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C O M M I T T E D por FluffyMuffin

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Notas del fanfic:

Fanfic original de la autora : Undrockroll

traducción : Sweety205

adaptación y correción : FluffyMuffin

''La locura, en ocasiones, tiene sus encantos''

Kurt Vonnegut, Jr


Los largos pasillos eran de un blanco opaco. Eso fue lo primero que llamó la atención de Jonghyun de la institución. Blancas y opacas paredes. Y ni siquiera un blanco normal, brillante, sino del tipo que había estado por mucho tiempo con muy poca luz solar.

Siguió a la mujer por los pasillos, con las manos en los bolsillos y los hombros encorvados. No quería estar allí, había estado temiendo este encuentro durante más de una semana, pero era mucho mejor que la alternativa.

 — Todos estos pisos serán lavados diariamente — dijo la mujer sin darse la vuelta, todavía con energía para caminar. — Todos ellos... y encerados una vez a la semana.

Jonghyun asintió con la cabeza, tratando de no darse cuenta de cuán largos y anchos eran los pasillos y cómo muchos de los azulejos necesitarían un lavado.

 - Esta será su mayor responsabilidad. Las otras incluyen el vaciado de la basura en este piso, poner bolsas de basura nuevas, limpiar después de que los residentes acaben sus comidas, y de vez en cuando un poco de limpieza de las ventanas. A veces tendrás que ir a la sala de lavandería y recoger las cargas limpias, pero eso va a ser raro. Tenemos una persona en la lavandería. — La mujer hizo una pausa en sus pasos, finalmente dándose la vuelta. — Una cosa importante.

 — ¿Sí? —Jonghyun se detuvo en seco, manteniendo una distancia entre la mujer y él.

 — Durante la duración de su servicio a la comunidad, esta es la única planta en la que vas a estar. Los residentes de esta planta son... Ellos requieren cuidados especiales. No son peligrosos, pero debo pedirte que no trates de interactuar con cualquiera de ellos. — La mujer frunció los labios. — ¿Tu condena es de doce semanas?

 — Sí, señora.

 La mujer asintió con la cabeza. — Mi nombre es Jessica, ¿y el tuyo?— Preguntó ella, extendiendo la mano.

—     Kim Jonghyun  — murmuró. Le estrechó la mano suavemente, sin dejar de mirar al suelo.-¿Empiezo mañana?

 — Así es. — Consultó Jessica en el portapapeles que sostenía e hizo un garabato en él. — Muy temprano. ¿Tienes alguna otra pregunta?

 Jonghyun negó con la cabeza. Él sólo quería salir de allí rápidamente.

 — Hmm — Jessica sonrió. — no te preocupes, todo habrá terminado antes de que te des cuenta. Trata de aprender algo de esto... aunque sólo sea cómo encerar los pisos.

 — Está bien — dijo Jonghyun escasamente.

 — Fue sólo una broma, relájate — dijo Jessica, tocando el hombro de Jonghyun brevemente.

 — Estoy muy incómodo — admitió.

 — Lo sé. Pero te acostumbrarás. Y como dije, te aconsejo no hablar o interactuar con los residentes. Sólo tienes que traer unos auriculares, para desconectarte mientras estás fregando los pisos—dijo Jessica. — Los turnos pasarán rápido.

 Jonghyun frunció el ceño. — Me están esperando.

 — Está bien. Buenas noches y nos vemos mañana por la mañana — Le dijo Jessica.

 — Sí, adiós. — Jonghyun movió ligeramente la mano despidiéndose y se alejó, tratando de recordar el camino de salida. Pasó por muchas puertas cerradas, y algunas abiertas. Pudo ver que algunos de los residentes miraban fijamente a la pantalla de los televisores o  simplemente por las ventanas.

 En realidad no podía mirarlos, parecían perturbados, psicópatas, locos. Algunos de los residentes eran muy viejos, y otros no parecían ser mucho mayores que Jonghyun.

 Eso se le hizo increíblemente incómodo y se preguntó si era lo suficientemente fuerte como para soportar su servicio a la comunidad. Doce semanas era mucho tiempo para Jonghyun, casi toda una vida. Estaba agradecido por no tener que hablar con ninguno de ellos. Recordó cuando su propio abuelo había empezado a perder la cabeza, y que había sido terrible. Él ni siquiera había sido capaz de ir a visitarlo después de un tiempo. Su corazón se rompía cada vez que veía a su abuelo deteriorarse un poco más.

 Podía sentir su corazón empezar a romperse de nuevo, al ver a esta gente. Sentía cierta empatía que no podía ignorar.

 Jonghyun pasó por una zona común donde diez o más de los residentes estaban sentados, durmiendo, viendo la televisión o leyendo. Parecían bastante normales, algunos de ellos estaban incluso conversando unos con otros, y saludaron a Jonghyun cuando pasó. Asintió torpemente hacia ellos, con cuidado de no hacer mucho contacto visual, pero no quería parecer cruel, tampoco.

 Estaba saliendo de la habitación cuando vio a una chica de pelo oscuro sentada al estilo indio en la esquina de la habitación, encorvado sobre su regazo, con el pelo colgando alrededor de su cara. Ella estaba sosteniendo algo en sus brazos, y se balanceaba hacia atrás y delante ligeramente, sacudiendo la cabeza e inclinándose de vez en cuando. Era muy flaca, su piel estaba pálida, y sus pies estaban desnudos.

Una enfermera se acercó a ella y le tocó el hombro y cuando levantó la vista, Jonghyun vio que ella tenía una cicatriz oscura en la mejilla. En sus brazos había una muñeca, una muñeca antigua, y lo estaba apretando como si su vida dependiera de ello. La enfermera tiró suavemente de su brazo, diciendo algo, y la chica se apartó, encorvándose y ocultando su rostro. La enfermera suspiró, poniendo un par de zapatillas en el piso al lado de la chica, y se alejó.

 Jonghyun la observó por unos instantes más y luego recordó que lo estaban esperando. Rápidamente salió del edificio y miró a su alrededor hacia el coche de su novia. Se subió a la acera y Jonghyun sonrió en su interior.

 — Hey — dijo él, inclinándose y dándole un beso.

 — ¿Cómo fue? — Preguntó su novia, Sekyung.

 — Va a ser horrible. — Jonghyun suspiró y se dejó caer en su asiento, tirando del cinturón de seguridad, para que no lo apretase. — Doce horribles semanas de mierda.

 Sekyung le dirigió una mirada compasiva. — Lo siento.

 — Nah. — Jonghyun tomó su mano y encendió la radio, cerrando los ojos. — Tengo que estar aquí a las... joder... las siete de la mañana.

 — Yo te traigo — dijo Sekyung. — Pero no lo puedo hacer todos los días.

 — Lo sé — respondió Jonghyun, sintiendo su rostro sonrojarse. — Me gustaría llevarme a mí mismo si pudiera.

 — Lo sé, no hablemos de eso de nuevo — dijo Sekyung rápidamente. Ella sonrió a Jonghyun rápido, y gimió. — Oh, vamos. Esto te hará ser mejor.

— Cometí un error — Jonghyun apretó los dientes.

 — No creo que lo fuera.

 Sekyung se retiró del aparcamiento de la institución para continuar el resto del viaje de regreso a la casa de Jonghyun, en el camino ambos permanecieron tensos y en silencio.

 

***

 Jonghyun empujó lentamente la fregona por el suelo, moviendo la cabeza ligeramente al ritmo de la música en sus auriculares. Había estado limpiando los pisos durante casi dos horas, y ni siquiera era mediodía. Su estómago se quejaba y estaba cansado. No había dormido mucho la noche anterior porque había estado ansioso por el dia siguiente.

 

No dejaba de despertar en un sudor de pánico, temiendo que se hubiera quedado dormido, pero cada vez que miraba el reloj sólo habían pasado 15 minutos desde la última vez.

 Los pasillos parecían extenderse eternamente y Jonghyun estaba tratando de hacerlo lo mejor posible con la esperanza de que le quitaran un par de semanas fuera de su servicio a la comunidad, estaba siendo muy meticuloso con su limpieza. Cada vez que alguien se acercaba a un azulejo que acababa de limpiar, iba sobre él otra vez, dos veces más hasta que casi brillaba.

 Por supuesto, nada resplandecía en este lugar. Todo era de segunda mano, aburrido y monótono.

 Jonghyun finalmente llegó al final de un pasillo y se quitó los auriculares, mirando hacia abajo en el suelo con una media sonrisa satisfecha. Estaba realmente orgulloso. El trabajo era monótono, pero por lo menos podía hacerlo bien, y él tenía el control total sobre él.

 — Cuando limpias el piso es como si hubieran espejos.

 Jonghyun miró hacia arriba. De pie frente a él estaba la chica que había visto el día anterior, sin embargo no era una chica en absoluto. Era un muchacho alto y flaco con el pelo negro y un rostro muy pálido. Llevaba pantalones sueltos de cordón y una descolorida camiseta. Era alto, un poco más que Jonghyun, y tendría alrededor de su misma edad. Sus ojos eran de un color marrón oscuro. Tenía maquillaje de ojos negro corrido por la cara.

 — ¿Disculpa? —Dijo Jonghyun, desviando inmediatamente la mirada.

 — Puedo ver a mis pies en ellos. — El chico movió los pies, todavía desnudos, y entrecerró los ojos. — Los muchachos de los otros pisos realmente no los hacen brillar, yo no creo que sea verdad... No creo que los suelos deban brillar.

 — Tal vez deberían. —Jonghyun se encogió de hombros y empezó a alejarse, pero el chico dio un paso adelante.

 — Me hacen usar zapatos —dijo. — Pantuflas en realidad, odia las pantuflas. Y los zapatos. Los calcetines son lo peor.

 — ¿Qué? — El agarre de Jonghyun en su fregona se tensó y miró por el pasillo. Podía ver a Jessica, y temía meterse en problemas. Tanto por no trabajar como por ''interactuar con un residente''.

 — ¿Te gustan los calcetines? — Sonrió el chico ampliamente. — Espera, sí, así es. Llevas zapatos y todo.

 — Eso no significa que me gusten — Jonghyun se sorprendió contestando a la defensiva.

 — Pero tú los estás usando.

 — El piso está sucio.

— Ya no es así. Ahora puedo... — El muchacho frotó el dedo gordo del pie sobre las baldosas. — Oh, mierda. Tengo tanta hambre, ¿tú no?

 — Más o menos — comenzó Jonghyun a contestar.

 — No, tú no — interrumpió el muchacho. Fue entonces cuando Jonghyun notó que el muchacho estaba sosteniendo la muñeca antigua apretada contra su pecho, la misma que había estado acunando el día anterior. Él la sacudió un poco en sus brazos y sonrió. — ¿Lo estás?

 Jonghyun se movió incómodo en sus pies. — Nos vemos.

 — Vamos a conseguir algo de comida, yum — dijo el chico a Jonghyun que se iba hacia otro pasillo.

 Jonghyun negó con la cabeza, frotándose la parte posterior de su cuello, y sacó los auriculares de nuevo. Se sacudió un poco, el chico de pelo oscuro parecía bastante normal, pero...

 Pero entonces él empezó a hablar con una muñeca y le hizo recordar que estaba limpiando pisos en una institución mental.

 Jonghyun tendría que acordarse de ignorar las cosas. Él estaba allí para el servicio de la comunidad y eso era todo.

 

***

 

Sekyung esperó en la cocina del platinado, mirándolo guardar algo de comida en la mochila para el día. — Eso es un montón de comida chatarra — dijo sin rodeos.

 Jonghyun miró en su mochila que estaba llena de galletas, algunos dulces, y tres refrescos. — ¿Sí?

 — Desearía tener tu metabolismo — comentó Sekyung.

 Jonghyun se encogió de hombros y cerró la cremallera de la mochila cerrándola.

 — Hay que ponerse en marcha, llegamos tarde — dijo Sekyung, haciendo un gesto hacia la puerta con sus llaves.

 — Así que voy a llegar tarde — dijo Jonghyun. — No es la gran cosa.

 Sekyung frunció el ceño. — Esa es una actitud de mierda.

 — No estoy de humor — murmuró Jonghyun.

— ¿Para qué? ¿Crees que van a acortar tu sentencia si te presentas con media hora de retraso cada mañana?

 — Sólo han sido un par de veces y sí — respondió Jonghyun con irritación. — Me quieren allí.

 — Tú dijiste que nadie siquiera te conoce — dijo Sekyung.

 — Lo que sea. Dije que estará bien — dijo el mayor, moviendo los ojos, mientras se dirigía a la puerta. — Mira, mira. Estoy listo. Ahora tú eres la que llega tarde.

 Sekyung dejó escapar un gran suspiro. — Está bien, está bien.

 Jonghyun abrió la puerta para ella y ella lo miró mientras salía. — Hey — dijo Jonghyun, corriendo tras ella tan pronto como se cerró la puerta. — Hey, Seky.

 — ¿Qué? — Se giró, frunciendo el ceño.

 — Lo siento — dijo Jonghyun en voz baja. — En serio. Sólo estoy enfadado.

 — Es sólo tu primera semana — dijo Sekyung. — ¿Esto va a empeorar?

 — ¿Y si lo hace? —Suspiró Jonghyun. — ¿Puedes... tratar de estar aquí para mí? — Metí la pata, es una mierda, estoy cabreado. Sólo déjame estar enfadado conmigo mismo.

 Sekyung le miró fijamente durante un momento, y luego se suavizó. —Está bien. Pero me estás consiguiendo café de camino.

 Jonghyun la besó y se metió en su coche. Le tomó la mano sobre el volante y sus dedos estaban tensos. Se echó hacia atrás en su asiento, mirando por la ventana mientras se dirigían a la institución. Estaba temiendo el día, por supuesto. Los cambios parecían nunca acabar y estaba harto de toda su música en su iPod.

 Y lo peor era que no podía cambiarlo. No podía dormir, no podía dormir en sus turnos ni obtener permisos por enfermedad.

 Cuando llegaron, Sekyung besó a Jonghyun y este se estremeció ligeramente, su aliento olía y sabía a café, algo que hizo que Jonghyun sintiera nauseas. Él la despidió con la mano y salió del coche, ya metiendo la mano en su mochila y sacando uno de sus refrescos.

 — Mierda — murmuró, mirando hacia la vieja institución. Era un lugar agradable. Un poco monótono, un poco triste, pero el edificio era clásico, robusto y viejo. Sus dedos hormigueaban. Anhelaba un cigarrillo, sólo uno, pero no estaba absolutamente prohibido fumar en la institución y casi había tenido que dejar de fumar de golpe para evitar meterse en problemas en el trabajo.

 

Jessica estaba en el mostrador de recepción en la planta en la que Jonghyun trabajaba. Ella sonrió mientras caminaba a través de la puerta de alta seguridad, riendo mientras el platinado maldecía el sistema de bloqueo numérico.

 — Ya te acostumbrarás a él, lo prometo— dijo ella, saliendo de detrás del escritorio. Ella no era una anciana, pero tampoco era joven. Su rostro era suave y amable. A Jonghyun le recordada al de su madre. — ¿Cómo van las cosas?

  Frunció el ceño, ella definitivamente le recordaba a su madre. — Sí, van bien — dijo. — ¿Dónde está mi fregona y el cubo?

 — Tenemos algunas cosas nuevas para que hagas hoy, y entonces tú podrás tener tu fregona y un cubo —dijo Jessica, riendo de nuevo. — Ya que eres tan amigo de ella.

 Jonghyun se encogió de hombros. — ¿Qué cosas nuevas? — La idea de algo diferente le intrigó.

 — ¿Sabes lavar ropa?

 

***

 

Jonghyun gimió, cerrando la puerta de la secadora y dejando caer la gran bolsa de lavandería en el suelo. Pensaba que nada podía ser peor que barrer y fregar. Cogió su mochila y sacó de nuevo su segundo refresco, y la abrió con un pulgar, haciendo un chasquido.

 — No dejes que te atrapen bebiendo aquí abajo.

 Jonghyun se quedó helado. Alzó la vista, a medio sorbo, y vio a un chico joven de pie allí.

 — ¿Qué?— Preguntó tontamente.

 — No está permitido — dijo el otro chico, rodando los ojos y pasando los dedos por su largo cabello castaño. Lo recogió descuidadamente y luego extendió su mano. — Soy Taemin.

 — Jonghyun —murmuró, poniendo la lata de refresco en el suelo y estrechando la mano de Taemin. —Uh. Entonces, ¿qué?

 Taemin rió. — Una vez fui amonestado por comer el almuerzo aquí.

 Jonghyun hizo una mueca. — ¿eso es Malo?

 — Lo peor. No, en serio — dijo Taemin, sonriendo. — Sólo me regañaron un poco. Daba vergüenza más que otra cosa. Sólo te aviso para que lo sepas.

— Gracias — respondió Jonghyun, aliviado. — Mierda, no puedo hacer nada bien últimamente.

 — No me digas.

 Jonghyun negó con la cabeza. — Oh ... Oh, uh. No, um ... trabajas aquí ¿no?

 — Sí, trabajo en la cocina — dijo Taemin. — Vengo aquí a fumar.

 — ¿En serio? — Jonghyun levantó las cejas, haciendo una nota mental rápida.

 — Si. ¿Tú?

 — Yo trabajo... en el quinto piso — dijo Jonghyun, rascándose la parte posterior de su cuello. — Friego los pisos.

 — Oh, mierda. ¿El quinto? — Taemin hizo una mueca. — ¿Cómo es eso?

 Jonghyun se encogió de hombros. — Aburrido.

 — ¿En serio? — Exhaló Taemin lentamente. — Yo llevo el almuerzo allí los fines de semana. Lo odio.

 — ¿Por qué?

 — Porque... ya sabes. La gente ni siquiera está realmente... ahí.

 Miró hacia otro lado. — No me había dado cuenta.

 — Hay algunos personajes bastante interesantes allí, sin embargo — dijo Taemin. — Conozco a algunos de ellos. Los que se ven más cuerdos.

 — Sí — respondió Jonghyun, sintiéndose incómodo. — Hey, será mejor que me vaya.

 — Yo también — Taemin hizo una pausa — ¿Vendrás aquí de nuevo?

 — Probablemente.

 — Bien. Fumaremos la próxima vez — dijo Taemin, sonriendo. Él sacó una pequeña bolsa de su bolsillo, y Jonghyun agrandó sus ojos. — Sí, es buena. Te deja muy relajado. El quinto piso no parecerá tan malo después de esto.

 — ¿Fumas hierba aquí?— Jonghyun se quedó boquiabierto.

 — Claro, ¿por qué no? Estoy drogado todo el tiempo.

 — Nos vemos — fue todo lo que dijo mientras se alejaba, aturdido. Él solía fumar marihuana con su mejor amigo Minho, pero tenía miedo de beber incluso una lata de refresco en la lavandería. No podía imaginar estar drogado en el trabajo.

O a lo mejor podía.

 

 — Uno-cinco-siete-cinco — murmuró Jonghyun, dando un golpe. La luz parpadeó roja y le negó el acceso — Mierda. Bien. Uno - cinco-siete-uno — Roja. —Mierda. Cinco-siete-uno...

 La luz roja continuó parpadeando, y él maldijo, golpeando la puerta. En ese momento se abrió la puerta y Jessica estaba allí de pie, de brazos cruzados.

 — Tengo un trabajo para ti — dijo como saludo.

 Jonghyun sólo gimió.

 — Oh, ya basta. Ni siquiera sabes lo que es. — Jessica rodó los ojos. — ¿Quieres lavar las ventanas?

 — Me encantaría.

 — Bueno, esto funcionará a la perfección, entonces —dijo Jessica, aparentemente ignorando la actitud de Jonghyun. — Vamos, te conseguiré todo lo necesario.

 La siguió por el pasillo hasta unos grandes ventanales al final. Hizo una mueca, eran más de tres metros de altura.

 — Esto es para ti — dijo la rubia rápidamente, apuntando a las ventanas. — Hay un cubo y un trapo para lavar allí. No te hagas daño.

 Jonghyun asintió con la cabeza. — Gracias.

 — No hay porqué.

 Él la vio alejarse y gimió de nuevo. Su estómago se quejaba en voz alta y él sabía que no podría tener su descanso para comer hasta que terminara con las ventanas. Sacudió la cabeza, se inclinó para recoger el cubo, y se quedó mirando los enormes paneles de vidrio.

 Justo cuando estaba a punto de comenzar, vio que alguien se refleja en las ventanas viniendo hacia él.

 — ¿Vas a hacer que brillen, también?

 Jonghyun miró sobre su hombro. Era el mismo chico del otro día, el pelinegro que hablaba con muñecas. Jonghyun dio un suspiro y se volvió hacia las ventanas.

 — Holaaaa..

El mayor se concentró en las ventanas y arrastró el paño húmedo sobre uno de los cristales calientes, apretando los dientes. Sintió la presencia del muchacho detrás de él y le preguntó si estaría tan loco como para saber que estaba siendo ignorado o no.

 — Los pisos están sucios otra vez — continuó el chico. — Sucio, sucio, sucio. Ah, y el otro tipo los va a limpiar, pero me gusta más cuando lo haces tú, no creo que él realmente se preocupe por que los pisos estén limpios. Tuve que usar zapatos.

 El agua jabonosa goteaba por el cristal y Jonghyun la secó con el trapo, atrapando las gotas.

 — Y los zapatos son... Bueno, no son tan malos.— El chico tarareaba un poco, una canción que Jonghyun no reconocía. Después de unos minutos de zumbidos, se detuvo y se quedó en silencio un largo rato.

 Jonghyun continuó lavando las ventanas, sin atreverse a dar la vuelta. Él no se rindió, pero le pareció que el otro chico tampoco fuera a hacerlo.

 Comenzó a tararear de nuevo, esta vez más fuerte. — Oh, sí. Sé que tu nombre es Jonghyun. Oí a Jessica hablando de ti.

 Los hombros del mayor se tensaron.

 — ¿Vienes todos los días? Porque yo no te veo. Veo a ese otro tipo, es como de tu edad. Onew, creo que ese es su nombre. No es agradable. No me gusta.

 — ¿Crees que soy bonito?— Jonghyun finalmente se quebró y se giró. El pelinegro estaba agarrando la muñeca con fuerza y su maquillaje de ojos estaba crudamente corrido alrededor de sus ojos. Llevaba una pequeña camiseta, con el vientre ligeramente expuesto, y Jonghyun vio un tatuaje en forma de rosa asomándose por debajo de sus pantalones de pijama.

 El chico sonrió ampliamente. — No lo sé.

 — Mierda.— Jonghyun se dio la vuelta, fingiendo que nunca había hablado en absoluto, y se volvió a lavar las ventanas.

 — Mierda — repitió el muchacho. — Creo que estás obligados a estar aquí, ¿verdad? ¿Qué hiciste?

 — Nada — murmuró.

 — Ese chico, Onew, dijo eso también. Pero luego me enteré de que se metió en problemas porque, umm, algo sobre pintura de espray en un muro. No sé, creo que dijo mierda o joder o algo malo como eso...

— Kibum! ¡Ahí estás! — Jonghyun miró sobre su hombro y vio a Jessica caminando rápidamente hacia ellos.

 — Hey, Jessica — el chico de pelo oscuro, Kibum, respondió. — ¿Cómo estás?

 — Kibum, dejaste tu almuerzo entero. Yo estaba preocupada, y dejaste tus zapatos, también — dijo la blonda, frunciendo el ceño. — Tienes que decirme cuando te vayas.

 — Estaba hablando con Jonghyun — dijo Kibum inocentemente.

 — ¿En serio? — Jessica miró a Jonghyun, y Jonghyun se encogió.

 — Yo sólo estaba limpiando las ventanas — susurró.

 — Hm. ¿Kibum no le está acosando? — Jessica miró a Kibum bruscamente.

 — Jesucristo, sólo estaba preguntando algo a Jonghyun — dijo Kibum pesadamente.

 El moreno miró a Kibum. Este estaba agarrando la muñeca con tanta fuerza que sus venas sobresalían.

 — Él no estaba...— dijo Jonghyun con voz apagada. — Él no me estaba preguntando nada.

 — Cabrón — susurró Kibum.

 — Kibum — dijo Jessica en un tono de advertencia. — Vamos.

 Tiró del brazo de Kibum y este gritó, mirándole. Él casi había hecho caer a la muñeca. — ¿Sabes que tienes que apoyar el cuello del bebé y la cabeza cuando la sostienes? — le espetó.

 — Kibum...  

 — Ella es delicada — dijo Kibum con altivez. — Tan jodidamente delicada, y casi le haces daño.

 — Lo siento —dijo Jessica amablemente. — No quise hacerle daño...

 —Gwiboon — dijo Kibum. — Su nombre es Gwiboon y ella es una niña muy dulce.

 — Está bien.— Jessica pasó un brazo suavemente alrededor de Kibum y lo guió alejándolo, lentamente. — Lo siento, Jonghyun.

 — No te preocupes — dijo Jonghyun en voz baja, viendo como se marchaban. Kibum miró por encima del hombro y lanzó una brillante sonrisa a Jonghyun, haciéndole estremeció de nuevo.

 Tenía muchas más ventanas que lavar, y no podía esperar a salir de allí.

 

 

***

 

 La madre de Jonghyun, Hyorin, puso un plato delante de  este, quien asintió con la cabeza, sonriendo agradecido hacia ella. — Gracias, mamá.  

 — Comételo, se ha enfriado. Esperábamos que llegaras más pronto a casa — dijo Hyorin puntillosamente.

 — Lo siento, yo estaba fregando pisos. Muchos jodidos pisos.

 — Jonghyun — Regañó Hyorin, se sentó a la mesa frente a él, suspiró. — DongWoon no estará en casa esta noche.

 — ¿Ah? — Empujó Jonghyun un gran bocado de carne a su boca. Estaba fría, pero sabía increíble.

 —tiene que trabajar hasta altas horas de la noche. Bueno, por supuesto estará en casa muy tarde —dijo Hyorin.

 — ¿Así que...?

 — Así que, no sé, Jonghyun. Sólo quiero hacerte saber lo que está pasando en la casa. — Hyorin frunció el ceño. — Ni siquiera estás conectado ahora mismo.

 — Estoy muy cansado — dijo Jonghyun, mirando fijamente a su plato. — Lo siento, mamá.

 — ¿Te hacen trabajar duro?

 — Sí, así es.

 — Bien — dijo Hyorin con firmeza.

 — Cristo, mamá — masculló Jonghyun, dejando caer el tenedor en el plato.

 — Creo que es apropiado. — Hyorin pasó su mano por encima de la mesa y acarició los cabellos de su hijo— Están durando mucho.

 — Mm — coincidió Jonghyun.

 — Bueno, me voy a la cama. No te quedes despierto toda la noche otra vez. Si te escucho jugando videojuegos, chateando o tu voz después de la medianoche...

 — No lo harás.

 Su madre rodó los ojos y se levantó. — Buenas noches cariño.

 — Buenas noches- Jonghyun miró su cena, de repente ya no tenía hambre.

 

 

 

continuara...


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