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Rainy Love, Wild Paradise ~ Spring (Wild Lovers) por JHS_LCFR

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Notas del capitulo:

a parku, amor eterno.

Spring 11

 

Tao lloró esa noche, dándome la espalda, hundiendo el rostro contra la almohada. Lo noté, mas fingí que estaba ensimismado en mis sueños y en mi mundo.

 

 

El roce de una mano envolviendo mi pecho se transformó en una serie de imágenes que florecían poco a poco en mi mente.

Estaba soñando. Estaba despierto.

Luhan estaba conmigo, me abrazaba y casi que podía sentirlo. Me abrazaba por detrás y con una sola mano, podía sentir su calor: ambos teníamos los ojos cerrados, podía sentirlo; me murmuraba palabras inentendibles y me juntaba más a su cuerpo, en el medio de la negrura que nos rodeaba, gemía de dolor contra mi cuello, como pidiéndome que le perdonase. Lástima que no le entendía nada, lástima que era un sueño, porque nunca me vi rodeado de negrura en la realidad.

Lástima que sus lágrimas eran falsas en ese universo, lástima que su cariño ahí sonaba sincero…aquello se sentía casi como amor, como un amor eterno y cierto. Verdadero. Sueño.

Imposible.

Luhan no da calor.

Luhan es frío.

Sabía que estaba dormido, pero estaba bien; en ese momento podía débilmente elegir el caudal de hechos, podía encaminar la ilusión y llevarla donde yo quisiese.

Y eso hice.

“¿Luhan?” le llamé, mirando a los alrededores y esforzándome por darle forma al desierto oscuro. “Luhan” grité, el eco resonando y chocando contra los bordes de mi inconsciente. “Luhan, sé que estás ahí”. Y automáticamente la negrura se destiñó al blanco.

 Un fuerte, fuerte viento sopló y una especie de arena picó en mis ojos: tapándome el rostro con los brazos, avancé contra la ventisca, oyendo el repiquetear de los pliegues de mi ropa, sintiendo cierta inconsistencia en el suelo que pisaba: Me iba hundiendo, siempre y cuando pisase firmemente, el piso me tragaba poco a poco, como si estuviese hecho de un espeso y viscoso líquido. “Luhan”, seguí, apretando los dientes y con la tierrilla entrando a mi boca. “Luhan, detente. ¡Donde sea que estés, para!”.

El silencio y la calma acudieron rápido, encontrándome finalmente solo. Parpadeé en el sueño, mirando cómo los edificios aparecían de la nada así como los árboles, los pájaros y las nubes. Los coches, la gente, las calles…el parque. El parque y el tobogán, con algo de cueva también pero, tobogán al fin.

Acercándome, estiré la mano para aferrarme al borde y poder agacharme, quería entrar y acurrucarme: un pequeño gorro celeste de peluche con botones y orejas que simulaban a un koala descansaba en el piso, abandonado. Se estaban deshilachando las tiritas celestes con los pompones, habían jugado con él y habían tironeado muy fuerte.

Guardándomelo bajo el aparente piloto cruzado que llevaba, volví a escrutar el horizonte y darme la vuelta, intentando encontrarle: de la nada, dejé de estar descalzo; los zapatos con cordones azules pateaban la repentina nieve y mis jeans negros estaban humedecidos en la zona del glúteo, como si me hubiese sentado en el suelo.

Incluso llevaba puesta una bufanda. La bufanda. Llevaba a Jongin.

¿Por qué tengo una prenda de cada uno? No es que si tuviera…o pudiera….elegir a uno de los dos.

Una risa conocida llamó mi atención y automáticamente levanté la cabeza, mirando un banco que sólo se podía ver si se bordeaba un arbusto de forma redonda: Luhan se tapaba la boca y sonreía, Minseok torcía la boca y le rascaba detrás de la oreja, sacándole cosquillas. No dolió ni quemó hasta que se abrazaron rápidamente y con cuidado: fijándose de que nadie los viese, esperando a que los chicos dejaran de corretear por allí.

Tensando la mandíbula, me mantuve delante del tobogán y manteniendo la distancia, Minseok le tomaba del mentón y le acariciaba el labio inferior con el pulgar. Para cuando quise dar un paso adelante, todo se esfumó, incluso mi ropa. Abrazándome y tapándome por instinto, volví a la negrura sintiendo todavía el calor de esa mano abrazándome por el pecho y sobre los brazos. No pude moverme, ahí entendí que definitivamente me estaba despertando.

 

 

Desperté acompañado, se sentía extraño, muy poco común: parpadeando repetidas veces y con los ojos cada vez más abiertos, el brazo de Tao me rodeaba el pecho y pasaba por encima de mi brazo derecho. Incluso una de sus piernas se había enredado con las mías: Mi amigo era el responsable, había confundido a Luhan con él.

Encorvado y conmigo amoldado a su cuerpo, su torso se pegó a mi espalda y su aliento rozó mi oreja. El coreano torpe salió a modo de débil protesta mezclándose con mandarín al ver que hablaba con más fluidez: Tao era sonámbulo, nunca había estado al tanto de que hablara dormido. Girándose para liberarme y sin parar de balbucear, me dio la espalda y se hizo una bola, gruñendo, gimiendo. Casi lamentándose. Sentándome despacio, me froté la nuca y lo miré con los ojos entrecerrados: Tao tiene buen físico, es un buen tipo… ¿Cómo es que no tiene a nadie a su lado?

-Es imposible que nadie guste de él—murmuré contra mi pecho, aún no despierto del todo—. Es imposible que no tenga a alguien…con esa espalda, con esos brazos, a alguien debe enloquecer—me bajé entonces de la cama, bordeándola y saliendo hacia el pasillo, no sin antes mirarlo de nuevo—. Algo me dice que me estás ocultando cosas.

 

 

-¿Aún no ha llamado?—Me sorprendió en medio de un acto impensado de mi parte: lavaba los platos con furia, rasqueteando y quitando la mugre con desesperación. Ninguno de los dos había limpiado la noche anterior después de comer: ahora que entendía la fuerza necesaria para quitar los restos secos de la salsa, tomé nota mental de agradecerles a las criadas cuando volviesen—. Lo siento—murmuró, cruzando la cocina y abrazándome por detrás: como había girado el rostro para verlo, volví a fijar la vista en la pileta llena de agua y espuma; tragando saliva, seguí lavando—. Te juro que…pensé que…no sé, Luhan siempre vuelve, siempre, no importa qué.

-Se ve que te equivocaste—respondí secamente, más secamente de lo que quise: no estaba enojado con Tao, de hecho le estaba agradecido, pero es el día de hoy que todavía no sé qué pasaba esa mañana con mi voz, con mi cuerpo—. Igual, no me importa. Tengo cosas más importantes para hacer que andar detrás suyo, buscándolo.

-¿Como cuáles?—musitó, su mentón hundiéndose en mi trapecio izquierdo a medida que hablaba—. No creo que lavar esa olla te lleve toda la tarde, tampoco te veo limpiando la casa o trapeando los pisos por un mes. Nada de esto está en tu naturaleza.

-Me encanta cuando me animas—suspiré, echando la cabeza hacia atrás para que me atrapase: soltando todo, dejé que mis rodillas cedieran. Tao me sostuvo firmemente, como siempre—. No le gusto más, ¿Cierto? ¿Que no aparezca significa eso?

-Hun, no me preguntes ese tipo de cosas. Mira cómo salieron las cosas después de responderte. Sinceramente no lo sé, quizás…quizás…

-No—interrumpí—. No pienso salir a buscarlo, no pienso ir ni a la cafetería ni al parque ni a nada. No iré, tengo orgullo y yo mismo quise en un momento mirar para otro lado—lo último era técnicamente una mentira, pero lo necesitaba—. Tengo que avanzar, no puedo seguir queriendo a alguien que se acuesta con otro pensando en mí.

-¿Se acostó con otro pensando en ti?

-Ese día que me llamaste, cuando me dijiste que los habías visto en la cafetería…Luhan regresó a mi casa a las horas. Me mintió diciéndome que no había ido a verlo y, cuando le conté que sabía la verdad…dijo haber pensado en mí en todo momento.

El empujón de Tao fue abrupto, tanto que me golpeé la pelvis con el mármol de la mesada.

-Espera, ¿No viste en tu teléfono las llamadas perdidas mías?—su voz fue subiendo de tono, adquiriendo cierta molestia—. Oh Sehun, ¿¡Viste mis llamadas perdidas sí o no!?

-P… ¿Pero qué tiene que ver…?

-¡Ni siquiera te molestaste en llamarme de vuelta! ¿¡No se te pudo haber cruzado por la cabeza que tenía algo para contarte!? ¡Imbécil, malinterpretaste todo!

-¿Qué? ¡Interpreté lo que tú me dijiste y lo que me dijo él! ¡Me dijo que no fue a la cafet…!

-¡¡No, te dijo que no había “ido” a algún lugar!! ¿¡Le preguntaste a qué lugar!? ¿¡Le preguntaste!?—Retrocedí a medida que iba inclinándose para prácticamente escupirme en el rostro—¿Tienes idea de a qué lugar se refería, Sehun, lo sabes?

-¿Qué…? S…supongo que a la cafetería—Se golpeó en el rostro y palidecí, nervioso—¿A dónde fue?—titubeé.

-¡Te llamé mil veces para decirte que los había interceptado en el río Han! ¡Iba a decirte que los vi discutir, mierda, que Minseok quería llevarlo a su casa, que Luhan no quería!

Los sentidos se agudizaron y las percepciones explotaron una detrás de otra en mi mente. Con la sangre acumulada en el rostro, temblé.

-¡¡Eres un imbécil!! ¡Yo pensé que te habías enterado por Luhan, que por eso no me atendías!—golpeándose la cabeza, se tiró de los pelos y gritó con todas sus fuerzas—¡Hace cuatro días que podrías haberlo remediado y no, pedazo de larva! ¿¡Cómo no se te ocurrió…!?—y ahí dejé de entender, claramente estaba puteando en chino, probablemente estaba puteándome en chino.

-¿Entonces no se acostó con él?—pero Tao me dio la espalda y corrió escaleras arriba, obligándome a seguirlo—. Tao, ¡Tao!, ¿Qué se supone que pasó entonces? ¡Tao!

Bollos de tela volaron por el pasillo cayendo a mis pies, Tao golpeaba frenéticamente los cajones y las puertas de los roperos mientras buscaba, gritándome.

-¡¡Vístete!!

 

 

 

Notas finales:

Cortito y chotísimo, LO SÉ ;A;

Pero...se viene mi primer parcial de la facultad y...y...OTL

Y encima salió Overdose y..y...

Llego tarde a clases! Dx

 

♥♥♥


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