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Ordinary Day por Kang Ji Hye

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Notas del capitulo:

¡Hey!

Dije que hoy había doble actu, así que aquí está el capítulo 10 con la historia del BaekYeol y una sorpresita más escondida owo

¡Lean para saber de qué se trata! alkdsgskd xD

CAPÍTULO 10


Baekhyun estaba sentado en una banca del parque que se encontraba a unas dos cuadras de la casa de su madre, donde él seguía viviendo a pesar de querer independizarse; movía el carboncillo sobre su bloc de dibujo con la mitad de las hojas que originalmente tenía, estaba pintando a su único “cliente” regular: un misterioso y juguetón chico llamado Chanyeol. Se habían conocido unos meses atrás, cuando Baekhyun lo dibujó por primera vez, haciéndole una caricatura que se parecía demasiado a Yoda; esto le causó más gracia que disgusto a Chanyeol, quien regresó gustoso a la siguiente semana, y la siguiente, y la siguiente…


—Listo, ya está terminado, Chanyeol —proclamó Baekhyun, mostrándole una réplica bastante exacta al modelo.


—¡Estás mejorando mucho, Baekhyun! Este se parece a mí mucho más que los otros —exclamó sorprendido el otro—. Deberías dedicarte a esto, ¿por qué no vas a clases de dibujo o estudias Arte en la Nacional?


—No quiero —el mayor sintió la mirada acusadora de su acompañante y suspiró—. No soy de seguir órdenes, si mejoro al dibujar será por mis propios méritos.


—Sí, pero quizás--


—Nada de “pero”, Chanyeol; así que sólo toma el dibujo, agradéceme y nos vemos el próximo domingo, ¿está bien?


El más alto tomó la hoja recién arrancada del bloc de dibujo de Baekhyun y soltó un profundo y rápido lamento.


—Está bien, nos vemos.


Apenas Chanyeol se dio vuelta, Baekhyun comenzó a guardar su utilería de dibujante, preparándose para el infierno que le esperaba en su casa. Aunque una vuelta por la ciudad para demorarse un par de horas más no era tan mala idea. Vio el ocaso y después su reloj de pulsera: eran las seis de la tarde y realmente no tenía ganas de encerrarse en su cuarto; entonces decidió levantarse de la banca y dirigirse al centro de Seúl.


Byun Baekhyun tenía 21 años en ese entonces, tenía grandes habilidades en el dibujo y muchos se lo hacían notar, a pesar que casi no ganaba dinero de sus retratos dominicales o de sus webtoon one-shots que publicaba ocasional e independientemente; Chanyeol era el único que mostraba sinceramente su apoyo, porque su madre estaba muy decepcionada de su hijo y se lo hacía saber cada vez que podía recordándole la exitosa carrera de abogado que tenía su hermano mayor. Pero Baekhyun no iba a rendirse tan fácilmente con las palabras de su madre. Cuando el pelirrojo se ponía de malas, siempre salía a caminar hasta encontrar una tienda donde vendieran artículos de dibujo y compraba lo que le interesara o necesitara en el momento; justo en esos instantes en los que no quería estar ni cerca de su hogar, fue a la primera tienda que se le presentara. Terminó comprándose una caja de colores de madera y acuarelas y, al dar las 8 de la noche, se dispuso a volver a casa.


Apenas Baekhyun sacó las llaves de su hogar, tuvo un mal presentimiento.


—Con que ya estás de vuelta, Baekhyun —dijo su madre apenas vio entrar a su hijo.


El confundido artista cerró la puerta tras de sí mientras veía impactado la imagen de su madre sentada en el sofá de la sala con un par de maletas frente suyo.


—Hola, mamá —volvió a ver el equipaje—. ¿Quién llegó? ¿Baekboom? ¿Se quedará aquí?


—De hecho, hijo, la pregunta es quién se va —temiendo lo peor, Baekhyun no quería que su madre continuara hablando—. Estoy cansada de ese sueño tuyo de dibujar, ¿cómo rayos vas a encontrar un buen trabajo? ¿Cómo mantendrás a tus hijos cuando te cases? Bueno, eso suponiendo que alguien se llegue a interesar en ti.


La mujer se levantó de su asiento y caminó arrastrando las maletas del pelirrojo.


—¿Es en serio? —preguntó despectivamente el joven—. ¿A tu propio hijo?


—Te he dado muchas oportunidades y no has querido ceder ni una vez. No quiero mantener un hijo mediocre.


—Si ese es el caso, madre —el enfurecido chico tomó por la fuerza las maletas y se acomodó su mochila—, prefiero ser corrido de mi casa y desconocido por mi familia.


Y mostrando el orgullo heredado de su estirpe materna, Baekhyun agarró las maletas, salió a toda prisa de la casa y sólo se detuvo para abandonar su juego de llaves en la mano de la que ahora era la desconocida señora que lo crio. El único lugar al que se le ocurrió ir fue a un sauna que se encontraba a un par de calles de donde estaba. Esa noche, el joven Byun lloró enterrado entre su montón de ropa.


Habían pasado casi dos semanas desde que Baekhyun había llegado al sauna, cuando cierto chico alto y de orejas peculiares entró por la puerta del local y lo localizó con facilidad comiendo su ración de kimchi diario.


—¡Baekhyun! ¿Qué haces aquí?


—¿Chanyeol, qué haces tú aquí? —el dibujante enfatizó en el pronombre.


—Mi compañero de cuarto me echó porque según él soy muy ruidoso —apuntó el veinteañero—. ¿Y tú, Baek? ¿Qué haces aquí?


—N-no es muy diferente a lo que te pasó a ti… —dijo en un murmullo, conteniendo las lágrimas.


—Está bien —el alto se sentó de buenas a primeras enfrente del hambriento dibujante—. Compartiremos ese dolor.


Sin que Baekhyun pudiese reclamar algo sobre las acciones tan sorpresivas de Chanyeol, empezó a compartir involuntariamente su ración de comida con él. Bueno, la soledad había sido una tortura en todo el tiempo que había estado en el sauna, así que le vendría bien un rato de compañía con alguien conocido; mientras tanto, el chico de orejas peculiares se encargó de subirle el ánimo tan decaído que se traía el mayor. A diferencia de su primera noche allí, Baekhyun durmió acompañado por Chanyeol.


De hecho, lo haría durante los próximos días, en los que también le contaría su historia: su hermano, su madre, sus sueños destrozados… Todo.


Poco a poco iba acercándose a su nuevo mejor amigo y cuando menos lo espero, estaban acostados en su pequeño lugar del sauna hablando de cosas sin sentido, cuando alguien entró al local: dos jóvenes acudieron allí para que Jongin, el moreno de ambos, se disculpara por haber echado a su mayor del departamento; terminaron riéndose y recogiendo las pertenencias del más alto ante la mirada atónita de Baekhyun. El fallido artista ya iba a despedirse tristemente de Chanyeol cuando éste mismo hizo una pregunta que dejó boquiabiertos a todos.


—¿No vas a venir, Baek?


—¿Cómo que si viene? —preguntó Sehun, el castaño—. Hyung, ¿quieres que te llevemos a algún lugar?


—P-p-pues yo… —tartamudeó el interpelado.


—Baekhyun no tiene a dónde ir; él podría usar la habitación que nos sobra antes que se mude Sehun —se apresuró a explicar, para después poner su cara más inocente posible—. Anda, Jongin, di que sí.


—No es por nada, pero… —resopló el moreno— ¿pagarás tu parte de la renta?


—Yo pagaré en su lugar—ofreció Chanyeol sin darle tiempo a Baekhyun de negar o aceptar; al final, Jongin sólo le dedicó una sonrisa y estrecharon sus manos—. Bien, trato hecho. Recoge tus cosas, Baek.


*


—Baekhyun hyung se le quedó viendo raro a Chanyeol hasta que vio cómo se llevaba sus cosas al auto —terminó Jongin—. Vivió con nosotros unos meses y ambos fueron enamorándose; sin embargo, una compañía de webtoons encontró unas historias suyas y se pusieron en contacto con él.


—¿Por eso no se quedó con ustedes? —inquirió Xiumin.


—Eso y porque Baekhyun tiene un complejo sobre la dependencia —habló Kyungsoo—: él, al contrario de querer ser mantenido por alguien, quiere hacer cosas nuevas y explorar sus posibilidades. Como su madre siempre estaba encima de él, ahora necesita despegarse un poco de la presión externa al independizarse.


—¡Que hermoso! —sollozó infantilmente Luhan, sorprendiendo a todos los presentes.


—¿Luhan, estás--? —empezó Minseok.


—¡Gege, eso ha sido lo mejor que he oído en toda mi vida! —las lágrimas iban saliendo poco a poco de los ojos del ciervo—. La verdad es que los tres tienen unas historias muy buenas de amor, ¡incluso siento que se complementan entre sí! ¡Es una obra maestra del destino!


—Baja la voz, Lu —lo regañó Xiumin—. Lamento el escándalo que está causando.


—No hay de qué preocuparse —dijo Kyungsoo—. Ya sabemos lidiar con gente que sea así; Chanyeol se lleva el premio al más escandaloso de todos.


Entre cafés y galletas, los cuatro chicos fueron conociéndose un poco mejor y rieron bastante sobre las cosas nuevas que aprendían entre ellos. El ocaso iba dándole mayor terreno a la noche; cuando Jongin se levantó de su lugar, los dibujantes le ofrecieron llevarlo a él y a su novio, aunque igual prefirió caminar con Kyungsoo un rato más y dejarlo en su hogar antes de volver. Minseok entonces tuvo tiempo para pensar en el auto mientras manejaba y su acompañante tomaba una pequeña siesta durante el viaje; en cada luz roja, Xiumin veía el rostro angelical de Luhan sin discreción, haciéndolo pensar en los relatos que acababa de escuchar de su vecino: a pesar que no todas tenían un final precisamente feliz, no cabía duda que en todas había presencia de amor. Amor correspondido. Sehun conquistó a Soojung, Jongin fue acercándose a Kyungsoo, Chanyeol se preocupó por Baekhyun; ¿por qué no también tomar un riesgo y decirle todo a Luhan?


A la mañana siguiente, Minseok decidió hacer una movida con Luhan y le preguntó si podría acompañarlo a trabajar al departamento con Sehun; pensaba que así podría matar dos pájaros de un tiro: conocería mejor al chico ermitaño y aprovecharía el tiempo para acercarse a Luhan. El ciervo obviamente no pudo decir que no, así que dejaron el departamento y se encontraron con Baekhyun en la entrada del edificio de enfrente; en cuanto Luhan lo vio, no pudo contener las ganas de abrazarlo al recordar lo mucho que había pasado antes de ser un dibujante, Xiumin tuvo que separarlo y conducirlo adentro del complejo departamental.


—Hola, Sehun —saludó el pelirrojo como todos los días.


—Hola, hyung —respondió perezosamente el recién levantado castaño—. Luhan hyung.


—Sehun —dijo cortante pero divertido—. Hoy traje a Xiumin, espero no te moleste.


—Hola, Sehun —Minseok se presentó ante el indiferente muchacho.


—No hay problema por Minseok hyung —apuntó el castaño con una gran cantidad de ponzoña en la voz mientras cerraba la puerta de su departamento—. No puedo decir lo mismo de otra persona.


Aunque el ciervo sintió una punzada recorrer toda su espina dorsal y quiso asesinar ahí mismo al más joven, simplemente respiró profundo y se sentó junto a Baekhyun para continuar su trabajo. Mientras tanto, Xiumin se fue a la sala a colorear en su tablet. Sehun, al sentirse fuera de lugar, optó por conocer más al chico ocioso.


—Si te aburre saber lo que hacen Baekhyun y Luhan, puedes irte yendo de aquí —tranquilamente, Minseok le sonrió a Sehun.


—No es que me aburra, sólo no quiero estar cerca de Luhan hyung —respondió el más joven, resoplando—. Hyung, ¿cómo le haces para vivir con él?


—Ya te lo había dicho, ¿no? No puedo dejarlo sólo; si lo hiciera, moriría de inanición o cualquier otra cosa ridícula —el mayor reanudó su labor de colorear en la tablet, sin dejar de prestarle atención a su acompañante—. Luhan es como un niño: si algo quiere, lo tendrá, no importa cómo. Ya te sacó de aquí una vez, ¿cierto?


—Es un psicópata potencial, ¿no te da miedo? —el baozi negó, manteniendo siempre una sonrisa en el rostro; poco pasó antes que Sehun analizara las palabras de su nuevo amigo—. ¿Cómo sabes que quieren sacarme de aquí? ¿Ya les contó la historia Jongin?


—P-pues… algo así…


—Ah, ni te molestes en disculparte —Sehun aminoró el asunto—. Siempre han planeado cosas para arrastrarme afuera e incluso he cedido una que otra vez, pero…


—Pero… ¿qué?


—Pero… ahora que lo pienso… —el menor respiró profundo ante la mirada confundida de Xiumin— Luhan hyung ha sido el único que ha podido alejarme tanto tiempo de casa.


Minseok entreabrió la boca al darse cuenta de lo que estaba pasando a su alrededor, en especial con Sehun, quien estaba ganando color en las mejillas levemente y dirigía su mirada indiscretamente al lugar de trabajo de los dibujantes; ninguno de los dos parecía respirar en esos momentos de suspenso. Y cada pieza encajó en el rompecabezas de Xiumin.


Xi Luhan, Oh Sehun.


Uno es juguetón y de espíritu libre, el otro prefiere quedarse encerrado en su propio mundo monótono.


Uno disfruta de estar con otras personas, el otro necesita ser curado de sus antiguas heridas.


Al razonar las cosas, Minseok se dio cuenta de la fórmula perfecta que podrían formar ellos dos juntos, que ambos habían pasado más o menos un mes juntos en tanto se conocían, y que él definitivamente no tenía ni voz ni voto en ese lugar. En ese mismo instante, se dio cuenta que los celos que había sentido por Lay o por Kris cuando se acercaban a Luhan no significaban nada al lado de lo que empezaba a concebir por Sehun; por primera vez en su vida, Kim Minseok pudo ver lo que era tener un verdadero rival en el amor.

Notas finales:

¿Qué puedo decir? Minseok tenía que sufrir en algún punto de la historia, igual que todos los demás(?).

Nah, yo amo al baozi, así que me encargaré de recompensarlo cuando llegue su momento x3

Dejen sus reviews, con odio, amor, quejas, sugerencias o lo que se les ofrezca *w*

¡Nos leemos luego! ♥


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