Ghost por jeongleo

Hacía bastante tiempo que no me emocionaba tanto porque el siguiente día llegara a mí. Ni siquiera ésos días en donde Taekwoon me invitaba a cenar o a ver una película me hacían sentir tan ansioso y desesperado, como lo hacía el hecho de saber que pronto descubriría la manera de regresar a donde realmente pertenezco.

Como un fantasma, no puedo dormir, pero incluso si lo pudiera, de seguro que por el día de hoy no lo hubiera hecho. No podía quedarme quieto en toda la noche, iba de banca en banca del centro comercial, observando los productos nuevos, que a pesar de que se verían bien en mí, tenía que resignarme a usar la ropa con la que fallecí: una camisa a cuadros con líneas blancas, rojas y grises, unos vaqueros ajustados y unos tenis de una marca reconocida, que todos los adolescentes usaban para ése tiempo.

Eran las ocho de la mañana, y finalmente el lugar en donde me encontraba abría sus puertas para recibir a toda clase de gente, niños, adolescentes, adultos, ancianos, todos comenzaban a reunirse en el mismo punto.

Me senté en el borde de la fuente de los deseos, que para ése entonces estaba todavía apagada, a esperar a quien me ayudaría con mi mayor problema.

No sabía qué tanto tendría qué esperar, pero no me importaba en absoluto. Para entretenerme entre la espera, comencé a intentar recordar algo que ayudara a Hyuk con su investigación. Vamos... tenía qué haber algo útil. Como por ejemplo, ¿qué hizo que no viera al camión comerciante antes de que fuera arrollado? Debía haber una razón de por qué estaba tan distraído ése día.

× Flashback ×

— ¡Binnie! ¡Binnie! — El pelinegro gritaba mientras corría, siguiendo la pista de aquel chico de cabellos marrones.

— ¡Aléjate! — El chico al que normalmente se le veía sonriente, mostrando sus prominentes hoyuelos, en ése preciso momento, estaba llorando, huyendo de aquel que le había hecho, al parecer, un mal.

Habían corrido ambos una gran distancia: desde la casa del mayor hasta una calle cerca del centro comercial, que no era exactamente muy cercano al edificio apartamental donde vivía.

— ¡Lee Hongbin! ¡Ven aquí! ¡Puedo explicarlo!

— ¿Qué es éso que me vas a explicar? Yo sé qué es lo que pasa aquí.

— ¡No es todo como lo parece!

— ¿Y entonces? ¿Qué es lo que vi, entonces? ¡Explícalo, Jung Taekwoon!

Ninguno de los dos parecía lo suficientemente dispuesto a detenerse de correr, menos el castaño, quien estaba huyendo de la realidad que le era simplemente imposible creer.

— Hongbin, éso no fue mi culpa... sabes que no. Sabes que no te he mentido en todo éste tiempo, ¿por qué lo haría ahora? —De los lagrimales del mayor, comenzaron a brotar pequeñas gotas.

— ¡No lo sé! ¡Y no voy a creerte ahora!

— Lee... — El de cabello negro y lacio se detuvo, al ver que el otro joven cruzaba la calle sin fijarse antes del monstruoso camión que no se detenía detrás de él. — ¡¡¡HONGBIN!!!

Y no fue dentro de mucho, que delante de los ojos del mayor, el menor colapsó a causa de un camión.

× Fin del flashback ×

"¿Creer? ¿Qué cosa?" Pensé. Pero antes de que pudiera examinar mis memorias en busca de algo, sólo algo que me diera una pista de qué había ocurrido, una presencia apareció detrás mío, tocando mi hombro.

—¡Wuaaaah!— Exclamé, asustado.

— Yah, ¿desde cuándo te asustas tan fácil? ¿Tan siquiera tiene sentido? Eres un fantasma, hombre.

— ¡Wonsik! — Suspiré de alivio, al ver a mi único amigo entre los fantasmas.

Era bastante curioso, Wonsik tenía la misma edad que yo, y por lo poco que me ha contado de sus vivencias pre-muerte, tampoco recuerda la razón de su muerte y murió en el mismo lapso de tiempo en que yo lo hice. Según oí de uno de los abuelos del centro comercial, que ellos todo lo saben, Won murió en un secuestro o algo así.

— Chaval, Hongbin, ¿estoy tan feo? ¿O por qué te asutaste así?

— No es nada, sólo pensé...

— ¿Sólo pensaste? ¿Qué cosa?

— Que eras otra persona.

— ¿Quién? ¿Leo, ése tipo? Él no puede verte de ésta forma, ¿o sí?

— No, no lo estaba esperando a él. Y en ése caso, tú tampoco puedes ver a Hakyeon ni él puede verte.

— ¿Entonces? Oye, éso es un golpe muy bajo, amigo. — En los labios de Wonsik, se formó un pronunciado puchero.

— Perdón, perdón. Tú empezaste.

— ¿Entonces, a quién esperas? ¿Tienes a otro amigo fantasma a parte de mí?

Negué con sutileza.

— No tienes qué saberlo, Sik. Como sea, nos veremos, tengo cosas qué hacer.

— ¡Suerte intentando encontrar a Leo! — Wonsik exclamó al verme ponerme de pie del borde de la fuente en donde estaba sentado. No quería hablar con él por el momento. Lo único que quería, era ir a un mejor lugar. Desaparecer de la Tierra.

— ¡Igualmente para ti con Hakyeon! — Respondí, volteándome sólo a mostrarle mi lengua.

Girándome de vuelta al frente, recorrí por fuera de la entrada del centro comercial, sin alejarme mucho de ése lugar, en caso de que a Hyuk se le ocurriera aparecer. No hacía nada más que pensar en qué acababa de recordar. Podría ser crucial para saber qué es lo que tengo qué hacer para dormir en paz. Me pregunto, ¿de qué rayos estaba huyendo? ¿Qué era lo malo que había hecho Taekwoon? No, Taekwoon no era el tipo de persona que me haría daño... entonces, ¿por qué? Necesitaba encontrar a Taekwoon, fuese donde fuese.

Estuve un rato dándole vueltas a la plaza principal. Y también dándole vueltas a todo lo que se encontraba en mi cabeza. Mi memoria se convirtió en una porquería desde mi muerte. Y me imagino que éso le debe de pasar a todos aquellos que se vuelven como yo.

Un momento después, una mano no transparente me pinchó la espalda sin mucha fuerza.

— ¡Sunbae! Lamento llegar tarde. ¿Esperó mucho por mí?

Hyuk había aparecido, para mi suerte. Llevaba puesto algo simple, unos vaqueros y una camiseta con estampado de algún superhéroe, unos zapatos deportivos y una mochila cuyo tirante se cruzaba por su pecho.

— No, no fue nada, acabo de llegar. — Pronuncié, usando la diestra para insinuar una negación.

— Ah, éso es bueno... perdón, ayer me quedé hasta tarde haciendo algo de tarea, y hoy por la mañana estaba tan dormido no escuché el despertador. — Se llevó una mano a su cabeza y rascó su nuca, un poco apenado a mi parecer.

— Te comprendo, no te preocupes.

— ¿Qué vamos a hacer? ¿Buscamos a Taekwoon-ssi?

— Pero... no recuerdo su dirección.

— Eso no es ningún obstáculo para mí... — En su voz se oía un tono de emoción, mientras se agachaba a rebuscar entre las cosas de su mochila. — ¡Tachán! — Me mostró un papel extraño, como sacado de una fotocopiadora, mientras sonreía. Me acerqué a verlo. Era una copia de la identificación oficial de Taekwoon.

— ¿Cómo conseguiste éso?

— Tengo mis contactos. — Hyuk guiñó su ojo derecho. — Un policía de confianza lo consiguió para mí.

— ¿Tienes ése tipo de contactos?

— Cuando eres Han Sanghyuk, ésos contactos son nada.

— Eish. — Le observé, haciendo un leve puchero.

— ¿Y entonces, vamos a ésta dirección?

Asentí ante su interrogante.

Por lo visto, la casa estaba un poco lejos del centro comercial, no como lo intentaba recordar. Así que, Hyuk y yo tuvimos un buen tiempo para conversar.

— Hyuk, ¿qué significa si un fantasma tuvo una visión del pasado?

— ¿Tuviste una visión, sunbae?

— Creo que éso fue.

— ¿Sobre qué era?

— No estoy seguro... Leo estaba corriendo por mí mientras yo huía, yo estaba llorando, no me fijé por dónde estaba y fue lo último que vi.

— Es una pista. Poco a poco, de seguro, obtendrás más visiones así de cortas sobre el pasado. Ponles mucha atención, pueden servirnos de ayuda a nuestra investigación.

— Está bien. Por cierto, Hyuk, no tienes amigos, familia... ¿o algo así?

— ¡Ah! Mira, ésta es la casa que buscábamos. — Comentó Hyuk, casi haciendo obvio que quería cambiar de tema. Me pregunto qué habrá pasado. ¿Habrán muerto o algo así?

— Está bien... toca el timbre, por favor.

— Síp. — Hyuk llevó su diestra hacia el pequeño botón, que, al presionarlo suavemente, despidió una melodía divertida, que parecía intentar hacerme recordar.

La puerta tardó unos segundos en abrirse. Se oía como si hubiera un desastre dentro.

Del otro lado de la puerta, nos veía (o veía a Hyuk) un joven de cabellos castaños y cortos, y destacaba en su rostro su nariz, que hacía ver a su rostro algo gracioso. Ése, sin duda, no era Taekwoon.

— Buenas tardes. — Habló el menor. — ¿Aquí vive el señor Jung Taekwoon?

— ¿Taekwoonie? — El hombre habló, como si conociera al susodicho desde hacía años. — Sí, vive aquí, pero, en éste momento no está. ¿Qué es lo que necesitan?

— Quería preguntarle algo sobre el joven Lee Hongbin.

— ¿Quién? Disculpa, no conozco, y estoy seguro de que Taekwoon tampoco, a un hombre con ése nombre.

— ¿Disculpe? ¿Quién es usted? ¿Qué relación tiene con el señor Jung?

— ¿Yo? — El desconocido carcajeó de una manera algo frívola. — Yo soy Lee Jaehwan. ¿Y es necesario que sepas lo demás?

— Obviamente sí, necesito reunir información.

— ¿Información? ¿Para qué?

— Para resolver éste caso. Creemos que el señor Jung tiene algo que ver con la muerte de Lee Hongbin.

— ¿Qué es usted? ¿De dónde viene?

— Ah, olvidé presentarme. — Hyuk rió como el desconocido lo había hecho sólo unos minutos antes, y, después de unos segundos, sacó algo de su mochila. — Soy Han Sanghyuk... — Mostró un pequeño librito con sus identificaciones al castaño. — Investigador y detective de la Policía Coreana.

El extraño se vio extrañado con la identificación, y, sin dudarlo, yo me sentí igual.

— Bien, se lo diré, señor. — Jaehwan alzó su diestra a la altura de su rostro, mostrándonos el dorso de su mano. Había algo entre su anular. Un anillo de compromiso, bastante caro. — Soy el prometido de Taekwoon.