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C O M M I T T E D por FluffyMuffin

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''Y algo extraño en esa persona que yo era y esto no se siente lo mismo ¿Podría esto ser locura?''

Emily Dickinson.

 

— Entonces, cuando yo tenía siete años, creo... Sí, siete. Cuando tenía siete años, tuve un perro llamado Coco. Era un perro muy bueno, genial. Él me traía regalos todo el tiempo. ¿Sabes qué regalos eran?

 Jonghyun estaba apretando los dientes, empujando lentamente la fregona por el pasillo cuando Kibum lo siguió.

 — ¿Qué? — Dijo Jonghyun finalmente.

 — Serpientes. Él me traía serpientes, y yo odio las serpientes.

 —Las serpientes molan — dijo Jonghyun.

 Kibum se rió y su rostro se iluminó. — A veces traía ratones... pero la mayoría eran serpientes. Una de ellas estaba viva una vez y me mordió en la pierna derecha. Todavía tengo una cicatriz.

 Jonghyun asintió con la cabeza, doblando una esquina, con la esperanza de que tal vez Kibum no lo siguiera.

 Pero por supuesto eso era esperar demasiado.

 — ¿Alguna vez has tenido perros? — Peguntó Kibum, sosteniendo la muñeca con cuidado.

 — ¿Me estás preguntando a mí? — Jonghyun miró a Kibum rápidamente.

 — ¿Quién más? — Kibum dio a Jonghyun una mirada en blanco.

 — Sí, he tenido perros. Una. Murió... Le gustaba perseguir a los coches — dijo Jonghyun.

 — Oh, no. Eso es una mierda — murmuró Kibum. — Odio los perros pequeños.

 — ¿Los perros pequeños?

 — Esas pequeñas cosas odiosas que se parecen a la fregona con la que estás lavando el piso — Oh-oh, espera. — Kibum se detuvo sosteniendo la muñeca y se lo acercó a la oreja. Su expresión pasó de juguetón a interesado — Oh, no. Joey está inquieto hoy.

 Jonghyun frunció el ceño-¿Quién?

 — Joey — dijo Kibum. ——Mi bebé...

 — ¿Su nombre no es Gwiboon?

 — ¡No, no, no! Es Joey, J-Joey Su nombre es Joey, — dijo Kibum, sus ojos volviéndose nublados.

Jonghyun miró a su alrededor. Había gente cerca, pero ellos no estaban prestando atención, y Kibum estaba a punto de perder los nervios.

 — Estoy seguro de que él estará bien — eligió decir Jonghyun.

 — Joey es una chica.

 — Ella va a estar bien.

 Kibum sonrió débilmente. — Es tan difícil de c-cuidar.

 — Uh huh. — Jonghyun apretó el paso, empujando la fregona por el pasillo más rápido. Kibum parecía estar detrás de él, sus pasos eran cada vez más lentos.

 — Jonghyun, creo que está enferma — dijo Kibum en voz baja.

 Jonghyun suspiró y se detuvo en seco. — Bueno, tal vez deberías preguntarle a Jessica.

 — N-no — respondió Kibum con firmeza. — Yo... yo debería ser el que cuide de ella.

 — Está bien, mejor te dejo solo para que lo hagas — dijo Jonghyun rápidamente.

 — ¡Fuera de aquí!— dijo Kibum, con los ojos repentinamente enfadados. — Déjanos solos.

 — Bien — replicó Jonghyun, desapareciendo por una esquina y lanzando otro suspiro. Había estado suspirando mucho últimamente, sobre todo en este trabajo. Miró su reloj y vio que ya era hora de volver a bajar a la lavandería. Lavar la ropa del piso había sido añadido a su lista de responsabilidades y aunque era un trabajo horrible, estaba siempre muy agradecido de alejarse de la quinta planta. Especialmente desde que Kibum parecía surgirlo cuando menos lo esperaba.

 Jonghyun caminó hasta la escalera. No podía perder tiempo enfadándose con el ascensor, le estresaba y las escaleras le llevarían más tiempo de todos modos. Rebuscó en sus bolsillos, asegurándose de que había metido sus cigarrillos ahí. Los tenía, y dejó escapar un suspiro de alivio, casi podía saborear el humo.

 Taemin estaba sentado en una de las lavadoras cuando llegó allí, y sonrió a Jonghyun, levantando la mano para chocársela y darle un apretón de manos.

 — Hey — dijo Taemin, con los ojos brillantes.

 — Oh Jesús — dijo Jonghyun, sacudiendo la cabeza. — Apestas.

 — A mí me parece que huelo bien.— Taemin se bajó de la máquina y rozó la parte delantera de sus pantalones vaqueros, el olor de la marihuana flotando encima de su ropa. — Estaba a punto de volver a trabajar.

 — Sí, yo también.

 — Tengo unos minutos, sin embargo — dijo Taemin. — ¿Qué pasa?

 — Hice un nudo de sábanas sucias y estoy a punto de ahorcarme — dijo Jonghyun honestamente.

 — No vale la pena. El quinto no es tan malo — dijo Taemin.

 — No, excepto por ese loco que habla con muñecas y me sigue a todas partes.

 — Oh, ese es sólo Kibum.

 Jonghyun arqueó las cejas. — ¿Lo conoces?

 — Él está bien. Creo que es divertido — dijo Taemin.

 — ¿Divertido? — Frunció el ceño Jonghyun. — Mierda.

 — Él es tu pequeña sombra ahora. —Se rió Taemin. — Dile que le mando saludos.

 — Al principio pensé que era una chica — dijo Jonghyun, frunciendo la nariz. —A veces sigo pensando que lo es.

 Taemin se encogió de hombros. — Hey, tengo que volver al trabajo. Diviértete con Kibum y hagas lo que hagas, sé amable con su bebé.

 — Ugh.

 Jonghyun sacó lo último de la secadora y enterró su cara en la ropa caliente. Si se quedaba allí el tiempo suficiente, probablemente se desmayaría, y eso sería lo suficientemente como para tener un poco de tiempo libre al día siguiente.

 Él gimió y se irguió, respirando un poco de aire fresco. Ni siquiera tenía ganas de fumar. Supuso que sería mejor que volviese al trabajo; tal vez le dejarían ir a casa temprano, si es que aún podía encontrar un camino a casa.

 El caminar penosamente por las escaleras no era tan agradable, no con unos cuantos kilos de ropa pesada colgada del hombro. Anheló un cigarrillo cuando llegó a la puerta de seguridad cerrada del quinto piso. Debería haber fumado cuando tuvo la oportunidad.

 Después de dar la ropa a las enfermeras, Jonghyun volvió a su fregona y su cubo. Estaba redondeando el último rincón donde lo había dejado cuando oyó un pequeño ruido proveniente de dentro de una de las habitaciones.

 Normalmente no miraba en las habitaciones de los residentes. Sentía que no era asunto suyo, y además lo hacía sentir increíblemente extraño. Sin embargo, a veces miraba, y esta vez, se arrepintió.

 Vio a Kibum sentado con las piernas cruzadas en una cama vacía, encorvado, con los hombros temblando. Estaba llorando y agarrando la muñeca con fuerza.

 Jonghyun suspiró y se detuvo junto a la puerta. No sabía qué hacer. Miró a lo lejos por los largos pasillos y no vio a nadie alrededor. Entonces sus ojos se posaron de nuevo sobre Kibum, sentía algo por él. Jonghyun se sintió muy mal, Kibum parecía triste y solo, y no parecía que nadie supiera que estaba allí.

 Contra su mejor juicio, Jonghyun entró en la habitación, con las manos metidas en los bolsillos. A medida que se acercaba a Kibum, se sentía cada vez más incómodo. Los únicos sonidos en la habitación eran pequeños gemidos de Kibum y el reloj haciendo tictac.

 — Hey — dijo Jonghyun en voz baja. — ¿Estás bien?

 Kibum no respondió, sino que seguía llorando en silencio, encorvado aún más, su pelo derramado sobre su cara y la muñeca.

 — ¿Kibum?

 Kibum sacudió la cabeza una vez, un movimiento rápido, y Jonghyun frunció el ceño.

 — ¿Quieres que llame a alguien?

 Otra sacudida de cabeza.

 — ¿Puedo ofrecerte algo?

 Una inclinación de cabeza.

 Jonghyun se cruzó de brazos, mirando hacia la puerta. Él podía simplemente irse, eso no estaba en su descripción de trabajo. De hecho, estaba bastante seguro de que iba en contra. Kibum era un paciente muy enfermo, inestable y un poco loco, al parecer. Jonghyun no sabía qué había pasado con Kibum, él no sabía lo que le hacía de esta manera o si había sido así siempre.

 — Bueno, ¿qué puedo hacer por ti? — Fue todo lo que Jonghyun dijo.

 — Tal vez ... Tal vez un poco de … un poco de agua — dijo Kibum en voz baja. — Pero Joey no puede b-beber de una taza. N-nunca hay botellas.

 — Oh — dijo Jonghyun sin decir nada. — ¿Así que quieres un vaso de agua?

 — No tengo sed.

 — Em — Jonghyun dio un paso atrás. — Voy a buscar, um, a Jessica.

 — ¡No! — Kibum le miró bruscamente. Su maquillaje estaba todo corrido por sus mejillas, manchado y descolorido. Jonghyun apartó la mirada al instante. — No te atrevas.

 Está bien, no lo haré. — Jonghyun alzó las manos, dando otro paso hacia atrás. — Así que... um... ¿Joey quiere un poco de agua?

 — Sí. Pero como he dicho, n-no hay biberones, nunca hay b-biberones. Los bebés deben beber de los biberones. Nadie sabe n-nada por aquí — dijo Kibum molesto.

 Jonghyun asintió con la cabeza lentamente. — ¿Cómo suele beber Joey?

 — Con un biberón... pero no sé dónde está.

 — Oh. — Los ojos de Jonghyun aterrizaron en el suelo, justo debajo de la cama de Kibum. Había un biberón de juguete agrietado y sucio ahí abajo. — ¿Has mirado por todas partes?

 — Por todas las jodidas partes — susurró Kibum, cubriendo las orejas de la muñeca del bebé. — Ella está tan sedienta.

 — No te preocupes — Jonghyun se sorprendió de sus propias palabras y lo que es peor, se encontró moviéndose hacia Kibum. — Creo que sé dónde está.

 — ¿En serio?— Kibum miró con los ojos muy abiertos, de color marrón. — ¿de verdad? ¿Cómo?

 Jonghyun se agachó recogiendo el biberón de juguete y se lo mostró a Kibum. — ¿Será esto?

 Los ojos de Kibum casi se iluminaron. — Hey, esa es... Sí, esa es. Jo-Joey puede beber ahora, bien. — Él alzó los brazos temblorosos y tomó el biberón, agarrando la muñeca de Jonghyun por un momento.

 Jonghyun entró en pánico e instintivamente dio un paso atrás. — Um.

 — Gracias — susurró Kibum. Lo soltó y volvió su atención de nuevo a la muñeca. — Deja de llorar, ¿de acuerdo? Basta, ahora silencio, te encontré algo de beber.

 Jonghyun vio como Kibum acarició el pelo enmarañado de la muñeca una vez, con amor, con cuidado. El biberón de plástico se mantuvo en la cama junto a él, casi olvidado.

 — Cuando se alimenta a un bebé se tiene que tener cuidado de no dejar que ellos tomen demasiadas cosas demasiado rápido — murmuró Kibum. — Y siempre hay probarlo en la piel primero. Por ejemple en el brazo. Si está demasiado caliente, podría... podría ser m-malo.

 — Oh.

 Kibum alzó la vista, sonriendo alegremente de nuevo. — ¿Estás fregando pisos?

 — No en este momento. Quiero decir, sí, lo haré — dijo Jonghyun. Él había ayudado a Kibum, calmándole un poco, ¿por qué se quedaba a charlar? — Aún tengo por limpiar casi todo el piso.

 — ¿Por qué?

 — Porque... porque sí — respondió Jonghyun. — ¿Quieres limpiar tú? — Él se encogió.

 Kibum se rió, rodando hacia atrás. — De ninguna jodida manera.

 Jonghyun se quedó ahí sintiéndose un poco torpe, sin saber cómo salir. Tenía miedo de que Kibum se perdiera completamente si lo hacía. — Bueno, alguien tiene que hacerlo.

 — Podrías ser tú — bromeó Kibum.

 — Oh... sí — respondió Jonghyun. Le había tomado completamente con la guardia baja. Sólo un momento antes Kibum había estado fuera de sí, y ahora parecía completamente normal. — Bueno, supongo que sí. ¿Nos vemos más tarde?

 Él se encogió de nuevo.

 — Sí — respondió Kibum, sonriendo. — Y la próxima vez, no huelas a marihuana. Es asqueroso.

 Jonghyun arrugó la nariz. — Lo que sea.

 — Se lo contaré a Jessica — dijo Kibum con voz cantarina.

 Jonghyun sonrió. — Te reto.

 — Le conté sobre Taemin una vez.

 — ¿Sí? — se preguntó Jonghyun, interesado. — ¿Por qué? ¿Eres de los que acusan a los demás?

 — No, Taemin era un idiota conmigo. — Suspiró Kibum ruidosamente. — Lástima que Jessica no me creyó. Nunca nadie lo hace.

 Algo sobre la declaración hizo que Jonghyun se pusiera triste, melancólico, y Jonghyun pudo notar que Kibum estaba dejando su estado "normal" de nuevo.

 — Bueno, bueno, adiós — dijo Jonghyun rápidamente.

 — No se lo diré — Se quejó Kibum. — Si es por eso que estás enfadado.

 — No lo estoy, sólo tengo un montón de mierda que hacer. —Jonghyun se sentía tenso y empezó a apretar los dientes. — ¿Está bien?

 — Está bien, adiós.

 Cuando Jonghyun salió de la habitación, Kibum estaba encorvado otra vez, agarrando su muñeca con fuerza, y su mano estaba sujetando el biberón de juguete.

 

 

***

— Sólo dime algo, aunque sea una estupidez — instó Sekyung. Puso una mano sobre la de Jonghyun y la apretó, sonriendo. — Te desapareces en ese lugar casi todos los días y nunca dices nada al respecto.

 — Porque no hay nada que decir — dijo Jonghyun. — Es tan aburrido, Seky.

 — No es cierto.

 — Si, es lo peor. — Jonghyun sonrió y se acercó a ella, pasándose una mano por su muslo. — Es mi día libre, no hables de ese lugar.

 — Quiero saber — insistió Sekyung, sonriendo a Jonghyun. — Yo trabajo todo el día en el banco. Allí no sucede nada, pero aún así siempre te cuento algo al respecto.

 — Tal vez no deberías — bromeó Jonghyun, apretando su hombro.

 Sekyung le sacó la lengua y Jonghyun se inclinó hacia delante, capturando sus labios y la besándola fuertemente, acercándola a él. Ella gimió suavemente y pasó los dedos por las hebras de Jonghyun, tirando de ellas.

 — Mm — murmuró Jonghyun. — Te extraño, Seky.

 —Yo también te extraño — dijo Sekyung, sonriendo un poco. — Todo ha sido una locura desde que dejamos la escuela.

 — Loco pero bueno — dijo Jonghyun.

 — Tal vez —Sekyung se alejó y suspiró. — Pronto me iré a la universidad, ¿te dije? He decidido ir.

 — Oh — murmuró Jonghyun. Sintió su rostro ruborizarse un poco, y miró hacia abajo. — ¿Así que te irás?

 — Sí, pero vamos a estar bien —dijo Sekyung, dando un golpecito suave en el hombro de Jonghyun. — Y no me iré hasta dentro de dos meses.

 — Yo nunca me voy a ir —dijo Jonghyun con voz apagada.

 — Podrías, si quisieras hacerlo— dijo Sekyung. — Ni siquiera te inscribiste en ninguna universidad.

 — Sí, y mira lo bien que me ha ido — dijo Jonghyun. — Arrestado la primera semana de vacaciones.

 — Ellos te dieron servicio comunitario porque eres un buen chico.

 — Eso es todo lo que tengo a mi favor, supongo... Incluso Minho se va a, mierda, a Londres. — dijo Jonghyun.

 Sekyung abrazó fuertemente a Jonghyun, acariciando su espalda y besando su cuello. — Cállate — dijo — Tú eres increíble.

 — Increíblemente estúpido.

 Ella le golpeó en el hombro. — En serio, basta.

 — ¿Tienes hambre? — Preguntó Jonghyun. — Pediré algo de cenar.

 — No puedes permitírtelo — dijo Sekyung, mordiéndose el labio tan pronto como ella lo dijo.

 Jonghyun cerró los ojos por un momento. — Sí, lo sé. Gracias por recordármelo.

 — Yo compraré la cena —dijo Sekyung, tomando su mano. — Quiero cuidar de ti mientras pueda.

 — Vete a la mierda, Sekyung — murmuró Jonghyun, por fin sonriendo. — Eres demasiado buena para mí.

 — Lo sé — dijo ella, con los ojos brillantes. — Vamos a estar bien, ¿verdad?

 — Sí, estaremos bien. —Jonghyun le besó nuevamente y suspiró mientras ella sacaba su celular y pedía una pizza para ellos.

 

 

 

 

 

 

continuara...


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