Eric, un chico alto, de pelo rubio y un poco largo, de ojos azules como el cielo y tez blanca, tan risueño como carismático, y Rub, algo más alto, de pelo moreno corto y ojos cafés, de pocas palabras, jugaban en el mismo equipo de fútbol. Nunca se habían parado a hablar. A decir verdad, probablemente ni se habían mirado el uno al otro hasta aquel día. Tras el calentamiento que solían tener cada vez que entrenaban, comenzaron a jugar un partido amistoso contra un equipo de otra provincia –los cuales, en efecto, eran muy buenos, así como excesivamente duros.
Manuel: Pasa, Javi.
Javi: -empujando a Eric y dejándolo tirado en el suelo, sigue avanzando con el balón para hacerle un buen pase a su compañero-
Rub: -corre hacia Eric- Eh, ¿estás bien? –le tiende una mano para ayudarlo a levantarse- ¿Eres nuevo en el equipo?
Eric: Yo, eh… no. Pero creo que nunca habíamos hablado.
Rub: Pues no. Pero creo que me caerás bien. ¿Qué haces después del entrenamiento?
Eric: Nada, ¿tú?
Rub: Nada tampoco, ¿vamos a alguna parte?
Uno de sus compañeros de equipo se acercó por detrás a ellos y puso con ello fin a la breve conversación.
Carlos: Les recuerdo que estamos en un partido. Ya podrán hablar después, ¿no?
*En la calle*
Eric: Qué frío. Pues cómo te decía, llevaba dos años y medio jugando en otro equipo. Al principio me costó mucho adaptarme porque la gente me llamaba pesado. Decían que era un insoportable, me evitaban o simplemente me ignoraban. Dicen que hablo mucho. Yo creo que simplemente… Tengo mucho que decir. Sólo hay un caso en el que me quedo callado. –baja el tono de voz y agacha la mirada, algo triste-
Rub: ¿En qué caso? –le da una palmadita en la espalda y lo mira a los ojos, algo preocupado por su repentino cambio de estado de ánimo-
Eric: Pues.. hay una chica… Pero ella no me quiere. Tiene un novio de esos que de verlos se te pierden las esperanzas. Ella es tan perfecta, y yo tan… yo. Nunca se fijaría en alguien como yo. No es por alardear, pero nunca me ha costado conseguir a la chica que me apeteciera. Pero lo más deprimente es que me cansé de todas ellas a las pocas semanas. Ninguna me hizo sentir… lleno, en el sentido más inocente de la palabra –le guiña un ojo-.
Rub: Bueno, tú eres un chico muy… ¿Cómo decirlo?.. Bueno, eres un buen chico. No tiene por qué no interesarse por ti. Quizás sólo no ha encontrado el momento o no le has dado la oportunidad… – se calla al notar que está hablando más de la cuenta-
Eric: Prefiero no pensar en ello… ya lo pienso cada noche, y lo sueño, y me despierto para verla y volver a pensarlo. Y así toda mi vida. Qué asco.
*Llegando a casa de Eric*
Rub: ¡Así que vamos al mismo instituto!
Eric: ¡Sí! Espero verte un día por los pasillos. Sería divertido tener alguien con quien hablar de cosas que el resto no entendería. Aún sin casi conocerte me inspiras confianza, no sé. Me haces sentir escuchado. Siempre tan atento a mis palabras, no me interrumpes y me preguntas cosas que me hacen pensar que de verdad me estás escuchando y no sólo fingiéndolo –ríe un poco y sigue hablando- Bueno pues… eso, que espero verte pronto. En cualquier caso nos veremos en el entrenamiento. No olvides llevar lo que nos dijo el entrenador, los documentos aquellos. Dentro de pocas semanas nos vamos de torneo, ¿recuerdas? Estoy tan emocionado. Y estaré observando por el rabillo del ojo cómo juegas, para después poder criticarte –le guiña un ojo-
Rub: Intentaré recordarlo –sonríe- Pero… ¿ Y si vamos juntos a clase? Vivo cerca de aquí, tan sólo a unas manzanas.
Eric: -sonrojándose un poco, sonriente- Me parece bien. Nunca he ido a clase acompañado pero dicen que para todo hay una primera vez. Así que estaré esperándote. Además, así no me sentiré tan solo. Cuando voy sólo a clase me pongo a pensar demasiado y cuando llego no me puedo concentrar porque me pongo a pensar por qué he pensado tanto. Cuando me doy cuenta, llevo toda la hora pensando y no tengo ni idea de qué deberes han marcado. Pero bueno, el tutor habló conmigo sobre mis recientes suspensos… y debo concentrarme más. Lo intentaré, espero que salga bien. No me gustaría tener que quedarme en esta cárcel de cemento un año más. Si por mí fuera, ni siquiera estaría este año, pero mis padres me obligan. Dicen que por mi bien. Supongo que tienen razón.
Rub: -Intentando captar toda esa información y limitándose a preguntar lo necesario- ¿A qué hora quieres que pase por aquí?
Eric: A las menos veinticinco me viene bien. Yo estaré por aquí a eso de las y veinte. Me gusta llegar a las citas antes de tiempo.
Rub: ¿C-Cita? –lo mira con los ojos como platos-
Eric: -Riendo algo nervioso- B-Bueno, sí, cita, pero no una cita cita. Ya me entiendes. No me líes. En definitiva.. eso.. pues… ¡adiós! –se echa a correr pero vuelve hacia atrás al haber avanzado unos pocos metros- Adiós no, hasta mañana. No me gusta decir adiós. –Se va-
Rub: -Se queda solo y susurra para sus adentros- Hasta mañana… -entra a su casa, más sonriente que nunca antes-