{Capitulo VI. Recuerdos}
– Tenía mucho sueño, lo siento – me disculpo mirando a Jongin. Cierro los ojos otra vez y recuesto mi cabeza en el respaldo de la silla, deseando volver a dormir. Al menos en sueños soy feliz junto a Luhan. «Ojalá pudiera soñar por siempre »
– Ya ya, no importa – responde él sentándose en la silla al lado de la mía. – he podido escapar de los ensayos un momento para traer esto. – dice colocando algo frente a mí. No lo veo, pero si puedo notar el objeto a pocos centímetros de mi rostro.
Abro los ojos poco a poco y me topo con una bonita imagen, aunque mi corazón se vuelve a comprimir, como ha hecho un millón de veces últimamente. Es una imagen enmarcada en un bonito cuadro, una fotografía en la que aparecemos todos los miembros de EXO en el backstage del SM Town en Beijing. Pero yo no me fijo en los demás, ya que toda mi atención está puesta en Luhan, o mejor dicho, en nosotros. En la fotografía, Luhan sonríe con una gran sonrisa, con su cuerpo pegado al mío y una de sus manos levantadas haciendo el signo de la paz. A su lado, estoy yo, con una sonrisa un poco más leve que la suya, mirándolo fijamente. Se nos ve felices, nada comparado a como estamos ahora. «Eran tiempos mejores... »
Aparto la mano de Jongin que sostiene la fotografía para no tener que soportar más el dolor que me causa ver la felicidad que ya no tengo. No soy tan masoquista como para poder hacer eso.
– Es un regalo para Luhan, para que se recupere pronto y podamos volver a hacer cosas como estas. – señala con su dedo la fotografía. – se lo quería dar personalmente, pero está durmiendo. ¿Se la puedes dar tú? No me puedo quedar mucho más tiempo...
Tengo ganas de negarme, y estoy a punto de hacerlo cuando veo su rostro. Jongin también se ve cansado, tiene unas visibles ojeras debajo de los ojos, sin duda a causa de quedarse hasta altas horas de la noche ensayando. ¿Me puedo negar, ser tan egoísta, solo porque no quiero quedarme solo con Luhan? Se la respuesta al instante : No puedo. Así que asiento con la cabeza y me despido de él cuando se levanta y se acerca a la puerta. Jongin echa un último vistazo hacia el lugar donde está Luhan y se marcha.
Sujeto la fotografía entre mis manos y me acerco a la cama en donde está durmiendo Luhan. Lo admiro lentamente, permitiéndome examinar cada centímetro de su rostro. La primera vez que lo vi, solo pensé que era una chico muy atractivo, pero conforme lo fui conociendo, llegué a la conclusión de que Luhan tenía una gran belleza por dentro que se reflejaba también en su exterior. Luhan era y es simplemente 'perfecto'. No hay una palabra que se halla inventado aun que lo defina mejor. Aunque me gustaría que esa palabra fuera “mío”, pero nunca será así.
– Sehun...estoy despierto – escuchar la voz de Luhan, ronca por el sueño, me sorprende tanto que doy un pequeño salto como si me hubiera encontrado haciendo algo malo, aunque tal vez sea así.
Luhan abre lo ojos y se incorpora sentándose en la cama, me mira y sonríe levemente. Es una pequeña sonrisa, casi imperceptible, pero que sin embargo me llena de felicidad. Siempre que Luhan sonríe automáticamente mi estado de ánimo mejora, es como si Luhan tuviese el poder de hacerme sentir feliz.
– Jongin estuvo aquí hace poco, me dio esto para ti. – acerco la fotografía hacía sus manos y la dejo sobre ellas. Al instante, Luhan eleva un poco la fotografía para poder apreciarla con más claridad.
Sonríe, con una amplia sonrisa, mientras pasa las yemas de sus dedos por toda la fotografía.
– Es del SM Town en Beijing ¿verdad? – me pregunta sin apartar la mirada de la fotografía.
– Sí, Jongin dijo que quiere que te recuperes pronto para poder hacer cosas como esa. – señalo la fotografía que está en sus manos.
– Que amable de su parte... – Luhan sonríe durante un par de segundo, pero algo hace que su expresión se transforme. Frunce el ceño y su sonrisa desaparece.
– ¿Estás bien? ¿Te duele algo? Yo podría llamar a la enfermera... – me empiezo a levantar de la silla, sin embargo su voz de detiene.
– No me duele nada, estoy bien. – pero su voz no parece decir lo mismo. – yo solo estaba pensado...pensado en que.. – traga saliva con dificultad y su mirada se clava en mí. Se ve triste, con sus ojos marrones brillando y su pequeña boca curvada en una mueca de incomodidad. «¿Qué es lo que quiere decir y le cuesta tanto hacerlo?» – en que no vamos a poder a volver a hacer esto.
– ¿Por qué lo dices? – alzo una ceja, sin ser capaz de entender lo que quiere decir.
– Tu y yo ya no somos amigos. – susurra agachando la mirada. – ya no vamos a poder hacer cosas como esta. – una pequeña lágrima cae sobre la fotografía. Todo su cuerpo tiembla. Todo el ambiente cambia a nuestro alrededor.
«¿Por qué lloras?» Todo está mal, Luhan no debería llorar, él debería estar riendo y siendo feliz. Por eso es por lo que me sacrifiqué. No por esto, no por tener que ver a la persona a la que más amo siendo infeliz por mi culpa. Me duele tanto verlo en este estado, sufriendo por una mentira, sufriendo por algo que estoy obligado a hacer. No me importa ni siquiera el dolor que siento yo, solo quiero calmar su llanto, así que me acerco rápidamente a él y lo atraigo a mis brazos, abrazándolo fuertemente. Se que estoy echando por la borda todo el esfuerzo que he puesto en separarme de él, pero no hay nada que pueda hacer. Lo he intentado y no he podido. He perdido, pero no me siento como un perdedor.
Luhan está inmóvil, sumamente tenso con los brazos a ambos lados de su pequeño cuerpo mientras el temblor de su cuerpo continua. Sin duda mi abrazo lo ha pillado por sorpresa, al igual que me ha sorprendido a mi. Aun así, decido no echarme para atrás, sino que lo abrazo aún más fuerte, deseando hacer desaparecer todo el dolor y la tristeza de su cuerpo.
Poco a poco, los temblores de su cuerpo empiezan a ser menos y sus manos rodean mi cintura, pegándome aun más a él. Se siente tan bien estar de esta forma que casi temo estar soñando otra vez. Aun así, no me siento mal por ello. «De ser un sueño, no quiero despertar nunca»
Respiro el dulce olor de Luhan y disfruto con todas mi fuerzas de la sensación de calidez que desprende su cuerpo pegado al mío. Quiero recordar este momento toda mi vida, para poder tener un recuerdo feliz al que aferrarme cuando peor me sienta.
– Eramos amigos, no finjias eso, ¿verdad? – Luhan pregunta con la voz temblorosa, como si temiera oír mi respuesta.
– No había modo de fingir Luhan... – siento un nudo en la garganta. «¿Qué debo hacer?» Podría pedirle perdón e intentar volver hacía atrás. Podría explicarle todo y atenerme a las consecuencias. Podría hacer muchas cosas, pero no estoy seguro de cual de todas ellas escoger. El recuerdo de la promesa quema en mi mente en todo momento, recordándome que no tengo opciones. Solo tengo una posibilidad y es la que menos me gusta.
Aun así, me doy cuenta de que hice mal al intentar apartar a Luhan de mi de la forma en la que lo hice. No debí de ser tan duro con él. Debería haberlo hecho de otro modo...«¿Pero existía si quiera otro modo de hacerlo? » Debo alejarme de él, lo se, pero al menos, hasta que esté sano otra vez, haremos lo que él dijo : fingir que nada ha pasado.
Luhan tiembla levemente y se aparta de mi, terminando así el abrazo. Al verlo, con sus ojos castaños teñidos de preocupación, como si temiera mi reacción, intentó sonreír para que deje de preocuparse, al menos de momento.
– ¿Estás bien? -- le pregunto al ver como se recuesta contra la almohada con los ojos cerrados, apretando fuertemente los labios.
– Estoy bien, sólo me hace falta tomar un poco de aire – dirige su mirada a la puerta de cristal que separa la habitación de el pequeño balcón de fuera.
– No se sí está permitido hacer eso... – hago una pequeña mueca al notar la desilusión en sus ojos. «Vamos, te has portado como un idiota, al menos puedes hacer esto por él. »– pero iré a preguntar si nos dejan hacerlo.
Me levanto de la silla y salgo de la habitación, echándole un último vistazo a Luhan. No tardo mucho en encontrar a una enfermera, de espaldas a mi, hablando con una señora mayor. Espero atentamente a su lado hasta que termina de hablar, y cuando se da la vuelta, maldigo a mi mala suerte al ver que es la misma enfermera de antes.
– Perdone, pero... – intentó parecer mas amable que la última vez, pero sólo me gano una mirada de indiferencia de su parte. – mi amigo – «amigo...» – quiere salir un momento al balcón a tomar el aire.
– En su estado, eso no está permitido – responde ella con una sonrisa de satisfacción en el rostro. -- lo siento.
« Sí, seguro que lo sientes mucho».
– Vaya...que pena –estiro uno de mis brazos y apoyó la palma de mi mano en la pared, a pocos centímetros de su rostro, arrinconando así a la enfermera contra la pared– ¿está segura de que no podemos hacer nada? – pongo mi mejor cara mirándola fijamente.
Ahora que la veo bien, es un ahí a muy linda. Tiene la piel blanca, los ojos grandes, huele bien y mide cerca de. 1'60; en definitiva, es mi tipo ideal. En un mundo en el que no existiera un bonito chico llamado Luhan, sin duda le hubiera pedido salir.
La enfermera se sonroja mirándome y parece estar a punto de desmayarse. Tengo ganas de reír al ver su expresión.
– No...n-o n-o – se muerde fuertemente el labio e intenta apartar la mirada de mi mirando desesperadamente a todos lados. – yo creo que sí podría salir un momento... – dice con voz derrotada.
– ¿De verdad? Muchas gracias – sonrío ampliamente alejándome de ella – estoy muy agradecido – hago una pequeña venía y empiezo a andar de vuelta a la habitación.
Toco la puerta y al no obtener respuesta, a abro y me sorprendo al no ver a Luhan en la cama. « ¿Dónde está?» Lo busco desesperadamente con la mirada y respiro aliviado al encontrarlo en el balcón. Luhan ha salido fuera incluso antes de que le dijera que podía hacerlo, eso me hace negar con la cabeza sonriendo.
Luhan está mirando atentamente a algo frente a el, con su pequeño cuerpo temblando levemente a causa del frío que causa el viento que sopla fuera. « Aigo...Luhan te vas a enfermar...»
Sobre la cama se encuentra doblada una pequeña manta de color marrón, con pequeños dibujos de ciervos en el. Sujetó la manta y la árbol mientras me acerco por detrás a Luhan. Sobre sus bonitos y delicados hombros dejo caer la suave manta, lo que hace que Luhan de un pequeño salto.
– Pensé... que tendrías frío – aparto rápidamente la mirada de él, intentando ocultar el leve rubor de mi rostro.
– Gracias – responde Luhan mientras me pongo al lado suyo.
Desde mi posición puedo admirar su perfil. Su bonita piel se encuentra levemente sonrojada, su nariz es pequeña y con una forma muy curiosa, que me hace sentir ganas de tocarla, y sus ojos han recuperado el brillo de siempre, pero lo que se lleva toda mi atención son sus labios. Son demasiados bonitos y besables, con ese leve tono rosa en ellos. Destellos del sueño que tuve regresan a mi memoria. «Ojalá todo hubiera sido real, no un sueño»
– Es muy bonito esto – dice Luhan – ¿recuerdas el día en que fuimos a ver el amanecer juntos?
«¿Cómo olvidarlo?» Aun recuerdo que cuando eramos trainers, no hablaba con casi nadie ya que me sentía incómodo, triste y sumamente frustrado; sin embargo, Luhan siempre conseguía ponerme de buen humor y sacarme varias sonrisas. Recuerdo que, un día en el que estaba sentado en la sala de ensayos, totalmente cansado de todo, llegó Luhan y me dijo que me tenia que llevar a un lugar, estaba tan cansado que al principio me resistí, pero terminé cediendo. Luhan me llevo a ver el amanecer mientras bebíamos buble tea. Fue realmente hermoso.
– Sí, lo recuerdo – respondo con un nudo en la garganta. No me gusta recordar momentos como ese ya que ahora duelen.
– Ahora estamos viendo el atardecer juntos –esboza una gran sonrisa y mira en mi dirección. Sus ojos brillan como nunca, reflejando el tono naranja de la tarde.
– Sí..–no se que mas decir, temo que si digo algo mas pueda estropear la situación.
– Tendremos que ver también el anochecer juntos alguna vez –susurra regresando su mirada al frente.
«No creo que eso sea posible» pienso, pero no lo digo en alto. No quiero hacerlo sentir mal, aunque se que mi silencio lo incomoda tanto como a mi. No podremos hacer nada de eso, porque una vez salgamos de estas paredes, todo volverá a ser como hace unos días : destrucción, dolor y resignación.
– Sehun...– Luhan me mira a los ojos. Fijamente. – estas temblando del frío.
No lo había notado al estar tan perdido en mis pensamientos, pero está en lo correcto. Todo mi cuerpo tiembla a causa del frío que siento. Le resto importancia encogiéndome de hombros, sin embargo soy incapaz de verme alterado cuando Luhan posa una de sus manos en mi brazo.
Lo miro, totalmente perdido. Esa pequeña zona de mi cuerpo se ha encendido al instante. La mano de Luhan es caliente y suave. Se siente demasiado bien.
– Ven...– me pide con voz baja mientras me mueve de tal forma que quedo tras suya. Abre mas la manta y nos cubre a los dos con ella.
Me quedo inmóvil detrás de él, intentando recordar como se respira con normalidad. Pero no lo consigo. Estoy tan cerca de Luhan, su cabello toca mi nariz y me hace cosquillas y su cuerpo desprende tanto calor que contrarresta las ganas que tengo de reír. «¿Qué debería hacer?»
Luhan tiembla un poco e instintivamente mis brazos se mueven para cubrir sus hombros en un extraño abrazo. Cuando me doy cuenta de la situación, siento pánico y empiezo a mover mis brazos para regresar a la posición inicial, sin embargo Luhan se pega mas a mi y se recuesta en mi pecho.
– Así estoy mejor...– se ríe y bosteza a la vez, haciendo que los dos riamos a la vez.
Es tan extraña la situación. Hace a penas unos días a penas hablábamos, y ahora estamos así, abrazados. Se que estoy haciendo mal, que volver a separarme de Luhan me va a costar mucho mas que antes. Pero en estos momentos, eso no me importa. Solo quiero ser feliz, solo quiero poder respirar un momento sin sentirme mal.