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Nos une la misma luna por Shizu Chan

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Notas del capitulo:

Muy bien aquí comienza la magia *se trona los dedos*

Bienvenid@s :)

 

 

A 10 días del flechazo…

Se bajó de la camioneta, saludó con la mano al conductor que le sonreía, y este le hizo un gesto con la mano de despedida. Lanzó un suspiro, tomó su bolso, y continuó su rumbo. Debía caminar unos metros y encontraría la casa de su tío. Él lo estaría esperando antes de que cayera el sol, pero no estaba seguro de lograrlo. Se demoró más de lo que creía al confundirse de parada en el autobús.


Tenía varios cayos en el pie, estaba cansado y todo el cuerpo parecía comprimírsele del dolor, pero no podía detenerse ahora. No era por su bien, sino por el de su pobre familia. Debía volver a casa con dinero y un trabajo, quería ver las sonrisas de sus hermanitos al verlo como un hombre maduro y trabajador. Quería contemplar el orgullo en el rostro de sus padres y abrazarlos con cariño.


Ajustó su equipaje y se sonrió imaginando ese momento. No necesitaba más inspiración para seguir adelante.

 

 


Se rascó la cabeza, frunciendo el ceño. La mirada intimidante de su padre le seguía el rastro. Dio la vuelta y le habló con aspereza.


—Si no quiero hacerlo, nadie me lo puede imponer. No volveré a Rusia.


—Debes asentar con esa mujer tarde o temprano, Sasha, no tienes otra opción.


—No quiero hacerlo, y no me van a obligar—dio un sorbo a su copa de vino a regañadientes y encaminó hacia la puerta— Voy a dormir, mañana comienzan mis clases.


Cuando el muchacho se marchaba, oyó la voz del anciano murmurar con enfado:


— ¿Cómo no puede molestarte el ser un pobre profesor de medio tiempo?


— ¿Cómo no puede fastidiarte pasar toda tu vida con una mujer a la que no amas?


Dicho eso, se marchó del cuarto, dejándolo ensimismado en sus pensamientos.

 

 



—Jovencito, ¿es que eres tan débil?


Jess se ruborizó y se apresuró a levantar las cajas que se le cayeron. Apenas llegaba y ya era deficiente. Eso no andaba bien.


—Perdona, tío, estaba distraído… ¿dejo las cajas sobre la mesa?


—Sí, Jessy, ahí está bien.


El hombre lo vio acatar su orden. Su sobrino era un chico tan delgado, de cabellos oscuros y desgreñados, apenas de 1.60 de altura, y seguramente con los pies pequeños como de niña… ¡y su padre quería que con 16 años y ese aspecto, le pudiera hallar un buen trabajo! Sería realmente complicado.


—Mira, niño—soltó un suspiro y se acomodó el cinturón— Antes que trabajar, te conseguiré un buen lugar donde estudiar. Tienes que formarte, y con esa cara pareces listo. Si quieres mientras tanto puedes ser mi asistente en el almacén.


Jess se mordió el labio. Sabía que estudiar llevaba tiempo y él quería regresar lo antes posible. Su tío torció el gesto y le dio un golpecito en la cabeza. Era un hombre fuerte y 10 centímetros más grande que él.


—Nada de poner esa cara, me harás caso y ya. Un título es lo que te abrirá camino en el mundo, no trabajar como burro.


Ya que era un muchacho sumiso, se limitó a bajar la cabeza y seguir acomodando la mercadería del local. Jess Owen venía de una familia pobre que había aprendido a trabajar para poder subsistir, y donde a duras penas terminaban la educación primaria. Varios de sus hermanos iban con su tío y él los llevaba con el hijo de su amigo, un hombre de negocios, que era profesor particular y este le hacía una rebaja del precio. Como Jess era el primogénito varón se ocupó principalmente de ayudar a su padre, pero ahora era su turno.


El joven sabía que algo así pasaría, pero guardaba la esperanza que a esa edad ya dejaran de lado el asunto de estudiar. No le faltaba agudeza, pero era muy perezoso para ponerse a leer y analizar. Le gustaba lo práctico, estar en movimiento.


Además, la idea de estar expuesto al hijo de un hombre tan adinerado no le agradaba en lo más mínimo. Varios de sus hermanos le dijeron que era alguien muy estricto y de mal carácter. Seguramente un mimado agrandado.


Dejó escapar un suspiro y decidió no seguir desvariando al chocar contra su pobre tía. Dejó desperdigadas las bolsas de azúcar por todos lados. Se disculpó nerviosamente y corrió al fondo de la casa, vaya a saberse a hacer qué. El pobre Karl Owen y su esposa soltaron un suspiro. Ese chico no traía buen augurio.

Notas finales:

Gracias a los que lo hayan leido :3 no se olviden de dejar rw :3 Sean perverts y miren yaoi hard ñ.ñ


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