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Ordinary Day por Kang Ji Hye

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Notas del capitulo:

Doble actualización listaaaaaaa *___*

Y sí, ya les traigo lo que se merecen sagdflkdsagkasjdg Si pensaron inmediatamente en lemon, eso quiere decir que... ¡son unas pervertidas! lol

Pero es cierto: ¡finalmente nuestros chicos tendrán su recompensa!

Ahora, menos palabrería y más acción e_é

¡Disfruteeeeen!<3

CAPÍTULO 30

 

—¿Mamá? Sí, soy yo. Estamos bien, no te preocupes; pero aunque salimos temprano, la nieve lo cubrió todo en la carretera y ahora estamos estancados, dudo que lleguemos a tiempo para la cena de Navidad. Sí. Sí. Saluda a papá y a Monggu por mí; nos vemos en la noche —Jongin colgó su celular después de la rápida llamada y fue asediado de inmediato por la mirada de su prometido.

 

—¿Qué dijo? —inquirió Kyungsoo.

 

—Que estaba bien, que no importaba la hora en la que llegáramos —el moreno se acercó peligrosamente al mayor de ambos—. También me dio instrucciones específicas de cuidarte y que no enfermaras por tanto frío…

 

—Estamos en la vía pública, Jongin, ni siquiera lo pienses —dijo severamente.

 

—Entonces al menos déjame abrazarte —los penetrantes y estrictos ojos del joven Do hicieron que el menor se sintiera amenazado de muerte—. No haré nada más, te lo prometo; te juro que tengo tanto frío que no quiero ni moverme.

 

—Está bien, ven aquí.

 

Una ligera sonrisa hizo más cálido el gesto de Kyungsoo de abrir los brazos en dirección a su novio, quien no tardó mucho en acurrucarse en el pecho del bien abrigado pelinegro. Luego de minutos de completo silencio, Jongin habló.

 

—Hyung… —susurró sin atreverse a subir su rostro— hace un par de semanas, yo… renuncié a mi empleo…

 

Kyungsoo respiró profundamente y exhaló un vaho que hizo que el moreno tiritara de miedo.

 

—Lo sé, vi tus ropas en el cesto de lavado —confesó el mayor, sorprendiendo a su acompañante, a quien le dio una mirada llena de amor—. Conseguiste trabajo en la Academia de Baile, ¿cierto?

 

Jongin finalmente subió sus ojos hasta hacer conexión con los contrarios; acto seguido, ambos chicos sonrieron.

 

—De verdad me conoces, Do Kyungsoo…

 

—Es porque te conozco tan bien que me voy a casar contigo, Kim Jongin —el pelinegro fue quien acortó la distancia entre sus bocas, compartiendo un beso recargado de sentimientos mutuos—. Si bailar te hace feliz, esfuérzate y dedícate a ello para hacerte el mejor de todos.

 

—Lo haré —apenas terminó de hablar, el menor atacó esporádicamente los labios de su amado prometido—. Te amo.

 

—Te amo, Jongin.

 

Los brazos del moreno ciñeron la cintura del pelinegro y se acurrucó en su pecho, escuchando cómo su corazón bombeaba sangre tranquilamente, haciéndolo desear que la nieve nunca se derritiera y los dejara atrapados en el tráfico por un largo tiempo.

 

*

 

En la sala de la modesta casa Park-Byun estaba Baekhyun sentado frente a quienes podría etiquetar con toda confianza como «sus suegros»: los señores Park, quienes iban acompañados de su primogénita, Park Yura. El pobre pelirrojo se estaba esforzando mucho por explicarle la ausencia de sus progenitores a los padres de su novio evitando dar la historia de cómo había terminado su relación con ellos años atrás. Yura, quien estaba bien enterada por parte de su hermano de aquella situación, se aseguró de desviar la conversación lo suficiente como para poder marcharse a la cocina donde estaba Chanyeol sin dejar a Baekhyun en peligro de ser interrogado sobre el indeseado tema.

 

—Lo están haciendo bien, ¿cierto? —le dijo ella mientras el más alto servía el arroz que recién había hecho—. Baekhyun parece muy feliz contigo.

 

—¿Así lo crees? —se sonrojó Chanyeol.

 

—Sí, mi pequeño e ingenuo hermano —Yura pellizcó con simpatía una de las mejillas de su menor, jugueteando un poco con él—. Tú también has cambiado bastante desde que te enamoraste de él: maduraste por su bien y por el tuyo, ya no eres el niño egoísta que no me quería prestar ni cinco minutos la bicicleta.

 

La pelinegra le sacó la lengua a Chanyeol, para después ambos hermanos reírse por el borroso pero indeleble recuerdo.

 

—Sí, yo solía ser de esa manera, en especial contigo, noona —sonrió—. Pero ahora sólo puedo pensar en si Baekhyun estará bien, sea cual sea la decisión que tenga que tomar.

 

Los hermanos Park se rieron en un volumen considerablemente bajo en tanto el menor de ambos empezaba su labor de servir la comida en sus respectivos platos; callaron hasta que la curiosidad mató a Yura y se atrevió a cuestionar al otro.

 

—¿Baekboom vendrá?

 

—Sí, supongo que estará retrasado por la tormenta de nieve —apuntó Chanyeol, mirando hacia la ventana de la cocina, cuyo alféizar estaba lleno de escarcha —. Baekhyun se reconcilió con él hace unos pocos meses y me dijo algo muy útil al enterarse que yo era su novio.

 

—¿Qué cosa? —interrogó la mayor.

 

—Que la señora Byun tenía dos metas para Baekkie —el chico alzó esa misma cantidad en dedos—: que tuviese un trabajo bien remunerado y que se casara con alguien que lo amara sinceramente.

 

—¿Y eso qué significa?

 

Yura no captó de inmediato, pero cuando al ver la socarrona sonrisa de su hermano, abrió los ojos en señal de sorpresa, incapaz de componer una oración coherente en sus labios; fue por ello que optó por reír como siempre lo hacía mientras abrazaba al delgado cuerpo de su hermano con el único pensamiento de que la señora Byun quizás no tardaría en volver a hablar con su hijo menor, aunque lo haría con una nueva adquisición a su familia.

 

*

 

La nevasca afectó a gran parte de Seúl y sus ciudades más cercanas, haciendo que los autos se paralizaran en las carreteras y los viajes por tren o avión se retrasaran; es por ello que Sehun tuvo la oportunidad perfecta para quedarse al lado de Luhan, encerrados en su departamento para celebrar Navidad. El dibujante estuvo de acuerdo cuando le fue expresada aquella idea, así que prepararon una velada para ambos, donde Luhan cocinaba su mejor receta de pasta mientras que Sehun se encargaba de decorar el departamento acorde a la fecha. Cerca de que cayera la noche por completo, los chicos ya estaban preparándose para cenar juntos, cada uno en su cuarto. Cuando Luhan se sintió satisfecho con su aspecto, salió de su habitación y se dirigió a la cocina; ahí mismo se encontró con su novio. Ambos removían sus manos, fuese dentro de sus bolsillos o fuera de los mismos, también sonreían tímida e infantilmente como un par de adolescentes enamorados en su primer encuentro.

 

—Te ves muy guapo, hyung —inició Sehun, rompiendo el silencio entre ellos.

 

—Tú también, Sehunnie —respondió el mayor, sintiendo cómo su corazón se aceleraba por el cumplido.

 

—Ah… ¿Deberíamos sentarnos ya?

 

El rubio se volteó a señalar la mesa; Luhan esperaba ver solamente los platos servidos y ya fríos, justo como lo había dejado, pero esa imagen mental se destruyó cuando vio que el menor había puesto a calentar la cena que había preparado y que había puesto velas aromáticas sobre el centro de la mesa. Aquel había sido el mejor detalle que había visto en su vida.

 

—Sí, cenemos.

 

El dibujante se paró en la punta de sus pies y besó rápidamente los labios contrarios en agradecimiento por lo que había hecho; los dos sonrieron mutuamente y se sentaron a engullir la pasta que, a gusto del rubio, estaba sazonada a la perfección. El ocaso que lograba colarse por las pocas ventanas de la sala le daba un toque más romántico a la escena que se desarrollaba en el departamento de la pareja. Comieron acompañados por música lenta en volumen muy leve, durante ese tiempo también estaban comunicándose cosas con la mirada o con ligeros roces con sus manos; una vez que acabaron todo, el menor se levantó de la mesa y se paró justo al lado de su novio.

 

—Luhan —le llamó—, ¿bailarías conmigo?

 

—¿Tienes que preguntarlo? —el dibujante se levantó y le tendió la mano—. Claro que sí.

 

Sus cuerpos comenzaron a mecerse con la melodía que los abrumaba. La cabeza de Luhan se recostó sobre el hombro del más joven, mientras que éste abrazaba su cintura con delicadeza y revolvía la cabellera cobriza del mayor con sus respiraciones tranquilas. Pasaron los minutos y no tenían intenciones de detenerse, así que permitieron que el CD continuara reproduciéndose en tanto ellos se dedicaban a moverse al son de sus canciones. De un momento a otro, Sehun se separó un poco para poder ver el rostro de Luhan, conectando sus miradas casi de inmediato; luego, lo besó con sumo cuidado, siendo correspondido en el acto. Poco a poco, sus pies detuvieron sus movimientos, permitiendo que la pareja se quedara estancada en su demostración de afecto. En el mismo instante que las manos de Luhan decidieron explorar más allá de la espalda de Sehun, éste se separó con tanta calma pudo, viendo al otro con una pizca de preocupación en sus ojos.

 

—Luhan hyung, ¿estás seguro de esto? —su respiración ligeramente agitada reflejó su alteración momentáneamente—. ¿No crees que estaríamos yendo muy rápido…?

 

—Probablemente sí, pero la verdad es que no me importa, Sehun —contestó.

 

—Pero nosotros--

 

—Nada importa ahora, Sehun —musitó el mayor en tanto acariciaba los rubios cabellos de su novio—. Eres especial y estoy seguro que quiero hacerlo contigo.

 

—Luhan…

 

Si hubiese tenido tiempo para agregar algo más, Sehun hubiera aceptado a la propuesta de Luhan, pero lo único que pasó entre ellos fue un beso que manifestaba las necesidades que ambos empezaban a experimentar: las ansiosas manos del rubio apretaron el delicado cuerpo del dibujante contra el propio, profundizando en su contacto; los labios del chino le sabían a gloria y lo hacían desear cada vez más entregarse a él. Sin haberse coordinado antes, las piernas de ambos se tambalearon para empezar a recorrer el departamento, tropezando en su camino al pasillo que desembocaba en las habitaciones. Pasaron al cuarto del más joven, el cual estaba iluminado solamente por la luz de la Luna que atravesaba la ventana y la nieve acumulada en ésta. Con cuidado, el rubio se sentó en el borde de su cama justo cuando lo encontró, dejando que Luhan se pusiera en horcadas sobre su regazo mientras salía de los límites de sus bocas e iniciaba un recorrido de besos repartidos en el blanquecino cuello del menor; en un volumen bajo, a Sehun se le escaparon un par de gemidos ante los toques de su amante.

 

—Sehun… —durante su ronroneo, el dibujante acarició con una mano el pecho del rubio—. Hazme tuyo…

 

—Lo haré, hyung…

 

Atrapando los labios ajenos en un nuevo beso recargado de pasión, Sehun atrajo al mayor a sí mismo y, con un abrazo, lo acostó sobre él. Casi por instinto, sus manos desabrocharon la camisa tan pulcra del contrario, en tanto Luhan se dedicaba a ayudarle con sus ropas, quedando ambos con el torso desnudo en cuestión de segundos; el mayor sintió que un sonrojo subió hasta su cara en el momento que percibió los profundos ojos de su novio admirándolo.

 

—No me veas así—pidió, volteando su cabeza; no obstante, de poco le sirvió pues el menor lo obligó a mirarlo poniendo sus manos a los costados de su cara—. Es… vergonzoso…

 

—Lo siento si te incomodo, Lu, pero… —con delicadeza, Sehun bajó una de sus manos por el cuello y el pecho del mayor, deteniéndose en el borde de sus pantalones— de verdad eres lo más precioso que he visto.

 

Las extremidades del ciervo flaquearon ni bien escuchó esas dulces y sinceras palabras salir de la boca contraria, sintiendo un enorme anhelo por compensarle aquel cumplido que sonaba tan sensual en su ronca voz; apartando la pena, Luhan se abalanzó para besar a Sehun a la vez que daba ciertos vaivenes con sus caderas, aumentando las ganas del menor de arrancarle la ropa en ese preciso momento aunque se controló tanto como pudo. Los curiosos dedos del rubio desabotonaron la prenda inferior del mayor y la suya en segundos, abandonándolas en un punto cualquiera del piso; tan pronto como estuvieron en bóxer, cambiaron posiciones: ahora Sehun se encontraba arriba de Luhan, quien mantenía sus brazos rodeando el cuello ajeno. Sus miradas se reunieron. No decían nada. Incluso los jadeos y gemidos que soltaron anteriormente se interrumpieron en esa fracción de tiempo.

 

—Sehun… —susurró el dibujante.

 

Con sensualidad, el dedo índice del menor pasó por encima de sus labios y lo hizo callar, besándolo suavemente en cuanto vio la oportunidad de hacerlo. Para no espantar al mayor, Sehun empezó a tantear debajo de la ropa interior procurando ir despacio y con un toque que podía considerarse seductor, a lo que obtuvo una respuesta favorable: el cuerpo del ciervo se removía inquieto bajo el suyo y de su garganta se escapaban súplicas por más de aquellos íntimos roces. Fue cuando envolvió el miembro de Luhan en su mano que sus sentidos se desbocaron. Con un leve empujón de caderas, el rubio dio inicio a eso que tanto había esperado.

 

El elástico del bóxer de su novio descendió por sus piernas, siendo guiado por las temblorosas pero seguras manos del menor; una vez que se halló completamente desnudo, él mismo se encargó de dejar en los mismos términos a su amante, tomando aquella ropa interior que tan molesta se le hacía en ese instante. Ahogó un grito de sorpresa al ver el bien despierto pene de Sehun tan cerca de su virgen entrada; pensó en todas las maneras en las que podría ser desgarrado en dos por culpa del menor. El rubio se dio cuenta del sobresalto que distrajo a Luhan, por lo que volvió a dirigir su boca a la contraria, interponiendo su propio cuerpo en la vista del ciervo; procuró entonces relajar la mente del mayor extendiendo sus caricias por sus hombros y parte de su pecho, cosa que funcionó en cuestión de segundos.

 

—Te amo, Luhan —susurró sin despegarse de la blanca piel del otro muchacho.

 

—Te amo, Sehun —respondió el mayor, admirando cómo los ojos contrarios daban un espejismo de su acalorado ser.

 

Sin previo aviso, la punta del miembro del rubio tanteó el anillo del otro y entró un poco; un nudo se le formó en la garganta al dibujante, inevitablemente soltando una lágrima. Todo se detuvo otra vez.

 

—Lo siento —dijo Sehun, besando la gota salada que escurría por la mejilla del chico de cabellos cobrizos.

 

—No te preocupes —una mano de Luhan subió hasta el rostro lleno de arrepentimiento del otro—. Estoy bien.

 

A pesar de esas palabras, el menor decidió esperar un poco más y se quedó completamente quieto, esperando a que su novio se acostumbrara a su intromisión; un impaciente Luhan hizo un ademán con su cuerpo entero, dándole luz verde a Sehun para moverse libremente. De repente, no era nada más la punta de la hombría del más joven la que se hallaba dentro del dibujante, sino que se había introducido toda. El mayor no tuvo más reparo que gemir en voz alta y enfocar su mente al placer que le daba el tener a la persona que más deseaba consumando su amor con él. Nuevos besos fueron repartidos por los lugares que encontraba el par de amantes en la piel contraria mientras las embestidas en busca de placer comenzaban a hacerse presentes y cada vez con más rapidez, haciendo que las respiraciones de ambos se agitaran y delataran sus esfuerzos en pleno acto sexual.

 

La mente de Luhan se nubló y se concentraba en llamar el nombre de Sehun a gritos mezclados con gimoteos.

 

Los sentidos de Sehun se sofocaron y no percibía nada más que la piel desnuda de Luhan combinando con la suya.

 

Tantas sensaciones se arremolinaron entre los amantes que no supieron en qué momento llegaron al orgasmo, corriéndose primero el menor dentro del ciervo, mientras que éste tardó unos segundos más en hacer lo mismo. Con los espasmos y contracciones causados por haber alcanzado la cúspide del placer recientemente, la pareja se besó con cuidado; luego, se separaron apenas unos centímetros para observarse mutuamente directo a los ojos y sonreírse.

 

—Me vuelves loco, hyung —murmuró Sehun, pegando su nariz a la contraria—. Eres lo mejor que me ha pasado jamás.

 

—Lo sé, Sehunnie —bromeó con un dejo de arrogancia en la voz—: ahora soy tuyo y tú eres mío, ¿sabes? Ninguno tiene escapatoria.

 

Los brazos de Luhan atrajeron de nueva cuenta a su novio hasta reanudar su beso, como si confirmara lo que había dicho.

 

—Me alegra que sea así —dijo—. Te amo… Te amo muchísimo.

 

—Yo también te amo.

 

Un beso en la frente fue suficiente para relajar ambos cuerpos. Sehun salió por completo de la entrada de Luhan, permitiéndole soltar un último gemido por ese movimiento ciertamente involuntario pero necesario; se recostaron al lado del otro y juguetearon unos minutos más antes de rendirse a su inevitable necesidad de dormir.

Notas finales:

Este capítulo está lleno de amor ghei y trae algunas cosas que serán importantes un poco más adelante x3

¡EL HUNHAN TUVO LEMON! SJDHFGAKJSHDGFAAKSJDGFASDEFGLKJDSHFGKJHSDF Espero les haya gustado y si no, acepto sugerencias para futuros lemon (sí, dentro de este fic xD).

Y bueno... me da tristeza anunciar que desde aquí empieza la cuenta regresiva para el final de este fanfic que tanto amor le tengo :'c No quisiera que acabara, pero todo principio tiene su fin... /llora un río/ ;__;

Bueno, hasta la próxima actu, espero seguir viva hasta entonces(?) xD Al menos tener mi cuello mejor :'c

¡BESOOOOS!<3


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