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Rimas de qué por golddie

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Notas del fanfic:

Oficialmente apesto para los finales, tienen derecho a odiarme.

Disclaimer: B.A.P. no me pertence, ni a ninguna de sus fans, son almas libres hasta lo que TSEntertainment permita.

[!] Advertencia importante: FemSlash explicito del girlgroup Secret. (Hana/Jieun)

Yongguk estaba enfrente de su computadora portatil, escuchando el ritmo que había creado hace un par de días a través de sus audifonos. Estaba en pleno proceso de crear rimas que fueran bien con la melodía, pero había un pequeño gran problema: su mente estaba vacía. 

Estaba en esos momento en que no podía pensar en nada o se terminaba desconcentrando buscando rimas para otras canciones. 

Un caos. 

“¡Dijiste que me acompañarías!”. 

Aquella voz femenina rompió el silencio en la habitación (y de paso su concentración) de Yongguk, junto con el fuerte estruendo de la puerta siendo abierta con más fuerza de la necesaria. El chico en la habitación se quitó ambos auriculares (no tenía música puesta en ese momento, pero tenerlos puestos simplificaba el sonido del entorno y le permitía concentrarse aún más en sus creaciones) y observó a la chica que le miraba con enfado. 

Jieun era su amiga desde la secundaria. Recordaba haberse enamorado de ella en ese entonces: esas facciones pequeñas, sus ojos que no perdían brillo, su sonrisa que alumbraba las habitaciones y su copa B le habían inducido a un atolondramiento que muchos han experimentado como el primer amor, siendo la inspiración de sus primeras canciones que hablaban de amor en lugar de criticas a ciertas actitudes o pensamientos. 

Que iluso era en ese entonces. 

“¿A donde?”, preguntó el muchacho con curiosidad, pues genuinamente no lo recordaba. 

La chica, aún con el ceño levemente fruncido (porque hacerlo muy exageradamente le sacaría arrugas luego y para Jieun eso era un no-no) y dejó su pequeño bolso sobre la cama para luego cerrar la puerta con más cuidado del que la abrió. 

Yongguk la vió acercarse hasta que se sentó en frente de él sin cambiar su expresión. 

Jieun hacía esa cosa. Quedarse en silencio cuando esperaba una respuesta de la otra persona cuando estaba molesta y no quería responder porque el hacerlo le haría enojar aún más y volvemos al problema de las arrugas prematuras. Yongguk puso total atención en ella. Observando su rostro se dio cuenta que en lugar de un maquillaje suave que usaba a diario, los párpados estaban con brillantina y sus labios estaban de un color más rosa del normal tono mandarina que frecuentaba. Estaba vestida con un vestido negro hasta la rodilla, con tirantes por los hombros y pequeños diseños de material brillante, y algo en la mente de Yongguk hizo click

Jieun estaba vestida para la fiesta en el bar gay donde se juntaría con la chica que había conocido hace poco en la universidad y se suponía que él iría con ella, porque, oye, Jieun seguía siendo como su hija o una hermana pequeña a la que cuidaría de cualquier potencial agresor. 

Aunque ese agresor fuera otra chica. 

“Dame.... ¿10 minutos?”, inquirió dubitativo el chico, moviendo su laptop de sobre sus piernas. 

Jieun le miró con los ojos entrecerrados. 

“Tenemos que hacer que te veas bien, Yongguk”, dijo la chica, “tomate tu tiempo, le enviaré un texto a Hana”, dijo mientras volvía a tomar su pequeño bolso negro y buscar su celular. 

Yongguk salió de su habitación con un último en 20 minutos estoy listo, antes de entrar al baño y ducharse. 

Había estado dos días seguidos sin bañarse, desde el Jueves para ser más exactos, porque el Viernes no tenía clases en la facultad y se suponía que no saldría hasta el Lunes salvo por las ocasionales comprar a la tienda de la esquina. Se lavó rápidamente, pero aun así puso bálsamo en su cabello porque quince minutos es tiempo de sobra para vestirse. 

Salió de la ducha con solo una toalla alrededor de su cintura y volvió a su cuarto. Jieun parecía entretenida escribiendo en su teléfono, pero cuando le miró al entrar su rostro de volvió serio nuevamente, para dejarle entender que aún estaba molesta; una de las cosas que más le desagradaba era que su mejor amigo se olvidara de sus planes, pero siempre terminaba perdonándolo por algo que ni ella estaba segura. 

“Te escogí eso”, le indicó con un dedo a la silla de su escritorio donde había un conjunto de ropa limpio, “Hana dice que puede esperarnos”, murmuró luego con una sonrisa y volviendo a mirar su pantalla. 

Yongguk observó el conjunto de ropa y decidió cambiar la camisa por un color más oscuro (vale, Jieun era mujer, pero no por eso tenía el mejor sentido de la moda) y se vistió cómodamente, aún con la chica en su habitación. Después de todo —aunque en algún punto Yongguk sentía su orgullo de hombre herido— Jieun no le prestaba la menor atención a su cuerpo desnudo. 

Volvió al baño y peinó su cabello. Él no era muy fanático de tintes ni nada por el estilo, así que su cabello siempre había sido negro (excepto cuando su amiga le dijo y juró que no se vería mal con un color rojo y que a las chicas les atraía un hombre con la suficiente confianza de cambiar su color). Terminó de ponerse un poco de colonia y volvió a la habitación, buscando su billetera y las llaves dentro del bolso que usualmente llevaba a sus clases. 

“¿Listo?”, preguntó la chica olvidando su enojo y ofreciéndole una dulce sonrisa. Yongguk asintió y ella terminó de escribir algo antes de salir con él de la habitación. 

Su madre no le puso problema por la salida apresurada, después de todo su hijo menor no salía regularmente y Yongguk estaba seguro que ella esperaba que Jieun se convirtiera en su nuera. 

Que ilusa era su madre. 

Ya en el auto que Yongguk había recibido como regalo de cumpleaños hace un año atrás, éste recobró el pensamiento lógico. 

“¿Si teníamos que salir, por qué no me llamaste?”, preguntó metiendo las llaves en la cerradura para poner a andar el motor. 

Jieun bajó el espejo del copiloto para verificar que todo estuviera en su lugar antes de mirarlo indiferentemente. 

“¿Si quiera te molestaste en ver su celular?”, respondió haciendo un ademán con una pierna. 

Entonces Yongguk decidió que no debería decir nada al respecto, pues su celular yacía abandonado a los pies de la chica en el auto.

 

 

 

 

 

 

Yongguk no tenía problema con los homosexuales. Claro que el hecho de que su mejor amiga (y en ese momento crush) saliera del armario con él antes que nadie lo había semi-traumatizado por un par de semanas, Yongguk terminó por darse cuenta que no había nada malo en ello. Él por su parte siempre fue devoto a su mejor amiga, así que esta fiesta no era nada fuera de los parámetros de lo que Yongguk haría por la chica. 

Excepto que no pensó en el momento de estar ahí en la fiesta. 

Hana tenía una bonita figura, (vestida con pantalones negros ceñidos a sus piernas y una camiseta de tirantes naranja,) practicaba soccer en un club, le había dicho. Su cabello estaba perfectamente teñido rubio y sonrió ampliamente cuando Jieun corrió a abrazarla (a pesar de que estuviera usando esos tacones, y Yongguk pudo notar esa sonrisa a kilómetros desde estaba con rostro hacia él). Conversaron un rato de cosas básicas, qué estudiaba (Danza), en donde estudiaba (en la misma universidad que Yongguk, aparentemente sus facultades estaban una detrás de la otra) y qué hacía para vivir (ante eso ambas chicas se rieron cómplicemente, así que el chico no quiso entrar en detalle). Después de un rato y que Hana les pagara un trago a todos, pidió el permiso de llevar a Jieun a la pista de baile. Fue en ese momento que Yongguk comprendió que sería ignorado y dejado en el abandono el resto de la noche. 

La parte positiva era que al menos su celular aún tenía batería para sobrevivir la noche. 

Yongguk se fue a la barra —lejos de cualquiera de los muchacho que pudieran estar interesados en él— y pidió otro trago mientras revisaba los mensajes de Jieun. Eran en total diez textos y casi 5 llamadas perdidas. Borró todo después de haber leído mensaje por mensaje y reír ante algunos que tenían más emojis enojados que letras. 

Después de un largo rato y un trago más, Yongguk se encontró aburrido en medio de un bar gay —sin serlo, o sin tener ganas de descubrirlo en ese momento—, dándose cuenta que realmente todas las chicas hermosas estaban ahí y suspirar sufridamente ante eso. 

(¿Tal vez si tenía suerte alguna sería bisexual, no?

Suspiró ya habiéndose encontrado aburrido de instagram al haber posteado ya dos fotos, una de uno de sus tragos y otra de las luces del escenario que se veían bonitas desde su punto de vista. Realmente no le haría mal ir a bailar, pero no quería que ningún chico se le acercara tanto o se le insinuara de esa forma: Yongguk no quería dar una mala señal ni nada. 

Se tragó lo último que quedaba en su vaso y esperó un momento ante de pedir otro, pensando que esta no era la forma en que quería pasar su sábado: podría estar componiendo la canción que lo llevaría a la fama en un par de años más cuando sacara su título en lugar de estar sentado y bebiendo. 

Entonces alguien tocó su hombro y giró su cabeza (tal vez demasiado rápido, porque le alcohol en su sangre le hizo marearse un poco) para mirar a un chico sonriendole y avanzando hasta su lado. 

“¿Te molesta si me siento?”, preguntó de una forma tan educada que Yongguk hizo un gesto con la cabeza para darle permiso y el muchacho se quedó sentado a su lado sin decir mucho hasta que el barman le atendió. 

Notó que su voz era grave y rasposa cuando pidió un trago de nombre elegante (pero estaba casi seguro que era un trago para chicas), y Yongguk podía ver por la camiseta que usaba que estaba muy delgado en comparación con él mismo que no era muy macizo, pero ejercitaba para sacar algo de musculatura y disimularlo verse más grande. El chico a su lado tenía el cabello rubio y largo por su frente en forma de flequillo, su linea de la mandíbula muy marcada y una nariz muy fina y recta, Yongguk se sintió casi halagado de que un chico que seguro era considerado atractivo dentro de sus pares se fijara en él (si es que a eso se le llamaba fijar, porque no le había devuelto la mirada en todo ese rato). 

No estaba seguro de cómo comenzar una conversación —o si sería prudente del todo, ya que, bueno, no era gay—, así que se quedó en su lugar solo revisando su celular aunque realmente haciendo nada. 

Después de que el Barman volvió y el muchacho a su lado le pagó su trago, Yongguk miró de reojo cómo este se volteaba ligeramente a mirarlo. 

“¿Qué haces tan solo acá en la barra?”, preguntó el muchacho, captando la atención del otro y haciéndole elevar la vista, “por allá hay chicos que quieren conocerte, ¿vamos a la pista?, si tienes suerte te puedo regalar una canción”, terminó con un guiño. 

Yongguk sonrió por la actitud del muchacho, pero no estaba tan ebrio como para aceptar su invitación. 

“Estoy bien aquí, y realmente no soy muy bueno bailando”, soltó sin pensarlo mucho. No sabía por qué, pero no quería decirle al muchacho que no estaba interesado en él: pensaba que hacerlo quizás lo alejaría y pronto todo el mundo lo sabría, y, por tanto, definitivamente pasaría la noche solo y aburrido hasta que Jieun volviera. Tenía que mantener la ilusión hasta dos horas más si no quería estar solo. “A demás, ahora estoy bien acompañado”, comentó con una sonrisa. 

El otro muchacho rió tras su mano, haciendo que a Yongguk se le inflara el pecho porque estaba seguro que si su acompañante fuera una chica, esa frase habría salido terriblemente mal y la chica hubiera salido corriendo. 

(Aunque no es como que ya le hubiera pasado con anterioridad...) 

“Buena respuesta”, dijo el muchacho, tomando un sorbo, “soy Himchan, por cierto”, musitó sin ofrecerle la mano como en cualquier situación Yongguk hubiera esperado que hiciera. 

“Yongguk”, respondió, llamando al Barman de vuelta. Si iba a continuar con su fachada iba a necesitar más alcohol en su sistema. 

“Nunca te había visto por aquí, y creo que te hubiera recordado”, comentó —Himchan, volteándose aún más hacia él, demostrando su interés por conversar con él, “¿es tu primera vez?” soltó con un tono que sugería una segunda interpretación. 

Al captar eso, Yongguk sonrió de un lado. Nunca le habían coqueteado tan descaradamente en su vida pero estaba amando cada segundo a pesar de que fuera un chico. 

“Para nada..., pero si te refieres a venir a un lugar así, pues si”, trató de responder con tranquilidad, ante lo que Himchan escondió su sonrisa tras el vidrio de su vaso al terminárselo y aprovechar de pedir otro trago justo cuando el barman les atendió. 

“Te invito este”. Yongguk miró el rostro del chico, esta vez notando que sus ojos tenían una linda forma agatada que le parecía por demasía hermosa. “Para celebrar que es tu primera vez aquí”, explicó luego. 

Yongguk no se iba a negar a un trago gratis, por lo que le dejó ser. 

Después de lo que fue como una hora de conversación de temas de estudios o de anécdotas que solo se contaron para conocerse solo un poco más o impresionarse mutuamente y un par de tragos más, Himchan sugirió salir a tomar aire, y Yongguk no pudo estar más agradecido porque haría lo que fuera por tratar de aminorar la posible resaca que tendría al día siguiente (ya que, positivamente iba a tener). 

Al levantarse, tuvo que hacerlo lentamente y sujetado de la mesa. Himchan tomó su mano para guiarlo por al rededor de la pista, cosa que Yongguk también agradeció puesto que no conocía el lugar y no podía caminar muy bien producto del mareo. 

El guardia les dejó salir sin más que un timbre en una mano y Himchan lo llevó hasta detrás del lugar, apartado de las personas que estaban afuera de la disco tomando aire o algunos esperando entrar aún. 

“¿Te molesta?”, preguntó el rubio sacando una cajetilla de cigarros. Yongguk negó con la cabeza y se sentó en el suelo sin estar muy seguro de lo que hacía, pero sentía que estando de pie el mareo era aún más intenso. Pronto sintió a Himchan a su lado derecho, sentado más cerca de lo que debería para un desconocido. 

El olor a cigarrillo lo relajó. Ese olor siempre le recordó a su difunto abuelo. De niño, su abuela le prohibía a su esposo fumar cerca de sus nietos, pero el olor se le impregnaba en sus ropas y cada abrazo que Yongguk recibía estaba lleno de amor y tabaco. También le recordaba a la adicción que el mismo había generado después de la muerte de su abuelo producto de extrañarlo, pero eso ya era cosa del pasado, y solo lo hacía ocasionalmente sin la idea de que si no lo hacía se moriría. 

La cabeza de Himchan se recostó en su hombro y Yongguk estiró el cuello hacia arriba, cerrando los ojos y respirando profundamente para tomar mucho aire. 

“Las estrellas se ven a estas horas, fíjate”, murmuró el chico a su lado y él abrió los ojos para observar el cielo. “A estas horas la mitad de Seoul duerme y las estrellas se ven mejor... son hermosas”. Yongguk pensó que Himchan solo estaba hablando para sí mismo, así que solo asintió con la cabeza y una suave sonrisa que no pudo evitar que saliera a flote. 

Cuando el olor a cigarro se detuvo, Himchan se sentó derecho y jugó con una piedrita que había entre ellos. Yongguk observó como los largos y finos dedos movían el pequeño objeto hasta juntarlo con otras más grandes y hacer diminutas montañas. 

Levantó su mirada al rostro del muchacho y le miró por un momento, solo observando las hermosas facciones del chico. Su mente comenzó a pensar cosas que sobrio no pensaría, como que Himchan era realmente divino, que le gustaba mucho y su actitud seductora le atraía mucho a pesar de que fuera otro hombre. 

Peligro

Himchan levantó la vista al sentirse observado y pestañeó suavemente ante la intensidad de la mirada. Se quedaron en silencio un largo rato, solo mirándose, luego, en un impulso, Himchan se acercó lo suficiente a él para poder olfatear el olor a cigarro que se aproximaba. 

Eso le hizo darse cuenta de lo que estaba por ocurrir y que por muy bien que la hubiera pasado, Himchan era un buen chico y no podía hacerle eso. 

“Espera”, dijo Yongguk con voz firme. El otro le miró con ojos sorprendidos, obviamente no esperando que eso sucediera. “Tengo que confesarte algo”.

El otro frunció el ceño en una mezcla de curiosidad y enojo, guardando distancia del muchacho nuevamente. 

“No me digas que tienes novio, o tienes alguna enfermedad de esas....”, dijo Himchan con voz apresurada, “porque ya he tenido de esas y no estoy dispuesto a volver a pasar por la mierda que—“. 

“—soy hetero, lo siento”, le cortó. 

Yongguk observó la expresión del chico, que pasó desde enojo hasta un rostro serio. 

Himchan se volvió a acomodar derecho a su lado y sacó otro cigarrillo, prendiéndolo al instante. El silencio que se formó entre ellos puso a Yongguk nervioso. 

“Lo siento”, volvió a repetir solo para decir algo. 

El otro soltó el humo y luego le miró. 

“¿Por qué me seguiste el juego, entonces?, no entiendo”, dijo sin enojo en su voz pero si desconcierto. 

Yongguk mordió su labio inferior, sin querer dar sus razones. Himchan le había caido bien, y hubiera sido genial si se hubieran conocido de otro modo, pues estaba seguro que después de todo eso el otro no querría verlo nunca más. 

“Porque... pensé que si te echaba abajo te ibas a ir y no quería estar solo”. Al decir eso, Himchan levantó su rostro hacia arriba y rió suavemente sin humor. 

“¿Por qué estas aquí siquiera? ¿no sabes que esto es una disco gay y que van a haber chicos gay que trataran de hablarte?”, preguntó con voz cruda pero sincera, “¿O es acaso un experimento de esos para ver si puedes hacerte pasar por uno y que—?“. 

“—Nada de eso”, le volvió a cortar. “Mi mejor amiga, ella es...”, sin terminar la oración Yongguk unió miradas con Himchan, “es, y me pidió que la acompañara para conocer a la chica con la que está saliendo. Como verás me abandonaron a penas tuvieron la oportunidad... ¿y sueno como un perdedor, no?”, preguntó con voz arrepentida y mirando de vuelta al otro chico, quien asintió con la cabeza con una sonrisa y soltando humo. 

“Pero uno muy lindo... y de buenas intenciones, no cualquier heterosexual hace eso por un amigo”, musitó luego. 

Yongguk le sonrió, y Himchan le devolvió el gesto. 

Hubo un momento en que ninguno tenía nada que decir, hasta que el rubio volvió a hablar. 

“Así que eres hetero...”, murmuró para sí, pero Yongguk le miró de igual forma, “¿cómo pueden no gustarte los penes...?”, preguntó con una sonrisa.

Yongguk rió ante la pregunta. 

“¿Cómo a tí no te pueden gustar los senos?”, preguntó de vuelta. 

“¿Quien dice que no me gustan?”, inquirió el otro muchacho haciendo que la expresión de Yongguk fuera seria, “creo que es una actitud muy limitadora que solo te guste solo un sexo... solo se vive una vez”, explicó Himchan sin borrar una sonrisa divertida. 

Yongguk no sabía qué decir. De alguna forma le encontraba la razón al chico, pero no estaba seguro si era solo por el alcohol o porque de verdad fuera un pensamiento lógico. 

“¿Has besado a un chico alguna vez?”, preguntó Himchan después del silencio de Yongguk. 

Negó con la cabeza ligeramente, mirando al chico al rostro y notando como reía divertido. 

“¿Entonces cómo sabes que no te gusta?”, soltó divertido antes de reír animosamente. Yongguk sabía que se estaba burlando de él, pero no podía importarle porque en ese momento —al menos—, le encontraba la razón, “ustedes los heterosexuales son tan fascinantes... de verdad que piensan en todo...”, soltó luego con voz irónica. 

“Lo dice quien ha tenido ETS”, respondió Yongguk sin pensarlo. 

Himchan soltó una risa corta. 

Touché”, soltó al mismo tiempo que apagaba su cigarrillo, “de hecho, ni sé cómo puedo burlarme cuando estoy aquí hablando con un chico heterosexual cuando podría estar adentro buscando a alguien que al menos no le asco besarme... ¿sueno como un perdedor, no?”. 

Yongguk frunció el ceño. 

“¿Quien dice que tengo asco de besarte?”, inquirió. 

Himchan le miró de vuelta, prestándole toda su atención. 

“¿Entonces por qué me detuviste cuando iba a hacerlo...?”, cuestionó luego. 

“... Porque sino sentiría como que te estuviera mintiendo sin haberte dicho esto”. 

Yongguk vió la sonrisa en los labios del otro y notó como se aproximaba. Himchan se volteó hasta que sus rodillas se ubicaron los lados de la cintura del otro chico, poniendo ambas manos a un lado de los hombros. Ambas frentes se juntaron y ojos se volvieron a encontrar. 

“He traído hombres al lado oscuro, Yongguk”, susurró Himchan sin dejar de mirarlo a los ojos, “si tienes miedo, mejor llama a tu amigas lesbiana para que te venga a salvar”. 

Pero Yongguk no tenía miedo, y se lo demostró al otro cerrando la distancia entre sus labios. Himchan no perdió tiempo y pidió acceso a la boca del otro, el cual se le fue concedido de inmediato. Las manos de Yongguk reposaron en los costados de Himchan mientras sus lenguas comenzaban a acariciarse sensualmente. 

Besar a Himchan no estaba mal, él realmente no tenía mucha experiencia besando chicas (una que otra en alguna que otra fiesta, pero realmente nunca llegó a nada serio) pero de lo que había probado, no era muy diferente... 

Salvo el hecho de saber que estaba moralmente mal besar a alguien de tu mismo sexo. Escuchar los suaves quejidos de una voz masculina a diferencia de una más aguda, le hacía darse cuenta a Yongguk que la idea de que lo que estaba haciendo estaba prohibido, que estar con la lengua de un muchacho contra la suya sería desaprobado por la enorme mayoría de su familia, hacía todo más sensual, más fogoso y más deseado. Sus labios estaban en llamas y también sus cuello donde Himchan paseaba sus manos en un delicioso masaje. 

Todo estaba tan mal, tan errado, tan equivoco... que se sentía perfecto. 

Himchan fue el primero en separarse, pero Yongguk no queriendo dejarlo ir volvió a acercarse hasta tomar sus labios por segunda vez y aquel beso fue más corto, pero igual se satisfactorio. 

Himchan unió sus frentes y reguló su respiración, al igual que Yongguk, que por su parte estaba perdido en lo que había sentido y no dejaba de mirar los ojos del chico.

 

“Para alguien a quien no le gustan los penes estas muy animado”, susurró el chico sobre él con una sonrisa cómplice y un tierno sonrojo. 

Yongguk le devolvió la sonrisa, sin saber muy bien qué decir. 

Sin embargo, un sonido igual al que hacía su celular cuando le llamaban estando en modo vibrador se hizo presente. Himchan se apartó un poco, sentándose con toda confianza en su regazo y tomando el celular de uno de sus bolsillos traseros (el bolsillo opuesto de donde había sacado los cigarros). Lo desbloqueó de un movimiento, y observó la pantalla por un momento, el mismo en que Yongguk se dedicaba a mirar su rostro. 

“Uh, tengo que irme”, dijo Himchan, moviendo hasta quedar sentado a su lado y poder levantarse, pero antes de que pudiera hacerlo, Yongguk le agarró la muñeca. 

“¿Qué?”, exclamó, evitando que el otro muchacho se escapara. 

Himchan le miró incredulamente un momento, después de considerar su posibilidades, suavizó la mirada y suspiró. 

“Te daré mi número”, dijo el muchacho, Yongguk rápidamente pescó su celular de su bolsillo delantero, entregándoselo al otro, “llámame si quieres hablar o... lo que sea”, musitó el otro muchacho algo inseguro de sus palabras, pero comprendía que Yongguk probablemente estuviera confundido, así que solo le daría su número: sería opción del otro si lo llamaría o no. 

Yongguk sonrió suavemente. Himchan le devolvió el móvil y se puso de pie, el otro lo siguió por inercia.

“Te llamaré”, dijo el ligeramente mayor. 

Himchan frunció un poco el ceño, pero se estiró a darle un corto beso en la mejilla solo por el placer de hacerlo. Le miró a los ojos intensamente antes de decir: 

“No hagas promesas que no sabes si cumplirás”, musitó para luego caminar hasta el lado opuesto de donde venían. 

Yongguk se quedó pensando. De repente ya no tenía ganas de estar en una fiesta, sintió al ver a Himchan alejarse: lo que fuera que encontraría dentro de aquel club no le daba mayor interés que el muchacho que ya se había ido. 

Buscaría a Jieun y se irían a casa. 

De pronto tenía ganas horribles de componer. Y sabía perfectamente qué palabras y sentimientos irían en ese nuevo ritmo que estaba trabajando.

Notas finales:

este era el bbangchan (suena más tierno así, yo le digo así a esa couple) que tenía, y si este fic no les hizo cuestionarse su sexualidad entonces fallé(?).

(No, es broma, ni que un simple fanfics les fuera a cambiar la vida.)

y, por cierto, creo que amo la idea de Jieun sea lesbiana, ¿soy la unica que nota lo gay que es? ¿y sobretodo con Hana y Sunhwa a veces?, bueno, si alguien sigue a Secret, sabra de lo que hablo, supongo.

 

 

 

(si hay errores, serán corregidos eventualmente)


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