Después de realizar aquellas actividades –o esa actividad– Junhyung se sentía culpable de ver a su pequeño compañero tendido en la cama, sudando y con sus regordetas mejillas totalmente rojas. Pero cómo podía negarse a una petición así, de ese chico que tanto le gustaba, y más si se lo pedía tan melosamente.
–Yoseob, ¿estás bien? –Junhyung se acercó y le acarició gentilmente el cabello.
–Sí –respondió–, es solo que mi cuerpo se siente aún tan caliente.
Yoseob no se arrepentía de nada, había pasado un rato increíble y eso era todo lo le importaba. Y aunque ahora se sentía adolorido y sin fuerzas sin duda había valido la pena.
*FLASHBACK*
Junhyung estaba en su habitación holgazaneando; vaya, como siempre. Acostado sobre su cama con los auriculares puestos, escuchando música a un volumen insanamente alto. Estaba tan absorto que no notó su presencia hasta que sintió unos golpecitos en el hombro. Abrió los ojos y se encontró a Yoseob parado junto a él, a un lado de su cama.
Yoseob había empezado a hablar así que Junhyung se sentó en la cama y se quitó los audífonos para poder escucharlo.
–Junhyung –dijo Yoseob con su típica vocecilla–, ¿podemos hacer algo...? –preguntó una timidez impropia.
Era raro ver a Yoseob actuar así. Él siembre mostraba una actitud efervescente, incluso híper; por eso verlo así hizo a Junhyung sentirse curioso sobre lo que el chico estuviera planeando.
– ¿Algo? ¿Qué quieres hacer?
–Mmh –Yoseob dudo–, primero di que sí y luego te digo.
– ¿Qué? ¿Por qué no quieres decirme?
–Por favor di que sí –suplicó ignorando su pregunta–. Será divertido–murmuro y cruzó las manos detrás de la espalda.
Junhyung se quedó en silencio pensando que Yoseob lucía realmente lindo actuando de esta forma tan infantil.
–Está bien –aceptó y Yoseob sonrió ante su respuesta–. Solo espero no estar cometiendo un error... –susurró casi para sí mismo.
–Ahora no te puedes arrepentir porque ya dijiste que sí, eh–le advirtió Yoseob sonriendo aún más.
Esa sonrisa traviesa del rubio comenzaba a darle un poco de desconfianza a Jun. Aquello no era del todo normal.
–No, está bien –respondió pese a sus dudas y se puso de pie–. Haré lo que sea. Ahora ¿me puedes decir que es lo que tienes en mente?
Yoseob no le respondió, simplemente empezó a desvestirse. Esa era su silenciosa respuesta. Tomo el dobladillo de su hoodie y se lo sacó por encima de su cabeza, desacomodándose el cabello en el proceso. Junhyung solo lo observó, aun esperando que Yoseob dijera algo. Pero no lo hizo. Yoseob simplemente llevó sus manos a sus caderas y de un movimiento desabotonó sus jeans y comenzó a tirar de ellos hacia abajo para deshacerse de la prenda.
– ¿Qué haces? –balbuceo Jun sin dar crédito a lo que sus ojos miraban.
–No quiero que se mojen–le explicó Yoseob, tan casual como si hablaran del clima. Y siguió con su tarea de sacarse los jeans a tirones. Terminó de pasarlos por sus pies y los dejó en el suelo al lado de su hoodie. Ahora solo llevaba una delgada camisa y bóxers ajustados.
Esto tenía que ser un sueño –de hecho, uno muy bueno–. No podía creer que su tierno e inocente compañero estuviera aquí desnudándose frente a él así tan repentinamente. Que al parecer no tan inocente como habría pensado. Porque siempre que Jun intentaba toquetearlo o besarlo Yoseob siempre se enojaba y lo llamaba “pervertido”. Aunque, siempre conseguía abrazarlo y uno que otro beso (robado, claro).
Ahora no podía dejar de ver el cuerpo de Yoseob, semidesnudo frente a él. Y aunque ya lo había visto así en muchas ocasiones, nunca en una situación como esta. Su cara era realmente linda, sus grandes ojos marrones, la nariz redonda, los labios rosados y esos cachetes que se antojaban para morder; su cuerpo pequeño, sus piernas –que era la zona de mayor piel expuesta– dejaba ver el color blanco lechoso de su piel.
En su cabeza, Junhyung inconscientemente había comenzado a imaginar todo lo que haría con ese atractivo chico rubio, y al hacerlo sintió una punzada en la parte inferior de su vientre como un aviso de que su cuerpo estaba comenzado a reaccionar.
– ¿No vas a quitarte la ropa? –preguntó Yoseob con impaciencia, sacándolo de sus pensamientos. Parecía que él quería hacerlo ya y no estaba dispuesto a esperar más.
Junhyung sonrió, usando su sonrisa de medio lado que le salía tan natural.
–Quítamela tú –demandó. Su voz llegando a ese punto grave debido a la excitación.
Yoseob lo miró con los ojos entrecerrados e infló las mejillas mientras se acercaba a él. Puso ambas manos en su pecho y llevó una al cierre de su chaqueta.
–Flojo... –murmuró Yoseob en lo terminaba de bajar el cierro.
Junhyung soltó una risita, algo arrogante debía admitir, y puso sus manos en la cintura de Yoseob, pudo sentir el inicio de la cresta del hueso de su cadera apenas separado de su piel por la delgada tela de su ropa interior. Lo sujetó firmemente y lo atrajo hacia su cuerpo, chocando contra cada parte de su anatomía. Ladeo la cabeza y se agachó para quedar a su altura
–Te mostraré que tengo mucha energía –susurró pegando sus labios en su oído.
Yoseob se estremeció ante el contacto, encogiendo los hombros y haciendo esa mueca que hace cuando se sorprende. Volteó hacía arriba para poder ver a Jun a la cara pero sus labios quedaron realmente cerca, casi rozándose, lo que hizo que el rubor de sus mejillas aumentara. Junhyung sonrió, Yoseob se miraba realmente atractivo así. Todo en él le invitaba a acercarse.
Era lo que Yoseob quería, quien era él para negárselo.
Contuvo el aliento, simplemente alargando más ese excitante momento previo, sintiendo las cosquillas en su estómago y la sangre recorrerme cada extremo de su cuerpo, especialmente esas zonas bajas.
Pero después de un segundo la distancia le pareció insoportable. Se acercó más y lo besó. Pudo sentir como Yoseob daba un respingo y se estremecía ante el beso. Poco a poco empezó a mover sus labios, besándolo de forma lenta pero firme. Los labios de Yoseob eran tan suaves que Jun no se atrevía a morderlos como quisiera, solo pasó su lengua sobre aquellos labios terriblemente suaves, probando desde afuera el sabor de su boca. Sacó una mano de su cadera y la llevó a su rostro. Pero Yoseob comenzó a presionar sus manos contra su pecho. Jun siguió besándolo y usando su lengua para buscar entrada al interior de su boca. Sin embargo, Yoseob estaba apretando sus labios y seguía apartando firmemente a Junhyung lejos de él. Así que finalmente lo soltó.
– ¿Qué estás… haciendo…? –preguntó Yoseob entre jadeos. Uso una mano para cubrirse la boca.
–Besándote –contestó Junhyung, tan obvio como le parecía. Yoseob se quitó la mano de la boca e hizo una mueca–. ¿Haz cambiado de opinión? –preguntó de pronto preocupado por el repentino cambio.
–No... –susurró Yoseob, aun con la respiración alterada–. Solo vamos… –Tomó la mano de Jun y lo llevó hacia la puerta.
– ¿A dónde vamos?
–Afuera.
– ¿Quieres hacerlo afuera? –exclamó Junhyung sorprendido.
–No hay forma de que llueva adentro.
– ¿Eh? ¿No llueve adentro? – ¿De qué diablos está hablando?
–No, tonto –dijo Yoseob–. No llueve adentro, es por eso que debemos salir afuera. ¡Para poder jugar en la lluvia! –explicó Yoseob diciendo la última frase totalmente emocionado.
– ¿Qué? –La pregunta se deslizo naturalmente fuera de su boca.
– ¿Qué? –Yoseob no entendía lo que le estaba preguntando.
Se miraron unos segundos tratando de descifrar lo que el otro se refería.
–Lo que tú quieres es... –vaciló Junhyung en decirlo–. ¿Jugar en la lluvia?
Yoseob cabeceó de arriba a abajo en afirmación.
Con todo esto, Junhyung ni siquiera se había dado cuenta de que afuera, efectivamente, estaba lloviendo.
–Oh –dijo Yoseob al recordar–, es que no te dije, ¿verdad?–Puso una sonrisita tierna, tendría que ser imposible molestarse con él...
Aunque, de hecho, Junhyung lo estaba.
–No –respondió Jun–, y realmente no me espera esto. –Sentía que su alma se iba por el escusado–. Y menos cuando comenzaste a quitarte la ropa.
– ¿Y qué pensaste? que te decepciona tanto mi idea –reclamó Yoseob enfadado.
¿Cómo no podía si siquiera tener una idea de lo rodeaba en su cabeza? Si algo dentro de sus ahora incómodos jeans lo dejaba más que claro.
–Si te lo dijera, me golpearías. –Junhyung suspiró resignado– Y además ya dije que sí, así que mejor vamos.
La sonrisa volvió al rostro de Yoseob.
– ¡Vamos! –dijo emocionado.
Tomó a Junhyung de la mano otra vez y caminaron juntos hacia afuera. Atravesaron el pasillo y el loft hasta llegar a la puerta principal y salieron.
– ¡Ahh! ¡Está fría!
*FIN DEL FLASHBACK*
Y ahora, al día siguiente, Yoseob estaba tendido en la cama con fiebre y el cuerpo adolorido.