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Ordinary Day por Kang Ji Hye

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Notas del capitulo:

¡HOLA! :DDD

Hoy intentaré darles doble actualización, pero si no es hoy, el lunes les daré capítulo nuevo c:

Esta semana estuve muy ocupada con proyectos e ideas sin pies ni cabeza, así que me tardé en escribir este capítulo; ¡y deséenme suerte en un concurso de one-shots! Quiero el premio... ;___;

Stephi, me diste la inspiración de la parte más crítica de este capítulo y me divertí mucho haciéndolo, ¡espero que te guste!

Zuki, perdona por no hacer la doble actualización como te dije que lo haría, pero a más tardar el lunes tendrás el capítulo 19 ;D

¡Disfruten!

CAPÍTULO 18


La alarma de su celular lo molestaba por cuarta vez en la mañana porque en realidad no estaba consciente de lo que presionaba en su móvil; probablemente a todo le hubiera puesto “posponer”. Su suéter aún tenía el olor de recién comprado a pesar de haberlo usado para dormir toda una semana, así que cuando aspiró todo ese aroma decidió levantarse. Talló sus ojos con un poco de fuerza, intentando sentarse en el borde de su cama torpemente en tanto intentaba mantenerse despierto; una vez que se aseguró que su cuerpo no le fallaría cuando se parara, pudo erguirse y estirarse para bostezar. Al lado de su cama se encontraba su traje para ir a trabajar bien planchado y acomodado, a lo que halló solamente una explicación.


«Luhan hyung…»


Sonrió débilmente y empezó a arreglarse para salir a desayunar. Una vez que terminó de vestirse y peinarse se dio una última checada en el espejo de cuerpo entero que tenía; lo desconcertó ver a un profesional parado donde se supone debía estar su reflejo. Dentro de sí, pudo sentir unas cosquillas que denotaban su confianza renovada. Salió de su habitación llevando de paso un maletín que contenía su laptop y su memoria USB por si necesitaba hacer algo con ellas en la editorial; el rubio caminó por el corto pasillo hasta su cocina, donde se hallaba su nuevo inquilino cocinando el desayuno. Caminó en silencio hasta sentarse en la mesa, esperando a que el mayor notara su presencia. De repente, escuchó cómo se le escapaba un suspiro al dibujante, por lo que supo que era el momento perfecto para molestarlo.


—Buenos días, Lu--


—¡¿Cuál beso?! —interrumpió el mayor, sobresaltándose como nunca en su vida; se volteó sonrojado, aferrándose a la taza que sostenía para servirse café—. S-Sehun… me espantaste mucho…


—Has de tener la conciencia muy intranquila, hyung —la sonrisa ladina de Sehun delataba sus intenciones—. ¿En qué estabas pensando para ponerte así?


—N-no era nada —Luhan le lanzó un plato con huevos estrellados y verduras hervidas frente a sus brazos, seguido de un vaso de jugo natural de naranja—; ahora cállate y come, es tu primer día de trabajo, no quiero que llegues tarde.


Cuando el chino le dio la espalda y se dirigió a la cafetera, Sehun encontró su oportunidad de sonreír dulcemente e incluso se coloró del rostro. Tomó el tenedor que estaba encima del plato y empezó degustar el desayuno que le había hecho el mayor: estaba delicioso, mil veces mejor de lo que él mismo pudiese hacer. Si así iban a ser todas sus mañanas, hubiera echado a patadas a Jongin y Chanyeol meses atrás por más que fuesen sus amigos; no lo iban a consentir así, ¿cierto? Una vez que acabó hasta las sobras de las verduras y la última gota de su jugo, Sehun tomó su maletín y se paró de su silla.


—Ya me voy, Luhan; gracias por hacer el desayuno y todo, estuvo delicioso —dijo, llamando la atención del mayor, quien casi escupe su café por el cumplido a su manera de cocinar—. Regresaré como a las 8.


—Muy bien, cuídate mucho.


Ambos chicos fueron acercándose a la puerta de entrada, donde Sehun agarró un abrigo que había adquirido con Luhan en su día de compras compulsivas; en el momento en que el brazo izquierdo del menor quedó atrapado por estar mal puesto, su acompañante le ayudó con delicadeza a ponerse bien la manga. Luego, quedaron frente a frente, viéndose  solamente escuchando cómo se movían las manecillas del reloj de la sala.


—Nos vemos en la noche —se despidió el más joven, viendo directo a esos ojos castaños que le fascinaban—. Si llegaras a necesitar algo, llámame.


—Sí, lo haré —respondió el dibujante, hipnotizado por la seria mirada de Sehun—. Que te vaya bien.


Sehun asintió lentamente mientras abría la puerta y recogía sus llaves de un buró cercano, dejando entonces a Luhan con las mejillas rojas y al cuidado de su departamento. En todo el camino, no pudo pensar en otra cosa que no fuera el muchacho que ahora se alojaba en el mismo lugar que él; muchas veces se preguntó a sí mismo por qué tenía que ser así y siempre obtenía una respuesta única: era Luhan quien le brindaba confianza para salir a la calle y enfrentarse a su propia desolación. El joven traductor tomó un taxi hasta la dirección del edificio de su empresa, el cual no reconoció apenas lo vio, porque cuando lo había visitado para pedir trabajo era un lugar pequeño y de pocas oficinas a diferencia de la gran estructura que estaba delante de sus ojos. En la puerta principal lo estaba esperando su jefe.


—¡Sehun, finalmente llegaste! —lo recibió abriendo los brazos para ceñirlo entre ellos.


—Buenos días, señor Cho —saludó secamente el rubio, intentando zafarse del abrazo.


—No me digas así, suena a que tengo 60 años y tengo… familia —el castaño soltó a su empleado e hizo énfasis en las náuseas que le causaba la infame palabra «familia»—. Dime Kyuhyun, pero si no te acostumbras sólo dime «jefe».


—Muy bien, lo intentaré.


—Pues, ¿qué esperamos? Tengo que presentarte a todos los que estarán trabajando contigo de ahora en más —ahora la mano de Kyuhyun lo guiaba desde su espalda—. ¡Vamos!


En el recorrido que hizo Sehun antes de entrar a trabajar en su oficina, supo que desde que había pedido su trabajo cuatro años atrás en la editorial, ésta había crecido por los tratos que Kyuhyun consiguió con otras firmas que incluían a exportadoras, importadoras y editoriales pequeñas; eso le permitió al ambicioso joven expandir el negocio que su padre le había confiado. En realidad Sehun no sabía el impacto de la empresa donde trabajaba, así que tampoco sabía el impacto que su propio trabajo también había tenido; cuando Kyuhyun le contó que los trabajos que usualmente le mandaba por correo electrónico no eran para su empresa sino para otras más importantes, se quedó perplejo. ¿Desde cuándo tenía tanta importancia lo que hacía? Al llegar a su puesto de trabajo, el rubio se encontró con otros dos chicos, más reconocidos por sus travesuras que por sus traducciones. Lástima que el pobre Sehun fuese dejado a su suerte por su jefe a sabiendas de ese “insignificante” detalle.


—Hola, novato, soy Lee Donghae; traduzco a japonés y chino —se presentó uno de ellos, dándole la mano en signo amistoso.


—Hola, yo soy Lee Hyukjae, pero dime Eunhyuk; soy el corrector de Donghae —dijo el otro estrechando la mano apenas terminó su compañero.


—Ah, yo soy Oh Sehun y--


—¡¿Oh Sehun?! ¿Eres tú? —exclamó Eunhyuk sorprendiendo al más joven—. Vaya… gracias a ti, Kyuhyun puede tener todo el séptimo piso para sí solo.


—Tus traducciones han sido lo que ha sacado a flote a la empresa con respecto a importaciones mundiales; nos iban a despedir hasta que hiciste la nueva edición de «El Principito», ¡fuiste todo un hit con eso! —explicó Donghae, planeando algo telepáticamente con su mejor amigo y cómplice en el crimen—. Sólo que… necesitas hacer algo antes de que podamos considerarte parte de la empresa.


—¿Qué? Llevo trabajando aquí desde hace tiempo y nunca escuché de eso —afirmó el más joven, dejando sus pertenencias en el escritorio que su jefe le había indicado que sería el suyo—. Además, Kyuhyun nunca mencionó nada de que tuviera que hacer algo.


—Es que nunca visitaste la oficina, por eso no sabes lo que nosotros hacemos —se excusó Eunhyuk, tomándole un hombro y con una expresión que mezclaba dolor y pena… falsos, pero los expresaba—. Me gustaría decirte que no tienes que hacerlo, pero es la tradición del Departamento de Traducción y todos pasamos ya por eso.


—Muy bien, ¿qué tengo que hacer? —aceptó inocentemente.


No sabía lo que le irían a responder. Donghae sonrió discretamente y reprimió sus carcajadas.


—Es sencillo, nada imposible de hacer —empezó el pelinegro ahogándose en su propia diversión—. Tienes que bailar.


—¿Eso es todo? —el ceño se le frunció al rubio—. Veo todos los programas de música que existen todas las semanas.


—Entonces no se hable más —sonrió Eunhyuk—. ¡Shindong, trae tu celular y las bocinas! ¡El novato va a bailar!


En tanto Hyukjae buscaba al dichoso Shindong, Donghae le iba indicando dónde iba a bailar Sehun, quien creía que tenía una ventaja sobre los demás oficinistas: se sabía los bailes de cada grupo masculino que estuviera de moda e incluso de otros más antiguos; tener a Jongin, un bailarín aficionado, como mejor amigo de toda su vida era de gran utilidad en esos momentos. Otras personas se conglomeraron alrededor del escritorio donde Sehun cumpliría su iniciación como empleado oficial. En cuanto Eunhyuk regresó con las bocinas, su amigo Shindong le hizo de DJ y puso a reproducir la música, con la que Sehun quedó perplejo. Era Something de Girl’s Day.


—D-Donghae sunbae, esto no está bien —se quejó desde su puesto en el escritorio—. Eso es para mujeres y es muy…


—Es la iniciación y una vez que te subes al escritorio, no bajas hasta que cumplas, no te darán espacio para que bajes; al menos no sano y salvo —le explicó en voz baja, divirtiéndose de los nervios del muchacho—. A todos nos pasó, no te preocupes.


El cínico guiño que le dedicó su mayor lo hizo entender que no tenía otra opción más que tragarse sus palabras y hacer lo que le habían indicado, entonces tuvo que mover las caderas mientras las chicas del grupo comenzaban a cantar. Se sentía sumamente avergonzado; sin embargo, hubo algo que lo distrajo lo suficiente en la misma canción. Cuando Minah hizo su primera línea, lo único que se le podía venir a la mente a Sehun era la voz de Luhan en la sala de karaoke, por lo que no sintió todo el peso de la vergüenza de saberse la coreografía completa. Sus compañeros de trabajo lo animaban como si estuvieran viendo de hecho a Girl’s Day; hasta Donghae y Eunhyuk se habían unido a la diversión en vez de concentrarse en tomarle video o fotografías. Al acabar la canción, todos aplaudieron, pero hubo una persona que resaltó entre todos.


—Él ha sido el mejor hasta ahora, ¿cierto? —le dijo Kyuhyun a Donghae, provocando que el corazón de Sehun saliera de su fantasía con Luhan.


—Lo ha sido —respondió el pelinegro—. ¿Recuerda cuando a Sungmin le tocó bailar Alone? ¡Quién diría que ahora es el secretario del CEO, Cho Kyuhyun!


El castaño quiso matar en ese momento a su empleado, pero se limitó a recordar su verdadero motivo de estar en el Departamento de Traducción y no admitir su tan rumoreada atracción por su secretario.


—Sehun, quiero hablar contigo, salgamos de aquí.


El joven bajó cuidadosamente del escritorio y salió de la sala que estaba inundada en un silencio incómodo, siguió a su jefe hasta quedar rozando su hombro con el otro; estaba sumamente nervioso, pensaba que había perdido su trabajo el mismo día que pisó el edificio.


—Jefe… —murmuró sin soportar más el suspenso—, ¿no me va a despedir… o sí…?


—¿Qué? ¡No! Claro que no —exclamó el mayor en tanto ponía una mueca de extrañeza—. Si es por lo que acaba de pasar, no te preocupes, siempre voy a ver las novatadas de cada Departamento cuando alguien es recién contratado; lo aguantaste bastante bien, a decir verdad.


—Eh… ¿gracias? —el rubio no sabía qué opinar ante la confesión de su superior, pero decidió ignorarlo eventualmente y hacer otra pregunta—. ¿Por qué me llamó entonces?


—¡Es cierto! Sígueme, Sehun —su jefe apresuró su paso y el interpelado hizo lo mismo para no perderse ni un detalle de lo que le quisiera decir—. Hace unos días finalmente logré que una pequeña editorial se aliara con nosotros y tenemos un gran proyecto en mente, ¡es realmente grande! Haremos tratos con Estados Unidos y China, lo que nos conviene mucho y necesito que trabajes con las que están a cargo del encargo que tenemos que hacer, ¿estás de acuerdo?


—¿No lo pueden hacer los otros? —inquirió Sehun, pensando que sería raro que le ofrecieran tal encargo.


—Llevas más tiempo trabajando aquí que el resto de los traductores y confío mucho en ti y tu eficiencia, por no decir que te pagarán muy bien —lo motivó Kyuhyun, deteniéndose en frente de una sala de conferencias—. Aquí está la reunión; ¿estás listo?


—La verdad no, pero bueno… hagámoslo —se resignó, dejando que su jefe abriera la puerta de la sala.


Ni bien empezó a examinar a los presentes de ese lugar, un malestar parecido a un golpe al hígado es estacionó dentro de sus entrañas.


Sehun pensó que quizás era mejor rechazar la gran suma de dinero que Kyuhyun le había prometido por su trabajo.

Notas finales:

¡Hagan sus apuestas! ¿Qué piensan que pasará de ahora en más? *---*

De una vez les adelantó que tendrán que esperar por la respuesta, porque no viene en el siguiente capítulo, les advierto *se esconde de las piedras*

A Sehun lo pusieron a bailar sexy, ¿cuántas quisieran trabajar en el Departamento de Traducción? Recuerden que tendrían que pasar la novatada y la aprobación del Evil Maknae ewe

Y también está creciendo la tensión entre Sehun y Luhan, porque sí: el beso no sale de la mente de esos chicos uwu

Por favor no me maten, debo traerles la respuesta ;AAA;

¡Nos leemos! <3


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