Capítulo 01:
Empieza El Plan.
La princesa Zelda organizó una fiesta primaveral en su castillo; puso mucho empeño para ésta fiesta. Las flores, listones y globos rosados rellenaban las paredes del castillo. Las mesas enmanteladas con un centro de mesa adornando los cuales eran robados a los pocos minutos. Daban las dos de la madrugada, las músicas célticas acompasaba por todo el castillo y las personas bailaban alegres, solas o con parejas era un momento alegre. Vio permanecía sentado observando el jaleo en todo el centro de la sala del recibidor —ahora mismo podría estar en mi casa leyendo un libro — pensó entre suspiro. Agarró una copa media llena de sidra y dio unos tres sorbos. Había perdido la cuenta de cuántas copas llevaba tomando — éstos maquillajes pesan mucho mi cara y éstos zapatos son infernales — dibujó una mueca cansina, la sidra le producía sueño.
Bajó la cabeza; todavía no podía creer que llevara un largo vestido violáceo como traje.
'Es muy hermosa' pensó fascinado un joven hylian. Un joven hylian de cabellos lavanda, pellejo pálido, ojos carmesí como la sangre arriba de un tatuaje color negro adornada en su mejilla derecha. Sus flequillos corrían hacia la izquierda lo que permitía cubrirle el ojo izquierdo. Vestía de un buzo largo del mismo color de su cabello seguido de una bermuda y botas rojas.
Vio fue la primera doncella que capturó su corazón apenas entrado al castillo. Lo cautivó de una mirada.
'sólo espero que sea soltera, de lo contrario... Me costará más trabajo' — pensó para sus adentros y sonrió. Bebió la última copa de sidra, se puso en pie y se encaminó hacia aquella hermosa doncella — ¿Me concede éste paso, señorita? — extendió su mano hacia el rubio.
—Sí — asintió Vio. Se sacó los zapatos; si ya le era incómodo caminar con ellos mucho más sería bailar. Se levantó de su asiento, correspondió la mano de Vaati y se perdieron en la multitud. Vaati llevó su mano hacia la cintura de Vio, y Vio llevó su mano hacia el hombro ajeno.
—¿Por qué estabas tan sola, cariño? — preguntó.
—Nadie me pidió bailar — respondió Vio, sus ojos se esforzaban por mantenerse despiertos.
—¿Tienes sueño?.
—No, más bien estoy borracha... He bebido mucha sidra — rieron.
—¿Cómo te llamas, preciosa?.
—Violeta... — respondió Vio — ¿Tú?
—... Christofer — mintió Vaati.
—Es un placer, Christofer... — murmuró el rubio.
—¿Te gustaría hablar por un rato fuera del castillo? — el rubio asintió — Muy bien... Vamos... ¿Si? — el brujo tomó de la mano del pequeño y del hombro como si muy frágil fuera. El rubio se dejó llevar; maldijo por dentro a sus tres yo por no darles detalles sobre el secuestrador. ¿Cómo podría saber si es él?.
Vaati llevó a Vio fuera del castillo, eligieron tomar asiento en un árbol cerca del lago.
El aroma del lago llegaban a sus fosas nasales, la vista los tranquilizaban de una manera que hasta se olvidaron del tiempo y de la fiesta en el castillo.
—es tranquilizante, ¿Verdad? — Vaati rompió el sosiego esperando no haber aburrido al rubio.
—Así es — asintió Vio lentamente. Dibujó su típica serena sonrisa; cerró sus ojos y tiró su cabeza hacia atrás — ¿Dónde vives, Christofer? — preguntó con una voz apagada.
—Mmmm... Bueno... En realidad... Vivo muy lejos de aqui... — pausó. Abrió la boca con la intención de hablar pero no lo hizo; una sonrisa reemplazó en su lugar. Vio cayó en sueño. La sidra fue muy fuerte para él. Su cabeza se movió hacia la izquierda hasta apoyarse en el brazo derecho de Vaati.
El brujo se acomodó. Pasó su brazo derecho por el hombro de Vio para que éste durmiera sobre su pecho. Recorrió sus yemas por todo el brazo del pequeño, su piel era suave como la piel de un bebé.
'Eres tan delicada... Y tan hermosa' miró con ternura al blondo.
—¿¡Violeta!? ¿¡Estás aquí!? — llamaba Azul. A pocos metros de donde se hallaba Vaati y Vio.
—¿Te refieres a ella? — cuestionó el ojirubí a la vez que señalaba a Vio con la mirada.
—Ah... Creí que la perdí... — suspiró aliviado — Mi hermana siempre se separa de mí sin avisarme — fingió molestia. Se acercó a los chicos púrpuras para cargar al Link calmado — Eeh... Gracias por cuidarla — dibujó una sonrisa forzosa.
—De nada... — murmuró el brujo. Azul comenzó a caminar para adentrarse al castillo — ¡Espere...!
—¿Mm? — Azul detuvo sus pasos. Vaati trotó hacia él — ¿Qué pasa?.
—Eh... — titubeó por unos segundos mientras se rascaba la nuca — Tu hermana es muy hermosa desde mi punto de vista... Y... Me gustaría tener una salida con ella — Azul esbozó una sonrisa. Permaneció pensativo por unos segundos. Le disparó una mirada al brujo.
—De acuerdo... Pero me la cuidas bien — Vaati, junto a una sonrisa, asintió.