Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

I hate {Onkey} por LeeMinYoung

[Reviews - 8]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Annyeong~ este Onkey... salió en un momento en que aparecían noticias de todas las couples de Onew menos de esta :$ y como supuse que Key(?) estaría celoso(????) lo escribí para él*-* OKNO! xD espero que lo disfruten~~

'Skinship. Ja. Skinship mi trasero'.

En cada concierto o show al que asistían, estaban obligados, como grupo, a realizar fanservice.

—A las shawols les gusta —les dijo su mánager un día—. Háganles un regalo. Después de todo, no es real. Sólo por sus fans.

Y claro, según él no era real. Porque KiBum sabía que cada uno de sus compañeros tenía sus segundas intenciones detrás de un roce o un susurro al oído. Del único que estaba seguro que lo hacía de forma inocente era JinKi. Él nunca había visto en eso una ocasión para mostrar otra cosa que no fuera afecto. Además, ninguno era su favorito; como buen líder elegía un día a uno y al siguiente a otro. O simplemente le prestaba atención a los cuatro por igual.

Eso era algo que también le molestaba. ¿Acaso Onew no se daba cuenta de que quería tenerlo para él solo? No bastaba con que le preparara pollo cada vez que le pedía o le hiciera la cama o se ocupara de cuidarlo cuando no se sentía bien. Claramente, con su torpeza había que ser más directo.

Bueno, al menos eso era lo que creía la diva de SHINee.

Realmente, ese último tiempo JinKi era el que recibía la mayor cantidad de cariño. JongHyun le daba de comer o jugaba a las miradas con él, Taemin lo animaba en los conciertos… y MinHo casi había intentado besarlo. Ok, tanto como eso no. Sin embargo, así era como se veía en las imágenes. Y una foto nunca miente, era lo que el de pelo cobrizo siempre decía.

—A menos que tengas una mente tan retorcida como la tuya —se burlaba Jjong.

—Cállate, perro baboso. Si no, te quedas sin cena.

—No hay problema. Me llevo a Onew a comer a otra parte.

— ¿Y qué tiene que ver él en esta discusión?

Eso lo había exaltado más que la broma de su hyung. Podían tocar cualquier cosa, pero a JinKi no. Ahí sí que se ponía a la ofensiva, en plan diva-umma-protectora-de-líderes-incapaces-de-darse-cuenta-de-lo-que-provocan-en-los-demás. O algo parecido.

—Nada. ¿Cocinarás para mí también?

El cantante principal había tocado su punto débil. Aunque a esas alturas, después de más de cinco años viviendo juntos, debería saber que con KiBum no se jugaba.

— ¡Onew-hyung!, ¿quieres comer pollo hoy?

— ¿Dijiste pollo? —Apareció de la nada, sonriente, con unos ojos que casi no se veían.

—Sí. ¿Quieres?

—Obvio que sí —lo abrazó en forma efusiva—. Siempre sabes cómo alegrar mi vida.

— ¿Estabas triste?

—No. Sólo un poco aburrido.

—Ah~

Y con eso había echado por tierra cualquier plan del moreno. Nadie sacaba al mayor de casa habiendo aunque fuera un poco de su plato favorito. Por eso fue que bufó, molesto, caminando hacia su cuarto para tomar una chaqueta y marcharse diciendo que quería comer otra cosa.

— ¿Qué le pasó?

—Nada, hyung —Key le palmeó la espalda—. Creo que está algo triste porque su pulga preferida murió cuando se bañó.

—Bummie~ no seas malo con él.

‘Él empezó’, gruñó para sus adentros.

—No te preocupes. Es sólo una broma. ¿Me ayudas en la cocina?

— ¡Sí!

Exacto: por comer pollo, Onew era capaz de cualquier cosa.

O casi. Porque su torpeza habitual no se acababa sólo con poner todo de su parte. Así que terminó sentándose a la mesa para no estorbar el trabajo paciente de KiBum.

Pronto todo estuvo listo, así que el menor fue a acompañar a su hyung ocupando una silla frente a él.

La diva se mordió el labio. Tragó duro al ver que JinKi se llevaba un pedazo de carne a la boca con los palillos. Y cuando saboreó la comida con una expresión de casi lujuria empezó a sentir calor donde no debía.

— ¿No tienes hambre, Bummie?

Por todos los cielos. Amaba que lo llamara así. De hecho, no aguantaba que nadie más le dijera de esa forma. Era como una especie de apodo que sólo el líder podía usar.

Pero tenía que calmarse. Si se le iba a declarar, ése no era el mejor momento.

—Sí, sí.

Se apresuró a meter alimento en su boca para mantenerse ocupado.

JinKi se rió de la diva y continuó comiendo, sin tener la más mínima idea de lo que realmente pensaba su compañero en esos momentos.

Pronto acabaron con la comida y Onew anunció que se ducharía antes de irse a dormir. No se ofrecía a lavar la loza sólo porque no quería que se rompiera alguna cosa.

Y una vez en el baño se mordió el labio para no llorar. Se sentía tan pero tan enamorado de Key que su corazón llegaba a doler. Adoraba las atenciones que le brindaba, por más que supiera que actuaba igual con todos.

No recibía cariño de los demás miembros porque estuviese falto de amor. Tampoco era porque lo necesitara demasiado. O quizá sí. La cuestión era que no quería mostrar ante nadie que había unos brazos específicos que quería que lo rodearan, ni que la voz de uno de sus dongsaengs era la que lo confortaba mejor. Sin embargo, no se sentía capaz de confesar sus verdaderos sentimientos. Tal vez Key lo quisiera, pero ¿y si lo rechazaba? ¿Y si por su culpa SHINee se iba al demonio? No, ese era un riesgo que no iba a correr de ninguna manera. Prefería morir mil veces antes de arruinar el sueño de sus casi hermanos a esas alturas. Y el suyo tampoco.

— ¡JinKi-hyung! —La voz y los golpes de KiBum en la puerta del baño lo sacaron de su reflexión—. ¿Estás bien?

Tomó aire intentando calmarse y habló.

—S-sí.

— ¿Seguro?

—Sí, Key. No te preocupes. Ya salgo.

— ¡Vale! Cualquier cosa me avisas.

—Sí.

El menor no insistió sólo para no fastidiarlo, pero estaba seguro de que a su líder le ocurría algo. Lo conocía muy bien, más que a sí mismo, por lo que, después de dejar todo ordenado, fue a ponerse pijama para esperar a Onew más relajado.

Cuando este último salió del baño aún se le notaba el rojo de sus ojos. El agua no había logrado llevarse consigo sus penas.

—Hyung~

— ¡Bummie! Me asustaste.

—Me tienes preocupado.

Esbozó un puchero, lo que logró que JinKi sonriera.

Aún sintiéndose cansado, se acercó hasta la diva para abrazarla.

—No tienes por qué. Estoy bien, lo prometo.

—Tus ojos me dicen lo contrario.

—Mi Key…

Lo dijo sin pensar. Pero el cobrizo ni siquiera se molestó. Quería volver a escuchar que aclaraba que era suyo, aunque fuese de manera inconsciente.

—Dubu~

— ¿Qué?

—Prométeme que si te sientes mal me lo dirás, para poder ayudarte o siquiera consolarte.

—Bum, yo…

¿Por qué le pedía esas cosas? ¿Acaso pretendía que se le confesara? Porque ese era su único problema ahora.

—Por favor, hyung~

—Está bien —después de todo, nunca había conseguido negarle algo.

—Gracias. Y ahora…

Se puso de pie y lo empujó hacia su habitación.

—P-pero… ¿qué pasa?

Onew no podía negar que las manos de Key en su espalda le provocaban un cosquilleo en todo el cuerpo. Por eso no hablaba, no quería delatarse así que simplemente guardaba silencio.

El menor se quedó tranquilo cuando su hyung se sentó en la cama. Él hizo lo mismo, pensando en algo que no hacían desde los tiempos antes del debut.

—Hyung.

— ¿Qué?

— ¿Te acuerdas de lo que hacíamos hace años cuando estábamos cansados?

A eso tampoco podía decirle que no: esas memorias estaban grabadas a la perfección en su mente.

—Sí.

—Pues... quisiera hacer eso justo ahora.

— ¿El qué? —Era mejor hacerse el tonto.

— ¡Acabas de decir que te acuerdas!

—Lo siento. Es que no estoy seguro de a qué te refieres.

KiBum tomó aire. Sabía que el mayor le estaba mintiendo, pero ya que esa oportunidad no iba a darse de nuevo, decidió que bien podía aprovecharla al máximo.

—Está bien. Si necesitas que te refresque la memoria...

Onew tragó duro. ¿Qué demonios pretendía la diva? ¿En serio iba a hacerlo?

—Tengo sueño —dio un bostezo exagerado—. ¿Por qué no lo hacemos otro día, cuando estén los demás?

—Porque no quiero que nos vean.

Su voz y la forma en que marcaba cada palabra le dejó todo muy claro.

—O-okey.

—Pero no voy a ser sólo yo. Tú me vas a acompañar.

—Aish…

—Ya, ya. Bien que aceptaste cuando hablábamos de pollo. ¿Por qué ahora no puedes?

Era cierto. Se lo debía. Aunque bien pudiera morir en el intento, lo haría.

—Vale, ya. Sólo para que no me sigas molestando.

—Sí, claro.

Key no tardó demasiado en quitarse la camiseta que en realidad apenas cubría su pecho y espalda con lo ancha y escotada que era. Esperó expectante a que el mayor hiciera lo mismo, sin que lo intentara siquiera.

—Veo que quieres que yo te desvista —medio rió para asustarlo.

—Claro que no.

Con manos temblorosas tomó la parte de debajo de su polera, a lo cual la diva decidió actuar.

—Déjame a mí.

Y a propósito, removió la prenda con lentitud, tocando toda la piel que podía, sin importarle si el otro se daba cuenta de que lo hacía con intención.

—Bu-Bummie…

—Eres tan guapo, hyung~

— ¡Ya!, no mientas.

—Lo eres. Al menos para mí.

—Seguro. Lo dices para agradarme.

—Claro que no. Aparte, no hay nadie que me escuche además de ti. ¿Qué lograría, eh?

—Pues… pues…

— ¿Y yo? ¿No piensas acaso que también soy guapo?

‘Maldito seas, KiBum’.

—S-sí.

Ese cuerpo lechoso, bastante ejercitado aunque sin las típicas marcas que dejan el ejercicio diario, siempre le había gustado. El problema era decirlo abiertamente.

— ¿En serio?

—Sí.

—Y… ¿te gustaría tocarlo?

— ¡Key!

— ¿Qué? Es sólo un juego, Onew-hyung. Un juego entre compañeros.

Para sus adentros, ambos pensaron que obviamente no lo era, pero dejarían creer al otro una mentira para poder seguir disfrutando de aquello que venían deseando hacía tiempo.

—Lo sé. Esto no podría ser en serio.

Y se acercó. No había demasiada distancia entre ellos por lo que no le costó demasiado llegar hasta él.

La anatomía contraria tembló ante el imperceptible roce de aquellos dedos regordetes que tanto le encantaban. Era suave, tan liviano como una pluma, que aún así elevaba su pulso sin que pudiera hacer algo para detenerlo.

—Mi Key… —susurró para sí.

— ¿Qué dijiste? Repítelo.

—MÍ Key. Eso es lo que he dicho.

—Yo no soy de nadie —le contradijo para fastidiarlo.

— ¿Ah, no?

—No.

—Entonces… ¿los demás también te han tocado así?

¿A qué jugaba JinKi?

—TaeMin no puede porque es mi hijo. MinHo es un gruñón de primera, jamás dejaría que lo hiciera. Y JongHyun…

—Soy consciente de que ustedes son cercanos.

—Él es mi mejor amigo —le aclaró.

—Pero bien que las fans los relacionan.

—Nunca ha pasado nada entre nosotros. Y nunca pasará. No podría dejar que me hiciera algo. Y sé que él tampoco me quiere de esa forma.

— ¿De la forma en que tú lo haces por mí? O como yo te quiero.

—Hyung, ¿de qué hablas?

Era su culpa que ahora estuviera medio loco.

Era su culpa que ahora quisiera decirle lo que sentía sin guardarse nada.

Era su culpa que ahora se sintiera atrevido.

Por eso cortó la distancia todavía más para dejar su cuerpo casi encima del otro. Su rostro se encontraba a menos de cinco centímetros del de Key cuando le respondió.

—De que te quiero.

—Yo también.

—Tú los quieres a todos.

—Tú también.

Por la forma en la que comenzó a mirarlo, debió saber que nada bueno se venía,

—Pero a los demás no los quiero besar… —y lo hizo.

—Yo tampoco.

—Ni tocar…

Acrecentó las caricias, logrando que jadeara bajito.

—Yo tampoco.

—Ni hacerles entender que son míos y de nadie más.

—Soy tuyo, Dubu.

—Lo sé —lo besó—. Y yo soy tuyo, Bummie.

Y luego de eso, nada más importó. Sólo saber que se correspondían y que daba igual lo que pensaran los demás. Su amor era lo único que debían tener en mente cuando estaban juntos.

El menor se desparramó sobre el colchón dejando que el otro liderara las acciones.

Por supuesto, Onew no lo hizo esperar.

Controlándose y mostrando la mayor delicadeza que podía, con sus manos delineó el delgado cuerpo mientras lo regaba de besos, descendiendo sin remedio a su parte más débil. El verlo listo para la acción logró encenderlo aún más.

—Oh, mi todopoderoso Key.

Lo acarició para que aumentara de tamaño, sacando de él unas gotas de líquido pre-seminal. Realmente…

— ¿No vas a hacer nada más? —Le reclamó el cobrizo al ver que se distanciaba.

— ¿Qué es lo que quieres?

—JinKi-hyung. En serio. ¿Qué es lo que crees tú?

—Nada. Quiero que lo digas. KiBum, dime lo que quieres y lo tendrás.

Estaba usando su tono más sensual. Eso lograba que su compañero se volviera todo lo tímido que jamás era.

—Pero hyung~

— ¿Qué pasa? ¿Te da vergüenza? Bummie~ tú iniciaste esta situación.

—Ya lo sé. Es que…

Suspiró. ¿Cómo iba a decirle eso? Casi prefería que lo tragara la tierra.

—Está bien. Yo te ayudaré.

Ahora le tocó tragar saliva. ¿A qué se refería con eso?

— ¿Q-Qué quieres decir?

—Yo haré algo… y tú me dirás si te gusta o no.

Al menor eso le pareció peor idea que la anterior.

—No, no.

— ¿Eh?

Había recuperado algo de su carácter habitual.

—Haremos las cosas a mí manera.

Se sentó sobre Onew y le dedicó la mirada más perversa que pudo.

Minutos después, ambos habían borrado la palabra pudor de su vocabulario.

Un sudoroso KiBum estaba alistándose para lo único que faltaba. Y Onew sólo hacía lo que el otro le pedía.

Cambió posiciones para quedae arriba, teniendo así una mejor visión de lo que tenía en frente.

Colocó tres de sus dedos junto a su boca para que la diva los cogiera y chupara a su antojo.

—Te amo, Bummie —le susurró al oído al introducir el primero en su entrada.

Key reprimió un jadeo de dolor. Molestaba una enormidad, tanto que le dieron ganas de llorar y pedirle que no lo hiciera más. Sin embargo, no podía abandonar ahora. Como hombre que era, debía aguantar aquello hasta que regresaran el fuego y el placer que había experimentado cuando su hyung apenas y rozaba su piel.

La sensación de incomodidad aumentó con un segundo dedo.

—Relájate, gatito.

Con su mano libre, abarcó el miembro olvidado y lo acarició desde la base hasta la punta, presionando al llegar al extremo para limpiar la gota de semen que allí había.

—Eres delicioso —murmuró mientras lo saboreaba.

Eso hizo que el menor estallara en llamas. Se lanzó en búsqueda de la boca ajena para acallar sus gemidos.

—Dame más, JinKi —mordió su labio inferior—. Márcame para que no me olvide de quién es mi dueño.

—Bummie...

—Hazme el amor, hyung. Entrégame todo lo que tienes y yo te daré todo de mí.

—Está bien.

Realizó un movimiento de tijeras en su interior antes de salir de allí para llenar su apretado canal con su pene ya duro y erecto, listo para hacerlo enloquecer.

Entró de una vez. Su amante gritó al sentirse completado de forma tan brusca pero calló de nuevo. Apretó los párpados, acostumbrándose a la sensación. Ayudó que Onew siguiera brindándole atención a su parte más sensible. Así pudo destensar sus músculos y por fin moverse.

Con eso bastó para que Onew iniciara un vaivén lento, entrando y saliendo, dejando que Key le indicara qué ritmo seguir. Lástima que eso no sirvió por mucho tiempo, puesto que el cobrizo dejó salir una vez más a esa fiera que tenía dentro, impidiendo que fuese suave como él pretendía. Porque claro, si alguien te dice “te mueves más rápido o te castro”, no hay posibilidades para no hacer caso.

Así que obedeció.

Y cuando encontró aquél punto que con sólo tocarlo lo enviaba a la otra punta del universo, Key se deshizo en gemidos y hasta gritos. No sabía qué hacer con sus manos, pues repasaba su cuerpo, el de su hyung, la cama… estaba enloqueciendo. Si es que algo de cordura le quedaba.

—Por… favor… Ji-JinKi…

Una vez más, este se acercó para besarlo, ahora tiernamente. A pesar de que el momento era demasiado intenso, sintió que debía hacerlo.

—Te quiero, Bummie~ No lo olvides nunca.

—Lo sé, Dubu. Yo también te quiero.

Luego de eso, llegar al orgasmo fue algo tan natural que los encontró desprevenidos, desnudos en cuerpo y alma, entregados al otro como si fuera una parte importante de sí mismos.

El líquido que liberaron fue a parar a sus vientres, manos, piernas, manchando las sábanas en el camino. Como pudo, Onew limpió el desastre mientras su KiBum dormitaba como un bebé. Después le puso un poco de ropa para que nadie sospechara lo que había ocurrido e hizo lo mismo con él. Cobijó a ambos con tapas sin manchas de su semilla para finalmente dormir de la forma que había soñado por años: abrazando a su diva sin miedo a ser rechazado.

Entre sueños, Key sonrió. Bien podía seguir odiando el fanservice de Onew con los demás. Sin embargo, ahora sabía que su hyung sólo tenía ojos para él. Y eso era algo que le llenaba el corazón de alegría y felicidad.

Sí. Definitivamente, Kim KiBum era feliz.

Notas finales:

shfsñdhfsljdflj amorosos brutos xDDDD se reciben reviews, son gratis por si acaso(?) okno

annyeong~~


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).