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Rainy Love, Wild Paradise ~ Spring (Wild Lovers) por JHS_LCFR

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Notas del capitulo:

Wowowowow

Tardé poco O_o

Mil gracias parku!

Spring 10

 

Estaba cansado, no quería seguir allí. Porque todo me recordaba a Luhan, a una lucha por algo que no era mío: no es mío…no puedo pelear por algo que no me corresponde, no vale la pena intentarlo. No valía la pena…no valía la pena, pensaba, con la luz del Sol dándome de lleno en la cara y el barullo de los pequeños por correr alrededor, por delante, por todos lados.

El tobogán grande tenía una fila de niños esperando su turno, los que subían bajaban al segundo gritando de emoción. Nadie le prestó atención al pequeño tobogán rojo de al lado, el que tenía una especie de cueva dentro: entorné los ojos, viendo agujeros y óxido en la pintura, hoyos por donde los yuyos crecían; aparentemente, cortaban el pasto por todo el parque menos por ahí.

¿Por qué?

Me levanté y caminé con pesadumbre hacia el juego, gateando despacio para entrar y acomodarme poco a poco. Las madres me miraron, algún que otro hermano mayor aguantó la risa sin despegar de mí sus ojos. No me importó: yo conocía el lugar y el tobogán rojo desde hacía tiempo, no me molestaba hacer el ridículo para ellos, porque en mi cabeza yo no hacía el tonto.

Estaba reviviendo.

Eché para atrás la cabeza todo lo que pude, cerré los ojos y respiré, esperando. El aire era liviano y cargado con cierta calidez, abrigaba mis pulmones y me cosquilleaba el pecho. Se sentía bien, era algo lindo.

Recordando las distintas figuras que ocuparon el espacio, armé un Jongin viejo, antiguo e irrecuperable que me sonreía a pocos centímetros de distancia. Un Jongin que me tomaba de las manos y me las acariciaba, supuestamente imitando a nuestro amigo Baekhyun con su chico, Chanyeol. Aquel Jongin me miraba a los ojos y no parpadeaba, sonreía con ganas y sus ojos terminaban hechos dos medias lunas. Aquel Jongin me amaba, estaba seguro de que en aquel entonces me amaba.

Un pequeño correteo de un grupo de infantes me aturdió, y Jongin termino convertido en su novio: sabía que había entrado y ocupado mi lugar: me miraba con miedo. Intentaba hacerme espacio abrazando sus rodillas, miraba al suelo para no tener que encontrarse con mi odio, casi palpable. Pero no lo podía odiar, el muy hijo de puta terminaba cayéndome bien inevitable y eventualmente. Así que forcé mi mente, le dejé ir.

Luhan fue el siguiente. Era predecible, nadie más de nosotros había entrado allí. Estaba con sus propias ropas, abrazando la bolsa con el abrigo que yo le había prestado, tenía ese estúpido gorro de koala y la nariz roja, inspiraba con fuerza para no moquear, estaba resfriado. Miraba alrededor, no se percataba de mi existencia.

Para aquel Luhan no existía.

Nunca existí.

Otro correteo y pasos sonoros golpeando contra los bordes de la cueva, saqué la cabeza para encontrarme con una niñita de coletas altas y pelo largo con boca redonda y ojos enormes. Inclinando la cabeza, sonrió sin mostrar los dientes.

-Te conviene salir de ahí. Papá dice que hay arañas.

-¿Cómo te llamas?—quise saber, me resultaba familiar.

-MinYoung. MinYoung Do.

Por supuesto. Es idéntica a Kyungsoo.

Salí con cuidado y lastimándome la espalda en el proceso: si llegaba su padre, estaría en problemas en vez de hacer el ridículo.

 

 

Pensé en ti en todo momento”.

“Pensé en ti en todo momento”.

Sentado sobre la cama, miré mis pies desnudos: la ropa me quedaba grande, casi que se me achicaba el cuerpo: sacándome la remera, observé mi torso limpio. A Luhan no debía de parecerle lindo, el de Minseok tenía más carne y era más pequeño. Acariciándome los muslos, pude casi sentir los huesos: Minseok no tenía músculos, pero estaba rellenito. Toqué mi cara, mis mejillas y mi mentón: papá siempre dijo que tenía proporciones y rasgos de oro, pero Minseok ganaba teniendo un rostro más redondo y ojos sin doble párpado, bien rasgados.

-¿Acaso ya a nadie le gusta el típico rico, alto y flaco?—murmuré, pellizcándome las rodillas despacio—. Pensé que era capaz de ganarme el mundo.

 

 

La casa estaba literalmente vacía, no tenía idea de por qué. Mis padres no estaban en ninguna de las habitaciones, las criadas habían hecho acto de presencia por la mañana, saliendo al jardín: no las volví a ver, el cocinero tampoco había dejado el almuerzo preparado.

Saliendo de casa, me hundí por la calle principal hacia el centro de relajación. Todavía estaba frío como para meterse al lago.

Los minutos y las horas pasaron, devorándose mi atención y mi tiempo. Desperté cerca de las seis de la tarde aún dentro de la pileta con aguas termales y desnudo, una toalla húmeda fría descansando sobre mi frente. Alguien la había colocado ahí, me había dejado incluso toallones a un costado, me había visto. Miré alrededor, no pude evitar resoplar contento en cuanto Tao levantó y movió su mano.

-¿Qué haces aquí?—inquirí, viendo sus largas piernas doblarse para entrar al agua rápido: se había sentado detrás de mí, por eso me asusté al ver lo cerca que estaba—. Pensé que tenías que irte otra vez a China.

-Esa fase ya terminó. Logramos incorporar esa nueva impresa independiente y adelantamos la fecha de inauguración de una de las sucursales en Corea. Probablemente deba trabajar en esa, de lo contrario, volveré a mi país el año que viene—tapó mis ojos con una de sus manos y oí el chapoteo del agua: se había quitado la toalla de la cintura, ya estaba sumergido.

-¿Ocuparás el cargo de Director?—le codeé luego de que sacase la cabeza del agua: antes de que me burlara del tamaño de su frente, se tiró el pelo para adelante.

-No lo sé, no quiero ser tan rápido el Jefe—aclaró, despeinándose: Tao tenía unas manos huesudas y enormes, cada que movía un dedo se desataba un sinfín de chasquidos. Me daba impresión—. Pero tampoco quiero que alguien que no sea de mi familia vaya por la vida mandándome. Mucho menos alguien que sepa que soy el hijo del gran rey, por decirlo de algún modo.

-El apellido Huang, en este país, mete miedo—sonreí, recordándolo—. Llegaron de la nada y se adueñaron de todo, no había necesidad, Tao.

-Agradéceme que evité que tu padre y el mío terminaran luchando por arrancarse los sesos. Por cierto, el viejo dice que le avises al tuyo que quiere hacer negocios.

-¿Planea incorporarnos también a nosotros?

-No, no. Pero quiere que nos fusionemos para crear un nuevo sello, últimamente se le dio por lo gastronómico—y juntó sus manos abiertas, entrelazando sus dedos para explicarlo mejor—, tú te encargarías de las zonas de Jeju y el Sur, nosotros agarraremos de la mitad para el Norte.

-¿Y el dinero de dónde…? Deja, no dije nada, ya entendí.

Su sonrisa pícara se transformó en una carcajada, le salpiqué y siseó, con furia.

-¿Sigues pensando en él?

-Por supuesto que sí.

-Sabes que él no te merece.

-Lo sé.

-Deberías mirar a otro lado, buscar a alguien más. Urgente.

-Debería, pero no sé.

-¿No sabes qué?

-No sé dónde buscar, ya no sé lo que quiero—mirándolo de costado, giré el rostro, encontrándome con el suyo. Él simplemente se había inclinado para sacarme la toalla de la cabeza que se estaba cayendo, pero algo en mí tiró y acorté la distancia, mendigando un simple beso.

Duró cinco segundos y fue uno solo, me alejé despacio.

-¿A qué vino eso?—susurró; me encogí de hombros—. No creo que gustes de mí, Sehun. Te estás confundiendo.

-¿Y qué tal si lo comprobamos?—insistí, acercándome para posar una mano en su pecho—. No eres un Casanova y no rompes la tierra, pero tienes un físico tremendo…aparte, eres maduro. Sabes qué decir, qué hacer y cómo, cuándo hacerlo. Eres inteligente, Tao.

-Y por eso me rehúso a que me des otro beso—resolvió, despreocupado. Ahora quita tu mano de mi cuerpo.

-Por favor… - pedí, bajando hacia su estómago, rozando la cara interna de su muslo. Tiene las piernas abiertas, no cuesta nada—…sólo un ratito.

-Sehun, no—espetó, corriendo mi mano bajo el agua despacio, casi con cariño—. Te estas equivocando feo, no hagas estupideces por despecho.

-¿¡Por qué no te gusto!?

Me miró anonadado, agitando el agua con su respingo.

-Porque eres mi amigo, qué sé yo. Porque no soy lo que buscas, mucho menos tú eres lo que busco.

-¿Nunca te gusté ni un poquitito? ¿Jamás? ¡Más de una vez me pediste que durmiéramos juntos!

-Teníamos siete años y tu armario me daba medio, tonto—replicó, ofendido—. No tenía ni idea de mi orientación y estaba cansado de que me invitases a tu casa para terminar durmiendo en el suelo.

-¿Hay alguna posibilidad…? ¿Quizás si engordo un poco?—y suspiró en respuesta.

-Sehun, cariño—pasándose la mano por el rostro, lo dejó caer hacia delante, cansado—. Cierra los ojos y pon la toalla fría en tu nuca. ¿A quién ves enfrente tuyo, ves a alguien rodeado de un mundo negro?—Lo intenté. Tenía tanta vergüenza que apreté los labios para no admitirlo—…Sehun, no te hagas el tonto.

-Luhan…a Luhan es a quien veo.

-¿Y cómo se ve?

-Está…llorando. Está llorando y tiene marcas por todo el cuerpo, me está llamando, pero cada vez aparece más lejos.

-¿Dice sólo tu nombre?

Me concentré, frunciendo el ceño.

-…Sí, no hace nada más que eso.

-¿Qué te despierta eso? ¿Ganas de ir a buscarlo?—negué—Sehun—recalcó, y asentí. Soltó un suspiro—. Dale tres días, ni más, ni menos. No lo llames, pero ten tu teléfono encima todo el tiempo.

Entorné los ojos, angustiado. ¿Por qué Tao sabía tanto? Nunca lo vi sufriendo por alguna persona o viviendo nada parecido al amor.

 

 

-¿Cómo que se fueron a una gala?—pregunté contra el teléfono—¿Y no se te cruzó la idea de que quizás yo también hubiera querido ir? Tengo hambre y me estoy aburriendo—esperé, la gente no me dejaba oír a mi madre—. No pienso coci…pero… ¡Para qué están los…! De acuerdo… ¿En el tercer estante? De acuerdo…de acuerdo…sí, lo sé. Yo también, te quiero.

Buscando el mísero paquete de salchichas en la heladera, seguí con la sartén y el agua: no se veía difícil, al parecer mi madre ya lo había hecho, lo había comido y había sobrevivido.

Los tres días ya habían pasado, ni una llamada de él había caído. Cero mensajes, nada, nada en absoluto. Incluso Jongin me había escrito, avisándome de otra reunión con los chicos: siendo la primera vez que aceptaba ir solo, se terminó cancelando. Baekhyun y Chanyeol habían discutido y por poco no terminaron rompiendo según él: mejor sería dejar reposar todo y aguantar. Jongdae y Yixing atendieron el local solos los días siguientes.

Jugando con el encendedor, prendí la hornalla y dejé el agua hervir. Caminé en círculos mientras esperaba, Tao llamó.

-¿Y bien?—dijo antes de que pudiera saludarlo. Se lo notaba satisfecho, como si esperase tener la razón.

-Nada, al contrario de tu predicción, genio chino, no llamó.

-…oh. Bueno, eso sinceramente no me lo esperaba. Luhan es de los que sabes que va a volver. Se va sin ser echado y vuelve sin ser…

-Sí, sí, entendí—le interrumpí, abriendo el paquete con una tijera (¿Así se abrían?) y echando las salchichas pegadas unas a otras sin más: el agua no llegaba a taparles—. Creo que me agarraré algo por comer carne cruda. ¿Te mueres si comes algo así?

-Alto, ¿Estás cocinando?

-Más o menos. Resulta que mamá y papá se fueron de viaje hace casi cinco días y no me avisaron, incluso les dieron franco a los criados porque dijeron que “no saldría de la cama”, que estaba como deprimido.

-No los culpes por ver lo cierto, se preocuparon por ti hasta el hartazgo.

-Ey, yo los trato bien.

-Yo no digo que los trates mal, pero no les hablas. Les dices lo que quieren oír y listo, crees que ahí termine tu rol como hijo.

-Eres un gran dedo en el culo, ZiTao. Deberías saberlo.

-Si te molesta el dedo, sácalo—replicó, ofendido—. Deja de ser una nena pasiva y mueve el…no voy a decirlo, el boca sucia aquí eres tú—el silencio entonces entró en la conversación, sentí su respiración por varios segundos—. Voy camino a tu casa, no puedes comer algo hecho por tus asquerosas y feas manos.

-No te abriré la puerta—sonreí: siempre dice eso cuando sabe que lo necesito.

-Entraré de todas formas.

-Inténtalo.

-Patearé el vidrio de tu ventana y la haré pedazos.

-Tú barres luego.

-Por supuesto que no.

-¿Ya estás en la entrada?

-¿Y tú qué crees?

Salí al trote, abriendo y encontrándolo con esa pose relajada y sonrisa ladina que había adoptado desde el primer día que pisó el barrio: bromeábamos con él diciéndole que así se vería más masculino. Con el pasar de los años, se lo tomó en serio.

-Tienes las orejas más feas del mundo. Son tan grandes que tienes media docena de pendientes en cada una—chocamos las manos—, das asco.

-Y eso que no viste el nuevo piercing que tengo—amenazó, riendo y caminando hacia la cocina.

-¿Dónde está?

-Si te lo digo, te dará asco—resolvió, apagando el fuego y tirando las salchichas hinchadas: le habían salido marcas blancas de la nada, dio miedo—. Sólo a ti se te ocurre cocinar cosas vencidas. Dame dos tomates y algo de lechuga, aprende.

-¿Quieres ser mi chef personal?—propuse, buscando en los canastos y las gavetas.

-No me dejo mandar por imbéciles—sonrió, tirándome un beso y esquivando el tomate que rozó su mejilla e impactó en la pared de lleno—. Limpia eso y déjame trabajar, puedes ir a pensar en tu puta mientras tanto.

-¿Quién, en ti?

-Oh, querido Sehun…creo que si estuvieras conmigo, ambos sabríamos quién sería el pasivo.

Se hizo el silencio. Reímos al mismo tiempo y, al pasar por detrás suyo, murmuré un “gracias”, casi avergonzado.

 

 

-¿Sobrevivirás esta noche solo?

-Ey, he dormido solo antes. La casa es enorme, pero me manejaré únicamente entre la cocina y mi cuarto.

Descansaba sobre el marco de la puerta, cruzado de brazos y tranquilo, arqueando una ceja.

-No te creo.

-Puedes irte al diablo—reí, empujándolo—. Aunque…no sé, si quieres quedarte…entenderé…digo, quiero decir…

Caminó para abrazarme despacio, sentí su aliento en mi cuello y sus brazos apretar mi cintura.

-¿Por qué siempre te rehúsas a admitir que te sientes solo? ¿Tienes miedo a que crean que eres débil? Porque nada de eso va a suceder. Todos necesitamos compañía de vez en cuando—entorné los ojos, aguantando el llanto y sintiendo su mano derecha subir a mi pelo—. Sehun, no hemos estado tanto tiempo juntos desde que Baekhyun conoció a Chanyeol…Jongin también se ha distanciado, es normal que nada de eso te guste, es comprensible que quieras volver a como éramos antes.

-¿Por qué no se puede volver?—lloré—. ¿Por qué me siento mal al quererlo, al desearlo en secreto?

-Porque sabes que son felices ahora, porque no quieres que pierdan lo que tienen para dejarte contento a ti…y, por más que llores, el que aguantes tiene cierto tinte de madurez. Estás entendiendo lo que sería egoísta de tu parte, estás comenzando a comprender.

-¿A comprender qué?

-Que si algo no sale de acuerdo a nuestros planes, pero de alguna forma favorece a alguien cercano a ti… - no pudo seguir, gimoteé con fuerza—. Sé que quieres mucho a Luhan y a Jongin, pero, qué se le va a hacer…lamentablemente, no estás en ninguno de sus planes.

-¿Qué tengo que hacer para que me quieran?

-Sinceramente no lo sé, Sehun.

-¡No me mientas, tú siempre tienes todas las respuestas!

-…No, realmente no lo sé.

 

 

Se tuvo que quedar, comprendió que moriría deshidratado si me dejaba solo y en el estado en el que estaba. Esa noche cenamos dos veces y ordenamos postre a un servicio de entrega de la plebe, miramos películas ya empezadas por la tele y dormimos en mi cuarto otra vez, sólo que casi trece años después.

-¿Me harás dormir en el suelo?—bromeó, tomando el pijama que le había prestado.

-Yo dormiré en el piso, es lo mínimo que puedo hacer en agradecimiento.

-No seas estúpido, sabes que no me molesta en absoluto.

Automáticamente callamos y nos miramos a través de la oscuridad, la Luna iluminaba medio cuarto, la cama era técnicamente de plaza y media: acurrucados uno contra el otro, cerré los ojos y no soñé con Luhan, ni con Jongin ni con nadie. Simplemente cerré los ojos y medité. Medité la idea de seguir solo hasta que empezase a trabajar, medité la idea de irme a Japón o a Taiwán a dirigir alguna sucursal de la corporación de mi padre.

Medité pedirle a Tao que no se fuera al día siguiente, pero tenía razón, en el fondo no sentía nada por él.

No obstante, cuando sentí sus brazos sobre mi cuerpo, le agradecí y me relajé.

Fue el segundo abrazo más lindo que había recibido en mucho tiempo.

 

 

Notas finales:

¡Primer resfrío del año! Dx me cagué enfermando ;_;


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