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En el fondo de un secreto (HUNHAN) por Lizzie_shawol_flamer

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Notas del capitulo:

Hola~ como ya dije intento llevar la historia con calma, Luhan sigue siendo un niño (pequeñito y achuchable >///<) 

Aquí la que habla es la "cuidadora", Vela. Ella va a ser importante pero tranquilas/os que no quitará ningún protagonismo a Sehun (cuando aparezca) 

Ahhh pensar en Sehun de pequeño es dificil, a lo mejor porque él parece más... adulto? que Luhan (ironias de la vida x) 

No sé qué debe de esperar, mostrando esa expresión. Apenas puede contenerse de saltar, tropezando con los bordes de mi falda (de algún modo me parece muy adorable) abre mucho los ojos, como un cervatillo a punto de escapar y vuelve a entrecerrarlos, pensativo.  Le tengo en gran estima, sé que es lo suficiente brillante como para entender los textos que tengo planeado leerle. Aunque idee esta “estrategia”, por llamarla de algún modo, cuando venía montada en el avión, contemplando ensimismada por la ventanilla al imaginar una escena como esta, no la he puesto en práctica anteriormente.  Al llegar aquí deseaba encontrar a alguien como este niño, que entienda y que escuche, con ganas de que le cuente cosas tal y como me las contaba mi madre a mi todas las noches.

 He de admitir que tenía en mente a alguna niña, ya que lo consideraba menos incómodo (puedo presumir de saber un poco de psicología infantil, pero como nunca se me han dado los chicos no me sentía capaz de manejar a uno, por pequeño que fuera) pero me alegro de que sea él. Es realmente fácil cogerle cariño.

Al situarme frente a la puerta siento un ligero temblor en la mano que sujeta el pomo, una improvista pero agradable anticipación. Abro  la puerta sin ejercer apenas fuerza (pues carece de pestillo) y entramos. Mientras me cercioro de que está bien cerrada él se ha aupado en mi cama, gratamente sorprendido por la suavidad de las sábanas que yo misma traje  desde España, y su atención rápidamente se centra en las abundantes novelas de la estantería, interesándose especialmente en los grandes tomos.

Doy un poco de énfasis a mis movimientos cuando selecciono el libro elegido, depositándolo suavemente en la cama, entre él y yo, mientras analiza la portada, un rotulo bonito y una imagen pacifica de una chica bajo un árbol.

En un principio pensaba leerle, tal y como lo había planeado, unos fragmentos de la biblia, pero bajo su mirada esperanzada y expectante mis pensamientos se habían dirigido a aquel libro infantil, algo fantasioso, sobre una chica que descubre un mágico mundo…  De algún modo sentí que era lo correcto, y siguiendo mis instintos, que contradecían toda lógica, me dispuse a leer con voz clara:

-          Alicia empezaba ya a cansarse de estar sentada con su hermana a la orilla del rio, sin tener nada que hacer…

Las horas fueron pasando, transcurrían pausadamente, no duró tan poco como cabría pensar y al cerrar el libro (sin haber alcanzado el final) ya notaba la garganta un poco tocada. Pero había merecido la pena. Luhan se volcó sobre el libro según lo poso en la colcha, recorría con la mirada las frases y dibujos,  un poco crispado, descifrando lentamente las palabras para poder avanzar el solo en la historia. A la luz de una simple bombilla, colocada en el centro exacto del rectángulo que sería mi habitación, su pelo destellaba con un  brillo ligeramente rojizo y su cara en un juego de luz y sombras con enormes aquellos ojos… rebusque con cuidado en mi baúl, tratando de no hacer ruido, hasta dar con mi cámara digital. Apenas la había usado los primeros días y deseaba fervientemente que aun funcionara (con tan escasa energía eléctrica me sentiría mal recargándola) el pítico de encendido no alteró al muchacho, concentrado en su tarea, de modo que ajuste los modos y le enfoqué en el centro de la imagen. Pulsé repetidamente el botón y admiré mi obra: las paredes destartaladas y la simple decoración, la escasa luz centrada en su figura, los tonos marrones y el libro (que ocupaba literalmente sus piernas enteras) formaban un conjunto digno de admirar. No por primera vez añoré el internet, me hubiese encantado colgar esa foto llena de esperanza, ya podía imaginar el título y la descripción, contaría  que hasta en un remoto y empobrecido lu…

- ¿Qué haces? – Exigió Luhan evaluando la máquina - ¿Qué es eso?

- Es una cámara – expliqué alzándola – para sacar fotos, guardar momentos.

Se mostró confuso durante unos segundo, decidiendo si aquella definición le gustaba o no, pero finalmente venció la curiosidad y se acercó a verla. Fui pasando las fotos, hasta llegar a las mías propias en casa. Iba a retroceder cuando él me detuvo. Sorprendido siguió pasando fotos él solo, contemplando los verdes prados de Asturias, las casas de piedra de mi hogar, la iglesia bañada en luz durante un amanecer, las vacas y demás animales, los hórreos y cultivos. Se tomaba su tiempo en cada una, más impactado de lo que había estado con el libro. Descubrió entonces una foto mía, algo antigua, de cuando tenía apenas 16 años (la tarjeta tenía su tiempo) con el pelo suelto ondeando en la espalda, leggins marrones y botas de montaña, sonriente junto al cartel de una ruta, mochila en mano. No salía precisamente bien que digamos, pero se lo permití. Le hacía feliz. Esa noche soñaría con algo más interesante y luminoso a lo que estaba acostumbrado.

 

Tardamos apenas una semana en finalizar el libro, aprovechando cada momento libre e incluso ausentándome de ciertas tareas menores. Intente evitar el llevarlo a mi habitación, no fuera a ser que nos vieran. En este aspecto prefería que nadie interviniera.

Paraba al final de cada capítulo y el aprovechaba para exponer todas las dudas que le habían surgido y que había reprimido para no interrumpir. Era considerado y perdonaba mis faltas en pronunciación, al no haber perfeccionado del todo mi chino, ayudándome a corregirlas. De algún modo era una actividad de la que ambos nos beneficiábamos.

Aquel día lo había sacado más allá de los límites del recinto, a un pequeño bosquecito de ambiente húmedo, con el pretexto de recoger plantas y frutos de la estación.  Traje conmigo un libro de aventuras de pequeño tamaño para que lo hojeara tranquilamente mientras me dedicaba a recolectar.

El trabajo mecánico no requería  mucho esfuerzo por lo que me distraje nuevamente. Me alegraba de haberlo traído, en su dormitorio compartido no sería capaz de concentrarse y puede que tan siquiera lograse guardar el libro mucho tiempo antes de que lo descubrieran, pero me preocupaba por su vida social. Cuidando de los niños traté de reunir alguna información, pero ni monjas ni niños supieron decirme que hacía al salir de clase (obviando el rato que pasaba diariamente conmigo) y se me hacía realmente raro.

“Tampoco debe de ser fácil – pensé- encontrarse en esa situación, aventajando a todos tus compañeros, todos ellos incapaces de seguir o comprender tus racionamientos, condicionado por la edad” Claro, los adultos no le prestaban la suficiente atención (había temas mucho más importantes que trabar) pero tampoco ningún otro lo hacía. ¿Qué niño de 6 años quería escuchar dilemas filosóficos cuando tenía una total libertad para jugar a sus anchas? Siquiera se paraban, como Luhan había observado, a pensar en sus palabras. Solo olvidaban. Le parecían realmente estúpidos, y aun así los envidiaba. Solo había que ver el entusiasmo que ponía al recrear las aventuras que sus nuevos personajes favoritos, cinco hermanos, vivían por su cuenta al margen de adultos opresores. Estaba claro que lo único que deseaba el pequeño era un amigo con el que llevarlas a cabo. “Tal vez alguien un poco mayor – reflexioné – que pueda ponerse a su nivel… empezaré a fijarme y buscar – concluí satisfecha” Con la cesta rebosante le llamé para que se acercara a probar los frutos y de paso le conté las leyendas que contaban en mi pueblo sobre hadas ocultas en la maleza y los vigilantes del bosque.

Volvimos al colegio. Por el camino me cogió la mano y le oí cantar por primera vez.

Notas finales:

Tan solo imaginar a un niñito tan pequeño intentando descubrir por si solo para que sirve una cámara o sosteniendo un libro casi más grande que él... tanta adorabilidad me mata 

foticas ^-^ 

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