Y ahí estaba él. ¿Quién hubiera imaginado que se encontraría en ésa situación? Jé. Pero claro, no podía pensar claramente después de haber tomado un par de botellas... Un par, por no decir unas cuantas. Su rostro estaba levemente sonrojado, mezcla del alcohol y, por aquella persona que estaba bajo su cuerpo, boca arriba y sólo para él.
No sólo él estaba ebrio, sino que también la persona que lo acompañaba también lo estaba... ¿Cómo habían llegado a ése estado? Pues...
<Flashback>
Sus padres le avisaron que se irían de mini vacaciones ése fin de semana, por lo que quedaría completamente sólo. "Sin nadie en casa, ésto será aburrido..." pensó. Horas de estar en aquella situación y de matar el rato en internet y de vez en cuando jugando videos juegos, fue directo a la cocina en busca de comida, pero algo captó su atención. En los estantes, los más altos, habían botellas, varias de ellas y bien ordenadas. Se preguntó qué contendrían, aunque ya se daba una idea, aún así, para matar su duda, fue en busca de una y sin esperar mucho más, la destapó y tomó su contenido.
Si alguien hubiera visto su expresión, seguramente estaría muriendo de risa. Efectivamente, aquella botella contenía alcohol, y uno muy fuerte. Sin más que hacer, la colocó en su lugar y volvió al living donde estaba hace un tiempo para disponerse a ver algo de televisión.
En verdad estaba muy aburrido. Miró la hora en su celular y, al instante, marcó un número en él, "¿Por qué no se me ocurrió antes?" se preguntó con una sonrisa de satisfacción y aún más aquella se ensanchó al escuchar la voz del otro lado de la línea.
- ¿Hola?
- ¡Shin-chan! Dime que estás libre ahora, estoy solo en casa y completamente aburrido, ven a hacerme compañía un rato...
- De ninguna manera.
Y con ésa respuesta, la llamada se terminó. Hizo un pequeño puchero de niño chiquito y se recostó en el sofá en el que estaba, entreteniendo una vez más con los juegos de su celular.
Apenas habían pasado veinte minutos hasta que escuchó sonar el timbre. Se levantó del lugar y fue directamente a la puerta. Por lo menos algo lo hizo leantarse de aquel sofá. Abrió sin siquiera preguntar quién y quedó algo sorprendido... Si. Quien estaba del otro lado de la puerta era nada mas ni nada menos que Midorima, quien hace unos minutos se negó a hacerle compañía.
- ¡Shin-chaaaan! ¡Finalmente viniste! -Fingiendo un llanto, se avalanzó sobre él.-
- ¡Hey! ¡Eres pesado! Además, déjame pasar, hace frío aquí afuera...
No se había percatado de la hora. Estaba oscuro y poco a poco el invierno se acercaba, por lo que no dudó ni un segundo en dejarle paso al más alto.
- ¿Por qué estás sólo? ¿Entiendes que salí de mi casa a éstas horas sólo para después no tener que escuchar tus reproches en clases? -Comentó un peliverde, sacandose toda prenda que fuera de abrigo.-
- Ah~ No digas éso, viniste porque me quieres, ¿verdad? ¿cuándo admitirás que te gusto? -Bromeó un divertido Takao, mientras que Midorima sólo lo miraba con el entrecejo fruncido.-
Entre charlas y charlas, terminaron de cenar y hasta jugaron videos juegos un gran rato, pero para Takao, aún era temprano. "Umh..." estaba pensando en qué otra cosa podría hacer, recordando lo de hoy. Si, las botellas que estaban guardadas en la cocina.
- Hey, Shin-chan, bebamos. -Dijo un animado pelinegro y fue directo en busca de las botellas.
<Fin Flashback>
El cuerpo bajo él estaba caliente, y no sólo éso, éste cuerpo sólo tenía su bóxer y, además, tenía sus manos atadas y sus ojos vendados. "Tan caliente, tan... excitante" miraba de arriba a abajo el formado cuerpo del peliverde. Aún no podía creer lo que estaba haciendo y estaba seguro que luego se arrepentiría pero, ¿a quién le importa? Estaba completamente duro como para pensar en otra cosa y el alcohol no lo ayudaba mucho.
- Shin-chan... -Se relamió los labios y sacó la última prenda que le quedaba al mayor, dejando ver su palmitante miembro. Su diestra se encargó de él, haciendo leves movimientos de arriba hacia abajo pero ejerciendo presión- ¿Te gusta así? -Takao dejó escuchar una leve risa por su pregunta.-
- Cállate y... no te detengas... -Reclamaba el peliverde. Si, ninguno de los dos entendía completamente la situación, sólo entendían que estaban excitados y no iban a quedarse sin hacer nada luego de haber hecho todos aquellos juegos previos subidos de tonos por efecto del alcohol y que hicieron que terminaran en ésto.
- Oye, ¿debo meter ésto dentro de mi? -Preguntó un pervertido Takao, ¿qué más daba ya? Iba a entregarse al momento, ya no había vuelta atrás.-
- ...
- Ah, Shin-chan, dime lo que tengo que hacer, en verdad que soy inexperto en ésto... -Una vez más, las palabras de un ebrio jugador salieron de su boca.-
Con el rostro completamente sonrojado y sin poder ver nada, sabía completamente que el más bajo estaba bromenando con él, pero ya era demasiado tiempo y necesitaba sentir mucho más.
- ¡Maldita sea, Takao, hazlo de una buena vez o te arrepentiras...! -Comentó un molesto Midorima. Takao rió suavemente y sin esperar mucho más, engulló el miembro del más alto en su boca, haciendo movimientos para nada suaves, y haciendo que el peliverde jadeara mientras que él mismo preparaba su parte trasera. "Ah... ésto..." era la primera vez que hacía algo así y sabría luego las consecuencias, pero aún así, no dio marcha atrás.
Al estar acostumbrado de aquella propia intromisión, se posicionó sobre el miembro del más alto y poco a poco fue bajando hasta que éste estuvo completamente en su interior. Se quedó quieto y un silencio se formó en el lugar. El más bajo dio nuevamente un vistazo al cuerpo que tenía bajo él y con su diestra, se permitió sentir su textura.
- Ah... Tan caliente, Shin-chan, nunca creí que iba a verte en éste estado...
- ... Deberías callarte de una vez, fuiste tú y tu maldito alcohol el que me dejó en éste estado...
Era obvio que las palabras salían por efecto del alcohol, si ellos estuvieran conscientes, seguramente Takao seguiría bromeando y Midorima directamente guardaría silencio ante tal comenario. Pero no, Takao sonaba tan serio y tan... Necesitado que Midorima sólo pedía que se callara de una vez y pasara al siguiente paso.
Sintió que ya era el momento, por lo que comenzó a moverse sobre el miembro del mayor con lentitud. Dolor era lo único que podía sentir en ése momento, tanto que algunas lágrimas cayeron por sus mejillas, pero éste se fue mezclando con el placer y éso se notaba en la velocidad en la que habían cambiado sus movimientos. Ahora un aún más excitado Takao se autodaba placer y no se prohibía de gemir antes aquellas sensaciones. Igual para el peliverde, quien jadeba sin sesar.
- Ah~ V-Vamos, toca el mío también, Shintaou. -Sonrió el pelinegro y guió las manos, aún atadas, del peliverde hasta su dura hombría para que éste lo complaciera. Su mente estaba completamente en blanco al sentir las veloces manos del mayor moviendose sobre su hombría, si seguía así, pronto llegaría a su límite.
Nunca pensó que su primera vez iba a ser con quien es su compañero de juegos, de clases y mejor amigo, mucho menos que sea con un hombre.
- Ta... Kao... -Pronunció su nombre entre roncos jadeos, aquellos que avisaban que el mayor había llegado a su límite y que el más bajo, quien estaba empapado de sudor, lo hiciera en el vientre del peliverde.
Ambos, gracias al acohol, se sumergieron en un mundo de placer del cual juntos llegaron al climax y que, seguramente luego no lo recordarán... O no del todo.
-
Los rayos de sol que estaban por la ventana del living le daba aviso que ya había amanecido. Su cabeza dolía bastante y no tenía mucha idea de qué pasó. Se sentó en el lugar, mirando a su alrededor. "Ah... Qué desastre..." había botellas desparramadas por el lugar y ropa. Si, ropa de él y de alguien más. No se había percatado pero a su lado había alguien desnudo, al igual que él, durmiendo.
Lo miró aterrado, no quería ni pensar en qué podría haber sucedido anoche. "¿Será que...?"
- ¡AAAAAAH! -Gritó y se agarró la cabeza, queriendo no creer lo que había pasado.
- ¿Qué demo- -Un peliverde se despertó de su profundo sueño y se tomó la cabeza al instante, si, el dolor le afectaba a ambos.
- Shin-chan, dime que no... Lo hicimos. -Aterrado de la respuesta, Takao cerró sus ojos con fuerza y se levantó del lugar, mirando luego desde más arriba el desastre que había en su living, confirmando que si lo había hecho.
- Déjame decirte que si lo hicimos, Takao... Y no me arrepiento de nada... -Takao se giró a verlo con molestia y a la vez ganas de llorar. ¿Que no se arrepentía? ¡Debería estarlo! Aquí el único ultrajado era él, aunque si se ponía a pensar, podría haberse negado, pero no lo hizo, por lo que... ¿También estuvo de acuerdo?
- Ah, demonios... -Resignado, se sentó en el lugar donde hace un rato estaba durmiendo plácidamente.- Mi cabeza duele demasiado, y mi cadera... Ah, Shin-chan, te arrepentirás de ésto...
- Si, si... -Contestó Midorima fingiendo despreocupación, quien estaba volteado, sin poder ver al rostro de Takao, pues, estaba completamente sonrojado, ni siquiera él mismo podía creer lo que habían hecho la noche anterior, pero lo que era verdad, era que no se arrepentía para nada. Estaba ebrio, pero lo suficientemente consciente de lo que hacía.
- Deberás ayudarme a limpiar éste desastre... -Takao reclamó al peliverde.
- Si, si, ahora acuéstate y sigue durmiendo... -Se giró hacia el menor una vez que éste se acostó y pasó su razo por encima de su cuerpo, abrazándolo.- Después de todo, me gustó...
Dicho ésto, Takao se quedó en silencio y luego suspiró. No le quedó más remedio que cerrar sus ojos y volver a dormir. A pesar de que ya era de mañana, recordó que no habría nadie en casa ni tampoco tendrían clases, ya tendrían tiempo de hablar de aquello sucedido.