“Si con mi mano indigna he profanado tu santa efigie, sólo peco en eso: mi boca, peregrino avergonzado, suavizará el contacto con un beso”.
Solazar mi mente era como un paraíso al cual no se me permitía entrar, y no es como si pudiese negarlo, aquellos sueños eran tan hermosos que me llenaban de paz pero tan inciertos que me la robaba el resto del día. Existían desde hace tanto tiempo que ya siquiera recordaba cuando habían empezado; cuando mi vida se había vuelto dependiente de ellos, y aunque no quisiese era como si mi corazón anhelara cada noche volver a sentir aquellos dulces susurros erizando mi piel y aquellas dulces manos calmando mi alocado ser.
No lo podía ver, pero sabía que estaba ahí… Lo sentía. Sentía como su corazón me llamaba, como su voz seguía repitiéndome todo aquello que en sueños me hacia suspirar, pero entonces cuando creía tener un final feliz despertaba sintiéndome aún más miserable. Miserable por ser un niño malcriado de 16 años enamorado de una voz, como me repetía mi mejor amigo siempre.
Mi vida si bien no es perfecta, no tengo derecho a quejarme. Tengo padres maravillosos que siendo hijo único a veces me hacen sentir sobreprotegido pero a pesar de todo se que lo hacen por amor. Nos clasificamos entre la gente de buena posición económica lo cual no influye en mi carácter y al menos no en él de mi madre, mi padre es otra historia donde el poder domina y hacer perdurar la estirpe es muy importante, pero, lo rescatable de esta efeméride es que justo eso me condujo a conocer al que hoy es mi mejor amigo Kim Kibum, un nombre común para una persona admirable.
Estoy cursando mi penúltimo año de secundaria y Kibum este año finaliza, ambos estudiamos en la Escuela de Artes Escénicas de Seoul, mi amigo planea estudiar el año que viene la carrera de Diseño de modas en la Universidad Nacional de Seoul y yo me le uniré después con la carrera de Teatro, siempre he soñado con eso. Mi padre como siempre lo he sabido, no está muy de acuerdo, es decir, como cualquier padre empresario espera que su único hijo le siga los pasos y maneje el negocio familiar, pero la realidad es que por el momento no estoy muy interesado. No sé que me depare el futuro, pero actualmente vivir cada día en una oficina no es mi mayor sueño.
Para qué negarlo, soy demasiado introvertido y eso en parte se lo debo a mis padres quienes hacen todo por mí y lo peor es que no puedo reprocharlo porque me sentiría extraño si no me cuidasen de la forma en que lo hacen. Mi amigo dice que debo ser más independiente, que si bien vivimos en un mundo manejado por nuestros padres debemos aprender a movernos por él. Realmente lo admiro, con 18 años es capaz de negarles cosas a sus padres y trabaja cada tarde en una cafetería por el simple hecho de querer sentirse útil, según él. Yo por el contrario, soy un niño de mamá, amo que me cuide. Es encantadora y los buenos modales por los cuales me adulan se los debo a ella.
A pesar de que mi timidez supera los niveles normales en una persona, puedo actuar muy bien y he representado muchos papeles protagónicos en mi escuela gracias a esa habilidad, mi mamá y Kibum molestan diciendo que soy una persona extraña (si, ellos son, si se me permite decir, mucho mejores amigos de lo que somos Kibum y yo), la verdad quiero creer que soy bueno actuando por el simple hecho de que en una obra musical represento a alguien que es totalmente diferente a mí, lo cual, hablando como un tímido compulsivo, tiene muchas ventajas.
He estado soltero por mucho tiempo, desde que nací para ser más exactos. Y nunca he besado a nadie aparte de mi madre y Kibum, este último no es algo de lo que haya que indagar, simplemente tenemos una relación de confianza extrema donde esto en nosotros dos es natural, como de una segunda madre con su hijo, porque realmente él es tan especial que lo siento de esa manera y sé que el también me ve como su niño pequeño. Me lo repite cada día, cada tres segundos.
Con ayuda de ellos dos, pude comprender que en realidad no me gustaban las niñas, que eran atractivas pero no me atraían de otra manera. Mi padre no lo sabe y no es porque me avergüence, solo no quiero que se sienta decepcionado de mi. Aunque mi mamá me apoya y me dice que él tiene derecho a saberlo y que no me juzgará, la verdad es que pasará mucho tiempo antes de que eso suceda.
- Cariño, las uvas se comen, no se persiguen con los palillos por todo el plato.
- ¡Hyung! – Levanté mi cabeza sorprendido – lo siento, estaba pensando un poco.
- Dime algo que no sepa… Siempre me ignoras por estar pensando en quien sabe que cosas – expreso dolido mientras mordía su manzana.
- ¡No es cierto! – Refunfuñe – sabes que siempre tienes mi atención.
- Ya, ya, no te me vayas a erizar, come tus frutas que después te me desmayas y tu madre me mata.
- Me mata a mí por preocuparte… Eso me pone celoso, me estas robando a mi madre – lo miré con odio fingido.
- ¡Lee Taemin! No te permito decir esas cosas, antes agradece que a falta de una tienes dos… - sonreímos esperando a que el timbre sonara, todavía hacía falta media jornada de clases.