Los rayos de luz caían sobre la calle. Madres salían de sus casas para hacer las compras. Niños jugaban alegremente sobre el pavimento. Y claro, Kyungsoo seguía parado en la misma esquina teniendo un colapso mental. Debatía en que podría ir solamente a su casa, abrir la puerta, y tener una charla normal con su padre. O caminar por las calles, esperar a que su padre se fuera, y simplemente volver con la excusa de que se quedó estudiando en la biblioteca.
Estaba considerando la segunda opción, de hecho ya había dado la vuelta para caminar cuando paro en seco. No podía ser tan ridículo, lo sabía. Así que camino hasta la puerta de su casa, giro la manija y entro lentamente.
—¿Hijo eres tú?—la voz de su madre le saludo, seguido de pasos dirigiéndose hacia él.
Kyungsoo se apresuró a caminar hasta las escaleras. Ya iba por la mitad, sin embargo, la voz de su padre le obligo a detenerse.
—Kyungsoo—le llamo—. ¿Crees que podamos charlar un momento?
—No—dijo firme—Tengo cosas que hacer, lo siento—se disculpó y corrió hasta su cuarto, evitando voltear y ver el rostro resignado del hombre.
Una vez dentro de su habitación, se dejó caer sobre el colchón, suspirando después.
Kyungsoo se permito ser ridículo tan solo una vez más.
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Las clases habían acabado hace unas cuantas horas. Lay se encontraba recostado sobre el sofá de su apartamento, mirando atentamente su mano vendada. Podría estar pensando en cosas más agradables, como en su “reconciliación” con los chicos ayer. Pero cada vez que cerraba sus ojos, intentando descansar, la mirada arrepentida de Suho aparecía una y otra y otra vez.
Aunque si se lo pensaba bien, ese arrepentimiento podía ser nada más y nada menos que pura pena, compasión, lastima. Con Suho nunca podría estar seguro de nada. Y eso lo había aprendido de la peor manera.
Lay de verdad quisiera, enserio que quisiera, apagar su cerebro un minuto y descansar de esos estúpidos pensamientos. Es entonces, que un nuevo pensamiento llego a su mente.
Suho ayudándolo a levantarse. Suho lavando su mano cuidadosamente y vendándola después. Suho besando su frente y susurrando un “lo siento” antes de marcharse.
Agitando su cabeza, se levantó del sofá al escuchar tres toques insistentes en su puerta. Fue hasta ella y sin siquiera pensarlo la abrió. Estando frente a frente con “¿Kris?” y justo de tras de él “¿Kai?”.
—Suho no está aquí ahora—informo, reprendiéndose de no haber mirado por la mirilla antes de abrir.
—¿Esta es tu forma de saludar a tus visitas?—gruño molesto Kris, empujando la puerta e invitándose a pasar solo. Kai siguiéndolo por detrás.
—¿Visitas?—pregunto, frunciendo el ceño.
—Si visitas. Venimos a verte a ti—dijo Kai, rodando los ojos. Como si fuera lo más normas que ellos vinieran a visitarlo.
—¿Qué quieren?—refunfuño, odiando la forma en la Kris tomaba uno de sus retratos con los chicos y soltaba una risa burlona.
—Entonces, ¿Cómo te va con ellos?—cuestiono el rubio, agitando el retrato en su mano—. ¿Acaso estas planeando contarles sobre nuestras reuniones?
—¡Por supuesto que no! Y en todo caso ¿tú crees que les importaría saber lo que hacen en su sus ridículas reuniones?—Lay bufo, agregando en seguida—. Solo les diré algo. Ya no puedo seguir mintiéndoles. Desde ahora voy a ser sincero. Estoy harto de sus estúpidos planes, no voy a involucrarme más en ellos.
Kai dejó escapar una risa, señalo su mano vendada y dijo: —Sabes, si es por eso que no quieres involucrarte puedes quedarte con uno de nosotros. Al menos, cuidaríamos de ti.
—¿Estás hablando en serio? ¿Piensas que voy a creerte esa mierda cuando ustedes mismos ayudaron a golpear a mis amigos?—Lay sin ser consiente empezaba a alzar la voz, irritando a Kris—Ustedes no tienen corazón, piensan que pueden andar por ahí hiriendo a los demás, sintiéndose más que ellos…—sus ojos brillosos mientras la imagen de Suho venía a su cabeza—. No es justo.
—Hablas como si supieras muy bien de nosotros—acuso Kai, acercándose y tomando su mano sana, impidiéndole soltarse de su agarre.
—¡Suéltame!—exigió, tratando de soltarse—¿Acaso no saben cómo me siento?—pregunto, refiriéndose a Suho, ambos chicos entendiendo al instante—. Acaso… ¿nunca te has enamorado?
Kris se tensó al instante, la imagen de su madre sufriendo por el poco amor de su padre llego a su mente. Por otro lado Kai se quedó ahí, aflojando su agarre y recordando.
-Flash back-
—¡Jongin! Ven aquí un momento cariño—decía su madre, sosteniendo amorosamente a su hermana pequeña en brazos—. Cárgala un momento.
Jongin tomo a la pequeña, sintiendo que era la cosa más hermosa que sus ojos habían visto, y prometiéndose a sí mismo protegerla siempre. Levanto la mirada encontrándose con su madre, mirándolo enternecida.
—Prométeme algo cariño—pidió ella, él asintió—Cuando encuentres a esa persona que haga que tu corazón lata tan fuerte, protégela, amala y no la dejes ir. Nunca sabrás si alguien así pueda llegar de nuevo.
Jongin asintió nuevamente, sabiendo que su madre lo decía por su hermana. Ese día, también prometió que cuando encontrara a esa persona que lo hiciera feliz, la cuidaría y protegería tal y como lo hacía con la pequeña en sus brazos.
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Sin embargo, las cosas siempre tomaban otro rumbo.
Era un miércoles exactamente. Jongin lo recordaba bien. Llego a casa tarde, dejando su mochila en la esquina del umbral, se dirigió a la sala, escuchando un llanto que parecía no tener fin. Su padre se acercó a él, tomándolo de los hombros, y dándole la peor noticia que jamás le habían dado.
Hubo un asalto en el banco ese mismo día. La cajera se había negado a entregar el dinero, provocando que el asaltante diera una orden y balas estrellaran por todas partes.
Sus padres habían salido ilesos, pero su hermana había muerto. Una bala había impactado sobre ella. Su madre se culpaba infinitamente. Si tan solo no hubiera ido ese día. Si tan solo hubiera dejado a la pequeña en casa. Y es que ¿Por qué su hija y no ella?
Desde aquel día, sus padres se alejaron, olvidando que aún tenían un hijo. Jongin necesitaba apoyo, consuelo, amor.
“¿Amor?” se preguntó meses después. Ya ni siquiera sabía cómo se sentía. ¿Cómo podría cumplir la promesa de su madre cuando ya no sabía lo que era el amor?
Jongin podía pedir cualquier cosa. Dinero, regalos, lujos y sus padres se lo darían. Pero nunca le darían amor.
Porque desde aquel día, sus padres se alejaron de él. Y él se alejó de ellos.
Dejo atrás a sus padres. Dejo atrás a su pequeña hermana. Hasta que un día la palabra amor no formaba parte de su vocabulario.
Jongin no conocía el amor.
-Fin Flash back-
Lay noto como el joven sujetándolo aflojaba el agarre y rápidamente se soltó. Justo en ese momento unos cuantos toques en la puerta se escucharon, provocando que Kai diera un respingo. Este levanto la mirada, observando como Kris hacia un gesto con su cabeza, indicándole que se marcharan.
Kai fue el primero en abrir la puerta y…. ¡Vaya!
Su estado de ánimo cambiando radicalmente.
—Oh. Mira quienes están aquí.
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—Vamos Kyungsoo, solo tienes que preguntar—intentaba alentar Tao, dándole un ligero codazo al joven a su lado.
Resultaba que Tao tuvo la magnífica idea de darle una visita a Lay. Y sinceramente, Kyungsoo no pensó en más formas para negarse, por lo que termino aceptando.
Y ahí se encontraba. Sin saber en qué piso o apartamento vivía el castaño.
—¿Por qué yo? ¡Tú fuiste el de la idea!—se quejó.
—Bueno. ¿Eres mi mejor amigo no?—Kyungsoo asintió dudoso, ya sabía a qué iba la pregunta—¡Entonces lo harás por mí, vamos! —dijo, empujándolo ligeramente hacia el guardia de seguridad.
Bastaron solo tres minutos para que Kyungsoo volviera, su rostro siendo adornado por una sonrisa falsa.
—¿Y bien?—pregunto nervioso el pelinegro.
—Piso tres. Apartamento del fondo. ¿Feliz?—cuestiono, alzando las cejas. Muy pronto se vio siendo empujado hacia las escaleras. En tanto subía por ellas, no pudo evitar fijarse en el lujoso auto estacionado del lado izquierdo. Algo le decía que lo había visto antes. Llegaron antes de lo previsto y ambos se dirigieron al apartamento indicado.
Kyungsoo se acercó y toco la puerta con sus nudillos ligeramente. La puerta se abrió bruscamente y… Oh por dios.
—Oh. Mira quienes están aquí—dijo Kai, sonriéndole y saliendo del apartamento. De pronto Kris apareció, contagiándose de la sonrisa del moreno y saliendo del lugar también.
Kyungsoo dio un paso atrás, tomando el brazo de Tao protectoramente. Esto tenía que ser una maldita broma.
—¡Ya basta, lárguense ahor- ¿Kyungsoo? ¿Tao? ¿Qué hacen aquí?—Lay cuestiono, obviamente confundido.
—B-bueno vinimos a ¿visitarte?—le respondió Tao, poniéndose nervioso por la forma en la que Kris lo miraba fijamente.
Lay reacciono rápidamente y tomo las muñecas de sus amigos, arrojándolos dentro del apartamento. Kyungsoo miro como ambos chicos fuera se despedían con la palma de su mano antes de que Lay cerrara la puerta de un portazo.
—¿Yixing?—le llamo—¿Quieres decirnos que hacían ellos aquí?
Bien. Esa era su oportunidad de ser sincero.
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Lay siempre pensó que la primera y última persona a la que le contaría sobre su pasado seria Suho. Incluso después de conocer a Kyungsoo y Tao, jamás tuvo la idea de contarles. No era por la poca confianza, si no que no quería que sintieran lastima por él. Antes siempre recordaba su pasado, pero cuando había conocido a los chicos, poco a poco esos horribles recuerdos fueron remplazados por unos más felices. Lay creía que estaba bien, porque contarles todo significaría tener que volver a recordar todo y sinceramente no quería eso.
Pero si bien, la vida pareció ir en contra de él otra vez. Todo lo que nunca imaginó que pasaría paso. Y ahora, tenía la oportunidad perfecta de ser sincero con sus únicos amigos. Ellos merecían saber todo lo que paso. Lay sabía que podían juzgarlo e incluso no querer verle de nuevo. Sin embargo, esas eran las consecuencias que tenía que enfrentar por no haber contado todo antes. Con manos nerviosas, se sentó sobre el sofá y dando un último suspiro, conto todo lo que desde un comienzo tuvo que contar ante la consternada mirada de ambos chicos.
Era como una pequeña lista en su cabeza, todos los acontecimientos tenían un orden. Su padre, su amor por Suho, el plan etc. Fue diciendo cada uno, tal y como fue que paso. Y cuando acabo, se sorprendió a sí mismo no derramando lágrimas. Fue como si una pesada carga que estaba cargando hace mucho abandonara sus hombros. Pero aún tenía miedo.
—Y-yo siento muchísimo no haberles dicho esto antes p-pero es que no estaba listo. Luego paso todo esto y en verdad espero que me crean. Sé que no soy el más indicado para decirles que confíen en mí. Solo estaba tratando de protegerlos y todo resulto peor. Yo entenderé si es que deciden no querer hablarme. En verdad lamento todo lo que les hice pasar. Es mi culpa…—expreso, apretando sus manos fuertemente en tanto esperaba alguna respuesta. O un portazo tal vez.
Lay no era capaz de levantar la vista. Estaba demasiado nervioso.
Definitivamente no se esperaba que Tao se acercara a él, tomando sus manos y deshaciendo cualquier presión ejercida. Kyungsoo justo a un lado. Termino por levantar la cabeza, encontrándose con esa bonita sonrisa con forma de corazón y ese chico parecido a un Panda mirándolo tiernamente.
Miradas que solo decían “Esta bien Yixing”.
Y entonces el entendió que estaba bien. Que ellos entendían. Se levantó del sofá, tomando a ambos chicos en sus brazos.
Lay esperaba que realmente todo por fin estuviera bien. Lo más importante era que ahora, tenía el perdón de los chicos.