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Ordinary Day por Kang Ji Hye

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Notas del capitulo:

¡Les traigo una buena noticia con este capítulo!

Varias estuvieron muy al pendiente de nuestro bollito Xiumin en tanto avanzaba la historia y me pedían (o me rogaban) por la aparición de Chen, algo que originalmente no planeaba hacer sino hasta el epílogo del fanfic; pero gracias a que ustedes lo pidieron… ¡¡he aquí el debut del inmortal en Ordinary Day!! OwO

Además es especial porque lo escribí el día de su cumpleaños  <3

¡Disfruten el capítulo! *3*

CAPÍTULO 26


—¡Editor Kim! —gritaban del otro lado de la puerta mientras esta era aporreada con vehemencia—. ¡Editor Kim, abra en este instante o le irá peor!


El ocupante de la pensión se estaba preparando para montar una excusa lo suficientemente creíble para no haber escuchado los reclamos de la dueña del edificio donde se alojaba: buscó frenéticamente su celular, sus audífonos, los proyectos que debía revisar y se aventó en la cama con un aspecto de no haber salido en días; incluso revolvió un poco su cabello para parecer que estaba ahí desde hace horas. Sin embargo, la llave maestra de la dueña abrió la puerta, permitiéndole encaminarse al cuarto del chico de lentes de pasta gruesa.


—¡Señorita Ahn Haera! —exclamó con una sorpresa fingida en tanto se quitaba los audífonos—. ¿No conoce el concepto de privacidad? No recuerdo haberla dejado pasar.


—¿Y usted, editor Kim? —la furibunda chica, también de lentes, miró a través de sus cristales al joven Kim esperando derretirlo en algún punto del regaño que le daría—. ¿No conoce usted el concepto de pagar la renta a tiempo o al menos cubrir los tres meses que ya me debe?


Kim Jongdae o «Chen», de 24 años, editor de webtoons en una empresa relativamente conocida, tenía el mal hábito de malgastar sus inversiones al punto de quedarse sin dinero para su renta e incluso su comida. Su mejor amigo de la infancia, Byun Baekhyun, le daba cierto sustento cada que le pasaba un problema así; no obstante, debido a su reciente mudanza con su novio Park Chanyeol, debía cortar esa parte de gasto extra que se le presentaba. Chen estaba perdido.


—Sobre eso, señorita Ahn…


—¡No más excusas! —sumida en la furia, Haera desvió su mirada con indignación, quitándole las palabras de la boca al joven—. Lo siento, pero las reglas son muy claras y ya van cinco veces que hace lo mismo de no pagar hasta que le vengo a pedir el dinero; ya no puede seguir pasando.


—Pero, ¿a dónde iré? —declaró con desespero en la voz el editor—. Mi mejor amigo ya vive con su novio, mis padres están en Macao, mi hermano está casado… Señorita Ahn, por favor…


Mientras hacía su berrinche, Jongdae acabó por arrodillarse frente a su casera en señal de súplica; ella, por su parte, respiró profundo y miró despectivamente al endeudado chico.


—Este es el trato, editor Kim, así que escuche bien porque no lo repetiré —resopló, dándole esperanzas a su arrepentido arrendatario—: usted puede quedarse una semana más, pero debe prometerme dos cosas.


—Lo que sea, señorita —dijo Jongdae, teniendo fe en aquellas condiciones.


—Uno, debe encontrar un nuevo hogar durante ese plazo —el editor asintió—; dos, en seis meses quiero el dinero que me debe de renta.


—¡Ay, ¿por qué?! —renegó el castaño, parándose.


—¡Porque yo soy la dueña de este edificio! —refutó la chica, aterrando a Chen con la certeza de lo que dijo—. Podría echarlo en este momento, pero soy piadosa y le estoy dando tiempo hasta para pagar su deuda; así que siéntase con suerte y obedezca. Hasta luego, Kim Jongdae.


Sin importarle si el chico tenía algo por decir o reclamar, Haera simplemente salió por la puerta de entrada con una amenaza clara contra el editor, quien no tuvo ni tiempo de pensar en una solución antes de gritar para los adentros de su departamento; no sabía ni por dónde empezar.


—¡Baekhyun, me corrieron del departamento! —gritó apenas su amigo le contestó la llamada.


¿Volviste a comprarte cosas innecesarias, ChenChen? —un incómodo carraspeo fue la respuesta que el pelirrojo obtuvo—. ¿Y ahora qué fue? ¿Una figura de colección de Star Trek?


—No… —el castaño se removió en su asiento—. Fue de Star Wars.


¡¿Y para qué mierdas la quieres?! Ni siquiera te atreves a ver esas figuras.


—Darth Vader se veía tentador… Además decía que era de edición limitada, ¡tenía que comprarla! —se quiso defender.


No me extraña que te hayas quedado sin techo tan pronto —Chen podía ver el ceño fruncido de su amigo aunque estuviera del otro lado de la línea—. Bien, como ya sé que te negarás a tirar todas las cosas que te compras, te ayudaré a buscar un lugar dónde quedarte.


—Sólo tengo una semana para mudarme, ¿crees que puedas hallar algo rápido?


Más rápido que tú, sí —lo reprochó el pelirrojo por su pereza eterna—. Te aviso en cuanto sepa de algún lugar; me tengo que ir ahora, Chanyeol necesita ayuda con las compras. Hablamos luego.


—Adiós, Baek —se despidió el editor.


Derrotado, el chico se echó en su cama y se sermoneó mentalmente por sus errores administrativos en cuestión de su dinero y sus impulsos de comprador; al fin todas esas malversaciones estaban surtiendo efecto. Durante los siguientes tres días tuvo que aguantar la presión que le ejercían su casera, su trabajo acumulado y las diversas ofertas denegadas que hacía por los departamentos: ya empezaba a rendirse. Quizás no sería tan mala idea volver a casa de sus padres; existía la posibilidad de que no lo corrieran de allí cuando lo vieran… ¿A quién quería engañar? Su irresponsabilidad era la razón precisa por la cual lo habían echado de casa en la primera chance que se les apareció a sus progenitores, sería un milagro que alguien lo aceptara como compañero de cuarto.


—¡Chen, hazme caso! —el castaño sintió cómo lo golpeaban con un manojo de hojas, cuando reconoció la voz que lo llamaba, se dio cuenta que era Baekhyun—. ¿En qué rayos piensas que estás tan perdido?


—En que en unos días se termina mi plazo para buscar departamento y no he hallado nada suficientemente bueno para mi presupuesto —se quejó—. Baekkie, ¿qué voy a hacer?


—En primer lugar, dejarás de hacer berrinche como niño de primaria; ¡estás en tu oficina, por Dios! —le espetó su amigo en tanto miraba a su alrededor para asegurarse que nadie viera el lado tan infantil de su editor—. En segunda, te traigo buenas noticias de un espacio libre que hallé.


—¡Júramelo!


—Es cierto, te explicaré —mencionó el dibujante con aires de grandeza—: Luhan, el chico con el que estuve trabajando, se mudó con Sehun, el ex compañero de piso de Chanyeol; le comenté un poco de tu situación y me dijo que su amigo estaba buscando un inquilino más en su departamento.


—¿Dónde viviría? —se apresuró a cuestionar Jongdae.


—De donde vivía Yeol, el edificio de enfrente —siguió explicando el mayor de ambos—. Yo viví en esa zona por un tiempo: es barato, por lo que dudo que tengas mucho problema en pagar la renta.


—¡Gracias, Baekhyun! ¡Eres el mejor!


—Lo sé, lo sé; pero es en serio, Jongdae: no arruines esta oportunidad —dijo el pelirrojo mientras le entregaba la dirección del complejo departamental—. Mañana tienes que estar presentable y puntual a las 10 de la mañana para que veas el apartamento y conozcas al dueño, Kim Minseok.


—¿A qué se dedica? —preguntó curioso Chen, observando el papel que su amigo le había dado.


—Dibuja webtoon, así que no creo que haya mucha incompatibilidad entre ustedes.


Baekhyun sonaba muy confiado en sus palabras, así que Chen también mantuvo la fe en la declaración que le dio su mejor consejero y amigo; lo que no tomó en cuenta era que el joven Byun no conocía a fondo al dichoso Minseok. Esa noche, el castaño se durmió plácidamente, esperando encontrarse con alguien que se pareciera a los dibujantes extrovertidos y alegres con los que solía tratar en el trabajo; se despertó con grandes expectativas de su encuentro, pero no se dio cuenta que ya llevaba cierto atraso en su cita, así que tranquilamente tomó una ducha y se tomó su tiempo para elegir su ropa más adecuada para después salir hacia donde Baekhyun le había indicado. Caminó muy poco para llegar a su destino y prefirió esperar al ascensor para arreglarse de último momento en el espejo de aquel cubículo; al ver que estaba ya en el tercer piso del edificio, buscó en todo el pasillo su departamento correspondiente, tocó la puerta y esperó pacientemente a que alguien le abriera.


Entonces lo vio.


—¿En qué lo puedo ayudar? —inquirió un chico de ojos grandes y brillantes que vio fijamente a Jongdae, poniéndolo nervioso—. ¿Viene por lo del cuarto libre?


—¿E-eh? ¡Sí! Byun Baekhyun me comentó lo de la renta… —el hilo del pensamiento de Chen se desvió cuando el tierno muchacho dejó mostrar su pulcro aspecto—. ¿E-está Kim Minseok?


—Yo soy Kim Minseok.


Incrédulo, Chen examinó al joven que le había abierto: parecía un adolescente en plena etapa estudiantil que no podía ni matar a una mosca; al menos no con esa inocente mirada. Su blanca piel contrastaba muy bien con el suéter azul que se había puesto ese día para recibirlo, aunque la talla era notoriamente más grande por las mangas que cubrían casi totalmente sus delgadas manos. Y bien, o Jongdae se podía declarar muy distraído o Minseok era un fuerte distractor.


—Oh, hola, soy Kim Jongdae--


—Llega quince minutos tarde a la cita —mencionó el adorable chico con un semblante serio y un tono de voz algo severo—. Para mí es muy importante la puntualidad, así que espero que esta primera impresión se quede como eso: una primera impresión. Por favor, pase.


Sólo por una milésima de segundo, la imagen de Ahn Haera se cruzó por la mente de Jongdae, diciéndole lo mismo mientras firmaba su contrato por el departamento que arrendó con ella; entonces consideró que se había mudado de un infierno a otro, un infierno donde le exigirían exactamente lo mismo. Pero bueno, Xiumin era su única salvación.


—Gracias —tímidamente, Chen se quitó los zapatos que llevaba y entró a la rústica sala, admirando el completo orden de las cosas—. Es un departamento muy bonito.


—Gracias… creo; intento que todo esté en orden y limpio —el mayor subió los hombros y completó su frase—. Así soy.


Por primera vez en cinco minutos, la seriedad de Minseok se derrumbó y le dejó ver a Jongdae una sonrisa sincera del dibujante, casi forzándolo a encorvar sus comisuras de la misma manera que su guía departamental. Cuando el más bajo de los dos se presentó por completo, Chen pudo reconocer que ya había escuchado de su trabajo antes y que de hecho había estado en la misma conferencia de dibujantes de webtoon en la que Xiumin había conocido a Luhan, pero no pudo conocerlo porque tuvo que marcharse del lugar debido a que su madre era estricta sobre sus deberes y derechos en casa. Tampoco pudieron coincidir en el tiempo que ambos estuvieron en China porque Jongdae tuvo que mudarse de regreso a Corea poco después de ese acontecimiento, mientras que la estancia de Minseok recién había empezado. Los dos también encontraron intereses en común mientras platicaban con calma en el sofá de la sala, haciendo que Chen apreciara el lado más sensible y extrovertido del mayor. No era tan severo como había sonado hacía un par de horas.


—¿Y bien? ¿Cuándo podría mudarme? —soltó el editor una vez que vio la hora.


—Por lo que me dijiste de tu tiempo límite en tu otra pensión, supongo que si fuera dentro de los próximos días estaría perfecto —explicó Xiumin, levantándose de su asiento—. Compartirías cuarto conmigo; mis otros dos compañeros son pareja y… tú sabes… las cosas a veces se ponen incómodas…


—Entiendo, no te preocupes —lo interrumpió Chen, intentando ahorrarse la imagen mental de los dos desconocidos que mencionaba el mayor—. Supongo que eso sería todo por hoy, ¿cierto?


—Sí, te daré mi número para que me avises un día antes de que traigas tus cosas y tenga todo listo para que te instales, Jongdae —en un pedazo de papel improvisado, Minseok anotó su número de casa y de celular, especificando cuál era cuál—. Fue un placer conocerte; espero que podamos llevarnos bien en un futuro.


—Digo lo mismo.


Felizmente, ambos chicos se dieron un apretón de manos para sellar ese pequeño trato; luego, Xiumin acompañó hasta la salida a su posible arrendatario y despedirlo apropiadamente. En tanto, el castaño se sentía la persona más afortunada del mundo por haber encontrado a alguien tan correcto como lo era Kim Minseok. No dejó de pensar en su personalidad tan oculta que tenía el serio dibujante, causando una sonrisa inconsciente que le duró todo su camino de regreso a su pensión. La señorita Haera lo vio entrar muy alegre y admirando el papel con los números del mayor de ambos Kim.


—¿Ya encontró a quién robarle su techo, editor Kim? —preguntó con ponzoña.


Lo que ella no esperaba era que el chico la mirara y le respondiera de buena gana.


—Sí, supongo que sí.


Extrañada, la casera siguió haciendo su trabajo administrativo, dejando a Chen sumergirse en su alegría y en sus ansias de volverse a ver con Minseok de nuevo, permitiéndole descansar tranquilo mientras visualizaba la pacífica sonrisa del mayor.


Jongdae debía contratar un servicio de mudanza lo más pronto posible.

Notas finales:

Para la nota, Ahn Haera es en verdad mi beta-reader y dongsaeng: Loredechoishawotic, que de nuevo le agradezco por ayudarme con estas actus que me traen loca asjghkdjahsdgfsd xD

Como avance del próximo capítulo: Soojung seguirá haciendo de las suyas por conseguir de regreso el corazón de Sehun, ¿qué hará Luhan al respecto? Habrá que esperar la siguiente actu MUAJAJAJAJAJAJAJAJAJ

Por cierto, tengo una pregunta para todos mis lectores/as, en especial los nuevos: ¿cómo fue que empezaron a leer mi fanfic: de pura casualidad, alguien se los recomendó o lo vieron en algún lado o qué? xD No sé… me entró curiosidad por saberlo ;u;

En fin… ¡hasta la siguiente actu! :D <3


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