Aquel día llego a su casa, preguntándose qué le esperaba dentro. Entrando a paso lento se encontró con su padre durmiendo cómodamente en el sofá, y no pudo evitar sentir asco. Tembló ligeramente al ver como el hombre comenzaba a despertarse, sin pensarlo dos veces corrió a su habitación. La misma rutina de todos los días.
Manos callosas sobre su cuerpo, una voz grave pidiéndole que guarde silencio, su cuerpo bañado en sudor y luego, promesas de que esa sería la última vez.
Ya no podía vivir así.
Zhang Yixing no lo soportaba.
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—No sabes lo cansado que estoy de esta mierda, mis padres piensan que aun dependo de ellos—. Suho gruño, segundos después de que su amigo tomara su llamada.
—Yo también te extraño JunMyeon.
—No soy tonto, no es como si el sexo tomara tanta responsabilidad.
—¿Sigues con eso?—chasqueo la lengua frustrado—. Deja esas cosas, habla de responsabilidad cuando no se te olviden nuestros asuntos.
—No empieces con tus reproches de nuevo Luhan—suspiro cansado—. Simplemente necesito ya sabes… un juguete.
—¿Un juguete huh? —repitió, mientras veía al mismo chico que llegaba tarde a clases caminando con dificultad—. Sabes que no me gusta como piensas, pero te tengo un trato.
—¿De qué hablas?—. cuestiono curioso.
—¿Quieres un juguete no? Digamos que conozco a alguien perfecto para lo que necesitas, aunque… quiero algo a cambio.
—¿Qué tienes en mente?
—Tendrás que llevarme a Corea y conmigo se viene tu nuevo juguete.
La risa de Suho resonó a través de la línea.
—¿Con que matando a dos pájaros de un tiro eh? Está bien, es un trato.
Luhan colgó, empezando a dirigirse hasta el distraído chico.
—Hola Yixing.
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Yixing no lo podía creer, no dejaba de recordar las palabras de Luhan. Parecía como si el cielo hubiera escuchado sus plegarias y por fin, alguien viniera a su ayuda.
“Hola Yixing”
“¿C-cómo sabes mi nombre?”
“Bueno estamos en el mismo salón y no es como si la gente no hablara de ti”
“¿H-hablan de mí?”
“Ya sabes, tu padre, tu…”
“¡E-eso no es v-verdad!”
“Vamos, estoy aquí para ayudarte”
“¿A q-qué te refieres?”
“Puedo ayudarte a salir de aquí”
Y él sabía que una oportunidad como esa no volvería a presentar, sin poner peros acepto. Solo le quedo esperar, y cuando llego el día se marchó. Dejo atrás a esa única persona que le arruino la vida, deseando comenzar una nueva.
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Yixing no sabía a donde estaba yendo, pero sinceramente no le importaba. Ahora estaba muy lejos de su padre y no había nada que pudiera hacerle daño. El taxi aparco en un lujoso edificio, al bajar Luhan lo guio hasta un apartamento. De este salió un chico rubio, con una sonrisa que transmitía infinita “confianza”.
—Yixing este es Suho, él se ofreció a dejarte quedar aquí.
—¿T-tú también te quedaras cierto?—. pregunto alarmado.
—Yo… me quedare con alguien más. No te preocupes estarás bien aquí ¿sí?
Yixing asintió, viendo como su nuevo compañero no le quitaba los ojos de encima. Luhan recibió una llamada, para después despedirse e irse por el mismo camino por el que había llegado.
—¿Quieres quedarte ahí afuera o piensas entrar? —. bromeo divertido Suho.
No se percató de un detalle hasta que el chico hizo una mueca tratando de encontrar una respuesta a lo que había dicho.
—¿Sabes coreano?
—U-un poco—. contesto, haciendo una seña con su mano.
—Ah… bueno pasa—se hizo a un lado, permitiéndole entrar—Como ya sabes te quedaras conmigo, mi nombre es Kim JunMyeon pero puedes decirme Suho—. extendió su mano como saludo.
—Zhang Yixing, ¿p-pero porque haces esto por mí? ni siquiera me conoces—tomo su mano, sintiendo un apretón antes de alejarla.
Suho río, el chico tenía un acento extraño.
—Luhan me conto un poco sobre ti, y le ofrecí que te quedaras conmigo ya que solo estoy yo aquí. No tienes por qué estar asustado, a mi lado todo estará bien ¿de acuerdo?
Yixing dudo en creer sus palabras, pero al final de cuentas estaba siendo muy gentil al dejarlo quedarse en su hogar. Asintió, confiando en él desde el primer día.
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El tiempo paso, dejando atrás todo aquello que alguna vez le hizo daño y en cambio, trajo alegría a sus días. Yixing no esperaba que JunMyeon fuera tan amable, le había dicho que cursaría su último año de secundaria junto a él en un caro colegio, al principio se negó pues ya eran demasiadas atenciones, pero solo basto con esa radiante sonrisa para que aceptara inmediatamente. Su coreano había mejorado, no era perfecto, pero lo dominaba un poco más.
Sin embargo, a medida que el tiempo pasaba, algo empezó a crecer en su interior. Esa bonita sonrisa, esos hermosos ojos, esa voz llamándole dulcemente. Su corazón palpitaba como loco cada vez que lo tenía cerca, le hablaba al oído o le daba los buenos días. Pensó que era solo agradecimiento, aprecio o… algo más.
“¿Amor?” Se preguntó una noche, en su vida nunca había sentido amor por alguien, ni siquiera por su familia. Su madre lo dejo a su suerte con su padre, así que “amor” no era exactamente lo que sentía por ellos.
“Así… ¿se siente?” Toco su pecho, notando como su pulso se aceleraba tan solo con pensar en él. Y es que no podía evitarlo, no podía negarlo, ni sacárselo de la cabeza.
Entonces comprendió. Su pulso acelerado, sus sonrojos, su sonrisa tonta que aseguraba tenía en esos momentos.
“Me gusta…”
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Yixing enfoco su mirada en tal persona por centésima vez esa noche, notando como esta no le prestaba ni la más mínima atención. Se imaginó que la pasaría con Suho toda la jodida fiesta, por eso se tomó la molestia de invitarlo ¿no?
“Yixing… ¿te gustaría ir a una fiesta esta noche?” le había dicho, y como no podía negarse, ni quería hacerlo, termino asintiendo para después ir a arreglarse. Se bañó, se perfumo y cambio. Ya listo, se dirigió entusiasmado a la fiesta con su “acompañante”.
Pero ahora… ahora estaba sentando sobre un sillón, bebiendo algo que suponía era cerveza. Bufo, solo bastaron cinco minutos para que Suho se marchara con sus amigos. Estaba a punto de apartar la vista cuando un chico no más alto que su enamorado se acercó y le paso “disimuladamente” una pequeña bolsa blanca, una vez que estuvo fuera de sus manos se alejó, como si nada hubiera pasado o alguien hubiera observado.
Ups.
“¿E-eso era…?” pensó, callando rápidamente sus pensamientos. Si eso era lo que había imaginado… ¿tendría algo de malo? Porque, por dios, estaba hablando del mismísimo JunMyeon y todo lo que él hacía era genial. Así que no, no tenía algo de malo, concluyo.
Suspiro, decidido a esperar a que alguien notara su presencia.
Una hora paso y ya no aguantaba. ¿Vino a una fiesta a hacer nada o qué? Fastidiado, se paró de golpe, dirigiéndose a la salida. Tomo la manija de la puerta y abrió, sintiendo como unas grandes manos no le permitían salir y lo llevaban repentinamente a una esquina.
—¿A dónde vas? —pregunto la voz—. ¿No te estas divirtiendo?
La respiración de Yixing se regularizo, reconociendo a esa voz.
—Bueno estar sentado en un sillón no es lo más divertido del mundo sabes—reprocho—. Voy a casa, tú puedes quedarte acá, tomare un taxi.
—No te vayas… quédate conmigo ¿sí?
—No.
Suho abrió los ojos sorprendido, no se esperaba esa respuesta. Pasaron más de tres horas para que se acordara de él.
—¿Por qué no? —. pregunto divertido, alzando sus manos y colocándolas sobre las caderas del castaño y soltando una ligera risa al ver el leve sonrojo del chico.
—P-pues… no conozco a nadie aquí y tu estas por ahí mientras que yo sol-
Suaves labios chocaron contra los suyos, haciéndolo abrir los ojos impactado. Se estaban… ¡¿besando?!
De pronto, se encontró subiendo inconscientemente sus manos al pecho de Suho, correspondiendo al contacto. Roces lentos, suaves, cálidos.
Y por primera vez, se vio sumergido en una nube flotante. Su corazón martilleaba más rápido de lo normal. Un calor abrazador lo lleno, y sintió como si no le faltara nada en el mundo.
Fue en ese mismo momento que creyó que nada, ni nadie podría hacerle daño otra vez. Siempre que tuviera a JunMyeon junto a él, nada le haría falta.
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Una mañana, mientras que la profesora explicaba, Yixing echo a volar su imaginación. Entre tantas cosas que pensar, su mente lo acabo llevando solo a una.
En como su vida había cambiado y que si tal vez, solo tal vez si su madre no lo hubiera abandonado, las cosas serían realmente diferentes. Tendría una familia, felicidad, un hogar…. amor.
Sacudió su cabeza llevando esos pensamientos lejos.
JunMyeon le ofrecía todo eso y más. Él era su nueva familia, él era su nuevo hogar, él era su felicidad y por supuesto… él era su primer amor.
No había pasado mucho para que se besaran nuevamente. Se había vuelto casi como una costumbre, y claro estaba que a Yixing no le disgustaba ni un poco. Sin embargo, si lo hacía tener dudas.
Eran… ¿novios?
Rápidamente una mueca adorno su rostro. No podía decir que eran novios porque Suho no había mencionado nada al respecto y el problema era que Yixing nunca tomaba la iniciativa.
“¿Qué hago?” preguntó al aire.
Después de miles de dudas y posibles soluciones la campana sonó. Salió del aula, caminando mientras buscaba al rubio de bonita sonrisa. Cuando lo tuvo en su campo de visión algo lo obligo a detenerse repentinamente.
Siempre lo mismo.
Tal joven entregando droga y desapareciendo al instante.
¿De verdad creía que nadie podía verlos? ¿O acaso Yixing llegaba en el momento menos indicado?
Aun recordaba el día en que caminaba a casa después de clases. Llego al apartamento y entro sin tocar, encontrándose con Suho inhalando droga con ese chico al que llamaban “Kris”. Casi suelta una carcajada porque Kris fue echado lejos del lugar y Suho balbuceaba sin parar cualquier excusa. Para la suerte del rubio, Yixing era demasiado inocente y le dijo que no tenía por qué mentirle, de todas maneras no veía nada de malo en hacerlo.
Por supuesto, solo porque se trataba de él.
También noto que Suho tenía más confianza con las personas que estaban junto suyo en ese asunto. Eran como su mano derecha. Yixing se descubrió estando un “poco” celoso de ello. No conocía nada de la vida del chico, y no porque no quisiera, si no que este no le contaba nada y pensaba que sería grosero preguntar.
Si Suho no le había dicho nada acerca de las drogas era porque no le tenía la suficiente confianza.
Él quería ese privilegio.
Es decir, que no se ocultaran nada y que siempre pudieran estar el uno para el otro. Sabía que era mucho pedir pero en verdad soñaba con eso.
Y si tenía que meterse a su mundo para ganarse su confianza, lo haría.
Sonrió, al fin había encontrado una solución.
Sin que nadie pudiera evitarlo, Yixing se infiltro a su mundo y Suho estaba más que feliz por recibirlo. Día tras día se ganaba su confianza y lo sabía. Incluso había hecho amistad con la pandilla del chico.
Más que feliz, se atrevió a preguntarle cuál era su relación o por si acaso tenían una.
—¿Quieres que tengamos una relación? —pregunto Suho, el castaño asintió—. Está bien, porque no.
Definitivamente su cuerpo no estaba acostumbrado a las drogas, pero podía decir que Suho era su novio y no tenía igual.
Amaba cuando pronunciaba su nombre, cuando lo rodeaba entre sus brazos, cuando sentía esa calidez de sus labios… era perfecto.
Estaba cegado.
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Era la primera vez en su vida que le contaba a alguien sobre lo que vivió con su padre. En su escuela en China solo eran rumores, pero en ese instante tenia a Suho frente a él. Tomo aire y comenzó a hablar.
Tenía miedo, todos en su escuela lo miraban mal y lo juzgaban. No se lo decían abiertamente, pero lo sabía.
No quería que Suho lo hiciera y por esa razón, no pudo evitar que algunas lágrimas resbalaran de sus mejillas.
Después de lo que pareció una eternidad, Yixing fue rodeado entre cálidos brazos y promesas de que todo ya estaba bien.
Promesas que claro, le creyó.
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Aquel día cumplían un mes.
Yixing caminaba por los pasillos de la escuela con Suho tomándolo de la mano. Suspiro felizmente cuando llegaron a su destino.
El taller en el que Suho estaba y que Yixing, obviamente entro por cuenta propia.
Pfff.
—Bien chicos, como había dicho la semana pasada le pondremos marco a un espejo. Es en parejas y pueden tallar una frase en el marco—. Indico el profesor.
Después de hacer los preparativos, Suho hablo.
—Sé que frase poner, pero no puedes mirar hasta que termine.
—¿Por qué?—. dijo Yixing con un puchero.
—Por qué no—. se acercó y deposito un casto beso en los labios del castaño haciéndolo callar y asentir.
Yixing fue obligado a cerrar los ojos mientras esperaba a que el rubio terminara de tallar la frase. Y con un toque en su mejilla, abrió los ojos.
“La felicidad empieza cuando la tristeza se va”.
Leyó inmediatamente. Su corazón acelerándose, sus ojos llenándose dé lágrimas y el mismo lanzándose a los brazos de su novio.
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Esa misma noche Yixing se entregó completamente a Suho. Aunque ya no era virgen, realmente se sintió como si fuera la primera vez.
A diferencia de las otras veces, esta fue especial. Porque fue con esa persona que amaba, confiaba y que sabía que jamás le fallaría.
El espejo se encontraba a su lado, colgado en la pared. Con esa frase que Yixing pensaba que no podía ser más cierta.
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Yixing salió de clases más temprano de lo normal. Estaba feliz, así podía pasar más tiempo con Suho. Últimamente se estaba comportando indiferente.
Apunto de abrir la puerta, gemidos resonaron del otro lado.
“¿Quién esta aden…?”
No, no podía ser él. No podía ser por qué Suho lo amaba y jamás le haría algo como eso. Se suponía que jamás le fallaría.
Abrió la puerta y se dio cuenta que su vida había estado llena de mentiras y de promesas vacías. Su vida no había cambiado, la tristeza nunca se había ido y la felicidad nunca llegaría. Suho, al igual que Luhan y todo el mundo, le había mentido.
Y si no era así, entonces ¿por qué estaba en la cama con una chica?
—JunMyeon…—hablo con voz quebrada—. ¿Q-que e-está pasando aquí?
Suho bufo. ¿Por qué tenía que interrumpirlo? ¿Qué no veía que estaba haciendo algo importante?
—Vete de aquí—. dijo a la chica, viendo como tomaba sus cosas y salía por la puerta sin terminar de vestirse todavía.
Se levantó de la cama para comenzar a vestirse también. Miro a Yixing, lagrimas salían de sus ojos mientras esperaba por una explicación.
—Voy a decirte esto rápido ¿sí? No te amo y todo fue un plan, ahora deja de llorar maldita sea.
—¿Un plan? p-pero dijiste que me amab-
—¡Te mentí!—interrumpió exasperado—. Mañana mismo te mudaras al apartamento de al lado, no quiero que vengas e interrumpas algo como lo que acaba de pasar.
—¡No me quedare aquí! —. grito furioso.
—Si lo harás ¿sabes porque? —pregunto irónico—. Yo mismo te traje aquí y así como te traje puedo hacer que vuelvas con tu padre.
—¡N-no no puedes hacer eso! —. exclamo horrorizado.
Definitivamente él no volvería con su padre.
—Si puedo y lo hare si sigues comportándote como un idiota. Deja de ser tan ingenuo Yixing. Me acabas de ahorrar un gran problema, de todos modos ya me estaba aburriendo de ti.
—¡Eres un imbécil!
Suho se echó a reír.
—Llegare tarde, así que puedes empezar a empacar tus cosas—dijo caminando hasta el dolido castaño—. El problema no fue que yo te mintiera Yixing… el problema fue que tú me creíste.
Y con eso, salió del apartamento.
Yixing se echó en la cama sin importarle que momentos atrás la persona que amaba la estuviera compartiendo con alguien más.
¿Por qué el mundo era así con él?
Ahora estaba atrapado con Suho y prefería tener que soportarlo a volver con su padre.
Aun si doliera demasiado.
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El cuerpo del pobre chico seguía contrayéndose tratando de silenciar los sollozos, sus labios temblaban e intentaba hacer que pararan mordiéndoles hasta volverlos aun rosa pálido. Él seguía con la cabeza enterrada en su almohada pero comenzó a inquietarse por la complicada manera de respirar por lo que levanto el rostro. Su almohada ahora estaba humedecida de sus saladas lágrimas al igual que su rostro.
Cambio de posición sentándose en la esquina de su cama; mientras se limpiaba las lágrimas con sus antebrazos y trataba de calmar su respiración, sus pies descalzos hicieron contacto con el frio piso empezando a dirigirse hacia aquel preciado espejo.
Empezó a tocar el metal que rodeaba el espejo con las yemas de sus dedos y dirigió su mirada a su reflejo y logro notar sus ojos rojos y con pequeñas lágrimas, sus pestañas humedecidas y su labio con ahora una cortada por lo fuerte que lo mordió anteriormente. Recordando la razón por la que lloro, furia comenzó a arder en todo su cuerpo agarrando el espejo por los costados y aventándolo al suelo.
Los pedazos de vidrio se dispersaron por el piso de la habitación y él se podía ver reflejado en cada uno de ellos. Ahora su cara era una mezcla de frustración y enojo haciéndolo respirar pesadamente, sus manos comenzaron a temblar de nuevo con desesperación dirigiéndolas hacia su cabello y empezando a arañarlo. Se posó en sus rodillas sin importarle la presencia de los vidrios.
—Pero… ¿por qué? —una lagrima empezó a asomarse—Soy un idiota…—apretó sus dientes—Pero no volverá a pasar—la lagrima se resbalo de su mejilla y termino en el piso en el que ahora había un poco de sangre—No…—. se abrazó a si mismo tratando de encontrar una calidez.
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Lay despertó de un salto, casi cayendo al suelo.
¿Por qué tenía que soñar con eso justamente?
El ruido de un coche lo hizo acercarse a la venta. Suho bajaba de este junto con una linda chica de senos grandes y curvas bien definidas.
“Idiota…”
Lo odiaba.
¿Pero porque sentía ese sentimiento de enojo cuando lo veía llegar con otras chicas?
Bufo, yendo a la cama y esperando a que Morfeo lo llevara otra vez.