasar de una vez o qué vida? –me preguntó mi amigo agarrándome de la mano y metiéndome dentro de un tirón.

Al hacer esto, a causa de tener la mente aún espesa, perdí el equilibrio y acabé encima de Takeru. Fue entonces cuando desperté del trance y me di cuenta de lo cerca que estábamos el uno del otro. Nuestros alientos se mezclaban, la desnudez de mi acompañante apretándose contra mi cuerpo hizo que me organismo actuase por voluntad propia, produciendo una erección en mi pantalón.

Evité hacer contacto visual con Takeru y me separé de él notando mi cabeza a punto de explotar. Debía tener la cara como un tomate de roja. Mi amigo se rio. Yo me puse más rojo aún.

-¿Te has empalmado? –quiso saber divertido, tomándose todo esto como si fuese el chiste más gracioso que había oído en su vida.

-Hasta el más hetero se empalmaría al tener eso tan próximo a él –contesté sin saber muy bien qué era lo que le acababa de decir-. ¿Por qué has salido en bolas a abrirme la puerta?

No le di tiempo a replicar. Takeru abrió y cerró la boca varias veces sin saber qué responder a esto.

-¿No tienes una cita a la que asistir? –quise saber intentando poner un tono alegre en la voz, lo cual no me salió bien en absoluto.

Mi amigo sonrió y comenzó a andar hacia su habitación pegando pequeños saltitos emocionado. Yo le seguí por detrás maldiciendo a mi cuerpo por haber hecho eso, así como insultando a la chica con la que mi amigo iba a salir aquella noche.

Una vez en su habitación Takeru comenzó a cambiarse varias veces de ropa. Nada le convencía. Y yo tampoco es que estuviera tan animado como para pretender que me importaba cómo fuera a su cita. Como si quería ir vestido de bebé, me daba absolutamente igual. Yo solo quería que no se fuera, que se quedase conmigo viendo alguna película o haciendo cualquier chorrada. Deseaba que Ai llamase para cancelar la cita alegando estar enferma, o cabreada por alguna razón. Estar con Takeru aquella noche, no haciendo nada en especial, solo disfrutando de nuestra compañía como hacíamos siempre, solo quería eso. Nada más. Pero sabía que si no le decía todo aquello a él, si no sacaba fuerzas para confesarme a mi amigo, Takeru no iba a leerme el pensamiento, ni a saber qué era lo que me pasaba.

Varias veces estuve a punto de soltar mi confesión, sin embargo, no lo hice. No conseguía decidirme a decírselo o no, y poco a poco se estaba acercando la hora de la cita y entonces no iba a haber vuelta atrás.

Takeru ya había escogido la ropa que iba a llevar a su cita, nada demasiado formal pero tampoco informal del todo, sino un término medio que consistió en un pantalón vaquero, y una camisa blanca, para nada de su estilo.

-Bueno, ¿qué tal? –preguntó colocándose enfrente de mí, sonriendo como solía hacer siempre, con sus dos hoyuelos pronunciados en ambos lados de su cara.

-Estás extraño –le dije y su expresión cambió por completo, le había desilusionado.

Mierda, si quiere que le mienta, le mentiré.Yo no quería hacerlo, era una de las cosas que más odiaba en el mundo, pues siempre habíamos tenido la confianza para decirnos lo que pensábamos. Ahora, si lo que buscaba en ese momento era una mentira por mi parte, ¿quién era yo para negársela?

-Pero supongo que te ves bien –e intenté acompañar mis palabras con una sonrisa. Fallando una vez más.

-Estás extraño, Chiyu, ¿te ocurre algo?

Negué con la cabeza y Takeru ladeó la suya. Suspiró a continuación y se miró al espejo por última vez.

-Yosh! –exclamó.

Cuando mi amigo hizo un gesto para que nos marchásemos yo me levanté de su cama hecho un matojo de nervios. Y en el momento en que íbamos a salir de su habitación me decidí. Era ahora o nunca.

-Takeru, espera –le dije agarrándole de la muñeca impidiéndole seguir andando.

Se giró para mirarme extrañado.

-¿Qué es lo que…

-No vayas –él me observó aún más extrañado que antes. Le solté el brazo y dejé que se diese la vuelta hacia mí.

-¿Qué?

-No quiero que vayas a esa cita.

-Si es por la ropa, me puedo…

-No es por eso –le interrumpí-. Takeru, yo…

Él tampoco dejó que acabase la frase, ni que reordenase mis pensamientos.

-No será por la chica…

-¡No es nada de eso! –exclamé levantando la cabeza encarando los ojos de mi amigo.

-¿Qué es entonces? –quiso saber acercándose a mí. Aquello causó que mi mente se hiciese aún más un caos. ¿Por qué tenía que acercarse tanto?-. Chiyu, llevo mucho esperando este momen…

-¡Te quiero!

Los ojos de Takeru se abrieron desmesuradamente.

Ya estaba, me iba a pegar, me iba a dar la paliza más grande de toda mi vida. Cerré los ojos instintivamente cuando mi amigo acortó nuestra distancia. Pero el golpe nunca ocurrió. Takeru nunca me pegó. Lo que hizo en cambio fue darme un pequeño beso en mis labios. Ahora el que se sorprendió fui yo. Le miré extrañado. Extrañado y feliz, en cierto modo.

El siguiente beso fue más largo, más intenso. Apreté mi cuerpo contra el suyo, Takeru apoyó su espalda en la pared de enfrente, coloqué mi mano en su cuello haciendo el beso más profundo. Ambos habíamos cerrado los ojos para disfrutar del momento que se alargaba, ambos nos esforzábamos para que nuestras bocas se volviesen una. Era la primera vez que besaba a un chico, pero no iba a ser la única. Nunca antes había hecho ni sentido algo así, pero me estaba encantando. Realmente estaba disfrutando al sentir la lengua de Takeru en mi boca, al notar nuestros cuerpos juntándose cada vez más, pidiendo más de ese contacto tan placentero.

Sentí la mano de mi amigo agarrarme la camiseta con fuerza, así como su pene contra el mío causando que mi cabeza flotase. Un irrefrenable deseo cruzó mi cuerpo en el momento en que oí a Takeru gemir ante el contacto de mis labios contra su cuello. Le quité la camiseta con rapidez y necesidad. Una vez la tiré lejos bajé mi boca hacia sus pezones y comencé a chupar el derecho, causando que Takeru gimiese más fuerte y seguidamente. Él se derretía cuando mi lengua le mojaba el cuerpo. Yo adoraba los sonidos que mi amigo producía. Y ambos estábamos deseando llegar hasta el final de aquello.

Metí mi mano derecha dentro de su pantalón mientras seguí besándole de arriba abajo, tenté a ciegas por ese estrecho lugar hasta que llegue a su miembro y comencé a masturbarlo causando que Takeru y su cuerpo se volviesen locos de placer. Entre espasmos y sollozos mojados me pidió que continuase, me rogó que no parase aquello y yo no pensaba hacerlo. Notaba mi erección dolorosa, necesitada de atención, si seguía con todo esto me iba a correr antes de penetrarle. Y no estaba dispuesto a que eso ocurriese, ninguno de los dos estábamos dispuestos a ello.

Nos separé bruscamente de la pared hasta llegar a la cama de Takeru, una vez allí empujé a mi amigo hacia el colchón y deshaciéndome de mis pantalones y mi camiseta primero me tumbé encima de él. Junté nuestros miembros, causando gemidos ahogados por parte de los dos. Le quité el pantalón de un solo tirón, y poco a poco le bajé los bóxers dejando su erección expuesta. Me relamí los labios lo que causó que Takeru diese una pequeña sacudida hacia arriba, apremiándome para que me la metiese a la boca, y eso hice. Nuevos sonidos de placer salieron por la cavidad bucal de mi bajito amigo mientras yo le excitaba aún más. Chupaba con rapidez, causando espasmos de Takeru que hacían a su miembro llegar más al fondo. Continué con aquella velocidad hasta que noté cómo el semen llenaba mi boca haciendo que mi entrepierna se excitase aún más a ser posible.

Cuando me saqué su pene de la boca y observé a Takeru pude ver que sus ojos contenían deseo, un deseo que nunca creí causarle pero que hizo que mi interior se calentase con ternura. Amaba con todo mi corazón a ese hombre, y estaba contento por haberle hecho quedarse conmigo.

-Pe-pensé que nunca me lo ibas a decir –suspiró mi amigo intentando respirar normalmente pero sin conseguirlo-. Has tardado mucho en hacerlo…

Me acerqué a él y le besé de forma tierna en los labios. Pidiéndole perdón de mil maneras distintas, quería que supiese lo arrepentido que estaba por haberle hecho esperar de ese modo.

-Gomene… No volveré a hacerte esperar, Takeru –le dije acariciándole la mejilla-. Te amo, mi Takeru.

Aquello último lo susurré con voz ronca mientras le daba la vuelta y le abrazaba por la espalda. Le coloqué de rodillas, con su entrada expuesta delante de mí, me bajé los pantalones y besándole el cuello y la espalda tiernamente acerqué mi pene a su culo, dispuesto a hacerle gemir como en mi sueño, deseoso de oírle decir mi nombre entre gemidos y gritos de placer, impaciente por correrme en su interior todas las veces necesarias. Le penetré, a continuación, con cuidado, causando que se dilatase a medida que llegaba más dentro de él. La espalda de Takeru se arqueó cuando mi pene llegó al punto de no retorno y un ahogado y largo gemido se escapó de su boca, ese gemido contenía mi nombre en él y yo me excité aún más en su interior.

Comencé a moverme con rapidez y profundidad en ese delicioso interior, arrancando una vez más mi nombre de la garganta de Takeru. Haciendo que nuestros cuerpos comenzasen a sudar al mismo tiempo, consiguiendo que los dos gimiésemos al mismo ritmo. A medida que llegábamos al final seguí penetrándole con necesidad, corriéndome dentro de él varias veces, hasta que ninguno de los dos pudo aguantar más, hasta que ambos nos encontramos llenos por primera vez.

Aquella noche, Takeru y yo la pasamos de ese modo. Haciendo que nuestros corazones latiesen como solo uno, intercambiando gemidos, intercambiando placer. Cuando nos cansamos, en el momento en el que notamos que no íbamos a poder aguantar más aquel ritmo nos separamos y nos dejamos caer en la cama el uno al lado del otro.

Con mi mano comencé a acariciarle la cara, le aparté el pelo sudado de la cara, y le besé los labios levemente.

Estaba feliz, ambos lo estábamos. Por fin había conseguido confesarme a mi mejor amigo, y aquel sentimiento de felicidad causada por esto, y por lo que acabábamos de compartir, duró por mucho tiempo más.

 

Desde aquella noche Takeru y yo volvimos a no separarnos, pero esta vez de forma muy diferente.

Cada día que pasaba me resultaba más fácil dormirme a su lado después de decirle:

-Te quiero.

Notas finales:

Esto es, sin más... Espero que haya gustado aunque sea la mitad de lo que me gusta a mí, y ya es mucho! xDDD

Y antes de irme decir que es un one-shot así que no va a haber continuación ni nada de eso...

Espero que dejéis reviews aunque solo sea con un leve "me gusta" o "es una caca" o "simple" o lo que sea ^^"

Ya sabéis que yo contesto SIEMPRE ;)


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