El cuerpo de Orochimaru comenzó a derretirse cual barro al fuego intenso, su cuerpo perdía rapidamente calor y a lo único que atinó a hacer Naruto fue a levantarse y a alejarse unos pasos de aquel cuerpo.
- ¿P-pero qué…?- dijo Naruto mientras se alejaba del cuerpo.
Casi estaba completamente derretido, esa plasta que desprendía el casi inerte cuerpo de Orochimaru era de color gris, gris como su piel: como un gris enfermo. Desprendía un olor fétido como un vertedero de basura. Cuando el olor llegó a la nariz de Naruto tuvo que reprimir las ganas de vomitar poniéndose una mano tapando su boca.
Inesperadamente, de la materia derretida y lo restante del cuerpo de Orochimaru comenzaron a formarse miles de serpientes diminutas: delgadas y de un verde oscuro con pequeñas manchas negras sobre su lomo, con ojos grandes y amarillos que ocupaban casi toda su cabecilla, sacaban y metían sus pequeñas lenguas negras mientras se encimaban unas contra otras y se esparcían por el suelo haciendo que éste ya no fuera visible.
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- ¿Qué sucede, Capitán Yamato?- Pregunta Sakura al ver como de repente Yamato se quedó parado.
- Naruto y Sai. Acaban de hacer uso de su chakra, debieron o están siendo atacados. Debemos darnos prisa.
- Sí.
Se dispusieron a regresar por donde llegaron, una travesía posible gracias a aquella semilla que Yamato les había hecho ingerir en secreto.
Debían darse prisa, no podían darse el lujo de dudar si sí o no ir, después de todo era territorio enemigo y desconocían las trampas que había en ese sitio.
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Impotente, furioso, triste, traicionado… Esas y muchas más eran el cóctel de emociones por las que pasaba Sasuke después de aquella imágen que tenía impresa en su memoria, desistió de ir a hablar con Orochimaru sobre su entrenamiento, ya no tenía ganas; solamente tenía humor para ir a su oscura y solitaria habitación: no tenía ganas de ver a nadie, quería estar sólo con todos sus sentimientos amontonados en su pecho que peleaban por salir cada vez que recordaba esa escena que recientemente se había impregnado en su mente, en su corazón.
FLASHBACK
- ¡TÚ, MALDITO! ¡¿DÓNDE ESTÁ SASUKE?!
Era un sueño. Sasuke no podía creer que él estuviera ahí. Ese no era un lugar apropiado para un hermoso ángel cómo él: no una fría, oscura y húmeda guarida subterránea.
Su voz era como un cálido aliento en el oído que lo transportó a aquellos momentos en los que había tratado de abandonar su venganza y dedicarle su tiempo al amor de su vida. Pero, para su desgracia, una conocida y ronca voz lo hizo volver a la realidad, a su presente.
- Jump, me decepcionas, Naruto. Yo que he venido a terminar lo ocurrido en el bosque y tú preguntas por mi futuro contenedor, que triste.
- ¡Él no es tu...!
- ¡CUIDADO NARUTO!
Solo estaba ahí, con la mirada en el suelo a mitad del camino escuchando aquella batalla en la que estaba Naruto, Orochimaru y… ¿Quién era el otro? Su voz se le hacía conocida pero no lograba recordar su rostro.
- ¡Ninpou: Jojou Giiga!
¿Quién es? Es lo que pensaba Sasuke, trataba de ubicar a aquella persona provocando que se distrajera de la realidad.
- ¡Naruto...!
- ¡RASENGAN!
Después de eso un estruendo se hizo presente haciendo despertar a Sasuke. De un momento a otro el rostro de Naruto se plantó en su mente: un rostro que irradiaba felicidad con esa hermosa sonrisa suya. Sus ojos azabaches se abrieron, su corazón comenzó a latir a mil por hora y comenzó a temblar.
- Maldito, dime en dónde está Sasuke.
- Naruto… Cálmate.
- Gggg… gg…
- ¡HABLA!
¿Qué era lo que sentía? Nervios, se sentía nervioso cada vez que escuchaba la voz de Naruto, eso provocaba que todo su ser temblara, se desarmara; ¿Por qué se sentía así? Quería verlo, abrazarlo, besarlo, sentirlo, olerlo así como había hecho antes y sin embargo, no podía; esos días estaban tan lejos y así seguirían por la eternidad.
- ¿P-pero qué…?
Y sin embargo estaba ahí, a una vuelta sobre el pasillo izquierdo, tan cerca y tan lejos a la vez, no lo podía creer: una felicidad y una tristeza se apoderaban de él provocándole sensaciones extrañas, tenía la necesidad de verlo y tocarlo pero no podía: no debía.
Sabía en lo más profundo de su ser que si hacía eso dejaría atrás todo: su dolor, su venganza y todo lo que había sacrificado sólo para regresar con él y no debía hacerlo, debía seguir adelante, él sabía que una vez afuera de la aldea no habría vuelta atrás: ni para él, ni para Naruto ni para nadie.
Pero sólo de pensar en él hacía que su corazón latiera tan rápido que hasta sentía un zumbido en los oídos. Entonces tomó una decisión: solo lo vería y así saciaría su necesidad. Lo observaría sin que él se diera cuenta y así no caería en la tentación y podría seguir adelante.
Y así lo hizo, caminó lo que le faltaba para llegar a la orilla del pasillo y se volvió para observar hacía la izquierda y logró divisar un gran bulto hecho de miles de víboras diminutas, a Naruto y…
- Naruto, debemos irnos- dijo acercándose al mencionado, lo tomó de su bazo y lo jaló bruscamente hacia atrás haciendo que Naruto trastabillara y callera sentado aún observando a aquella cosa hecha de viboritas.
Eso sin duda no le gustó a Sasuke, reconoció a ese chico: se llama Sai y Orochimaru había dicho que estaba de su lado. Entonces ¿qué hacía con Naruto?, ¿Por qué había atacado a Orochimaru hace unos momentos?
Seguía observando.
- Jump. Sai, ya veo que nos traicionaste. Es una lástima – dijo Orochimaru. Su rostro fue visible cuando las pequeñas víboras formaron su cabeza, su cuello, sus hombros y su pecho. Aquellos animales estaban formando su cuerpo.
- Naruto, de…
- ¡No! Sai, tú vete- dijo Naruto poniéndose de pie y zafándose del agarre de Sai-. Tú vete y completa la misión.
Sai dudó, miraba a Naruto quien le daba la espalda y luego ve a Orochimaru quien ya estaba totalmente formado: estaba de pie, con la mano izquierda en su cintura y sonriendo con arrogancia. No debía dejar sólo a Naruto.
- ¡Vete! – Gritó Naruto sacando a Sai de su trance.
- Está bien.
Pero antes de salir corriendo en la dirección contraria de donde se encontraba Sasuke, Sai toma del brazo a Naruto, le da la vuelta y le planta un tierno beso en la boca. Ante esto, tanto los ojos de Naruto y Sasuke se abrieron de golpe.
El corazón de Sasuke comenzó a latir con fuerza de nuevo pero esta vez la sensación que le provocaba no era placentera.
- Naruto, cuídate – le dijo Sai con su habitual sonrisa después de separase y echó a correr dejando a un Naruto sorprendido y sonrojado y a un Orochimaru divertido por la escena presenciada.
La alegría, la paz y la nostalgia fueron reemplazadas por una desolación inimaginable comparable a la vez en la que perdió a su clan que languideció a su corazón.
No lo podía creer, no podía creer que Naruto lo haya reemplazado tan rápido y tan fácilmente por aquel imbécil, por aquella copia barata suya y él seguía amándolo como hace años. Que tonto había sido.
Solamente miraba sin mirar, veía a Naruto quien seguía parado viendo por donde se había ido Sai, aquella persona que le provocó odio y repulsión a Sasuke. Ya no lo soportó más, apretó la mandíbula y sus puños tanto que sus nudillos se hicieron blancos por la falta de circulación y sus uñas se enterraban en la tierna carne de su palma provocándose marcas que comenzaban a lastimarse, dio media vuelta y regresó por sus pasos hacia su habitación, quería ir con Naruto y reclamarle del por qué se había dejado besar… Pero no podía, no porque no quisiera, sino porque él ya no era nada suyo, Sasuke lo abandonó y ya no seguían siendo pareja y Naruto tenía todo el derecho de estar con quién él quiera; pero eso no justificaba la tormenta de celos que Sasuke sentía: no dejaría que Naruto esté con otro, si no era con él no sería nadie. Aunque ya no esté con el rubio él seguía siendo de su propiedad y él su dueño. Naruto era suyo. Y así sin más se fue.
FIN FLASHBACK
Sasuke recorrió en completo silencio todos los pasillos que había recorrido antes de ver aquello, eso que le destrozaba el alma y lo llenaba de celos. Cuando se hubo dado cuenta y regresó en sí después de darle vueltas y vueltas a aquel beso se dio cuenta que ya estaba frente a la puerta de su habitación, sin más; tomó el picaporte, abrió la puerta y entró.
Cuando la puerta se cerró se llevó consigo la poca luz que entraba desde el pasillo sumiendo en la profunda oscuridad la habitación. Sasuke no se movió ningún centímetro desde que cerró la puerta a sus espaldas y tampoco hizo nada por iluminar su cuarto; de alguna manera aquella profunda oscuridad le proporcionaba un poco de paz a su dañado corazón.
Sin hacer ningún ruido, caminó hacia su cama, se acostó dándole la espalda a la puerta y se quedó viendo hacia la pared, hacia la nada.
Su corazón no dejaba de latir, no podía olvidar aquel beso por más que lo intentara, no podía creer que Naruto le hubiera hecho eso: él le había dicho que le amaba y que jamás, jamás nadie lo reemplazaría nunca… Más sin embargo, lo hizo. Así de fácil como Naruto había dicho aquello, así de fácil lo reemplazó.
Ya no lo soportaba, y así, sin dejar de ver a la pared comenzó a llorar. Lloró, lloró y lloró. Se permitió llorar a pesar de que siempre se decía que llorar era para los débiles, pero, ante aquel beso grabado en su mente y su corazón así se sentía: débil.
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- Ya veo, Naruto… Su misión desde el principio fue Sasuke. ¡Jump! Déjame decirte que tu noviecillo Sai jamás lo encontrará.- Dijo Orochimaru con una sonrisa prepotente. Aún seguía parado con su mano en la cintura mientras observaba al rubio quien al oír sus palabras se volvió con el seño fruncido para observarlo. Sin quererlo, Orochimaru posó su vista en la boca de Naruto: sus labios se veían irresistibles, eran gruesos y rositas; sin duda alguna suaves y mordibles.
Orochimaru ensanchó su horrenda sonrisa, desde que vio a Naruto la primera vez se le había hecho un chiquillo atractivo, pero jamás lo había tenido para él sólo como lo tenía ahora.
Últimamente, el gusto de Orochimaru por los niños y jóvenes varones se había vuelto casi una droga. Mandaba atraer muchos niños y jóvenes de aldeas cercanas dependiendo de la guarida donde estuvieran y así, se pasaba las tardes maltratando y violando a sus víctimas que, cuando ya no eran de su diversión los ponía como objetos de sus horripilantes experimentos o él mismo los asesinaba para después volverlos a violar; sí, sí es espantoso pero Orochimaru descubrió desde que era joven que ser pederasta y necrofílico era divertido así que decidió hacerlo unos de sus hobbies. Ya en algunas ocasiones, había pensado en “divertirse” con Sasuke pero, desechó esa idea varias veces pensando que sería más divertido hacerlo antes de que el menor se convirtiera en su contenedor definitivamente.
Ahora ahí estando con Naruto a solas Orochimaru comenzaba a calentarse, comenzó a ver a Naruto de pies a cabeza y se dio cuenta que de aquel chiquillo revoltoso y atractivo ya no quedaba nada, en cambio, frente a él se encontraba todo un joven, casi un adulto (según él y su retorcida mente) con un cuerpo sensual: bien formado y totalmente proporcionado, y unos labios exquisitos, unos ojos azules, tan azules como el cielo y unos rebeldes cabellos dorados. Sin duda lo tendría para él; lo poseería y se divertiría con él hasta que Naruto ya no apretara más o se canse de él, lo que pasara antes.
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Sai se encontraba corriendo solo en los pasillos tratando de orientarse, una tarea prácticamente imposible por la similitud de los pasillos, por suerte había traído consigo su pergamino y su pincel para crear así algunos animales para que le ayudaran con su tarea.
Terminó de recorrer lo que le quedaba de pasillo, con precaución se asomó para ver si había alguien; al no oír nada continuó caminado hasta situarse en la intersección de dos pasillos y se puso en cuclillas, desenrolló su pergamino y con su mano derecha tomó su pincel con cerdas finas y lo remojó en un frasco pequeñito que previamente había destapado y así, sin ninguna interrupción comenzó a dibujar a unas pequeñas ratas: su colita larga y delgada, un hociquito alargado, unas orejas redonditas y pequeñas y un cuerpo robustito les daba un aspecto curioso.
Cuando terminó de dibujar una cantidad considerable de roedores hizo una señal con su maño derecha levantando dos dedos posicionándoles cerca de su pecho y susurró:
- Ninpou, Jojou Giiga – y las ratas obtuvieron vida materializándose, al igual que los leones, al espacio e inmediatamente comenzaron a correr por el pasillo frente la mirada sin expresión de Sai, no era necesario darles ordenes, ellas sabían perfectamente para que fueron creadas y entre chillidos y un montón de cuerpos pequeños moviéndose a lo largo y ancho del pasillo, se fueron.
Los pequeños animales cual hábiles, se escurrieron a través de las rendijas de las puertas y las grietas de las paredes buscando a su objetivo.
Mientras tanto Sai seguía en la misma posición: de cuclillas y con el sello formado cerca de su pecho. Seguía los movimiento de los animales concentrando su chakra, en cualquier momento lo encontrarían y él tenía que darse prisa y….
- Bingo – pensó Sai. Lo había encontrado.
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Yamato y Sakura corrían como si sus vidas dependieran de ello, debían llegar lo antes posible para ayudar a sus compañeros, no sabían si eran atacados en ese momento pero no debían de ignorar esa idea: ese lugar era peligroso, un paso en falso y todos podrían morir y esa no era una opción.
- Sakura, debemos darnos prisa. No estamos lejos.
- … Sí – dijo - ¿Qué estará pasando? … Naruto, Sai… Aguanten. ¡¿Y si ya encontraron a Sasuke?! – Pensó Sakura mientras corría justo por detrás de Yamato, esa idea sin duda, le había dado ánimos.
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- ¡CÁLLATE, NO SABES NADA, MALDITA SERPIENTE! – Dijo colérico Naruto. Había tardado en reaccionar a las palabras de la serpiente porque seguía atónito por el repentino beso de Sai. Él confiaba en Sai y sabía que encontraría a Sasuke mientras él se ocupaba de Orochimaru aunque todas sus energías se habían ido en el último Rasengan con el que lo atacó, pero aún así; vería la manera de darle tiempo – Espera… ¿N-novio?
- ¿No es hermoso? – Interrumpió- El amor de los jóvenes de hoy en día es algo extraño, pero sin duda divertido – dijo todavía con su sonrisa socarrona y observando al rubio – ¿Sabes? Yo podría ayudarte.
Naruto no comprendía las palabras de Orochimaru, sólo lo observaba tratando de descifrar lo que sabía eran palabras en doble sentido pero, su inocente mente no ayudaba mucho ¿cuál es e¿ el significado de esas palabras?, ¿En qué quería ayudarlo?, ¿Acaso sería en llevarlo con Sasuke? Se preguntaba al rubio sin despegar la mirada del mayor.
Orochimaru realmente estaba sorprendido y sin duda se divertía, la cara de confusión de Naruto le indicaba que no tenía ni idea de lo que él quería darle a entender, y si él no entendía sólo, con mucho gusto le ayudaría. Orochimaru amplio aún más su sonrisa, pero eso ya no era una sonrisa: ya era una mueca, una mueca que asustó a Naruto quien antes de poder hacer algo, Orochimaru, en un rapidísimo movimiento se puso delante de él y con su mano izquierda tapó el rostro de Naruto y lo empujó hasta que su espalda chocara con la pared fría de piedra, haciendo que Naruto, ante el impacto gimiera levemente haciendo que Orochimaru comenzara a sentir ciertas sensaciones en su entrepierna.
Orochimaru, con la mano todavía en el rostro de Naruto, se acercó lentamente y ante la mirada atónita de Naruto, éste lo besó. Naruto forcejeó para zafarse de esa horrible sensación pero no pudo, Orochimaru lo había tomado por la cintura y lo estaba presionando a la pared y posicionaba su cuerpo encima del suyo, el pequeño sentía como algo empujaba contra su pierna y cuando bajo la mira se dio cuenta que era la entrepierna de Orochimaru que comenzaba a despertar. Eso sin duda lo asustó todavía aún más, trataba de moverse, quería salir corriendo y esconderse; ya no le importaba darle tiempo a Sai, sólo quería desaparecer de ahí: Orochimaru lo asustaba, se había dado cuenta, tarde como siempre, de las malas intenciones de la serpiente pero ¿qué podía hacer si ya no tenía fuerzas para defenderse?
Tenía que salir de ahí, el único que lo había tocado así era Sasuke, pero él lo amaba y le había dado el consentimiento para hacerlo… Pero Orochimaru… Él le daba asco, sentía un asco asombroso hacía él mismo por el cuerpo de Orochimaru tan cerca suyo y peor aún su boca que lamía y mordía sus labios lastimándolo como si de un juguete se tratara.
Y sin previo aviso y para la muy mala suerte de Naruto, Orochimaru se había alejado de su boca pero de un hábil movimiento que ni Naruto sabía cómo había podido hacerlo lo había puesto de cara contra la pared; Orochimaru se acercó a Naruto arrinconándolo y sobando su entrepierna en sus nalgas, quien ante este contacto emitió un leve gemido, pero no era de placer sino de miedo, miedo porque sabía lo que pronto le pasaría si no hacía algo, si alguien no venía para ayudarlo pero sabía que lo último sería prácticamente imposible ya que Sai se había ido, Sakura y Yamato seguramente estarían muy lejos y para cuando lograran alcanzar al rubio seguramente lo peor ya habría acabado.
Estaba solo.
- Sasuke…
- Sabes Naruto… - Dijo Orochimaru acercándose al oído de Naruto, hablaba en susurro como si hubiera más gente con ellos y éste quisiera que sus palabras fueran un secreto – Tengo años imaginándome este momento, ahora te haré mío y serás de mi propiedad…
- No… S-suéltame – no quería sonar temeroso, pero su voz lo delató. No lo podía evitar, lágrimas comenzaron a descender de sus ojos, se sentía sucio, deplorable, que no valía nada y aún peor sentía que traicionaba a Sasuke.