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Reminiscencia por Ms Aria

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Notas del capitulo:

¡Hola a todos, ¿me habíais echado de menos?!

Perdón por la pausa (dos meses y algo, gosh, gosh) pero cambié de trabajo y de casa, así que tuve que echar hacia atrás todos mis proyectos :__D

Espero poder actualizar a un ritmo regular a partir de ahora :__D

De momento, os dejo este capítulo aquí. Más comentarios, como siempre, al final :D

¡Os veo de nuevo al final del capítulo!

Eres un Reminiscente, y eres un guerrero.

Sobre todo lo demás.

Reminiscencia


Parte Primera – Capítulo 8

Había muchas cosas que Baekhyun quería hablar con Sehun, ahora que podía hacerlo.

El otro chico había parecido brutalmente sorprendido, riéndose de un modo casi cercano a la histeria cuando había reconocido a Baekhyun en la cafetería, pero el shock había acabado disolviéndose en una especie de curiosidad asustada, y Sehun lo había llamado para detenerlo cuando él había dudado entre dar la vuelta o no, entre huir una vez más o quedarse y hacer frente a toda una serie de eventos que no acababa de entender.

—Espera —le había dicho—. No me has explicado por qué estás aquí. No es la primera vez que te veo; tienes que hablar conmigo. Pareces demasiado real como para estar solamente en mi cabeza. Sé que existes y de alguna manera estás aquí.

Baekhyun había sabido que Suho se enfadaría si no volvía a la base e informaba de todo aquello – había estado casi seguro de que Chanyeol se enfadaría también, teniendo en cuenta que era él quien lo estaba encubriendo – pero no había podido evitar morderse el labio y pedirle a Sehun que lo acompañara a la azotea para poder hablar. Aquel campus, el olor a comida prefabricada de la cafetería, los pasillos atestados de estudiantes y la presencia de Sehun eran, en su totalidad, cosas que habían formado parte de su mundo, antes. Por mucho que Chanyeol le hubiera dicho que lo único que podía hacer era despedirse, no podía decir adiós para siempre si su antigua vida lo estaba golpeando en la cara así.

Le había costado respirar, cuando había salido con Sehun al espacio sobre el tejado. Había cerrado los ojos cuando su acompañante había intentado posarle una mano en el hombro, tentativamente, y le había atravesado limpiamente la piel.

—¿Eres un fantasma? —le había preguntado, y Baekhyun no había sabido qué responder, porque Reminiscente era un término demasiado ambiguo para la gente del otro plano.

—Algo así.

—¿Quiere decir eso que estás muerto?

—Sí.

Sehun había parecido incómodo, pero no había tardado mucho en seguir preguntando, sentándose junto a él al lado de la verja de la azotea, queriendo saber sobre su vida, observándolo con el rostro prácticamente inexpresivo, pero con unos ojos muy intensos y muy negros.

—¿No tienes clase? —había preguntado Baekhyun tras un rato, sin saber cuánto tiempo había transcurrido, pero sabiendo que probablemente hubiera sido demasiado, tanto para Sehun como para él.

—Tenía una clase, marketing y finanzas, pero es infinitamente aburrida. No quiero ir. Escuchar hablar a un fantasma es mucho más entretenido.

Baekhyun se había reído – porque sus amigos siempre solían decir que Sehun era un crío, y en parte tenían razón, pero él siempre había pensado que aquello era, en cierto sentido, adorable – y había continuado hablando. Tenía muchas cosas que decir, aunque fuera por dejarlas salir, y lo había hecho hasta que el sol había acabado de ocultarse tras los tejados, hasta que Sehun había empezado a temblar de frío bajo el abrigo que ya se había puesto y Baekhyun se había dado cuenta de que era tarde.

—Debería marcharme, —había murmurado—. Se suponía que yo tendría que haber regresado al lugar donde vivo mucho antes.

—Es cierto, habías dicho que te vigilan —Sehun había parecido divertido, y Baekhyun se alegraba de haber podido hablar con él, de compartir todas sus experiencias con alguien que no estuviera dentro de aquello del todo, que no hubiera entrado a formar parte del juego de la Rueda aún.

De tener el valor, le hubiera gustado decirle al otro chico que esa misma Rueda lo había marcado, que él estaba allí porque quería salvarlo, pero no había sabido cómo hacerlo.

—Puedo volver —fue todo lo que pudo añadir—. Si te parece bien. Mañana o pasado, o en unos días.

No había tardado mucho en estar de vuelta en el hotel, cerrando la puerta de entrada tras de sí tratando de no hacer ruido, preguntándose si Suho o Kyungsoo habrían intentado buscarlo sin dar con él, si se habrían alarmado y lo encerrarían al saber que había desaparecido durante horas enteras.

Estaba más que seguro de que Luhan, por lo menos, sabía que había regresado a la base – era su trabajo saberlo todo, ¿no? – pero no había esperado ver a Chanyeol antes que a cualquiera de los otros, sentado en uno de los sillones del recibidor y hojeando uno de los periódicos de Suho con aire distraído.

—¿Yeol? —lo había llamado, pero era más que obvio que éste sabía que estaba allí, porque había levantado la cabeza de las páginas antes de que él terminara de pronunciar su nombre. Baekhyun sabía que en ningún momento habían hablado de una hora límite para volver, pero también era consciente de que Chanyeol había recibido órdenes de vigilarlo, y que los Reminiscentes no incumplían las normas que se les daban. Prácticamente había esperado verlo enfadado, frunciendo el ceño y crispando los puños como cuando Suho le había prohibido ser su tutor, hacía lo que parecía una eternidad, pero los ojos oscuros del otro Reminiscente tenían un brillo más preocupado que molesto.

—¿Baekhyun? ¿Estás bien? —preguntó, levantándose y acercándose a él, bajando la voz antes de hablar de nuevo—. ¿Has podido despedirte? ¿Está todo en orden?

El chico separó los labios para contestar, sintiendo un extraño peso en el pecho. Chanyeol tenía la cabeza inclinada hacia él, los parpados entornados de un modo que casi le permitía a Baekhyun contarle las pestañas. Parecía expectante, y totalmente confiado, y el chico estaba empezando a sentirse mal, pero no creía que pudiera decirle la verdad ni siquiera a él. No todavía.

—Eso creo —murmuró—. Todo esto es difícil, ¿sabes?

Chanyeol lo había observando durante un instante más, pero había acabado sonriendo y dándole una palmadita amistosa en el hombro. Al contrario que los de Sehun, sus dedos sí le habían tocado la piel, tan cálidos que su sombra había seguido ahí durante minutos enteros, como los rastros de culpa en su estómago, mucho después de que el propio chico se hubiera ido.

—Ánimo —le había dicho, antes de desaparecer rumbo a su habitación, subiendo los treinta pisos a pie en lugar de hacerlo en ascensor, como si estuviera lleno de una energía que tuviera que quemar de algún modo.

—Gracias —había respondido Baekhyun con la boca seca.

Le había dado prácticamente lo mismo engañar a Suho o a Kyungsoo, la próxima vez que se había escapado a la universidad en el descanso de su entrenamiento. No se había sentido culpable, tampoco, con respecto a Luhan, porque el Reminiscente de Mente parecía estarse divirtiendo, desbloqueándole la puerta como si toda aquella situación fuera un espectáculo muy divertido que él no quisiera perderse y estuviera más que dispuesto a asumir su responsabilidad si algo salía mal. Chanyeol era un tema muy distinto, y Baekhyun no podía evitar preguntarse qué pensaría el otro chico de él, y rogar para que no fueran cosas muy malas.

--

—Fue la primera persona a la que me encontré cuando llegué aquí. Chanyeol —murmuró, apoyándose un día más contra la verja de la azotea de su antigua facultad, hablando porque necesitaba hablar mientras Sehun masticaba uno de los sándwiches de su almuerzo con aire distraído—. Sé que no estaría de acuerdo en que venga aquí, pero me siento un poco mal teniendo que engañarlo.

—¿No está con ellos, también? —preguntó Sehun, dejando de comer por un momento para mirarlo—. Con el líder estirado, y el profesor que tienes, que nunca está contento. ¿No es uno de los suyos?

—Sí, se supone que sí, pero no es lo mismo. Sé que hay muchas veces que se pasa el día encima de mí porque lo mandan vigilarme, y es verdad que normalmente siempre está de buen humor, pero casi siempre va por su cuenta y le digan lo que le digan viene a verme y yo…

—No te gusta mentir.

—No me gusta mentirle.

Sehun esbozó algo parecido a una sonrisa, y Baekhyun suspiró. Era ya el quinto o sexto día en el que se escapaba del hotel para acudir a la universidad, en el que se sentaba junto a él en la azotea para hablar de todo y de nada – principalmente de los estudios de Sehun y de la nueva vida de Baekhyun – y la distancia física entre los dos seguía siendo insalvable. Cuando no había nadie más, el otro chico siempre se mantenía alejado de él, cerca pero no lo suficiente como para que pudieran rozarse por accidente.

Baekhyun creía que algo así, sobre todo tratándose del chico que le gustaba, tendría que haberlo molestado o herido su orgullo en cierto sentido, pero le era imposible culpar a Sehun. No cuando cada vez que había intentado tocarlo sus dedos se habían cerrado en torno a espacio vacío, aire frío en lugar de piel. Si era sincero consigo mismo, él probablemente habría salido huyendo si le hubiera aparecido de la nada un pretendiente fantasma, estando vivo.

Aunque Sehun probablemente tampoco supiera que Baekhyun había querido algo con él en su vida pasada, de todas formas, así que lo más posible es que para él solamente fuera un fantasma más.

Un fantasma más. Aquello era gracioso.

—¿En qué piensas? —lo oyó preguntar, y al alzar los ojos Baekhyun lo vio cerca de él, más de lo normal, y tragó saliva.

—Yo sólo… Me preguntaba por qué no pudiste verme, la otra vez. Hace tiempo, cuando estuve en la universidad con Chanyeol.

El chico todavía recordaba aquello, el modo en el que el otro Reminiscente había parecido convencido de que nadie podría ver a Baekhyun si no se materializaba y frunció el ceño, pero, obviamente, Sehun no podía entender y se encogió de hombros.

—No lo sé. Ni siquiera sé por qué puedo verte ahora. Sólo sé que estás aquí. Tal vez mañana desaparezcas de pronto.

Baekhyun parpadeó, horrorizado, girando la cabeza hacia él.

—¿Qué…? —murmuró, y su expresión debía de ser completamente desesperada, porque Sehun se rió.

—A lo mejor estoy soñando y voy a despertar. Lo he pensado más de una vez, viéndote aquí. Tal vez crea que estoy hablando con un chico muerto de mi universidad cuando en realidad me he quedado dormido en clase de finanzas.

Baekhyun se forzó a sí mismo a sonreír.

—Ya te gustaría.

—Deberías agradecerme que tolere tu compañía. No lo hago con todo el mundo.

—Niñato —muy a su pesar, Baekhyun sonrió y guardó las manos en los bolsillos de su propio abrigo. Hacía frío, cada vez más, y había nevado aquella noche. Resultaba extraño no sentir del todo el viento en los huesos, saber que su cuerpo no se enfriaría aunque se quitara la chaqueta, porque Reminiscencia estaba siempre a la misma temperatura—. ¿Qué tal van tus estudios?

—Bien —Sehun se encogió de hombros con una gracia innata que hizo que Baekhyun se lo quedara mirando un instante, casi fascinado—. No es que me interesen mucho, de todas formas.

—Deberían —el chico se encontró hablando antes de poder detenerse—. Yo tampoco estaba muy interesado y —forzando una sonrisa, alzó las manos y las sostuvo ante sus ojos—, mira. Ahora soy un fantasma, ¿ves? Tuve el accidente que me mató porque estaba llegando tarde a clase. Tal vez si hubiese sido puntual todos los días en lugar de quedarme dormido la mitad de las mañanas ahora estaría vivo.

—Puede ser —Sehun pareció pensativo un instante, pero acabó sacudiendo la cabeza—. Aunque eso no puedes saberlo nunca.

—Aún así, deberías aprovechar el estar vivo. Esforzarte por aprender todo lo que puedas. Nunca sabes cuánto tiempo más te queda así.

Sehun se apoyó contra la barandilla frente a ellos y se rió, y Baekhyun recordó, una vez más, que tenía dos años menos que él y que estaba marcado por la Rueda.

—Muy profundo, pero es curioso que digas eso cuando tú eres el primero que se está escaqueando de su entrenamiento para venir aquí a hablar conmigo.

Baekhyun se giró hacia él con los ojos muy abiertos.

—¡No es lo mismo! —protestó—. ¡Yo ya estoy muerto!

—Por lo que me has contado, semi-muerto.

—¡Voy a seguir estándolo entrene con los Reminiscentes o no!

—Y aún así, hacerlo podría valerte para algo. Más que a mí la clase de finanzas, la verdad.

Baekhyun resopló, tratando de buscar un argumento coherente, pero sin terminar de encontrarlo. Le había dicho a Chanyeol que iba a hacer todo lo posible para ayudar a Sehun, pero a la hora de la verdad ni siquiera sabía cómo iba a hacerlo, y pasaba la mayor parte del día allí en lugar de intentar hacer progresos. Había una biblioteca en alguna parte del hotel, según había oído. Quizá aunque fuera podría leer al respecto.

—Tú y yo no somos casos iguales —acabó murmurando.

Sehun sacudió la cabeza, pero continuó con la conversación cuando Baekhyun cambió de tema de un modo casi forzado, y prosiguió con ésta mientras las horas transcurrían, hasta que el sol se ocultó tras los edificios del campus una vez más.

Era tarde, y los dos se despidieron como si supieran que iban a volver a verse, Baekhyun sonriendo y dirigiéndose a la boca de metro que llevaba utilizando desde el primer día, Sehun en dirección contraria.

Había salido de nuevo al exterior y estaba a apenas tres minutos de las puertas de madera del viejo hotel cuando percibió en su mente la presencia de Luhan, demandando paso a su flujo de pensamientos con una insistencia casi apremiante.

“¿Baekhyun?” lo escuchó hablar en su cabeza, dando forma a sus ideas con prisa, amontonándolas las unas con las otras. Y Luhan solía observarlo todo como si no hubiera nada que se escapara a su control, siempre era amable y tranquilo, y aquella manera de actuar olía demasiado a alarma. “¿Estás ahí?”

“¿No me sientes?” de haber hablado en alto, la voz de Baekhyun habría sido un susurro. “Estoy llegando. ¿Qué pasa?”

La presencia mental que era Luhan se quedó callada durante un instante, oculta bajo el remolino de los propios pensamientos de Baekhyun. Tardó un rato en responder, y lo hizo tras algo que, a pesar de no contar con una voz, sólo podía ser un suspiro.

“Kyungsoo. Y Suho. Supongo que sabrías que esto iba a llegar tarde o temprano, pero quieren verte. Ya.”

Baekhyun tendría que haber seguido andando, llegar cuanto antes, pero no pudo evitar dejar de caminar. Lo había sabido, sí, y había pensado en qué decir cuando llegara aquel momento, pero parecía que había llegado la hora de la verdad, y sentía la cabeza extrañamente en blanco.

—¿Es por lo que creo que es? —preguntó, ahora en alto, y Luhan respondió de modo casi automático.

“Obviamente.”

—¿Están muy enfadados?

“¿Tú qué crees?”

--

—¿Se puede saber dónde te habías metido?

Baekhyun tomó aire y se quedó muy quieto, con la espalda recta y apoyada en el respaldo de una de las sillas del Salón de Cristal, tratando de permanecer tranquilo. Suho estaba sentado frente a él, observándolo sin palabras. Parecía medianamente tranquilo, sereno incluso, y el chico no sabía si lo preocupaba más la mirada de padre preocupado que le estaba dirigiendo o el brillo iracundo en los ojos de Kyungsoo, que parecía a punto de inclinarse (más) sobre la mesa y cruzarle la cara de un bofetón.

—No sabía que tuviera que estar todo el tiempo con vosotros —comenzó a decir, intentando sonar conciliador y pareciendo, en su lugar, más irritado que otra cosa. Kyungsoo chasqueó la lengua, saltando al ataque como si lo hubieran provocado.

—Tienes un entrenamiento programado y lo has estado incumpliendo. ¿Qué es lo que necesitas? ¿Que se te castigue sin salir? ¿Es eso lo que te hace falta para comportarte como un Reminiscente en condiciones en vez de como un niño mimado?

Las palabras fueron suaves, cortantes y duras, mucho más implacables por el modo en el que Kyungsoo ni siquiera necesitó alzar la voz para imponer su opinión, y Baekhyun se sintió como si, ahora sí, acabaran de abofetearlo.

—Estoy aquí porque quiero —protestó—. Podría marcharme. Nadie me obliga a estar en este hotel.

—¿Y a dónde irías? ¿Fuera de la ciudad? ¿Con los monstruos? No mejoras cuando practicamos, no sabes defenderte.

—¿Y qué quieres que le haga yo si no puedo mejorar?

—¿Venir a los entrenamientos en lugar de escaparte a espiar a tu novio, quizás?

Baekhyun cerró los puños sobre la superficie de la mesa.

—¡No sabes nada si crees que…! —comenzó a decir, pero no tuvo tiempo de continuar hablando. A mitad de frase, Suho suspiró y alzó las manos, tratando de hacer que los otros dos Reminiscentes guardaran silencio, y, al no lograrlo, carraspeó.

—Silencio —ordenó, y tanto Kyungsoo como Baekhyun se giraron para mirarlo. El chico podía sentir también la presencia invisible de Luhan, silenciosa y prácticamente intangible, y notó cómo su conciencia se centraba en su líder, que tenía el ceño fruncido en una expresión entre preocupada y molesta—. ¿Queréis parar de discutir de una vez? No he convocado esta reunión para ver cómo os gritáis el uno al otro.

Por el modo en el que sus labios estaban casi blancos a fuerza de apretarlos, Kyungsoo parecía cualquier cosa menos dispuesto a detenerse y ceder, pero cerró los ojos y asintió, intentando calmarse, y Baekhyun tomó aire, imitándolo. Cuando miró a Suho, su rostro estaba contraído en una de aquellas muecas demasiado serias para los años que parecía aparentar, y el chico se estremeció.

—Suho, yo… —comenzó.

—Kyungsoo ha ido informándome de los resultados de tus entrenamientos y no parece que estemos obteniendo mucho progreso —lo interrumpió éste con suavidad, hablando en un tono perfectamente amable. Parecía más paternal que enfadado o amenazante, como su hermano cuando lo había reñido en vida por no haber hecho los deberes, y el chico se sintió desubicado por un momento. Siempre le ocurría, cuando los Reminiscentes se mostraban más amables de lo que esperaba, cuando no eran fríos e inhumanos y parecían preocuparse por él—. Ha habido alguna mejora, eso parece obvio, pero tu poder no responde de acuerdo a nuestras expectativas iniciales.

Baekhyun se mordió el labio.

—Lo siento.

—No lo sientas. Tuve una Maestra, la mujer que fue Líder antes que yo, y ella decía que todos los Reminiscentes son distintos. Tal vez tú no hayas despertado del todo y tan sólo necesites practicar más. Podría ser así, y yo estoy dispuesto a confiar en ti y esperar. Siempre y cuando tú no traiciones esa confianza, claro.

Suho hizo una pausa, observándolo con cautela durante un momento, y Baekhyun trató de ignorar el ceño fruncido de Kyungsoo y centrarse en él. Con los ventanales tras de sí, la ciudad se abría a su espalda, oscura, enorme y gris, y creaba a su alrededor una especie de halo blanco, similar al polvo de estrellas de la Rueda más allá de los rascacielos.

—No quiero traicionar la confianza de nadie —respondió.

—Y estoy convencido de que es así, pero, ¿vas a negarme de que has estado huyendo de la base, varias veces, cuando deberías haber estado entrenando? —replicó Suho.

Baekhyun vaciló.

—No puedo quedarme aquí dentro todo el día. Es asfixiante.

—Podrías pedirle a alguno de nosotros que salga a pasear contigo —intervino Kyungsoo—. Seguro que Chanyeol estaría más que encantado de hacerte compañía con el permiso de Suho en lugar de encubrirte cuando te vas a jugar a papás y a mamás a tu antigua universidad.

—Chanyeol no…

—Chanyeol siempre ha sido un Reminiscente modelo. Nunca desde que estoy aquí ha desobedecido una orden o se ha buscado líos, pero de tan bueno es casi tonto, y tú te estás aprovechando de eso para conseguir que haga todo lo que tú le pides.

—¡Eso no es así! —esta vez, Baekhyun sí que se sintió ofendido. La culpa había vuelto, atenazándole la boca del estómago, haciéndolo alzar la voz para evitar que se le atragantaran las palabras en la garganta—. ¡Chanyeol es mi amigo, lo más parecido a un amigo de verdad que he tenido en este lugar! Si no fuera por él y por Luhan ni siquiera sé si seguiría en este hotel. No sé lo que pretendes decir con todo eso, pero nunca me aprovecharía de él.

—¿De verdad que no? Porque si sigues así vas a acabar metiéndolo en problemas.

—¿Problemas? ¿En qué problemas?

—En problemas más graves de lo que tú te piensas. Puede que a ti no se te haya ocurrido pensar en ello, pero Reminiscencia no es tu antiguo mundo. Es un lugar peligroso; aquí nos jugamos la vida constantemente.

—¿Qué demonios tiene que ver eso con…?

—¿Queréis parar ya, los dos? Esta reunión no se ha convocado para hablar de Chanyeol, sino de las infracciones Baekhyun —los interrumpió Suho de nuevo—. En concreto, del hecho de que Baekhyun haya estado escapándose de unos entrenamientos que obviamente necesita para, presumiblemente, huir hasta su antigua universidad para ver a Oh Sehun.

El latido del corazón de chico se aceleró, y el pulso le palpitó en los oídos, cada vez más irregular y más potente, como el sonido del martillo de un herrero contra un yunque. Tanto Luhan como Chanyeol sabían a dónde había estado yendo él, y podrían habérselo contado a su líder, pero Baekhyun no tenía claro si Suho sabía algo más. ¿Conocían su secreto los otros? ¿Habían descubierto, de alguna manera, que Sehun podía verlo y hablar con él?

—Dijisteis que lo había marcado la Rueda y desde entonces no habéis hecho nada para ayudarlo —protestó, tratando de ser cauto, de no revelar nada que los demás no supieran aún—. ¿De verdad pretendíais que me quedara mirando?

—Si te he pedido que te quedes en la base y entrenes, Baekhyun, es porque no tienes la capacidad suficiente para participar en misiones —respondió Suho, tamborileando con los dedos sobre la mesa oscura entre los dos—. Te lo dije en su momento, pero tal y como estás resultarías una carga en lugar de una ayuda. No puedo permitir que pongas en peligro al resto. No me hagas darte una orden directa, por favor. Yo sólo intento que hagas lo mejor para todos, incluyéndote a ti mismo.

Baekhyun clavó los ojos en la mesa, sintiendo que la superficie oscura se volvía un tanto borrosa al parpadear. Las olas de frustración surgían de algún punto en sus entrañas y lo invadían todo, clavándosele en la garganta y tras los párpados, pero no podía permitirse echarse a llorar como un crío idiota allí.

—¿Qué queréis que haga? ¿Entrenar más? —murmuró—. Puedo hacerlo, todo lo que queráis.

—No entrenar más, entrenar mejor. Queremos que te adaptes a la idea de ser uno de nosotros.

—¿Podré salir en misiones entonces?

—Tan pronto como estés preparado.

—¿Cuánto tiempo implica eso?

—Todo el que haga falta.

El cuarto estaba sumido en la penumbra, mucho menos iluminado de lo habitual, y Baekhyun rezó para que aquello disimulara la expresión que debía tener en la cara en aquel mismo instante. No formuló en alto la pregunta que luchaba por salir de entre sus labios, pero aún así pudo sentirla, silenciosa, en el aire, como un peso muerto entre Suho, Kyungsoo y él.

“¿Y qué ocurre si nunca lo consigo? ¿Qué pasa si no me logro adaptar?”

—Eres el Reminiscente que todos habíamos estado esperando —intervino, finalmente, Kyungsoo, cuando el silencio se había hecho tan espeso que Baekhyun casi podía sentirlo arremolinándose en torno a sus hombros, ahogándolo—. Tal vez deberías pensar en ello y poner un poco más de tu parte.

El chico resopló y asintió, frustrado, y Suho le dirigió otra de sus miradas de padre preocupado.

—Retomarás tu entrenamiento mañana —indicó—. Aumentaremos la intensidad, si consideras que quieres estar preparado antes y crees que puedes aguantar el ritmo —Baekhyun asintió, casi sin pensar, y Suho echó la silla hacia atrás y se levantó—. Estamos intentando hacer lo mejor para todos, y Kyungsoo quizás esté siendo algo brusco, pero tiene razón en que tal vez deberías esforzarte algo más. Te he dicho que no quiero darte una orden directa, pero este es mi último aviso: de ser tú, yo no volvería a salir de este edificio sin habernos dado parte, y mucho menos sin un escolta. Eso es todo.

Las palabras tardaron un poco en tomar forma, adquirir un sentido dentro de su cabeza, y Baekhyun se sintió casi mareado cuando, por fin, comprendió del todo lo que estaba ocurriendo. Puede que aquello no hubiera sido una prohibición directa, pero en el fondo había sido una prohibición. Los Reminiscentes nunca desobedecían; una orden directa en su contra probablemente indicara que ni Chanyeol ni Luhan volverían a ayudarlo a huir, y aquello sería lo que ocurriría si se escapaba una sola vez más.

Jamás en su vida se había sentido tan incomprendido ni tan solo.

—Muy bien —murmuró, sin esperar a que Suho le diera permiso explícito para marcharse para levantarse, dar media vuelta y salir de la habitación, deteniéndose un segundo frente al ascensor antes de apretar los puños y prácticamente echar a correr hacia las escaleras de emergencia. Sabía que los Reminiscentes estaban defendiendo su punto de vista, y que probablemente su propia actitud tuviera bastante de infantil, pero en lo único en lo que podía pensar en esos instantes era en que toda aquella situación era tan injusta que quería gritar, y en que necesitaba estar solo, aunque sólo fuera un rato.

La ráfaga de viento que lo golpeó cuando salió a la terraza en el tejado del hotel casi pareció fría por un instante, y Baekhyun cerró los ojos, sintiendo cómo el aire le revolvía el cabello, le pegaba la camisa azul que llevaba contra la piel. Sobre él, la Rueda giraba lenta, como siempre, llenando el cielo oscuro de luz blanca y retazos perdidos de polvo de estrellas. Mientras estaba en la reunión el cielo se había cubierto, y la enorme espiral de luz estaba semioculta tras un remolino de nubes grises, que la hacían parecer mucho más lejana y más pequeña de lo habitual. Baekhyun estaba empezando a acostumbrarse a verla sobre su cabeza, como un recordatorio impresionante y constante de su presencia en aquel mundo, y una vez hubo recuperado el aliento tras su carrera escaleras arriba, echó a andar hacia el muro que delimitaba la azotea del hotel con lentitud, apoyándose en él con un suspiro.

—Esto es ridículo —murmuró, inclinando la cabeza para observar cómo la vida en la ciudad a sus pies seguía, en otro plano, más allá del hotel y de Reminiscencia. Era tarde, un día entre semana, y el tráfico iba disminuyendo por minutos, conforme la gente regresaba a sus casas y se preparaba para cenar y dormir, seguir con sus vidas sin ser conscientes de que él los observaba sin poder hacerse oír o tocar. Desde aquella distancia, parecían poco más que hormigas, criaturas diminutas en un ajetreado universo ajeno al suyo—. Yo sólo quiero poder hacer algo. Solamente necesito…

Las siguientes palabras murieron en su garganta, ocultas como un secreto, y el chico hundió la cabeza entre los brazos, observando el mundo a sus pies con el pulso todavía martilleándole en las venas. No sabía si estaba decepcionado, frustrado o enfadado, y si esa furia iba dirigida contra la injusticia de todo aquello, contra los otros Reminiscentes o contra sí mismo.

Quería hacer muchas cosas, después de todo; quería ayudar a Sehun, pero si se paraba a pensarlo no parecía estar haciendo nada de provecho. Sólo dar vueltas de un lado a otro, tambaleándose como un niño perdido, y tenía la impresión de estar perdiendo el tiempo cuando tiempo era precisamente lo que no tenía.

—Debería tener un plan, ¿no? Debería…

Sacudiendo la cabeza, Baekhyun echó un último vistazo a la Rueda sobre él y, separándose del muro, dio media vuelta. Había planeado volver a su habitación sin más, tumbarse sobre la cama de su cuarto a medio decorar hasta quedarse dormido y madrugar para el entrenamiento de la mañana siguiente, pero lo que vio lo hizo pararse donde estaba, con las cejas arqueadas y los labios entreabiertos, sin saber muy bien qué hacer.

Al subir al tejado, había caminado directamente desde la puerta de metal de la salida hasta el muro que bordeaba toda la superficie, sin mirar a los lados, sin echar la vista atrás. Había estado alterado – seguía estando alterado– y no se había preocupado por nada que no fuera recuperar la calma, refugiarse en una burbuja de soledad, aunque fuera momentánea. Por eso mismo, quizás, no había tenido en cuenta su entorno y no se había dado cuenta de que, a pesar de todo, tenía compañía.

Había otra figura humana en el tejado, sentada en el suelo y con la espalda apoyada contra la pared junto a la puerta de salida a la azotea. Tenía la cabeza baja, las rodillas flexionadas y el flequillo oscuro sobre la frente, cubriéndole en parte los ojos cerrados. Y quizás Baekhyun debería haberse sorprendido, tal vez debería haberse sentido sobresaltado por el hecho de haber estado compartiendo espacio con alguien más sin haberse dado cuenta de que estaba allí, pero todo lo que percibió fue aquella ya característica oleada de culpa, un pequeño nudo en la garganta y un aumento casi imperceptible del pulso en su pecho cuando lo llamó, tentativamente.

—¿Chanyeol?

El otro Reminiscente debía de estar dormido – era tarde, creía – porque ni siquiera reaccionó. En su momento, le había dicho a Baekhyun que la azotea era su lugar secreto, una especie de santuario al que no subía nadie más, y el chico se sintió como un intruso por subir allí sin avisar, por no estarse marchando al descubrir que no estaba solo. Por estarlo mirando allí, mientras dormía, con el rostro iluminado por la luz pálida de la luna y la Rueda tras las nubes, y no saber muy bien cómo reaccionar.

Debería despertarlo, tal vez, y con esa idea se acercó tras meditarlo un rato, acuclillándose frente a él tratando de no hacer ruido. Chanyeol parecía totalmente relajado, con un brazo laxo apoyado sobre sus rodillas flexionadas y la cabeza echada hacia delante y prácticamente contra el hombro izquierdo. Tenía los párpados suavemente cerrados, la piel del rostro convertida en un juego de luces y sombras en gris, blanco y plata, y una expresión tan pacífica que parecía joven, muy joven, incluso más que Baekhyun.

“¿Cuántos años tendría?” se preguntó el chico. “¿Cuántos años tendría cuando murió, o cuando le ocurriera lo que quiera que le pasó para hacerse esa cicatriz que tiene?”

Era la misma pregunta de siempre, una que no se atrevía a formular en alto y para la que no tenía respuesta, pero allí, en la oscuridad de la noche, se sintió temblar. Chanyeol, ajeno a él, seguía completamente inmóvil, vestido con una camisa de cuadros negros y azul eléctrico sobre una camiseta oscura, y de nuevo su mera presencia parecía ser menos gris que el universo muerto a su alrededor, como una chispa de fuego entre las cenizas. Puede que aquello se debiera a que el poder del otro Reminiscente fueran precisamente las llamas, o quizás solamente a la percepción de Baekhyun, pero los retazos de piel que se adivinaban bajo su ropa y aquel rostro apacible bajo el flequillo oscuro parecían irradiar calor, una especie de tibieza indescriptible, y Baekhyun se encontró mordiéndose el labio y extendiendo los dedos, preguntándose si sería impropio apartarle el cabello de la frente – si era normal querer hacer algo así, o si lo era sentirse cohibido con sólo pensar en ello.

—Por favor, no pienses mal de mí —susurró, acercando los dedos un poco más, sin saber si estaba hablando de su situación actual en general, escapadas a la universidad incluidas, o del hecho de que estaba a punto de rozarle el flequillo con los dedos, no por primera vez pero sí de un modo mucho más íntimo que nada que hubiera hecho antes.

No se dio cuenta hasta una décima de segundo después de que sus palabras habían desencadenado una reacción, y de que los ojos que antes habían estado cerrados ahora estaban muy abiertos, muy brillantes y clavados directamente en él.

—¿Baek? ¿Qué haces?

La mano se le congeló en el aire y el chico parpadeó una vez, dos. Chanyeol, sentado en la misma postura de antes, miró primero sus dedos extendidos y luego lo observó a él. Si Baekhyun conservaba alguna esperanza de que no se diera cuenta de lo que había estado a punto de hacer, ésta se disolvió en una nube de humo cuando los labios de su acompañante se curvaron en una sonrisita divertida.

¿En qué demonios había estado pensando?

—¿Ibas a apartarme el pelo de la cara? —por si aquello no fuera suficientemente ridículo, a Chanyeol se le ocurrió preguntar en alto, y Baekhyun estuvo a punto de caerse de culo al suelo—. ¿Mientras estaba descansando? Aw, Baek, eres un encanto.

El interpelado se levantó casi de un brinco.

—Iba a despertarte —prácticamente graznó—. Es tarde. Creí que estarías mejor durmiendo en tu cuarto que aquí.

Por el modo en el que sonrió, Chanyeol no parecía creer ni una sola palabra de lo que acababa de decir, pero en lugar de extrañado por su comportamiento casi daba la impresión de estar ilusionado al respecto. Ilusionado y divertido. Y Baekhyun no sabía si aquello era bueno o no.

—Vengo aquí a veces a descansar, aunque sea tarde —gracias al cielo, Chanyeol decidió no continuar con la discusión previa y cambió de tema, sonriéndole mientras se ponía en pie y se estiraba, como una de aquellas crías de animal de los documentales que eran todo piel y huesos—. Es relajante después de un día muy largo. Pienso mucho, demasiado, si me quedo en mi cuarto, a oscuras. Al menos aquí puedo observar el cielo y desconectar.

Baekhyun se mordió el labio y asintió con aire resignado, volviendo a recordar, muy a su pesar, la razón que lo había traído a la azotea en primer lugar. El tono de reproche de Kyungsoo, las miradas de padre decepcionado de Suho. La sensación de impotencia cada vez que volvía de la universidad, el miedo a que los Reminiscentes le prohibieran volver a salir. La culpa cada vez que recordaba al propio Chanyeol cubriéndolo para que fuera a despedirse de su antigua vida cuando él, con Sehun viéndolo y hablando con él, no podía decir adiós.

—Es bueno desconectar a veces —admitió, desandando el camino que había recorrido antes para volver  a detenerse junto al muro al borde de la azotea. Chanyeol tomó aire, como si dudara.

—¿Suho ha sido muy duro contigo? —preguntó finalmente.

Lo sabía, claro. Sabía que su líder lo había reñido; probablemente el mismo Suho hubiese ido a su cuarto a preguntarle por él.

—Parecía decepcionado —admitió—, aunque creo que el que me odia es Kyungsoo.

—Kyungsoo es duro con todo el mundo. Conmigo, contigo, consigo mismo. Tiene que entrenarte y quiere resultados, no se lo tengas en cuenta.

—Creía que nos gustaba hacer chistes sobre él, no defenderlo —murmuró Baekhyun.

—Podemos volver a imaginárnoslo con bigudíes, si eso ayuda.

No estaba de humor, pero aún así el chico se rió, una carcajada suave que pareció disolverse en el cielo oscuro que se extendía ante él. Los dedos de su mano derecha rozaron el cemento helado del muro bajo su piel, aquella superficie ancha y áspera, cincuenta centímetros de hormigón que lo separaban de treinta pisos de caída libre.

—¿Qué pasa si nunca mejoro? —preguntó, sin saber si estaba hablando para Chanyeol o si se estaba formulando a sí mismo, en alto, la pregunta que no había tenido el valor de hacer en la reunión con Suho y Kyungsoo—. ¿Qué ocurre si Reminiscencia no es lo mío y mis poderes nunca crecen? ¿Qué pasa si no puedo ayudar a Sehun, ni a ti, ni a mí mismo, ni a nadie?

Chanyeol se movió, a su espalda, y Baekhyun colocó su otra mano sobre el poyete, pensó en darse impulso y lo hizo, alzando los pies del suelo, arrodillándose sobre el muro, cerca del borde exterior, y mirando hacia el mundo diminuto que había abajo.

—No pienses eso —la voz de Chanyeol fue firme primero, pero se suavizó al ver que Baekhyun volvía a moverse, que se estaba incorporando y se había puesto en pie, azotado salvajemente por el viento en la azotea. Se convirtió en un murmullo inquieto cuando habló, cuestionando—. ¿Qué haces?

—¿Qué ocurriría si salto desde aquí, desde el tejado hasta el suelo? ¿Moriría?

La pregunta había llegado movida por alguna especie de curiosidad macabra y, a pesar de hallarse de pie sobre el muro, a escasos metros del vacío, Baekhyun no había tenido intención alguna de saltar. Chanyeol, sin embargo, pareció genuinamente alarmado, de un modo que logró que los ojos se le abrieran como platos al escucharlo y que lo hizo gesticular como un demente al acercarse a él.

—¿Qué? ¡Sí! Técnicamente estás vivo en Reminiscencia, ¡una caída de treinta pisos te mataría del todo! No hagas el tonto.

Baekhyun iba a decir que había estado bromeando, pero Chanyeol llegó hasta él antes de que pudiera siquiera abrir la boca, y en menos de un segundo estaba aferrándolo por una manga y tirando de él hacia sí, obligándolo a saltar al suelo y regresar a la zona segura de la azotea. La inercia hizo que la nariz de Baekhyun golpeara contra su hombro, que el chico pudiera sentir por un momento el calor de su piel tras la ropa.

—No iba a saltar —murmuró, sabiendo que lo más correcto habría sido apartarse, pero sin poder reunir la fuerza de voluntad para hacerlo. Necesitaba calor humano, necesitaba contacto, y ni el entrenamiento constante ni las reuniones con Suho y Kyungsoo iban a dárselo. Ni siquiera las visitas a Sehun podían garantizarle algo así, porque los dedos de los seres vivos no podían tocarlo. Tal vez, de haber cerrado los ojos, podría haber llegado a imaginar que la mano que estaba ahora sobre su hombro era la de Sehun, pero la expresión preocupada en el rostro de Chanyeol parecía estar grabada incluso tras sus párpados, imborrable—. Sólo me lo preguntaba. Es sólo… una de tantas preguntas, ya sabes. Es todo lo que tengo últimamente.

—No hagas el tonto —repitió Chanyeol, y Baekhyun pudo sentirlo suspirar, llenar los pulmones de aire y dejarlo salir, todo de una vez. Finalmente fue el mismo Chanyeol quien se apartó, rozándole el hombro con los dedos antes de soltarlo—. Has estado… Raro estos días. Creí que últimamente habías empezado a acostumbrarte.

Estoy acostumbrándome.

—Supongo que sí. Has mejorado desde que llegaste —Chanyeol se mordió el labio, meditando sus palabras, y Baekhyun lo observó en silencio, sintiendo cómo la tensión le hacía enderezar la espalda, lo sumía en un estado de alerta que no era lo común cuando hablaban los dos. Al otro Reminiscente no le gustaba decirle cosas malas, pero Baekhyun casi podía escuchar a su cerebro trabajar, escogiendo el mejor modo de decirle algo que no era bueno de un modo en el que quedara claro—. Suho está preocupado por ti —añadió finalmente—, y yo también.

—¿Preocupados por mí? ¿Por qué?

—Suho tendrá sus propios motivos, te dije que se enfadaría si desobedecías, pero yo… Acepté encubrirte para que pudieras ir a despedirte a la universidad, pero no me da la impresión de que te estés escapando para decir adiós, y ya te dije que no creo que puedas seguir así.

La familiar sensación de culpa volvió a recorrerle las entrañas, haciendo que Baekhyun se quedase callado a pesar de ser consciente de que tenía que hablar. Chanyeol seguía delante de él, balanceándose sobre sus propios pies, con las manos en los bolsillos y el labio inferior aún atrapado entre los dientes. La luz de la Rueda se le reflejaba sobre el pelo oscuro, cubriéndole la cabeza de ondas tenues de blanco y plata.

A grandes rasgos, el otro chico le estaba diciendo que, de seguir así, él no podría ayudarlo más, y si Chanyeol no lo ayudaba, Baekhyun no sabía qué iba a hacer a partir de entonces.

Kyungsoo lo había acusado de estarse aprovechando de él, pero la situación no era así en absoluto. Baekhyun había dicho la verdad al afirmar que Chanyeol era lo más parecido que tenía en aquel mundo a un amigo. Luhan y él. Quizás eso implicaba, en el fondo, que él no tenía que cargar con el peso de todo aquello solo.

—Chanyeol, oye —comenzó, y hubo algo en el modo en el que pronunció su nombre que hizo que el otro chico alzara la cabeza y lo mirara con los ojos entornados, esperando—. Puedo… ¿Dirías que puedo confiar en ti?

El interpelado pareció casi sobresaltado.

—Baekhyun, ¿por qué…?

—¿Puedo?

—Sabes que sí. Siempre puedes. ¿Qué pasa?

Baekhyun tomó aire, buscando las palabras apropiadas. Después de la reunión, estaba seguro de que Suho no sabía aquello, de que muy probablemente ni siquiera Luhan se hubiera enterado. Era su secreto, su única esperanza, y una parte de él quería mantenerlo como algo suyo para siempre, disfrutar de sus reuniones con Sehun sin arrastrarlo aún más hacia aquel futuro en el que estaba marcado por la Rueda e iba a convertirse en alguien como él, pero también sabía que no podría hacer nada para intentar ayudarlo si no lo hacía ya.

—¿Qué me dirías si te digo que ha podido verme un ser vivo? Tal y como estoy ahora. Verme. Hablar conmigo. Alguien del otro plano.

—¿Has conseguido materializarte? —Chanyeol habló con el ceño fruncido tras un instante, pensando, como si no entendiera, y Baekhyun negó con la cabeza.

—Sigo sin poder materializarme, creo. Si salgo fuera nadie más sabe que estoy allí, pero esto es distinto. La primera vez que ocurrió, estaba en mitad de una habitación llena de gente y sólo pudo verme una persona. Ha pasado más veces, y no entiendo por qué ocurre, pero tiene que ser importante. Hay alguien que puede verme, ¿entiendes? Y no me lo estoy inventado: he hablado con él, horas enteras. No puede tocarme, pero me ve y me escucha. Es la única persona dentro del mundo de los vivos para quien soy real.

Chanyeol no dijo nada durante unos instantes y simplemente lo miró, de arriba a abajo. Parecía confuso, alarmado, con el rostro contraído en un rictus entre serio y preocupado que no era del todo natural en él.

—No lo entiendo —murmuró, atropellándose—. ¿Dices que una persona te ha visto más de una vez? ¿Dónde ha sido? ¿Cómo ha pasado? ¿Quién…?

—Sehun, en la universidad. Cuando fui a verlo, después de que hablásemos tú y yo. Fui a donde estaba, durante la hora de la comida, y me quedé parado delante de él en un comedor lleno de gente. Y nadie más podía verme, pero él lo hizo.

Baekhyun casi pudo ver cómo la tensión se acumulaba en la postura de Chanyeol de modo instantáneo. Durante la mayoría del tiempo, su interlocutor era el chiquillo perdido, el chico que coleccionaba estrellas fosforescentes y que no parecía encajar del todo en ninguna parte, hasta el punto de que Baekhyun a veces olvidaba que llevaba en aquel mundo años, que podía generar fuego y había sido entrenado para luchar. Los Reminiscentes habían sido adiestrados para ser guerreros, todos y cada uno de ellos, y Chanyeol acababa de entrar en modo de alerta.

—¿Sehun? —repitió—. ¿Me estás diciendo que cuando te escapabas a la universidad estos últimos días era para hablar con Oh Sehun? Eso no… Ya te dije que es imposible, eso no puede ser. Desafía todas las reglas que nos enseñan, no es…

No había vuelta atrás, y Baekhyun tomó aire.

—Es verdad, te lo juro. No te mentiría con algo así.

El viento seguía soplando, sin tregua, y Chanyeol se apartó un mechón de pelo negro de la frente enredándose la mano derecha en el cabello. Habría parecido adorable, atractivo incluso, de no estar el chico tan serio y Baekhyun tan alterado.

—¿Sabes por qué? ¿Él ha hecho o dicho algo que…?

—Nunca, no —Baekhyun negó con la cabeza—. Él no sabe nada. Se asustó al principio, al darse cuenta de que era el único que podía verme. Yo tampoco sé explicar por qué está pasando todo esto, pero ahora que lo pienso… ¿Tal vez Sehun y yo estemos conectados de alguna manera? La Rueda nos marcó a los dos, ¿no? Tal vez él y yo…

—No —Chanyeol respondió de modo casi instantáneo, y Baekhyun dio un respingo, empezando a arrepentirse de su decisión. El otro chico no parecía enfadado con él, pero sí molesto por algo. Molesto e incómodo y cada vez más tenso—. ¿Por qué ibais a estar conectados? No hay razón. Hay algo en todo esto que no está bien, no lo entiendo. Sé que la Rueda no está en buen estado, pero las reglas de Reminiscencia dicen que…

—¿No habéis dicho todos siempre que cada Reminiscente es un mundo? —lo interrumpió Baekhyun—. Si es normal que mis poderes estén tardando en despertar, puede que también sea normal que Sehun y yo estemos vinculados de alguna manera. Él está marcado, en parte está ya incluido en este mundo.

—Pero no pudo verte antes, cuando yo fui contigo —Chanyeol retrocedió hasta apoyar la espalda en la pared, alzó los ojos hacia la espiral de luz sobre su cabeza—. La Rueda hace lo que quiere, pero esto no es normal. Llevas semanas escapándote y esto es grave. Tendrías que habérnoslo dicho. Y no a mí, a Suho. A todos.

Baekhyun intentó mantener la calma, pero algo en su interior se sintió agravado, atacado por aquellas palabras. Había esperado muchos tipos de reacciones, incluyendo enfado por parte de Chanyeol, pero no una así.

—Yo sólo quería hablar con Sehun. No me habríais dejado hacerlo si os contaba que podía verlo. Estoy seguro de que Suho y Kyungsoo me habrían encerrado. Me habrían quitado esto.

Chanyeol volvió a pasarse la mano por el pelo, cerró los ojos y tomó aire.

—Pues claro que… ¿Qué es lo que le has contado? A ese chico. ¿Qué le has dicho de ti y de este mundo? ¿Le has contado algo?

Baekhyun pudo verse a sí mismo hablando con Sehun en la universidad, quejándose de su entrenamiento, y de Kyungsoo, explicando que Reminiscencia era siempre gris. Por cómo se le endureció la expresión, Chanyeol pareció leer en su cara lo que había hecho, y estaba claro que no se sentía muy contento al respecto.

—Estoy solo —trató de protestar Baekhyun—. Quería hablar con alguien.

—Podías haber hablado conmigo —murmuró Chanyeol, en voz tan baja que Baekhyun no habría podido oírlo de no haber ningún otro sonido a su alrededor. Parecía más consternado que enfadado con él—. ¿Por qué has arriesgado tanto para ir a verlo? Hay cosas que no cuadran, todo esto podría ser alguna clase de trampa. Como Reminiscente tu presencia aquí es valiosa y no podemos protegerte si actúas así, tendrías que haber…

—Sehun representa mi vida, Chanyeol —lo interrumpió Baekhyun en un murmullo, y el otro chico bajó la cabeza y lo miró, con unos ojos muy negros y muy redondos, con aquella expresión suya de perrito apaleado que lo hacía sentir tan culpable—. Sé que dije que me despediría, pero no podía hacerlo al ver que puede verme. Sigo sin poder.

El otro Reminiscente negó con la cabeza, despacio, separó los labios como si dudara qué decir – o cómo – pero cuando fue a hablar lo hizo con firmeza.

—No entiendo lo que está ocurriendo, pero todo esto me huele muy mal. Hay que contárselo a Suho ahora mismo.

Baekhyun sintió que se quedaba sin aire.

—¿Qué? —musitó—. ¡No! Si Sehun quisiera hacerme algo malo lo habría hecho ya. No sabe nada ¡No necesito que se lo cuentes a Suho, sino que me ayudes a investigar qué está pasando!

—Ayudarte es lo que intento hacer, Baek. Lo siento.

Chanyeol parecía más que dispuesto a marcharse escaleras abajo, directo al despacho de su líder, y estaba en proceso de hacerlo – separándose de la pared, caminando hacia la puerta – cuando Baekhyun reaccionó. Recordaba a Kyungsoo, reprochándole que Chanyeol parecía más dispuesto a ignorar las normas y buscarse problemas cuando él se lo pedía, así que ignoró los remordimientos y se aferró a la manga de su sudadera, tan desesperado como para mandar su orgullo al infierno y rogar, por primera vez desde que había llegado allí.

—Por favor, no se lo digas. No todavía. Por favor.

Hubo algo, un brillo que duró un segundo en los ojos de Chanyeol antes de desvanecerse, un instante de esperanza que se esfumó en la nada cuando el otro chico le cubrió la mano con la suya con suavidad para hacerle soltarlo.

—Baekhyun…

—Juro que no te volveré a pedir nada, pero no me delates. Dame un par de días, sólo un poco de tiempo.

—Baekhyun, lo que me has contado no es normal, y los que estamos aquí somos un equipo. Si dependiera de mí, yo… Pero hay que informar si hay anomalías. Tenemos que decírselo a Suho, y tenemos que decírselo ya.

Por un momento, Baekhyun se sintió tentado a perder cualquier resto de dignidad y rogar una vez, y otra más, hasta que Chanyeol cediera, pero un único vistazo al otro chico le bastó para saber que no tenía nada que hacer, que Chanyeol podría ser su cómplice en muchas cosas, pero nunca en algo como aquello. Lo único que lograría insistiendo sería hacerlo sentir mal mientras hablaba con Suho, y aumentar su propia culpabilidad en el proceso.

Lo cual no quería decir que él fuera a resignarse tan fácilmente.

—Muy bien —dijo, apretando los puños y tomando aire. Chanyeol reaccionó arqueando las cejas y extendiendo una mano hacia él, como si no pudiera creer que alguien como Baekhyun cediera de un modo tan sencillo—. Eres un Reminiscente ante todo. Es lo que has escogido. Lo entiendo.

Chanyeol titubeó un momento.

Baekhyun.

—Entiendo tu postura, ¿sabes? Y quizás yo actuaría igual de ser tú. Haz lo que creas conveniente —murmuró él—. Y yo haré lo que me parezca conveniente a mí.

Notas finales:

Esto es todo por ahora <3 Gracias a todos los que lo habéis leído, perdón por la espera otra vez, y espero que os haya gustado :D

Como de costumbre, sabéis que si tenéis preguntas podéis pasaros por ---> http://ask.fm/rust_and_stardust

o podéis hablarme directamente por twitter en @sodonewithyeol

o podéis pasaros por mi lj para leer los fics chanbaek que sólo tengo publicados allí en http://arias-of-snow.livejournal.com/

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dicho esto, la próxima actualización llegará (espero) en un par de semanas, así que sed pacientes por mí, y nos leemos en el próximo capítulo :D


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