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El cielo y el infierno así es él por Rei Miyamoto

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Notas del capitulo:

espero que les guste =) y que no me maten porque Kaname sea el seme jejeje

¿Por dónde debería empezar?...ah sí, estábamos los dos desnudos en  la cama.

¿Cómo habíamos llegado hasta una situación como esta?....buena pregunta….yo mismo me la hago…

Solo puedo recordar…..como me tocaba, como era sentirlo dentro de mí, como me susurraba, su cuerpo, su voz, su rostro, su nombre….

Nada de mi vida anterior a ese momento lo recordaba, todo lo era él… nadie más que él…. ni siquiera mi propio ser tenia importancia ya para mí.

Lo recuerdo todo de esa noche…….

Entró en mi habitación mientras dormía. Como un gato, sigilosamente se acercó a mi cama y se deslizó entre las suaves sábanas.

Noté como apegaba su cuerpo al mío.

El roce de su  torso contra mi espalda, hizo que mi cuerpo se estremeciera por entero.

Trazó de forma dulce las líneas de mi espalda, con sus grandes y finas manos, para después susurrarme al oído “Zero….te necesito…”, aquellas palabras bombardearon  mi cerebro, como si de un ataque naval se tratara.

Abrí los ojos y con algo de terror, enfrenté su bello rostro.

Tenía esa mirada nostálgica y triste tan característica suya solo que esta vez estaba mezclada con una mirada de deseo y necesidad.

Acarició mi rostro gentilmente. Simplemente no podía articular palabra alguna. Con su mirada me había robado el alma, ya no me pertenecía a mí mismo si no a él.

Me quede mirándolo fijamente a sus ojos carmesí, sin poder moverme o gesticular. El seguía acariciándome.

Paso su mano por mi cuello, mirándolo hambriento. Empecé a respirar entrecortadamente.

Después prosiguió con mi torso y comenzó, sin decir nada, a levantar mi camisa del pijama.

Gemí ante el contacto de su gélida mano contra mi piel desnuda. A pesar de que ambos teníamos una temperatura mortuoria, debido a nuestra condición inmortal, mi cuerpo parecía calentarse elevadamente con cada roce.

Besó mi cuello, después mi pecho, mientras comenzaba a acariciar mi hombría. Después llego  a los pezones, que besó y lamió haciéndome gemir de placer. Me besó detrás de la oreja y mordió mi lóbulo. Me estaba excitando hasta el punto de querer explotar.

Toqué también su pecho que se encontraba desnudo, al igual que el mío, a lo que él respondió dándome un tierno beso, que se acabó convirtiendo, en uno salvaje. Jugaba con mi lengua como si fuera un partido de futbol. Cuando se apartó, me lanzó una mirada tan sensual que me quedé sin respiración. Había cambiado por completo. Parecía una fiera consumida por la lujuria ¿es que era bipolar o qué?

Cogió mis pantalones y prácticamente los desintegró entre sus manos, junto con mis boxers.

Lamió mi miembro y le sopló, dios como que excitaba, iba a perder la poca cordura que me quedaba, hizo que todo el vello de mi cuerpo se erizara.

Metió mi extensión endurecida ya por la excitación en su boca, hasta que ya no pudo más.

Y comenzó a hacer movimientos con su lengua y su boca, en un vaivén de sentidos.

Solo pude cerrar los ojos y gemir sonoramente.

El dejó salir mi miembro de su boca sonriéndome con cara de satisfacción.

Abrí los ojos y lo miré absorto. Como un imán atrajo mis caderas hasta tu cuerpo, rozando nuestros miembros en el movimiento.

Me incorporé para quedar sentado encima de él. Le besé  apasionadamente y me moví formando círculos encima de su pene, gimiendo junto a él en su boca.

“Kaname si no me tomas ya reventaré”. Me di cuenta de que sonaba como un estúpido al poco tiempo de haberlo dicho.

Él me sonrió y sin decir nada tomó mi miembro entre sus manos fuertemente, restregándolo contra en suyo. Cada vez más rápido y más rápido y más y más hasta que nos derramamos, gritando como locos.

Después me dio la vuelta y sin ninguna gentileza introdujo su enorme falo hasta lo más profundo de mi ser.

Justo cuando iba a quejarme por el maravilloso “cuidado” que había tenido conmigo, me embistió tan duramente que salió sin darme cuenta su nombre, lo que le tuvo que excitar de sobremanera, ya que me empezó a embestir excesivamente rápido.

No podía respirar, me estaba dejando sin aliento.

“Kaname ahhh ahhh por favor…para….”

No me contestó, lo único que escuchaba de él eran sus gemidos desenfrenados.

“Kaname, déjame,…ya no puedo más...”

Siguió sin contestarme. Pero me daba igual; si debería morir por asfixia prefería hacerlo así.

Ah no es verdad...no puedo morir, pero me sentía como si fuera a hacerlo.

Me agarró el cuello, yo arqueé mi espalda y me moví intentando coger su ritmo de vaivenes.

Que bien se sentía, realmente este hombre era como el cielo y el infierno.

Te hacía sentir como si volaras y te quemaras al mismo tiempo.

Me obligó a cambiar de postura.

Me hizo tumbarme de espaldas a él, totalmente. Él se echó encima de mí, entrelazó sus piernas con las mías y posó sus manos encima de las mías, en una especie de abrazo.

Besó mi cabeza, lamió mi cuello y me mordió hincándome sus dientes. Cuando la sangre salió, la lamió y chupó mi herida.

Bebió de mi esencia mientras volvía a embestirme, esta vez, lentamente, con ritmo pausado.

Volví a gemir desesperadamente y le pedí que aumentara su ritmo, bueno realmente se lo supliqué, lo necesitaba tanto, como claramente me necesitaba él.

Levanté mi trasero y empecé a moverme descontroladamente. Gimió en mi oído.

Y embistió con fuerza.

Con cada embestida tocaba mi punto haciéndome palpitar de placer y deseo.

Cogió mi miembro y lo masajeó violentamente.

Por fin llegué al climax y chillé su nombre, derramándome en su mano.

Al rato también llegó él.

Se dejó caer encima de mí sudoroso y respirando con dificultad.

Encajó su cabeza en mi hombro y me susurró al oido,”Zero……¿sabes que lo hemos hecho sin condón?”

Reímos estrepitosamente y cuando  nuestras miradas se unieron, nuestros ojos se dijeron todo lo que nunca nos habíamos dicho.

Te quiero…….


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