Para mi desgracia el resto de la semana el intruso continuó acosandome toda la jornada escolar y yo por mi parte hacia mi especialidad: ignorarlo lo mejor posible.
Jamás he tenido la mala suerte de encontrarme con una sanguijuela pero luego de esta semana estoy seguro de que él es de esa especie, poco le faltaba para colgarse de mi cuello contal de llamar mi atención y cualquier cosa que pase por su extraña mente.
A pesar de todo logré sobrevivir a esos horribles días y no hay mejor manera de celebrarlo que en mi dormitorio leyendo sin la interrupción de nadie ni nada.
Me recuesto en mi cama y cierro los ojos por un momento disfrutando del silencio para después colocarme los audifonos y relajarme aún más escuchando música (algo bueno debían hacer las personas, además del internet y otras cosas útiles).
Me relajo más de lo esperado y lentamente comienzo a sentir como todo se pierde en mi mente y no hay más que el comienzo de un sueño.
Siento una extraña sensación de cosquilleo en la mejilla, seguramente producto de mi sueño y el tacto me relaja aún más, sin preocuparme por la situación, sin embargo cuando la caricia se mueve hacia mis labios comienzo a pensar que no es un sueño y al abrir los ojos me encuentro con nada, pero no logro quedarme tranquilo pensando qué demonios fue eso.
Mi fin de semana transcurre de lo más normal: dormir, leer, comer y eso que hacen las personas 'normales'.
Lunes de nuevo y lamentablemente debo volver a encontrarme, no, enfrentarme a la sanguijuela esa.
Al sentarme en mi asiento me sorprendo por no haber sido interceptado aún por nadie, lo cual me hace sentir feliz de un modo extraño.
Durante todo el día pude estar en paz, cosa que me sigue haciendo sentir extraño sin saber por qué, tal vez esté enfermo o algo.
Dos días más donde pude volver a mi rutina llena de paz, tranquilidad y ningún extraño acosándome.
Al terminar mi día regreso cansado a mi dormitorio en busca de un momento para cerrar los ojos y no pensar en nada más, por lo que sólo atino a tumbarme en la cama boca abajo.
-Y ¿me extrañaste?- espero que esa voz sea una alucinación o parte de mi sueño y me forzo a no abrir los ojos hasta que siento cómo alguien se sienta a la orilla de la cama, ahora además de sanguijuela e intruso, es una plaga.- Vamos, no puedes ignorarme siempre, no creo que sea cierto que a nadie le diriges la palabra- comienza a jalar mi camisa en busca de alguna reacción que nunca llega, ha ido demasiado lejos pero no le daré el gusto de cumplir su cometido conmigo.- Bien, supongo que entonces me quedaré aquí hasta que decidas dejar de ignorar a este pequeño príncipe a tu lado.
Y a sus cualidades le sumamos el alto grado de confianza en sí mismo; por cosas como esta nunca sociabilizo, las personas son tan...ingenuas y confiadas.
Sin saber cuándo me quedé dormido llega un nuevo día y casi me da un infarto al ver a la sanguijuela durmiendo a mi lado casi acurrucado en mis brazos.
Esto sobrepasa mis límites, literalmente hablando, invadió mi habitación, mi cama y mi burbuja, y ni siquiera se ve incómodo ante la situación, contrario a mi que estoy a punto de golpearlo.