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¡HYUNG! ¿Acabas de morderme? por BoomMy_Xu

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Lee Hong Ki amaba la escena gay de Seúl. ¡Tan genial! ¡Tan pretenciosa y narcisista! Si, él era de Bunsan, pero eso no significaba que no podía aparentar. ¿No era eso de lo que Halloween se trataba? Era la Navidad gay después de todo.

El club estaba lleno. Sábado antes de que la noche cayera, y todos con sus disfraces se deslizaban fuera y dentro de las luces brillantes multicolores.

La mayoría de los clientes usaban escasos atuendos, mostrando sus musculosos, trabajados y lampiños pechos. A los 22 años, Hong Ki encajaba perfectamente. Había planeado probar suerte primero en Gangnam y, si alguien no lo descubría allí, Seúl sería el siguiente.

Hong Ki sabía que era un imán para los hombres. Incluso en Bunsan tuvo que golpear a algunos chicos con un palo. Con su desgreñada melena rubia, sus negras pestañas y sus grandes ojos cafés, si, él atraía hombres, sin problema. ¿Su elección de disfraz? Un vampiro por supuesto. ¿Quién no querría a un hombre que chupe? Era un clásico.

Un vampiro, sí. Un disfraz vulgar, no. Hong Ki optó por una versión más moderna. Pantalones negros pegados, playera Versace con cuello en V y colmillos. El saldo de su tarjeta de crédito estaba precariamente alto, pero uno tiene que hacer lo que sea para ganar, o eso dicen.

Hong Ki apenas podía escuchar sus pensamientos a causa de la estridente música, la cual secretamente odiaba, pero todos parecían disfrutarla o tolerarla.

Un área del salón tenía desplegada comida apropiada para la élite; camarones, cangrejo, espárragos envueltos en prosciutto… la presentación. Una vez que pagabas la exorbitante cuota de entrada, las bebidas eran por cuenta de la casa.

Hong Ki tomó un taxi hacia el club; en lo que a él concernía, esta era la noche para beber y estar caliente.

Los barmans tenían el pecho desnudo, adorables cuernos rojos en sus cabezas y cortos bóxers rojos. Eso era todo. Aunque Honf Ki podía comerse con los ojos esos redondeados pectorales que se sacudían mientras realizaban sus mágicos cócteles, decidió no prestarles atención e ir por carne de primera. Un pedazo de carne de excelente calidad.

¿Quién podría ser?

Hong Ki sorbió su pom-tini —lo que parecía estar dentro de su copa—, y el cual estaba llevándolo hacia la intoxicación. Algo que estaba disfrutando.

Lamió las puntas de sus colmillos y sintió los picos afilados. Estos no eran de los colmillos de plástico que brillaban en la oscuridad. Eran prótesis dentales, unas bastante caras. Tenía que lucirse. ¿Quién sabe? Agentes de alguna disquera  podrían estar aquí, o directores de alguna empresa.

A Hong Ki no le importaba. Él solo quería ser famoso. Al diablo con su padre. ¿Qué sabía él? La escuela era para los nerds.

Él fue empujado por detrás. Hong Ki tuvo que sostener su bebida para no derramarla y miró por sobre su hombro. Un hombre le sonreía perversamente.

A punto de hacer un comentario sarcástico e ignorarlo, Hong Ki se quedó boquiabierto. ¡Este tipo era caliente!

 

—¡Hey! —hong Ki sonrió y encaró al hombre, observando que él también usaba un sutil disfraz de vampiro.

—Hey a ti.

—Wow, amigo —dijo Hong Ki, moviendo su cabeza, tratando de ser escuchado por encima del estruendo de la música y las risas—. Luces espectacular. ¿Cómo hiciste para que tu piel luciera así?

 

—¿Mi piel? —El guapo hombre parpadeó y parecía confundido.

 

—Si. Está perlada. ¿Sabes? Como si le hubieras puesto polvo de nácar en ella. —Hong Ki deslizó atrevidamente su dedo índice a través de los pómulos del hombre. Observó su dedo para ver si el hermoso efecto se deshacía. No fue así.

 

El hombre parecía a punto de alejarse y Hong Ki sabía que si lo hacía nunca lo encontraría entre la muchedumbre. Además, un chico tan guapo terminaría enganchando a alguien rápidamente.

—Soy Hong Ki. —Hong Ki le ofreció su mano.

—Choi Jong Hoon. —Jong hoonl la estrechó.

—Estás frío. No sé cómo algunos hacen todos los trucos especiales para estar totalmente vampirizados —rio Hong Ki.

—Totalmente vampirizado.

La manera en que Jong Hoon lo dijo, imitó perfectamente la inflexión y el ligero acento de Hong Ki.

—¿Puedo invitarte una bebida? —preguntó Hong Ki, queriendo mantener el interés de Jong Hoon.

 

—Sí. —Jong Hoon sonrió, enseñando sus colmillos blancos.

—¡Lindos! —Hong Ki mostró los suyos—. ¿Qué opinas de ellos?

—Luces suculento. —Jong Hoon deslizó su dedo por la garganta de Hong Ki hasta llegar al cuello en V de su playera.

 

Con el toque, Hong Ki sintió su pene endurecerse  y calientes escalofríos inundarlo. El salón empezó a girar y tuvo que cerrar los ojos aunque no quisiera hacerlo.

Cuando regresó de la bruma, Jong Hoon estaba lamiendo su dedo, el que lo había tocado a él. Hong Ki se dio cuenta de que mientas estaba un poco mareado había derramado el resto de su bebida en el suelo. Intentando lucir indiferente ante ese hecho, rápidamente pretendió no estar tan afectado y decidió actuar de forma casual. —Uh, ¿qué deseas beber? Yo necesito otro trago.

—Lo que sea que tú estés bebiendo.

—De acuerdo. No te vayas. Quédate aquí. —Hong Ki metió su dedo en el cinturón de Daniel y lo arrastró al bar junto con él. Y oyó a Jong Hoon reír.

Hong Ki puso la copa vacía sobre el bar y le dijo al guapo barman: —Dos pom-tinis.

Hong Ki miró hacia Jong Hoon.

Jong Hoon había estado admirándolo por detrás. Eso hizo que Hong Ki sintiera curiosidad, así que intentó mirar su propio trasero. Mientras lo hacía, Jong Hoon se le acercó tomándolo por la cintura.

—Oh, amigo. Cuando me tocas… Wow. —Escalofríos subieron por la columna de Hong Ki y debilitaron sus rodillas. Dio un paso atrás, empujando su trasero contra el pene de Jong Hoon y se quedó en esa posición.

Jong Hoon enredó sus brazos alrededor de Hong Ki, abrazándolo.

Hong Ki sintió el aliento de Jong Hoon en su cuello.

—Aquí tienes. —El barman puso las dos copas delante de hong Ki.

Hong Ki las vio pero no pudo alcanzarlas. El contacto con jong Hoon estaba volviéndolo inútil y caliente como el infierno. Observó al barman tomar otra orden. A pesar de que Hong Ki no tenía que pagar por el alcohol, quería darle una propina al barman. O por lo menos agradecerle.

Pero como Jong Hoon prácticamente jodía su trasero, Hong Ki no pudo hacer otra cosa que disfrutar. Se lamió los labios, sediento por esa bebida.

La lengua de Jong Hoon recorrió todo el cuello de Hong Ki haciéndolo retorcer en el lugar donde estaba parado. —Amigo… vas a hacer que me venga —dijo Hong Ki, pero dudó que Jong Hoon lo escuchara a través del ruido.

Todo contacto de Jong Hoon cesó.

Hong Ki sintió como si hubiera sido liberado de un hechizo. Volteó a ver a Jong Hoon y sacarle esa sonrisa de nuevo. Sin pensar acerca de la desorientación que Jong Hoon había creado en él, Hong Ki cogió su bebida y la bebió completa. El golpe del alcohol no era ni la mitad de fuerte de lo que era el poder que ejercía Jong Hoon sobre él con su increíble toque.

—Oh. Aquí. —Hong Ki le tendió la otra bebida a Jong Hoon. Jong Hoon lució distraído pero la tomó. Él no la bebió, solo lució elegante sosteniéndola. Con su disfraz de vampiro, el líquido rojo en la copa parecía sangre.

Era una imagen tenebrosa de la que Hong Ki tuvo que deshacerse.

Casi tiró la copa cuando trató de dejarla en la barra que estaba detrás de él. Estaba perdido. Cuando retrocedió, chocó con Jong Hoon, aterrizando sobre su pecho.

 

Jong Hoon dejó la copa que sostenía en una mesa cercana, y sostuvo a Hong Ki por la parte superior de sus brazos, abriendo sus labios, enseñando sus formidables dientes.

 

—Wow. —Hong Ki los observó, tocando los suyos con la lengua. En comparación, los suyos eran pequeños y las puntas no eran tan filosas como los de Jong Hoon parecían ser—. ¿De dónde los sacaste?

 

—¿Qué cosa?

 

—Tus colmillos. —Hong Ki descansó su peso contra Jong Hoon, principalmente porque quería pero también porque tenía que hacerlo. Estaba bastante ebrio, más de lo que había estado en años.

 

—Mis colmillos.

Hong Ki rio. —¡Sí! ¡Estos! —Hong ki mostró los suyos—. Yo pagué mucho por estos. Tú sabes, son prótesis dentales, no esas porquerías de plástico.

 

Jong Hoon se quedó mirando la boca de Hong Ki, luego lamió sus labios.

 

—Me vuelves loco. —El pene de Hong Ki estaba duro y palpitando dentro de sus pantalones, humedeciéndolo.

 

Jong Hoon acercó a Hong Ki a su boca. Hong Ki gruñó y cerró sus ojos. Al tiempo que sus labios se unían, Hong ki se relajó contra él y un arcoíris de colores pareció moverse a través de su mente.

 

La lengua de Jong Hoon era agresiva, empujándose dentro de la boca de Hong Ki, como si estuviera buscando un tesoro.

 

Cuando Hong Ki saboreó algo metálico, pero extrañamente tentador, él lo tragó. Fue cuando se dio cuenta de que era sangre.

 

Con sus ojos como sellados, Hong Ki se concentró en lo que Jong Hoon hacía dentro de su boca. A Hong Ki le parecía como si Jong Hoon estuviera usando las puntas de sus colmillos, o los propios, para cortar su lengua, solo lo suficiente para que probara la sangre. No tenía sentido, pero Hong Ki sabía que cada persona tenía sus propios fetiches. Tal vez el de Jong Hoon era pretender que era un verdadero chupasangre.

 

Después de tragarla, Hong Ki sintió que su oído se intensificaba. No solamente podía oír el zumbido de los altavoces, sino que también las conversaciones se volvieron claras. Chupó la lengua de Jong Hoon intentando saborear más de ese maravilloso elixir pero el sabor había desaparecido. Hong Ki se separó de la boca de Jong Hoon hundiendo sus dedos dentro de su largo cabello negro y se quedó mirando sus ojos fijamente.

 

Las luces le jugaban trucos porque los irises de Jing Hoon eran verdes, luego azules, luego lavandas y después cafés.

 

—¿Quién eres? —Hong Ki no supo por qué se sintió obligado a preguntar.

 

—Yo soy tú. —Jong Hoon sonrió irónicamente.

 

—¿Eres yo?

 

—Yo soy quien quieras que sea.

 

—Yo quiero que seas un agente de películas y me ofrezcas un gran contrato. —Hong Ki sonrió.

 

—Sí.

 

—¿Si? —La juguetona broma se estaba convirtiendo en algo que Hong Ki no estaba seguro que fuera a agradarle—. No me jodas, amigo.

 

—Joder contigo. —Jong Hoon deslizó su mano por el torso de Hong Ki hasta su cinturón.

 

Escalofríos asaltaron la piel de Hong Ki por el sensual toque. Arqueó su espalda y se recargó en Jong Hoon para equilibrarse.

 

—¿Qué si quiero joder contigo? —Jong Hoon usó su dedo para bajar el cierre de Hong Ki.

 

El toque fue electrizante, como cualquier toque de Jong Hoon.

 

Hong Ki estaba tan duro que sentía que podría descargar su semen dentro de su ropa. Miró por encima del hombro para ver si alguien se había percatado de la seducción a la que estaba siendo sometido. Nadie parecía siquiera darse cuenta de él o de Jong Hoon. El área era una masa de ruido caótico, travestis con pelucas y puntiagudos tacones, chicos sexys con caras pintadas y tangas, o disfrazados como vaqueros y policías, sacados de un espectáculo desnudista.

 La copa llena de alcohol llamó la atención de Hong Ki. Se dio cuenta de que Jong Hoon no la había bebido. Algunos hombres estaban en Alcohólicos-Anónimos y no les gustaba explicarlo. Así que Hong Ki decidió guardárselo. Él no estaba seguro de por qué necesitaba beber, tal vez era para cubrir el sabor de la sangre.

 

—Bailemos.

 

Hong Ki volteó para mirar a Jong Hoon. Estaba tendiéndole su mano como si fuera un caballero en un baile de gala.

 

No había opción. Hong Ki dejó la copa y tomó su mano.

 

Fue guiado hacia el remolino salvaje de fuertes pisadas que era la pista de baile. La desorientación de Hong Ki era fuerte y se preguntaba si debió haber ido a esa loca fiesta de Halloween con un amigo, pero él estaba solo aquí. No tenía amigos locales.

 

No era común en él el beber de más y siempre tenía un buen sentido al escoger a los hombres con los que salía. ¿Esta vez? Hong Ki no sabía si Jong hoon era una presa o un depredador.

 

El calor de los hombres bailando hizo sudar rápidamente a Hong Ki. Levantó sus brazos por encima de su cabeza y balanceó sus caderas al ritmo de la música. El bajo era tan fuerte que podía sentir su caja torácica vibrar.

 

Jong Hon empezó a alzar la playera por encima de su estómago, como echándole un vistazo.

 

Hong Ki estaba orgulloso de su cuerpo. Y desde que estaba ardiendo, ayudó a Jong Hoon a remover la playera, metiéndola en la parte trasera de sus pantalones. Simplemente era un artículo demasiado costoso para olvidarlo.

 

Una vez que el pecho de Hong Ki estuvo desnudo, observó la reacción de Jong Hoon.

Jong Hoon recorrió desde los brazos de Hong Ki hasta su cintura con ambas manos, fijando su mirada en el pecho y en el tallado abdomen.

 

—¿Bueno? —preguntóHong Ki.

 

Jong Hoon levantó instantáneamente la vista, encontrándose con su mirada. En esta nueva luz, los ojos de Jong Hoon parecían un arcoíris de diversos colores; sus pupilas estaban reducidas y pequeñas a pesar de que la luz era escasa.

 

Jong Hoon se inclinó más cerca, aun observando a Hong Ki, y recorrió con su lengua el esternón de este.

 

El clímax alcanzó a Hong Ki tan inesperadamente que sus piernas flaquearon. Cerró sus ojos, echó su cabeza hacia atrás y se vino, relajándose dentro del agarre de Jong Hoon.

 

—¡Ahhh, joder! ¡Santa jodida! —Hong Ki se sostuvo de la parte superior de los brazos de Jong Hoon al tiempo que su cabeza daba vueltas. Pensamientos sobre cómo se vino de esa manera estaban posiblemente mezclados con la intensidad del orgasmo. A pesar de que Jong Hoon no estaba tocando su pene, se sentía como si lo hiciera, como si lo apretara y lo jalara, dándole lo que necesitaba.

 

La lengua de Jong Hoon se desvaneció dentro de la boca de Hong Ki. Después besó el pecho de Hong Ki, uno de sus pezones, luego el otro.

 

Hong Ki contuvo la respiración. Sus calzoncillos estaban húmedos y calientes, y no podía aclarar su mente de las extrañas telarañas que nublaban su cabeza.

 

No debería haber bebido tanto.

 

—Jong Hoon… —Hong Ki regresó de la neblina de su mente—. Amigo. Me vine. Hiciste que me viniera en mis malditos pantalones. —Hong Ki observó alrededor. Era como si él y Jong Hoon fueran invisibles. Nadie hacía contacto visual con él. Acababa de correrse en medio de la pista de baile en una fiesta de disfraces de Halloween. ¿Es que nadie pensaba que eso era extraño?

 

¿Era extraño? ¿O era que los demás hombres secretamente también hacían que los demás se corrieran?

 

Jong Hoon se abrazó más cerca de Hong Ki, con un brazo alrededor de la cintura del mismo.

 

Y con su mano libre excavó el frente de los pantalones de Hong Ki.

 

Hong Ki jadeó y de nuevo miró alrededor esperando que alguien se volteara a ver. Nadie los notó.

 

Ese fresco toque estaba sobre él, encontrando que se había puesto duro. Hong Ki apretó su agarre sobre Jong Hoon,  mirando hacia abajo durante el acto.

 

Su pecho empezó a pesarle por la excitación y, a pesar de que acababa de correrse, sintió la urgencia de hacerlo de nuevo.

 

Jong Hoon enderezó su pene dentro del apretado espacio de su ropa, y lo sostuvo entre sus dedos.

 

Sus ojos se encontraron. Ahora los irises de Jong Hoon estaban dilatados y el círculo alrededor de ellos era oscuro.

 

Ellos ya no bailaban más. Simplemente estaban presionándose fuertemente uno contra otro,  Jong Hoon con su mano dentro de sus pantalones.

 

Mientras su pene estaba siendo apretado y el deseo lo hacía volar alto, Hong Ki estudiaba los gestos de Jong Hoon. Él era extremadamente guapo con su largo cabello negro y sus oscuras cejas. Ninguna arruga en su rostro, a pesar de ello Hong Ki no creía que Jong Hoon fuera joven. No tan joven como él al menos. Si Hong Ki tuviera que adivinar, diría que Jong Hoon estaba en sus 28.

 —¿Cuántos años tienes?

 

Jon Hoon apretó el agarre en el pene de Hong Ki, su expresión se volvió ligeramente demoníaca.

 

Hong Ki intentó retroceder, sosteniendo la muñeca de Jong Hoon y tirando de ella. No funcionó. —No aprietes tan fuerte, amigo, ¿de acuerdo?

 

—De acuerdo. —Jong Hoon parecía burlarse de él, pero disminuyó su agarre.

 

Bailaron juntos, sin embargo mientras todos a su alrededor giraban y levantaban sus brazos al ritmo de la música, él y Jong Hoon se movían lentamente, dando vueltas como si fueran el vórtice o el ojo del huracán en medio del caos.

 

The Rocky Horror Picture Show empezó a reproducirse en una pantalla. La música se mantuvo alta, así que era solamente un efecto visual.

 

Hong Ki solamente miró brevemente la pantalla antes de que su atención volviera a Jong Hoon. Deslizó suavemente la palma de su mano a través del pecho de Jong Hoon, sintiendo los agradablemente desarrollados pectorales que había debajo de la camisa negra de seda. Deshizo un botón de en medio e introdujo su dedo dentro de la tela. La expresión de Jong Hoon no cambió. Se mantuvo tranquilo. Indiferente.

 

—¿Quieres que vayamos a tu casa? —pregunto Hong Ki

 

—Mi casa.

 

—Sí. Tú sabes. —Hong Ki deshizo otro botón para poder deslizar su mano más profundamente dentro de la camisa de Jong Hoon. Pasó su mano por encima de uno de los pezones e intentó endurecerlo.

—Tu casa.

 

Hong Ki dudó acerca de llevar a un chico con clase como Jong Hoon a su departamento de mala muerte. —Um, ¿dónde vives, Jong Hoon? —Hong Ki no pudo endurecer el pezón de Jong Hoon así que deslizó sus manos trazando un camino hasta la banda de la cintura de los pantalones de Jong Hoon.

 

Jong Hoon removió su mano de dentro de los pantalones de Hong Ki y empezó a chupar sus dedos uno por uno.

 

—¡Whoa, amigo! ¡Eso es jodidamente caliente! —Hong Ki pudo apreciar su esencia en la mano de Jong Hoon.

 

Jong Hoon llegó hasta su dedo medio y lo chupó completamente, sacándolo y metiéndolo como si fuera un pene.

 

El pene de Hong Ki palpitó al imaginarse a Jong Hoon dándole una mamada.

 

Todos alrededor empezaron a bailar Time Warp10 al tiempo que la música era amplificada a través de los altavoces. Él y Jong Hoon eran los únicos en la pista que no la bailaban.

 

El sentimiento de desorientación y surrealismo se apoderó de Hong Ki.

 

Jong Hoon extendió su dedo índice hacia él. Hong Ki separó sus labios y lo tomó en su boca. Probó su esencia de la piel de Jong Hoon y dibujó círculos con su lengua alrededor del dedo, dándole una mamada. Mientras lo hacía se presionó contra Jong Hoon para sentir su erección.

 

No sintió nada. Estaba decepcionado.

 

Se separó del dedo de Jong Hoon y le preguntó: —¿No te pongo tan caliente como tú me pones a mí?

 

—Me pones caliente.

 

 

10 Es el nombre de una de las principales canciones del musical de culto The Rocky Horror Picture Show.

 —Pero no estás duro.

 

Jong Hoon se inclinó más cerca de ong Ki y succionó su piel, Hong Kisintió algo rígido presionarse contra su propia dureza.

 

Hong Ki enredó sus brazos alrededor de la espalda de Jong Hoon, descansando sobre él. Todavía se sentía embriagado, a pesar de que había comenzado a bajársele.

 

El Time Warp terminó, la música techno regresó, y el resto de la cinta fue reproducida sin sonido. Pares y grupos de hombres regresaron a sus bailes sexuales, bebiendo y danzando, o bromeándose unos a otros con sensuales pellizcos y toques.

 

—No me hagas un chupetón. —Hong Ki rio mientras sentía cómo Jong Hoon succionaba más fuerte su piel—. Por qué no le haces mejor eso a mi pene.

 

Jong Hoon se apartó abruptamente de Hong Ki, ligeramente alarmado.

 

Tomó la mano de Hong Ki y lo arrastró fuera de la pista de baile.

 

Hong Ki tropezó un poco al ser arrastrado por el camino que Jong Hoon creaba al avanzar en medio de la multitud.

 

Cuando vio que lo guiaba hacia el baño de hombres, Hong Ki no sabía si estaba decepcionado o aliviado. Repentinamente la idea de estar a solas con un hombre tan inusual como Choi Jong Hoon parecía intimidante.

 

Jong Hoon empujó a Hong Ki hacia un cubículo, y lo cerró detrás de ellos.

 

Hong Ki casi cayó en el inodoro, pero logró usar sus brazos para detenerse de las paredes antes de que eso pasara.

Jong Hoon desató el cinturón de Hong Ki. Antes de que Hong Ki tuviera tiempo de reaccionar, Jong Hoon se había hincado frente a él e introducido el pene en su boca.

 

—Maldición. —Hong Ki continuó deteniéndose de las paredes del baño. Separó las piernas tanto como sus apretados pantalones se lo permitían. Recordando su playera Versace, Hong Ki la tomó de detrás de la banda de su pantalón antes de que ésta cayera en el inodoro.

 

Terminó apretándola sin misericordia mientras observaba las expresiones de Jong Hoon. Sus expectaciones de cómo le gustaba que su pene fuera chupado y la técnicas que Jong Hoon usaba no eran las mismas.

 

Jong Hoon no sacaba su longitud fuera y dentro. De hecho, una vez que Jong Hoon  tenía dentro el pene de Hong Ki en su boca, tomaba todo lo que cabía y lo mantenía ahí, su lengua danzaba por encima y alrededor de él.

 

Aun así, la sensación era intensa. Y otra vez, Hong Ki estaba al borde del clímax. —Esto es jodidamente extraño. —intentó mover sus caderas, para así poder deslizarse dentro y fuera de la boca de Jong Hoon, pero este evitó que se moviera.

 

Jong Hoon agarró las caderas de Hong Ki, y lo mantuvo perfectamente quieto.

 

El dolor golpeó a Hong Ki pero era algo que no podía comprender. Con el dolor había placer puro, un placer que nunca antes había sentido.

 

Separó sus labios y cerró sus ojos. Una gama de colores, azules, púrpuras, rojos y amarillos pasaron por su mente como si los viera con los ojos abiertos.

 

La sensación empezó a arremolinarse en el centro de su pene y sus testículos. —¡Oh, Dios! —Hong Ki apretó su playera fuertemente y presionó su mano libre contra las paredes del cubículo—. ¡Dios! ¡Oh, Dios! —Lanzó su cabeza hacia atrás y el clímax hizo sus piernas flaquear. Si no fuera porque Jong Hoon lo sostenía, Hong Ki se hubiera caído en el inodoro.

 

—¡Ahhh, joder! ¡Joder! —Hong Ki podía escuchar su voz haciendo eco y se preguntó si la gente pensaría que estaba siendo asesinado o que le estaban dando la mejor mamada del mundo.

 

—¡Jong Hoon! ¡Oh mi jodido Dios! —Hong Ki podía sentir sus testículos llenando su pene con semen.

 

Si, la mayoría de sus clímax fueron buenos… bastante buenos, y duraderos, pero… no como este. La sensación de estar alterado empezó a invadirlo. Hong Ki se preguntaba si esto no era más que un maravilloso sueño. O que tal vez alguien había deslizado algo en su bebida y él estaba alucinando.

 

De nuevo la urgencia de joder, empujar, bombear su pene dentro de la boca de Jong Hoon, era intensa. Pero el control ejercido sobre sus caderas era un problema, el vicioso agarre de Jong Hoon lo mantenía perfectamente quieto.

 

Hong Ki se forzó a abrir sus parpados. Miró hacia abajo para ver la cara de Jong Hoon. En su rostro había dicha pura. El guapo hombre aún tenía el pene de Hong Ki en su boca y lo chupaba, engullía, y él asumía que también se tragaba su liberación.

 

Hong Ki liberó el agarre que mantenía sobre la pared del cubículo y acarició el cabello de Jong Hoon. Sus ojos se abrieron y brillaron como la luz verde del semáforo.

 

—¡Hyung! —Hong Ki  intentó sacar su pene fuera de la boca de Jong Hoon. Pero esa no era una opción.

Mezclado con el increíble placer, había miedo. Hong Ki no estaba seguro de lo que debía hacer.

—¡No puedo correrme más!—dijo Hong Ki, pero su cuerpo estaba llegando a otro orgasmo.

 

—¡Dios! —Hong Ki cerró los ojos cuando lo alcanzó el clímax que hizo que se elevara muy alto. Si pudiera tan solo dejar de pensar y dejarse llevar, si no mirara los brillantes ojos verdes de Jong Hoon… si… si…—. ¡Oh, Dios! —Hong Ki no podía creer en el poder que venía de entre sus piernas—. ¡Jong Hoonl! Esto es imposible.

 

Finalmente, Jong Hoon retrocedió, permitiendo que el pene de Hong Ki descansara en sus labios, su lengua aun recogía las últimas gotas.

 

Hong Ki exhaló y miró hacia su pene. —¿Cómo hiciste para que me viniera de esa manera?

 

Jong Hoon sonrió, mostrando sus dientes.

 

—¡Hyung! ¿Acabas de morderme? —Hong Ki tocó su pene sintiéndolo, y se sintió algo mareado.

 

—Morder —dijo Jong Hoon, burlándose de él.

 

Hong Ki retrocedió y sostuvo su pene para observarlo bajo la escasa luz. Tenía dos puntitos rojos en su longitud. Pero Hong Ki no podía decir qué eran exactamente. Deslizó sus dedos por encima de ellos pero no sintió dolor. —No tengo ni idea de qué eres, pero me estás asustando.

 

—Mi turno. —Jong Hoon abrió sus pantalones, mostrando su gran erección y sonriendo perversamente.

 

—¿Quieres que la chupe? —Hong Ki se puso su playera cuando empezó a sentir frío y a temblar.

 

Jong Hoon levantó su dedo y lo movió de manera circular. — Voltéate, mi chico guapo.

—¿Quieres joderme en este pequeño cubículo? No estoy realmente en este tipo de… —Hong Ki fue forzado a encarar la pared. Y se vio a si mismo contra el concreto, inclinado por encima del inodoro—. Uh, de acuerdo. —Sus pantalones fueron arrancados.

 

—Tengo un condón. Está en mi… —Sintió una rápida y fuerte penetración; la oración se atoró en su garganta—. ¡Oh mi Dios! —Su pene se endureció y agitó—. ¡Jong Hoon! ¡Jesucristo!

 

El mareo volvió, esta vez más fuerte.

 

Jong Hoon lo estaba jodiendo fuerte, enterrándose en él, pero no había dolor, ni incomodidad. Por el contrario, era mejor que ser chupado.

 

Las manos de Jong Hoon se deslizaban por debajo de su camisa, pellizcando sus pezones.  Hong Ki sintió su pene palpitar y crema blanca empezó a esparcirse, alcanzando la manija de metal del inodoro y toda la pared.

 

—¡Aaghh! ¡Jong Hoon! ¡Maldita sea!

 

Hong Ki se ahogaba en sus gemidos, y se imaginaba contándole a alguien sobre esta noche. Nadie le creería. Él mismo no se la creía. Era como si estuviera drogado y viviendo una realidad alterna.

 

Fue abrazado por detrás. Mientras Jong Hoon lo atraía más cerca, y el pene de Jong Hoon se enterraba profundamente en Hong Ki, sintió la boca de Jong Hoon en su cuello.

 

—Amigo, eres maravilloso. ¿Qué demonios es lo que me estás haciendo? —Hong Ki se abrazó a si mismo con un brazo y sostuvo la base de su pene con el otro, deteniendo su descarga. Apuntó hacia el inodoro y cerró los ojos. El ardor interno lo estaba incendiando. Si, hong Ki había tenido sexo anal antes, si, estaba acostumbrado a usar dildos para estimularse, pero…

En el momento en que sintió un agudo dolor detrás de su oreja, su pene se endureció tanto que Hong Ki apenas tuvo tiempo para acomodarlo y que apuntara hacia el inodoro. Apretó su agarre y esperó, como si su pene fuera a desaparecer o a hacer algo que no iba a gustarle. Pero por el momento, a él le gustaba cada cosa que estaba haciendo.

 

Clímax.

 

Ese último trato interno a su cuerpo era mejor que cualquiera que hubiera experimentado antes.

 

Ese clímax era uno que sería recordado, por lo largo e intenso, no podía ser real.

 

Pero era un sueño malditamente bueno.

 

Una ola de colores fluyó a través de sus sentidos. Era hermoso ver o sentir el resplandor púrpura, azul y carmesí.

 

No estaba seguro de qué sensación era mejor.

 

Jong Hoon empezó a retroceder, liberándolo de su contacto.

 

—¡No! —Hong Ki se presionó contra él de nuevo—. No te detengas. —Una fuerte carcajada hizo que su piel se erizara. Jong Hoon lamió su cuello como si fuera un perro lamiendo miel.

 

Le hizo cosquillas así que Hong Ki tocó la humedad en su cuello y rio. Acarició desde la mejilla de Jong Hoon hasta su hombro y Jong Hoon chupó sus dedos, gimiendo.

 

—¿Cómo podría alguien alguna vez competir contigo? — Hong Ki descansó su espalda contra Jong Hoon.

 

Jong Hoon liberó de la succión los dedos de Hong Ki y alcanzó su pene. Deslizó las palmas de sus manos desde las caderas de Hong Ki, a su pelvis y hasta su longitud, queriendo llegar a los testículos del mismo y así lo hizo.

Un hilo de semen era todo lo que quedaba en la punta del pene de hong Ki. Cuando miró hacia el inodoro la sorpresa lo golpeó. —No es posible.

 

Jong Hoon ignoró sus comentarios y prefirió acariciar sus genitales.

 

Hong Ki sabía que la luz era escasa pero la taza del inodoro parecía estar llena de su esencia. Se disipaba en el agua pero podía ver más de la cantidad usual, y esto era después de haberse corrido en sus pantalones y de que Jong Hoon lo mamara.

 

—Wow. Hyung. Tú sí que sabes cómo ordeñarme. — Hong Ki se quedó viendo los dedos de Jong Hoon mientras éste jugaba con su semierecto pene que sobresalía por encima de sus calzoncillos y de sus pantalones abiertos.

 

Jong Hoon obligó a Hong Ki a encararlo. Él lo hizo, y se quedó mirando los ojos de Jong Hoon. Los ojos verdes y luminosos habían desaparecido y ahora eran oscuros de nuevo.

 

—Hola. —Hong Ki se sintió mareado.

 

—Hola chico guapo. —Jong Hoon acarició gentilmente su mejilla.

 

—Sabía que ésta sería una noche loca. Pero nunca esperé esto.

 

—¿Bueno? —Jong Hoon hizo un mohín con su labio.

 

—Sí, sí, bueno. —Hong Ki no quería decirle que era extraño. No sería justo. Jong Hoon había hecho demasiado para hacerlo sentir bien—. ¿Quieres que tire el condón usado en el inodoro? —Hong Ki lo buscó y también el empaque—. ¿El condón?

 

—El condón.

—Sí, usaste uno, ¿verdad? —Hong Ki intentó no enojarse pero lo estaba.

 

—Necesitas una bebida. Guarda eso. —Jong Hoonseñaló su pene.

 

Hong Ki tomó su flácido pene, lo metió dentro de sus pantalones y los abrochó.

 

—Hyung, tú no me jodiste sin nada, ¿o sí? Eso está simplemente mal.

 

Jong Hoon abrió la puerta del cubículo y se miró en el espejo que estaba encima de lavabo, limpiándose una mancha negra de la mejilla.

 

Hong Ki intentó no fruncir el ceño. Finalmente notó que no había nadie en el baño y que parecía bastante silencioso. Enjuagó sus manos y observó su cara. Tenía algo en el cuello. Se inclinó más cerca del espejo. —¿Qué es esto?

 

Jong Hoon se tornó y miró. Sin contestar comenzó a lamer el cuello de Hong Ki, limpiando lo que fuera que éste tuviera en su cuello.

 

Bajo las luces de oscuros colores, Hong Ki no tenía ni idea de lo que la marca pudiera ser, pero se parecía a la mancha que Jong Hoon tenía en su cara.

 

En el momento en que Jong Hoon empezó a lamer su cuello, el pene de Hong Ki se endureció.

 

—¡De ninguna manera, Hyung! —Hong Ki rio—. Estoy completamente agotado.

 

Jong Hoon retrocedió y se quedó mirando el cuello de Hong Ki.

 

Hong Ki se miró en el espejo otra vez. No había nada. —Lo que sea que haya sido lo lamiste. ¿A qué sabia?

 

—A ti.

—No podía haber sido semen, ¿o sí? —Hong Ki siguió a Jong Hoon hacia el área principal del bar.

 

Estaba vacío. Solo algunas luces estaban prendidas cerca de las salidas.

 

—¿Pero qué…? —Hong Ki miró a su alrededor, confundido—. ¿A dónde fueron todos?

 

Jong Hoon caminó detrás de la barra, tomó algo y le sirvió a Hong Ki una copa. —Toma.

 

—¿Podemos hacer eso? Digo, qué tal si sonó la alarma contra incendios o algo.

 

—Nada de incendios. —Jong Hoon dejó la copa sobre la mesa y la remplazó por una botella.

 

Hong Ki declinó la bebida. —Whoa, Preferiría tomar algo de agua.

 

Jong Hoon usó una de las mangueras y llenó un vaso. —Agua.

 

Hong Ki tomó el vaso que le ofrecía y lo bebió de golpe, estaba sediento.

 

—Así que, ¿en verdad no usaste un condón?

 

—No hay necesidad de que me lo sigas preguntando. — Jong Hoon salió de detrás del mostrador y se dirigió a la puerta.

 

Hong Ki dejó su vaso vacío y corrió tras él.

 

—¿A dónde vas? ¿Puedo ir?

 

Jong Hoonl abrió la puerta y salió.

 

Hong Ki lo siguió. No había nadie en la calle. Él pensaba que Seúl  era la ciudad que nunca duerme. Bueno, ella dormía ahora. Ni un alma se deslizaba en la oscuridad, ni siquiera un vagabundo.

Hong Ki mantenía el rápido paso de Jong Hoon. La ciudad se sentía extraña y terrorífica, así que Hong Ki tomó la mano de Jong Hoon. Éll la apretó. Esta vez el toque de Jong Hoon era cálido.

 

Tal vez tuviera 22 años, pero eso lo estaba asustando.

 

—¿Dónde están todos Jong Hoin? No soy de aquí. ¿Es por algún ataque terrorista que todos se fueron?

 

Escuchó a Jong Hoon reír.

 

—Lo siento, eso fue tonto. ¿Qué hora es?

 

Jong Hoon no le contestó. Hong Ki se calló. No había ni un coche en la calle, no había taxis, ni juerguistas del sábado antes de Halloween. La ciudad estaba desierta. Las calles estaban húmedas, como si hubiera llovido fuertemente. Las calles relucían y el olor de la lluvia se percibía en el aire.

 

Había hojas muertas que habían caído de los árboles y que se alineaban por las avenidas.

 

Las suelas de sus botas se sentían empapadas.

 

Agarró la mano de Jong Hoon fuertemente, aterrado de dejarlo ir, Jong Hoon podía desaparecer y él tendría que encontrar su camino a casa solo.

 

Pensaba que sabía dónde estaba, pero los letreros de la calles no eran los correctos.

 

Decían Calle 5 y Calle 7.

—Espera un momento. —Hong Ki observó los edificios—. Esto no es Seúl. —Tocó su rostro con su mano libre—. ¿Estoy soñando?

 

Jong Hoon tiro de él y empujó hacia el arco del restaurante bar Déjà vu.

Un lugar en el que él había estado con sus padres. Pero también estaba vacío, como todo el Barrio Francés.

 

Hong Ki sintió el edifico detrás de él y miró los ojos de Jong hoon. Eran de un azul brillante, como el cielo de verano, la brisa mecía el cabello largo y negro de Jong Hoon por su cara.

 

—¿Estoy dormido, Jong Hoon?

 

—Lo estarás.

 

—Entonces, ¿voy a estar dormido pronto? Entonces, ¿cómo es que estoy soñando ahora? —Hong Ki se dio cuenta de algo. Los dientes falsos por los que había pagado ya no estaban pegados a sus caninos. Recorrió con su lengua sus dientes normales y los tocó con sus dedos—. ¿Los habré perdido?

 

—Perdido. —Jong Hoon acarició la garganta de Hong Ki.

 

—Estoy confundido. Es el sábado antes de Halloween, ¿cierto?

 

—El tiempo es irrelevante. —Jong Hoon lamió la mejilla de Hong Ki.

 

Una corriente de fuego recorrió a Hong Ki.

 

Jong Hoon se inclinó hacia él como si estuviera apreciándolo. —Tú eres hermoso.

 

—¿Lo soy? ¿Lo suficiente para actuar?

 

—Lo suficiente para comerte. —Jong Hoon sonrió maquiavélicamente y ahuecó el pene de Hong Ki con su mano.

 

—Hyung , tú ya me comiste. ¡Me comiste demasiado!

 

Jong Hoon frotó su pene contra Hong Ki. —Aún estoy hambriento de ti.

—¿Si? —Hong Ki estaba alagado. Que un hombre de la clase y sofisticación de Jong Hoon lo admirara era una buena forma de alimentar su ego.

 

Jong Hoon se hincó, y desabrochó los pantalones de Hong Ki.

 

Hong Ki observó alrededor de las calles vacías, preguntándose si tal vez las primeras horas de la mañana estaban cerca, y si era por ello que no había nadie. Pero él conocía el área. Al menos tendría que haber unos pocos coches y personas. Nunca la había visto así de vacía. Esperen. ¿Estaba en Nueva Orleans?

 

Cuando miró hacia Jong Hoon, él ya estaba jugando con su pene, Hong Ki se dio cuenta de que estaba usando unos simples pantalones de mezclilla y una playera de algodón. Se tocó el pecho para sentir la tela. —¿Dónde está mi playera Versace? ¿Sabes cuánto me costó esa cosa? No pagué mi renta por comprarla.

 

Jong Hoon utilizó la punta de su lengua para probar la hendidura de Hong Ki.

 

Hong Ki se relajó contra la fachada del edificio y separó las piernas. —Wow.

 

Jong hoon deslizó los pantalones de Hong Ki hasta sus tobillos, retirándolos torpemente.

 

—¡No puedo! No puedo estar desnudo aquí. Podemos rentar un cuarto. —Jong Hoon se puso en cuclillas, y succionó los testículos de Hong Ki.

 

Hong Ki cerró sus ojos y descansó su cabeza contra la pared. «Estoy loco. Debo estar drogado o soñando. ¿Cómo puedo estar en Bunsan usando pantalones de mezclilla, cuando vivo en Seúl y estoy usando mi disfraz de Haloween?»

Mientras la atención de Jong Hoon hacia sus genitales lo llevaba a un gran placer, Hong Ki tocó su pecho para sentir los latidos de su corazón y sentir su piel. Echó un ojo hacia abajo y se dio cuenta de que estaba completamente desnudo.

 

Antes de abrir su boca para protestar o para empezar a adivinar cómo había terminado así, Jong Hoon engulló su pene hasta la base.

 

—…oh, maldición. —Hong Ki  arqueó su espalda en un intento por deslizarse dentro y fuera de la boca de él, pero Jong Hoon no lo dejó.

 

Bajo la escasa luz de la lámpara que alumbraba la calle, Hong Ki se forzó a sí mismo a observar. Mientras lo hacía, luchaba contra la somnolencia que amenazaba con sacarlo de la realidad. Notó que los labios de Jong Hoon eran de un rojo brillante y que un hilo igualmente rojo se deslizaba por la quijada de Jong Hoon.

 

Lo que Hong Ki pensó que era, y lo que su mente le permitía pensar, eran dos cosas diferentes. Porque si Hong Ki realmente pensaba que Jong Hoon estaba mordiendo su pene y chupando sangre de éste, se desmayaría. Así eso no podía ser cierto.

 

Todo esto era parte de una salvaje pesadilla de Halloween.

 

Todos los pensamientos de Hong Ki desaparecieron y su cuerpo alcanzó el cielo.

 

—Tienes que estar bromeando —dijo al momento que su clímax comenzaba—. ¡Oh mi Dios! ¡No hay forma de que esto pase de nuevo!

 

Las luces locas empezaron a dar vueltas a su alrededor y su cuerpo empezó a temblar por el clímax.

—¡Jong Hoon! —Agarró los hombros de nombrado y se sostuvo durante el viaje.

 

 

 

 

 

Hong Ki abrió sus ojos.

 

Él estaba en el bar con su pom-tini en su mano.

 

La música era bastante fuerte, retumbando en su pecho.

 

Preguntó a alguien: —¿Qué hora es?

 

—Medianoche.

 

—Gracias. —Hong Ki dejó su bebida, revisó su cartera y se dirigió a la puerta. Cuando estaba afuera en la fresca noche de octubre, tomó un taxi. Después de decirle al taxista su destino, de camino a su casucha, Hong Kise recargó contra la puerta y pensó. Pensó fuertemente.

 

—Gracias. —Le pagó al taxista y se bajó. Dentro del pequeño cuarto estaba todo lo que se había traído a Seúl; libros, discos y su ropa. Se sentó en su cama y cogió su teléfono.

 

—¿Hola?

 

—Hola, papa, sé que es tarde. ¿Estaban tú y mamá y dormidos?

 

—No aun. ¿Sucede algo malo?

 

—Mira. Probablemente tienes razón y necesito ir a la universidad.

 

Hong Ki deslizó su mano sobre su muslo, secándose sus sudorosas palmas en sus pantalones negros.

 

—Estoy muy feliz de que regreses a terminar tus estudios. No creo que tener 22 años sea ser lo suficientemente grande como para aventurarse solo en Seúl  y encontrar un agente.

 

—Sí. Puede que no lo sea.

 

—¿Tienes dinero suficiente para el boleto de avión?

 

—No.

 

—Está bien. Te compraré uno y te lo enviaré.

 

—Gracias, papá.

 

—Será bueno tenerte en casa, hijo.

 

—Gracias, papá, buenas noches.

 

—Buenas noches.

 

Hong Ki colgó y se recostó en su cama. Observó fijamente el techo y pensó en lo que le había pasado. O lo que había soñado que le pasó.

 

Después de reflexionar por un tiempo abrió sus pantalones y liberó su pene de sus calzoncillos, y lo inspeccionó. Dos marcas rojas estaban en su longitud. —¡Hyung!

 

 

 

 

 

Afuera de la ventana, Jong Hoon miró hacia dentro. Sonrió y movió su cabeza, paseando su mirada por las oscuras y húmedas calles de Seúl.

Notas finales:

s una adaptación del libro

¡Amigo!¿Acabas de morderme?

 

Espero les guste, yo ame el libro, 

<3


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