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A veces los recuerdos matan por KimikoNekoChan

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En medio de un ocaso, un ojicastaño contemplaba las nubes desde una banca, extrañando ¿a quien sabe quien?... llorando por un sentimiento no correspondido, por su corazón dolido, una lluvia de decepción bajaba por sus mejillas, mordiéndose el labio inferior evitando creer, lo que sus ojos habían visto.

 

-Te lo dije, ¿no? El no te ama, nunca te amó-aru - Dijo un chino con un cierto alivio y felicidad disimulada en sus palabras

 

-Yo pensé, que de verdad me amaba- Dijo el ojicastaño entre lágrimas

 

-¿Has pensado en hacer la alianza con Grecia-aru?- Pregunto el chino con curiosidad

 

-No lo he pensado y tampoco lo haré, yo aun lo amo y no voy a cambiarlo- Dijo el muchacho levantándose de la banca

 

-¡Eres un idiota, Japón-aru, Solo te estas destruyendo a ti mismo-aru!- Dijo el chino levantando su tono de voz

 

-China-san, por favor… déjeme sólo- Dijo el nombrado Japón caminando hacia su hogar desanimado, con la vista un tanto perdida, con apenas fuerzas en sus pies.

 

Llegando a su casa, en cada rincón y lugar que miraba aparecían recuerdos, recuerdos gratos que se hacían borrosos por la vista cubierta de lágrimas. ¿Qué había sucedido con esa alianza que habían hecho en 1902? ¿Solo había sido por conveniencia?... el japonés no entendía por que si había sido por conveniencia, le hizo el amor, y le prometió un amor hasta el final, mas todo ese supuesto amor parecía haber sido mentira, un engaño, lastima que el único que había quedado enlazado con esa relación fuera Japón, aun estaba enamorado de ese Inglés que le juró amor eterno. ¿Dónde se había ido su amor?... el japonés tan solo con pensar en esas cosas, sus piernas tiritaban y caía al suelo abrazando a la nada para consolarse, no podía creer lo tonto que había sido todo este tiempo. Su comportamiento no fue el mismo desde ese día, se volvió un pirata cruel y frío, distante de todos.

Viendo el cielo desde su barco- vaya… ha pasado un buen tiempo que no lo he visto- Dijo con una sonrisa- creo que ya lo superé, después de todo

 

-¡Hola Japón, ¿como has estado?!- Preguntó un pirata de ojos verdes y cabellos rubios que jugaban con el viento

 

Se dio la vuelta, atónito de lo que veía- tú…

 

-Ey! ¿No me reconoces? ¡Soy Inglaterra!- Dijo con una sonrisa

 

-¿Por que un bastardo como tú, me habla con tanta familiaridad?- Dijo el japonés con sus ojos rojos que estaban cubiertos de odio y rencor

 

-¿Eh~? Que dices Japón, si nos conocemos desde hace mucho, incluso hicimos una alianza- Dijo el Ingles un tanto confundido

 

-Creo que te has equivocado, yo no he hecho una alianza con un bastardo como tú- Dijo con su mirada fría al inglés que tenia en frente

 

-¡No estoy equivocado, Tú eres Japón!- Dijo molesto- ¡y ya deja de llamarme bastardo, Soy Inglaterra!

 

-Lo siento, pero no te conozco- Dijo el japonés molesto

 

El inglés se acercó molesto hacia donde estaba el ojirojo- ¿Sigues molesto por la falla de nuestra alianza?

 

-Ya te dije, nunca haría una alianza con un bastardo como tú- Dijo el japonés con seriedad

 

-Estoy seguro de que eres, Japón, ¡mi Japón!- Dijo el pirata arrinconándolo contra la cabina

 

Se ruborizó un poco- ¡que demonios dices, yo no le pertenezco a nadie, Soy libre!- Dijo molesto

 

-Como puedes olvidar esa noche, si quieres te la hago recordar- Dijo el pirata de cabellos rubios con una sonrisa un tanto maliciosa

 

Desvainó su sable, a lo que el otro pirata al darse cuenta, se alejó rápidamente para no tocar el filo de esa arma- Eres rápido- Dijo el ojirojo con una sonrisa

 

-Japón, pareciese que me odias y quisieses verme muerto- Dijo el pirata confundido

 

-¡¿Es por él, acaso lo amabas a él?!- Gritó el ojirojo con cierta rabia en sus ojos

 

-¿Él?- Preguntó el ojiesmeralda confundido

 

-¡América, bastardo lerdo!- Gritó el ojirojo mientras atacaba al ojiesmeralda sin éxito

 

-Bueno… América él… ¡pero tu hermano china también tiene la culpa!- Dijo molesto

 

-¿Por qué… lo hiciste…?- Dijo el ojirojo brotándole ligeras gotas cristalinas

 

El ojiesmeralda se acercó al japonés para verle, pero no se percató que fue acorralado por los esbirros del ojirojo- ¡¡Suéltenme!!- Gritaba el ojiesmeralda intentando zafarse

 

-¡Llévenlo a la jaula!- Dijo el ojirojo con una sonrisa de victoria

 

-¡¡Estabas fingiendo!!- Dijo el ojiesmeralda mientras era amordazado y arrastrado a la jaula

 

-Estaba fingiendo, así como tú lo hiciste conmigo- Dijo el japonés con una sonrisa

 

Los esbirros del japonés, golpearon y maltrataron al ojiesmeralda dejándolo débil y sin fuerzas para cuando llegara el ojirojo a visitarle…

 

-M-me duele todo…- Dijo el ojiesmeralda retortijándose de dolor

 

Lo vio con desprecio- Eres débil- Dijo el ojirojo con una sonrisa

 

-¡Cállate infeliz! Me tomaste por sorpresa- Dijo el inglés molesto y mirando hacia otro lado para evitar verlo

 

-Claro, debiste haberme atacado en vez de acercarte a ver si lloraba o no- Dijo con una sonrisa

 

-Déjame, seré un pirata pero soy débil en esas cosas- Dijo el ojiesmeralda mirando a otro lado

 

-¿Qué le viste a America?- Dijo Japón sentándose a su lado

 

Se alejó con la poca fuerza que tenía- Tsk… ¿quieres engañarme de nuevo?- Dijo con una sonrisa nerviosa

 

-Solo quiero saber, que tiene ese niño- Dijo el ojirojo con una sonrisa

 

Lo vio a los ojos- ¿Por qué tienes tus ojos rojos?

 

-Supongo que es por el odio que tengo- Dijo con una sonrisa

 

-Me gustaban mas tus otros ojos- Dijo el ojiesmeralda mirando a otro lado

 

-Algo de mí que te haya gustado- Dijo el ojirojo molesto

 

-Ese odio que tienes, ¿es hacia mí?- Dijo el ojiesmeralda confundido

 

Se levantó y caminó hacia la puerta de salida- Si, te odio Inglaterra- Dijo saliendo de la habitación y cerrando con llave

 

-¡Espera, no me dijiste eso cuando lo hicimos! ¡Japón sé que estas ahí! ¡Ven!- Gritó el ojiesmeralda levantándose y golpeando la puerta- ¡Japón!

 

Japón seguía ahí… claro que si… desde hacia años que no lo veía, se sorprendió del enorme cambio que había hecho, un pirata, pero seguía siendo igual, no había cambiado, ¿por que se sentía avergonzado cuando lo tenia cerca?, ¿no había dicho que lo tenia superado?

 

-Maldito Inglaterra- Dijo sentándose en el suelo

 

-¡¡¡¡Japón!!!!- Gritaba desde la jaula

 

-¿Señor, que hacemos con él?- Pregunto uno de sus esbirros

 

-Golpéenlo hasta que canse de decir mi nombre- Dijo levantándose y saliendo del lugar

 

Y así, el ojiesmeralda era brutalmente golpeado, los esbirros del japonés no se compadecían del pobre Inglés que de un momento a otro, cayó al suelo perdiendo la conciencia, Japón estaba observando todo desde una pequeña ranura, le daba tristeza aprovecharse del pobre inglés de esa manera, lo hizo acordarse de la falla de su alianza, mas que nada… en los recuerdos dolorosos, le entristecía, y con voz severa les dijo a sus esbirros.

 

-¡Ya déjenlo, tráiganle agua y comida!- Dijo seriamente

 

-¡Si, señor!- Dijo un esbirro haciendo que los otros dos que aun golpeaban al ingles se detuvieran y fueran a cumplir la orden del capitán

 

-Inglaterra- Susurró mirando el cuerpo del ingles moreteado- Supongo… que las cosas acabarían así, míranos, somos distintos… tenemos distintas culturas… pero… ¿por qué solo yo salí lastimado?- Dijo el ojirojo apretando los dientes

 

-Señor, ya trajimos la comida- Dijo el esbirro con una bandeja de sopa y pan

 

-Bien, cuando despierte dénsela- Dijo el ojirojo yéndose de la jaula

 

Salió a cubierta a ver el atardecer, recordó lo que había visto hace años atrás, quería llorar, pero ya de sus ojos no caía lágrima alguna, lloraba en seco, sus ojos serios mostraban tristeza y odio a la vez, miró su reflejo en el mar abierto y pensó en lo que le dijo el inglés: “Me gustaban mas tus otros ojos”

 

-¿Que tenían de especial esos ojos bondadosos?- Dijo el ojirojo seriamente

 

Así como sus pensamientos iban y venían, cayó la noche, el mar se veía realmente hermoso, la coloración negro y azul era perfecto, como aquella noche en la que habían hecho su alianza… el comienzo de esa historia…; supuso que el inglés tendría frío en esa jaula de hierro, fue a la jaula mirando hacia todos lados, para que sus hombres no se percataran de que sentía algo de aprecio por aquel hombre que le partió el corazón, el hombre que hizo que se convirtiera en un pirata cruel y frío, el hombre que lo cautivó y llegó a amar, el hombre a quien le entregó su cuerpo y alma, ese maldito hombre que aun amaba y creyó haberlo superado.

 

-Inglaterra- Dijo el ojirojo con frazadas en los brazos

 

-¿Qué quieres?- Respondió fríamente el inglés

 

-Cúbrete que hará mas frío- Respondió el ojirojo lanzándole las frazadas a la cara y cerrando la puerta de la jaula para que el prisionero no escapase

 

-Tsk, No quiero nada que venga de ti… has cambiado bastante- Dijo el inglés sin dirigirle la mirada lanzando las frazadas cerca de la bandeja de la comida

 

-Supongo- Respondió el ojirojo mirando que la bandeja con comida seguía igual

 

-Me pregunto el por qué me siento tan culpable de que estés así- Dijo el inglés sonriendo tristemente

 

-¿A que te refieres?- Dijo el ojirojo sin gramo de interés

 

-Japón… No, Kiku- Dijo el inglés seriamente haciendo que el japonés se sorprendiera de que dijese su nombre, el nombre que tan pocos conocían, pero que a él era el único al que le había dejado llamarlo así, a los otros les tomó años para tener aprobación del nipones

 

-No me hables con familiaridad escoria- Dijo el ojirojo desvainando su sable

 

-Si quieres matarme, hazlo de una vez, sé que me odias, no quiero vivir… si esos son tus sentimientos hacia mí- Dijo el inglés con una sonrisa

 

-¿Estás tramando algo, no? Quieres que baje la guardia para luego matarme, pero eso no sucederá, no dejaré que me engañes otra vez- Dijo el ojirojo poniendo su sable en el cuello del inglés

 

-Sabes que puedo defenderme… pero no lo haré… Kiku… vine por ti, te necesito- Dijo el inglés mirándolo a los ojos

 

-¡¡Cállate!!- Gritó el ojirojo crujiendo los dientes

 

-Kiku- Dijo el ojiesmeralda abrazando al nipones- Perdóname

 

-Suéltame…- Dijo el ojirojo sintiendo como un liquido tibio salían de sus ojos

 

-No te dejaré ir otra vez- Dijo el ojiesmeralda agarrando el sable desde su filo

 

-Eres un maldito bastardo- Dijo el ojirojo enterrando el sable en el brazo del inglés que gimió del dolor- No me engañarás…

 

-¿Que tengo que hacer para que vuelvas conmigo?- Dijo el ingles sonriendo a pesar de la herida

 

-Cállate…- Musitó el nipón con lagrimas en sus ojos

 

-Eres mí amado Kiku- Dijo el inglés besando los labios del nipón que no puso resistencia

 

Esos labios que tanto amaba, esos ojos que lo hipnotizaron por mucho tiempo, su piel tan blanca que siempre curaba en sus peleas con el francés, no caería en su juego, no de nuevo, pero ¿por qué su cuerpo no reaccionaba a su ordenes?, ¿tan fuerte era el hechizo del inglés contra si mismo? ¿Tanto… lo necesitaba?; se separaron al quedar sin aire y se miraron tristemente, los ojos del nipón habían vuelto a lo que eran antes, un café profundo que hacia que el inglés se perdiera en ellos cada vez que los veía, esos ojos que siguió por los 7 mares hasta tenerlos de nuevo frente a él.

 

-Kiku, el error que cometí en el pasado… no sabes cuanto me arrepiento de haberlo hecho, teniendo a tan hermosa persona a mi lado… pero de ahí el dicho… “uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde”, no sabes cuantas noches lloré al saber que te dirigiste al mar y no volviste a aparecer, cuanto me lamenté por haberte dejado ir… por haber caído en la trampa de Alfred y China- Dijo el inglés golpeando el suelo con su puño

 

-Arthur-san…- Dijo el nipón acariciándole el rostro

 

-Dilo de nuevo- Dijo el inglés tomando su rostro con delicadeza

 

-¿A que te refieres a la trampa de Alfred y China-san?- Dijo el nipón con seriedad

 

-Bueno, ese día China me visitó, fue algo extraño para mí, porque a pesar de que éramos un equipo no nos llevábamos bien, me amenazó con destruir mi país si no te dejaba, Alfred apareció detrás diciendo lo mismo, pero el puso una condición para no atacarme…- Dijo el inglés apretando los dientes

 

El nipón recordó lo que vio al entrar a esa habitación…

 

-Ese bastardo… me arruinó la vida…- Dijo el inglés golpeando la pared de la jaula

 

Flash Back…

 

El nipón emocionado se dirigió a Reino Unido para visitar de sorpresa a su amado Arthur, había aprendido a bordar y quería mostrarle su progreso, se escuchaban unos sonidos raros desde el estudio, a lo que pensó que estaba ocupado, pero esos sonidos no eran comunes, no le importó y abrió la puerta emocionado, pero al ver lo que sucedía lo único que pudo decir...

 

-¡Arthur-san!- Gritó Japón horrorizándose de lo que veía

 

Alfred estaba desnudo arriba de la mesa de estudio, Arthur de la misma forma embistiéndolo hasta que vio el rostro de Kiku, se detuvo de inmediato y caminó hacia él con lágrimas en sus ojos, Alfred sonreía por lo bajo, el plan había resultado, envió un mensaje a cierto Asiático cómplice para decirle que el plan ya había terminado, se levantó como si nada y se encaminó hacia Arthur.

 

-Y-Yo…- Dijo Nipón alejándose del inglés

 

-Kiku…- Susurró Arthur acercándose a él

 

-¿Qué haremos ahora Arthur? Kiku descubrió que somos amantes- Dijo Alfred maliciosamente

 

-…Amantes…- Dijo el nipón con lágrimas en sus ojos

 

-Kiku… yo…- Dijo el inglés tomándole el rostro

 

-¡Aléjate!- Gritó el nipón silenciando todo con una cachetada

 

Arthur sabía que se merecía eso y más, la sangre le hirvió cuando vio a Alfred reírse del rostro perplejo de Kiku, el nipón salió corriendo botando la bolsa que llevaba consigo, no podía creer que todo lo que habían pasado no era más que un juego para el inglés.

 

-¿Ahora estás feliz?- Dijo Arthur apretando los puños

 

-Ahora que no tienes a ese pequeñín, puedes estar conmigo- Dijo Alfred abrazando a Arthur

 

-¡Suéltame bastardo!- Gritó Arthur pegándole un combo lo suficientemente fuerte para noquear al alto norteamericano- Tú… arruinaste mi vida Alfred F. Jones, ¡no te lo perdonaré, nunca!- Gritó con impotencia lanzando todo lo que tenía al alcance

 

-Pero Arthur… yo…

 

-¡Vete de aquí antes de que te mate!- Gritó el inglés sacando su pistola y apuntándola a la cabeza del norteamericano

 

Vio como el norteamericano asustado y entre lágrimas salió corriendo de la habitación, seguía con impotencia y rabia contra si mismo, golpeó su cabeza contra la pared hasta que en la frente se le marcaron los moretones, ya con el cansancio se lanzó al suelo y comenzó a llorar, como un niño lloraba llamando a Kiku, lo necesitaba, había sido un torpe por no haber puesto resistencia, pero era su relación o su gente, él solo nunca hubiera podido con dos naciones, malditos, le habían arrebatado lo único que lo mantenía con una sonrisa y buen humor…

 

Caminó hacia el pasillo recordando como los ojos de Kiku… esos ojos hermosos y profundos lloraban desconsoladamente al ver aquel acto tan repulsivo, vio el suelo y vio la bolsa que botó Kiku mientras corría, la abrió… no pudo aguantar las lagrimas al ver el bordado que decía: “Alianza Anglo-Japonesa”… le rompió el corazón… pero sabía que su hermoso japonés no lo perdonaría… decidió pasar su vida solo, como lo era antes de conocerlo…

                                               

Fin de Flash Back…

 

Las lágrimas descendieron del nipón, recordaba todo perfectamente, pero desconocía la versión del inglés, el inglés mientras narraba lo que había pasado no tuvo vergüenza en mostrar debilidad frente a él, el nipón sabía que él… era la única persona que había visto sus lágrimas descender, era por eso que no le importaba mostrarse débil frente a él.

 

-Perdóname Kiku- Repitió el inglés entre lágrimas

 

El nipón no sabía que hacer, a pesar de saber ahora la verdad, tenía odio y una tristeza tan grande en su corazón que no podía olvidarlo así como así, por años tenía esa repulsiva imagen en su cabeza, de esos sueños despertaba llorando todos los días, hasta que un día dejó de llorar, el dolor y el odio bañaron sus ojos de un color rojo carmesí, recordándole que no volvería a confiar en el inglés…

 

-Kiku, por favor- Dijo el inglés mirándolo

 

-Bien…- Dijo el nipón seriamente levantándose

 

-¿Me perdonas?- Dijo el inglés esperanzado

 

-Te dejo ir- Dijo el nipón abriendo la puerta de la jaula  

 

-Kiku- Dijo Arthur levantándose y caminando hacia él

 

-Date prisa o me arrepentiré- Dijo el nipón sin dirigirle la mirada

 

Arthur sabía que necesitaba tiempo, así que en cuanto pudo se fue del barco del nipón, su barco que estaba cerca del suyo ancló para poder recibir nuevamente a su capitán, el nipón se quedó en cubierta vigilando que sus hombres no se percataran de que el prisionero había “escapado”.

 

-Señor, que bueno que está convida- Dijo uno de sus hombres entregándole su gorro color rojo

 

-¿Los destruimos?- Dijo el otro sacando su pistola

 

-No- Dijo Arthur mirando a Kiku que estaba en la cubierta del barco- Vámonos muchachos- Dijo Arthur mirando a sus hombres y lanzó unos disparos al aire- ¡Es hora de ir a molestar a esos franceses!- Gritó con una agradable sonrisa haciendo que sus hombres se pusieran en marcha

 

-¿¡Qué fue eso!?- Se escuchó decir de los esbirros del japonés

 

-Te espero en mi país, lindo japonés- Dijo el ojiesmeralda guiñándole el ojo al nipón

 

-Quien sabe, tal vez nunca vaya- Dijo el nipón abriendo sus ojos que habían vuelto a ser de un color carmesí

 

-¡Sé que irás!- Gritó el inglés alegremente

 

El barco se perdió en el horizonte, los esbirros del nipón aparecieron en la cubierta armados, perplejos avisaron al nipón que el prisionero se había escapado, el nipón sonrió dulcemente haciendo que toda su tripulación se sorprendiera, con su mano en su pecho dio un largo suspiro.

 

-Ese inglés… es un farsante… tengan cuidado la próxima vez- Dijo el ojirojo mirando hacia el horizonte con la misma sonrisa

 

-¿Señor que es eso?- Dijo uno de los tripulantes del inglés mirando el bordado que el ojiesmeralda miraba con tanta ternura

 

-Es un regalo que hizo una persona muy importante para mí- Dijo el ojiesmeralda caminando hacia sus hombres

 

-Pero señor… aquí dice… pero…- Dijo el hombre perplejo

 

-Je… guárdalo como un secreto, ¿si?- Dijo el ojiesmeralda con una sonrisa

 

A pesar de los inconveniente y los años, ellos siguieron amándose, aunque hubo dolor y odio de por medio, el amor es un arma de doble filo, puede ser satisfactorio como doloroso, ellos pasaron de los dos, pero siguieron con el mismo sentimiento mutuo… quien sabe… tal vez en algún momento de sus vidas… sus caminos vuelvan a cruzarse y por consentimiento de ambos… volverán a amarse.


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