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Requiem For A Dream [Thorki] por EdenRose

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Notas del fanfic:

Notas generales

-THORKI THORKI THORKI <3333333333333333

-Loki tiene poderes de hielo como Elsa de la película Frozen
-AU de Loki & Thor. Loki siendo un patinador artistico y Thor un jugador de hockey.
-Temas delicados se toman aqui, espero no molestar a nadie.
-No creo que el titulo tenga algo que ver con la historia pero...Bueno.
-Problemas de Loki: Depresión, ataques de pánico, anorexia, ademas de un leve transtorno obsesivo-compulsivo
-100% homosexual uvu
-Espero les guste...Es la primera vez que escribo algo haha
-Este esta algo corto, el segundo capitulo es algo mas largo uvu

Notas del capitulo:

 

Día 1.

El sonido de los patines deslizándose sobre el hielo invadía todo el lugar. Un joven patinador practicaba su rutina, había estado haciendo eso mismo durante horas, sin descanso, sin parar para comer o cenar.

Era la hora de cerrar la pista. El patinador, de nombre Loki, sabía esto. Pero no le importó en absoluto, y continuó practicando.

Después de unos minutos, como siempre, el guardia entró para decirle a Loki que era hora de irse. El joven asintió y se deslizó fuera del hielo, dejando una casi invisible estela de nieve detrás de él. El resto del suelo estaba congelado así que le facilitó la salida. Tras quitarse los patines y cambiarse de ropa, finalmente salió de ahí.

Esa era su rutina de todos los días.

Ir a practicar sin descanso horas y horas. Sin hablar con nadie. Solo.

Loki se dirigió hacia la salida, todo era silencio excepto por el sonido de los suaves pasos del patinador, abrió la puerta con un suave empujón y se dirigió afuera.

Era una noche fría y silenciosa, como siempre. Loki se dirigió hacia su auto y abrió la puerta, no se había molestado en ponerle seguro ya que no tenía nada que perder o que le pudieran robar.

Entró en el auto, cerró la puerta, y condujo a casa.

Un corto viaje de 10 minutos, solitario como siempre.

El estómago de Loki emitió un gruñido, señal de que estaba hambriento. En realidad, no había comido nada en días.

Al principio, después de practicar, se sentía mareado y una vez hasta se desmayó en la pista. Pero tras unos días más su cuerpo de acostumbró lentamente y podía sentirse algo normal después de practicar, aunque, obviamente, sentiría cansancio aún.

Tras llegar a casa, se dio cuenta que tenía un mensaje de voz en su contestadora, era de su entrenador…No había hablado con él desde hace un par de semanas, así que se sorprendió un poco. Decidió escuchar el mensaje mientras colocaba su maleta en el sofá y ordenaba algunas cosas. El mensaje decía, entre algunas otras cosas, que le pedía una disculpa por no poder verlo, y le dijo que los jugadores de hockey tomarían un tiempo en el hielo entre los entrenamientos de Loki.

Esto último lo hizo estremecerse un poco y enseguida se molestó. Le quitarían lo que más amaba…Aunque en realidad eso era la única cosa que hacía y que sentía que era bueno en ello.

Suspiró.

¿Ya que le quedaba? No podría hacer nada aunque le reclamara a su entrenador.

No había más mensajes así que lo que hizo fue tomar una larga ducha. En verdad fue larga. Cerca de una hora, o tal vez más. Se tomó demasiado tiempo pensando…en lo solo que se sentía. De lo patético e inútil que era.

Se tomó unos últimos 10 minutos para llorar, y después, tras finalmente calmarse, salió de la ducha, se secó con una toalla y salió. Cuando llegó a su habitación, lo único que hizo fue hacerse un ovillo en la cama y cerrar sus ojos con fuerza. Se dispuso a dormir.

Tic toc, tic toc, tic toc, tic toc.

El reloj parecía ir más lento de lo usual. Los pensamientos en su cabeza comenzaron a destruirlo por dentro, las lágrimas no tardaron en salir de los ojos de Loki, el pánico comenzó a invadir su pecho mientras las sábanas y almohada se comenzaban a cubrir en una delgada capa de hielo, al sentir el nuevo frío se levantó de un salto. Su corazón latiendo con fuerza al mirar como el hielo se extendía a toda la habitación, estaba jadeando un poco también.

Intento tranquilizarse. Y volvió a echarse en la cama, haciéndose un ovillo ahí de nuevo, esta vez apretando con fuerza sus rodillas contra su pecho. Aún intentaba regular su respiración, aunque en esos momentos parecía imposible, las lágrimas continuaban saliendo de sus ojos. Sentía que no lo lograría.

Fue entonces cuando finalmente se levantó y abrió uno de los cajones de la mesita de noche, y sacó una navaja. La liza superficie de la hoja reflejaba la pica luz que entraba por la ventana que ahora se cubría en hielo.

Y entonces, sin esperar más, lo hizo. Un corte, lo suficientemente profundo para sangrar una cantidad considerable, pero no lo suficiente para llegar a la vena. No lo suficiente para morir.

Nunca lo suficiente para morir.


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