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Café por My_Jade

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Notas del capitulo:

Buenas! (:

Aquí traigo un oneshoot el cual llevaba un cierto tiempo en mi computador y que hoy me ha dado la gana de terminar. 

Diclaimer: Ninguno de los personajes me pertenece, mucho menos la canción que ocupé en el fanfic.  :'c

Aclaraciones: 

1.- El fanfic está inspirado en una canción de Miguel Bosé llamada Morenamia >:D cofcofamoaBosécofcof

Aquí el video -> http://www.youtube.com/watch?v=ljO63sL2CWc

2.- Advertencia: Lemon.   Cumplo con advertir de la presencia de lemon en la historia (: además de juegos eróticos como Drink play. 

Por último a leer :3! 

 

Capítulo único: Café

Voy a contarte hasta diez

Desde mis agitados días de secundaria, es lo mismo.  El desayuno a las corridas con mi indispensable café.  No puede faltarme el café.

Pensé que por el trabajo, me volvería responsable, me levantaría un poco más temprano y tomaría café por las mañanas tranquilamente, pero no es así…sigo con las corridas, a excepción de los benditos días sábado, en los cuales tengo derecho a dormir hasta tarde.

Interesantes mis reflexiones sobre el café y de mi vida según su consumo… 

Creo que cada vez estoy un poco más loco, o más bien, un poco más adicto al alcohol, los cigarrillos, el café y a ti.

Tu.

Uno es el sol que te alumbra

Ando en pie desde temprano, no pude dormir bien, me he paseado por nuestro apartamento con un bóxer y con una taza vacía esperando que el agua esté lista para mi café. 

Y ahí estas tu.

En la cama, con las sábanas revueltas, mostrando tu ancha espalda y con un pantalón a la cadera.

Debo de reconocer en este momento, que a pesar de tus cabellos revueltos, tu boca abierta y tus ronquidos, para mi sigues teniendo ese toque especial.  Tal vez será por la escena, parece de película…la persiana está semi abierta y la tibia luz de la mañana choca con tu cuerpo.  Le da un toque divino a tu silueta.

Abrazas la almohada y te remueves gimiendo.  Sonrío y me sonrojo.

-         Si me sigues mirando así, me derretiré… - sonríe él ahora y mi sonrisa se pronuncia aún más. 

Joder, te encanta avergonzarme. 

-         Sólo estoy mirando al holgazán número uno del país – camino hasta la cama y me siento cerca de su cuerpo.

-         No molestes es sábado por la mañana – sus ojos se abren, parecen tallados en ónix, parecen poder ver todo de mi.  - ¿Ya vas a tomar café?

-         Si, sabes que no funciono sin él – me acerco hasta su rostro y le doy un beso suave en la comisura de sus labios.

-         ¿Quieres que te lo haga yo?  - al ver su sonrisa traviesa, suelto una carcajada.  - Tu sí que sabes hacerme reír. – entrelazamos nuestros dedos y le miro con devoción. – a decir verdad, siempre ha existido algo que me gustaría hacer…- me  miro curioso y cuando vi la duda en su rostro, le respondí - ¿me podrías hacer el café?

-         Já y ¿por qué yo? –

-         Porque nadie me lo hace como tu – me relamí los labios y creo que entendió lo que quería decirle.

Nunca había visto a Yuu levantarse con tanta energía. 

Fue algo que definitivamente me dio mucha gracia, pero era verdad, nadie sabía hacerme el café como él.

Dos tus piernas que mandan

Yuu llegó con dos exquisitas tazas de café, mientras me encontraba mirando por la ventana de nuestra habitación.   Una sonrisa traviesa adornó mi rostro, recibí mi taza y le di las gracias.  Nos sentamos en la cama a tomarnos el café con calma, sólo nosotros y el dulce olor de las tres cucharaditas de azúcar que yo solía tomar en mi café.    Yuu acabó primero con el suyo, pero yo quería que el mío enfriara un poco primero.

Somos tres en tu cama…tres

Y ahí nos encontrábamos.   Yo, mi pareja y mi taza de café, con la cucharita que antes tenía la otra taza.

Miré a Aoi travieso.

-         Tienes en cuenta lo que dije ¿verdad? – le miré con esa gracia que él decía que lo enamoró y me miró con intensidad.

-         ¿En qué estas pensando?  - me reí y me dirigí hasta mi mesa de noche.  Dentro tenía una venda.  Volví al lado de Yuu y le vendé los ojos – Shima ¿qué pretendes?

-         Tu sólo quédate quieto… - lo recosté en la cama.

A mi café, el cual reposaba sobre mi mesita de noche,  le di un buen sorbo, antes de sentarme a horcajadas sobre sus caderas.

Tomé sus manos y las guie hasta el final de mi camiseta, para que la quitara de su lugar.  Quería sentir su pecho contra el mío.

Me aproximé a sus labios, pero pensé que eso sería lo esperable.  Así que en vez de eso comencé deslizando mi nariz por entre sus cabellos, jugando en la frente y bajando a la vez que las yemas de mis dedos jugaban en sus antebrazos.

Al parecer, realmente no veía nada, pues se sorprendió cuando mis manos comenzaron a subir por sus brazos y cuando mi nariz comenzó a jugar en el límite de la venda.     Besé la sien, besé sus ojos, besé sus mejillas y besé detrás de su oreja, en ese espacio donde sabía que le daba cosquillas.  

-         Shima…bésame. – me pidió, se relamía los labios ansioso.   Creo que estaba siendo muy apresurado, por lo que no lo hice y simplemente le seguí provocando.

El cuarto viene después…

Tomé la cucharita y aprovechando el pecho desnudo de mi amante, la lamí y la deslicé desde sus clavículas hasta el hueso de la cadera, mientras besaba su cuello, con pequeños besos inocentes.   El frío acero hizo que Aoi arqueara su espalda levemente y que gimiera bajo.

-         Bésame…- cumplí sus deseos.  

El sabor del café nos inundó. 

Presionaba su labio inferior, lo mordía, jugaba con su cabello, mientras sus manos subían acariciándome con maestría desde mis caderas hasta mi cuello.

Adoro besar a mi pareja.

Simplemente porque siento que cada contacto que compartimos, es como la primera vez.

Cinco tus continentes

Quería cumplir aquella fantasía que tenía.  El deseo de probar nuevamente el sabor de tu piel, pero ahora con algo que me encantaba.

¿Por qué nunca lo habíamos hecho?

Curioso, muy curioso.   Hemos hecho cada mentada cosa en la cama, que esto no sería nada, pero, extrañamente, estaba ansioso por experimentar esto y jamás lo había compartido contigo.

No me importó que las sábanas fueran blancas. 

Tomé mi café y con la ayuda de mis dedos y una cucharita, comencé a mojar su cuerpo con el exquisito brebaje.

Sonreíste.

-         Adicto… - toda respuesta a su comentario, fue un movimiento de caderas circular, el cual le hizo respirar con dificultad.

Empecé entonces a llevar a cabo mi fantasía.  

Besé y lamí, succioné a ratos. 

Tomé su mano izquierda y lamí sus dedos. Lamí su antebrazo. Mordí sus hombros. El lóbulo de la oreja, la piel de su cuello, su mentón, mordí su mejilla.

Bajé nuevamente. Jugué en su pecho. Bebí el exquisito café. 

El sabor de Aoi mezclado con mi dulce café fue el mejor afrodisíaco.

Presioné los notorios huesos de las caderas y seguí bebiendo.  

Pasé de largo su entrepierna para comenzar desde los pies.

La imagen que se me ofrecía no podía ser mejor.

Mi pareja completamente entregada a mis caricias, con sus piernas abiertas, aún cubiertas por su holgado pantalón de pijama.  

Retiré del cuerpo de Yuu, el pantalón y la ropa interior, no los necesitaba.

Le indiqué que estirara las piernas y me bajé de la cama, arrodillándome, contra el borde, de manera que mi pecho quedó el final del colchón y el cuerpo de Aoi en una exquisita panorámica.

Una de mis manos se apoyó en su rodilla y la otra llevaba una fría cucharita de café.

Acaricié los talones, las pantorrillas, haciendo presión con mis dedos, masajeando con las palmas de mis manos.  Mimé suavemente las rodillas, con las yemas de los dedos, provocándole ese estremecimiento tan placentero, que se da en esa sensible zona.

Mi mano libre, la cual poseía la cucharita de café, fue lamida nuevamente y paseada de arriba hacia abajo, con maestría, dibujando círculos, presionando en sus muslos.

Le hice doblar las rodillas y abrir bastante sus piernas.

Seis las medias faenas de mis medios calientes.

Con ambas manos, le acaricie las piernas al mismo tiempo, al mismo ritmo.

-         Déjame tocarte – alegó medio en broma, medio en serio.  Sabía que disfrutaba esto. Los mimos, las atenciones, estar ocupando una venda…

-         ¿Acaso la fantasía es tuya? – reímos, pero su risa acabó abruptamente cuando, en un movimiento rápido me coloqué entre sus piernas.

Vi como arqueaba su espalda.

Volví a repetir la acción de lamer desde sus testículos hasta la punta de su miembro.y maravillado vi como volvía a arquear la espalda y esta vez realizaba un singular movimiento de caderas. 

-         Ah… - esa forma tan dulce de gemir y suspirar, me encantaba, me recordaba la primera vez, cuando rompiste todos mis esquemas y me enseñaste a amar de una manera distinta.

Con mi mano cubrí la extensión de su miembro y tomando nuevamente mi taza de café hundí su hinchada punta en aquel oscuro líquido, dejé la taza en mi mesa de noche nuevamente y me dediqué a disfrutar lo más posible del sabor de aquella piel que se fundía con mi bebida no alcohólica favorita.

Aoi movía sus caderas circularmente y había tomado ahora la iniciativa de dejar de acariciar mis brazos y mi espalda.   Sus manos bien abiertas masajeaban mi cuero cabelludo, me tiraba el pelo suavemente, me arañaba el cuello.

No había placer más grande para mi que escuchar y sentir a Aoi de esa forma.  Sentirlo retorcerse, tensarse, susurrándome cuanto le gustaba el como mi lengua se paseaba por su centro sexual.

Arrastre los dientes, presioné la base con mi mano. 

-         Shima – mi nombre en un suspiro llegó a mis oídos.   Me acomodé mejor entre sus piernas y en cuanto sentí como se tensaba antes del ansiado orgasmo, sólo mi boca se ocupó de su erección, y mis dedos sin nada previo, se abrieron paso en su cuerpo a su estrecha entrada.

No sé por qué arqueó la espalda.

Si por mis dedos haciendo movimientos de tijeras o por mi boca que tragaba su erección.

Siete son los pecados cometidos

-         Yuu – le llamé meloso. Con mi mano libre acaricie su pecho pegajoso y subí hasta su rostro.   Atrapé su boca interrumpiendo su respiración y colando mi lengua.  Soltó un suspiro de notorio placer y mordió mi labio inferior. – Dime ¿Qué crees que quiero hacer ahora? 

-         ¿Te puedo decir lo que quiero yo? -  

-         Adelante – me volví a subir a horcajadas a sus caderas y comencé a moverme contra él de adelante hacia atrás.

-         Quiero verte… - sonreí y retiré la venda de sus ojos, dejándole verme con ese brillo de excitación tan característico, con los labios rojos y con el mejor sabor…el sabor de su semen mezclado con el café.

-         ¿Algo más? – asintió con la cabeza y le di a entender que tenía toda mi atención.

-         Quiero que me hagas el amor ahora – besé sus labios y cuando nuestro contacto se profundizó, metí dos dedos más en él.  Arqueó la espalda, con la lengua humedeció sus labios, yo sentía su humedad en mis dedos y mi excitación apretando en mi ropa interior. 

Suman ocho conmigo

Nos besábamos una y otra vez.

Yuu cerró sus piernas en mis caderas para aumentar más aún el roce entre nuestros cuerpos.  Yo, simplemente, movía mis dedos a mi parecer en su cálido interior.  

Cuando bajó suavemente la última prenda que me cubría, me dio a entender que ya no podía esperar más. 

Sentí una fuerte mordida en mi cuello cuando lo penetré.

Comencé a moverme con fuerza, con rapidez, tal y como le gustaba a él.  Suspiros y gemidos se agolpaban en mis oídos, mezclados con las palabras que le susurraba impulsado por el placer.  Sentí las uñas incrustarse en mi espalda, marcándola.  Gruñí.  Él sabía que me encantaba eso.

Nueve los que te cobro

Lo abracé.

Le mordí el cuello y con mi nariz le daba pequeñas caricias, mientras escondía mi mirada de la suya y movía mis caderas cada vez más rápido. 

Sus manos viajaban por toda mi espalda, pero en un momento se quedaron quietas en mi cuello y así me abrazo.  Nos besamos.

Tomó impulso y quedó sentado a horcajadas sobre mis caderas.   Nos acomodamos de tal forma, que mi espalda quedó contra el respaldo de la cama.   La fría madera me hizo gemir, pero más fuerte me hizo gemir los movimientos circulares de Yuu sobre mi cuerpo.  El como se aferraba a mis hombros, subía y  bajaba, movía sus caderas como si estuviera bailando y me llevaba a un punto sin retorno, en el cual, las palabras que me susurraba, yo las correspondía sin pudor alguno. 

Como si fuéramos amantes de años, que conocen cada parte del otro. 

Para mi, cada encuentro era diferente, cada tramo de piel descubierta, era piel virgen e inexplorada y por tanto, debía de conocerla lo mejor posible.    

Mis manos se posicionaron sobre su cintura, al tiempo que le susurraba al oído…

-         Ya me estas succionando de manera deliciosa – cerré los ojos, disfrutando al máximo.   Yuu sonrió levemente, acomplejado por la agitación y el placer. 

Más de diez he sentido…

Cerré mis ojos fuertemente. 

Yuu y su respiración agitada en mi oído, fue lo último de lo cual tuve consciencia. 

Eso…y el dulce olor del café.

Y por mi parte sobra darte lo que me das y dámelo…  dámelo bien 

Gemí…

Sentí unas manos en mi cuerpo. Una en mi espalda, la otra en mi cadera. 

Salgo de su cuerpo y me recuesto a su lado. Yuu se apoya en su lado izquierdo y me mira intensamente.

De costado nos acariciamos mientras enredábamos nuestras piernas y rozábamos con ansias ambos cuerpos. 

entonces lo siento. 

Le doy la espalda y puedo sentir su mano empapada de café paseándose por mi espalda, por mi trasero, mis muslos y mi entrepierna. 

Cierro los ojos y mi lengua pasa por mis labios. 

Cuando tu boca, me toca, me pone y me provoca…me muerde y me destroza

Las sábanas están húmedas por el café. 

Mi cuerpo tiembla.  Tiembla al sentir la lengua de Yuu paseándose por mi espalda, al sentir sus manos jugando con mis pezones, al disfrutar su nueva erección presionando contra una de mis piernas. 

Y de súbito ya no hay aire. 

Su lengua estimula mis testículos mientras dos de sus dedos masajean los bordes de mi entrada. 

Estoy perdiendo la cabeza. 

Si esto no es felicidad que baje dios y lo vea y aunque no se lo crea, esto es gloria 

La primera embestida llega cuando mis manos están completamente aferradas a las sábanas. 

Apoyado en mis rodillas y codos siento como Aoi entra y sale de mi cuerpo. 

Me abraza y ahora solo sus caderas se mueven, chocando contra las mías.  

Sigue lamiendo mi espalda, jadea. 

Habla, me dice algo que no logro comprender y que tras unos segundos entiendo como “eres tan delicioso, Shima”.   Sonrío y me sigo dejando llevar por el río de sensaciones que me da su amor.

Grito.

Cientos de besos en mi cuello y mis hombros. 

Caemos, sudados, pegajosos y felices, rodeados por el olor del café. 

Juntamos nuestras frentes y nos damos un largo beso, interrumpido por la respiración agitada que aun no controlamos. 

El sol ilumina el cuarto lo más que puede a través de las persianas. Cada detalle de tu cuerpo perlado en sudor y manchado de café quedará por siempre en mi memoria. 

- Te amo - murmuras contra mis labios y tu cabeza reposa en mi pecho. 

Es perfecto. 

- Yuu… - muevo mi brazo un poco para darte a entender que requiero tu atención. 

- mmm? 

-Todo está perfecto pero, hoy no es sábado… - Se levantó rápidamente de mi pecho creyendo que era una broma. 

- Qué? 

- Amor, es viernes, tenemos ensayo en una hora más… 

- Con razón! con razón estabas despierto tan temprano! vil traidor! - se tiró encima mío y me besó mientras se movía tratando de molestarme, lo cual resultó en vano. 

- Ya, calma.  Solo llegaremos unos minutos tarde - sonreí malicioso y al levantarme de la cama le miré dos segundos y luego miré hacia el baño. 

Yuu me siguió hasta la ducha. 

Un elegante atraso de 30 minutos de placer no le hacía daño a nadie. 

Muévete bien, que nadie como tu me sabe hacer café.  

Notas finales:

Pues eso a sido (: !

Hasta yo quedé cansada escribiendo esto... x'D 

Cualquier opinión o crítica es agradecida y muy bien recibida! 

 

Hasta luego ^^

 

Jade <3


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