Labio partido, férula en el pie derecho –culpa de un esguince–, moretones en el rostro y brazos. ¿No podía estar mejor, cierto? Se veía de la mierda.
Tao se removió incómodo y dolido, la anestesia comenzaba a dejar su cuerpo. Se levantó apoyando su espalda en respaldo de la camilla. Miro hacia la ventana para luego situar su mirada hasta un lado de la habitación.
Dio un respingo, asustado. Su abuelo se encontraba en uno de los sillones observándolo fijamente.
— Despertaste —. Dijo el hombre levantándose.
— ¿Abuelo? ¿Cómo supiste que estaba aquí? —. Pregunto aún soñoliento.
— Fui a la casa para avisarte sobre algo pero no te encontré, cosa que te tengo que reclamar — Soltó un suspiro frustrado —. El punto es que revise el teléfono y había un mensaje de un chico avisando que estabas aquí.
— Gracias por ven...
— Te dije que no podías salir —. Reclamo interrumpiéndolo.
— Lose abuelo pero...
— ¡NADA DE PEROS! —. Grito.
Tao se encogió.
— Lo volviste hacer.... ¿Qué te costaba hacerme caso? —. Lo miro con decepción.
Reproche.
Su abuelo no hacía nada más que reprocharle.
— No, no lo hice yo salí para defender a Soo pero ellos me golpearon sólo ¡Mírame!
— ¿Por qué crees que puedes defenderlos? ¿Crees que por saber wushu puedes hacerlo? — Pauso tratando de contener su enojó —. ¡Si hubieras hecho caso no estarías así!
— Lo siento abuelo —. Se disculpó agachando la mirada.
— ¡Debes de comprender Zi Tao! —. Repitió.
Al Panda se le aguadaron los ojos, odiaba discutir. El hombre lo miro sintiendo que había sido muy duro viendo su estado.
— Discúlpame… es sólo que estos días están llenos de frustración y problemas —. Se excusó.
— ¿Ah que te refieres? —. Pregunto curioso.
— De eso quería hablar... Tu abuela se enfermo y está internada —. Respondió triste.
— ¿Eh? ¡P-pero ella estaba tomando los medicamentos! —. Se preocupó.
— No sé qué fue lo que falló Tao — Froto su sien —. Tendré que quedarme con ella... lo que significa que también estaré las noches en el hospital.
— ¿Noches? ¿E-estaré sólo en casa estos días? —. Lo último que quería era estar sólo.
— Lo siento... Puedes hacer que un amigo te acompañe o si quieres quedarte con alguno —. Ofreció.
— Gracias —. Murmuro, no podía ser una carga o ir a molestar a casa de alguien.
— La enferma dijo que ya puedo llevarte a casa y también me dieron unos medicamentos —. Apunto hacia el sillón señalando la pequeña bolsa blanca llena de medicinas.
— ¿Cuánto tiempo llevo aquí?
— Ya es jueves tu cuerpo ya descansó lo suficiente ¡Vamos! te subiré en la silla de ruedas.
— P-pero — Todavía había dolor al moverse —. E-está bien.
Su abuelo lo ayudo a sentarse sobre la silla de ruedas. Tao ahogo un gritito de dolor cuando su espalda tronó a causa de no haberse movido durante esos días.
Salieron de la habitación dirigiéndose a la salida.
— Abuelo... Espero que la abuela este bien —. Trago saliva nervioso.
— Yo también —. Masculló.
Cuando llegaron a casa el mayor puso a Tao en el sillón ya que la silla de ruedas no podría andar hasta arriba.
— Emm... Bueno nos vemos.
— A-adiós...
La puerta se cerró luego de unos segundos. Tao pensó en llamar a Kyungsoo para preguntar como estaba, el chico se había ido la noche anterior. Dudoso decidió prender el televisor "Tal vez este descansando".
Alrededor de las 10:00 PM el timbre sonó. Tao casi se atraganta con las frituras que su abuelo le había dejado antes de irse.
— ¿Q-quién es? —. Grito al escuchar como la puerta se abría.
Temeroso se cubrió con su manta al escuchar pasos acercándose a él.
— ¡Aléjate de mí! ¡Ya tengo suficiente! —. Una mano destapo su cuerpo.
Sehun se encontró con el pelinegro temblando y cubriéndose el rostro con las manos.
— ¿Tao? —. Sehun río al verlo en esa posición.
El chico abrió los ojos lentamente.
— ¡Diablos! ¡Me asustaste! —. Acuso.
— Tranquilo — Sacudió su cabello —. Dije que los cuidaría ¿No?
— Gracias Sehun pero... ¿Qué haces aquí?
— Te acabo de decir que te cuidaría.
— ¿Eh? —. Balbuceo.
— ¡Hey! ¿Por qué tenias la puerta sin botón? ¿Qué abría pasado si no hubiera sido yo? —. Le regaño.
— Lo siento... —. Aparto la mirada avergonzado.
— Antes de que hablaras con tu abuelo el hablo conmigo y me contó todo, así que te cuidaré hasta que regrese...Espero que tu abuela se recupere.
— Gracias —. Entristeció.
Sehun lo noto de inmediato.
— Hay que darte tus medicamentos y si quieres después vemos una película para dormir —. Dijo tratando de animarlo.
— ¡¿Dormir?! ¿Vas a dormir aquí? —. Sus ojos se abrieron exaltados.
Parecía un Kyungsoo asustado.
— Pues sí, tu abuelo me dijo y yo acepte —. Frunció el ceño.
— E-está bien —. Sus mejillas tomaron un color rosa fuerte.
Sehun sonrió.
— Bien primero las pastillas —. Dio media vuelta hacia la cocina para tomar un vaso de agua.
Regreso para abrir la bolsa con medicamentos preparando todo.
Mientras Sehun tomaba y movía cosas, Tao no podía dejar de pensar.
"¿Dormirá junto a mi?" "¿Se sentara junto a mi?" "¿Cuidara de mi?" "¿Rodeara mi cuello con su brazo viendo la película?"
Esto y miles de preguntas más llenaban su mente.
Desde hace tiempo Tao lo tenía bien claro. No tenía atracción alguna hacía las mujeres. En realidad le atraían los hombres. Y aunque quisiera decírselo a su abuela, no podía. Así que solo se lo dijo a Kyungsoo y Lay sabiendo que ellos jamás lo juzgarían o rechazarían.
Al fin y al cabo eran sus sentimientos, su corazón y su decisión.
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Exactamente iban cuatro días en los que Sehun cuidaba de Tao. Su abuelo llegaba muy temprano en la mañana tomaba un baño y se marchaba de nuevo al hospital, al parecer la abuela se estaba recuperando. Si no fuera por el castaño que pasaba los días con él, se sentiría completamente solo. Ansiaba que su pequeña abuela regresara a casa, pero también quería seguir pasando tiempo con Sehun. Era todo un dilema.
Tao no sabía cómo llamar a ese “sentimiento” que le llenaba el corazón cada vez que Sehun le preguntaba si se sentía bien o si necesitaba algo. Y ni hablar cuando el chico aplicaba árnica en sus heridas ya que se ofrecía, todos los tonos de rojo existentes aparecían en sus mejillas.
Tal vez fuera… ¿Amor?
No lo sabía.
Y en realidad nunca se había llegado a enamorar, claro aunque sentía la atracción pero nada más. Sin embargo la atención de Sehun hacia él, no era la misma que le ponía a Kyungsoo. Era diferente y cualquiera que los mirara juntos se daría cuenta.
Fue una tarde de domingo cuando por fin se dio cuenta. No podía negarlo o darle más vueltas. Le gustaba Sehun, así de fácil. Y tenía miedo porque qué tal si solo fuera cariño de amigos o solamente se estaba preocupando. El rechazo sinceramente lo aterraba y se entendía ya que no tenían mucho de conocerse.
Cuando por fin se decidió el timbre sonó.
Esperaría para hablar con Kyungsoo, el podría aclarar sus dudas y calmar sus miedos.
Se levanto para comenzar a caminar o más bien brincar hacia la puerta. Todavía se miraba un tanto golpeado, pero se sentía bien así que el lunes volvería a la escuela.
Abrió la puerta encontrándose con el culpable de sus miedos y dudas.
— Sehun — Esbozó una sonrisa — Pasa —. Se movió a un lado permitiéndole pasar.
El castaño le devolvió la sonrisa entrando.
— Eh Tao yo esto… — Lo miro — Te traje algo —. Extendió sus manos entregándole una pequeña caja.
Tao ni siquiera noto la caja en sus manos. De nuevo se perdió mirándolo.
— Ah, gracias... ¿Qué es? —. Pregunto emocionado.
— Ábrelo —. Dijo.
— ¡Bien! —. Sehun ayudo al chico a sentarse para que pudiera abrir el presente.
Tao lo miro sonriente antes de abrirlo.
— ¡Un pastel! — Grito emocionado —. No tenias porque molestarte Sehun.
— Claro que tenia… es para celebrar que ya estas mejor.
— Gracias —. Se sonrojo.
¿Cómo no iba a gustarle?
— No hay de que —. Le guiño un ojo.
Sehun fue por un cuchillo y platos para comenzar a comer.
La tarde se les fue hablando, viendo películas y riendo como un par de locos.
El reloj marcaba las 6:00 PM cuando acabaron una película y una última rebanada de pastel de chocolate resaltaba en el plato de Tao.
Lo comió gustosamente mientras Sehun lo miraba burlón con una risita.
— ¿Q-que? —. Tartamudeo nervioso.
— ¿Eh? —. Soltó.
— ¿Porque te estás riendo? —. Pregunto en un tono falsamente molesto.
— Ah es solo que te manchaste de chocolate —. Río.
Tao tapo su boca avergonzado y sonrojado por milésima vez en ese día.
— Déjame ayudarte — Sehun tomo una servilleta de la mesita de noche frente a ellos —. Acércate.
Tomo al Panda del brazo acercándolo. Llevo la servilleta a la comisura de sus labios limpiando los restos de pastel. Sehun aparto el pedazo de papel sin dejar de mirar su boca. Tao sintió su corazón parar cuando noto como se acercaba mas a él.
"¡¿Me va a besar?!"
— S-sehun que est… —. Hablo pero inmediatamente fue callado por los labios del castaño.
Sehun movió sus labios lentamente, con cautela. Un beso lento y tierno.
Tao tardo unos segundos en responder al beso, aunque cuando lo hizo sintió una corriente en su estomagó. Se separo rápidamente dándose cuenta de algo.
Sehun lo miro extrañado.
Ese era su primer beso.
El castaño abrió la boca buscando disculparse por su repentina acción, pero Tao tomo sus mejillas estampando sus labios otra vez.
Fue entonces cuando Tao se dio cuenta de algo.
No solo le gustaba.
Tao se enamoro de Sehun.