Light Yagami, paciente número 100 en la institución psiquiátrica de Londres, trastorno de doble personalidad e intento de suicidio, doncel de 22 años transferido aquí por el detective L
Light Yagami estaba encerrado en una habitación completamente acolchonada que impedía que este se hiciese daño a sí mismo, según los psiquiatras, Light estaba en un estado crítico y que estaba vagando dentro de su mente. En efecto, Light Yagami no sabía que era lo que hacía, solo sabía que tenía que morir, jamás se perdonaría a si mismo por haber hecho lo que hizo.
Casi todos los días cierto pelinegro acudía a visitarlo, era la única persona que Light tenía, sus padres habían muerto, su hermana no lo recordaba, pero eso no era de vital importancia, ya que este vagaba sin ningún tipo de recuerdo o sensación de vida. Ese día era exactamente igual, sentado en el suelo de la habitación, con la camisa de fuerza aprisionándolo, tenía los ojos abiertos, mirando la nada, el color miel en sus orbes se había esfumado, dejándolos fríos y vacíos.
- Pase por aquí – decía la enfermera encargada del cuidado de Light – el detective L ha determinado que usted es el único que puede pasar a ver al paciente y de no ser así este sería sacado de la instalación.
- Muy bien señora – decía cierto chico, que luego de haber venido ya por casi un mes, la mujer seguía diciéndole lo mismo.
- Light, querido, tu amigo ya llegó – la mujer abrió la puerta e indico al otro a que pasara.
- Hola Light – saludo el chico con una sonrisa cálida, pero muy afligido. - ¿cómo has estado? – preguntó, sabía que Light no respondería, no lo había hecho en los 25 días que llevaba entrando a la institución mental – sabes, te amo más que a mi vida, por eso estoy aquí – dijo tomándole una de las manos – quiero que volvamos a ser como antes, tú intentando asesinarme, esos tiempos eran muy hermosos – lo abrazó – sé que desde que intentaste asesinarme y casi lo lograste fuiste cambiando, y más aún luego de que hiciésemos “eso” – le acarició la mejilla – luego cuando esperabas a ese niño que fue víctima también de tu doble personalidad – apretó fuertemente el puño – no fue tu culpa, todo fue culpa de esa estúpida libreta, aunque no puedo decirle estúpida todo el tiempo, ya que de no ser por ella jamás nos hubiésemos conocido.
Ryuuzaki lloraba en silencio, mientras veía como Light permanecía allí, tan frío como él en su tiempo, no era nada muy lindo, sus ojos ya no conservaban la vida de la que se enamoró, a pesar de que Light fuese tan controlador, siempre supo que estaría allí para él, lo que nunca imaginó es que Light al intentar suicidarse asesinó sin querer a su propio bebé, ese que no tenía la culpa de nada.
Nada en el mundo haría que dejase de amarlo, pero deseaba con todo su corazón que Light pudiese despertar de ese terrible sueño que le invadía, de ese encierro mental en el que se encontraba, deseaba sobre todo volver a discutir con palabras y golpes como cuando estaban en el cuartel de investigaciones, no había nada que lo llenara más de vida que eso.
Light no regresaría y él lo sabía, él como el detective L estaba que dejaba todo, su nombre, su sueño, todo, con tal de volver a ver la vida en los ojos de Light. Sin pensar, se encontraba dándole un suave beso en los labios a Light, no lo sentiría, pero deseaba al menos saber si el dulce sabor de sus labios no estaba perdido, si aquella última vez que lo probó, no sería la misma.
Escuchó el leve sonido de un pitido en la habitación, su tiempo allí había finalizado, tendría que esperar al siguiente día para poder volver, quizá más animado, quizá con más tristeza. Salió de la habitación observando a un Light con los ojos cerrados, pero exactamente en la misma posición en la que le había encontrado.
Caminó fuera del psiquiátrico y luego fue al cuartel general, donde Watari debía de estarle esperando, ese día volverían a la Wammy’s House, los niños de allí necesitaban la atención de su gran admiración, L.
Un helicóptero le traslado a la Wammy’s House, cuando llegó, creía que encontraría a todos los chicos durmiendo, pero no fue así, todos ellos estaban despiertos esperando atentamente en la puerta su llegada.
- ¡L! – gritaron todos al unísono.
- ¿cómo han estado? – preguntó L fingiendo felicidad.
- Bien – dijeron 3 o 4 chicos al fondo.
- Bien chicos, L debe descansar y ustedes también – dijo Roger. – quédense Near, Mello y Matt.
- Hola chicos – saludo amargamente L luego de que los otros niños se fueran.
- ¿Qué ha pasado L? – preguntó Matt con su psp en las manos.
- ¿Cómo está Kira? – pregunta Mello comiéndose una barra de chocolates.
- No vuelvas a llamarle Kira, Mello, él es Light Yagami, una víctima de la libreta. – dice L algo molesto por como llamó Mello a Light – en cuanto a que ha pasado, todo sigue igual, Light no quiere reaccionar – dijo cabizbajo.
- No te desanimes L, seguro que pronto volverá a ser el mismo – dijo Near jugueteando con un mechón de cabello y la mirada perdida.
- Mañana volverás – dijo Matt con seguridad.
- Todos los días afirmo L sin ánimos – hasta que pueda traerlo conmigo.
- Te apoyaré – dijo Matt abrazando las piernas de L.
- Gracias Matt – dijo L afianzando el abrazo – ¿y ustedes? ¿me apoyarán? – dijo observando a el rubio y al albino.
- Okey – dijo Mello cerrando sus ojos y suspirando ruidosamente – los adultos y su amor secreto –
- No es secreto – dijo L sonriendo – siempre le he amado.
- Yo también – dijo Near observándose los dedos – aunque haya sido un asesino.
- Bien – dijo L resignado a que llamasen a Light asesino.
- Vamos a dormir – dijeron los 3 chicos al unísono.
- Yo me retiro – dijo L – voy a resolver algunos casos.
Así paso toda la noche hasta que el día siguiente ya era hora de las visitas, L se fue al psiquiátrico, fingiendo ser el simple adulto Rue Ryuzaki.
- Hola Kioto – saludo Ryuzaki a la enfermera –
- Hola Ryuzaki – dijo la enfermera sin mirarle a la cara –
- Pasó algo Kioto, dime que es – dijo Ryuzaki angustiado –
- Bueno… lo siento… la condición mental de Light ha empeorado… desde ayer que te fuiste, ni siquiera se ha movido, parece una estatua, casi ni respira – dijo la mujer conteniendo las lágrimas – ese chico debe estar pasando por cosas terribles – recobró la compostura – solo nos queda esperar, quizá vos puedas hacer que reaccione… aunque es poco probable.
- Eso quiere decir – dijo Ryuzaki tomándose fuertemente el pecho – puede que pierda a MI Light para siempre…