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Ordinary Day por Kang Ji Hye

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Notas del capitulo:

¡HE VUELTO! OwO

Lamento haber tardado un poco más de lo normal, pero mi inspiración no era la correcta y fue desesperante sacarme de ese trance; además que estuve ayudando a una amiga con un spin-off para su historia, luego lo revelaré kajsdgkjsdgh Y ya pasé los primeros tres días de trabajo escolar y espero no morir en el intento de publicar Ordinary Day, pues con este capítulo hemos llegado (por decirlo así) al clímax de la historia *^*

Este capítulo va dedicado especialmente a Stephi que se convirtió en el review número 100 del fanfic ;w; Por cierto, a quienes querían lemon, hoy tendrán su primera muestra de lemon HunHan ewe

¡A leer, disfruten! <3

CAPÍTULO 22

 

—Sehun, ¿qué haces aquí tan temprano? —dijo el mayor, subiendo la vista de la mesa del comedor, dirigiéndola al rubio que estaba parado frente a él—. ¿No tienes trabajo hasta las 7?

 

—Hyung…

 

El menor apenas pronunció el honorífico se arrodilló y gateó para quedar bajo la mesa del comedor donde trabajaba Luhan en su tablet; apenas encontró el regazo del dibujante, imitó a un gato y tiernamente frotó su rostro contra las rodillas, pidiendo atenciones. Luhan se rio ante el infantil gesto y empezó a hacerle mimos detrás de la oreja, justo como lo haría con un animal.

 

—¿Qué pasa? ¿Por qué te portas así de repente?

 

Mientras las delicadas manos de Luhan lo acariciaban, Sehun se abrazó de las caderas contrarias, quedando en cuclillas al mismo tiempo; la escena era tierna y ciertamente divertida de ver. Al menos eso pensaba Luhan. De un momento a otro, los ojos del rubio se posaron directamente en la mirada ingenua del ciervo y se posaron allí, inmóviles, sin expresión alguna. Antes que el chico de cabellos cobrizos pudiese abrir la boca para preguntar qué estaba ocurriendo, Sehun movió sus manos hasta la entrepierna del mayor y cínicamente lo acarició por encima de la ropa, provocando que Luhan se sobresaltara y soltara un gemido; intentó detener los manoseos del menor, pero sus muñecas fueron detenidas por las contrarias.

 

—Hyung… —la voz suplicante de Sehun relajó al dibujante lo suficiente.

 

Sus miradas se conectaron de nuevo, Luhan podía sentir cómo su cuerpo cedía a esa nueva sensación que el rubio le incitaba. Entonces los dedos del más joven viajaron al pantalón del ciervo y lo desabrocharon con agilidad y sin dudar un segundo, también se encargaron rápidamente de la bragueta, para así deslizarlo cuidadosamente hasta la mitad del muslo del mayor; la ropa interior sufrió la misma suerte de ser removida hasta cierto punto, cumpliendo así el lascivo objetivo de Sehun.

 

—¿Qué haces…? —gimoteó el ciervo.

 

Nuevamente fue interrumpido, pues la cálida boca del traductor fue directamente a su miembro y lo engulló de una sola vez, a lo que Luhan respondió con un suspiro cargado de excitación en todo su esplendor; sus ojos se cerraron y pudo sentir claramente cómo todo su cuerpo se estremecía ante la felación, sus manos se enredaron en los costados del cabello del menor para acariciarlo suavemente. De repente, sintió los labios secos, por lo que se relamió un par de veces entre los gemidos que daba. La lengua del rubio empezó a moverse más, asegurándose de que ambos disfrutaran del acto sexual que mantenían en ese instante, lo cual le fue contestado con varios jadeos por parte del mayor. Pronto, Luhan se percató de que los brazos del menor habían vuelto a ceñirlo por las caderas y ahora servían como un ancla para facilitar su vaivén oral. Sus manos, nerviosas por lastimar la cabellera rubia, vagaron hasta encontrarse con el borde de la mesa del comedor y la apretó fuertemente. Sus respiraciones y sus ritmos cardíacos estaban por los cielos, podían casi jurar que eran bombas de tiempo a punto de explotar; Luhan nunca se imaginó que su primera vez fuese así, mucho menos con Sehun. Él era su compañero de cuarto, era absurdo que tuviera sentimientos de esa índole por él… ¿o no? Realmente no llevaban mucho viviendo juntos, no podía considerarse que era su mejor amigo de toda la vida pero tampoco era un completo desconocido; quizás no era muy necesario, pero Luhan quería ponerle una etiqueta a su relación con Sehun, el problema era cuál era la más apropiada.

 

Mientras divagaba en su mente, sintió cómo se liberaba la tensión en su entrepierna y jadeó casi por instinto al sentir cómo la boca del menor abandonaba su miembro ya satisfecho de lo que tanto pedía; cuando bajó su cabeza, Sehun acercó su boca poco a poco a su cara…

 

*

 

Frotó uno de sus ojos con pereza, sintió cómo la luz de la ventana de su cuarto se colaba hasta alcanzar su cama, sus sábanas le cubrían medio cuerpo y estaban… ¿mojadas? En su vida entera Xi Luhan jamás había mojado la cama, ni siquiera cuando lo acechaba la peor de sus pesadillas; toqueteó la zona humedecida por encima de su ropa, esperando encontrarlo todo completamente líquido, pero para su sorpresa casi todo lo que tenía en la mano era viscoso y pegajoso. Sin embargo, esa no fue su única sorpresa, sino que también se encontró con que su miembro estaba erecto y estaba cubierto por la sustancia que su mano encontró.

 

Luhan era inexperto pero no idiota. En sus años de secundaria en China sus maestros les daban clases de educación sexual, así que conectó los fragmentos más recientes de su sueño con su condición matutina, concluyendo en lo más obvio: en 26 años de vida, Luhan finalmente había tenido una fantasía con alguien y esa fantasía había terminado en un sueño húmedo. Quizás no le daría tantas vueltas al asunto si el objeto de su ensueño fuera otro más que Sehun. Repasó sus pensamientos en la mitad de sus ensoñaciones, dándose cuenta de que también lo había pensado su subconsciente, aunque esos mismos fragmentos estuvieran borrosos. Suspiró una vez más y recordó lo olvidada que estaba su erección. ¿Y ahora qué se supone que debería hacer? Nunca le explicaron qué hacer en caso de despertar así, ni siquiera su padre, simplemente porque no le pasaban esas cosas, nunca hubo necesidad de tocar el tema; con la mano manchada en su propia esencia y la entrepierna con un creciente dolor, Luhan no tuvo otra opción más que recurrir a la masturbación. De nuevo, no sabía mucho de ello: las desventajas de estar apartado de ciertas situaciones humanas.

 

Al mismo tiempo que todo ese debate mental sucedía, Sehun se despertaba recién y se negaba a separarse de su preciada y cálida cama. Era domingo, el primero desde que había entrado a trabajar, aunque no estuviese tan agradecido por el hecho de estar desvelado. Todas las noches de su primera semana de trabajo fueron una tortura, el constante recordatorio de su colaboración con Jung Soojung; ¿no pudo haber sido con otra de las chicas? Él se sentiría más a gusto con Luna o con Sulli, incluso con Victoria o Amber. Y no es que tuviera miedo de reavivar sus sentimientos por ella, sino que Luhan lo pudiese interpretar de ese modo, aunado al hecho de que Soojung le causara cicatrices emocionales muy fuertes; pero con el dibujante a su lado, ¿de verdad había necesidad de preocuparse? Ante la pregunta, Sehun sonrió sutilmente para sí mismo y decidió ver a su compañero de cuarto, forzando a su cuerpo a levantarse de su lugar; se acomodó la pijama, limpió sus ojos de lagañas y peinó un poco su rebelde cabellera, al menos lo suficiente para que no pareciera que algo estalló frente a él. El rubio salió de su habitación esperando encontrarse con el mayor cocinando o haciendo cualquier otra actividad, pero solamente halló silencio después de la puerta de su recámara.

 

—¡Luhan hyung! —exclamó, extrañado por la ausencia del interpelado—. ¡Luhan hyung!

 

Caminó al cuarto del baño y tocó la puerta para evitarse incomodidades entre ellos, pero el mismo mutismo que abarcaba el comedor invadía el cuarto de baño; seguramente estaba en su habitación, tal vez seguía dormido o estaba entretenido con algo. Fuese el caso que se presentara, Sehun ya estaba en camino al cuarto de su hyung y abrió la puerta sigilosamente. Si no quería tener una escenita con él en el baño, había sido un gran error haber pensado que en la pieza de Luhan no lo habría: el dibujante estaba sentado en su colchón con los ojos cerrados y soltaba gemidos casi inaudibles mientras se masturbaba frente a la mirada atónita de Sehun. Claramente ya había terminado porque su mano ya tenía restos de haberse corrido anteriormente y estaba bajando la velocidad poco a poco, además que las respiraciones del mayor estaban normalizándose. Aquella imagen tan morbosa hizo que el intruso en la puerta retuviera el aliento, pero lo que definitivamente no esperaba era que sus ojos recorrieran de pies a cabeza a Luhan, tan solo para descubrir que había sido atrapado en el acto.

 

—¡¿Sehun?!

 

—¡Hyung, yo--!

 

—¡Cierra la puerta! —ordenó el mayor—. ¡Vete y cierra la puerta!

 

Sehun no dudó ni un momento en acatar las reglas que le había gritado Luhan. Un portazo fue la manera en la que ambos asimilaron lo que acababan de vivir, cada uno a su manera: el dibujante apenas había imaginado y soñado con el menor dándole placer, siendo pillado in fraganti; en tanto la otra parte simplemente no sabía qué pensar de lo que recién había presenciado. No era como si él nunca hubiese hecho algo parecido en el pasado, pero era extraño ver a alguien más haciéndolo, en especial si estabas desarrollando sentimientos románticos hacia esa misma persona. Como sea, tenía que decidir cómo actuar luego de lo sucedido.

 

Luhan se atrevió a salir de su habitación después de haber reflexionado unos veinte minutos bajo la ducha, quince minutos mientras decidía qué ropa ponerse y otros diez en los que discutió internamente con su conciencia. Sus inseguros pasos lo llevaron a la entrada de la cocina, donde halló a Sehun sirviéndose café con una serenidad increíble a comparación del estado en que él se hallaba. Ni siquiera parpadeó cuando escuchó la profunda voz del menor.

 

—No tienes por qué cohibirte, hyung —dijo sin dejar de darle la espalda al mayor—: todo fue mi culpa, debí haber tocado antes en vez de asumir que estarías dormido. Perdón por el escándalo. Tan solo pretendamos que nunca pasó.

 

La cabeza agachada de Luhan empezó a erguirse al escuchar esas palabras saliendo de la boca de Sehun, quien ya se había volteado para ver si respondía o no. Entonces, el dibujante rechistó.

 

—Eres un pequeño niño imprudente, ¿lo sabías? —el color le había regresado a la cara e incluso había soltado una risa en señal de tregua junto a su acompañante—. Muy bien, es justo que lo hagamos.

 

El mayor alzó la mano para sellar el trato, pero el rubio se detuvo milímetros antes de cerrar el apretón de manos.

 

—Antes de esto, quiero preguntarte algo —Luhan subió una ceja, intrigado por la duda que tenía el menor—. ¿En quién o qué pensabas cuando estabas tocándote?

 

—Eres un asco, Oh Sehun —la mueca que tenía concordaba con lo que acababa de decir—. ¿Para qué quieres saber?

 

—¿Era yo? —dijo al grano, aturdiendo los sentidos del mayor, quien pasó de largo a su interrogador y sacó del refrigerador un empaque de jugo de naranja.

 

—¿Qué te hace pensar eso? —cuestionó para evadir la obvia respuesta, buscando un vaso para servirse jugo.

 

—¿Tengo que decirlo en voz alta? —dentro de la mente de Luhan pasaba un remolino que le indicaba que el menor sospechaba algo de sus alucinaciones con él, pero una carcajada altanera lo hizo cambiar de opinión inmediatamente—. Es decir: mírame.

 

—¿Tengo que decirlo en voz alta? —imitó el tono arrogante del traductor en tanto pasaba el primer sorbo de su bebida por su garganta—. Eres un asco, sigue soñando.

 

Ambos rieron y fueron tomando asiento en el mesón de la cocina que les servía de comedor, se dedicaron a desayunar las frutas picadas que Luhan preparó en cierto punto de la mañana. Continuaron hablando de cosas que los distrajeran de su más reciente incidente, como la llamada que Sehun recibió de Jongin apenas éste terminó de mudarse por completo a la residencia de Kyungsoo o la visita que hizo Luhan con Baekhyun a la compañía de webtoons para ser felicitados por las primeras cinco mil visitas que había recibido su trabajo juntos. Una vez que terminaron de comer, el rubio se trasladó a la sala para ver televisión mientras el mayor lavaba los trastes de la noche anterior y del desayuno.

 

—Hyung, ¿me prestas tu tablet? —dijo Sehun apenas se aburrió de la programación de la mañana de domingo—. Quiero jugar algo.

 

—Claro, tómala —con las manos enjabonadas, Luhan le señaló la parte de arriba del DVD que tenían.

 

El emocionado chico agarró el aparato y lo desbloqueó con un simple desliz sobre la pantalla; buscó la aplicación 2048 para entretenerse un rato con ella, pero al fallar en casi todas las rondas, decidió husmear un poco en el impresionante trabajo del mayor. Ágilmente tocó la pantalla hasta llegar a la galería y abrir la carpeta de «bocetos». Pasó todos los dibujos que había hecho en la semana, entre los que se encontraban un par de adolescentes y otras criaturas míticas u ordinarias; les sonrió al notar cada detalle que Luhan les ponía, evidenciando su gran esfuerzo en ser el mejor. No obstante, aterrizó en un dibujo que quizás era preferible que no viera: era un retrato suyo dentro de un probador. Al no tener ni la menor idea de qué hacía allí plasmado su cuerpo semi desnudo, siguió explorando, sólo para hallar la foto original. La foto que le había tomado cuando habían ido de compras.

 

—Luhan hyung —lo llamó con firmeza y sin voltear a verlo—, ¿y si te dijera que me gustas?

 

El interpelado paró sus actividades de limpieza, tratando de digerir la información que recién había cruzado su canal auditivo.

 

—¿Por qué lo dices tan de repente…?

 

—Por favor responde, hyung.

 

Ninguno se volteó, los latidos de Luhan estaban acelerándose lentamente y Sehun movía sus ojos inquietamente.

 

—Eso no puede ser: somos compañeros de piso —un suspiro salió mientras el dibujante reconocía su punto de vista—. Yo no creo que alguna vez llegases a gustar de mí.

 

—Ya veo… —un silencio incómodo se formó hasta que el mayor volvió a hablar.

 

—¿Sabes? Xiumin me dijo algo parecido hace tiempo, esto casi se siente como un deja vu.

 

Sehun supo entonces que la verdad no vendría de los propios labios de Luhan, sino de la persona que mejor lo conocía: Kim Minseok, su mejor amigo y ex compañero de cuarto.

 

Notas finales:

¿Y bien? ¿Se lo esperaban? Luhan fue agarrado con las manos en la masa y ahora ha dejado a Sehun con un millón de cosas dándole vueltas en la cabeza, pero la clave de todo este melodrama será Xiumin *O* En fin~ Yo sé que luego de un par de capítulos me volverán a amar(?) xD

¡Hasta la próxima semana!


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