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Ordinary Day por Kang Ji Hye

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Notas del capitulo:

Ya sé, ya sé: me tardé más de lo esperado 8c


No sabía de qué escribir y sentía que ninguna idea llegaba a mi cabeza de fangirl y tuve que ver muchos videos para inspirarme de nuevo e_e

En fin: este capítulo está dedicado plenamente al Kray porque casi no he hablado de ellos y se merecían una mención especial, ¿no? x3

Dejaré descansar a Sehun después de su secuestro y Luhan planeará otro mientras(?) xD

¡Ya, a leer!

CAPÍTULO 8

 

—Kris ge, ¿qué tienes? —el unicornio estaba viendo a su mayor inocentemente mientras este abrazaba a su peluche favorito, haciéndose un ovillo en su cama—. Se ve que estás muy deprimido.

 

—No es nada, Lay, sólo estoy intentando concentrarme… —murmuró el más alto, apegándose a su alpaca Ace.

 

—No mientas, gege, ¿qué te pasa?

 

—Nada, Lay —el insistente chico lo miró fijamente a donde fuera que Yifan volteara, acosándolo; hasta que hubo un punto en el que la respiración del joven dibujante se sentía a través de la alpaca de peluche y alteró desmesuradamente a Kris—. ¡Está bien, lo diré!

 

—Dímelo, ge.

 

—Hace unas horas me mandaron un correo de un pedido por otro webtoon, pero no tengo más ideas en la cabeza —el rubio levantó su vista al techo dramáticamente—. Desde «Fly High» nada ha sido igual.

 

—Cierto: el dragón que no podía volar y se hizo amigo de un lobo y una criatura desconocida… —los ojos de Yixing se tornaron blancos al recordar la absurda historia de su amigo—. ¿Por eso estás tirado acá?

 

—Pues… —el rubio asintió con algo de desesperanza; Lay se puso a pensar un poco.

 

—¡Ya sé! ¿El webtoon es para niños otra vez? —con una cara de obviedad, el más alto volvió a asentir—. Entonces agarra tu libreta de bocetos y acompáñame.

 

—¿A dónde?

 

—No te importa, sólo obedece.

 

Sin decir ni una cosa más, Kris tomó su libreta como dictó Lay, que había salido de la habitación que compartía el mayor con Luhan; se vio en el espejo y arregló el desordenado cabello que tenía de tanto dar vueltas en la cama. Luego recordó cómo la respiración de Yixing accidentalmente alborotó parte de su flequillo. Todavía estaba cálida esa parte de su cabellera, definitivamente el suspiro del unicornio se había impregnado allí…

 

—Lay… —susurró para sí mismo.

 

—Mande, Kris —preguntó el chico, apareciendo detrás de su mayor.

 

—¡¿De dónde carajo saliste?! —exclamó el rubio a punto de arrancarse el mechón de pelo que apenas estaba adorando por el aliento del menor—. Me espantaste…

 

—Como sea: ya tengo las llaves del departamento, Xiumin y Luhan se quedarán jugando con la consola, ¡vámonos!

 

Sábado, un hermoso sábado. Kris no dejaba de pensar en eso cuando al salir del edificio sintió una brisa invernal típica de mediados de noviembre acompañado por su olvidadizo y encantador compañero. Fueron caminando un par de calles y Lay siempre le señalaba los detalles más pequeños y brillantes de las calles: la luz solar que se colaba entre las ramas de los árboles que estaban perdiendo su follaje, los pequeños brotes de pasto que tenían la esperanza de salir entre el concreto, la refrescante brisa húmeda que se adentraba en sus pulmones… Todo lo positivo lo decía Yixing. Él se encargaba de decírselo desde que entró en depresión.

 

*

 

—¡Y me dijo que era un fiasco, que era un inútil! ¡Mis dibujos, dijo que eran un pedazo de basura! —lloriqueaba el destrozado rubio, apretando fuertemente a Ace—. Mis dibujos no son malos, ¿cierto?

 

—Gege… yo… —intentó consolarlo el más joven, pero no halló las palabras correctas para tranquilizarlo.

 

—¡¿Tú también, Yixing?! —gritó Kris, soltando aún más lágrimas—. ¡Mi mejor amigo ni siquiera cree en mí!

 

—¡No, no es eso--! Kris ge, tú… —el mayor seguía llorando, así que desistió en consolarlo; se levantó, salió de la habitación y le marcó a su mejor amigo en el mundo—. ¿Luhan?

 

¿Yixing? ¿Qué tal vas con Kris? —preguntó algo divertido el ciervo.

 

—No he avanzado nada: ha estado llorando al menos tres semanas desde que salimos del edificio de la compañía; odio ser su cuidador —resopló—. ¿Y tú? ¿Qué tal vas en la conferencia de webtoons? ¿Hay algo interesante?

 

Sólo que conocí a un chico, creo que se llama Xiumin; me habló sobre su trabajo y pienso que nos conviene conocerlo, pero eso lo discutiremos luego —dijo Luhan tranquilamente—. Lo importante es qué haremos con gege.

 

—¡Ya está! —exclamó un exagerado Kris, azotando la puerta de su habitación contra la pared—. ¡Renuncio al dibujo!

 

¿En serio? ¡Será un favor al mundo!

 

—¡Cállate, Luhan! —Yixing agradeció que no hubiese puesto el altavoz para hablar por teléfono—. Hablamos luego.

 

No consideró ni siquiera avisarle que colgaría, su misión era calmar a la bestia dramática en la que se había convertido Yifan; pero, ¿cómo controlar a alguien a quien seguramente se llevarían sin dudar a un psiquiátrico? El mayor iba gritando a los cuatro vientos que se convertiría en pintor profesional y superaría a Picasso, Monet e incluso a Da Vinci. A Lay le comenzó a doler la cabeza por soportar tantas locuras por semanas, así que hizo lo primero que se le vino a la mente para calmar los ánimos de Kris.

 

—¡Eres demasiado bueno dibujando! —mientras lo abrazaba, Yixing se acurrucaba en su pecho y lo ceñía por la cintura, lo que hizo que el mayor cerrara la boca en el acto—. Mi trabajo no es nada junto al tuyo, la creatividad fluye por tus venas, ¡ya quisiera yo poder transformar la realidad como tú lo haces! Yo sólo puedo dibujar lo que veo; gege, tú… ¡tú tienes un gran don artístico! Esos idiotas de la compañía no saben de lo que se pierden, puedes hacer algo más impactante, sólo tienes que buscar a la persona indicada.

 

Después de su discurso, el castaño rizado se quedó inmóvil, esperando la más mínima reacción del mayor aunque fuese más llanto. Ya sabría cómo manejarlo. Siguieron así unos minutos hasta que el cuerpo de Yifan empezó a temblar levemente y sus manos subieron al cabello del contrario, acariciándolo a un paso lento; Yixing realmente creyó que sería un momento muy conmovedor para él, pero una sonora carcajada hizo que su fantasía se desmoronara.

 

—Lo siento mucho Lay, pero nadie puede alcanzarme en eso; tendrás que aprender con el tiempo —el mayor estaba sonriendo de nuevo—. ¡Vámonos a la conferencia, averiguaremos mi vocación!

 

Yixing iba a negarse, pero se vio forzado a asistir a la conferencia en el centro de Beijing, donde conoció al dichoso nuevo amigo de Luhan: Kim Minseok, alias Xiumin. También, platicando con la gente correcta y haciendo buenas negociaciones, Kris estaba de nuevo en el mundo del webtoon. Para niños, pero estaba en el negocio de nuevo.

 

Zhang Yixing había logrado sacar de su depresión al grandioso Wu Yifan.

 

*

 

—¿Tienes mucho frío, gege? Estás muy rojo de la cara.

 

—No, no es nada —una vez que Yifan salió de sus pensamientos, se dio cuenta que estaban sentados en una banca de un parque infantil—. ¿Y qué hacemos aquí?

 

—Viendo a niños para que te inspires, ¿no es obvio? —el hoyuelo derecho se le marcó a Yixing mientras sonreía, lo que distrajo mucho al mayor—. Ahora saca tu libreta y comienza a trabajar; yo también lo haré.

 

Y dicho esto, ambos se apoyaron en sus piernas, moviendo lápices sobre sus respectivas libretas; Kris levantó la mirada hacia los juegos que tenía el parque, observando cómo unos chiquillos peleaban por el control de un pequeño castillo hecho de plástico. De pronto vio a un niño que le llamó la atención: estaba llorando, pero claramente tenía un carácter fuerte, porque aunque sollozaba y gemía no dejó de reclamar su puesto como dueño del castillito. Entonces una chispa se encendió dentro de Kris, lo que hizo que iniciara su proceso creativo y poco a poco dieron forma a un niño con unas armas de artes marciales, su cabello era completamente negro, le dibujó unas ojeras y estaba ridículamente vestido con un pijama de panda de cuerpo completo; además hizo anotaciones al lado de su personaje, dándole una personalidad muy frágil pero una apariencia muy ruda. Cosas como «sabe usar el palo de wushu», «llora cuando ve insectos» y «ayuda a quien se lo pide» fueron apareciendo ante el niño que llamó «Tao». Lay notó el brote de inspiración del rubio y se asomó curioso.

 

—¿Qué tal? ¿Te gusta? —inquirió el creador del dibujo.

 

—¿Es un mapache? Oh, espera, los pandas no tienen la cola tan larga —inclinó su cabeza—. Te quedó muy lindo, gege; yo también hice uno, lo llamé «Suho».

 

El menor levantó orgulloso la libreta donde se hallaba un niño vestido de armadura de caballero de la Edad Media, blandiendo su espada, de cabello un poco más claro del de Tao, con una sonrisa de oreja a oreja y rodeado con riquezas que prometían ser oro. En las anotaciones que también hizo Lay de su personaje mencionó que era amable, extrovertido, de buenos modales, caritativo y dispuesto a sacrificarse por los demás.

 

—¿Qué? ¿Es tu tipo ideal? —se burló Kris, mostrando una sonrisa traviesa.

 

—Pues… sí —respondió inocentemente el chico.

 

Algo se quebró dentro del rubio.

 

—¿A-ah sí? —dolido, buscó una manera de hacer que Lay sintiera lo mismo que él—. P-pues Tao también es mi tipo ideal: es alguien a quien se puede proteger, esperando lo mismo a cambio; tiene los pies pegados a la tierra, pero puede concentrarse en su realidad a la vez.

 

—Suho tiene buen corazón, le da lo que gana a sus protegidos, no se deja influenciar por nadie y no tiene miedo de demostrar sus emociones—respondió Yixing de inmediato—; no se puede pedir más, ¿o sí?

 

¡En la puta madre! Suho era todo lo contrario a Kris, Lay lo estaba describiendo tan orgullosamente que incluso sentía unas ganas tremendas de golpear la armadura del dibujo hasta el cansancio; es decir, ¿cómo ganarle a alguien que es el tipo ideal de cualquiera? Tan solo con el corazón de pollo que tenía anotado al lado, era suficiente para enfurecer a Kris; Suho era perfecto: era tan bueno que parecía ser…

 

—Lástima que es solamente un dibujo —soltó Yifan, quien se arrepintió de haber dicho eso en el mismo segundo que lo dijo—. No, es--

 

—Algún día hallaré a alguien así, yo lo sé, me he portado bien desde mis otras vidas —suspiró el menor.

 

El unicornio y sus ideas salidas de su propio mundo.

 

—¿Eso quieres, Yixing? ¡Deseo cumplido! —en un infantil reflejo, Kris tomó la libreta de bocetos de Lay y se colocó la cara de Suho como si fuera la suya, cambiando su voz por una más aguda—. Hola, Zhang Yixing, yo soy Suho y soy el hombre de tus sueños. Ven conmigo al País de Nunca Jamás, ¡toma mi mano y huyamos ya!

 

—No es gracioso, gege —le dijo seriamente el castaño, mirándolo despectivamente mientras estaba en una pose de querer volar, atrayendo la mirada de los niños curiosos—. Y a mí no me interesan los hombres, lo sabes.

 

Una punzada cruzó el pecho de Yifan. ¿Por qué? Lo único que Lay había dicho era la verdad. Nada de lo que había hecho o dicho era de buen gusto y ambos eran heterosexuales como cualquier otra persona podía serlo. Si era así, ¿por qué sentía que lo habían golpeado en el estómago y le sacaron el aire por completo?

 

—No aguantas nada, Yixing —dijo, devolviéndole la libreta—. Era una broma.

 

Recargó sus codos en sus piernas y continuó observando el comportamiento de los niños que ya no les prestaban atención, dejando que tanto su humor como el de su acompañante se relajaran. Tantas preguntas se arremolinaban dentro de su cabeza que pensó que se convertirían en una prisión propia. El gran Kris se estaba desmoronando y ni siquiera sabía por qué lo hacía si siempre se había llevado así de pesado con sus tres compañeros de cuarto; nada igual había sucedido ni con Luhan ni con Minseok en los cuatro años que llevaban viviendo juntos, hasta ahora con Lay. ¿Qué tenía de especial él de todos modos?

 

—Kris ge… —se volteó el interpelado, sintiendo cómo la mano de Lay lo tocaba suavemente; cuando giró la cabeza, el dibujo de Tao ahora estaba cubriendo el rostro del chico—. No te enfades, gege, Yixing nada más estaba bromeando; tienes que perdonarlo.

 

—No quiero, Tao. Que me lo pida él —el tono salió seco, pero Lay sabía que bromeaba.

 

—Gege, no te enfades conmigo —un puchero se hizo presente en los labios del menor.

 

—No estoy enfadado, Yixing —contestó Kris, revolviéndole el cabello al castaño y sonriéndole—. Volvamos a casa.

 

—¿Podemos ir antes por kimchi? —el rubio asintió.

 

Estaban dispuestos a irse, pero un par de niños de diez años tuvieron la maravillosa idea de perseguirse y correr sin fijarse por dónde iban; incautos, los dos dibujantes se pusieron en el trayecto de los corredores, haciendo que uno de los niños chocara con Lay, quien sería atrapado por Kris, cayendo juntos al concreto, uno encima del otro. El pequeño simplemente pidió disculpas y siguió huyendo de su compañero. Se fue sin saber que su accidental tropiezo hizo que los mayores se vieran fijamente a los ojos, incapaces de moverse, sin reaccionar a lo que sabían que estaba pasando.

 

No fue sino hasta varios segundos después que Lay se levantó y despegó sus labios de los de Kris, quedando sonrojado hasta las orejas.

 

Yifan, por su parte, no podía creer que había besado a su mejor amigo de toda la vida en la boca… y que lo había disfrutado.

Notas finales:

¿Y~? ¿Qué tal? ¿Les gustó el Kray? ¿Quieren que hable más de ellos en un futuro cercano o lo dejo para el final? e_e

Y bueeeno la próxima semana tengo exámenes, así que no creo actualizar en ese tiempo, pero juro que volveré con lo mejor que pueda ;____;

Dejen sus reviews con su amor o su odio, lo que sea que les venga antes a la cabeza xD

¡Hasta la próxima! ♥


P.D. Gracias a Andy por ser mi inspiración de nuevo x3333 El fic no hubiera avanzado de no ser por ella ;w;

...y también actualicé la portada del fic (la otra me dejó de gustar xD)


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